3.- Vino y consecuencias

De todos los escenarios que Viktor se planteó al visitar a los elfos obscuros (rechazo, hostilidad evidente, o grata hospitalidad en el mejor de los casos), participar en una improvisada fiesta a media noche, era el más improbable por no decir imposible de todos. Y sin embargo ahí estaba; en medio de la música, rodeado de risas y exclamaciones de júbilo, y con Yuuri Katsuki colgado de su cuello sin que el joven pareciera tener ninguna intención de soltarlo.

Katsuki movió los labios y lo contempló, esbozando una gran sonrisa. Viktor supuso que acababa de decirle algo.

-Disculpa, creo que no te escuché.

-Dije, que de cerca eres incluso más hermoso-repitió sin inmutarse.

Viktor estaba acostumbrado a recibir esa clase de halagos y por lo general se limitaba a seguirles el juego: un guiño coqueto, un movimiento de cabeza o responderles con otro cumplido. Pero de pronto se encontró en blanco. Claramente Yuuri, al igual que buena parte de los asistentes, bebió demasiado y por eso se comportaba tan... amigable, de otra forma estaba seguro que el tímido elfo obscuro jamás se le hubiera acercado voluntariamente.

-Me gustan mucho tus ojos, son como estrellas... o joyas, los zafiros más bellos que he visto en toda mi vida-expresó acariciándole el rostro, ocasionando que Viktor sintiera un placentero escalofrío-Y tu cabello...-sostuvo un largo mechón entre sus dedos-Es como un rayo de luna. Apuesto a que te dicen eso todo el tiempo.

-¿Me creerías si te dijera que es la primera vez?-le respondió, y su comentario hizo reír a Yuuri.

-Estás mintiendo-lo rebate, colocando un dedo sobre sus labios para silenciarlo-Debes ser muy popular entre los naturales...

Viktor pretendía preguntarle a qué se refería, pero fue interrumpido cuando Yuuri se paró de puntillas para darle un beso en la mejilla.

-Cualquiera sería muy afortunado de ser tu princesa... o tu príncipe-le susurró al oído en tono sugerente.

Tan sólo pudo mirarlo con los ojos y la boca bien abiertos. ¿Quién era éste chico? ¿Qué le pasó al callado y retraído Yuuri Katsuki que lo evitaba por todos los medios posibles? Viktor no podía explicarse por qué no sentía deseos de dejarlo ir.

-Todos se están divirtiendo-la voz de Yuuri lo sacó de sus pensamientos- ¿Quizás nosotros deberíamos hacer lo mismo?

Se permitió inspeccionar sus alrededores para comprobar que estaba en lo cierto. Mila jugaba vencidas contra Minako en un rincón de la habitación y un pequeño grupo las animaba, Georgi dejaba que unas elfas obscuras le acariciaran el cabello y contemplaba absorto a Mari Katsuki, a su lado. Divisó junto a otros músicos a Phichit y dedujo que estaba demasiado ocupado tocando la flauta como para notar lo cerca que estaba de su amigo, ya que de otra forma los hubiera separado sin dudar. Lo mejor sería aprovechar, ahora que podía.

-Está bien-asintió, y Yuuri dejó escapar un gritito de gusto que hizo sonreír al príncipe- ¿Qué sugieres?

***

Viktor no lograba recordar la última vez que sintió tan libre y que se había divertido tanto.

Bailó y cantó junto con Yuuri, ambos dieron vueltas por toda la habitación jugando a perseguirse y finalizaron saltando sobre los sillones. Nadie les prestó atención. Si sus padres o Yakov lo vieran, sin duda lo reprenderían por mostrar un comportamiento tan impropio de alguien de su posición, especialmente frente a los obscuros.

"Es una suerte que no estén aquí" pensó, bloqueándolos de su mente y optando por enfocarse en la sonrisa de Yuuri, percatándose que en ningún momento soltó su mano.

Yuuri pretendió dar un nuevo salto y tropezó, a lo que Viktor reaccionó instintivamente y lo sujetó por la cintura, ocasionando que el sillón se volcara por el abrupto movimiento y ambos terminaran en el suelo.

-¿Estás bien?-cuestionó sin ocultar su preocupación.

Yuuri lo contempló con algo de confusión y luego soltó una carcajada.

