8. La elegancia de las espinas
Acababa de despertarme, llena de energía. Tenía la estrategia perfecta para vencer al líder del cual desconocía su identidad.
Illbis no me proporcionaría mucha ventaja, pero al menos tenía a Eevee e Hiponea.
Cuando me desperté eran las siete y media, y tras una noche de sueños relacionados con el Bosque Oscuro, no sabía si era mejor la realidad o la ficción de los propios sueños. Ambos me parecían igual de desesperantes.
Nada más levantarme abrí las ventanas y las contraventanas. En Thellos no teníamos muchos lugares con el "moderno" avance que suponía hacer uso de persianas. Una bandada de Pokémon pájaros e insectos volaban hacia el sur. No era buena señal, pues hacia el norte estaba el Bosque Oscuro.
Decidí intentar, y digo intentar porque no lo conseguí en todo el día, olvidar aquel hecho.
Caminando por las esquinas y recovecos del pintoresco pueblo adornado con múltiples estatuas y decoraciones de Pokémon de tipo psíquico, encontré el gimnasio.
Tenía dos estatuas de Medioise* a cada uno de los lados de la puerta de entrada, y a modo de decoración tenía múltiples relieves tallados en el arco de la puerta, formando espirales como si de energía psíquica se tratase, en forma de círculos y otras formas más enrevesadas.
Dicha puerta era de color gris con detalles en relieve de color rosa purpúreo, y me superaba bastante en altura.
Cogí aire, y lo solté lentamente, intentando mantener la calma. Ningún Pokémon estaba fuera de la pokéball todavía, pues necesitaban descansar un rato más.
Cerré los ojos, y abrí ambos portones, entrando así en el gimnasio. Cuando los abrí no se veía nada. Todo estaba muy oscuro en su interior, y no se podía distinguir nada más que la oscuridad.
De repente, el relieve del suelo y las paredes de la sala, decorados igual que las puertas comenzaron a brillar con una luz púrpura rosácea.
Esto, además de iluminar la sala con un fulgor morado, la dotaba de un aire místico que me abrumaba.
Las paredes y el suelo negro daban sensación de vacío, y gracias a las líneas brillantes que recorrían la estancia pude distinguir una figura esbelta en medio del lugar.
Dio varios pasos hasta ponerse frente a mí. Un hombre de unos veinte años, pelo negro y piel morena estaba frente a mí.
Tenía un semblante serio, carente de emoción alguna que no fuese la seriedad. Su rostro tenía pinturas del mismo color y de las mismas formas que las del gimnasio, y sus ojos eran del mismo color.
Vestía ropa elegante, concretamente un esmoquin negro con una corbata del mismo color brillante de las líneas que recorrían el lugar.
Por lo que podía ver en sus manos y muñecas, supuse que todo su cuerpo estaba recubierto de aquellas pinturas.
—Bienvenida, aspirante. El profesor Aliso me informó de la llegada de varios jóvenes. Supuse que tarde o temprano alguien me retaría. ¿Cuál es tu nombre?
—Addie, Addie Thegt.
—Bien, Thegt. He de informarte de que no podrás salir de este lugar hasta que no me hayas vencido o no hayas sido vencida. Así pues, ¿Estás lista para el desafío o te echas atrás?
—Estoy lista.
—Mi nombre es Elekue*, y soy el líder de gimnasio de pueblo Psique. ¡Que comience el desafío!
Las líneas del gimnasio se movieron formando el delineado de un campo de combate.
Elekue se colocó en su puesto, y yo en el mío. Ambos teníamos una pokéball en la mano, y nos mirábamos desafiantes. Tras gritar ambos a la vez "¡Adelante!", enviamos a nuestros Pokémon a combatir.
Elekue sacó un Metagon, Pokémon característico de la ruta cuatro que no era muy común.
Metagon era un pequeño dragón de color rosa con alas del mismo color flotando en su espalda. Tenía unos ojos rosas más oscuros, y unas orejas largas y puntiagudas.
En medio de su frente había un punto del mismo color que sus ojos el cual según la entrada de la Pokédex le daba su poder psíquico.
Yo por mi parte había sacado a Eevee, que frente a un Pokémon como lo era Metagon apenas era nada.
Eevee miraba desafiante a Metagon, y mientras tanto el pequeño dragón examinaba a mi Pokémon.
Ordené a Eevee que comenzase con placaje, a lo que él respondió casi al instante arremetiendo contra Metagon con todas sus fuerzas.
El Pokémon adversario lo esquivó sin problema volando un poco hacia arriba, pero como el día anterior me había entrenado contra algunos Lebirdfee y Leafbird, sabía qué estrategia usar.
Ordené a Eevee que saltase mientras aún durase el efecto del placaje, cosa que hizo un poco torpemente. Sin embargo, acertó y le dio en la tripa a Metagon, que cayó al suelo dolorido.
Yo sabía que ese era el punto débil de Metagon, pues de pequeña amaba a ese Pokémon por su parecido con las hadas de los cuentos de fantasía; fue por esto que decidí estudiarlo en profundidad durante un tiempo. Aunque la verdad, sólo su primera fase, Metagon. Su línea evolutiva la tenía algo, por no decir bastante descuidada.
No, no tenía muchos amigos. Sólo estudios y libros. Muchos libros de Julio Verne. Y de Charles Darwin hablando de la evolución.
Metagon logró levantarse bastante rápido, haciendo aflorar mi sospecha de que perdería el combate.
—¡Metagon, usa psíquico! —Ordenó el líder.
Con el psíquico lanzó por los aires a Eevee, y lo estampó contra el suelo como si tal cosa, debilitándolo.
Me quedé realmente sorprendida. No esperaba menos por parte del líder, pero sí esperaba que Eevee durase más.
