(𝟒𝟏) · 𝐂𝐨𝐧 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐦á𝐬 ·

Antes, cuando todo era normal, Nyx miraba a Cedric al otro lado del pupitre y se reía en silencio del cuello de su camisa bien planchado y de su letra sobre el pergamino, demasiado ordenada y pulcra, mucho más cuidada que la suya.

Se devanaba los sesos buscando un comentario que hacer para molestarle, para hacerle saber que estaba ahí por obligación y no por gusto y para sacarle de sus pensamientos.

Ahora que lo mira con perspectiva, piensa que, tal vez, lo hacía para llamar su atención. Ahora que observa su camisa y su corbata, piensa que lo que quería era, en realidad, arrugárselo todo.

O quitárselo.

Lo observa mientras rebusca en las estanterías. Se supone que Hina ha escondido los libros buenos de mitología en uno de esos estantes, así que Cedric está haciéndose con ellos mientras Nyx, en teoría, prepara pergaminos, plumas y tinta, pero en realidad se ha sentado encima de la mesa de la biblioteca y se dedica a mirarlo.

Se permite hacerlo porque ya se ha pasado el día malhumorada y preocupada por la situación. Ahora que han quedado a estudiar por la noche, porque no han tenido otro momento en el día, se permite rebajar la tensión y pensar en otra cosa que no sea Neville, la profecía y los horrocruxes. Pide unos segundos de tranquilidad mientras observa la espalda de Cedric marcándose bajo su camisa. Su trasero cada vez que se estira para alcanzar un estante más alto.

—¿Me estás mirando el culo?

Nyx alza la mirada y se encuentra con Cedric y una sonrisa burlona. Ella se relame los labios antes de hacer una mueca que no convence a nadie.

—Pues claro que no.

Cedric se ríe y niega de un lado a otro antes de volver a buscar. Nyx se afloja la corbata porque ya no hace tanto frío, no sabe si por la visión del culo de Cedric, por su risa, que es bonita, o por cómo se ven sus antebrazos ahora que se arremanga la camisa y vuelve a la faena. Verle las venas de los brazos le recuerda al otro día, cuando la aprisionó contra la pared de la ducha con ellos.

—Es romántica, ¿no? La historia de Orfeo y Eurídice —menciona Cedric, a quien el aire en la biblioteca le parece espeso y casi asfixiante. Estar a solas con ella todavía le pone nervioso, y más aún cuando es consciente de que tiene su mirada clavada en su espalda. Tiene la necesidad de ponerse recto y apretar el estómago y ofrecer su mejor imagen para no decepcionarla.

—¿Qué tal si yo hago de Orfeo y tú de Eurídice? —bromea Nyx, quien se encuentra bastante más cómoda que él, casi divertida.

—¿Y ponerme un vestido y que tú me toques la lira? —pregunta Cedric, bajando por fin uno de los libros—. Eso está hecho.

Se acerca a ella y repara entonces en su postura. En sus piernas colgando del borde de la mesa. En sus rodillas, que están al descubierto porque aún lleva la falda del uniforme. En lo sencillo que sería acercarse y colocarse entre ellas y tomarla de la cintura.

El pensamiento le nubla el juicio, así que baja el libro para cubrirse la muestra de su deseo sobre el pantalón. Nyx no parece darse cuenta, pues parece perdida también en sus pensamientos.

—Se te ha manchado la corbata de tinta —observa ella, señalándole la prenda—. Ven.

Cedric, con un carraspeo, se acerca despacio, intentando fingir que lleva el libro extendido así por gusto y no por necesidad. Se aproxima a Nyx y no sabe si es casualidad o no, pero le parece que ella abre un poco más las piernas para que él se coloque entre ellas.

Nyx alarga la mano y observa la mancha de tinta sobre la corbata. Con su varita, apunta y murmura un hechizo para retirarla, pero no suelta la prenda. Su mirada pasa de la corbata hasta su cuello, pasando por su barba incipiente, muy poco notable, hasta llegar a sus ojos. Cedric aspira con fuerza. Sabe leer una señal, pero responder a veces es complicado.

