Capítulo.- 05

Michael

Gente entra y sale de la cocina, personas que anteriormente habia visto en los últimos días que he venido con Harry al IGI. Personas de no más de veinte años que se pasean llevando charolas con comida o vacías, dando vueltas para aclarar los pedidos o por el cambio tan repentino de opinión de las personas que han decidido cambiarlos a unos mejores o menos costosos.

Una mujer y un hombre entran y salen de la cocina, mientras que una segunda mujer observaba atenta a un costado de la gerente del lugar, el gafete que le luce en el pecho con el escrito de "practicante" me deja un tanto curioso de saber si en verdad despidieron a Diana, si fue por culpa mia que ella perdió su trabajo o simplemente está adentro escondida.

No soy de su agrado, lo sé, pero... ella es de mi total agrado.

En verdad estoy en una gran duda de saber si la han despedido o si renuncio. Creo que estoy a punto de poner un pie fuera del lugar del que me encuentro, solo por ir a preguntarle a la gerente o incluso llamar por fin a uno de sus compañeros de trabajo y preguntarles por ella.

Mis manos estan entrelazadas, con la mirada fija en ese mismo punto de la cocina y mis pies impacientes por levantarme de donde estoy y así poder ir a buscarla.

Pero, el golpe que Harry me da por debajo de la mesa me hace reaccionar para llevar mi mirada al hombre que tiene su cabello completamente atado, con sus manos entrelazadas y una postura erguida hacia adelante, levanta una de sus cejas al cielo y entonces su mirada egocéntrica me hace sonreír.

─Treinta minutos, Joe... ¿Cuándo pediremos? Me estoy poniendo de mal humor.

─Ya lo haremos ─bajo la mirada─. Solo, dame cinco minutos más.

─Mierda ─se recargo por completo en la silla con una sonrisa humorística─ ¡me has dicho eso desde que llegamos! ─dice sin dejar de sonreír, por mi parte me encojo de hombros y suspiro.

─Cinco más ─vuelvo a mirarlo pero él niega de inmediato─.Harry...

─Tengo hambre Joe, te lo digo en verdad ─Harry, eleva su mano llamando la atención de una chica, la cual se comienza a acercar hasta nosotros con una ligera sonrisa en su rostro.

Ella, al estar a centímetros de nosotros tomo su libreta de apuntes de su bolsillo así como un bolígrafo, Harry quien ya habia bajado la mano se dedicó a observar a la chica que se colocó a un costado de la mesa.

─Creí que no ordenarían nada ─dice con un tono de voz divertido, Harry solo medio sonríe─. ¿Qué desean ordenar?

─Lo que hemos ordenado estos últimos días ─Harry dice y la chica solo asiente sin anotar─ ¿cambiaras el café por algo más, Joe?

─No, no... yo... no tengo hambre gracias ─dije mirando hacia la cocina.

─Si esperas a Diana, no está ─la chica habla y entonces la miro─. No está desde el último día en que ella te atendió a ti, esa noche.

─... ¿Renuncio o

─No, nada de eso ─me interrumpió─ simplemente que no se ha reportado.

─Creí que la habían despedido, es decir... ver a aquella chica de por allá me hizo pensar lo peor ─admito y la mujer solo medio sonríe negando un par de veces.

─No, no la despidieron... solo espero se presente pronto, la gerente no soportara más que este faltando tanto mucho menos sin haber avisado. En fin ¿seguro que no quieres nada?

─... Lo mismo que le traerás a mi amigo ─digo mirando a Harry quien solo mantiene un perfil bajo ante lo que estuvo escuchando.

La chica no dice más y gira sobre sus talones para comenzar a caminar hacia la cocina a un paso nada lento ni nada rápido, adecuado era la palabra que yo utilizaría.

Me es extraño no verla por aquí, es decir... creo que fue suficiente con verla dos días paseándose por la pequeña zona, me es algo extraño que no esté aquí, tratando de insultarme de aquella manera sutil que logro utilizar en las pocas palabras que cruce con ella.

