4.- Amor a primera vista

Para cuando regresaron a casa de Minako, ya era bastante tarde, prácticamente hora de la cena.

Lo primero que hizo Viktor después de despedirse de Yuuri, fue buscar a sus amigos para contarles lo ocurrido. Por suerte, encontró a Georgi en la habitación de Mila y antes de otra cosa, comenzó a enumerar entusiasmado los sitios que visitó y lo que Yuuri le contó.

-...y entonces me llevó a una mina, al principio no sabía que esperar porque...ya saben-rememoró lo que llevaba escuchando toda su vida-Cuando éramos pequeños nos amenazaban con vendernos a los elfos obscu...terrenales para trabajar en las minas de carbón; pues estábamos equivocados, trabajar en las minas no es ningún castigo, de hecho todo está bastante organizado y son bastante cuidadosos de no perjudicar sus tierras, ¡igual que nosotros con el bosque!

-Viktor...-comenzó Mila y él la ignoro.

-Ah, y miren-les mostró una piedra del tamaño de un puño, abierta por la mitad y que en su interior contenía pequeños cristales de tonos púrpura-Se llama geoda, Yuuri me la obsequio, ¿verdad que es magnífica?

-Viktor...

-Y hablando de rocas, resulta que también tienen significados y utilidades distintas, justo como las plantas y flores-expresó, pasando por alto la expresión de su amiga y que Georgi tampoco le prestaba atención-Hay para curar todo tipo de dolencias, para atraer la buena suerte, para el equilibrio, para el amor...

Georgi dejó escapar un hondo suspiro ante eso último. Finalmente, Viktor guardó silencio y se percató de que su amigo estaba más distraído que de costumbre, por lo que se dirigió a Mila para pedirle una explicación.

-Ya era hora-alzó los brazos para poner su exasperación de manifiesto-Ha estado así toda la mañana, pero como te fuiste sin avisar, tuve que lidiar sola con él-se quejo abiertamente y sin embargo su mirada pasó a mostrar intranquilidad.

Viktor abrió la boca para preguntar y ella negó con la cabeza y señaló a Georgi.

-¿Te sientes bien?-cuestionó con prudencia.

-Nunca me sentí mejor-repuso el otro sin dejar de sonreír.

Viktor contempló a su amiga, la cual le insistió con un ademán que siguiera la plática.

-Sabes que si algo ocurre, puedes contarnos a Mila y a mi-aconsejó torpemente y Georgi pareció despertar de su trance.

-Mila no lo entiende-se lamentó, y la aludida rodó los ojos-Pero seguro tu sí-le dijo mientras tomaba sus manos.

El príncipe se esforzó por mantener su mejor expresión amable y le extrañó que Mila no se estuviera burlando, lo que evidenciaba que si se trataba de algo grave.

-Estoy enamorado.

A duras penas ahogó una risita. Mila se cruzó de brazos y por suerte, Georgi no se dio cuenta.

-Bueno, creo que ya lo sabíamos-le resto importancia-Seguro que cuando Anya vea tus obsequios....

-Oh, no-negó enérgicamente y su rechazo sorprendió a Viktor-Anya termino conmigo y creo que es tiempo de seguir adelante.

Pensó que no escuchó correctamente. Georgi y Anya tenían una relación que podría calificarse como "complicada" para simplificar. Siempre rompían e invariablemente regresaban, así que la manera de hablar de Georgi le resultó por demás extraña.

-Bien, quieres seguir adelante y eso me parece perfecto-acordó, dándole la razón-¿Con quién?

-Mari Katsuki.

Ahora sí que escuchó mal. Guardó silencio y espero a que Mila lo desmintiera, pero ella asintió una vez y con una expresión demasiado severa para el gusto de Viktor.

-Georgi... No me lo tomes a mal, ¿le has hablado si quiera?