Adelante, Cedric. Ella quiere, claramente.

—Sabes que puedes pedirme un beso sin tener que recurrir a una excusa, ¿no? —se burla Cedric, con una sonrisa de lado.

—¿Dónde está la gracia en eso? Los besos no se piden. Se dan.

Cedric solo está de acuerdo porque sabe que así es como le gusta a ella. Antes de besarla por primera vez, siempre le había pedido permiso para cualquier cosa. Para ir al baile. Para retirarle las lágrimas cuando lloró escuchando a Neil Young. No se habría atrevido a hacer nada de eso porque no pensaba que tuviera su aprobación.

—Me sigue pareciendo extraño que quieras darme uno —murmura él. No sabe por qué dice esa tontería y se muestra vulnerable, si con Nyx siempre va de duro, pero solo por cómo se ruborizan sus mejillas sabe que ha valido la pena.

—Extraño no es la palabra. Yo diría que es "catastrófico".

Cedric se ríe y aprovecha que ella baja la guardia para colocar un dedo bajo su mentón, alzarle el rostro y besarla. Nyx deja de reírse al instante. El agarre de su corbata se tensa, y cuando Cedric intenta alejarse, no puede ir demasiado lejos.

—¿Eso es catastrófico, Longbottom? —susurra él—. A mí me parece que te gusta.

Nyx aprieta los dientes con rabia. Odia que sea así, pero no puede hacer nada por esconderlo, así que recurre a lo que mejor se le da. Contraatacar.

—A ti también, ¿no? El bulto de ahí abajo lo confirma.

Nyx nunca pensó que el maldito niño pijo de Cedric Diggory pudiera ser así de sensual. Que jugaría con ella de esa manera. Nunca pensó que pudiera cambiar drásticamente de ser el alumno más estudioso al chico más atrevido. Debió haber aprendido de su amiga Hina, pero nunca se acostumbraría.

Por eso ahoga un suspiro cuando Cedric deja el libro sobre la mesa y usa esa mano para posarla sobre su cadera con roce experto y empujarla hasta que la entrepierna de Nyx choca contra la suya. Ahora ya nada los separa, más que la ropa.

Total, tampoco les ve nadie. Nyx enrosca los brazos alrededor de su cuello y junta sus labios con los de él, abrazando la ola de chispitas que siente por su cuerpo cada vez que le roza. Después de Fred, no pensó que volvería a sentirse así de a gusto con alguien. Pensaba que eso se reservaría siempre para su primer amor, pero Cedric le confirma que no es así.

Cuando besa su cuello, Nyx desafloja su corbata y desabotona un poco la camisa para acariciar su torso. Cedric se remueve bajo su toque helado antes de atreverse a alzar las manos y tocar sus pechos por encima de la tela de su camisa. Nyx ahoga un gemido contra sus labios, así que aprieta aún más fuerte.

Está a punto de pedirle permiso para continuar, pero sabe que no hace falta, así que se aventura a acariciar sus piernas bajo su falda, consciente de que el hecho de que nunca se acerque a su ropa interior la pone todavía más nerviosa. Nyx araña la piel bajo su camisa y se desespera, desabotonándola todavía más para alcanzar más terreno. Cuando por fin alcanza su ropa interior, Cedric solo duda un rápido segundo antes de introducir ambos pulgares y bajarla lentamente por sus piernas.

Es entonces cuando Nyx mira a su alrededor. No hay absolutamente nadie en la Biblioteca. Es la una de la madrugada y han usado un Homenum Revelio nada más llegar. Cedric la mira pidiéndole que guarde silencio antes de introducir primero uno y luego, cuando nota que puede, dos dedos en su interior, arrugando las bragas de Nyx en su otra mano y guardándoselas en el bolsillo antes de volver a usarla para sujetar su cadera y que no se mueva.

