Capítulo.- 16
2 semanas después.
Largas, dudosas y desesperantes semanas han pasado...
Las cosas con los Jolson se han salido bastante de control, los asesinatos a plena luz del día son sin duda escalofriantes. Han tomado el control de la ciudad por completo aterrorizando hasta al más inocente.
Los edificios parecían una maldita carnicería...
No habia sitio en el cual no estuviera limpio de sangre, no habia sitio en el cual alguien no estuviera descuartizando por completo a las personas que cometieron el error más grande de su vida al meterse con Jolson.
Me siento verdaderamente aterrada con lo que pueda pasar más adelante, es decir... las cosas de verdad empeoran con cada día que pasa.
Hace algunos días vi a mi madre, la mujer estaba en un estado de desesperación demasiado avanzado, estaba hablando por teléfono con alguien, alguien el cual no pensaba en regresar con ella.
Mi padre, fue él quien me conto que mi madre lo habia llamado desesperada por ayuda, fue mi padre quien me conto que por más que aun amara a mi madre ya no se sentía en la necesidad de estar con ella.
Lo entiendo, mi madre perdió una valiosa oportunidad con un hombre como mi padre, quien día a día lucha tratando de sobrellevar su enfermedad, de poder vencerla y rehacer su vida como siempre lo ha deseado.
En unos días se llega la navidad, estoy demasiado ansiosa por poder pasar ese día con mi padre y Bastián, amo pasar momentos con ellos dos, bromear, comer golosinas hasta no poder, ver películas de terror... gozo demasiado de eso.
Incluso ahora que estoy con ellos estoy gozando a lo máximo en compañía de mi padre, Tristan, Bastián y el nuevo novio de mi hermano.
Este tipo, jamás se aburre de escoger un buen novio o novia...
No he estado mucho tiempo con Harry o Michael, la mayor parte del tiempo solo hago mis trabajos y desaparezco por todo el día, he salido con Tatiana y Rachel, incluso con Sami, quien déjenme decirles en un jodido mar de problemas.
Jake, ha entrado en la lista de personas con las que he estado estas dos últimas semanas, hemos trabajado juntos debido a que se ha dado cuenta que mis disgustos con Michael no han dejado de crecer, creo que he llegado al punto de querer mandarlo a la mierda junto con su maldito modo "coqueto" a otro jodido lado.
Me han dado ganas de arriesgarme y acercarme a la cabeza de los Jolson y pedirle que me cambie de equipo, preferiría estar con Sami, incluso con Dylen y su hermano Aidan quienes han sido sujetos muy buenos conmigo estos últimos días.
¡Ah, por cierto! Fui al ginecólogo y me recomendó algunas cosas que he seguido al pie de la letra «No tengas relaciones sexuales de esa manera o podrías dañarte» claro, soy yo la que pide tener sexo tan desgarrador...
Me dio algunas píldoras de las cuales estuve tomando hasta ver mejoría, y vaya mejoría...
En fin, hoy Michael me trajo a casa de mi padre, sin embargo al dejarme salió a toda marcha a cumplir sus obligaciones junto con "Elin" e Ian.
Las risas incrédulas de mi mejor amigo y hermano son sin duda, el mal estar de mi padre, dice no tolerar las carcajadas de ambos tal cual el novio de mi hermano quien déjenme decirles, es lo contrario a Bastián.
Marcus Ollard, es el nombre del tipo quien es tremendamente encantador.
─Bastián, Tristan, cierren ya la boca antes de que los vecinos vengan a quejarse ─mi padre dice tratando de ahogar su risa, finge hacerse el serio pero no es un experto en eso que digamos.
Mi hermano, sirve más de aquella bebida embriagante en el vaso de Tristan quien sigue riendo mientras su vaso estaba siendo sostenido por él, verlos juntos a ambos es malo, llegan a transformarse en dos malditas víboras que se la pasan criticando a sus ex amigos en las redes sociales. Un par de zánganos en su totalidad.
─Tu hermano menciono que tienes novio ─Marcus pregunta con una pequeña sonrisa, lo miro.
─Oh, si ─respondo tomando la caja de cigarrillos que estaba en la mesa.
