20
—¿A dónde iremos hoy? —indagó Tae-Tae, sacándome de mis pensamientos y haciendo que me quedara varada en un mar de dudas.
Por un instante miré a mi amigo a los ojos. No podía encontar nada más en sus pupilas que no fuera afectó puro, cariño sincero... ¿hermandad? El grillo tenía razón: Taesung me amaba de la manera más fraternal qué existía. Yo era como su hermana y él era como un hermano para mí. ¡Y me encantaba que lo fuera!
—¡A donde quieras! —respondí, feliz de tenerlo en mi vida—. ¡A la luna si me lo pides! —Hice cosquillas en su abdomen y ambos reímos.
—Solo tienes un año más que yo, Seoni. No eres lo suficiente responsable como para llevarme a la luna. —Su tono sonó dubitativo y confuso, y yo no pude evitar reír a carcajadas por su ocurrencia.
—¡Anda, loco! —ordené levantandome y ofreciendole mi mano para ayudarle a hacer lo mismo—. Primero desayunemos y ya luego decidimos qué satélite visitar.
Tae tomó mi mano haciendo pucheros y, resignado, me siguió hasta la cocina. Yo estaba rebosante de energía y dicha aquella mañana. No me había atrevido a dormir por temor a no poder despertar a tiempo y que, todos descubrieran a cierto gato en mi habitación. Sin embargo, me había pasado varias horas admirando cómo mi sexy novio dormía a mi lado. Verlo de esa manera fue un placer que no sabría describir. Iba mucho más allá de la felicidad y, creo que «querer» a Yeongu... se me estaba quedando corto... Antes de volver con Taesung, sobre las cinco de la madrugada, había despertado a Yeongu y le había pedido que se marchara, alegando que tenía que levantarme muy temprano para hacer algunos trámites. No me pareció sensato contarle que a pocos metros de mi habitación, me esperaba otro hombre al cual sí podría amanecer abrazada... Él bastante conforme, aunque con demasiado sueño, descendió por el tubo de la calefacción y se marchó.
7.50 am
El acostumbrado mensaje de buenos días de Yeongu llegó justo cuando sorbía el último trago de café, que pareció mucho más caliente gracias a las palabras que leyeron mis ojos. ¡Siempre tan fogoso! No pude evitar morder mi labio inferior por la calentura que comencé a sentir en todo mi cuerpo y, la mirada escudriñadora y para nada discreta de Taesung, no se hizo esperar.
—¿Quién te escribió? —preguntó mi amigo, abalanzandose sobre mí para intentar leer también, mas fui más rápida y bloqueé la pantalla de mi móvil, impidiéndoselo.
—¡Nadie, chismoso! Termina de babear el café y vamos.
—Sabes que no me gusta el café —refunfuñó, dejandolo a un lado y comiéndose la última tostada del plato de más de veinte que mamá había preparado. Creo que se las había comido prácticamente todas—. Y espero que ese «nadie» pueda hacerte sonreir así de lindo por mucho tiempo, Seoni. —Su mirada pícara y su guiño me hicieron sonrojarme a tal punto, que mi padre logró notarlo.
—¿Qué sucede, princesa? —indagó, mirándome a los ojos.
—Nada, pa, ¿qué va a suceder? ¡Que este niño pierde la noción del tiempo y llegaremos tarde!
—¿Pero no ibas a darle un paseo por la montaña?, no es necesario ir a una hora específica.
—¡Claro que es necesario! Quiero estar en Donghwasa antes que abran las puertas del templo. ¡A los que llegan primero les dan las paulownias más bonitas!
—No te preocupes, Seoni. Puedo conseguirte flores mucho más bonitas cerca de casa —sugirió mi amigo con la ingenuidad que lo caracterizaba.
—Pobre bebé, no entiendes nada. —Le apreté los cachetes y se quejó con un puchero—. Las de cerca de tu casa... ¡no son mágicas! Así que vamos. —Lo tomé de la mano y lo jalé para salir corriendo escaleras abajo.
—¡Tengan mucho cuidado! —gritó papá, creo que asomándose a la puerta ya que no miré hacia atrás. Convenía tener toda mi atención en la cuesta de la colina para no sufrir ningún accidente...
Durante el resto del día Tae-Tae intento sacarme un nombre, una edad, o cualquier información que arrojara alguna luz sobre el causante de mi constante alegría, pero mis labios estaban sellados. Mi insistente amigo era bien terco, mas yo lo era el triple, así que decidió dejarme por imposible y disfrutar del paseo y las hermosas vistas del Daegu, que veía tan pocas veces al año. El día fue con seguridad maravilloso, la compañía, exquisita...
El día de la despedida.
Domingo, 29 de agosto de 2010
10.00 pm
Hello, D:
He estado tan ocupada que ni me acordaba de ti. Estos veintiún días han sido perfectos, cada uno más especial que el otro. Entre las mañanas de extravagantes paseos con mi mejor amigo y las noches de intensas «cabalgatas» con Yeongu, me han hecho la persona más feliz de la tierra... Sin embargo, nada congeló el tiempo, nadie impidió que llegara el momento más triste del verano: El día que Taesung vuelve al pueblo donde vive con sus abuelos. El curso escolar recomenzará la próxima semana y entiendo que debía irse ya, pero por más que intento no sentirme mal, mi vida siempre queda medio vacía después de su partida. Ese niño es una parte tan importante de mí, que su ausencia me golpea demasiado. Lo peor es que el dolor se repite cada año y, aunque este que tengo también a Yeongu pensaba que sería diferente, la separación resultó ser igual de difícil... Hoy se podría decir que estoy en duelo...