La verdad, los años anteriores había tenido fantasías sobre hacer eso mismo en ese mismo lugar, a pesar de lo digno y respetuoso que se considera. No podía dejar de imaginarse que Nyx se callaba y dejaba de meterse con él y, en su lugar, se quitaba el uniforme y se abría de piernas, igual que ahora. La culpa se la echaba a Todd, que contaba idioteces así por las noches y procuraba que sus amigos se fueran a dormir con escenas como esa en sus cabezas. Cedric intentaba no pensar en Nyx, pero a veces venía muy guapa y él a veces sentía frustración contenida y solo pensaba en deshacerse de ella. Por cómo Nyx le desabrocha ahora el pantalón, parece que ella pretende ayudarle a aliviarla.

O que ella ha deseado lo mismo más de una vez.

Chocan sus frentes mientras ocupan sus manos con el otro. Como sus sesiones de estudio son familiares para los dos, aquello no parece tan fuera de lugar, en realidad.

Nyx le recuerda que toma precauciones de manera diaria, así que cuando se abre aún más y le atrae hacia su cuerpo, Cedric entiende que quiere algo más que sus manos en su interior. Él la toma de las caderas y la guía hasta que quedan bien cerca de las suyas. Nyx se aferra aún más a su espalda mientras se acostumbra a la intrusión, y cuando asiente muy despacio, Cedric comienza a moverse.

Solo se escucha el sonido de su ropa y los suspiros ahogados de ambos. Lo suyo parece evolución natural; como si hubieran estado esperando hacer aquello desde hacía años. Otro tipo de estudio, más físico, más práctico. Cuando Cedric hunde el rostro en su pecho y guía el ritmo sujetando sus caderas, Nyx, que ahora está con los codos apoyados en la mesa para conseguir un mejor ángulo, se pregunta cómo demonios es que Cedric nunca haya tenido sexo con nadie que no sea ella. Casi se siente egoísta.

Me siento afortunada.

El placer más intenso hace que abra los labios y entrecierre los ojos. A la luz de las velas, Cedric observa el rostro de Nyx retorciéndose bajo su cuerpo y provoca que él alcance el clímax poco después, mientras la ve recuperando el aliento encima de los pergaminos. Se ha volcado un poco de tinta, pero qué más da.

—Ha... ha estado muy bien —suspira él, sin separarse todavía. No quiere alejarse de ella por nada del mundo. La nota contra su piel y está cerca y se siente bien. Una sensación que no quiere que termine jamás.

Nyx asiente. Tiene las mejillas sonrojadas y el flequillo pegado a la frente por el sudor.

—¿De verdad nunca...? ¿No lo has hecho con nadie más?

Nyx se apoya sobre uno de los codos y, con el otro, estira la mano y le peina el cabello hacia atrás a Cedric. Él cierra los ojos al notar la caricia de sus dedos sobre el cuero cabelludo.

—¿Me estás preguntando si me lío con alguien más que contigo, Nyx?

Cuando salen esas palabras de sus labios, se da cuenta de que pertenecen a una conversación más grande y más seria de la que ambos pretenden en ese momento. Nyx alza una ceja.

—No, no me estoy liando con nadie más —aclara él—. Sé que no lo hemos hablado y que no somos nada exclusivo, pero...

Pero cómo voy a besar a alguien más si por fin te puedo besar a ti.

—No me interesa nadie más.

Eres lo único que me hace querer salir de la cama todas las mañanas, Nyx. No quiero a nadie más.

Nyx se peina ahora su propio flequillo con nerviosismo. Parece que se esconde el rostro mientras piensa en responder, y Cedric se queda rígido por un segundo.

¿Ella sí está con alguien más?

