(𝟓𝟎) · 𝐇𝐚𝐫𝐯𝐞𝐬𝐭 𝐌𝐨𝐨𝐧 ·

The little creatures run in from the cold

Back to the nest just like the days of old

There in the safety of a mother's arms

The warmth of ages, far away from harm again

Remus no es un gran cantante, pero se esfuerza lo suficiente como para que Nyx, conocida por su mal humor, esboce una media sonrisa al escucharlo. También distrae a Neville, que araña el chocolate con sus dientes en lugar de comérselo a bocados, sumido en sus pensamientos. Escuchan Neil Young en el radio cassette de Frank, y Remus tararea las melodías y les habla de cuando tenía su edad y la música y el rock le parecían lo más importante del mundo.

El chocolate proviene de una caja de bombones que en realidad estaba destinada a Gilderoy Lockhart, el antiguo profesor de Defensa al que se le fue un poco la olla hace algunos años. Vive en la misma planta que los Longbottom y sigue recibiendo correo de sus seguidores, así que los enfermeros reparten las cantidades ingentes de bombones y dulces que recibe entre los pacientes de la Janus Thickey y sus familiares.

A Nyx y a Neville les gusta cuando Remus es quien los vigila, porque con él aprovechan el tiempo. Practican algunos hechizos de defensa y ataque, y a Nyx le gusta imaginarse que Frank y Alice les están mirando con aprobación, muy sorprendidos de lo bien que se les da batirse en duelo a los dos hermanos. Así, cuando tiene la varita en la mano y suena Neil Young de fondo, se imagina a Frank sonriéndole y guiñándole un ojo.

Nada de eso es cierto, claro. Alice tiene una pastilla de jabón en las manos y hace hendiduras con su uña, mientras que Frank está simplemente tumbado, con la cabeza en dirección al radio cassette y un gesto imperturbable en el rostro. Aun así, Nyx se siente cómoda con ellos en la habitación.

Es un momento tan cómodo y banal que casi se permite creer que todo va a estar bien y que no hay de qué preocuparse. Que esa noche dormirá plácidamente, que no regresarán los sueños raros ni volverá a despertarse sonámbula en mitad del pasillo. Todo aquello ha regresado porque ya no duerme cerca de Cedric, y eso solo hace que su ausencia sea aún más palpable e imposible de ignorar. Se pregunta si acaso tendrá que dormir siempre con él para poder dormir bien.

Pero la falsa tranquilidad es una mentira. Oye el caos llegar a San Mungo, y si el ataque al auror Archie le había parecido escandaloso, la llegada de un tropel de personas hace que todos sus sentidos se pongan alerta y salten todas las alarmas.

—¿Qué demonios es eso?

—Debe ser una emergencia...

Neville se atreve a mirar a través del cristal de la puerta. Se observan a los medimagos en el pasillo, corriendo hacia la fuente del ruido.

—Nada bueno —rechista Nyx, que por supuesto quiere ir a ver qué ha ocurrido—. ¿Puedo ir? ¿Con la capa?

—Ya sabes que no.

Remus sabe que con Nyx es mejor ahorrarse las explicaciones largas, pues no le interesan. Ella bufa, cruzándose de brazos, pero decide no quejarse porque Neville parece muy intranquilo.

—No pasa nada, Nev, no...

—¡Ya, ya lo sé! No pasa nada. No hace falta que me lo digas como si fuera un niño.

Nyx echa la cabeza hacia atrás con contrariedad. Remus también parece incómodo, así que mira hacia otro lado para evitar entrometerse, como si de repente intentara recordar la letra de la canción que suena en ese momento.

—¿Y a ti qué mosca te ha picado? —responde Nyx, cruzándose de brazos.

Nyx y Neville no son de esas parejas de hermanos que discuten sin parar. Augusta jamás les ha permitido serlo, y uno de sus mayores orgullos siempre ha sido decir que sus nietos son hermanos inseparables, que se quieren y se respetan.

Así que Nyx está acostumbrada a discutir con absolutamente cualquier persona menos con su hermano Neville. Hablarle así parece fuera de lugar.

