Capítulo 10.
«Haber descubierto uno de los secretos de Jade, ha hecho que de alguna forma, comprenda un poco lo extraño de estos días pasados. Y a pesar de que no entiendo el empeño que tiene en ocultar su embarazo a los demás, tengo esperanzas en que al menos, confíe en mi para apoyarse en sus momentos difíciles o que incluso, me cuente un poco más sobre lo que sea que esconden.
Otra cosa que sigo sin entender, es el porque han decidido ocultarle esto también a Evan, cuando se supone que son tan amigos. Vale, tal vez Evan y Jade no compartan una buena relación, pero él si que lo hace con Ryan, después de todo. Y sinceramente, también lo he visto preocupado por Jade durante estos días.
Pero si algo me va quedando claro con el paso de estas semanas, es que a pesar de estar secuestrado, sin poder salir de esta casa, el entretenimiento es algo que viene solo. El hecho de convivir con gente que no es muy normal, al final va a ser entretenido después de todo».
Dejo de escribir cuando me entran ganas de ir al baño. Pero una vez que me encuentro caminando por el pasillo, escucho sonidos extraños, provenientes de la habitación de Evan.
Sonidos que parecen... ¿Gemidos?
De primeras decido ignorarlo, pero cuando vuelvo del baño en dirección a mi habitación y el sonido se hace más fuerte, me doy cuenta de que no son imaginaciones mías.
"Así que Evan si que tiene a alguien por ahí, de quien no quiere hablar..."
O eso, o es alguien que ha traído un día para divertirse sin más.
Sea como sea, no es asunto mío, así que vuelvo lo más rápido que puedo a mi habitación.
3 días después.
Estoy tomando mi café de la mañana, con Evan sentado frente a mi leyendo el periódico.
Jade hace rato que decidió irse al despacho, pidiéndonos expresamente que nadie la moleste.
—¡Vaya, Nathan! Voy a tener que felicitarte. —dice Evan riendo, haciéndome fruncir el ceño.
—¿Y eso por qué?
—Desde que decidiste llamar por teléfono a tu querida novia hace unas semanas, las noticias han ido disminuyendo los rumores sobre tu desaparición, hasta que ya ni si quiera se habla de ti. Eso ha sido un trabajo maravilloso. Y creo que tengo que darte las gracias, por parte de los tres.
Ruedo los ojos, porque al final resulta que les he hecho un favor. Pero al menos, me alivia saber que si en la prensa ya no se habla de mi, es porque mi familia ya no está preocupada buscándome.
—¿Dicen algo interesante las noticias del periódico? —Aprovecho que Evan lleva unos días menos frío, para romper el hielo de alguna forma y que el desayuno no sea tan incómodo. Y ya de paso, para ver si me cuenta algo de lo que sea que esté pasando en el mundo durante mi encierro.
—Nada interesante. Todo tragedias, ya sabes. —Evan cierra el periódico y lo deja sobre la mesa—. Cosas que es mejor no saber.
—¿Entonces por qué lo lees?
—Curiosidad. —Él se encoge de hombros y de un sorbo se termina de beber el café—. Voy a salir un rato. Luego nos vemos. —Silva y hace un gesto con su mano en forma de despedida.
Yo me termino el café. Y a pesar de que Jade ha pedido expresamente que nadie la moleste, decido hacerlo para ver como se encuentra.
Cuando pego a la puerta, ella pregunta quien está llamando.
—Soy Nathan. ¿Puedo pasar?
—Adelante —la escucho decir y es entonces cuando abro la puerta y me adentro en aquel oscuro despacho, que tiene las ventanas cerradas y solo está siendo alumbrado por la lampara de lava que ella tiene a su lado en el escritorio en el que se encuentra sentada.
—¿Estás trabajando? —pregunto, cuando me siento en la silla frente a ella, al otro lado del escritorio.
—No, estoy leyendo un libro. Para hacer tiempo, antes de irme. —responde a la vez que pasa una de las páginas.
—¿Al final vas a ir a trabajar? Pensaba que te habías levantado algo revuelta del estómago.
—Sí, pero ya se me ha pasado. Me encuentro perfectamente.
—¿Será porque no has comido nada?
Jade se había sentado con nosotros en la mesa de la cocina, pero se empeñó en no comer porque no se encontraba bien y fue poco después cuando decidió venir aquí.
—No me apetecía desayunar en ese plan. Pero como te he dicho, ya estoy mejor, así que después comeré algo.
—Sí, será lo mejor, si no quieres seguir aguantando las regañinas de Evan.
Él no ha parado de insistirle para que comiera algo durante el desayuno. Y de hecho, creo que ese ha sido el motivo por el que al final ha salido espantada de la cocina.
Ella suspira. —Evan se preocupa de más. Igual que Ryan.
—Pero Ryan no está aquí y Evan sí.