─ ¿Cómo lo conociste? Viéndote mejor tienes un carácter duro.
─Oh, vamos Ollard ─reí─ ¿te crees todo lo que te cuenta Bastián?
─La mayor parte del tiempo ─se encoge de hombros─ ¿me dirás como lo has conocido?
─Si Diana, anda cuéntales ─Tristan para de reír para llevar aquel vaso hasta sus labios y beber de golpe el líquido que estaba en el vaso.
─Le escupí café ─cuando llevo el cigarrillo a mi boca Marcus comienza a reír, solo sonrió encendiendo aquel cigarro─. El cabrón me grito, me humillo y... le escupí el café.
─ ¿Y nos llamas víboras a nosotros? ─Bastián pregunta quitándome la caja de cigarrillos─. Sé un poco más romántica, Diana ─dice mirando hacia mi padre quien estaba negando sin parar, nunca le gusto que Bastián y yo tomáramos o fumáramos.
─ ¿Qué edad tiene, Diana? ─mi padre pregunta con curiosidad.
─Es mayor que yo ─digo bajando la mirada tras sentir la atención de Bastián y mi padre─. Mucho mayor.
─Diana, sabes lo que pienso de eso hija ─entonces, aparto el cigarro de mis labios cuando mi padre dijo aquello, Bastián ya estaba riendo de nuevo─. No me gustan ese tipo de relaciones.
─ ¡Ay, papá! ─recargo la cabeza contra la mesa cuando el cigarro está lejos de mí
─ ¿Por qué no sales con uno de tu edad, cariño? Que sea mayor que tú, no es agradable.
─ ¡No es un tipo de treinta años, papá! ─alzo la voz riendo, amo a ese hombre.
─Es joven, Sr. Abbout ─Tristan habla risueño─ es agradable, un buen sujeto.
─No me importa que tan agradable sea, Diana, debes actuar ya respecto a lo que harás ─su manera de ser estricta me divierte, levanto la cabeza y vuelvo a colocar el cigarrillo en mis labios para inhalar y exhalar de aquel cigarro.
─Papá ─Bastián habla divertido─ quizás y a tu hija le gusten mayores porque... ya sabes, tienen más experiencia en la cama.
Es humillante estar con ellos... Tristan, Marcus y Bastián ya han soltado grandes carcajadas que me han hecho sonrojar por completo, me coloco de pie y estiro mi brazo hasta Bastián para proporcionarle algunos golpes.
Mi padre por más que quisiera controlar el asunto decidió darse la vuelta y caminar hasta el despachador de agua.
─ ¡Por Dios, se van a orinar si siguen así! ─grite entre risas.
Todos guardaron silencio cuando el timbre —que indicaba que alguien estaba golpeando llamando en la puerta— inundo la casa, tome mi celular que estaba encima de la mesa y observe la hora.
10:23 p. m. Mierda, me quede más tiempo del pensado...
Un suspiro me abandona cuando caigo en cuenta que debe ser Michael quien está esperando a que alguien le abra, mi padre quien estaba más que dispuesto a ir, fue detenido por mí y solo porque le indique que yo iría a abrir, ya que podría ser Michael.
Me coloco de pie con el cigarrillo en mi mano derecha, los tres tipos apenas si han logrado normalizar su comportamiento, aunque las sonrisas torcidas los siguen delatando, sé que si por ellos fueran explotarían en carcajadas una vez más.
Me encamino hasta la puerta escuchando algunos comentarios de Bastián, lo encaro cuando levanto mi dedo medio hacia él haciéndolo reír un poco más.
Cuando tomo la perilla de la puerta, la giro un poco hasta abrir la puerta hacia mi dirección. Lo veo ahí, con una chaqueta color negra que lo resguarda a la perfección del frío que hace.
Estaba mirando hacia el auto, sin embargo al verme abrir la puerta su mirada viajo al cigarrillo, olvidaba que jamás me habia visto fumar.
─ ¿No viste mis mensajes? ─pregunta con aquel tono de voz desesperante, niego.
─El ambiente está muy bueno ─me encojo de hombros.
─ ¿Vas a tardar? Es tarde Diana.