─Pero mírate nada más ─Harry dice y yo me concentro en mirarlo─. Diablos Michael, despista un poco que la chica te ha interesado.

─Solo... me parece algo extraño que no esté Harry. El último día que la vi, lucia mal.

─Define mal.

─Le costaba trabajo moverse, le pregunte si estaba bien y solo dijo que estaba cansada, Harry... tal vez ella se haya querido hacer la tonta pero tratar de hacerme quedar a mi como el tonto que no sabía que algo malo le pasaba, le salió mal.

─ ¿Qué estas suponiendo?

─... No lo sé, además... esa noche Harry nos dimos cuenta que alguien estaba en la que parecía ser su casa.

─Seguramente nos equivocamos de auto y persona Michael ─Harry suspira─ ya te lo dije, ¿qué mierda haría Andrew en ese lugar? No hay nadie que viva en esa jodida zona, nadie que sea del agrado de Andrew.

─...

─Mira, ya averiguaremos que mierda pasa, no lo sé, podríamos ir a ver a Banner, tomar unas copas, apostar, no sé, pero ya veremos que haremos ¿de acuerdo?

─... Vale.

─Mierda, pareces un niño que solo quiere curiosear ─Harry se coloca de pie─. Voy al baño.

─ ¿Y quieres que te acompañe acaso? ─frunzo mi ceño sin dejar de mirarlo.

─Jodete, Joe.

No dije nada más, Harry comenzó a caminar hasta los pequeños baños que habia en la zona, tres puertas, una exclusiva para hombres, otra para mujeres y la tercera exclusiva para el personal que trabajaba en el lugar.

Me recargue por completo en la silla sin dejar de mirar hacia la ventana, ventana en donde un adolescente llamo mi atención, con su uniforme escolar demasiado parecido al de aquella chica que hasta ahora me gustaría ver, al menos saber que de verdad está bien.

Saco y pantalón de color negro con zapatos de vestir, mi atención fue más allá de ver el logotipo de aquel costoso colegio, digo costoso porque al parecer cobran más de lo que yo gano en mi trabajo. He sabido de personas que meten a sus hijos a esas costosas escuelas esperando que de verdad aprovechen al máximo todo eso, pero vamos, seamos realistas, de un cien por ciento solo el veinte va a estudiar de verdad.

Lleva una camisa blanca y encima una corbata de color roja, mismo atuendo que usaba la chica el día que me escupió el café, claro, pude notar que a ella en lugar de corbata la sustituía un moño de color rojo y una falda a cuadros azules, rojos y con líneas blancas.

El chico ha colocado el seguro automático a su auto, mira por la ventanilla del local y entonces centro mi vista aún más en él cuándo noto que está buscando a alguien.

La campanita que estaba en la puerta avisa que alguien ha entrado al sitio, es el chico, quien de la misma manera sigue buscando a alguien. Mi atención se posa en la chica que nos atendió a Harry y a mi caminar hasta él con una pequeña sonrisa, después los veo saludarse con unos cortes abrazo y un beso en las mejillas.

─ ¿Ha regresado? ─el chico pregunta con una pizca de entusiasmo en su voz, de reojo puedo ver que la mujer ha negado constantemente─. Mierda... no responde las jodidas llamadas, es como si su celular estuviese apagado.

─Estamos igual, Tristan ─la chica responde─ no sabemos nada de ella... ya aparecerá, veras que así será.

─Espero sea así, Esme...

─ ¿Te quedas a cenar algo?

─Solo un licuado de fresa.

─Bien, siéntate ─la chica le dice.

El chico agradece mucho antes de darse la vuelta y caminar hacia una mesa, mesa que estaba a una más de donde yo estaba sentado, de espaldas y completamente recargado en la silla quito su morral y lo coloco a su costado mientras era testigo de cómo subía los codos a la mesa y cubría su rostro con gran desesperación.