-Se necesita más que una caída para herir a un elfo terrenal-expresó, intentando ponerse de pie con torpeza y al final aceptó la ayuda de Viktor-Oh, cierto... ustedes nos llaman obscuros-recordó de pronto.

El príncipe se limitó a observar como Yuuri se sacudía el polvo sin saber que comentar al respecto. Toda su vida asumió que sus contrapartes eran los elfos "obscuros" y jamás consideró que se tratara del nombre que les asignaron y no como ellos se denominaban.

Yuuri se alejó, dándole unos minutos para reflexionar sobre su descubrimiento y regresó poco después con una copa de vino.

-Bebe un poco, te ves tenso-sugirió mientras se la colocaba en la mano.

Vaya que se sentía así. A pesar del bullicio y el ambiente alegre, la mente de Viktor se desvió a otros asuntos y se preguntó qué otras nociones erróneas asumió de los obscu... elfos terrenales.

-Ese es el problema de ustedes los naturales-habló Yuuri, como si adivinara sus pensamientos-Toman todo demasiado en serio.

-¿Y ustedes no?-inquirió con el propósito de seguir la plática y dejó que Yuuri le robara la copa un momento para tomar un sorbo.

-La verdad es que somos iguales en ese sentido y algunos de nosotros son muy rencorosos-le hizo un ademán para que se acercara-Mickey todavía no me perdona por invitar a bailar a Sara en su última visita-susurró mientras le devolvía la copa-Pero nos gusta creer que ustedes son antipáticos, presumidos y que carecen de sentido del humor.

Intuyó que aquello bien podría tomarse como un insulto a su raza, pero la verdad no se ofendió en lo absoluto. La curiosidad por saber qué conceptos tendrían de ellos los elfos terrenales era más poderosa. Guardó silencio por unos minutos y bebió un largo sorbo de vino, como para armarse de valor.

-Así que... ¿qué piensas de mí?-inquirió, tratando de sonar casual-¿Crees que soy antipático y sin sentido del humor?

Yuuri soltó una carcajada y negó con la cabeza.

-Tu estás bien-respondió tranquilamente y por alguna extraña razón, el corazón de Viktor latió más aprisa-Eres atractivo, inteligente y es fácil hablar contigo, aunque... también eres un poco pasivo.

Viktor arqueó las cejas para expresar su incredulidad. A lo largo de su vida fue llamado muchas cosas y "pasivo" no fue una de ellas, de hecho era lo contrario. No por nada Yakov le echaba en cara su impulsividad y que actuaba sin pararse a pensar en las consecuencias.

-¿O de qué otra forma debería referirme a quien se queda sin hacer nada mientras alguien está en problemas?

Con que de eso se trataba. El reclamo lo incomodó, pero tuvo que admitir que guardaba algo de verdad.

-De verdad lo siento, yo...-esperó, considerando con cuidado sus palabras-Comprendo que te molestaras...

-Claro que me molesté-interrumpió Yuuri, alzando la voz ligeramente-Aunque creo que fue más conmigo que contigo, y también, estaba apenado.

-¿Por qué?-cuestionó el otro, completamente perplejo.

Después de todo, Yuuri fue la víctima inocente y él quien debió socorrerlo. Era su deber como príncipe hacia sus visitantes, y además era lo justo, y falló.

-Iba a ser mi primer encuentro contigo-lo señaló, incrustándole el dedo índice en el pecho-Quería causarle una buena impresión al príncipe de los elfos naturales, no que me creyeras un debilucho cobarde-se encogió de hombros como si no fuera la gran cosa-Supongo que ya no importa.

Viktor recordó las palabras de Minako al final de su visita sobre lo mucho que le ilusionaba a Yuuri conocerlo.

-¿Y si te digo que no pienso eso?

Yuuri reaccionó frunciendo el ceño, claramente enfadado.

-Ahora estás mintiendo para hacerme sentir mejor-lo reprendió, desviando la mirada.

-Es en serio, no me atrevería a decir que eres débil-insistió, tomando su rostro por la barbilla con sumo cuidado.

-Es que aún no me conoces-lo rebatió Yuuri, esbozando una triste sonrisa.

-En ese caso, ¿me darías la oportunidad de conocerte?

