Capítulo 9.
NATHAN.
«Ha pasado una semana más.
Una semana, en la que todo ha sido de lo más extraño.
Jade ha estado rarísima, desapareciendo a cada momento que tenía la oportunidad. Ryan todo el rato encima de ella, provocando que tuvieran algunas peleas durante la semana, donde ella le reprochaba que la estaba agobiando. Y por el contrario, Evan solo iba a lo suyo, como es de costumbre, pero sin embargo, me ha parecido captar ciertas miradas de reproche que Evan le dedicaba a sus amigos y que no he entendido para nada.
Y por consecuencia de todo esto, no he podido ni si quiera intercambiar unas palabras agradables con Ryan, (el único con el que había congeniado), ya que como he dicho, solo ha tenido ojos para Jade. Las únicas personas con las que he hablado estos días, han sido Vicky y Carlos, el cual, ahora sé que es su hermano y la verdad, ellos dos me parecen las únicas personas normales de esta casa.
Pero secuestradores y gente normal a parte, me alegra decir que esta semana he podido dormir por las noches. He sido capaz de establecer mis horarios de sueño y también estoy siendo capaz de controlar las preguntas que atormentan mi cabeza.
De hecho empecé escribiendo aquí una vez por semana, cada vez que me sentía agobiado y atormentado, como Jade me aconsejó. Pero ahora, pienso cambiar eso y he decidido que a partir de ahora, voy a escribir un rato cada noche, con el fin de desahogarme y dar las gracias por mantenerme bien psicológicamente cada día, a pesar de toda esta extraña situación que me está tocando vivir».
Dejo de escribir cuando el cansancio llega a mi. Y antes de quedarme dormido una vez más en el escritorio, cierro el diario y me levanto para irme a la cama.
A la mañana siguiente, me levanto un rato antes de que Vicky llame a mi puerta. Mi cuerpo y mi mente ya se están acostumbrando a los horarios de esta casa y el hecho de despertar todos los días a la misma hora, me lo está demostrando.
Cuando bajo a desayunar, me encuentro la misma escena de estos días pasados. Solo que esta vez, Ryan no se encuentra en la escena del desayuno, cosa que me extraña.
—¿Jade estás bien? —pregunta Evan, mirándola con una ceja alzada—. Se te va a derretir la galleta dentro del café.
Ella no para de remojar la galleta en el café de forma inconsciente, ya que su cabeza está en otra parte.
—Eh... —cuando por fin reacciona, la galleta se derrite, como era obvio que pasaría—. Buenos días, Nathan. —dice cuando me ve ahí, parado en la puerta.
—Buenos días. —musito por lo bajo, pasando mi mirada por encima de ellos dos. Pensando rápidamente en como se planteará el día de hoy—. ¿Y Ryan?
Jade bufa, con cierta ironía. —Trabajando.
Evan me da una mirada rápida y luego, vuelve a ella.
—Venga Nathan, siéntate de una vez y come algo. —me ordena y me extraña, ya que en el tiempo que llevo aquí, el parece el más despreocupado por los demás—. Jade.
—A mi no me vayas a decir lo que tengo que hacer. —responde ella.
Evan rueda los ojos. —Solo iba a preguntarte si quieres que te prepare otro café.
—No, no te preocupes. Está bien así. —dice, antes de comenzar a beber.
Evan suspira, sin apartar su mirada de ella.
"Joder, están tensas hoy las cosas". Digo para mi mismo.
Y toda esta situación, lo único que consigue es que yo me mezcle con esta tensión que se respira en el ambiente y no sepa como actuar o si debo decir algo. Aunque visto como están las cosas, creo que, mantenerme callado, será lo mejor.
—Señores, —Vicky aparece por la puerta de la cocina y los tres dirigimos la vista hacía ella—. El señor Holder me ha pedido que le haga saber, que esta misma tarde, tiene que salir a un viaje de negocios.
Jade no dice nada, pero su rostro parece atravesar uno dolido. Lo que me da a entender que posiblemente, Ryan no le ha dicho nada de su viaje con anterioridad y se acaba de enterar por el mensaje de Vicky.
¿Tan jodidas están las cosas entre ellos?
—Está bien, Vicky. —Evan es el encargado de hablar—. Muchas gracias. —Le sonríe a la chica y ella asiente, antes de marcharse de nuevo por el pasillo de fuera.
—Jade... —Evan mira a la chica sentada frente a él e intenta agarrar su mano sobre la mesa, pero ella la aparta repentinamente, como si eso le molestara.
—Estoy bien. —dice ella—. Está bien, todo está bien. —Intenta disimular una sonrisa y continúa con su desayuno, pero Evan mantiene una mirada preocupada.
