La Noche de Luna Llena

"Luego de mil lunas sus ojos se encontrarán...
Los hermanos nacientes de estrellas, ambos caminaran entre las ruinas de la terrible soledad...

Uno moldeado en fuego y el otro moldeado en el mar."

-Te vez muy hermosa Diana... Aunque deberías quitar esa cara.

Rodé los ojos ante el comentario de Liz, y suspiré al ver mi reflejo, frente aquel espejo de cuerpo entero odiaba vestir así... Tan formal.

Di otra vuelta ondeando un poco los flecos del vestido blanco estilo griego, mi cabello estaba semi recogido con un par de ondas sueltas, y como accesorios a petición de Deyanira llevaba en mis muñecas y tobillos brazaletes gruesos de color dorado con piedreria azul, al igual que unos largos aretes.

-Vamos Dianita, sólo será por está noche.

Mi prima me guiño un ojo y sonrío, para luego fijar su mirada con asombro en mi cuello.

-Oye... ¿Y ese colgante?

Ella se levanto y se acerco hasta mí, con curiosidad.

Maldición... Olvidé quitarmelo.

-No te lo había visto se parece a...

Rápidamente me alejé antes de que tocase el dije que Elliot me había obsequiado.

-Lo compré hace algún tiempo atrás, pero mejor lo guardo... Ya sabes no puedo llevar nada que arruine mi atuendo.

Reí un poco y Liz achico sus ojos grisáceos.

Odiaba lo perspicaz y curiosa que era esa niña.

-Liz, ya deberías haber salido ¿no? Recuerda que ustedes deben estar mucho antes que nosotros y...

Le mostré el reloj en mi comoda.

-Mirá ya darán las diez de la noche y tú aún no sales.

La pequeña de rizos negros intento contradecirme pero al ver la hora arrugó el entrecejo, y en unos segundos salió de mi habitación, bufando.

Suspiré aliviada, fue un verdadero respiro poder quedarme sola. Desde mi llegada a los terrenos no había podido nisiquiera respirar libremente, era como si los muros me asfixiaran. Sólo agradecía que mi padre no estuviera allí, con su mirada severa.

Estaba agobiada, no solo por estar allí sino por la manera en como Andrew me había tratado de persuadir para faltar a la ceremonia... Pero por Selene, ¿cómo podría ausentarse la llave de Hydor a su propia ceremonia?

Era ridículo.

Aunque no dejaba de pensar en lo sucedido ayer cuando Andrew llegó a mi departamento...

"Hace dos días que había visto a Elena. Desde allí no tuve más comunicación con ella, asumí que era por cuestiones de protección.

Por otro lado, Elliot y yo quedamos en estar distanciados estos días. Claro, todos excepto Tabatha quien debía seguir saliendo y distrayendo a Aiden para así no levantar sospechas. Esperaba que la odiosa pelinegra se quedará con aquel idiota, era un alivio no tenerlo respirando sobre mi cuello... Literalmente.

En fin, me apresure dispuesta a irme a los terrenos del clan, estabá entusiasmada por que al fin vería a Sebas. Sin embargo; al abrir la puerta me topé con un agitado y desesperado chico de cabellos castaños.

-¿Andrew? ¿qué carajos haces aquí?

Arqueé una ceja al ver como el chico accedía a mi departamento de forma apresurada ¿No se suponía que ellos se mantendrían al margen?

-¿Es cierto que mañana será la ceremonía de "Luna llena"?

Se notaba como si algo lo angustiase de sobremanera.

-Pues si... De echo, estaba por irme a los terrenos...

Él abrío los ojos desmesuradamente, se peino el cabello con sus dedos con desespero.

-Hey... ¿Qué te sucede?... An...

Me sujetó la mano y me llevo hasta la mesita de mi sala, allí colocó un enorme y roído pergamino amarillento por azares del tiempo. Lo extraño era la especie de sello que enmarcaba "Una media luna y un sol"

-¿Dónde demonios encontraste eso?

El chico me observo y sonrio.

-Cortesía de Tabatha... Te presento uno de los últimos pergaminos del templo destruido de Hydor y Vulcano.

No pudé evitar que la sorpresa se impregnará en mi rostro. ¿Un templo de Hydor y Vulcano?