Neville parece dispuesto a responder, pero Alice se remueve y hace crujir la cama, y eso parece que sirve para regañar al chico, que deja escapar el aire y se encoge de hombros.

—Nada. Lo siento.

Se escucha todavía más alboroto. Los tres miran hacia el piso superior por instinto, y Nyx casi quiere suplicar.

—¡Me aburro mucho! ¿No puedes ir a ver qué está pasando?

—No os voy a dejar solos.

—Sabemos def...

—No.

Al final, les deja abrir la puerta para ver si escuchan algo. Los aurores que están de guardia en la entrada de la planta les miran de reojo, pero aseguran no saber nada cuando Remus les pregunta qué está pasando.

Por fin, llega un medimago con paso apresurado. Empuja un carrito y llega hacia uno de los armarios del pasillo, que abre de par en par para comenzar a rebuscar.

—¿Qué ha pasado? —inquiere Nyx.

El medimago carraspea, aún nervioso, pero parece decidir que no pasa nada por hablar.

—Un accidente en Hogwarts. ¡Un incendio! ¡Y un par de hipotermias! Hay varios alumnos heridos... —explica, negando de un lado para otro—. No sé qué pasa en ese colegio infernal... ¡En fin! Ayer mismo trajimos a una profesora, y hoy...

—¿Una profesora? ¿Quién?

Nyx sale de la habitación de una zancada. Remus sale tras ella, intentando frenarla.

—No sé el nombre, creo que ni siquiera era verdaderamente profesora. El Ministerio está metido y no nos dejan hacer nuestro trabajo, ya ves...

El medimago se marcha con su carrito lleno de medicamentos, farfullando por el camino. Sin embargo, no puede continuar durante mucho más tiempo porque Gilderoy sale en ese momento de su habitación y lo detiene. Varios enfermeros tratan de pararlo, pero este se escurre y comienza a correr en dirección a la otra punta del pasillo. Los enfermeros lo siguen, pero Remus es más rápido y apunta con su varita para tratar de detenerlo.

Nyx ve la oportunidad frente a sus ojos y no la deja pasar.

Aprovechando la distracción, saca la capa de invisibilidad que utilizó para escapar del colegio, se la pone por encima y echa a correr. Si Umbridge está en el hospital, el guardapelo también. Si Umbridge está en el hospital, debe estar herida de algún modo, así que no hay mejor momento de arrebatárselo que cuando está débil.

Metería a Neville en el ajo, pero no le ha dado tiempo, así que ya será a la próxima.

La busca frenéticamente, sin dejar de escuchar a los medimagos corriendo por todas partes y las pisadas apresuradas que usan las escaleras en lugar de los ascensores. Recorre todas las habitaciones de la planta hasta que decide que no está en la Janus Thickey, así que sube a la planta superior, en donde se escucha el jaleo.

No tiene que preguntar dónde está, porque ve a los guardias del Ministerio en la puerta de la habitación. Son aurores, también, pero no están en el equipo formado por Moody, y debe ser por una buena razón.

Nyx se escabulle entre ellos, tratando de no rozarlos con la tela de la capa, y encuentra a Dolores sobre la cama, dormida. No sabía qué esperaba, pero desde luego no se imaginaba que parecería completamente ilesa.

Se acerca y, sin dudarlo, la destapa para aprovechar el factor sorpresa si es que acaso no está durmiendo de verdad, pero el guardapelo no está ahí, y ella no se despierta. Como los guardias están fuera y no se han dado cuenta de que alguien se ha colado en la habitación, saca su varita y susurra un accio, pero nada ocurre.

Así que rebusca entre los cajones y, finalmente, en su horrendo bolso de color rosa.

Bingo.

Saca el guardapelo con extremo cuidado. Casi va a bailar por lo feliz que se siente cuando, para su pesar, nota algo que hace que su alegría se desvanezca.

Este es el guardapelo falso.

Y entonces vuelve a sonreír.

¡Es el guardapelo falso!

Cedric le ha dado el cambiazo.