—Yo tampoco estoy liándome con nadie más —responde por fin. Cedric deja de tensarse, así que, aprovechando que aún la tiene sujeta de las caderas, acaricia su piel desnuda con los pulgares. Nyx observa el gesto y de repente le tiembla la mandíbula y no sabe por qué. Se siente desnuda ahora, con la falda subida y las piernas al aire, pero cuando Cedric la mira, no siente vergüenza alguna, ni se siente incómoda en su propia piel. La embarga una calidez abrumadora que hace que sus nervios estén a flor de piel—. Me refiero a sexo. ¿Cómo puede ser que no tengas experiencia? No me lo creo.

Cedric deja escapar una carcajada.

—¿Qué pasa, que se me da genial?

—No te lo creas tanto.

Muy complacido consigo mismo, Cedric rebusca en el bolsillo de su pantalón, procurando que no se caiga, porque lo tiene ligeramente bajado, y saca la varita para limpiar la tinta que se ha derramado sobre la mesa.

Grave error.

—¡AAAAAAAAAAH!

—¡AAAAAAAAAAH! —grita Cedric al escuchar el grito de Harry.

No hay forma de ocultarlo. Al menos, no ve a Nyx con la falda subida y la camisa abierta. Solo ve a Cedric, con los pantalones bajados y...

Él se separa por fin de Nyx y se apresura a guardársela en los calzoncillos. Ella parece entender por fin lo que está pasando, porque se baja la falda al instante.

—¡Lo siento, Harry, joder! ¡No lo había pensado!

—¡¿PERO A QUÉ HA VENIDO ESO?!

Por la cara blanca de pánico de Cedric, Nyx empieza a reírse como una loca. Claro, a ella no la ha visto con el asunto fuera en mitad de la nada, como sí lo ha visto Harry.

—¡Oye, que no era para ti! —explica Cedric, tan rojo que parece que le van a explotar las mejillas—. ¡Es que...!

—¡Estás con alguien! —adivina Harry, pasándose los dedos por el pelo—. Eh... Vale, no... Por favor, ¡deja de usar la varita! No quiero saber nada.

—Lo siento.

El hechizo de limpieza termina y Harry se desvanece. Cedric quiere que se lo trague la tierra, pero Nyx no puede dejar de reírse sin parar.

—¡Te la ha visto! —se ríe, terminando de abrocharse la camisa—. Es que, ¡imagínatelo! ¡Menudo trauma! Pobre chico...

—¡Oye! ¡Hace un minuto mi pene no te parecía tan traumático!

Nyx se deja de reír y le da un empujón antes de retomar la carcajada. Cuando regresan a la sala común en sumo silencio, Nyx se va aguantando la risa. Solo se detiene cuando hace una rápida parada en el baño, pero cuando sale, aún tiene las mejillas rosas por haber estado riéndose.

Sus amigos están en los sofás cuando llegan a la sala común. Astrid y Asher están en uno de ellos y Hina está en otro con Philip y Connor, jugando a los naipes explosivos. Todd está apoyado sobre la mesa, liando canutos de marihuana. Por supuesto, ellos no esperaban encontrárselos ahí, así que explicar de dónde vienen de madrugada es un poco complicado.

—¡Mira quién se digna a venir! —saluda Connor, alzando las cejas varias veces.

—¿Qué hacéis despiertos? —inquiere Nyx con indignación—. ¡Son las dos de la madrugada!

—¡Lo mismo digo! —responde Hina, colocando los brazos en jarras.

Astrid, entre risas, se levanta del sofá y acude hacia Cedric.

—¡Feliz cumpleaños, Ced! —se abraza a él con alegría—. Estábamos esperando para felicitarte, pero creo que ya te estaban dando un buen regalo.

Sin un ápice de vergüenza, estira el brazo y le sube la bragueta del pantalón. Nyx se da un golpe en la frente con la mano.

—Qué cosas dices, Astrid, yo no...

Connor tampoco tiene vergüenza, porque se ha acercado a felicitarle también y no duda en sacar las bragas de Nyx del bolsillo de Cedric en cuanto ve cómo sobresalen. Nyx se las arrebata de un manotazo, pero es muy tarde.

