Idilio

Y en la noche, en medio de la nada, se quieren y se desean las cosas que jamás se tuvieron.

Se recuerdan momentos olvidados. Momentos jamás vividos. Experiencias que explotan en un segundo y consumen la mitad del universo. Experiencias que se apoderan del infinito.

En la noche, bajo el manto de la oscuridad. Protegidos por solo los recuerdos creados por la mente, las quimeras bailan al son de una canción olvidada por el tiempo.

Y entre paso y paso. Al medio de una danza perdida, las vivencias se convierten en idilios de los dioses. En sueños creados para complacer a los humanos que en algún momento los adoraron.

Y después de años de verdades a medias y realidades ignoradas, la noche parece traer consigo todo aquello que se ha callado.

Secretos que por generaciones se han mantenido a salvo. Sueños lucidos que inducen a la locura de los mejores hombres.

Son campos de batalla. Enemigos cegados por la oscuridad peleando entre ellos con espadas de estrellas. Guardando sus corazones dentro de cofres bañados en oro.

Luchas que empiezan y terminan por los idilios mortales.

Y por sobre todo, sentados en tronos de cristal, los dioses aplauden y protegen a sus propios héroes.

Mortales atrapados en un juego del cual no saben su existencia.

Reglas que se manejan sin el conocimiento de los interesados.

Antes del amanecer, los débiles caerán sobre esta tierra. Su sangre manchara los suelos que una vez adoraron.

Antes que parta la noche, las quimeras volverán a bailar. Se moverán entre los guerreros como si no comprendieran la violencia. Como si no fuesen capaces de asociar un idilio a algo más que serenidad.

Cuando se quieren y se desean las cosas que jamás se tuvieron, los humanos tienden a suplicar. A gritarle a cualquiera que escuche.

Tienden a gritar al cielo por una ayuda que no merecen.

Y es solo una parte más de esta tragedia que a los dioses les guste tanto jugar.

Cuando el tiempo avance hacia atrás y las horas decaigan en vez de aumentar, las estrellas explotaran sobre sí mismas en cálidos deseos.

Y será la tierra el único auxilio que encuentren los vencedores.

El único sustento que podrán tener ante la inevitable muerte.

Escribirán sus idilios con sangre sobre la tierra. Con las manos manchadas se acariciaran los rostros y se besaran los amantes por última vez esta noche.

Son deseos pasajeros. Realidades que se crean y se destruyen en un parpadeo.

En la noche, en medio de la nada, los guerreros miraran al cielo creyendo ver todo aquello que han perdido. Los dioses sonreirán desde sus tronos y las quimeras confundidas vagaran entre los cuerpos desnudos y ensangrentados buscando una nueva pareja para bailar.

En la noche, cuando se desea todo aquello que no se ha tenido, las únicas explicaciones para la realidad son la locura.

En el medio de estas guerras, de estas ilusiones nocturnas que buscan explicar todo aquello que los humanos son incapaces de entender, las emociones se unen para restaurar y desgarrar todo lo que encuentran a su paso. En un frenesí de locura. En una vorágine de sensaciones que solo enteras en este momento.

En el medio de este idilio, te perderás y volverás a nacer.

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