Lo deja exactamente donde está, se lleva las manos al pelo con alivio y mira a la profesora. Le parece ver algunas heridas en el rostro, ahora que mira de cerca. No sabe qué ha ocurrido para que acabe en San Mungo, y no sabe cómo ha hecho Cedric para cambiar su guardapelo. Duda que haya sido algo verdaderamente grave. Cedric no haría algo así.

...y cuando lleguen los Malfoy y...

Escucha a alguien en el pasillo.

Sale de la habitación con cuidado de no perturbar a los guardias, y ahí ve una de las camillas que transportan a un herido. Es Adele Smith, la nueva cazadora de Hufflepuff antes de que cancelaran los partidos. Lleva parte del rostro quemado, y parte de su cabello ha desaparecido.

Toda la planta está llena de alumnos, pues ve sus túnicas negras por todas partes. Por lo temprano que es, adivina que el incendio ha debido ser a primera hora, y tiene un sentimiento de angustia de lo más raro porque si Smith, que es de su casa, ha salido herida, a lo mejor alguno de sus amigos también.

Cedric.

Busca entre todos los rostros. Se choca con algún medimago, que no entiende de dónde ha venido el golpe invisible, y tiene que levantar alguna que otra manta para buscarlo.

—Este no tiene casi heridas, solo está inconsciente, así que llevadlo al primer piso.

La camilla de Connor está en el pasillo. Lo dejan ahí antes de llevárselo y se van a por otro alumno que esté más grave, así que Nyx se acerca y empieza a darle palmadas suaves en el rostro que terminan siendo bofetadas. Connor se despierta poco después, con un quejido.

—¡Me cago en...! ¿Eh?

—Soy Nyx. Di que estás bien.

—Pero...

Connor no necesita pelearse con ningún enfermero porque todos tienen asuntos más importantes que atender. Al ver que está ileso, lo dejan ir al baño sin acompañantes. Nyx se mete junto a él y deja caer la capa.

—¿Qué ha pasado?

Connor parece estupefacto. Pestañea varias veces, aún tratando de entender lo ocurrido. Parece que, por un segundo, quiere pararse a pensar en cómo va a explicarlo todo, pero sus pensamientos se suceden tan rápidos uno detrás del otro que no tiene más remedio que dejarlos salir.

—¡La luna me ha maldecido, a mí y a Hina! —explica, alzando demasiado la voz para el gusto de Nyx—. ¡Te juro que quería contártelo, pero Hina me da miedo! ¡Y con razón me da miedo, Nyx, tendrías que haberla visto, joder!

Es ahora el turno de Nyx de quedarse perpleja. Trata de calmar a su amigo, colocando sus manos sobre sus antebrazos, pero este se aleja con un quejido.

—¡AAAAH! ¡Suelta! ¡Me quemas!

Nyx levanta los brazos de inmediato. Observa cómo la marca de sus dedos se ha quedado sobre la piel de su amigo, como si fuera una quemadura.

—¿Pero qué...?

—Hina intentó... Comunicarse con la luna en el eclipse de anoche —explica, sacudiéndose los antebrazos para airear las quemaduras—. ¿No ves que estaba estudiando como una loca? ¡Quería ser como tú y...!

—¿Cómo sabes lo de la luna?

Connor chasquea la lengua, desesperado.

—Tu amiga me lo contó. ¡Yo no quería tener nada que ver, te lo juro! Solo acudí porque me daba miedo que le pasara algo, ya sabes que no tiene mucho cuidado y...

Nyx intenta procesar lo que acaba de escuchar. ¿Tan metida ha estado en sus propios asuntos que no se ha enterado de que Hina estaba planeando algo como eso?

Tendría que haberlo visto venir. Hina no hace nada por casualidad. Hina no iba a quedarse de brazos cruzados.

Es la historia de una niña que tiene una amiga y... ¡Las dos tienen poderes!

Hina escribió un libro en el que ella también tenía poderes, por supuesto. Hina quería ser protagonista de la historia, igual que ella.

Ella solo acepta a una nueva iniciada si ha sido presentada en su nacimiento.

Thea lo había explicado el verano anterior, pero Hina no lo sabía. La luna la había rechazado de algún modo.

