Dolor
Tengo heridas que sangran tinta. Heridas abiertas al mundo. Las tengo en las manos con que escribo y en los pies que me sostienen. También tengo abierto el pecho, casi en el centro, un poco inclinado hacia el lado izquierdo. Puedes verlo desde donde estas sentado, con tus ojos negros. Puedes ver el musculo subir, bajar, detenerse. Volver a empezar.
Tengo un dolor que vibra a través de mis venas. Recorre mis brazos, mis piernas. Cosquillea en mis dedos.
Tengo un entumecimiento en la carne. Un ardor indescifrable que se mueve por mi cuerpo. Que late cerca de mi cerebro. Que aprieta mi corazón.
Llevo sintiéndolo por más de dos décadas. Parecen varios siglos.
A veces es insoportable.
Son esas noches en las que no duermo. En las que siento arañas recorriendo mi piel. Uñas que arañan el vidrio.
Son esas noches en las que grito. Cuando todo esta silencio y mi voz parece ser ahogada por la oscuridad.
Son noches en las que tú me miras y sonríes. En las que te sientas con una copa de brandy y me dices que me amas.
Mientras me retuerzo. Mientras mi espalda se arquea y mi voz se desgarra.
Tengo un dolor en el alma.
Escapa por mis ojos. Se desangra desde mi mirada hasta manchar mi rostro. Mancha tus dedos cuando acaricias mi mejilla y tus labios cuando lo pruebas.
¿A qué sabe el dolor? Te pregunto. Pero no respondes. Es solo tu sonrisa lo que me devuelves. La misma sonrisa que me vienes mostrando hace décadas.
Impoluta. Intacta como una excelente mascara. Cruel como solo la bondad fingida puede serlo.
Me duele la piel donde tocas. Y donde no tocas el ansia se encarga de crear heridas. Hace mucho que aprendí que te encanta verlas. Es morbosa tu fascinación cuando las delineas, intentando escapar del rastro rojizo que parece perseguirte como un imán.
Incluso mi sangre te llama.
Tengo un dolor agonizante. Me mantiene en el borde de la vida y la muerte. A veces es implacable, me tira al suelo y me observa mientras me destrozo. Otras es silencioso, casi dormido. Son esas veces las que más temo. Parece un niño. Quiero consolarlo, abrazarlo, guardarlo dentro de mi pecho y que nadie lo toque. Son esas las veces en que peor ataca.
Te he preguntado mucha veces como acabar con él. Me has mirado y te has reído. Tan profundo y tan largo que he recordado de pronto porque te amaba.
Porque aun lo hago.
¿O tal vez sea el dolor? Tal vez mi amor por ti no sean más que ilusiones. Tal vez la fiebre que hierve en mi piel me cree sueños en los que tú existes.
Tal vez la locura que ronda en mi mente por fin se ha desatado.
Y el dolor no sea más que una secuela.
Tal vez por fin estoy despierta. Y lo que siento no sean más que los estímulos del mundo magnificados por mi cobardía a enfrentarlos.
Tal vez no seas real. Tal vez yo no lo sea.
Y tal vez, solo tal vez amor mío, se hace siglos como eliminar este dolor pero simplemente no he querido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top