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Mi piel sigue teniendo tu       necesidad.
Mis manos siguen buscando tu cuerpo.
Mi mente no sabe lo que es la paz. Sigo buscando sombra en el desierto.

(Dime quien ama de verdad) "Karen Méndez"

       

🎼🎼🎼

9.30 am

—¡¿No puedes estar hablando en serio?! —gritaba mi padre lanzando a los aires cuanto jarrón había en aquel lugar.

—No juego con esas cosas, primo...

—No me llames primo, ¡miserable!, ya no eres nada mío. Desde este momento te haré la vida imposible, nadie volverá a contratarte. Tu casa, tu familia, todo lo tuyo me pertenece. ¡¿Te das cuenta de que sin los Kang, los Moon no son nada?!

—¡Ya basta papá, déjalo hablar...!

—¡¿Hablar?! Este degenerado no tiene nada más que decir. No voy a permitir que se burle de ti de esta forma y salga impune. —Levantó su mano y la estampó directo y fuerte en el rostro de Jihu que, a pesar del impacto, no se movió ni un solo centímetro.

—¡Dios, Hanjung! —gritó mi madre y corrió a socorrer a su primo como yo misma tuve ganas, pero no me atreví—. Soy yo quien no va a permitir esa clase de violencia y mucho menos, delante de mis hijos —espetó, mientras observaba la piel que se enrojecía con rapidez, para luego dirigirse a mí—. Ivi, tráeme hielo de la nevera —me pidió y me apresuré a hacerlo.

—No se preocupe, Yuri —interrumpió el agredido en tono bajo.

—No es preocupación, hijo, es un deber. Somos familia, aunque a algunos se le olvide más fácil que a otros. —Le lanzó una mirada asesina a mi padre y este apretó su mandíbula, reprimiendo su enojo al verme volver al lado de mamá con un pequeño cubo de hielo en mis manos.

—Mujer, entenderás que no puedo estar de acuerdo con la estupidez que quiere hacer este muchacho y...

—¡¿Dónde ves tú la estupidez, Kang?! —chilló otra vez mi madre, tomando el pedazo de hielo y depositándolo en el rostro de Jihu que emitió un leve quejido—. Estupidez sería que se casaran y fueran infelices toda la vida.

—¡Pero ¿cómo carajos quieres que acepte esta repentina decisión cuando fue precisamente Jihu quien casi rogó por casarse con nuestra hija?! ¡Quien me juró que la amaba como a nadie y que estaba dispuesto a todo por hacerla feliz! ¡¿Qué rayos pasó?! ¡¿De verdad pretenden que me crea ese patético cuento de que los sentimientos cambian de la noche a la mañana?! —Papá se abalanzó otra vez sobre Jihu y mi madre y yo gritamos aterradas, pero en lugar de otro golpe, fue una lagrima lo que se desprendió del alterado Kang—. No soy ciego, tú estás enamorado de ella como un loco. Lo puedo ver en tus ojos, Jihu. Por favor, dime la verdad: ¿qué te hizo cambiar de opinión?

—Lo siento, señor, pero esa es la pura verdad... Todo era un plan para llegar a la presidencia de Moon-Kang. Solo... utilicé a Ivi para...

—No, Jihu, por favor, no digas eso... —balbuceé con el alma comprimida. Me negaba a creer que mi escudero fiel, fuera igual o peor que el resto de los mortales.

—Es cierto, Ivi. —Sus ojos cristalizados, su voz entrecortada, su respiración ahogada. Mentía con descaro, hasta un tonto podría darse cuenta.

—Salgan todos —ordené y mi padre bufó histérico.

—¡¿Estás loca?! ¿Para que pueda convencerte y te deje plantada en el altar? ¡No, no, no, mejor lo mato aquí mismo! ¡Te prefiero viuda que abandonada!

—¡Kang, dejalos hablar! —También ordenó el abuelo y lo miré asombrada—. Es su derecho resolver este asunto como pareja, aunque decidan, incluso..., dejar de serlo. 

—¡No, papá, no te metas en esto! Es mi hija y nadie puede impedirme que la defienda en un momento como este. ¡Ella no está sola! —Mi padre no pensaba ni por un segundo dar su brazo a torcer, pero ya imaginaba que el abuelo Kang tampoco se quedaría callado.