—¿Está bien? —pregunta. Lejos de enfadarse, Nyx se preocupa en sobremanera porque Connor parece demasiado asustado como para que sea algo leve—. ¿Está aquí Hina? ¿El incendio ha sido...?

—No, el incendio no ha tenido nada que ver con Hina, eso ha sido Malfoy... —Connor suspira, tragando saliva. Nyx percibe cómo le lagrimean los ojos—. Cuando te fuiste, Umbridge creó una especie de escuadrón de alumnos nazis que...

—¿Nazis?

Connor chasquea la lengua de nuevo.

—Bueno, estaban Draco, Montague y los demás, ya sabes. El caso es que ayer organizamos un partido de Quidditch porque Cedric quería quitarle el collar espantoso a Umbridge y teníamos que despistarla... —Para poca sorpresa de Connor, Nyx asiente, dándole a entender que sabe a qué collar se refiere—. Y no sé qué pasó exactamente, pero Umbridge fue hechizada y no se despertó, y cuando se la llevaron los medimagos nos pusimos todos a celebrarlo, claro, Malfoy no se lo tomó bien, así que hoy han querido vengarse y...

Coge aire y se le queda atrapado. Está volviendo a recordarlo todo.

—Malfoy ha lanzado fuego por la varita, Nyx, pero... ¡Era magia negra, estoy seguro! —exclama Connor, abriendo los brazos para explicar la magnitud de sus palabras—. Nos la ha lanzado a nosotros y... le ha dado a Philip.

Nyx abre los ojos como platos. No le ha parecido verlo entre los heridos.

—La verdad, no sé si viv... —Connor traga saliva—. Estaba muy... —farfulla, tragando saliva con dificultad—. Mierda, creo que me voy a desmayar.

Nyx lo atrapa antes de que desfallezca. Le ayuda a sentarse sobre la taza del váter y coge un poco de agua del lavabo para echársela por el rostro. Connor no termina de perder la consciencia, pero parece muy débil. Nyx sabe que Connor tiende a ponerse así cuando habla de temas de salud, heridas, o sangre. No sabe lo que tiene que ser para él haber visto a su mejor amigo así.

—Vamos, Connor, vamos, vamos...

Connor pestañea varias veces, tratando de volver en sí. Nyx intenta no tocarle la piel, y se aleja un poco para ver si así se siente mejor. Connor apoya la cabeza en las baldosas de la pared y se queda mirándola, mientras le caen lágrimas sin parar.

—La luna me quemó la piel, pero a Hina... No sé qué demonios le pasó, pero se ha despertado en el lago y me la he encontrado en shock, con la piel verde y el pelo mojado —balbucea, con voz temblorosa—. Cuando ha visto a Philip así...

Connor aspira fuertemente.

—Te juro que Hina ha gritado y de repente un torrente de agua ha roto el ventanal del comedor y se ha llevado a Malfoy por delante. Te lo juro, Nyx.

—¿Dónde está? ¿Y dónde está Cedric?

Connor se encoge de hombros antes de llevarse las manos al rostro y empezar a llorar.

—Tengo que ir a buscarlos. Cuando te encuentres mejor, ve a que te miren, ¿me escuchas, Connor? Igual te has golpeado al caer, podría ser peligroso.

Muy a su pesar, deja a Connor solo y se pone a buscar a los suyos, solo que cuando sale de la habitación, se topa de lleno con los Malfoy, y ahora no lleva puesta la capa de invisibilidad. No parecen reconocerla, y siguen su camino hacia donde debe de estar su hijo.

No son los únicos mortífagos. Nyx no teme llamarlos así. No le hace falta ver la marca para saber lo que son. Ahora que mira bien, ve a varios a su alrededor. Algunos, con los heridos, que son sus hijos. Otros, solo parecen a la espera.

Hay demasiados. Algo no va bien.

A Nyx se le cae el alma a los pies. Siente el vuelco en su estómago de manera tan repentina que casi parece que se va a desmayar, como Connor. Le tiemblan las rodillas cuando echa a correr con frenesí, buscando a sus amigos. Para cuando se oye la discusión de los Malfoy con el medimago, Nyx ya ha revisado todas las camillas dos veces. Ni Hina ni Cedric están ahí. Ni ningún otro de sus amigos.