—¡No me lo creo! —anuncia Todd, poniéndose en pie—. ¡Te has estrenado, Ced!

—Por Merlín, dejadme en paz —se queja Cedric, completamente abochornado—. Ni siquiera recordaba que era mi cumpleaños...

—Nyx sí, ¿eh? —bromea Hina, codeándola—. Lo habéis celebrado por todo lo alto, claro que sí. ¿En la biblioteca, no?

—Oye, ya basta —pide Nyx, apartándolos a todos—. ¿Qué más os da, en serio?

—¡Mi chico se ha estrenado, es un acontecimiento importante! —anuncia Todd. Philip celebra con él.

—Oye, que no era mi primera vez...

—¡¿Cómo que no?!

—No, la primera vez... —Nyx le tapa la boca a Hina, pero sirve de poco porque le muerde el pulgar—. ¡En el cumple de Philip!

—¡Cedric! —salta Astrid—. ¡Qué tremendo! ¡En el lago!

—Bueno, ya basta.

—¿Aquí follan todos menos yo? —se lamenta Philip en voz baja, solo que todos están en silencio en ese momento y le escuchan.

Cedric mira a su amigo con una mezcla de pena y risa, por la cara de bochorno que pone después de que todos lo hayan escuchado.

—Yo tampoco. ¿Lo haces conmigo?

Hina, por supuesto que ha sido Hina. Todd se lleva las manos a la cabeza al escuchar eso. Nyx niega muy despacio.

—Bueno, Hina, invítale a salir primero, ¿no? Este finde, en Hogsmeade —propone Connor, aprovechando la situación.

Philip se ha quedado aturdido por la pregunta. Mira a Hina con absoluto terror, y Cedric sabe que es porque sí quiere, ya que le gusta desde hace tiempo. También sabe que a Philip le gustaba la Hina calladita y estudiosa. No conoce a la de verdad, que es quien le ha hecho esa pregunta.

—Hina estará encantada —responde Nyx, tomando a su amiga de los hombros antes de que diga una tontería y ofenda al pobre Philip—. Y ahora nos vamos a dormir y si alguien menciona algo de lo ocurrido, os prometo que os meto las bragas hasta el páncreas.

En la soledad de su habitación, Cedric conjura de nuevo la aparición de Harry, a quien se encuentra tumbado en el suelo. Se levanta nada más notar la presencia de Cedric, y cuando se cruzan sus miradas, Harry retira la suya de inmediato.

—Perdón, en serio —farfulla Cedric, tragando saliva con dureza—. No lo he pensado, es evidente.

Harry asiente muy despacio. Se le sonrojan mucho las mejillas cuando vuelve a recordar lo ocurrido.

—Yo no pretendía estropearte el momento apareciendo —responde por fin.

Cedric se ríe en voz baja.

—Ya había term... Bueno, mejor me callo.

Harry hace una mueca a medio camino entre una sonrisa y un quejido de espanto.

—No sabía que tenías novia.

—Ah, no es mi novia. Es... —No sabe cómo explicarlo. Sigue sintiendo que lo tiene que guardar en secreto, a pesar de que ahora todos sus amigos lo saben. Al final, se da cuenta de que a Harry sí se lo puede contar porque él no se lo puede decir a nadie—. Es Nyx, la hermana de Neville.

Harry alza las cejas con sorpresa.

—¿Nyx? Pero... Bueno, claro. Fuisteis juntos al Baile, es verdad.

—Me ha gustado siempre —confiesa, sentándose sobre su cama—. Y yo a ella no podía gustarle menos, pero el mundo se ha vuelto loco o algo y ahora...

—Es simpática. Siempre fue simpática conmigo, al menos, por ser amigo de Neville. Y juega muy bien al Quidditch.

Cedric asiente, con las mejillas sonrojadas.

—¿Le pedirás que sea tu novia?

Él niega rápidamente.

—Qué va. No es para nada el momento y... creo que me diría que no. No le salió bien su anterior relación, ¿sabes? Y... una parte de mí sigue esperando el día en el que se canse y se dé cuenta de que no encajamos para nada.

