Cap 11 : Kate y el blot.

- ¿Enserio? - dijo sorprendido Riddle, incapaz de creer lo que Chenya le había contando.

- Sí, tal y como lo oyes. Los clones de tu amigo tienen personalidad propia - dijo Chenya - No creo que el de ayer fuera Cater, si no uno de sus clones. -

- Ya veo, tiene sentido... Aún así, algo pasa con ese clon. La forma en la que me miró y me habló ayer me preocupan. Sé que no es el verdadero Cater pero aun así... algo anda mal con él -

- Entonces ve y pregúntale - sugirió Chenya.

Riddle arqueó una ceja y miró a Chenya con arrogancia. 

- ¿Qué? - 

- ¿Eres consciente de las estupideces que sueles decir? - preguntó Riddle.

- ¿Y ahora que estupidez he dicho? - preguntó ofendido Chenya. 

Riddle golpeó su propia frente con la palma de su mano. 

- Déjalo - dijo el líder de Heartslabyul - Será mejor que vuelvas a tu instituto antes de que alguien note tu ausencia-

- A veces no te entiendo - dijo Chenya antes de desaparecer.

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(De vuelta con Cater) ***
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- Eso que dices es... -

- ¿Un problema? - preguntó Cater.

- Raro - corrigió Crewel - pero no por eso necesariamente un problema -

Cater comenzó a jugar con sus uñas en un intento de no morderlas.

- Cater - volvió a hablar Crewel - Me gustaría que usarás tu magia única ahora mismo a ser posible - pidió el profesor.

- No sé si... -

- Por favor - insistió - Necesito comprobar algo -

Cater aún tenía dudas al respecto, pero terminó por hacer lo que Crewel le pidió.

Los clones no tardaron en aparecer frente al profesor y este fijó su vista en Kat.

- ¿Por qué ese es diferente? - preguntó.

- Él se quiso cortarse el pelo así - explicó Cater.

- Ya veo... -

- Cater, métete en tu asuntos - dijo Kat cortante - Puedo hablar por mi mismo, no necesito que tú lo hagas por mi -

- Qué rápido te enfadas - comentó Catty mirando de reojo a Kat con soberbia.

- Le dijo la sartén al cazo - contraatacó el clon con el pelo más corto.

Si las miradas matasen, ahora mismo Catty y Kat estarían en un batalla a muerte.

- Interesante... - susurro el profesor Crewel mientras analizaba a los clones con la mirada. - Cater, muéstrame tu varita -

Cater se acercó al profesor e hizo lo que este le pidió.

El adulto de pelo blanco y negro sacó una especie de monóculo del bolsillo de su chaqueta de piel (ni idea de por qué tenía eso ahí) y miró la gema de la varita de Cater a través de dicho monóculo.

- Lo que me temía... - susurró el profesor.

- ¿Qué ocurre? - preguntaron Kate y Cater casi al unísono.

- Vais a querer sentaros antes de escuchar esto - informó Crewel.

Los clones y Cater se miraron entre sí y con algo de miedo se sentaron donde pudieron.

- Bien, puppys ¿Alguna vez habéis escuchado el dicho "los gatos tienen siete vidas"? - Preguntó Crewel. Los Cater permanecieron en silencio - En vuestro caso, tenéis entre cuatro o cinco vidas antes de tener un overblot. Y por lo que puedo ver aquí, ya habéis gastado una -

Por alguna razón, la temperatura del aula bajó derrepete. Kate se levantó de golpe.

Tenía los ojos abiertos de par en par y a pesar de que parecía estar mirado al profesor Crewel, en realidad no estaba mirando a nada ni nadie en particular. Sus manos temblaban ligeramente.

- ¿Por favor, podría explicarme mejor a que se refiere con que "hemos gastado una vida"? Creo que lo he entendido todo mal - pidió el clon no queriendo creer la realidad.

- No, creo que me has entendido bien. Uno de vosotros... - dijo señalando a los clones -... Ya debería de haber pasado por un overblot. Pero como no sois el Cater original, si no copias que han desarrollado una propia personalidad, no habéis tenido un overblot como tal y el blot sigue en la gema, solo que es imposible deshacerse de ese blot a menos que la gema sea destruida, pero eso impediría al mago original hacer magia por... Dos años más o menos.-

- Profesor - habló Cater - ¿Cómo es que sabe tanto al respecto? -

- En la universidad a la que fui tuve que hacer un trabajo sobre el blot y exponerlo. - explico Crewel. - Gracias a eso aprendí varias cosas curiosas, pero no estoy especializado en el tema... Por otro lado, conozco a alguien que sí lo está. Si os parece bien, puedo llamarle para que os ayude con vuestro caso. -

- Claro, eso sería de mucha ayuda - dijo Cater esperanzado.

- ¿Quién es? - preguntó Kat de forma cortante y con una mirada sombría.

Crewel puso una mueca de molestia ante la actitud del clon. No le gustaba nada ese tono.

- Un viejo amigo del instituto - dijo el profesor devolviéndole la mirada asesina al clon.

- ¿Cree que su amigo podría decirnos quien de nosotros habría tenido un overblot? - preguntó Kate algo nervioso.

- Conociéndolo, sí. - fue la respuesta de Crewel.

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- Una vez más. - dijo Ortho - ¿A dónde vamos? -

- A pedirle perdón a Cater por haber actuado de forma borde con él... - murmuró Idia.

- ¿Y cuando lo haremos? - preguntó Ortho con alegría.

- Ahora... -

- ¡Más alto! - pidió Ortho.

- ¡¡Ahora!! - gritó Idia con miedo e inseguridad en su voz.

- ¿Idia? - dijo una tercera voz.

El nombrado se giró lentamente hasta confirmar sus peores temores.

Sí, Riddle estaba detrás de él.

- ¡Hola! - saludó Ortho de forma animada.

- Ri-Riddle... - dijo Idia al borde de un posible ataque de ansiedad. - ¿Qué... haces en mi habitación...? -

- Me disculpo por entrar sin llamar, pero necesito pedirte un favor urgente - habló Riddle.

- ¿Un favor...? - preguntó el Shourd de mayor edad.

- Sí - dijo el joven de cabello rojo - Necesito que me prestes unos cuantos drones -

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Habían pasado unas horas desde que Cater habló con Crewel y ahora estaba en su habitación, solo, mirando como anochecía.

Las montañas que se podían ver a lo lejos desde su ventana eran ahora negras y el cielo había cambiado su color por un azul más oscuro casi negro. Lo único que hacía que las montañas y el cielo todavía fueran distinguibles era una pequeña línea de luz blanco - azulada que en cualquier momento iba a desaparecer.

Los compañeros de habitación de Cater no tardarían mucho en volver y Cater no tenía la fuerza ni las ganas de hablar con ellos.

Así que salió fuera a pasear por el laberinto del dormitorio.
Caminó por varios minutos hasta que llegó al lugar que quería: El corazón del laberinto.

Cater se sentó en el césped y miró el cielo en silencio. Había muchas estrellas pero casi no podía ver la luna, ya que estaba siendo tapada por una gran nube, a pesar de eso el pelirrojo podía distinguir su luz.

Cater se tumbó y respiró profundamente. Sin darse cuenta, se quedó dormido.

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