—¡Tiene veintiún años, Hanjung! y hace mucho tiempo que no necesita que la defiendas. De hecho... creo que nunca lo necesitó.

Mi abuelo me dedicó una mirada condescendiente y le agradecí con sonrisa triste. Aquel anciano había cambiado tanto, que ni en mil años de vida hubiera imaginado que vería ese amor en sus ojos para conmigo. Mi padre intentó volver a hablar, pero el viejo Kang se lo impidió, empujándolo fuera de la habitación. Mi madre tomó a Hanseong en brazos y me hizo un guiño de aprobación antes de dejarnos completamente solos... Todas las miradas aquella mañana decían demasiado...

—Jihu... —Me acerqué más y sequé con mi pulgar una lágrima que no resistió y corría por su mejilla—. Dime la verdad, por favor: ¿Qué fue lo que te hizo querer cancelar la boda? —Tomó mi mano y la quitó de su rostro, con ira, pero eso no me hizo detenerme—. Hace unos días dijiste que te casarías pese a todo y ahora vienes con esa tontería de que lo hiciste por la empresa. Sé lo poco que te importa Moon-Kang y por supuesto, sé lo que sientes por mí. No me creo esas tonterías de...

—Nunca imaginé verlo —susurró y me dió la espalda—. Nunca pensé que dolería así y no puedo soportarlo. —Lo tomé del brazo e intenté voltearlo para que me mirara a los ojos, pero se deshizo de mi agarre de la manera más brusca y comenzó a caminar como loco por la habitación. Se jalaba el cabello, se pasaba las manos por su rostro, negaba sin parar con la cabeza y... lloraba—. No encuentro palabras que describan lo que sentí —retomó su monólogo y yo seguía sin entender de qué hablaba—. Tuve tantas ganas de matarlo, de arrancarte de sus brazos y obligarte a corresponderme...

—Pero, Jihu, ¿de qué rayos estas hab...?

—¡Porque si él no existiera...! o si no lo hubieses vuelto a ver..., sé que llegarías a amarme...

—Jihu, no entiendo nada, pero ya hablamos de esto y sabes que nunca podría amarte de la manera que quieres. Yo...

—¿No entiendes nada? —Me miró de una manera terrorífica y sonrió cual asesino en serie—. ¿No podrías amarme de la manera que quiero? ¡¿Cómo rayos sabes que no podría lograr que lo olvidaras si nunca me has dado la oportunidad?!

—¿Oportunidad? Jihu, estas asustandome. Jamás me has gritado y de verdad no entiendo por qué estas tan alterado. Cálmate, por favor y hablemos como adultos razonables, pensemos bien las cosas antes de volver a encarar a mi padre.

—¡Qué irónico me parece todo...! Ni un solo reproche en tus palabras. —Ahora su sonrisa se volvió una estrepitosa carcajada—. Quieres saber por qué cancelo la boda, pero estas conforme con que no se realice. Es más, intentas ocultar tu felicidad, si embargo se te sale por los poros...

—¡Jihu, por Dios, ¿podrías hablar más claro?!

—¡Los vi! —vociferó más que con rabia, con un dolor agonizante en sus palabras. Se arrodilló envuelto en un llanto desconsolado, no obstante, no dejó de hablar—: Los vi... dormidos..., desnudos..., abrazados... —Me llevé la mano a la boca y mis lágrimas también salieron. No hacía falta más explicación, al fin había entendido todo—. Sus sonrisas de satisfacción en sus rostros... Aquel olor a sexo por toda la habitación donde comenzaríamos nuestra luna de miel esta noche... ¡Esta misma noche, Seong!... Mi alma y mi orgullo se desgarraron... No tienes ni idea de lo que siento ahora mismo...

—Jihu, yo...

—No hables, por favor... No digas ni una sola sílaba porque no sé si pueda escucharte sin convertirme en algo que no quiero.

Se levantó del suelo, dió unas cuantas patadas al aire. Puñetazos a la pared, gritos de impotencia, suspiros, sollozos, gemidos de lamento... Hasta que me vió y su semblante se suavisó. Sé que debí parecer confundida, aterrada quizás, y eso, lo trajo a la realidad. Secó sus lágrimas y arregló su traje. Yo no sabía qué hacer, las piernas me temblaban, sentía que en cualquier momento se acercaría a mí y me estrangularía con sus propias manos. No podría culparlo, no merecía menos después de hacerle tanto daño.