Lo entiendo, también me gustaría saber en dónde mierda esta aquella chica... Mis dedos golpean la mesa con un poco de fuerza y entonces por inercia me coloco de pie comenzando a caminar hacia la mesa en donde estaba aquel chico.

Veo que tiene frente a él una libreta de apuntes en donde podía ver una letra pequeña, angulosa y bien hecha, un bolígrafo de color azul con la tapadera un poco mordida.

Sigo dando dos pasos más hasta que me siento en la silla que estaba frente a él, frente a aquella mesa. Me mira de golpe con su ceño ligeramente fruncido, sin perder la pista de mi mirada y de la manera en como lo estoy observando.

─ ¿Se te ofrece algo? ─pregunta, suena un poco confundido y también impaciente.

─Si... quisiera saber si podrías ayudarme en algo ─digo y él cierra aquella libreta de golpe.

─ ¿De qué se trata?

─... Escuche que buscabas a una chica, es mesera en este lugar, Diana.

─ ¿La conoces?

─Algo así ─admito porque es verdad─. Digamos que tuvimos un pequeño mal entendido.

─ ¿Qué mal entendido? ─con un poco más de interés el chico pregunta y entonces una sonrisa me asalta.

─Me ha escupido café. Ahí está el mal entendido.

¡¿Tú eres el hijo de puta al que le escupió el café?! ─rie al hablar de manera exaltada, borro mi sonrisa por su comentario de "hijo de puta".

─Vaya... supongo que lo de hijo de puta, viene de ti o ¿de ella?

─De mi ─dice sin dejar de sonreír─ no te ofendas amigo pero... te vez como un grandísimo hijo de puta.

Cuando iba a decirle algo al chico, Harry me tomo por sorpresa con su presencia frente a la mesa, mire a mi amigo quien no dejaba de ver al chico que esta frente a mí.

─Mierda Joe, me voy por unos minutos y ¿me remplazas con réplica exacta de Dorian Gray? ─rio ante el comentario de Harry y pronto sin dejar de reír llevo mi mirada al chico que luce más que fastidiado por mi presencia y ahora por la nueva presencia de Harry.

─El punto es, Harry ─menciono─. Que el chico conoce a Diana.

─Vaya ─Harry se cruza de brazos─ supongo estudian en el mismo colegio, el escudo de la escuela lo dice.

─Si, así es ─el chico habla─ la conozco desde ya hace unos años, es mi mejor amiga y a decir verdad, me preocupa que no esté más por este sitio. No le gustaba faltar y en el colegio, esta reportada, pero paso su castigo hace días, hoy se cumple una semana y a lo que sé ella debió presentarse el día de hoy.

─ ¿Reportada? ─Harry pregunta curioso.

─Si, reportada, sé que la reportaron el día después de que le escupió el café a tu amigo.

─Ese fue el día en que la vi ─respondí─ y... déjame decirte que no se veía nada bien ─él me miro más atento.

─ ¿Cómo?

─Bueno, su manera de andar no era la misma del día anterior. Parecía que le dolía el cuerpo, habia algo que... no cuadraba en ella.

─...

─Vaya ─la chica que nos a tendía a Harry y a mi llego hasta nosotros, con una bandeja y en esta estaban nuestros pedidos─. Tristan, veo que ya conoces a nuestros dos nuevos clientes ─ella sonríe y Tristan solo medio asiente.

─Solo conversamos Esme... Pero, ya que estamos en eso, creo que sí, debo presentarme, Tristan Sayer.

─Michael Jackson.

─Harry Styles ─dice Harry sin bajar sus brazos.

─ ¿Les coloco sus platos aquí? ─Esme como se ha hecho llamar pregunta, Tristan asiente respondiendo por nosotros.

─Creo que es lo mejor, sería muy mal de su parte que se fueran sin terminar de hablar del tema.