La súbita pregunta los sorprendió a ambos, incluso a Viktor, y sin embargo esperaba que Yuuri accediera. Aquello iba más allá de su curiosidad por los elfos terrenales, debía admitir que había algo fascinante en Yuuri que no lograba precisar.

El aludido lo contemplo, evaluándolo y Viktor se mantuvo firme, buscando convencerlo que era sincero. Eventualmente, Yuuri asintió, como si terminara de discutir consigo mismo y abrió la boca para responder...

-¡Quiero la revancha!-se hizo oír Minako, golpeando la mesa con el puño-¡Que esta vez sean tres de cinco!

-Por mí encantada-consintió Mila sin disimular su confianza y tomó una botella que vació prácticamente de un trago-Podría estar aquí toda la noche.

-Deberíamos detenerlas-sugirió Viktor -Mila puede ser muy... entusiasta.

-Es igual con Minako, así que no te preocupes-lo tranquilizó Yuuri, tras lo cual dejó escapar un bostezo y fue a sentarse en el todavía desacomodado sillón, dando un par de palmaditas en el cojín de al lado.

Viktor comprendió el gesto y fue a acomodarse junto a él. Yuuri no perdió tiempo, recargando la cabeza contra su hombro, volviendo a bostezar. Si bien Viktor se sorprendió, no hizo por apartarse.

-Tal vez mañana...pueda llevarte de paseo, sólo tú y yo.

-Eso me gustaría mucho-asiente, sonando más emocionado de lo debido.

Yuuri deja escapar una risita corta y se le acurruca. Cierra los ojos, evidentemente relajado.

-Creo que puedo agregar otra cosa a tu lista de cualidades-expresa de manera vaga y Viktor le dirige una mirada expectante-Eres muy cómodo.

***

No era inusual que, luego de uno de los improvisados festejos nocturnos con Minako, Yuuri se despertara en los lugares más inusuales. En una ocasión, despertó en la mesa de la cocina; en otra, trepado al gran árbol del jardín privado de ella; y en otra, ni más ni menos que en la habitación de Minako, lo cual no necesariamente tuvo que ser inusual, de no ser porque tenía el rostro pintado y el lugar entero lucía como si acabara de ocurrir un terremoto. Al increparla al respecto, la sencilla respuesta de la elfa fue: "Creo que tratamos de iniciar una guerra", tras lo cual cuestionó a Phichit, quien tampoco fue de mucha ayuda: "¡Ganamos, Yuuri!". De modo que dejó el tema por la paz y se esforzó por no pensar en ello.

Reaccionó con lentitud, rehusándose a abrir los ojos pese a que ya comenzaba a dolerle la cabeza, así que gimió e intentó volver a dormir, lo que fue imposible.

"No vuelvo a beber" se prometió mentalmente, de acuerdo a la costumbre "Esta vez, va en serio" juró, también de acuerdo a la costumbre.

Entreabrió un ojo para corroborar lo que ya sabía, que todo era un completo desorden. A su alrededor yacían dormidos otros de los participantes de la fiesta y en un rincón logró divisar a Minako y a una elfa pelirroja que no logró reconocer. Mari estaba un poco más apartada, rodeada por algunas de sus admiradoras y con otro elfo de cabello negro con la cabeza apoyada en su regazo, al cual tampoco identificó del todo. Aquella fue la confirmación de en efecto, todos bebieron de más. De ninguna manera su hermana permitiría algo así, no sin antes haber juzgado al elfo como digno y más fuerte que ella, y supuso que lo mejor sería ir a despertarla para evitarle el bochorno y la sorpresa; pero el brazo de Phichit se aferró a él apenas intentó separarse, evitando que se moviera.

-Tengo que ir por Mari-le informó a su amigo en voz baja que de igual manera retumbó en sus oídos como si tuviera eco y aumentó su molestia-Phichit...

El aludido simplemente siguió durmiendo. Al parecer, se las ingenió para tomar un mantel de algún lado y lo usó como si fuera una manta. Yuuri palideció al notar que Phichit de hecho estaba en el otro extremo de la habitación y poco a poco vislumbró tenues retazos de la noche anterior: la que pensó sería una reunión formal y que Minako transformó en un pretexto para beber, Mari exhibiendo su fuerza, Phichit coordinando a algunos sirvientes para improvisar una orquesta y él bailando al ritmo de la música. ¿Qué pasó después? Estuvo hablando con alguien, pero no recordaba con quién ni de qué. Tragó grueso, la preocupación opacando a la resaca.