─No, ya voy ─suspiro.
─Te espero en el auto.
─No ─menciono poniéndole fin a su acción de darse la vuelta, me mira con interrogante.
─ ¿Qué?
─Que no ¿Por qué no vienes? Quiero presentarte a unas personas, que se confíen en que no eres un tipo mayor a los treinta.
Es loco y divertido ver su reacción, es decir... jamás le pedí a Gregori que viniera a conocer a mi padre, pero con Michael, siento que es algo diferente, quiero conozca a mi padre y hermano sin importar que los disgustos no nos dejen tranquilos.
Hace una mueca extraña, ha estado bastante molesto por mi comportamiento, pero... ¿Quién ha sido el responsable? Ha hecho de todo porque me sienta celosa, ha hecho de todo por hacer que me moleste cuando lleva a Elin al apartamento.
Harry lo sabe, Harry lo ha notado. Pero no dice nada.
Un suspiro lo asalta, me mira cuando llevo el cigarrillo a mis labios para probarlo una vez más, fue ahí que su mirada cambio, creo que ahora le molestara que fume, que tome... creo que ahora también me prohibirá acercarme a los cigarros.
Asiente lento, por mi parte, le abro el paso para que entre a la casa y se resguarde del frío. Sin más que decir entra en completo silencio llevando sus manos a los bolsillos de aquella chaqueta negra.
Cierro la puerta y le dedico una última mirada antes de comenzar a caminar hasta la cocina, todos estan callados, mi padre tiene la mirada fija en nosotros cuando entramos al área de la cocina. Tristan ya ha saludado a Michael y Michael le ha devuelto el saludo.
─Papá, Bastián... él es Michael, Michael, mi padre y mi hermano Bastián ─digo con tanta naturalidad que Bastián se coloca de pie para caminar hacia Michael y saludarlo amablemente.
─Pues mucho gusto Michael ─Bastián suena tranquilo, su asombro es notorio, creo que solo llegó a verme con Gregori algunas veces pero no habia emoción por su parte─. Creímos que Diana mentía cuando menciono que tenía novio.
─Para nada ─Michael responde en medio de una sonrisa.
─Supongo que descartaremos la idea que teníamos sobre ti ─mi padre se acerca a él y de la misma manera se saludan─. Marc Abbout, un placer conocerte muchacho.
─El placer es todo mío Sr. Abbout ─suena tan relajado, hace apenas unos segundo me hablaba de la mierda y ahora... mágicamente su voz ha cambiado.
─Creo que ya se dieron cuenta que no pasa de los treinta años ─tomo mi celular de la mesa y comienzo a despedirme de los presentes.
─No nos llevamos mucho de diferencia ─Michael responde hacia mi padre─. No es nada fuera de lo común Sr. Abbout.
─Bueno pues... me siento más tranquilo... supongo se van ya ¿verdad?
─Si papá ─respondo serena acercándome a él para besar su mejilla─. Vendré mañana por la tarde.
─Diana ─mi papá me llama cuando ya estaba a punto de darme la vuelta─. Hay una conversación pendiente contigo. Esto que estás haciendo no me gusta cariño.
─Papá, ya hablaremos de eso ─respondo un poco fastidiada, ha querido hablar sobre porque tome la decisión de irme a vivir con dos hombres y no volver con él y Bastián─. Ya nos estaremos viendo.
─Cuídense, Diana.
***
Schindler's
Melodía que desprende de mi violín conforme he estado tocándolo desde hace minutos. Después de que termine de ducharme, decidí practicar un poco antes de dormir y a decir verdad el "poco" se ha convertido en bastante tiempo.
Ya ni siquiera miro las partituras, ya ni siquiera sé en qué momento cambio la melodía de la canción, creo que solo me dejo llevar por la calma, por el movimiento de mis dedos sobre las cuerdas, por la paz que transmite cada cuerda al ser tocada con el arco.
Creo que pasan de las once, a decir verdad estoy completamente fuera de la hora, fuera de lo que esté ocurriendo a mi alrededor, solo tengo mis ojos cerrados, sintiendo los músculos de mi cuerpo contraerse y aflojarse con cada movimiento que hago. Mis ceños se fruncen ligeramente, la paz domina mi rostro, hago muecas... todo por estar sintiendo tan reconfortante tranquilidad.