Harry asiente y se queda escuchándole. Parece perdido en sus pensamientos.

Él nunca podrá tener eso.

—Es mi cumpleaños —anuncia Cedric. Lo dice por cambiar de tema.

Y entonces se da cuenta de que no ha servido de mucho.

Él tampoco podrá cumplir años nunca más.

—¡Felicidades, Cedric! —le felicita Harry, lejos de entristecerse—. ¿Dieciocho?

Cedric asiente. La amargura le cierra la garganta y no le permite decir nada más, porque sabe que lo va a fastidiar. Harry se quedará para siempre atrapado con catorce. El chico parece darse cuenta del hilo de pensamiento de Cedric.

—No pasa nada, Cedric. Ya lo he asumido. Que nunca cumpliré años y que nunca tendré novia o... novio.

Cedric alza la mirada. Ahora Harry sí que está ruborizado, más que antes, incluso.

—Ah, no sabía...

Harry se ríe.

—Si piensas que que te pillen con los calzoncillos bajados es bochornoso, ver al chico que te gusta así sin que te lo esperes no es mucho mejor, la verdad.

—¿Qué...?

Harry ahoga una risa.

—Tendrías que habernos visto a Cho y a mí en el Baile. Nos reímos mucho porque... Los dos queríamos ir contigo. Yo no lo supe hasta ese momento, claro, cuando Cho lo sugirió —murmura Harry, carraspeando—. Luego viniste a bailar con los dos y lo tuve claro.

Cedric no sabe qué decir. No lo sabe en absoluto. Harry lo cuenta como si no le diera vergüenza, pero lo ha dicho con tanta rapidez que se nota que, en el fondo, no lo tiene tan aceptado.

—Vaya, Harry, no tenía ni idea...

—Ya, no pasa nada. Tampoco es como si te lo hubiera dicho de seguir con vida.

—Pero...

—No pasa nada, no tienes que sentirte culpable ni nada por el estilo. Ya se me ha pasado, en realidad, pero cuando esto ocurrió y me di cuenta de que solo iba a poder comunicarme contigo para toda la eternidad...

Cedric se imagina en esa situación. Él sería Harry y Nyx sería él. Nyx no habría usado su varita solo para fastidiarle, seguro.

—Solo quiero decir que... Si quieres estar con ella porque la quieres, no esperes demasiado, porque de repente todo se puede ir a la mierda y será demasiado tarde.

Cedric mira a Harry con los ojos bien abiertos, imaginando su agonía.

—Lo siento mucho, Harry. No es justo.

—Eh, me morí en los brazos del chico que me gustaba. No está mal, ¿no? —sonríe—. Ahora eres mi amigo, no te preocupes, Cedric. Eso sí, intenta guardártela bien antes de llamarme, por favor.

Suena la puerta de su habitación. Cedric se despide de Harry con una sonrisa tímida antes de ir a abrirla. Sigue teniendo una habitación para él solo, puesto que Sprout y los otros Aurores habían pensado que era mejor idea.

Nyx está al otro lado de la puerta, aún con el uniforme. Le empuja hacia dentro y cierra detrás de ella.

—¿Cómo que es tu cumpleaños, idiota?

—Yo también me alegro de verte.

Nyx suspira con resignación, visiblemente agitada.

—¡No me habías dicho nada! ¡No...!

—No hace falta que me des ningún regalo ni nada de eso.

Nyx hace una mueca y se esconde las manos en las mangas. Cedric la mira con ternura porque le gusta cuando hace eso.

—Bueno, pero me lo podrías haber dicho, ¿no?

—Todos los años hay fiesta en la sala común en estas fechas, Nyx. Es un evento mundialmente conocido.

—Idiota.

Nyx se tumba encima de su cama, lanza los zapatos con dos bruscos movimientos y se empieza a quitar los calcetines.

—¿Qué haces? —pregunta Cedric con desconcierto.