-Claro que hablamos-respondió a su amigo con una sonrisa-Ayer en la noche tuvimos un momento especial. Charlamos, bailamos juntos y al final, me dejó usar su martillo; fue mágico.

Dado que Georgi formaba parte de una importante familia de nobles elfos de luz, Viktor prácticamente creció junto a él y tuvo la oportunidad de llegar a conocerlo bien, de modo que sabía que su amigo era un romántico sin remedio; razón por la cual que se enamorara a primera vista de Mari Katsuki le resultaba perfectamente plausible, aunque no por ello era menos problemático.

-Sé lo que vas a decirme-se adelantó a los argumentos que ya Mila le expuso y que estaba seguro volvería a escuchar en palabras de Viktor- Pero ella es una elfa obscura y tu un elfo de luz, ella vive en las montañas y tú en el bosque-imitó lo que pretendía ser la voz de su amiga-¿Qué dirá tu familia? ¿Y la de ella? ¿Cómo van a hacer que funcione?

-Sí, por favor, explícanos eso último-pidió la chica, sarcástica.

-Yo les diré como...-tomó aire-Con el poder del amor.

Probablemente en cualquier otra circunstancia, tanto Mila como Viktor se habrían echado a reír, excepto que esta vez lo contemplaron con una mezcla de exasperación y lástima.

-¿Has pensado en que harás si ella no siente lo mismo?-intentó nuevamente Viktor y por la expresión de Mila, le dio a entender que ya probó con eso antes.

-Voy a cortejarla apropiadamente para ganarme su afecto.

-Es muy... noble de tu parte-tosió para aclararse la garganta, ocultando el hecho de que ese no era el adjetivo que pensó en primer lugar-Pero creo que es un poco más complicado.

-Sólo dices eso porque nunca te has enamorado-lo señaló acusador-O tal vez porque ya no tienes que preocuparte por eso.

El semblante de Viktor pasó a reflejar una inmensa indignación.

-Mis padres lo decidieron, no yo-se defendió con vehemencia-Además, si creen que voy a aceptar un matrimonio arreglado así como así...

-Nos estamos desviando del punto principal-intervino Mila alzando la voz.

Georgi y Viktor interrumpieron su discusión un tanto reticentes. Mila se obligó a sonreír, buscando adoptar una actitud conciliadora.

-Nos ocuparemos de tu vida amorosa cuando la ocasión lo requiera-señaló primero a Viktor-Pero contigo...-se giró hacia Georgi-Dejando de lado lo que ya hablamos, te tengo tres palabras: "Parsiphone y Gaius".

Lo dicho por Mila tuvo el efecto esperado. Al instante, Georgi hundió los hombros y agachó la mirada, evidenciando su súbito despertar a la realidad.

Si bien las relaciones entre ambas razas de elfos no estaban necesariamente prohibidas ni eran tema tabú, ocurrían con una mínima frecuencia y en prácticamente todos los casos, carecían de un final feliz dada la gran cantidad de diferencias entre ellos, por lo que se desmotivaba a quienes intentaban formar una. La leyenda de la joven princesa Parsiphone, una bella elfa de luz, que se enamoró de un elfo obscuro que al final la dejó para morir sola y olvidada, alejada del bosque y su gente, no era sino un recurso para inculcar que era mejor que ambas razas permanecieran separadas y no se relacionaran entre ellas.

-Lo siento, pero mejor recordártelo ahora que esperar a que te hicieras más ilusiones-se justificó Mila ante su amigo, colocándole una mano en la espalda.

-Mila tiene razón-asintió Viktor, esforzándose por alejar una súbita punzaba de incomodad que recordar la leyenda le produjo-Es por tu bien.

-Tu menos que nadie tiene derecho a decirme eso-lo increpó Georgi-¿O acaso vas a negar que pasaste toda la noche con el hermano de Mari y que hoy también estuviste con él?

Por suerte, Viktor no se sonrojó, o de lo contrario habría quedado en evidencia. Negó con la cabeza, más antes de que pudiera explicarse, Georgi lo interrumpió.