Sobreponiéndose a su temor en la medida de lo posible, giró el rostro lentamente para averiguar de una vez por todas, al lado de quién había dormido y cuando lo hizo, dejó escapar un grito por la impresión.

***

-En serio, quisiera ofrecerles mis más sinceras disculpas por... lo que sea que ocurrió anoche.

Minako tenía frente a ella a sus tres visitantes y se esforzaba por hacer un poco de control de daños. Era bien consciente que los elfos naturales no necesariamente tenían a su raza en muy alta estima y temía que lo ocurrido no hiciera sino reforzar ese concepto.

-Por favor, no es necesario-repuso Viktor en tono amable-Hacía mucho que no nos divertíamos tanto, y todos ustedes fueron muy agradables, ¿verdad?

Ninguno de sus compañeros respondió. La chica, Mila, cabeceaba e inútilmente trataba de mantener los ojos abiertos. El otro elfo, Georgi, la sujetaba por la cintura para impedir que cayera, sin embargo su atención estaba en otra parte, a juzgar por su sonrisa bobalicona y su sonrojo. Minako intentó nuevamente.

-No, insisto-negó con la cabeza y se arrepintió, resistiendo el impulso de llevarse una mano a la sien-Ustedes son importantes visitantes y si no los tratamos con el debido respeto, es mi responsabilidad como líder.

-Si acaso, lo que hicieron fue demostrarnos su hospitalidad y cordialidad-corrigió Viktor-Le aseguro que no ocurrió nada de lo que deba lamentarse, y de hecho... si le parece bien, a mis amigos y a mí nos gustaría contar con su permiso para quedarnos un par de días más.

-¿Qué?-cuestionó la elfa, incrédula, y alguien en la habitación de al lado repitió la misma exclamación de asombro.

-Quisiéramos aprender más de ustedes y su cultura-expresó con diplomacia-Creo que esta podría ser la oportunidad de que nuestras razas lograran un nuevo nivel de entendimiento.

Minako dudó, cuestionándose una vez más sus intenciones, y muy a su pesar admitió que sus palabras podían guardar algo de verdad. La última vez que emisarios de los naturales los visitaron más allá de las fronteras y con otro propósito fuera de comerciar, fue hace siglos, cuando ella ni siquiera había nacido. Esta se trataba de una situación excepcional.

-Supongo que es cierto-expresó, ofreciéndole su mano para que la estrechara, gesto que el príncipe no dudó en corresponder-Siéntanse libres de permanecer aquí el tiempo que gusten.

Únicamente cuando sus visitantes se retiraron, Minako se permitió quejarse abiertamente y Yuuri, Mari, Phichit y Yuuko entraron sin más.

-¡Minako...!-empezó Yuuri y la elfa lo silenció con un ademán.

-Baja el volumen por favor, me duele la cabeza.

-Pero... Minako... ¿por qué hiciste eso?-inquirió, retomando su cuestionamiento previo.

-Porque tiene razón-repuso suspirando-Ellos parecen estar en la mejor disposición de no dejarse llevar por prejuicios y en verdad desean estar aquí.

-Estoy de acuerdo con Minako, Yuuri-intervino Yuuko-Tu mismo me dijiste que te gustaría aprender sobre plantas medicinales, piensa que podrías realizar un intercambio de conocimientos con ellos.

El aludido se calló de golpe, recordando el inocente comentario que le hizo a su amiga a su regreso del bosque. A su lado, Mari bostezó.

-Lo que a él le preocupa, es el príncipe-adivinó, lo que no era difícil, puesto que conocía bien a su hermano y la forma en que operaba su mente-Pero no tienes de qué preocuparte, me contaron que no se separó de ti en toda la noche.

Yuuko abrió muy grandes los ojos por la sorpresa, Phichit arqueó una ceja en señal de duda y Yuuri se sonrojó y se cubrió el rostro con las manos, abochornado.

-Bebí de más, no recuerdo nada de lo que hice-admitió con dificultad-Bien pude haberme humillado.

-No habrá intentado propasarse contigo... ¿o sí?-quiso saber Phichit, siempre protector.