Mi siguiente Pokémon fue Illbis. Quería reservar a Hipoena para el final, pues ayer aprendió un nuevo movimiento que me sería favorable.
Metagon revoloteaba por el gimnasio con energía, aunque parecía dolerle todavía un poco el placaje en el estómago.
Confiaba en que Illbis, a pesar de su tipo veneno, con su tipo volador lograse hacer algo.
Por suerte, gracias al entrenamiento de la tarde de ayer, había logrado también aprender un movimiento. Estaba segura de que lograría hacer algo a Metagon, y quizás tuviese una pequeña oportunidad.
Estaba en una situación bastante difícil. Tenía desventaja de tipos, y apenas ninguna posibilidad.
Metagon e Illbis volaban por el gimnasio esquivándose los unos a los otros, usando distintos movimientos.
Dos disparos estrella de Metagon impactaron sobre Illbis, pero aguantó el tipo. Illbis por su parte usaba tajo aéreo sin ton ni son contra Metagon, con una velocidad que hasta a mí misma me asustaba.
Los restos del rayo rosa del disparo estrella de Metagon flotaban en el ambiente.
El ataque consistía en unos rayos rosas cuya fuente se encontraba en las alas de Metagon, y que dejaban una estela de estrellas del mismo color.
Por suerte, y aunque Illbis acabase agotado, logré debilitar a Metagon, aunque sólo con tajo aéreo.
—No ha sido una muy buena estrategia, Addie Thegt. Podría haber sido mejor.
—Lo sé, pero ante la desventaja de tipos he decidido forzar un poco las cosas. Yo también hubiese preferido tener una estrategia mejor.
—Sin problema. Es tu primer combate oficial, ¿No es así?
Asentí. Illbis estaba agotado, pero preferí que siguiese luchando.
El siguiente Pokémon de Elekue fue uno que le iba como anillo al dedo, y del cual había estudiado todo lo que se sabía, que tampoco era mucho, un Turtalist.
Era una tortuga de color negro purpúreo, con círculos de ese mismo color recorriendo su cuerpo, igual que la piel del líder, y la preevolución del Pokémon representado en las estatuas del exterior.
Tenía los ojos cerrados, y no parecía moco de Gobburn*. Era de tipo agua/psíquico, por lo que me resultaría difícil vencer con Illbis.
Turtalist comenzó con psíquico, igual que Metagon, el cual hirió bastante a Illbis. Mi Pokémon se mantenía en pie a muy duras penas, y me estaba empezando a preocupar.
El poder psíquico de Turtalist, un Pokémon bastante extraño, era muy fuerte.
Según lo que los libros de estudios me habían enseñado, estos Pokémon siempre habían habitado las cálidas aguas de Alola, pero cuando la catástrofe de Catacove se dio hace miles de años, emigraron a Thellos por causas desconocidas.
Era sorprendente ver a un Pokémon como ese cuando apenas se tenía constancia de ellos. Eran raros de ver, y hubo un momento en el que los científicos los consideraron extintos.
Había una vieja leyenda que circulaba por las islas de la región que decía que convivieron con el mismísimo Kyogre ancestral.
Me concentré de nuevo en el arduo combate, y ordené a Illbis que usase tajo aéreo una vez más, arañando con sus garras la tosca piel del Pokémon tortuga, el cual acertó. Por el contrario, apenas le hizo un mísero rasguño a Turtalist, que con un pistola agua acabó con Illbis.
Pensaba que al menos podría usar aroma fantasma, el movimiento característico de Illbis que había aprendido hacía nada de tiempo, pero ni siquiera pude mostrarlo.
Sólo me quedaba a Hiponea. Ahora los tipos estaban medianamente igualados, pero tenía un as en la manga.
—¡Turtalist, ráfaga ancestral!
Los tatuajes púrpuras de la piel de Turtalist comenzaron a brillar, a lo que después siguió un fulgor del mismo color que hizo que Hiponea saltase por los aires y se chocase bruscamente contra uno de los muros.
No me gustó nada aquel impacto, pero Hipoena se repuso rápidamente.
—¡Vamos Hiponea, usa placaje metálico!
Estaba segura de que con su nuevo movimiento lograría hacerle algo a Turtalist.
Por suerte, el punto débil de mi adversario era la velocidad, y no tuvo tiempo siquiera de esquivar el placaje de Hiponea, recubierto con una fina coraza metálica.
Ordené a Hiponea que usase placaje metálico una y otra vez, haciendo fracasar los intentos de ataque de Turtalist.
Finalmente, usando la mala estrategia que había utilizado con Metagon, logré vencer al segundo y último Pokémon del líder.
—Enhorabuena. Me hubiese gustado felicitarte por tu estrategia, pero te has ceñido demasiado a la fuerza de tus Pokémon. Está bien que confíes en ellos, pero ellos también deben confiar en ti, pues debes tener una estrategia para cada combate.
—Gracias. Sé que no ha sido un gran combate, y que los he forzado, algo que no me hace ninguna gracia, pero aún no sé muy bien como manejar las desventajas.
—No te preocupes. Eso es algo que se arregla con entrenamiento.
Hizo una pausa y sacó un objeto metálico de uno de sus bolsillos.
—Addie Thegt, te hago entrega de la medalla rosa, la medalla de la elegancia del tipo psíquico.
Guardé la medalla en un estuche que tenía específicamente para eso, y que antes perteneció a mi hermano. Había concluído mi primer desafío.
*Medioise: Forma final de la línea evolutiva Psiopin-Turtalist-Medioise
*Elekue: Se pronuncia Éleku
*Gobburn: Pokémon pavo que saldrá más adelante en la historia.
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