-Eres un hipócrita-lo fulminó con la mirada-No me busquen, quiero estar solo.

Tras lo cual salió de la habitación, dejando a sus amigos para que reflexionaran sobre lo sucedido.

-Lo entendió todo mal-se sintió obligado a decir Viktor-Lo que ocurrió anoche fue... Mila, tú lo viste.

-Honestamente, de saber que esto iba a pasar, jamás los habría llamado-se lamentó la chica-Lo conoces mejor que yo, ¿qué posibilidades hay que se trate de algo pasajero?

Deliberó con cuidado y al final dejó escapar un suspiro. Si bien tenían mucho tiempo de tratarse y convivir juntos, en cuanto a asuntos del corazón se refería, Georgi tendía a ser especialmente serio y muy apasionado.

-Ya veo...-expresó Mila como si hubiera leído su mente-Esperemos que no haga nada muy estúpido.

-Si lo hace, lo justificará como que fue "en aras del romanticismo"-marcó las comillas con sus dedos.

Mila se dejó caer en la cama, completamente desganada, y Viktor la imitó, tumbándose a su lado. Sus planes de que se tratara de una simple y sencilla visita fueron arruinados por completo, tal vez incluso resultara conveniente regresar al bosque cuanto antes.

-¿Y que hay sobre ti?

Alzó la vista ante el repentino cuestionamiento y arqueó una ceja en señal de duda.

-No tengo que preocuparme todavía, ¿o sí?

-A diferencia de Georgi, yo tengo las cosas muy claras-se pasó una mano por el cabello para poner de manifiesto su inconformidad por la insinuación-Tengo otras prioridades.

-Ajá...

-Mila...

-Sí, eso me dijiste-recordó sonriendo, si bien una cierta desconfianza se escondía tras su expresión alegre-Querías evitar que Yuuri se llevara una mala impresión de nosotros, demostrarte a ti mismo que eres mejor que los prejuicios con los que crecimos y averiguar qué más podemos aprender de los obscu...-Viktor carraspeó-Perdón, elfos terrenales.

-Exacto-asintió una vez-Y mis intenciones no han cambiado en lo más mínimo.

Y sin embargo, en su mente apareció la imagen de Yuuri abrazándolo, coqueteándole y pronunciando lo que bien podría ser una declaración.

"Cualquiera sería muy afortunado de ser tu princesa... o tu príncipe" le había dicho de tal forma que le produjo un placentero escalofrío y lo hizo sonrojar. Más al despertar a la mañana siguiente, luego de pasar la noche durmiendo con Yuuri entre sus brazos, éste actuó totalmente desconcertado y hasta asustado, confundiendo a Viktor con que quizás dicha confesión no debía ser tomada en cuenta necesariamente por ser consecuencia del alcohol.

"Pero Yuuri fue a verme como lo prometió, solamente él y yo" rememoró su paseo.

Además, se mostró más abierto y mucho menos cauteloso, efectivamente permitiendo que Viktor pudiera conocer un poco más de él, justo como le pidió. ¿Qué se supone que debía pensar?

Sacudió la cabeza. No tendría que estar siquiera contemplando esa posibilidad cuando antes criticó a Georgi por lo mismo. Quería imaginarse que tanto él como Yuuri estaban conscientes de sus respectivas posiciones y su interés por establecer una relación yacía únicamente en el espíritu de la buena voluntad hacia ambas razas, porque ambos esperaban aprender del otro. Lo que ocurrió en la noche fue algo excepcional que no volvería a repetirse.

-¿Y si hablas con él?

Se incorporó de pronto y le dirigió a su amiga una mirada horrorizada mal disimulada. Ahora fue su turno para mostrarse perpleja.

-Con el hermano de Mari-clarificó, sin comprender la causa de la desconcierto de su amigo-Para que averigüemos que tipo de chica es, investiga si se dejará impresionar por los detalles y el romanticismo de Georgi-agregó de mala gana-Ambos sabemos que no se va a dar por vencido así como así.