El día raro.
Viernes, 5 de noviembre de 2010
10.00 pm
¡¡¡Holaaaaaa, D!!!
Sí, lo sé, ha sido un salto muy grande.
¿Que dónde rayos me había metido?
Pues, veras, el inicio de la segunda etapa del curso ha sido muy duro y...
¿Y para quién no?
Grillo, te agradecería en el alma que no te metieras. Esto es una conversación íntima con mi querido diario, a quien no le cuento nada desde hace un quinquenio y... y... ¡Me jode aceptar que el insecto tenga razón!
Esta bien, lo admito... y lo siento. La verdad es que he estado tan feliz que ni tiempo he tenido para escribir. Estos dos meses han sido los mejores de mi vida. Mi novio ha sido maravilloso, atento, detallista. No niego que por su culpa también he rebasado mi cuota de adrenalina y mentiras tratando de ocultar nuestra relación y sus constantes invasiones a través de mi ventana, pero... ha valido la pena. Nuestro cariño fue creciendo cada vez y nuestro deseo de estar juntos ha sido insaciable... Sin embargo, la última semana he notado que se ha distanciado un poco. No sé por qué y eso me tiene extrañada. Ni siquiera el incremento en mis tareas, ni mi agotador tiempo de estudio, ni mis exámenes, ni su extenso horario de trabajo nos había dificultado los encuentros. Sin embargo, desde el pasado fin de semana que nos vimos en el granero, sí, ese mismo granero de nuestra primera vez que se ha convertido en nuestro paraíso particular, no nos hemos vuelto a ver... Y hoy me sale con esto:
MY GLOW:
Necesito hablar contigo, te espero
a las 10 en el granero.
4:00 pm
YO:
Prometiste no escribirme en horario de clases, si me quitan el móvil será tu culpa. 🤭 Qué es tan importante que no puede esperar
a mañana?
4:02 pm
MY GLOW:
Solo ve, por favor...
4:05 pm
YO:
Esta bien 🥺 veré cómo me escapo. Llegaré, aunque sea tarde. Te quiero.
4:10 pm
¿Ya vez por qué te recordé, D? Lo sé, soy una hipócrita, pero ¿qué quieres? Tú siempre has sido mi confesionario, mi paño de lágrimas, mi lugar seguro para desahogarme y, fue tan raro que Yeongu me escribiera un viernes por la tarde sabiendo que estaba en el colegio, que me desestabilicé por completo. No sé qué rayos está pasando, pero desde luego, no me gusta y aunque ya he logrado tranquilizarme, no se me quita de la cabeza. Imagino que me extraña tanto como yo a él y que está loco por verme, así que por eso su desesperación por encontrarnos en el granero... Aunque pensándolo bien, ¿por qué en el granero y no en mi casa? Generalmente entre semana se cuela por mi ventana.
Ay, Seong, no le des más vueltas al asunto. Quizás te tenga preparada una sorpresa. Sabes que siempre que vas al granero te esperan cosas hermosas.
Es cierto, dejaré de hiperventilar, parezco tonta.
Los minutos que quedaban hasta la hora de salida del instituto se me hicieron demasiado largos. Mientas esperaba, se me ocurrió que al llegar a casa fingiría dolor de cabeza debido al periodo, así nadie me molestaría y podría idear un plan de escape... ¡Siempre funciona!
9.10 pm
Intenté escabullirme, pero cuál fue mi sorpresa cuando vi a mis padres, que siempre se acuestan temprano, haciendo una tertulia en medio de la sala con cata de vino y queso incluida. ¿Pero qué rayos es esto ahora? ¿Acaso el universo conspira contra mí? Volví en mis pasos hacia mi habitación. Debía auyentarlos e ir al encuentro de Yeongu, pero ¿cómo...? Los minutos siguieron pasando sin ocurrirseme nada y, después de la trigésima segunda vez que me asomé por la escalera, todavía se veían muy acaramelados y sin ninguna intensión de irse a dormir... Finalmente volví a mi habitación, derrotada, arrastrando los pies. Esta noche no veré a Yeongu y punto. ¡Es imposible! Una casa tan grande y que solo tenga una escalera para salir. Ni una salida de incendios, ni una rampa para incapacitados físicos, ¡nada!
Cerré la puerta enojada y me tiré al suelo, con las lágrimas a punto de salir y, de nuevo, esa sensación de ahogo. La luna brillaba en su punto más alto entrando por la ventana. La muy perra alumbraba todo el lugar, jactandose de su libertad, de que podía recorrer todo el bosque con su luz, en cambio yo, estaba presa en mi propia casa. Me levanté y me apresuré a cerrar la estúpida ventana. No quería que nada me recordara que por primera vez en mi historia, no asistiría a un encuentro con Yeongu, mas entonces la vi: mi vía de escape... Tan perfecta, tan cerca, tan... arriesgada... Sí, me refiero al tubo de la calefacción. La verdad, no quiero detenerme a pensar mucho... Bajaré...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top