Regresa aquí ahora mismo.

Nyx deja escapar un grito cuando ve al lobo frente a ella. Es un Patronus, y no le cuesta reconocer la voz de Remus. Quiere responderle, pero necesita pedir primero ayuda a la Orden, porque la situación es cada vez más tensa y, ahora que se da cuenta, la están mirando. Mucho.

Sube las escaleras de tres en tres, aprovechando la longitud de sus piernas. Ve la habitación de sus padres, abierta de par en par, y se apresura todavía más. Hay dos medimagos en el suelo, inconscientes, y Gilderoy Lockhart está pintando en la pared con un pincel invisible.

Nyx avanza por el pasillo dando enormes zancadas, haciéndose daño en la lengua de tanto apretarla por el nerviosismo. Se le sube la bilis a la garganta cuando llega y no ve a Neville por ninguna parte. Sí que ve a Remus apuntando a alguien que se encuentra junto a la puerta y, por ende, a la izquierda de Nyx.

Ella traga saliva antes de girarse muy, muy despacio, y ver quién ha entrado a la habitación antes que ella. Cuando reconoce su figura por el rabillo del ojo, siente que el mundo se nubla a su alrededor.

No era paranoia. No era un miedo irracional.

Bellatrix Lestrange ha regresado a empezar lo que terminó, y está plantada en la habitación de sus padres, con una sonrisa macabra y la varita en ristre.

De fondo, la voz de Neil Young sale del radio cassette que Nyx ha dejado encendido.

Se ha imaginado cientos de veces el rostro de Bellatrix en la actualidad. Había visto una única foto de ella, la que le tomaron justo antes de entrar a Azkaban, y la había grabado a fuego en su memoria por si alguna vez estaba frente a ella, creyendo firmemente que aquella terrible fantasía jamás se haría realidad.

Otra cosa que se había imaginado era cómo reaccionaría. Una persona insensata no tendría miedo. Lanzaría el primer hechizo de ataque, porque Nyx no es muy de defensa, y le haría pagar por haberle arrebatado la vida a sus padres. Había pensado que la miraría a los ojos y sería ella, Bellatrix Lestrange, quien sentiría temor.

Pero en lo más profundo de su mente, en ese rincón cuya puerta solo se abre por las noches, cuando no puede dormir, siempre ha pensado que estaría aterrada. Que se doblegaría ante su poder y que Bellatrix terminaría lo que había empezado hace ya quince años. Que no podría luchar por el terror.

Se lleva una sorpresa cuando levanta la varita y la apunta con ella, reuniendo un valor que ni siquiera sabe de dónde sale.

Insensata.

—¿Quién es esta, Lupin? —pregunta Bellatrix, mirando a Nyx con diversión al verla apuntándola con la varita.

—Baja esa varita —advierte Nyx.

No tiene ni idea de dónde le viene esa voz autoritaria, pero continúa fingiendo que no tiene miedo. Da un paso hacia ella, de hecho, y no sabe si también lo ha imaginado, pero le da la sensación de que Bellatrix parece tener miedo.

—¿Se puede saber qué te pasa en los ojos? —sisea la mortífaga con los suyos entrecerrados con sospecha.

Después de eso, se echa a reír. Nyx nota que Remus se pone nervioso, y al principio cree que también es por lo escandaloso de su risa, pero después cae en que, si se le han iluminado los ojos, tal vez le esté afectando la luz de la luna.

Se supone que Remus está tomándose su poción para evitar la transformación y así poder cuidar de los hermanos Longbottom, pero la influencia de la luna siempre consigue penetrar sus barreras. No es como si Nyx lo estuviera haciendo adrede, claro. Intenta dirigir su rabia solo hacia Bellatrix.

—¡¿Dónde está mi hermano?!

—¡Buena pregunta! —exclama la mortífaga—. Ya me acuerdo de ti, eres esa niña. La hija de estos dos, ¿eh? Claro que me acuerdo. Cuando dijeron que estabas viva me sorprendió, la verdad, aunque no es como si me rebajaran la condena...