Así que definitivamente, decido no abrir la boca en todo lo que dure el desayuno, porque si algo, a parte de toda esta tensión, puede cortarse con un cuchillo, estoy seguro de que rodarían cabezas.
Al acabar el desayuno, Evan hace lo típico de todos los días: desaparecer unas horas o tal vez todo el día. Jade por su parte, sube arriba y yo estoy dispuesto a hacer lo mismo cuando termine de tomar el café, para recoger el libro que dejé en mi habitación y llevarlo de vuelta a la sala-biblioteca.
Estoy en el pasillo de la segunda planta, a punto de entrar a mi habitación, cuando escucho las voces de Jade y Ryan, provenientes de la suya.
Escuchar conversaciones agenas en esta casa, ya se ha vuelto cotumbre para mi. Así que lentamente, decido acercarme a la habitación de ellos.
—Me dijiste que ibas a aplazar este viaje.
Oh, entonces ella si que sabía lo del viaje.
—Tenía pensado hacerlo, ya sabes que quiero estar contigo todo el tiempo. Pero no me estás dando más opciones, Jade. —Él hace una pausa—. Parece que todo lo que hago, te molesta. —Esta vez, es el turno de Ryan de parecer dolido.
—No me molesta... —murmura ella, mirándole con ojos cristalizados—. Pero te he pedido tiempo para comprender ciertas cosas, te he pedido espacio. Es mucho que asimilar para mi, ¿Eso lo entiendes?
—Lo entiendo, pero no puedo estar sin hacer nada, cuando estoy viendo tan claramente que no estás llevando las cosas como deben ser.
—No estoy volviendo a caer en los errores del pasado, Ryan. Te lo prometo. —Ella se acerca a él, quien está haciendo la maleta sobre la cama. Ryan se gira para mirarla y toma el rostro de Jade entre sus manos, ella coloca las suyas sobre las de él. —Te lo prometo. —repite.
—Confío en ti, ya lo sabes. Pero sé que todo esto te trae malos recuerdos y lo único que quiero es que estés bien al 100%, por eso he estado tan encima tuya estos días. ¿Eso también lo entiendes tú, verdad?
—Lo sé. —Jade susurra y asiente con la cabeza.
—Y como confío en ti y he estado tan... pero tan pesado. —resalta eso, haciendo que ambos se rían por lo bajo—. Creo que lo mejor será que haga ese viaje. Así ambos nos despejaremos un poco. Tú no tendrás que aguantarme todo el día encima y yo tendré tiempo de pensar y asimilar, igual que tú. —Jade parece flatear y mira abajo, con su respiración agitada—. Va a ser jodido para mi, estar lejos de ti en esta situación... Pero si estás mal, si sientes que se te viene todo encima, apóyate en Evan. Él también se preocupa por ti, Jade.
Jade mira al suelo de nuevo y suspira, como si no le hiciera gracia lo que Ryan acaba de decir.
Al final, por lo que he podido ver en tan solo un par de horas, va a ser verdad eso que pensaba sobre que Jade y Evan no se soportan. O por lo menos, ella no lo soporta a él.
¡Ah, así que mis sospechas eran ciertas!
Pienso emocionado de haber dado en el clavo en algo.
Puede sonar estúpido e infantil, pero si no hubiera llegado a estudiar la carrera de empresariales, me habría gustado llegar a ser detective privado. Es algo que jamás le he contado a nadie, pero algo que estando aquí dentro encerrado, está llamándome cada vez más.
Cuando vuelvo a centrar mi atención en la pareja dentro de la habitación, me doy cuenta de que se han reconciliado por el gran beso que están compartiendo tan apasionadamente y eso me hace apartar rápido la mirada y correr a mi habitación.
Al entrar, cierro la puerta a mis espaldas para no correr el riesgo de que uno de los dos salga y note mis nervios después de haber escuchado otra de sus extrañas conversaciones, de las que no entiendo ni la mitad de lo que están hablando.
Y entonces, al plantar mi vista en la terraza, me fijo en que desde ahí, puedo ver un poco más allá de los muros que cubren la casa. Y aunque lo único que consigo ver parece todo monte, no es eso lo que llama mi atención, sino que, en un camino que debe de ser por donde pasan los coches, está aparcado el coche de Evan, con él apoyado sobre una de las puertas, encendiéndose un cigarrillo, para después dar una calada y soltar el humo con un gran suspiro.
¿Así que es eso lo que hace cuando sale? ¿Fumar tranquilamente sin que nadie le moleste?
"En fin, allá cada uno con lo suyo".
