7. Huyendo del telediario

Llegamos por la tarde a pueblo Psique. Tras haber caminado junto con nuestros Pokémon tanto rato hasta el pueblo, estábamos verdaderamente agotados.
Si no me equivocaba, había un gimnasio, el gimnasio de tipo psíquico, el cual era el primero de la región; aunque no por eso era fácil.
Al contrario. Era bastante difícil un desafío como aquel. Sólo aquellos de gran destreza en los combates podrían comenzar su aventura como entrenadores al recibir su primera medalla.
Mi equipo no tenía mucha ventaja contra el tipo psíquico. Illbis tenía en todo caso algo de desventaja al tener el tipo veneno, e Hiponea e Eevee tampoco tenían mucha ventaja.
Mi única alternativa era entrenar duramente para vencer.
Sabía de sobra que Ben no querría desafiar al líder del cual no teníamos ni idea, por lo tanto decidí librar un combate contra Flaere.
Como siempre, la idea le pareció bastante buena, y comenzamos con el combate.
Ben hizo de árbitro de mala gana, a pesar de haberlo convencido previamente de que así vería las cualidades de un Pokémon tan extraño como lo era Eevee.
Nos pasamos toda la tarde entrenando duramente, e incluso Ben libró algún combate contra Flaere y contra mí.
Estaba segura de que en fondo le gustaba combatir más de lo que aparentaba.