Ryan no ha vuelto todavía de su viaje de trabajo. Y en estos tres días que hace desde que él se fue, y desde la conversación que tuve con Jade, en la que descubrí que estaba embarazada, ella y yo hemos estado hablando un poco más. Tal vez todavía no tengamos una gran confianza, pero nos llevamos bien.
Ella no dice nada, solo suspira, así que yo aprovecho para indagar sobre otra de las cosas que me intrigan.
—Y hablando de Evan. ¿No lo notas un poco raro hoy?
Jade suelta una carcajada. —Al contrario, creo que hoy está menos raro de lo normal.
—A eso me refiero. A ver, tú lo conoces desde hace mucho más tiempo, pero para mi, lo raro es verlo... ¿Simpático?
—Veo a lo que te refieres y tienes razón. No ha sido muy agradable desde que estás aquí, así que supongo que tenemos que agradecer ese cambio. —Jade se ríe.
—Sí, eso creo. La verdad es que lleva unos días menos cascarrabias. Está más alegre y y por mi cabeza da vueltas una teoría sobre cual puede ser el motivo de ese cambio de actitud.
—¿Y cuál es esa teoría?
—¿Tú no crees que pueda tener estar viéndose con alguien?
—¿Te refieres a una relación amorosa?
—Exacto, una relación secreta. —Nada más decirlo, recapacito sobre eso último, al darme cuenta de que el otro día se trajo a la chica aquí mismo. Y por lo que pude escuchar, era obvio que estaba con alguien—. Bueno, o tal vez no tan secreta.
—¿Evan? —Jade frunce el ceño—. La verdad es que no sabría que decirte.
—Es lo único que se me ocurre para justificar su cambio de actitud.
—No sé, Nathan. Evan siempre ha sido muy reservado y distante, excepto con los amigos que formaban el grupo que teníamos en el instituto, cuando éramos adolescentes. Me extrañaría que haya conocido a alguien por ahí fuera.
—¿Y si te digo que tengo motivos para pensar eso?
—Pues yo te digo, que si realmente Evan hubiera conocido a alguien, yo me habría enterado ya. Después de Ryan, que habría sido el primero en hacerlo.
"Pues está claro que en esta ocasión no ha sido así". Lo pienso, pero no lo digo, porque veo como ella mira el reloj de su muñeca y eso hace que me fije en la portada del libro que acaba de cerrar sobre el escritorio.
—¿Cuál es el libro que estás leyendo? —pregunto extrañado, al notar en la portada un castillo que se ve bastante siniestro—. ¿Te gusta leer terror a oscuras?
—No estoy segura de que sea de terror. —Ella vuelve a reír—. Se llama "El fantasma de Canterville" y trata de un fantasma que intenta aterrorizar a una familia, pero en vez de conseguirlo, acaba siendo aterrorizado él, por lo hijos mellizos del matrimonio.
—Sí, la verdad es que eso no suena muy terrorífico. —digo, mientras veo como ella se levanta y coge su chaqueta del respaldo de la silla—. Pensaba que entrabas a trabajar más tarde.
—Y lo hago, pero como te he dicho, pienso pasar por una cafetería a comer algo antes de llegar y además, tengo que parar también para comprar un regalo.
—¿Un regalo? —pregunto con una ceja alzada.
—Sí, pronto es el cumpleaños de alguien importante y pienso enviárselo en unos días.
Cumpleaños...
Eso me hace recordar, que pronto también es el cumpleaños de Nathaly...
—Jade, ¿Qué día es hoy?
Ando un poco perdido con los días, eso es verdad. No tener una rutina, me descoloca bastante. Es como cuando eres niño y estás en las vacaciones de verano, perdiendo la cuenta de los días, de las semanas, de los meses...
—Lunes 2 de abril de 2018.
¡Mierda! ¡El cumpleaños de Nathaly es en una semana!
—¿Estás bien? —pregunta ella, ladeando la cabeza y mirándome con el ceño fruncido.
—Sí... —respondo, dándole vueltas a la cabeza.
Faltar al cumpleaños de Nathaly si es algo que me preocupa. Y no solo porque no voy a poder estar con ella en su día, en una fecha que es tan importante para ella. También se debe a que, si no aparezco por allí, ni si quiera por eso, entonces, si que van a pensar que algo grave está pasando.
—Esta bien, te dejo a solas. Ya nos vemos luego. —Jade me dedica una última sonrisa y pasa su mano por mi hombro, antes de salir.
Y yo me quedo procesando, hasta que entonces, giro mi cabeza y lo veo.
El teléfono.
¿Cómo ha podido Jade dejarme aquí con el teléfono? Es algo que no comprendo y menos aún, sabiendo que Evan sale todas las mañanas y no hay nadie que me controle. Pero cuando estoy marcando para hacer la llamada, el teléfono no funciona. Y después de intentarlo como 7 veces más, me doy cuenta del motivo.
El cable está cortado.
—¿Es en serio? —susurro para mi mismo—. Pues claro que es en serio. —Cierro los ojos y dejo el mango sobre el teléfono con un golpe frustrado.
