45. No hay mal que por bien no venga
Jueves 30 de abril de 2020
Summer is coming
Pues sí, como diría la familia Stark de haber nacido en Marbella: se acerca el verano. Y yo me quiero mudar a un lugar fresquito en el hemisferio sur. O a Islandia, cualquiera me sirve. Nótese que me gusta cocinar, ocupo poco espacio, soy muy silencioso y me limpio mi propia caja de arena. Si alguien me acoge hasta finales de setiembre, se lo agradecería eternamente.
La verdad es que este viento caliente, salido de los mismísimos fogones de Mordor, no es normal para la fecha. Aquí hace calor, así en general, pero no tanto ni tan pronto. La verdad es que, junto con la música metal de un simpático vecino, el calor y el dolor de espalda son de las cosas que más me gustan para levantarme de buen humor. Ya si le añades un martillazo en la boca... día redondo. Que no eran ni las nueve de la mañana y me retumbaban las ventanas de lo fuerte que tenía la música. Que vive al otro puta lado del recinto de la piscina, y eso es bastante lejos como para que se escuche tanto.
¿Es que no es suficiente con estar medio lisiado? ¿Por qué la vieja loca del coño no se lio a golpes con el tío de la música? ¿Por qué todo siempre a mí? Yisus, es que me siento como Neville Longbottom.
En fin, así de bien ha empezado el día. Encima, al tomarme la temperatura esta mañana, tenía unas décimas de fiebre y me notaba los ojos un poco congestionados, aunque no sé si será del calor del demonio que hace, del cabreo por el ruido, o porque estaré incubando la rabia. Como sea, al sanitario que me ha llamado le he dicho que me encontraba bien. ¿Hice mal? No sé. Tampoco creo que hubiera cambiado mucho la cosa, porque, a menos que esté muriéndome (ok, igual un poco menos), no es recomendable ir al hospital; así que, eso, esperaré a ver qué pasa.
Lo que sí que me duele más es la espalda. De hecho, esta noche me he despertado un par de veces porque me ardía toda la zona donde me arañó la puta loca. ¿Supongo que es normal? No tengo ni idea, pero como cuando me han llamado me dolía menos (gracias, ibuprofeno), se me ha olvidado comentarlo. Estaré pendiente, por si me crece otro brazo o tienen que clavarme una estaca de plata en el pecho. Ya, ya sé que la plata es para los hombres lobo, pero, hombre precavido vale por dos.
Mi madre le contó en incidente a mi tía, pese a que le insistiera varias veces con que no lo hiciera, así que he tenido que ponerme al teléfono (cosa que detesto) y contarle, de nuevo, mi versión de los hechos; por si mi madre ha omitido la vaca mutante de tres cabezas o no ha exagerado suficiente la escena... Y, conociéndola, lo habrá hecho, y mucho. También me ha comentado (mi madre) que le preguntó por mí la chica esa que dije que me sonaba de vista, la misma que ayudó a incorporarme. No ella directamente, sino a través de otra vecina con la que sí hablamos; pero, no sé, me ha parecido un detalle por su parte molestarse en saber cómo estaba. Le dije que le diera las gracias. ¿Qué menos, no?
Lo «bueno» de esta situación, por ser optimistas, es que me han exonerado de toda actividad u obligación para con el cuidado de la casa. O, dicho de otro modo: como voy más doblado que el muelle de un balancín, me he pasado el día de la cama al sofá viendo Yutuff.
Por cierto, ha reaparecido la abuela mirona en la terraza de enfrente. Se ve que no tuvo suficiente con mi última interpretación del Lago de los Cisnes. Y yo que pensaba que me había librado de sus ojos golosos... Está claro que tendré que emplearme a fondo la próxima vez. Si es que en algún momento puedo volver a flexionar con un mínimo de dignidad, claro.
Por lo demás, la verdad es que la zona está sorprendentemente tranquila. Ayer y hoy han vuelto a aplaudir. Parece que los vecinos siguen acojonados después del numerito de lucha libre del domingo, y eso que la peor parte se la llevó un servidor. Es que no ha pasado ni un niño. Joder, si llego a saber que dejándome machacar la columna la calle se iba a quedar así de bien...
Si es que me tengo que reír por no llorar.
Hale pues, lo dejo aquí que no puedo con esta silla de mierda que me está destruyendo vivo.
Egun on.
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