Por la noche fue cuando se dieron los hechos que hicieron que se me pusiera la piel de Torchic.
Habíamos ido los tres a un pequeño hostal a pasar la noche, en el que también había una cafetería que hacía las veces de restaurante. En dicha cafetería había una tele, con el canal de noticias puesto.
No era un lugar muy bullicioso por el tamaño del pueblo, pero estaba algo lleno.
El sonido del telediario no era más que un sonido de fondo, un suave rumor que se perdía entre las voces de los allí presentes, y nuestras risas hacían que no pasase de la categoría de susurro.
Tenía a Illbis a mi lado, y las pokéballs de Eevee e Hiponea a mano en la bandolera negra, por si las cosas se torcían en algún momento.
No era ninguna sospecha, era más un presentimiento infundado; el cual me daba una sensación de inseguridad y me hacía querer tener cerca a mis queridos Pokémon.
Nerviosa por ninguna razón, miraba recelosa a mi alrededor, como si una incipiente catástrofe se avecinara.
Yo cenaba una ligera ensalada con algún que otro condimento, pues no tenía mucha hambre. De vez en cuando, al pinchar la lechuga con el tenedor la traspasaba y chocaba con el plato, haciendo un ruido un tanto molesto.
Ben no tenía hambre, y ni siquiera había pedido cena. En sus manos descansaba una infusión de baya ango que se iba tomando sorbo a sorbo, con la cabeza en otro lado pero sin dejar de lado la conversación.
Flaere masticaba con brío un enorme filete con patatas fritas que había sobre su plato. Cabe mencionar que aquella tarde de entrenamiento le había hecho mejorar muchísimo sus casi nulos dotes de combate, y había incrementado su apetito. Nunca le había visto combatir así.
Todo seguía su curso, la calma de la cotidiana escena me tranquilizaba bastante.
Hubo un momento en el que Flaere se concentró tanto en su comida y Ben en sus pensamientos que me dejaron a mí sola con, o mejor dicho contra los míos.
Aquella tarde, cuando habíamos ido a hacer un breve descanso al centro Pokémon del pueblo, Ben envió a Lebirdfee al profesor Aliso.
Lo notaba muy distante, y más nervioso todavía que la última vez. Le hicimos un resumen de la tarde, pero parecía que apenas le interesaba, hasta que llegamos a la parte de los Eevee.
Se quedó realmente sorprendido, y nos colgó casi al instante. Antes de que pudiese plantearme algo más o sacar alguna especie de teoría Ben me sacó de mi profunda inmersión en mis pensamientos para señalar el televisor.
No me había dado cuenta, pero todo el mundo se había quedado en silencio. No se movía ni un Cutiefly.
Habían hecho un alto en sus rutinas y sus conversaciones banales para prestar atención a una noticia de la que estaba segura que el profesor Aliso era consciente.
El hombre que nos informaba desde el plató de la capital decía así:
"...Así pues, la actividad registrada que ven en la gráfica que les mostramos ha experimentado un pico.
La energía del Bosque Oscuro y de las zonas de alrededor se ha visto incrementada en las últimas horas.
Ahora se está produciendo un leve descenso de esta actividad, pero estamos seguros de que volverá a aumentar en unas horas..."
A partir de ese punto el gentío comenzó a murmurar. Mi presentimiento no me había fallado. Ese registro era la prueba de que el profesor Aliso tenía razón, y mis sospechas se confirmaban. Algo muy grave estaba pasando.
"...Como ya habrán podido comprobar, muchas especies de alrededor de la zona han estado emigrando a los lugares más alejados de la región.
Personas afirman haber visto algunos Pokémon autóctonos del monte Rech merodeando por el monte Nevado, algo que nunca en la historia de Thellos se había dado.
Los encuentros de Illbis y Pokémon tales como Misdreavus han aumentado en ciudad Maroz, e incluso en zonas más alejadas como pueblo Loza.
Se ruega a la población que se mantenga alerta, y que..."
Llegados a aquel punto, me levanté de la mesa a toda prisa, y salí fuera del hostal a la calle.
Todo estaba ya oscuro, y las estrellas brillaban en el cielo casi tanto como mis ojos de la emoción que en ese instante estaba experimentando.
Me dediqué unos minutos a relajarme y a tragar un poco lo que acababan de anunciar, y tras haber hecho esto encendí el reloj con que el podría hablar con el profesor Aliso.
Quería informarle lo antes posible, así que aún con el pulso algo tembloroso le llamé.
Me pidió que guardarse silencio respecto a ese tema, pero los medios de comunicación habían hablado por mí.
-Profesor Aliso -Dije yo cuando por fin me cogió la llamada.
-Lo acabo de ver, Addie. Pero creo que no deberías decirle nada a Ben ni a Flaere. Hazte la Darumaka, y...
-Pero si tan extraña es la situación, ¿No sería mejor informarles de lo que ocurre para evitar correr riesgos?
-No -Me respondió secamente.
-Profesor.... ¿Qué me está ocultando?
-Addie... Verás, yo... Ahora mismo sólo puedo confiar en ti. Sé que es algo que escapa a tu comprensión, pero has de saber que el asunto es mucho más complejo de lo que pueda parecer. Y no me refiero solo a lo del Bosque Oscuro. El tema va más allá.
-¿Qué hay de Ben y Flaere? A ellos también les ha dado una Pokédex y sus respectivos iniciales. ¿No puede confiar en ellos tampoco?
-Escucha -A través de la pantalla del reloj pude ver cómo comenzaba a sudar de una forma excesiva. No creí que fuese a ponerse tan nervioso -. Flaere no puede entender el asunto, y... Bueno, hay otra cosa. Pero te la contaré más adelante. En cuanto a Ben... Su pasado me hace dudar.
-¿El pasado de Ben? ¿Tiene algo que ver con Catacove?
-No es eso, Addie... Ya te lo contaré.
-¿Y qué hay de mi hermano? ¿En él no...?
-Ya te lo explicaré -Interrumpió -. Si Ben o Flaere te preguntan el por qué de la llamada diles que ha sido para informarme. Por lo que a ellos respecta, no hemos hablado del tema de la confianza.
-Profesor, me estoy asustando... Ojalá me diga cuanto antes lo que ocurre...
Me colgó de repente, y no tuve más remedio que quedarme con la duda.
Cuando volví dentro de la cafetería/restaurante, el ambiente se había tornado extraño.
La gente susurraba compartiendo así sus sospechas sobre el asunto. De vez en cuando se oía un "Los tiempos cambian" de algún escéptico, o "Yo últimamente he visto más a tal Pokémon". Luego estaba el típico cuentista que decía estar seguro de la relación entre Catacove y lo dicho anteriormente.
Todo estaba muy tenso, y Ben y Flaere no eran diferentes a los demás. No hablaban entre ellos, pero ambos tenían sus sospechas. Se les notaba un cambio en su forma de actuar, aunque era más evidente en Flaere que en Ben.
Supuse que me preguntarían acerca de mi repentina salida para llamar al profesor, pero nadie dijo nada. Sin embargo, preferí dejar caer que había sido sólo para informar al profesor por si acaso.
Conociendo a un hombre como lo era él de toda la vida, no dudaba de que sus sospechas no serían infundadas.
Me fiaba completamente del profesor, algo en mi interior me decía que debía hacerlo.

Al cabo de un rato cada uno subió a su respectiva habitación a descansar. Según lo que habíamos hablado mientras acabábamos de cenar, cada uno pensaba tomar un camino distinto.
Ben, estaba muy distante, y quería investigar más acerca de la relación entre el Bosque Oscuro y los extraños sucesos, por lo que tomaría la ruta cuatro en vez de la tres por un desvío y se encaminaría hacia el bosque.
Flaere seguiría un rato más a mi lado, viajando, aunque tampoco estaba muy entusiasmada con la idea.
No obstante, esperaba estar lista mañana por la mañana para luchar contra el líder de gimnasio de pueblo Psique.

Bien, bien. Antes de nada, (pues esto formaba parte de los "requisitos") he de anunciar que esta historia participa en los ShineAwards. ¿Sirve con esta pequeña nota, CieloDeEstrellas?

En fin. Ahora, pasemos a lo importante. Necesito vuestra opinión completa de la historia. Me gustaría saber qué opináis de la misma, recalcando tanto los aspectos positivos como los negativos, y qué creéis que le falta a esta historia para mejorar. Me vendría bien algo así, si no es mucha molestia.

¡Un saludo!

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