Visto de esa forma, tenía razón. Hablaría con Yuuri tan pronto como fuera posible, esperando evitar que su amigo cometiera un terrible error que pudiera afectarlo a sí mismo, a la familia Katsuki... e incluso a su raza entera.

***

A la mañana siguiente, Georgi continuó ignorándolos, lo que significaba que su enojo no disminuyó. La parte buena, fue que Mari Katsuki no se presentó, con la excusa de que debía ayudar a Minako con algunos asuntos pendientes.

Mila adoptó la misión oficial de vigilar a Georgi y optó por encargarse de seguirlo a todos lados, lo que en teoría dejó a Viktor para hacer su parte y cuestionar a Yuuri acerca de su hermana, excepto que Yuuri tampoco se presentó porque de igual forma se encontraba apoyando a Minako. Así que Viktor fue sorprendido con un nuevo guía.

-Parece que seremos tú y yo, príncipe-saludó Phichit y sin embargo el otro intuyó a la perfección un significado oculto tras su tono amable.

-Por favor, llámame Viktor-pidió cortésmente.

Dos podían jugar el mismo juego.

-Espero que no estés muy decepcionado de tener que conformarte conmigo, Viktor-expresó estrechando su mano con más fuerza de la debida.

-En lo absoluto-replicó devolviéndole el apretón.

Al final, Phichit hizo una mueca y disimulando el dolor, retiró su mano y la sobó discretamente. Viktor permaneció en todo momento con su mejor sonrisa ensayada, fingiendo demencia. Si pensaba que sólo por su origen noble no poseía algo de malicia, Phichit iba a llevarse una gran sorpresa. Quizás no contara con la compañía de Yuuri, pero no necesariamente tendría que ser un día infructuoso, de modo que se propuso averiguar la razón detrás de la hostilidad del joven elfo terrenal hacia él.

-Así que, ¿a dónde quieres ir?

-Ah... Yuuri me estaba mostrando la mina-pretendió recordarlo de pronto-¿Podríamos seguir con eso?

Phichit se muestra sorprendido, pero asiente y juntos emprenden la marcha en medio de una conversación un tanto forzada y miradas y sonrisas poco naturales.

-Pareces ser muy cercano a Yuuri...-comienza Viktor.

Su actitud se transforma por completo. Phichit prácticamente hincha el pecho de orgullo y alza la cabeza.

-Es mi mejor amigo-le informa, su voz cargada de afecto-Lo conozco desde hace mucho, y es un verdadero honor que confíe en mí.

Rememora su conversación con Minako en el bosque. Si lo que le dijo es cierto, le resulta fácil deducir que Yuuri debe de tener pocos amigos; seguro se trata de un grupo muy selecto y basándose en las palabras de Phichit, un grupo al cual no es fácil pertenecer.

-Debes haberte alegrado cuando Minako lo designó su sucesor-intenta dirigir la plática, aprovechando la inesperada buena disposición de Phichit.

-Por supuesto-asiente y su sonrisa se hace más ancha-Fui el primero en felicitarlo. Yuuri será un gran líder, no me cabe la menor duda, y no me importa lo que otros piensen al respecto.

Eso último incrementó su interés. Supuso que estaría bien presionar un poco más.

-Asumo que algunos no estuvieron necesariamente de acuerdo...

-Ah... no-negó con la cabeza-En realidad, muchos estaban sorprendidos. Hacía mucho que no se consideraba a una familia de sanadores como miembros del Consejo, y todavía más desde que se designó a una no noble.

-¿Qué?-soltó sin poder evitarlo-Es decir, que los Katsuki...

Basándose en la relación tan cercana que parecían tener con Minako, creyó que se trataba de nobles elfos terrenales. Phichit no tardó en sacarlo de su error.