Harry me miro con duda, sabía que no le gustaba la idea de estar con alguien desconocido, sabía que temía porque el chico preguntara de más y llegará el momento en que Harry y yo le contáramos la verdad de nosotros.

Mi amigo, se dirigió hacia mi costado para sentarse, con sus manos a cada costado de su cuerpo recibió su plato de comida con la taza de café que habia ordenado, lo mismo para mí y para el chico solo un vaso con un licuado.

Esme, simplemente decidió darse la vuelta para ir hacia otras mesas. En cuanto a Tristan, sabía que tenía grandes preguntas y dudas, así como yo tenía preguntas y dudas para él.

─ ¿Cuándo te conto lo del incidente del café? ─pregunte a Tristan quien entonces sonrió.

─Ese mismo día... me llamó bastante exaltada, preocupada... molesta, para que ella me llame cuando yo ya me encuentro dormido es bastante extraño ¿sabes? Solo me llama así de tarde cuando son emergencias.

─Bueno, supongo solo te hablo para decirte lo del incidente ─tomo la taza de café y la conduzco hasta mis labios, para sentir el cálido y dulce liquido chocar contra ellos y al final abrirse paso hacia mi boca.

─De hecho... ─bajó la mirada una vez hablo─. Hay algo más que... me lleno de terror y duda, esa noche no pude dormir bien porque sabía que algo malo estaba pasando con ella.

─ ¿Cómo?

─... No sé si deba decirles esto pero... me llamo para contarme que, Charlie Jolson estaba en su casa esa noche.

─ ¡¿Charlie Jolson?! ─Harry luce exaltado, impresionado al igual que yo, el chico solo asiente y mira hacia algunas direcciones antes de seguir.

─Dijo que no estaba solo, que habia dos hombres más con él. No sabía quiénes eran o porque estaban allí.

─... Pero, Charlie Jolson solo se mueve con la mafia ─Harry me mira al momento en que dice aquello.

─Digamos que el hombre que es el padrastro de Diana, se mueve con la mafia... ─Tristan responde─. No supe más de ella en ese día y al día siguiente me enteré que su padrastro la sacó a jalones de la oficina de la directora cuando fue él y su madre a tratar un asunto con la directora de la institución.

─... ─mire a Harry quien decidió bajar la mirada a su emparedado, tomarlo y comenzar a comerlo.

─ ¿Saben algo verdad?

─La noche que vine aquí, el último día en que la vi, nos ofrecimos a llevarla a su casa, ella nos dijo en que calle vivía, seguimos sus indicaciones pero al llegar a ese domicilio... vimos un auto conocido a decir verdad.

─ ¿Auto? ¿cómo que conocido? ─el chico frunció su ceño y entonces Harry dejo caer el emparedado al plato para mirarme mientras aun masticaba el bocado que estaba en su boca.

─Joe ─miro a Harry─ no estamos seguros si el auto era de Banner...

─Conocimos las placas del auto, Harry... temo que la chica esté involucrada ahora en los asuntos de Banner.

─Michael... no es nuestra responsabilidad y mucho menos asunto meternos en donde no nos han llamado.

─... ¿Qué edad tiene? ─pregunto a Tristan.

─Dieciséis años.

─... Es una niña ─susurro subiendo los codos a la mesa, fue entonces que mis manos se hicieron puño y chocaron contra mis labios.

Baje la mirada y pocos segundos después, cerré los ojos. Reconocería el auto de Andrew Banner en el sitio que fuera, sé que era su auto el que estaba allí, fuera de la casa de aquella chica, chica que sé debe estar bajo la maldita tortura de Banner.

Andrew Banner es el trabajador favorito de Charlie Jolson ¿y quién es Charlie Jolson? Bueno, es el mejor postor de esta ciudad, muchos lo respetan mientras que otros tienen el valor suficiente para retarlo y sacarlo de sus casillas.