-Debes estar bromeando...

-Para nada... De echo, he venido por lo que Aeris y yo desciframos ayer.

Asentí y él comenzó a trazar líneas con sus dedos.

-La ceremonia de mañana, estará llena de muchas coincidencias Diana...

-¿A qué te refieres?

Él tomó aire.

-Mañana será "El día de las mil lunas"... Y el día en que las puertas de Vulcano e Hydor se abrirán simultaneamente.

Sabía de antemano lo de las mil lunas, era por eso que la ceremonia sería más especial para nosotros. Pero nunca había oido de que las puertas se abrieran de manera simultanea, era algo imposible... ¿No?

-¿Qué?... ¿Estas seguro?

Andrew asintío.

-Según lo encontrado; mañana las puertas del templo de Helios y Selene darán paso a sus hijos... Las llaves. Esté será el único día en que sucederá, todo con el fin de guiarlos hasta el templo original de Hydor y Vulcano.

Retrocedí con incredulidad.

-Espera... Dijiste "Templo original"... No se supone que los templos originales son el de la isla Vulcano y el otro esta en los terrenos de la Luna. Andrew... Lo que dices no tiene coherencia.

El castaño negó, y me dedicó una mirada llena de convicción.

-El templo original está oculto, por razones desconocidas Helios y Selene dejaron aquel lugar bajo las sombras. Sólo las llaves sabrán como llegar, sólo las llaves destinadas a esté tiempo...

-Aeris... Y yo.

Él asintio y musitó.

-Aunque... Creo que ir mañana a la ceremonia será arriesgado.

Sólo una razón se vino a mi mente.

-Piensas que "La marca de caos" estará allí.

-Si, es lo más seguro. Tendrán toda la facilidad para un contraataque. Además toma en cuenta lo que te dijo aquella chica, quizás los traidores aprovechen para quitarte la llave.

Guarde silencio, sabía que Andrew tenía razón pero... Con más razón debía estar allá. Debía advertir a Sebas, a Liz... Y a mi padre.

-¿Y? ¿Qué piensas hacer?

Sin miramientos retomé mis maletas.

-Andrew, gracias por contarme todo esto... Y disculpame con Elliot, pero siendo así, no puedo quedarme aqui."

Con la yema de mis dedos toqué el dije en forma de estrella y esté brilló con cierta intensidad, así que me quite el collar y lo oculté entre mis ropas, precisamente en el portadagas que llevaba alrededor del muslo izquierdo con la daga de Sebastían.

Todo estará bien... Sebastían, y mi padre estarán allí, si algo malo llegase a ocurrir. No debo preocuparme.

Intenté sonreir inutilmente frente al espejo, mientras daba un último vistazo a mi vestimenta.

-Me veo... Tan tonta.

-Debo diferír... Ese vestido realmente te hace ver muy hermosa Diana.

El corazón golpeó con fuerzas mi pecho, ante aquella voz, tan conocida y tan anhelada, al girarme pudé al fin toparmé con aquellos ojos tan similares a los mios.

Allí estaba él, recostado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados; tan elegante e irreal, con aquella sonrisa avasallante, que tanto extrañe. Vestía de traje negro, que se adhería a su fornido cuerpo, su cabello estaba un poco largo, pero igual de arreglado que siempre, todo en él gritaba perfección.

Las palabras se atoraban en mi garganta, y mi pulso se aceleraba, hasta podía percibir el calor instalarse en mis mejillas.

-Sebastían...

Fue un par de segundos perdida en su mirada, y su sonrisa.

-Y ¿Me darás un abrazo o te quedarás a admirar mi bello traje?

Negué despertando de mi trance, y sonrojandome ante aquel comentario. Y a causa de saberme descubierta sólo pudé accionar dándole un puñetazo en el hombro.

-¡Ouch! ¡Diana, Solamente bromeaba!

-Tonto, ¡Presumido!

Refunfuño él con gesto dolorio mientras se agarraba el hombro. Reí al ver su cara y a la final terminé abrazandoló con fuerzas, a lo cuál él me correspondió.

-Te extrañaba pequeña inquieta y desastrosa...

Aspiré el aroma de su perfume, sintiendo como mi pecho se llenaba de felicidad.

-Y yo a ti... Señor presumido.

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