De haber cerrado mis ojos, fueron abiertos parando en la ventana, observando los edificios de enfrente con sus luces encendidas, observando a las personas que cruzaban las habitaciones de un lado a otro, incluso he llevado la mirada al cielo oscuro hundiéndome más en la perfección de la melodía.
Recuerdo que de niña, cuando tenía la oportunidad de salir de esa casa iba hacia una escuela de música, en donde niños de todas las edades tocaban y tocaban toda clase de instrumentos, desde el más chico hasta el más grande y hermoso. Era algo que me encantaba ver, algo que aprendí a hacer aunque fuera la cosa más difícil del mundo y me tomara años en perfeccionar.
El sonido de la melodía va bajando lentamente, hasta que la nota más alta es tocada haciéndome recordar tantas cosas de mi infancia, tantas cosas de mi adolescencia, tantas cosas que hasta hoy en día no dejan de atormentarme...
Dos golpes a la puerta me sacan de mi estado de concentración, giro sobre mis talones hacia la puerta observando que Michael estaba ahí recargado contra el marco de esta. Tiene ya su ropa puesta para dormir, supongo que ya iba a su habitación, después de todo, se la paso haciendo algunas cosas en la sala después de que llegamos de casa de mi padre.
─Que melodía tan triste ─dice, bajo la mirada y nuevo a acomodar el violín, afino y comienzo a tocar de nuevo─. ¿De quién es?
─Es la lista de Schindler's ─mi sequedad para hablar es sumamente irreconocible, sé que él se ha dado cuenta de la incomodidad que sigo sintiendo.
─Y... ¿no tocas nada animado? ─pregunta, cuando lo miro noto que tiene una sonrisa pequeña en su rostro, suspiro y asiento─ ¿Qué sabes tocar?
─ ¿Vas a bailar si toco algo alegre? ─comienzo a tocar The Best de un violinista llamado Paganini. Michael niega pasando a la habitación en completo silencio mientras se encaminaba a la cama para terminar por sentarse en la orilla de esta.
─No tan alegre, Diana ─dice y dejo de tocar─. Hace unos días... tocaste una, te vuelves loca con ese instrumento Abbout.
─De eso se trata ─menciono, ahora comienzo con mi favorito, Nocturne de Chopin─. ¿Necesitas algo? ─pregunto un poco desinteresada, él solo asiente lento.
─Hablar ─dice y ruedo los ojos al techo sin dejar de tocar─. Necesitamos hablar.
─ ¿Vas a prohibirme cosas una vez más? ─lo miro de golpe aunque solo hayan sido segundos.
─No... No nada de eso pero... quiero hablar.
─... ─no dije nada, seguían tocando, seguía disfrutando de la música, seguía tan centrada en el violín que no me di cuenta cuando se colocó de pie para estar frente a mí, bajando aquel instrumento con un poco de fastidio.
Cuando me retiro el violín lo dejó encima de su estuche que estaba en el piso, quitó de mi mano el arco colocándolo en donde se encontraba el violín, entonces suspire fastidiada, suspire molesta, habia querido solucionar las cosas con él de buena manera hace días y solo parecía ser que no le importaba mejorarlas, le importaba solo hacer sus trabajos con Elin e incluso con Charlotte...
Me cruzo de brazos llevando la mirada a la puerta, cerrada en lo más mínimo, haciendo de este espacio mucho más incómodo.
─Esto no está funcionando, Diana ─murmura y lo miro─ no está funcionado, has estado molesta, has estado bastante apartada del apartamento, de mi.
─ ¿Molesta? ─frunzo mi ceño─ ¿te parece algo ilógico que este molesta? Quise hablar contigo hace días, pedirte una disculpa por mi comportamiento después de lo que hiciste con Gregori. Pero oh vaya, cuando quise hacerlo alguien estaba más centrado en trabajar con Elin y Charlotte.
