Louis se encontraba frunciendo las cejas mientras construía una casa de naipes.

Harry había dejado de lado el proyecto para verlo.

Sus ojos azules lucían concentrados, mordía su pircing del labio y movía las manos con delicadeza.

Harry tenía que admitir que le gustaba Louis, aunque las probabilidades de que sus sentimientos fueran correspondidos eran bastante nulas.

Y no le dejaría de gustar simplemente por su apariencia o por su manera brusca de hablar. Porque eso precisamente era lo que le había gustado.

Que Louis no temía ser quien verdaderamente era.

''¿Acaso tengo mierda en la cara?'' preguntó Louis con cierto fastidio, ''¿por qué me miras tanto?''

Harry rió, y ese sentimiento hizo sobresaltar a Louis. Tanto así que terminó derrumbando el progreso que llevaba al construir su torre de naipes.

Era la primera vez que lo escuchaba reír y era una melodía hermosa.

''¿Lou?''.

Él suspiró, ese nombresito que le había puesto el niño... comenzaba a gustarle siempre y cuando lo dijera Harry.

''¿Qué quieres, renacuajo?''.

Louis volteó a verlo al ver que no respondía, se sorprendió al encontrar a un Harry completamente sonrojado. Jugaba con sus manos temblorosas y respiraba profundamente.

''¿Qué pasa?''

''Creo que... me gustas''.