Trabajo para él al igual que Harry, la distribución de drogas por las zonas más peligrosas de New York es nuestra especialidad, así como el ir a cobrar lo que otros tipos le deben a Jolson.

Volviendo al tema de Banner, es un grandísimo enfermo de mierda, le gusta tener sexo a todas horas en especial con jovencitas, no importa la edad que tengan, mientras que sean chicas que estén desarrolladas, para él es mejor el gozo.

Abro mis ojos y entonces bajo una de mis manos hasta el bolsillo delantero de mi pantalón, tomando el aparto de color negro que si bien, está completamente estrellado de la pantalla, tantas caídas que sé en cualquier momento dejará de funcionar.

Busco el contacto de Banner sintiendo la mirada de Harry en mí, entonces marco al número de Banner poniendo el alta voz claro, que bajándole un poco el volumen.

─Solo hay una manera de confirmarlo ─miro a Harry quien asiente lentamente.

Cuando el teléfono repite todos los números, comienza a un sonido agudo y pausado, son al menos cuatro ocasiones las que ese sonido era percibido por nosotros, hasta que alguien respondió la llamada.

─ ¿Si?

─Banner, soy Jackson ─digo sin dejar de ver el aparato.

─ ¡Joe! Hijo de perra ¿dónde te has metido cabrón?

─Por ahí, ya lo sabes ─digo.

─ ¿Puedo hacer algo por ti, amigo?

─En realidad si... quería saber si hay alguien nueva por ahí.

─Bueno Joe, son alrededor de tres chicas nuevas, muy hermosas a decir verdad ─Tristan frunció aún más su ceño─ ¿te apetece divertirte un rato?

─A decir verdad, si Banner ─Harry miro el celular─ ¿te parece si voy ahora?

─Eres bienvenido amigo, no demores.

─Vale, estaré ahí en diez minutos.

Banner, solo colgó su celular y después coloque el mío dentro del bolsillo de mi pantalón, llame a la chica que estaba atendiéndonos y solo para pedirle que pusiera lo que iba a cenar para llevar, Harry quien pensé no me acompañaría pidió lo mismo y el chico, aquel chico que en ningún momento pensé incluir en esto ordeno lo mismo.

Si esa chica está en ese lugar, no quiero ni imaginar cuanta mierda ha soportado en estos días...










***
Diana










Extraño el comunicarme con mi padre... con Bastián... extraño las malditas ocurrencias de Tristan, extraño su maldito fanatismo por querer hacer de mi forma de ser la más adecuada para una adolescente de dieciséis años.

Extraño el dormir en mi cama, extraño el tocar mi violín, extraño el escribir todo aquello que sentía transformándolo en bonitas historias cortas, en poemas pequeños, en aventuras que me encantaba volver a leer pasando el tiempo.

Extraño mi trabajo, mi institución, extraño que me digan cómo debo tocar las melodías de aquel violín o que me digan cómo debo tratar a la gente.

Sé que ha pasado una semana desde que Brynd me vendió, una semana desde que mi madre no opuso resistencias a lo que estaba a punto de ocurrirle a su hija.

Me lo merecía.

Es lo que puedo decir al verme al espejo cada maldito segundo que pasa; merezco sufrir, merezco llorar, merezco retorcerme de dolor por todo lo que me hacen sentir aquí.

Merezco sentir asco de mi cuerpo, de mi vida.

Simplemente merezco ser yo, merezco haber tenido una vida de mierda y seguir aun con esto. Merezco ser esa maldita adolescente temerosa que solo obedece y cumple lo que le ordenan en este maldito lugar.

Es un infierno... hay tantas chicas aquí que trabajan por voluntad propia y otras que fueron obligadas, vendidas por sus padres o simplemente secuestradas a costo de ser prostituidas.

Mi caso ya lo saben... creo que no hace falta repetir la misma historia de mierda.

