6. Triple sorpresa

  Caminaba bastante tranquila por la ruta dos. Ben iba en silencio a mi lado, y hacía rato que Flaere no dejaba de ser un plasta preguntando si habíamos llegado ya al siguiente lugar de destino.
  Decidimos hacer un alto en un lugar del sendero en el que había un árbol que nos proporcionaría refugio del sol. Por un momento pensé que me daría una insolación.
  Ben sacó a Saurok de la Pokéball, que se tumbó al sol a descansar. Supuse que, al estar en su mayoría recubierto por hierba, también necesitaría hacer la fotosíntesis. Seguramente fuese su manera de comer.
  Flaere se había tirado en el suelo, bocarriba, y sus dos Pokémon, Boofle y Bonflick dormían a su lado. Él tampoco tardó en dormirse.
  Por suerte para Ben y para mí, no roncaba. Algo era algo. Por mi parte, tenía curiosidad por saber qué era de Ben, pero tenía miedo de preguntar por si se entristecía. Sería mejor no preguntar el por qué se encontraba solo.
  Aún así, no paraba de darle vueltas a la cuestión del profesor Aliso. ¿Por qué sólo confiaba en mí? ¿Y Ben y Flaere?
  Seguí cavilando y dándole vueltas al asunto, cuando oí un ruido a mi lado. Ben había caído rendido al suelo, y dormía de una forma muy divertida.
  Ya lo notaba cansado desde ayer, pero no pensé que se dormiría de repente.
  No pude evitar reirme por su extraña postura, y a causa de mis risas hice que Flaere se despertase.
  —¿Qué ocurre, Thegt? —Me preguntó él, tan animado como siempre.
  —Shhh —... Me llevé el dedo índice a la boca —Mira a Ben —. Susurré entre risas.
  Sin embargo, Flaere no se rió, miró a Ben por un efímero momento y se sentó a mi lado para observar a Saurok tomar el sol.
  Parecía algo distante, e incluso me arriesgaría a decir que serio, algo que no pegaba en absoluto con su personalidad.
  —Oye Addie —... Parecía tener ganas de cambiar de tema, por lo que no opuse ninguna objeción y le dejé continuar —. ¿Has oído hablar de ese Pokémon con tantas evoluciones?
  —¿Cuál? ¿Eevee?
  —Sí. El profesor me dijo que en nuestra región eran características algunas de sus evoluciones que en otros lugares son desconocidas
  —Oh, cierto. Yo también sé un poco sobre el tema.
  —¿Sabes? Me gustaría tener su evolución de tipo bicho.
  —¿Libeon? A mí también me gustaría tener una de sus evoluciones. Creo que una de las que más me gustan es Klaeon, de tipo roca.
  —Sigo prefiriendo el de tipo bicho.
  —Tengo la ligera impresión de que el tipo bicho es tu favorito.
  —La verdad es que sí... Me gustaría tener un Eevee para evolucionarlo a Libeon.
  —Algún día te ayudaré a buscar uno, el problema está en que por esta zona apenas hay. Ya sabes que suelen habitar cerca de la pradera Floral y El Bosque Oscuro.
  —Baya...
  —Ya...
  —No, que ahí hay una baya. Creo que es una baya aranja...
  —¿Aranja? ¿No es la favorita de los Libeon?
  Flaere asintió. Parecía hacerle mucha ilusión un Pokémon como Libeon.
  Yo, por lo personal, no sabía qué evolución de Eevee escoger. En nuestra región, Thellos, las cuatro evoluciones que más abundaban eran Libeon, de tipo bicho; Klaeon, de tipo roca; y por último la evolución de tipo tierra, de la cual nunca recuerdo el nombre. También había una que se daja muy pocas veces, Nimbeon, de tipo eléctrico. Era como un variante de Jolteon que sólo podía darse al entrar en contacto con una piedra trueno en una tormenta característica de nuestra región.
  No obstante, en Thellos era normal que hubiese más Pokémon de tipo tierra, pues nuestro desierto estaba a la altura del de Teselia, y era incluso aún mayor; el desierto Chuk. Pero este estaba aun más al noroeste.
  Me levanté, con la intención de coger la baya que Flaere había mencionado. Estaba en un pequeño arbusto al otro lado del sendero.
  Cuando me dispuse a cogerla, un Pokémon salvaje me atacó por sorpresa. Esperaba que todos mis combates con Pokémon salvajes no fuesen por sorpresa.
  Quién sabe, quizás fuese un Eevee aquello que me había asaltado.
  Por el chillido que había pegado desperté a Ben, quien se levantó de un salto al llevarse un gran susto.
  Un Lebirdfee había saltado sobre mí con afán de proteger su territorio y probablemente la baya que sería su comida.
  Lebirdfee era la forma evolucionada de Leafbird. Era un Pokémon ave un poco más grande, con casi todo su cuerpo verde y alas en forma de hoja. Tenía sus característicos mofletes rojos, y un pico un tanto más afilado. Al evolucionar, su cuerpo se había vuelto más aerodinámico, y el brote de flor que tenía por cola estaba apunto de florecer.