─Diana
─No, no, está bien... no tienes que darme explicaciones, supongo que piensas que convivo con Malek solo para darte "celos" me importa una jodida mierda el intentar darte "celos" respeto tu lugar en esto, te doy tu lugar en esta relación ¿y tú? ¿Me das el mío?
─Sabes que te lo doy, Diana...
─ ¿Cómo? ¿Me lo das al coquetear con Elin? ─bajó la mirada suspirando─. Joe, de verdad si aún la quieres no me molesta que me mandes a la mierda, es más molesto soportar tu trato hacia ella y el trato que ella te da a ti sabiendo lo que somos.
─...
─ ¿Sabes qué? Arregla las cosas con ella ─bajo los brazos─. Haz lo que mejor se te venga dando, pediré a Jolson que me cambie de equipo.
─ ¿Qué? ─pregunta confundido─ Diana, no puedes hacer eso, no puedes hacer ni decirme eso solo por un maldito capricho, por el amor de Dios ¡deja de ser tan ridícula!
─ ¡¿Te parece ridículo que me sienta por debajo de una tipa que cree sigue teniendo derecho sobre ti?! ¡¿Te parece ridículo que me moleste porque MI novio le coquete a su ex novia?! ¡¿Es ridículo que me ignores a mí solo por irte a cumplirle sus malditos caprichos cada vez que te llama?!
─...
─ ¡Lo que a ti te parece "ridículo" a mí me lastima, Jackson! ¡Me quema por dentro por no poder hacer nada! ¡Solo puedo quedarme parada observando como la acaricias, solo puedo ver cómo le hablas! ─y las lágrimas cayeron, y solo porque de verdad, por primera vez en mi vida me duele ver este tipo de acciones en un hombre...
─Diana ─trató de acercarse a mí, sin embargo lo detuve, dándome la vuelta para secar mis lágrimas con el dorso de mi mano.
Y es que dolía... duele tanto cuando conoces a un hombre que es capaz de darlo todo por ti, pero duele aún más cuando tiene a otro alguien a quien ofrecerle otras cosas y tal vez hasta mejores.
Duele cuando se trata de un hombre que te salvo del infierno y que te introdujo al cielo. Duele cuando descubres que el cielo debes compartirlo con otras personas...
Me sentía... bastante mal cuando prefería irse con otras personas, me sentía mal cuando prefería irse con ella... cuanta inseguridad me habia ganado...
Siento sus manos en mis brazos, deslizándose de arriba hacia abajo con suavidad, empuño mis ojos cuando ha comenzado a girarme para poder encararlo, con tanta suavidad me iba girando hasta que quede frente a él, sus dedos fríos se deslizaron por mis mejillas al punto en que comenzó a borrar mis lágrimas con sus pulgares.
Aprisiona mi rostro, lo hizo con el solo propósito de evitar que llevara mi mirada a otro lado... me ve a los ojos recorriendo mi rostro como si fuera la única cosa visible en esta habitación, estoy temblando y desconozco la razón, aún más al sentirme más junta a su cuerpo.
─Ella no es nada para mí, Diana ─susurra y por mi parte una risa pequeña me abandona.
─Deja de ser así, deja de ser tan maldito sínico.
─Diana, contigo lo tengo todo ─volvió a decir─ contigo lo tengo todo y sería un verdadero inútil si lo hecho a perder...
─Jackson
─Te amo, Diana ─me interrumpió haciéndome callar de inmediato─. Te amo tanto que solo quiero estar contigo día y noche... te amo tanto que me importa una mierda el tema de conversación, si estamos disgustados, porque me hace bien estar contigo, ella no es nada para mi Diana, te juro por mi vida, que ella no es nada para mí.
Fuera o no fuera algo, lo jurará o no... No habia sentimiento más horrendo para una mujer que te gane la inseguridad al ver tantas mujeres bonitas que mueren por este sujeto, la inseguridad te gana, cuando vez que son mejores que tú misma.
Solo quería apartarme, tener la posibilidad de razonar por mí misma, de saber qué hacer y cómo hacer lo correcto, lo que menos deseo es que me vean la cara, llegue al límite de soportar eso, y hoy nuevamente ese límite podría darse con él.
Vuelve a secar mis lágrimas dejando de aprisionar mi rostro, con sus ojos fijos en los míos y su mano derecha sosteniendo mi mentón.