-Um... ¿no? E-es decir...-balbuceó Yuuri, tratando de recordar-Bueno, esta vez me quedé vestido... los dos lo estábamos, así que...

-Si van a discutir, háganlo en otro sitio-interrumpió Minako, sujetándose la cabeza con las manos-Voy a tomar una siesta y un largo baño, no necesariamente en ese orden. Y quiero que los cuatro, especialmente ustedes dos... -señaló a los hermanos Katsuki-Estén pendientes de nuestros invitados. Yuuko y Phichit, envíen un mensaje al Consejo, creo que es momento de informales lo que sucede.

"¡Eso te dije ayer!" pensó Yuuri, reprimiendo las ganas de gritar.

Minako los despide con un ademán y parten a encargarse de sus respectivas obligaciones. Mari se excusó, argumentando que debía visitar el taller para impartir una de sus clases, en tanto que Yuuko y Phichit optaron por iniciar con el envío de mensajes lo más pronto posible, dada la importancia de la situación, lo que dejó a Yuuri por su cuenta.

Él tenía sus propias labores, pero aunque se esforzó por cumplirlas, evitando por todos los medios pensar en su encargo principal, le resultó imposible y al final se encontró regresando al hogar de Minako, en busca de los elfos naturales. Luego de cuestionarse si no sería mejor esperar a Mari, o a que Yuuko y Phichit se desocuparan, logró armarse del suficiente valor para presentarse en la habitación del príncipe, aunque no se atrevió a llamarlo.

"Phichit tiene razón" quiso darse ánimos "Él y yo tenemos prácticamente la misma posición, o la tendremos pronto, seguro que podría hablarle de igual a igual..."

Alzó la mano para tocar la puerta y su mente se inundó con imágenes de él reprendiéndolo por no ayudarlo en su última visita, y retrocedió un paso. Sin mencionar que no recordaba nada de la noche anterior. ¿Y si lo insultó? ¿O si en efecto quedó en ridículo? Aunque Viktor... el príncipe no lucía enfadado cuando se despertaron, sólo confundido.

"Vamos, es un elfo igual que tú" se dijo a sí mismo, avanzando otro paso "No está por encima de ti..."

A parte de ser increíblemente atractivo, carismático y tener el derecho a gobernar por sangre, en lugar de que porque su familia le agrade a la líder actual; no son tan diferentes.

Sacudió la cabeza. Todavía no estaba listo para hacer eso solo, mejor esperaría a Mari, su clase no tardaría mucho en terminar y...

La puerta se abrió de pronto, dejándolo completamente paralizado y aunque su primer instinto fue huir, sus piernas se rehusaron a moverse.

La mirada de extrañeza que le dirigió el príncipe cambió para dar paso a una gran sonrisa que le aceleró el pulso.

-¡Yuuri!-exclamó emocionado y el aludido resistió el impulso de girarse para comprobar si en efecto se refería a él-Como no venías, me estaba preocupando.

-Lo... ¿lo siento?-se disculpó sin comprender exactamente a qué se refería.

-Está bien-lo tranquilizó-Me alegra verte.

De verdad no comprendía nada. Creyó que se estaba burlando, pero a juzgar por su tono y su expresión, era sincero. Debió permanecer mucho tiempo en silencio, porque Viktor intervino.

-Y descuida, Mila sigue durmiendo y Georgi... soñando despierto-agregó, echando un rápido vistazo a la puerta cerrada del cuarto de su amigo-Así que seremos tu y yo, nada más.

Contuvo una exclamación de perplejidad, aunque dedujo que su intenso sonrojo lo dejaba muy claramente en evidencia. ¿De qué estaba hablando? Al parecer esperaba que fungiera como su guía o algo así. Dedujo que quería continuar con el paseo del día anterior.

-Se... seguro que estarás bien... ¿sólo conmigo?

-Muy seguro-tomó su mano y los latidos de Yuuri se aceleraron todavía más-¿Nos vamos?

***

Su paseo al lado del príncipe no fue en lo absoluto como lo imaginó. Para empezar, le pidió que lo llamara por su nombre.

-Sólo Viktor está bien-le insistió-No es necesaria tanta formalidad-le dirigió un guiño.