La puerta del sitio en el que me encuentro se abre de golpe, veo por el espejo al hombre que lleva una bebida en manos, una corta sonrisa y entonces camina a mi dirección con gran seguridad en sí mismo.

Bajo la mirada cuando sus manos se colocan sobre mis hombros y poco después una de ella viaja hasta mi barbilla obligándome a subir el rostro, lo miro a través del espejo.

─Un muy querido amigo está esperando por ti. Has que se lleve una buena impresión y quiera regresar para follarte, Diana.

─... Lo que digas, Banner.

─Bien, créeme, si sigues así serás ascendida Diana, te pagare lo doble que ganas ahora.

No dije más y mucho menos él, giró sobre sus talones para caminar hacia la puerta, se detuvo en seco y solo porque giró sobre sus talones a la espera de mí.

Suspiro agobiada, con debilidad me coloco de pie de aquella silla acomodando mejor aquella falda circular de color negro que estaba sobre mí, mis pasos hacia Banner son débiles y, es que al hombre no le interesa si hemos comido o no, no le interesa en lo absoluto si apenas comemos un poco de pan y agua...

Un bralette de color negro hacen el "complemento" perfecto, según ha dicho Banner, la falda es lo bastante corta y demasiado incomoda, sin omitir el calzado de zapatillas que uso.

Salgo de la habitación mientras que Banner me seguía, los malditos ruidos que hace con su boca me producen nauseas, así como la manera en que sus manos se escabullen hasta llegar a mis glúteos y apretarlos con fuerza, suspiro ahogando todo pensamiento impuro que tengo ahora sobre este enfermo.

Música, mujeres de un lado a otro, jóvenes bebiendo y otros teniendo casi sexo acuestas sobre los sofás del lugar, mujeres bailando eróticamente y hombres babeando por ellas, hombres que fácilmente después de un día de estrés se atreven a venir aquí a beber y a follar con alguna chica.

Banner se adelanta y yo a un lo sigo y es que la verdad jamás lo habia visto así de emocionado, es decir... no de esta manera en la que se preocupará por hacer que su cliente se llevara una buena impresión.

Giro por donde él lo hizo, sin embargo choco con fuerza contra un hombre, hombre que abrió los ojos como plato de la misma manera en la que yo lo hice.

Mierda...

Su mirada marrón me recorre de pies a cabeza, no hay ni una maldita impresión más que asombro, no noto nada más que eso así como la dificultad para aceptar que me ha visto de esta manera tan jodida.

Pero no solo es él, su compañero y mi amigo, mi mejor amigo estan aquí impresionados... Banner palmea la espalda de Michael sacándolo de su trance, este reacciona y lo ve de inmediato.

─Creo que ella es la indicada amigo ─Banner habla y entonces me congelo aún más─. Folla de puta madre por lo que me han dicho.

─... Ya lo creo Banner... ya lo creo ─dice él mirándome con naturalidad.

Me doy la vuelta en seco decidida a irme, decidida a marcharme de ese sitio, pero el tirón de brazo de Banner me hace retroceder y chocar contra su cuerpo.

─ ¿Qué mierda crees que haces? ─molesto, pregunta sin soltarme.

─Suéltame... no lo hare.

─Pero claro que lo harás muñeca, si le has dado el culo a otros, se lo darás a él.

─ ¡Te dije que no lo hare! ─grite enfurecida.

─ ¡Y yo te dije que aquí haces lo que yo te ordene!

─ ¡Andrew! ─la voz de Michael resonó en nuestro sistema, Banner, simplemente llevo su mirada hasta Michael quien negó un par de veces─. No hace falta esto, solo vinimos a hablar ─dice y entonces Tristan se da la vuelta mientras rascaba su nuca.

─Claro que hablaremos ─Banner suelta divertido─ pero... debo arreglar algunos asuntos primero ─me miro y entonces me jaloneo un poco haciéndome devolverme hacia donde habíamos salido.