-Son importantes, dentro de lo que cabe, pero siguen siendo simples plebeyos-pronunció de manera forzada-Los Katsuki han cuidado y dirigido por generaciones unos de los mejores manantiales termales curativos y además, mantienen una muy buena relación con Minako. Yuuri me contó una vez que al principio, ella no era sino una amiga de su madre que jugaba y les daba lecciones a él y a Mari, y que cuando descubrió su verdadera importancia, casi se desmaya de la impresión-se perdió un momento en sus pensamientos, pero pronto regresó a la realidad-Personalmente, creo que esa es una de las razones por las que Minako los eligió a él y a Mari.

Viktor aguardó, muy atento al relato del otro elfo. Phichit, como si de un narrador experimentado se tratara, se tomó su tiempo para elevar el interés de su audiencia, antes de continuar.

-Ella pudo observarlos de cerca y ver como desarrollaban sus habilidades-le expresó, claramente disfrutando de la atención que le prestaba el príncipe y olvidándose temporalmente de su desagrado por éste-Tanto la fuerza y el talento de Mari como herrera, como el poder de Yuuri.

-Y a pesar de eso, ¿hay quienes cuestionan su decisión?-preguntó, atreviéndose a intervenir en la conversación.

-Mari es... imponente, a su manera-se encogió de hombros-Pero la mayor parte del tiempo tiende a mostrarse un poco desinteresada, aunque trabaja más duro que cualquiera, y en cuanto a Yuuri...

-Sé sobre su don-lo interrumpió, buscando agilizar un poco la obtención de la información-Minako me habló al respecto.

-En ese caso, si tuvieras que elegir entre un elfo con la capacidad de dividir una gran roca en dos sin problemas y otro que te dijera los componentes de la roca, ¿quién te resultaría más impresionante?

La respuesta parecía obvia, si bien Viktor no estaba del todo convencido.

-Creí que muchos dependían de la habilidad de Yuuri.

-Y lo hacen-asintió Phichit-Pero no se dan cuenta de hasta qué punto lo necesitan y cuánto lo echarían de menos si él no estuviera para ayudar. Incluso Yuuri no lo nota la mayoría de las veces-se lamentó abiertamente.

Aquello lo dejó reflexionando. Él tuvo muy en claro su propia importancia y su rol prácticamente desde que nació, y lo mismo fue con su don; poseía la habilidad de hacer crecer las plantas con tan sólo un toque, un poder muy apreciado en el bosque. De modo que nunca tuvo que lidiar con dudas o ese tipo de sentimientos, a diferencia de Yuuri.

Phichit le hizo una seña para indicarle que habían llegado a su destino. Viktor se dispuso a entrar a la mina, sin embargo se detuvo al percatarse que su guía no lo seguía.

-A pesar de todo y aunque no se de cuenta, Yuuri tiene muchos partidarios que lo apoyan-agregó, implicando que no terminaban con la plática-Nosotros lo apreciamos, intentaremos ayudarlo siempre que lo necesite, y no perdonaremos a quien intente hacerle daño.

Viktor intuyó que la última parte iba dirigida a él. Como para corroborarlo, Phichit se le acercó, le dio un par de amistosas palmaditas en el brazo y se le adelantó. Aunque su semblante era inocente, a Viktor le quedó muy clara la advertencia.

***

Apenas regresó, Mila lo interceptó de manera poco discreta.

-Al fin-casi exclamó, tomándolo por los hombros-Estuve pegada a Georgi y no creerías lo estresante que fue-se quejó, vigilando que su amigo no escuchara la conversación.

Para bien o para mal, Georgi se encontraba sumido en sus propios pensamientos en un rincón de la habitación, sosteniendo entre sus manos una piedra de color rosa, un cuarzo rosa, al que no le quitaba la vista de encima; deshaciéndose en suspiros.

-¿Ha estado así todo el día?