Me recorría el rostro, no dejaba de analizar cada una de mis facciones dolidas, tampoco dejaba de brindarme caricias, no dejaba de acariciar mis brazos o mi rostro cada vez que tuviera oportunidad.
Pero, me hizo olvidar todo pensamiento por segundos cuando me beso, por un momento el enojo y la tristeza que tenía se habían ido.
Es tan jodido estar así, sin saber que sentir, sin saber sobrellevar tus emociones, es tan jodido que te tengan que lavar el cerebro con varios escenarios y que te hagan olvidarlos por lo enamorada que estas...
Mis manos se empuñan en su camisa al momento en que las suyas bajaron hasta mi cintura, un escalofrió me recorre de pies a cabeza cuando me pega a su cuerpo con suavidad. Se ha dedicado a ahogar mi llanto con sus besos que me dejan sin aliento, y digo sin aliento porque no ha dejado de subir la intensidad con cada segundo que pasa.
Me pega contra la pared sin apartarse de mí, sus manos ya han comenzado a explorar mi piel por debajo de la camisa de mi pijama, sus dedos son fríos hasta en los más mínimo, me hace gemir por lo bajo cuando muerde mi cuello pegando aún más su cuerpo al mío.
Empuño aún más su camisa en mis manos, a tal punto que logro levantarla un poco... pero creo que la conciencia es tan traicionera, engaña a tal punto de hacerte cometer cosas que se dan con su tiempo.
La nuestra nos engañó...
Tomo la camisa desde abajo para deslizarla por su cuerpo hasta quitársela de encima, mis manos comienzan a tocar todo aquello que tengo frente a mí, la calidez de su cuerpo, el sentir su pecho subir y bajar a una velocidad anormal me hacían desear seguir con este juego.
Cuando se aparta de mi por segundos, es solo para hacer el mismo procedimiento que hice con su camisa, me despoja de la mia con tanta rapidez que casi podría jurar no sentiría en que momento lo hizo.
Cuando la dejó caer al piso, sus dedos se colocaron en los extremos de aquel pantalón, el cual, comenzó a deslizar por mis piernas con suavidad a tal punto de que él también bajó hasta mis piernas para quitarlo por completo.
Sus tibios labios subían a un ritmo lento por mi vientre causando que pegara mi cabeza a la pared y empuñara mis ojos. Sus labios dieron una vez más con los míos y mi cuerpo fue apartado de la pared y solo con el único propósito de que ahora estaba guiándome hacia aquella cama.
Cientos de recuerdos me inundan, desde los más dolorosos hasta aquellos que yo hice por mi propia cuenta... Pero me advierto, que este no es un momento doloroso y que es por cuenta mia y de este hombre.
Me advierto que es Michael quien está tocándome, quien está besándome...
Encima de mí, mis manos se enroscaban en las hebras de su cabello, deslizándose por sus hombros desnudos, sintiendo su espalda ancha y desnuda, sintiendo la calidez de su pecho junto al mío, sintiendo miles de corrientes eléctricas acabar conmigo en cuestión de segundos.
Mis manos, bajaron hasta el pantalón que usa para dormir, torpemente y demasiado nerviosa intente despojarlo de el pero no podía, tenía pavor a echar todo a perder.
Deja de besarme, se dedica a mirarme de arriba abajo y por último, se aparta por completo de mí bajando de aquella cama para salir de la habitación a toda prisa.
No entiendo nada, salió a toda prisa de la habitación dejándome en completa confusión, me incorporo un poco en aquella cama cuando escucho el sonido de algo ser abierto. Lo veo entrar con algo entre sus manos, cierra la puerta de azote viviéndose a dirigir a mí.
Devora mis labios, los muerde y los permisos para que su lengua haga contacto con la mia son solo cosa del pasado, muerde mis labios haciéndome gemir, toca mis pechos por debajo del sostén haciéndome hundir en la maldita gloria.
Son solo segundos los que pasan para haberlo despojado de su pantalón con su ayuda, segundos en los que hemos estado tocándonos de todas las manera posibles sin dejar de disfrutar de nuestros tactos.