—¡¿DÓNDE ESTÁ?!

—Longbottom, no —advierte Remus.

Nyx no desvía la mirada hacia él. Sabe que ese segundo de distracción puede ser suficiente para que Bellatrix ataque.

¿Por qué Remus me llama Longbottom?

Nyx traga saliva, pensando en cómo atacar. Cuanto más lo piensa, más miedo tiene. Se le han olvidado las clases de defensa y las lecciones que ha aprendido este año junto al grupo. Aún así, se esfuerza por parecer más aterradora, como si pudiera hacer brillar más sus ojos, y entonces lo entiende.

Remus no quiere que enseñe lo que puedo hacer.

Ni siquiera me ha llamado por mi nombre, por si acaso.

—Dime tú, ¿dónde está tu hermanito?

Nyx no entiende esa pregunta. Neville estaba en la habitación cuando se había ido a investigar. Remus aprovecha para lanzar un rápido hechizo.

Muffliato.

Bellatrix no lo evita porque no se lo espera. Nyx busca la mirada de Remus, intentando entender por qué ha decidido ensordecer a Bellatrix, de entre todos los hechizos que podría haber lanzado.

—¡A Neville lo hemos sacado de aquí! —dice Remus—. No hagas tonterías, ¿vale? ¡Es impredecible!

Bellatrix se gira, al ver que no escucha nada cuando los labios de Remus se mueven. Parece entender lo que está ocurriendo, así que lanza el primer hechizo de ataque. Nyx aprovecha que se ha dado la vuelta para tratar de aturdirla, pero no parece apuntar bien, porque lo que ocurre es que la estantería tras ellos se cae. Bellatrix da una zancada para evitar que le pise, casi riéndose.

—¿Qué es eso que no queréis que escuche, eh? ¿Secretos de la Orden? —se burla con una carcajada.

—¿Por qué buscas a mi hermano? —pregunta Nyx, sin dejar de apuntarla.

—¡Otra buena pregunta! ¿Por qué crees que lo busco, eh? ¡Dímelo tú!

Nyx se muerde la lengua. Da pasos muy, muy lentos en dirección a la cama de su madre. Siente que tiene que proteger a sus padres, y aunque dejar que Bellatrix bloquee la salida no es lo más sensato, no podría huir de la habitación sabiendo que los deja atrás. Se pregunta dónde están los otros aurores, los que se suponía que estarían vigilando para que precisamente esto no ocurriera.

—No sé por qué lo buscas, pero no te va a servir de nada, no es más que un niño. ¡Déjanos en paz! ¿No tuviste ya suficiente con mi familia?—asevera Nyx.

—Lestrange, no tienes nada que hacer aquí. Márchate. Hay aurores en camino —advierte Remus, que aferra su varita con fuerza—. Es una tontería intentar atacar en un lugar como este, no vas a...

La profecía —canturrea. Su sonrisa muestra unos dientes amarillentos. Inclina la cabeza hacia un lado, con ambas cejas alzadas—. La profecía. Resulta que el niñito Potter no servía de nada...

—Veo que Voldemort os ha llenado la cabeza de mentiras —responde Remus, sin un atisbo de pánico. Nyx, por su parte, siente un sudor frío—. No hay ninguna profecía. Es un mito.

—¿Ah, no? —gimotea, antes de volver a reír—. Entonces, dime, Lupinin, ¿por qué hay tanta seguridad en el ala de las profecías del Ministerio, eh? ¿Por qué hay tanta seguridad alrededor del niño Longbottom?

—Porque sabríamos que intentaríais una estupidez como esta.

—Tenemos razón —sisea la mujer, frunciendo los labios—. Vamos, solo es un crío. Entregádnoslo y todo terminará...

—Si le tocas un solo pelo a mi hermano te prometo que te arranco la cabeza, Bellatrix Lestrange —amenaza Nyx, retomando su valentía—. No pienso dudar.

—¡Qué fiera es la chica! —celebra Bellatrix, dando un saltito—. Me gusta tu carácter, cariño. Te pareces a mi primito, ¿a que sí, Lupinin? ¿Dónde está, el muy cobarde?

—¡Largo de aquí!