Me pongo a buscar el libro en mi habitación. Es el cuarto de la saga del Corredor del Laberinto, así que ya solo me queda uno para acabar. Pero por desgracia, no recuerdo donde lo he dejado y empiezo a buscarlo como loco por toda la habitación, pero nada, no hay forma de encontrarlo.
Bajo de nuevo, pero esta vez, con la intención de preguntarle a Vicky si ella lo ha visto. Tal vez lo he olvidado en otra parte de la casa y no lo recuerdo. Y efectivamente, así es. Ella me confirma que lo dejé por la noche en la mesita del salón, justo al lado del sofá y ahí es donde lo encuentro finalmente.
En el rato que yo buscaba el libro, creí escuchar a Ryan y Jade despedirse desde la entrada de la casa y cuando ya lo he encontrado y estoy dispuesto a salir de aquel gran salón, me parece escuchar un llanto, proveniente de la sala de los libros, a la que iba dirigido.
Conforme me voy acercando a esa puerta blanca, el llanto se hace más fuerte y es entonces cuando a través de la ventana que hay al lado de la puerta, puedo ver a Jade...
Por un momento, me debato en si debería de entrar o no. No sé como le va a sentar que interrumpa su momento de desahogo, pero a la vez, siento que necesito hacer algo para hacerla sentir mejor. A pesar de estar aquí por su culpa, puedo ver a través del gran llanto que la hace estar mal, que ella también es una persona humana, que necesita consuelo de vez en cuando. Y según las extrañas conversaciones que he podido escuchar estos días entre Ryan y ella, se ve que por el motivo que sea, no lo está pasando muy bien.
Así que al final, después de estar pasarme cinco minutos parado detrás de la puerta, debatiéndome entre entrar ahí o no, al final, lo hago.
—¡Estoy bien! —ella gira su cabeza rápidamente al escuchar entrar a alguien y del mismo modo, se seca las lágrimas de sus mejillas con el dorso de su camiseta—. Ah, eres tú, Nathan... —Su tensión parece desaparecer cuando me ve.
—Sí... —digo, algo inquieto—. ¿Quién pensabas que era?
—No sé... Evan, tal vez. —se encoge de hombros y se suena la nariz con un clinex.
—Por lo que he podido notar... —digo, acercándome a ella, para sentarme a su lado en el sofá, pero con cierta distancia en medio de ambos—. No te llevas muy bien con él.
—No es que no nos llevemos bien. —Ella murmura—. Es... complicado, ¿Sabes? —Su voz es lenta y baja, pero al menos ha dejado de llorar.
—Ya, creo que lo entiendo.
Ella no dice nada más, así que pregunto. —¿Estás bien?
Ella se ríe de forma irónica. —Estoy estupendamente, ¿No lo ves?
Yo me río con ella, porque me resulta extraño que no me haya echado de allí a patadas o me haya mandado a la mierda. Ni si quiera sé porque, pero veía a Jade como una chica bastante fría, a pesar de no haber tenido conflicto alguno con ella, desde que decidieron encerrarme aquí dentro.
—En serio, sé que no tienes motivos para confiar en mi. Puede que pienses que solo quiero ganarme tu confianza para escapar o lo que sea, pero si necesitas desahogarte, puedes contar conmigo.
—No, Nathan, no creo que sea necesario...
—Jade, —Dudo en si decir o no lo que se me pasa por la cabeza, pero realmente estoy jodidamente necesitado de saber que pasa, por entender algo de lo que sea que ella y Ryan traman. Así que al final, digo lo que creo que la hará darse cuenta, de que puede confiar en mi—. Estos días he escuchado conversaciones... que has tenido con Ryan. —Ella pone cara de asombro y se levanta con rapidez, llevándose ambas manos a la cabeza—. ¡No te preocupes! La verdad, no he entendido absolutamente nada y no quiero tampoco que me lo expliques... solo te lo digo para que veas que no... oculto nada, que no busco una forma de escapar, que estoy afrontando esto de la mejor manera que puedo...
—Vamos, Nathan. También sé que te colaste en el despacho para llamar a tu novia. —Ella se cruza de brazos—. ¿Y ahora me vienes con que has escuchado conversaciones privadas? ¿Y pretendes que confíe en ti?
—No pretendo que confíes en mi, solo que te desahogues, si es lo que necesitas.
Ella suspira y noto como su respiración está acelerada. Se lleva una mano a la cara, dudando. Y de repente, me doy cuenta la de cambios de actitud extraños que ha tenido todos estos días.
La última vez que vi a alguien así, fue... a mi madre en su último embarazo.
Espera un momento...
Los cambios raros de actitud, su malestar de estómago la semana pasada, lo arisca que ha estado últimamente y el hecho de que Ryan esté todo el día encima de ella... las extrañas conversaciones...