Cómo me temía se fue acercando, con lentitud, y yo solo sentía mis lágrimas correr, pero no atinaba a moverme, hablar... Nada... Tomó mi rostro entre sus manos y lo alzó. Lo miré con horror, sus labios a punto de tocar los míos...

No queremos... ¡No queremos!... ¡¡¡Nooo!!!

Como si hubiese escuchado la voz del grillo, me soltó y se desarmó en un suspiro de resignación que provocó en mí uno sonoro y de alivio.

—Espero que seas feliz, Seong... —recitó como si se tratase de una balada fúnebre—. Y perdóname... por no cumplir mi promesa...

Jihu se marchó dejandome la sensación de que no lo vería nunca más. Ver su espalda alejándose, sin poder explicarle nada, sin poder darle las gracias, sin poder pedirle perdón... me hizo sentir como el peor villano de la historia. Nunca pensé que podría ser la mala de la película... hasta hoy. Y nunca pensé que serlo podría hacerme sentir tan mal. Porque Jihu puso en mis manos todo lo que era. Me regaló su vida entera y confió en que podría vivirla a mi lado... Pero al marcharse... no la pidió de vuelta, en cambio, también dejó como último obsequio... los pedazos de su corazón que tan cruelmente rompí...

   

                                  

🎼🎼🎼

El elevador se me hizo asfixiante, el pasillo eterno, y la estúpida cerradura de aquella puerta, una tortura. Habían pasado apenas dos horas desde que había dejado al amor de mi vida tranquilamente dormido en aquella habitación y solo rogaba a Dios porque no se hubiera despertado...

—¡Yeongu! —llamé cuando pude entrar al fin, pero no había nadie.

Miles de dudas, temores, reproches, invadieron mi mente al instante...

—No lo entendió... ¿No me perdonó?

—Seong...

Volteé enseguida, mis lágrimas acumulándose en mis ojos al ver en la puerta a quién menos esperaba. Su mirada triste, con un poco de incredulidad. ¿Lástima? Su rostro decía todo y a la vez nada...

—¿Tae-Tae? —Mi amigo me abrazó con fuerza, haciendo que soltara un corto chillido. El dolor me consumió el alma en segundos. ¡¿Cómo podía haberme fallado?! ¿Cómo aquel estúpido diario no había podido hacerle comprender a Yeongu cuánto lo amaba?—. Se fué, Tae-Tae. ¡No entendió nada! ¿Cómo pudo no entenderlo?

Su silencio me convenció de que mi mayor miedo se hacía realidad y que ahora sí estaba sola... Sin Yeongu, sin Jihu y posiblemente, sin Taesung. No sabía si venía en calidad de hermano de Yeongu o amigo de Seong. ¡¿Pero acaso importaba?! En ambos casos seguro se sentía traicionado. En ambos casos... yo salía perdiendo.

—Me dijo que te diera esto... —Me apartó un poco cuando mi llanto cesó y me extendió un sobre.

—¿Qué es?

—Te dejaré sola para que lo leas. —Lo miré por un momento, una vez más no sabía qué decir. Tenía tanto miedo de perderlo también, pero él pareció adivinar mis pensamientos—. Tranquila, Seoni. No puedo negarte que duele que no hayas confiado en mí, pero... te amo demasiado... y eso borra cualquier otro sentimiento que pueda tener. Siempre estaré para ti, vuelvo en un rato...

Me dedicó una de sus sonrisas más hermosas y se marchó, dejandome el vacío, parcialmente lleno... Abrí el sobre y saqué lo que parecían ser cuatro cartas. Cada una tenía un número al pie de página y la última, era el uno, así que comencé por ahí:

—Toda las vidas, Min Yeongu. Te esperaré... todas mis vidas.

Ya no voy a decir nada T-T (Solo que prepárense para el final) Me contó un pajarito que ya va a llegar, que va a ser devastador y que no hay vuelta atrás ( yo no he dicho nada) T-T ¡¡¡Lloremos!!!

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