—Pues dormir contigo, ¿qué te parece que voy a hacer? —bufa, retirándose la falda también.

Él se queda parado, sin saber qué hacer. Lucha contra la sonrisa que quiere posarse sobre sus labios.

—¿Me dejas algo para dormir o tengo que dormir en pelotas?

—Bueno, ya que lo preguntas...

Al final le deja una camiseta, por si hace frío. Y porque Nyx le ha lanzado un almohadón en cuanto ha hecho la broma. Se mete en su cama y solo se siente feliz de tenerla ahí, con él, pero no se atreve a decirlo del todo porque aún está abrumado por la confesión de Harry. Él le ha animado a pedirle salir a Nyx, pero Harry no conoce toda la historia. No es consciente de que todo podría irse al garete solo de mencionar la palabra novia.

Nyx se está abrazando a sí misma bajo la manta, por lo que Cedric entiende que siente frío. Se acerca muy despacio y la abraza desde detrás, pegando su cuerpo al de ella. Nyx destensa los músculos al instante.

—Siempre estás ardiendo —susurra, más tranquila.

Cedric sonríe. Se le ocurre una broma, pero no la dice. La abraza más fuerte. Ella coloca sus pies helados sobre los de él y él ahoga un quejido, lo cual hace que ambos se rían. Forcejean suavemente mientras ella trata de molestarle, hasta que Cedric la atrapa con la pierna para que deje de moverse.

—No me has felicitado.

—Eso me suena —murmura ella.

Nyx busca su mano y la agarra. Pide, suplica, que Cedric no diga nada, porque se moriría de la vergüenza.

—Feliz cumpleaños, Cedric. Gracias por resultar no ser un completo idiota. Solo uno a medias.

Cedric se ríe tras su hombro. Deposita un beso justo ahí.

—¿Y por ser bueno en el sexo?

—Ah, sí, eso también —bromea ella, removiéndose lo suficiente como para rozarse contra él, solo para fastidiar—. Buenas noches.

—Buenas noches, Nyx.

Cedric no le dice lo que siente con toda fuerza en su pecho. Es el sentimiento más vulnerable de todos. Ese que, si le pones palabras, te cambia los esquemas por completo. No lo dice porque lo siente tan fuerte y tan intenso que no quiere destrozarlo. Con Nyx bien pegada contra su torso siente que puede contenerlo para que no se desborde. Se duerme con una sonrisa que se mantiene durante horas.

Nyx no le dice la verdad del todo, tampoco. No le dice que ha ido a dormir con él porque es consciente de cuánto la aprecia y de que ese es un buen regalo para él. Se da cuenta de cómo la mira y de cuánto le sonríe. Le asusta un poco, la verdad, pero le hace sentir bien. Le hace no estar sola en ese sentimiento que también le nace a ella cada vez que lo ve. Tampoco le dice que duerme con él porque, cuando está con él de noche, sí tiene ganas de dormir. Y duerme muy bien.

Tampoco le dice que, si hoy es su cumpleaños, significa que nació el 12 de octubre de 1977, bajo un eclipse solar total.

🎶 Total eclipse of the heaaaaaaaaart 🎶

Os habla la Elia que terminó de escribir Díada la semana pasada y tiene mil millones de ganas de enseñároslo todo pero no lo hará porque... Porque me gusta subir semanalmente y me da serotonina 😊 Así que tendremos subidas aproximadamente dos semanas sí y una no hasta junio, eso es asegurado. Y la semana que viene, capítulo asegurado también 💙

Viva Cedryx porque es que ME ENCANTAN lo siento no soy nada imparcial, y creo que encabezan el top de parejas creadas por mí, seguidos por Frella (this is me trying) y... Amelia y Alfred (Till there was you), que no tienen shipname que yo recuerde.

See you soon <3 ¡Gracias por leer!

P.D: estoy intentando volver a poner gifs porque en los de antes se me olvidó / no me dio tiempo jej

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