"—Así no es como me habría imaginado esta situación, lo confieso.
—Créeme cuando te digo, que yo tampoco".
De repente todas las piezas cobran sentido en mi cabeza, como si fueran piezas de un puzzle.
—Jade, ¿Estás embarazada? —Tal vez solo sean suposiciones mías, pero mi instinto y mi máxima curiosidad, hacen que lo pregunte así, sin más.
Ella pone cara de sorpresa de nuevo, tensándose y mirándome, completamente descolocada.
—¿Cómo te has dado cuenta?
—No hace falta ser un lince, supongo. —Eso es lo que digo, pero lo que realmente estoy pensando, es:
"¡Bien, Nathan! ¡2 de 2! ¡El instinto de detective está por las nubes hoy!
—Mierda, mierda, mierda... —Jade comienza a dar vueltas por toda la sala, con el dedo pulgar entre sus labios, pensativa.
—Pero no entiendo...
—A ver, Nathan. Me tienes que prometer que no se lo vas a decir a nadie. —suspira y vuelve a tomar asiento a mi lado en el sofá—. Por favor... —su voz parece suplicante.
—Tranquila, no es como si hablara con mucha gente en esta casa. —me río nervioso, porque no entiendo que tiene de malo, como para querer ocultarlo. Y porque tanto misterio en referencia a ello.
—Bueno, ya sabes. No se lo digas a nadie. Ni a Vicky, ni a Carlos... ni si quiera a Evan.
—¿Evan no lo sabe? —pregunto con una ceja alzada. Pensaba que Ryan y él se lo contaban todo.
—No, no lo sabe y es mejor que siga siendo así.
—¿Pero por qué?
"Cállate, Nathan. Sus motivos tendrán y no es asunto tuyo".
—Quiero decir... —carraspeo—. ¿No se supone que esto es algo bonito, en la vida de cualquier persona? ¿Cuál es la necesidad de ocultarlo?
Ella no dice nada. Solo me mira y ladea su cabeza, entrecerrando sus ojos.
—Tú solo hazme caso, por favor.
—Está bien, guardaré tu secreto y así te demostraré que puedes confiar en mi. —asiento con mi cabeza y ella sonríe.
Me parece una sonrisa entre aliviada y honesta.
—Gracias. —suelta en un suspiro.
—Supongo que a esto se deben tus cambios bruscos de actitud de estos días.
—Sí, eso creo. No sabes lo mal que estoy llevando todo esto de... las hormonas. —Niega con la cabeza.
—Ya decía yo que estabas más rara de lo normal. —vacilo, pero luego recapacito—. Bueno, lo siento, no es como si yo supiera si eres más o menos rara de costumbre, porque no te conozco de mucho antes, pero... —digo con nerviosismo y ella lo nota y se ríe.
—Tranquilo, tranquilo. —Jade dice con voz calmada—. Tienes razón, no es que sea una persona muy normal de costumbre, pero esto —bufa y echa su espalda sobre el respaldo del sofá—. Me está pasando factura.
—Y yo no es que sea experto en embarazos, de hecho, no tengo ni la más mínima idea sobre el tema. Pero ahora que se ha ido Ryan, —Recuerdo lo que he escuchado decir a Ryan rato antes, sobre que se apoye en Evan si se encuentra mal. Y como a ella eso no le ha hecho gracia—. Puedes desahogarte conmigo, si no te encuentras bien. Como acaba de pasar ahora.
—Aún no tengo muy claro eso de si debería de fiarme de ti... —Jade parece dudar, torciendo sus labios y mirándome pensativa, pero al final, me sonríe de nuevo y asiente con la cabeza—. Pero muchas gracias, Nathan. Lo tendré en cuenta.
Es la primera vez que mantengo con ella una conversación más allá de un par de palabras, sin contar aquella vez que estaba ya todo planeado en el avión. Y me gusta pensar que aunque no confíe en mi, al menos he podido ayudarla a que deje de pensar en eso que la atormentaba, que no sé si tendrá que ver con su embarazo o simplemente será cosa de las hormonas. Pero sea como sea, ya le he demostrado que quiero ayudar. Y no sé porque, pero siento que con ella las cosas van a ser más fáciles, después de haber tenido esta conversación.
Entonces me doy cuenta de que, teniendo buen rollo con Ryan y después de haber empezado la que podría ser la primera de más conversaciones necesarias con Jade, solo me queda ganarme la confianza o al menos, el afecto, del que, ahora, me parece más difícil de los tres: Evan.
Y sinceramente, no sé si lo voy a tener fácil.
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