—¡NO! ¿Cómo voy a irme sin aquello que he venido a buscar? Así no es como se hacen las cosas. Me gusta terminar todo aquello que empiezo —sonríe, mirando a los padres de Nyx con satisfacción.

—Has venido a por Neville y ya ves que no está, así que vete —exige Remus, dando un paso hacia delante.

—Si no está, entonces, traédmelo..

—¡No!

—Que no se diga que no lo he pedido amablemente.

Nyx siente el impacto de un hechizo en el hombro. No sabe cómo demonios la mortífaga ha sido tan rápida, pero Remus la defiende mientras se repone y le lanza otro a Bellatrix. Esta, con una sonrisa, lo esquiva y esta vez lo lanza en dirección a la cama de Alice.

Nyx ahoga un grito al ver que impacta contra el cabecero, lejos de ella. Cuando se gira, sabe que tiene los ojos blancos, no puede evitarlo. Aprieta los dientes con rabia, para hacerle notar su enfado.

Y entonces se apaga la luz. La habitación se queda en una penumbra absoluta, y solo sus ojos sirven de fuente de iluminación. Se pregunta dónde ha quedado la luz solar, y se da cuenta de que hay enormes nubarrones cuando echa un rápido vistazo por la ventana.

Tienes que calmarte, Nyx, joder.

—¡Cuidado! —advierte Remus.

Nota su mano sobre su antebrazo y cómo tira de ella hacia el suelo para que se cubra. Por un segundo, solo se escuchan las carcajadas de Bellatrix. Chilla una sola vez, cuando Remus trata de aturdirla, y entonces, se escucha un nuevo quejido.

Es una voz que Nyx solo ha escuchado una vez, en el recuerdo sobre esa noche.

Es la voz de Frank Longbottom. Es, más bien, un balbuceo, un lamento.

De fondo, sigue sonando Neil.

Lookin' at you just the other night

Dancin' in the evening light

True love conquers all

Nyx abre los ojos para iluminar a Bellatrix, pero no la encuentra. Se obliga a calmarse, sabiendo que algo horrible acaba de suceder. Lo siente en cada fibra de su cuerpo. Casi no quiere encender la luz de nuevo para no ver lo que cree que ha sucedido.

Sin embargo, nota que la penumbra se disipa a su alrededor. Bellatrix no está por ninguna parte. Tarda un largo minuto en intentar despejar los nubarrones para dejar entrar la luz del sol.

Se levanta del suelo cuando Remus deja de aferrarla, aún temblando por el miedo.

Sobre la cama, la sangre empapa las sábanas blancas sobre las que descansa Frank.

—¡PAPÁ!

Frank tiene un puñal clavado en el corazón. Sus ojos, que van perdiendo la vida, observan todavía el radio casette. Está en la misma dirección que Alice.

—¡Papá, no, no, no! ¡AYUDA! ¡AYUDA, POR FAVOR!

Nyx no sabe si tiene que retirar el puñal o dejarlo donde está. No sabe ningún hechizo de curación, ni ninguna forma de hacer que pare de salir toda esa sangre de entre sus labios. Le sale un lamento de lo más profundo de su garganta, que arde tanto que le duele. Se le nubla la mirada mientras observa la figura delgada de su padre, inmóvil, teñida de rojo.

Remus la abraza por detrás, intentando alejarla. Le susurra una disculpa tras otra, pero Nyx no oye nada. Ni a Remus, ni los pasos de los medimagos, ni la música que aún se escucha en el radio casette.

La voz de Neil acompaña a Frank mientras recorre el camino hacia la muerte.

Si es que acaso seguía vivo.


Open up your eyes

See how life time flies

Open up and let the light back in


Siento muchísimo llevarme a Frank, pero la guerra ha comenzado y no siempre es justa 🙁Desviarme del canon así no me encanta, pero necesitaba un desencadenante, sorry.

Os dejo pensar en qué pasará a continuación y en cómo van a afrontar Nyx y Neville lo que acaba de ocurrir. Últimos 10 capítulos por delante (+ especiales) y se vienen intensitos :)

Muchas gracias por leer 💜

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