  —¡Bonflick, lanzallamas! —Ordenó a toda prisa Flaere.
  Me sorprendió que reaccionase tan rápido, y por una parte me alegré, pues no me apetecía que un Pokémon como lo era Lebirdfee usase recurrente o cualquier otro movimiento; pero al fin y al cabo sólo estaba defendiendo su territorio y su alimento.
  En cuestión de segundo me veía gritando a Flaere.
  —¡No quemes la baya! ¡Ni lo hieras mucho...!
  No acabé la frase, pues no merecía la pena hacerlo. Lebirdfee había caído al suelo debilitado, pero por suerte la baya estaba intacta. Algo era algo.
  Cogí al Pokémon pájaro en brazos, y decidí llamar a Hiponea. Ben, que observaba la escena medio dormido, rebuscó en su bandolera algo de medicina.
  Mientras tanto, Flaere, miraba la escena como si lo que acababa de ocurrir escapase a su comprensión. El ser tan impulsivo no siempre era bueno.
  Ordené a Hiponea usar burbuja, al menos para aliviar el daño de las quemaduras. Una vez hecho esto, le dimos la medicina que Ben tenía en su bolsa, y entre los dos logramos curarle la mayor parte de las heridas y hacer que despertase.
  Al cabo de un rato, Lebirdfee estaba tan tranquilo comiendo la baya aranja posado en la rama del árbol bajo el que estábamos descansando.
  El joven de pelo rubio parecía sentirse un poco culpable, pero no era nada que, al igual que todo, no le fuese indiferente.
  Al final acabó dormido de nuevo, solo que era Ben ahora quien no dormía.
  Yo, por supuesto, seguía controlando el tiempo y mis horarios de sueño se mantenían inflexibles. Dormir por la noche, dar el máximo por el día.
  De repente, un arbusto se agitó más de lo normal. Seguramente sería otro Pokémon salvaje.
  Ben, sin pensárselo dos veces, actuó como Flaere al ordenar a Bonflick usar lanzallamas. Lanzó una Pokéball con todas sus fuerzas a dicho Pokémon, la cual se agitó tres veces y lo capturó.
  Era bastante diestro a la hora de hacer eso. Otros dos arbustos se comenzaron a agitar, y lanzó otras dos pokéballs, que capturaron a otros dos Pokémon casi al instante.
  —¿No crees que es un poco precipitado que captures tres Pokémon a la vez?
  —Que sean cuatro —Lanzó una cuarta Pokéball al aire, que capturó a Lebirdfee —. Tranquila Addie, los liberaré si no quiero alguno en mi equipo. Además, el profesor me pidió que capturase algún Lebirdfee o cualquier otro Pokémon de la línea evolutiva de Leafbird.
  —Está bien... Bueno, al menos completaremos más la Pokédex. ¿Y si cogemos un Pokémon de los tres cada uno y vemos cuál es entre todos?
  Ben se encogió de hombros, y cogió una pokéball. Me dio otra a mí, y le lanzó una tercera a la tripa de Flaere, que le despertó.
  —Levanta, hay que ver qué Pokémon es. Vamos a hacerlo entre todos. Después, los liberaremos si están capturados en contra de su voluntad.
  Flaere se levantó a duras penas, pero no dijo nada. Nos pusimos los tres en círculo, cada uno con una pokéball en su mano derecha.
  Todos nuestros Pokémon observaban la escena, incluído el Lebirdfee que Ben entregaría al profesor más adelante.
  —¡Salid! —Dijimos los tres al unísono.
  Ben abrió los ojos como platos, yo sonreí a Flaere y él me miró con gran alegría.
  Mi ilusión se desvaneció cuando comprendí la gravedad del asunto que Ben también parecía entender.
  Que tres Eevee, que habitaban la zona comprendida entre la pradera Floral y el Bosque Oscuro hubiesen llegado hasta la ruta dos, no era algo bueno.
 
  El grupo de Eevee estaba compuesto por tres ejemplares. Un Eevee macho bastante dócil, que era el que Flaere tenía; otro Eevee normal también macho que parecía bastante audaz, el cual ahora pertenecía a Ben; y por último, un Eevee shiny hembra, que era el mío.
  Registré a los tres en la Pokédex, incluído el shiny.
  Como sabía que a Flaere le hacía más ilusión tener al shiny, se lo intercambié.
  Por suerte para nosotros, los tres Eevee se querían quedar a nuestro lado.

  No me entraba en la cabeza cómo podían haber llegado, no uno, ni dos; sino tres Eevee a la ruta. Ni más ni menos que tres Eevee. ¿Habría alguno más por estas migraciones imprevistas?
  Lo único que lograba entender era que estuviesen ahí por la baya Aranja.
  Flaere estaba muy feliz por su adquisición, a la cual puso el nombre de Ninph*.
  Sólo faltaba que lo llevase a la pradera Floral para que evolucionase a una preciosa Libeon shiny.
  Después de un rato trabando algo de amistad con los Eevee y de que Ben hiciese una video llamada al profesor Aliso desde el reloj para informarle de Lebirdfee, decidimos descansar un rato, rodeados de nuestros Pokémon.
  Estábamos agotados no físicamente, sino que anímicamente por las emociones que estábamos viviendo, y sobre todo por las que viviríamos.

*Ninph: Se pronuncia Ninf

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