También, su comportamiento cambió a comparación del paseo previo. Si bien entonces se mostró genuinamente curioso, en ningún momento dejó de ser formal; en cambio ahora lucía el doble de emocionado y no lo pensaba dos veces para señalar cualquier cosa o lugar que le interesara y acribillar a Yuuri con miles de preguntas que se esforzaba en responder lo mejor posible. Le recordaba a un niño pequeño. Además, en ningún momento soltó su mano. Honestamente, era muy agradable.

-¿Qué hay allá?

Buscó con la mirada el sitio que Viktor le señalaba y sonrió al percatarse de lo que atrajo su atención.

-Es una mina, mejor dicho, la entrada a una mina.

El príncipe asintió y aunque se notaba curioso, también se mostró notablemente reticente.

-Creo que no tienen muchas minas en el bosque, ¿verdad?-se atrevió a preguntar Yuuri.

-No realmente-contestó el otro, saliendo de su ensimismamiento-Hay algunas grutas y cuevas, pero no las usamos como minas.

-¿Quisieras conocer una?

Viktor lo contempló sin disimular su perplejidad, en tanto que Yuuri mantuvo su expresión afable. Para él, estar en las minas, rodeado de rocas, minerales y tierra, era como ser recibido en casa. Probablemente los elfos naturales las concebían como lugares sombríos y tenebrosos, por lo que si en serio tenían la intención de aprender de su raza, era la oportunidad perfecta para cambiar unas cuantas ideas equivocadas.

-¿Sólo entramos y ya?-preguntó Viktor, sonando tan cauto, que hizo reír a Yuuri.

-Sólo entramos y ya-respondió tranquilo-Mientras no estorbemos a los mineros y no nos adentremos mucho, no habrá problema.

El elfo natural dudó, pero las palabras de Yuuri parecieron confortarlo y no demoró en recuperar su entusiasmo.

-Entonces, llévame.

A Yuuri se le iluminó el rostro y por primera vez desde que iniciaron con el recorrido, se animó a tomar la iniciativa y prácticamente jaló al otro.

Puesto que era un asiduo visitante, muchos de los elfos mineros y los otros asistentes, saludaron a Yuuri apenas lo vieron, aunque sus expresiones se transformaron al percatarse de su acompañante, lo que lo hizo sonrojar, si bien le produjo algo de orgullo.

-Todos ellos te conocen.

-Ah... sí-se sobresaltó ante la voz de Viktor-Vengo aquí desde que era pequeño.

El príncipe guardó silencio, claramente desconcertado por su comentario. Yuuri se sentía tan cómodo, que no fue capaz de notarlo y comenzó a darle una rápida explicación sobre los minerales que extraían, la manera en que creaban los túneles, pozos, cámaras y galerías que conformaban la mina y las distintas herramientas y técnicas que empleaban en su trabajo.

-Intentamos aprovechar los recursos lo mejor posible, tomar lo necesario y nada más para no dañar la montaña y...-se interrumpió, de pronto consciente que Viktor apenas y habló desde que entraron a la mina-Lo siento, te estoy aburriendo-se apresuró a disculparse, y el otro negó enérgicamente.

-No, no, es que...es diferente a como creí que sería-explica vagamente-Si soy sincero, jamás me imaginé que un conjunto de túneles pudiera tener tanta actividad, tanta... vida.

Viktor se perdió unos instantes admirando su alrededor. Un grupo de mineros entonaban una canción al tiempo que picaban la roca con sus picas y mazas, en tanto que otros elfos con el poder de manipular la tierra permanecían atentos para apoyarlos si se presentaba alguna dificultad. Un poco más alejadas, unas mujeres se encargaban de servirles agua. El ambiente era perfectamente armónico.

-Estoy impresionado-pronunció al fin.

-Espero que sea una buena impresión-se atrevió a decirle Yuuri y por alguna razón, su comentario hizo reír a Viktor.

-Definitivamente es una buena impresión.

____________________________________________________________

NOTAS FINALES:

Juguemos a completar la ecuación: Viktor asume que Yuuri recuerda + De hecho Yuuri no recuerda = _________

Como aclaración, la raza de Yuuri se refiere a sí misma como "elfos terrenales" y llaman a sus contrapartes "naturales", en tanto que los naturales, es decir, la raza de Viktor, prefieren referirse a sí mismo como "elfos de luz" y a sus contrapartes como "obscuros".

Si leyeron hasta aquí, muchas gracias!!!!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top