-Todo el día-repitió, claramente exasperada-Por suerte Katsuki tuvo cosas mejores que hacer y apenas y la vio, sin embargo logró anotarse a una clase de herrería con ella mañana a la que también iremos tú y yo por obvias razones-hizo una pausa para cerciorarse que Georgi seguía en su sitio-Por favor, dime que averiguaste algo útil.

Viktor parpadeó unas cuantas veces, confundido, y se mantuvo en silencio. Mila arqueó una ceja, expectante.

-No me digas que lo olvidaste.

De hecho, sí lo olvidó, pero de ninguna forma iba a admitirlo delante de Mila y desencadenar su ira. Tras esa belleza y apariencia frágil, se escondía una fuerte mujer a la que era mejor no provocar.

-Yuuri no se presentó-optó por contarle-Así que tuve que pasar toda la mañana con su amigo Phichit.

-¿Y no se te ocurrió que siendo su amigo, Phichit podría conocer a Mari?-cuestionó sin creerle del todo.

Viktor se esforzó por conservar su mejor expresión neutral aunque Mila reforzó su agarre, ideando excusas para ocultar el que pasó todo el rato buscando aprender más detalles de Yuuri y las minas, que simplemente no pensó en nada más.

-Tenías que hacer una sola cosa...-comenzó a reprenderlo sin dejar de sonreír, lo que no hizo sino aumentar el miedo en su amigo.

El príncipe intentó retroceder instintivamente, pero la chica se rehusó a soltarlo. Georgi continuaba demasiado concentrado en lo que sea que cruzara por su mente para prestarles atención.

Antes de que pasara otra cosa y como si de una visión divina se tratara para rescatarlo, al menos desde la perspectiva de Viktor, Yuuri Katsuki hizo su aparición.

-Um... Minako me envió a avisarles que la comida está servida-informó dudoso, contemplando la peculiar escena, preocupado de estar interrumpiendo-Si... si están ocupados, podemos esperar...

-Oh, no-Viktor negó con la cabeza, disimulando su alivio por ser salvado de lidiar con el enojo de Mila y el enamoramiento de Georgi-Llegas justo a tiempo, no sabes lo mucho que me alegro de verte-expresó con demasiado entusiasmo, abrazándolo rápidamente y después tomándolo de la mano, efectivamente haciendo que se sonrojara.

Sin notar la sorpresa de Yuuri, el príncipe les indicó a sus compañeros con un rápido ademán que por favor se adelantaran, esperando hasta que ellos dejaron la habitación para soltar un suspiro cargado de alivio. Mientras tanto, el joven elfo terrenal se esforzaba por mantener sus nervios bajo control e intentar hallarle una explicación a la súbita e inesperada muestra de afecto anterior.

-He querido hablar contigo toda la mañana-confesó con una gran sonrisa, ignorante de que el corazón de Yuuri aceleró intensamente el ritmo de sus latidos a causa de sus palabras-Tengo que preguntarte algo.

Yuuri asintió enérgicamente, siendo consciente de que estaba conteniendo la respiración.

-Quería saber si me podrías hablar de Mari.

No bien escuchó su petición, y por alguna razón que no logró precisar, una misteriosa decepción se apoderó de Yuuri.

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NOTAS FINALES:

El cuarzo rosa es la piedra del amor incondicional y que enseña la verdadera esencia del amor, muy de acuerdo con lo que va sintiendo Georgi. Lo que me lleva a preguntarme... ¿cómo se llamaría esa pareja? ¿Marigi? ¿Geori? Opinen al respecto por favor. Título de capítulo un poco engañoso, lo lamento (no tanto), más adelante tendremos más momentos Viktuuri para compensar, lo prometo.

Viktor acaba de romper el corazón de Yuuri sin darse cuenta, y Yuuri tampoco es plenamente consciente de ello. Creo que todos quisiéramos tener un amigo como Phichit, o al menos yo sí.

Si leyeron hasta aquí, muchas gracias!!!

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