Mis pasos son torpes, mis suplicas ya han salido y solo porque sé lo que se viene. Mas golpes... una violación más. Más asco y repudio hacia mi cuerpo.

No sé en qué momento llegamos a la habitación, pero de lo que estoy segura es que me aventó con tanta fuerza que caí de rodillas contra el piso. Y cuando intente levantarme, él ya me habia tomado del cabello con fuerza mientras que la mano que tenía los anillos se hacía puño, puño que choco contra mi rostro un par de veces.

No solo era en mi rostro, si no también en mi estómago, en mis costillas, me pateaba cuando ya estaba en el piso por segunda vez, me gritaba tantas cosas que simplemente desee estar muerta en este preciso momento.

Mi llanto era tan escaso, no sé si seguía valiendo la pena llorar, si seguía valiendo la pena sentir...

Solo quería morir... solo quería dejar de existir.

Un fuerte estruendo me hace reaccionar, estruendo que me llevo a la realidad de saber que alguien habia entrado a la fuerza a la habitación, mi cuerpo temblaba de miedo, temblaba por el maldito miedo que sentía si Banner me hubiese hecho más daño aun.

Gritos de hombres molestos y sobre todo gritos que reconocí de dos voces que fueron mi salvación en este momento.

Alguien me ayuda a levantarme del piso y, cuando estoy de pie me refugio en lo primero que encuentro, me refugio bajo el regazo de aquel hombre al cual me ayudo a levantarme, al cual le escupí el café.

Lloro a gritos, lloro con terror e inseguridad. Lloro por lo agradecida que estoy que haya llegado cuando más ayuda necesitaba.

─ ¡¿Qué mierda te pasa?! ─Michael grita hacia Banner sin dejar de abrazarme, sin dejar de protegerme─ ¡¿Qué estas enfermo de la puta cabeza para golpearla de esa manera?! ¡la ibas a matar Banner!

─ ¡Eso a ti no te importa, Jackson!

─ ¡Si, si me importa Banner! ¡es una jodida niña!

─ ¡Niña que me pertenece! ─Con brutalidad, Banner me jalo del brazo haciendo que me apartara de Michael, pero lo que paso enseguida me hizo pensar...

Y es que cuando Banner hizo aquella acción y me aparte por completo de Michael, él llevo su mano a la parte trasera de su pantalón, mano en la cual al tenerla a la vista tenía un arma empuñada, arma que fue llevada de golpe hasta la cabeza de Banner.

Harry, hacia el mismo procedimiento, tener un arma empuñada apuntando hacia Banner.

¿Qué mierda pasaba? ¿por qué mierda tienen armas? ¿quiénes son en realidad?

Cientos de preguntas atravesaban mi mente, cientos de preguntas que exigían una respuesta...

─Si sabes lo que mejor te conviene, Banner... es mejor que sueltes a la chica, ya ─voz ronca y arrastrada, voz tan grave que me hizo estremecer. Banner lo piensa, pero hasta él sabe que Michael no está jugando.

Poco a poco me va soltando hasta el momento en que dejo de sentir su mano en mi brazo, ahora es Michael quien me toma con delicadeza de la muñeca, sin dejar de apuntar comenzamos a retroceder, Harry es quien más atento estaba ante la situación, era quien estaba al tanto por si algo malo pasaba.

Una vez fuera de la habitación, caminamos con prisa hacia la salida, salida en donde Tristan estaba, en donde aquel chico lo único que hizo fue abrazarme con tanta fuerza que a decir verdad, me alegraba que lo hiciera con esa magnitud.

─Al auto, ya ─Michael ordena y simplemente obedezco a su petición, así como Tristan y Harry.

No sé cómo sentirme... no sé cómo debería hacerlo cuando los dos hombres que me llevaron casa hace una semana, portan armas... cuando ahora sé, que ellos conocen a Andrew Banner.

Y ¿por que no suponer que también conocen a Charlie Jolson...?

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