11. Slugulus Eructo!
Miércoles 25 de marzo de 2020
Apocalypse, please
Houston, tenemos un problema. Varios, de hecho. Pequeñas, frías y viscosas babosas. ¡Y se están comiendo los rábanos y el pak choi! Justo ahora que estaba empezando a engordar las hojas... Anda que son tontas, ¿sabes? Hay un montón de césped a dos metros para hartarse, pero no, tienen que venir a mi jardín a comerse mis macetas. ¿Dónde está Hagrid cuando se le necesita? Mira, yo me cago en los gasterópodos, en la clorofila y en la madre que me parió también. Pues, ¿sabes qué? Que no me da la gana, que esta noche voy a salir a vigilar, y a todas las que vea se van derechitas a la hierba. En catapulta. Rellena de sal.
Por no quedarme solo con lo malo, lo cual ya es toda una novedad, si desperdician parte de su lamentable existencia arrastrándose para comerse mis vegetales, no me queda más remedio que tomármelo como un cumplido. No estarán tan mal, ¿no? Claro que también he leído que comen hasta residuos animales y plantas en descomposición.
No sé, yo ya no puedo más con tantas desgracias, ¿eh? Primero el secador y ahora las plantas. Que se acabe esto rápido porque ya está bien la broma. Que salga el becario con la cámara oculta de una puta vez y se dejen de intentos cutres del Show de Thruman.
La verdad es que hoy ha sido un día repleto de noticias catastróficas y apocalípticas, más de lo normal en estas últimas jornadas quiero decir. Si no venía yo ya con el cuerpo revuelto por la escabechina en mis rábanos, y la muerte de Carmen de Mairena hace unos días (un capítulo imborrable de la historia LGTB de España), resulta que ha entrado en escena un nuevo virus en china: el hantavirus.
No sé a vosotros, pero a mí el nombre me recuerda a Hamtaro, un manga muy adorable que trata sobre hámsteres, así que tengo sentimientos encontrados. Como sea, este tipo de virus se transmite a los humanos por medio de roedores infectados o mediante sus excrementos. Sin embargo, parece ser que su capacidad de contagio entre personas es muy poco probable, aunque no se descarta que pudiera darse si hay intercambio de fluidos y una carga viral importante (esto último lo he añadido yo, pero vaya, tiene sentido). Es aquí donde la noticia se ha puesto interesante, porque si algo hemos aprendido estas últimas semanas, es a dejarnos llevar por el pánico y no pensar con la cabeza.
¿Decepcionados? Yo la verdad es que un poco sí.
Pero, tranquilos, que la tierra se basta y se sobra para aniquilarnos si se lo propone. Aquí entra la segunda noticia catastrófica: un terremoto de magnitud 7'5 ha sacudido las islas Kuriles, en Rusia, situadas al norte de Japón. Y claro, ante semejante intensidad, se ha activado la alerta de tsunamis en un radio de unos 1000 kilómetros del epicentro, como en Hawaii, por ejemplo.
Vamos, que si esto no son clarísimos indicios de que se aproxima el fin del mundo, que vengan los jinetes del apocalipsis y, después de lavarse bien las manos y ponerse una mascarilla, que me lo digan. Pero bueno, que bien. Ya nos iba tocando, la verdad, que estamos haciendo mucho el tonto y desde la invención del microondas hemos ido, sin lugar a dudas, cuesta bajo y sin frenos. Nos ha llegado el momento cuando nos tenía que llegar: en el declive de la civilización. Carreras comerciales por ver quién consigue ponerle más cámaras traseras a un smartphone es un síntoma incurable de que hemos caído en el pozo más oscuro y profundo de la miseria humana. Además, los spinners y los niños rata son dos pecados por los que debemos pagar.
Nada más por hoy. Ya veremos con qué emocionantes noticias nos sorprende el mundo mañana.
Cuidaos, mientras todavía podáis.
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