Ha quitado el broche de mi sostén, tiemblo de más cuando comienza a deslizarlo por mis brazos y, cuando lo quita por completo, mis brazos cubren mis pechos con rapidez.
Me avergüenza que me vea así cuando sabe por todo lo que pase...
─Pequeña ─susurra─ tu cuerpo es hermoso...
─Seguramente te causo asco.
─ ¿Asco? ─asiento─. Causas, que quiera tocarte como es debido por primera vez en tu vida, Diana.
─...
─Porque es lo que merece una mujer tan hermosa como tú.
Me hizo sonreír, y cuando me hizo sonreír, decidí besarlo, decidí volver a juntar mis labios a los suyos mientras mis manos acariciaban sus brazos desnudos, su espalda ancha y su cabello.
¿Hace cuánto que deseaba sentirme así con alguien? Deseaba poder sentir calor en lugar de frío, deseaba sentir emoción en lugar de temor, deseaba sentir placer en lugar de dolor...
Sus dedos toman los extremos de mis bragas, me mira como si esperara una confirmación mia y, cuando la tuvo, comenzó a hacer su trabajo.
Me veo forzada a alzar mis caderas que para que la braga pueda salir con más facilidad, no dejo de temblar, pero no es por miedo, es por emoción.
Dejo de sentir el material elástico y por segundos su frente y la mia chocan mientras sus besos por mis labios, eran ahora en mi nariz, en mis mejillas... me hace sonreír pero... el nerviosismo va más allá cuando comienza a despojarse de la única prenda que lo cubría.
En una de sus manos, estaba un paquetito color platino, mismo que rasgo con sus dedos sin dejar de verme a los ojos. Me besa una vez más en los labios con dulzura, con tanto cariño que me es difícil reconocer que alguien haga esto, que alguien me muestre este cariño.
─Diana ─susurra y lo miro cuando su mano derecha se posa detrás de mi cabeza─. Podemos parar, si así lo deseas...
─... Quiero esto Michael, quiero esto ─beso sus labios por segundos para después apartarnos.
─N-no quiero que te sientas obligada o incómoda.
─No me siento obligada ni mucho menos incomoda... porque confió en ti Michael, quiero esto contigo.
Una media sonrisa, su tranquilidad y su nivel de confianza me hacían sentirme aún más relajada, aún más ansiosa por esto. Volvió a besarme pero esta vez a profundidad, mientras sus manos acariciaban mis mejillas, mi cuerpo desnudo entero...
No habia persona en el mundo que me hiciera sentir tan segura, tan deseosa de algo.
Rompo el beso soltando un gemido pequeño y, fue el sentirlo en mi interior lo que causo que rompiera aquel beso. No pasaron los segundos porque él se encargó de volver a besarme, de volver a probar mis labios mientras se apoyaba con ayuda de sus manos, mientras las mías se dedicaban a acariciar cada parte de él.
El verlo a los ojos era lo mejor, el contemplarlo verme de aquella manera tan bonita me hacía sentir aún más importante, me hacía sentir querida, preferida... Me miraba tan diferente que comprendí que toda la vida sería él, comprendí que él sería el único que lograría tocarme el alma de esta manera.
Sus movimientos son tan suaves, que me hace olvidar las veces que alguien me lastimo por esto, son movimientos que disfruto recibir, embistes tan suaves que me hacen jadear, me hacen gemir, me hacen suspirar tan entrecortadamente obteniendo sonrisas cortas de él, de mi...
Sus manos estan por todas partes, en mi rostro acariciando mis mejillas, en mis pechos aprisionándolos, en mis caderas tomándome con suavidad, en mis piernas deslizándose hasta mis glúteos.
Llevo la cabeza hacia atrás al sentir sus dientes aferrarse a la carne de mi cuello, una risa se me escapa cuando su cabello me hace un cosquilleo en el rostro, risa, que llegue contagiarle a él.
Todo se vuelve seriedad en segundos, mis manos arañan su espalda, mis labios besan su cuello y por ultimo...
Beso sus labios cuando toma mi mano derecha entrelazando nuestros dedos...
Somos dos casualidades, llenas de intensión.
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