Me da que voy a tener que pensar otras estrategias...
Suspirando, salgo del despacho y me encuentro con Vicky.
—Señor Nathan. —Ella me sonríe. Estos días hemos estado compartiendo alguna que otra conversación.
—¿Qué tal, Vicky?
—Muy bien, señor. Iba a recoger la mesa de la cocina.
—¿Quieres que te ayude?
—Oh, no, por favor. No es necesario, pero muchas gracias. —Ella sonríe de nuevo y se adentra en la cocina, pero yo voy detrás.
—Voy a ayudarte, Vicky. —digo, en lo que comienzo a recoger con ella los pocos cubiertos que quedan, la mantequilla, la mermelada y alguna que otra cosa más.
—Muchas gracias, señor Nathan. —agradece ella.
—No hace falta que las des. Y tampoco hace falta que sigas llamándome señor.
Ella se ríe. —Perdón, es la costumbre. Tampoco puede dejar de llamar así a la señora, por más veces que me lo ha pedido.
—¿Llevas mucho tiempo trabajando para ellos?
—No, solo unos años. Pero estoy muy contenta. No es para nada lo mismo estar aquí que con mis antiguos jefes, que no eran nada agradables.
—Entiendo. —Asiento y ella agarra un bote de cereales, pero cuando se gira para guardarlo en el armario de la cocina, me fijo en una gran marca morada en su cuello. Y eso hace que en mi cabeza, las piezas comiencen a juntarse.
"Oh, mierda. ¿Es Vicky la chica que está liada con Evan?"
Me extraña mucho pensar que ellos dos puedan tener algo, pero me dejo guiar por las palabras de Jade hace un momento:
"—Me extrañaría que haya conocido a alguien por ahí fuera".
Tal vez no le ha hecho falta salir fuera...
Lo que sí me está quedando claro, es que mi instinto me está haciendo darme cuenta de cuanto me gusta investigar. Por eso, comienzo a indagar, de forma sutil.
—¿Y con quién te llevas mejor de los tres, Vicky?
—No sabría decirle, se... —le doy una mirada antes de que acabe, que la hace recapacitar—. No sabría decirte. Los tres son muy agradables conmigo.
—¿Los tres? —pregunto, soltando una risa—. ¿Incluso Evan?
—Él no es desagradable. Siempre es cerrado con la gente al principio. Solo hace falta darle tiempo.
Uhm...
—Sí, tal vez solo sea eso...
—Claro que sí —Vicky asiente—. Ya verás, cuando pase algún tiempo más, como al final te acabas llevando bien con él. —Sonríe y yo tuerzo los labios, pensativo.
—Por esto que me cuentas, entiendo que a ti te costó también ganarte su confianza.
Ella mira arriba un momento. —Bueno, no tanto realmente. Dicen que a mucha gente se les conquista por el estómago y a mi no se me da mal cocinar. —bromea y ambos reímos.
Así que conquistar, ¿eh?..
—Creo que sé a que te refieres. Yo estoy seguro de que cuando terminé de conquistar a mi novia, fue después de prepararle para cenar el mejor bocata de jamón de todo San Francisco —bromeo también y ella comienza a reírse a carcajadas.
—¿Es en serio?
—Muy en serio. Esa noche quería prepararle una cena en mi apartamento, porque por algún extraño motivo que desconozco, tengo una gran habilidad para cocinar. Pero justo llegada la noche, se fue la luz en la ciudad durante unas horas y no pude usar la vitrocerámica. Así que esa fue la única alternativa que me quedó.
—¡Vaya! Entonces me alegro de que saliera bien lo de conquistar a la muchacha.
Yo asiento, con el recuerdo en la mente. Esa noche fue cuando le pedí empezar una relación y fue la primera noche que pasamos juntos. Pero sin nada raro, solo dormimos abrazados. Y ese uno de los mejores recuerdos, de todos los que tengo.
Suspiro. —Pero no sé hasta donde llegará nuestra relación, cuando no me presente en su cumpleaños la semana que viene...
—Oh... es su cumpleaños...
—Sí... —Asiento con mi cabeza—. Y además cumple 24, que es su número de la suerte. En fin, está claro que me va a odiar cuando vea que ni por esas me voy a presentar allí en su día.
—Yo... —Vicky suspira, pensativa, como si estuviera dudando en si decirme algo o no—. Sé que los señores compraron un teléfono nuevo el otro día. Debe estar en alguna parte de la casa. Tal vez, si lo encuentras puedas llamarla. Al menos para felicitarla, cuando llegue el día.
Yo le dedico una sonrisa sincera. —Muchas gracias, Vicky. Creo que te debo una.
Ella asiente con su cabeza, riendo. —Lo tendré en cuenta.
Y con esas, me propongo mi nuevo objetivo: encontrar el teléfono.
Para después, pasar al objetivo número 2, que pondré en marcha, una vez tenga claro, como salir de esta casa.
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