(𝟑𝟕) · 𝐂𝐞𝐥𝐢𝐚 ·
Cuando alguien se familiariza con una cosa en concreto y se acostumbra a encontrarla siempre igual, su cambio o ausencia se convierte en un nuevo motivo para mostrarse irritado.
Nyx elige que la renovación del ascensor de San Mungo la pone de mal humor. No le encontraba nada malo a los botones desgastados cuyos números no se veían ya porque la pintura se había borrado, ni al sonido estruendoso que hacía cuando se ponía en marcha, más parecido al de un avión que un ascensor. Ahora, prácticamente no hace ruido, y los botones relucen con números en color negro bien marcado.
También elige enfadarse con la raza humana, aunque eso es algo que la enfada mucho más a menudo. Se enfada con los transeúntes que la rodean y caminan demasiado despacio para su gusto, con el enfermero que les pregunta tres veces el apellido, tanto que Nyx pregunta si es que acaso es sordo o idiota, y con quien sea que ha fregado el pasillo a las doce del mediodía, justo cuando abren las puertas a los familiares de los pacientes para que puedan visitarlos. Eso provoca que tengan que esperar un poco más, y su abuela rechista cuando Nyx propone secar el suelo con magia.
Cuando Nyx entra por fin a la habitación de sus padres, es consciente de que lo que verdaderamente la enfada es verlos, y no porque no les quiera, ni nada parecido. Nyx se enfada al verlos porque eso supone hablarles y no recibir respuesta y tener que empezar a reflexionar sobre lo que es vivir sin unos padres y sobre cuál es la razón por la que ellos están así, postrados en la cama y completamente impasibles al mundo que gira a su alrededor.
Alice y Frank no saben que ha vuelto Voldemort, ni que Neville podría estar en grave peligro. Alice, tal vez, sí sabía que su hija tendría conexión con la luna, pero, ¿lo sabía, en realidad? ¿O solo suplicó por ello y quedó inconsciente antes de ver su deseo cumplido?
—Hola papá, hola mamá —saluda Neville.
Lo hace siempre. Augusta también. Nyx no se queda atrás.
Les saludan y les cuentan todo lo que ha ocurrido desde la última vez que los vieron, a pesar de que Augusta acude normalmente todos los domingos y se lo cuenta igualmente. En verano, cuando Nyx y Neville están en casa, también la acompañan, pero este verano no les han dejado. Les han permitido acudir hoy porque es el último día antes de volver a las clases, han protegido todo el hospital y ha pasado todo el verano sin que haya un solo indicio del regreso de Voldemort. Es medianamente seguro.
Nyx no se atreve a hablar sobre lo suyo hasta que Augusta no se marcha a renegar a los medimagos, como de costumbre, y hasta que Neville se va al cuarto de baño.
Se tumba junto a Alice y la toma de la mano. Así, estirada junto a ella, se da cuenta de que tienen más o menos la misma altura. Alice tiene el cabello más corto y bastante más claro que ella, pero sus pieles son del mismo tono pálido que deja ver claramente las venas en los antebrazos. Cuando era pequeña, a Nyx le encantaba encontrarse similitudes con su madre en ese tipo de aspectos físicos, porque en lo personal nunca iba a poder compararse. Solo podía fiarse de quienes decían que se parecía a ella en esto o lo otro, los afortunados que la habían visto con vida.
—La luna, ¿eh? —le susurra, colocando su palma sobre la de su madre. Tienen los dedos igual de largos, solo que las uñas de Alice están bien cuidadas por alguna enfermera. Las de Nyx nunca llegan a crecer bien porque se las muerde—. Gracioso, eso de Esleen. Nunca había caído.
No espera que Alice responda, ni nada de eso. Alarga la mano hacia el radio cassette y mira a Frank, que enrolla su dedo índice en un hilito de la sábana mientras mira a un punto perdido de la habitación.
—¿Sabes cuál es mi canción favorita de Neil, papá? —dice eso mientras cuenta mentalmente las veces que hace clic en el botón hasta que llega a la canción—. Harvest Moon.
Le da vergüenza decirlo en voz alta, como si todos fueran a saber la razón por la cual le gusta esa canción. No le gusta mucho oírse decir algo así, tan cursi y vulnerable, sobre todo cuando se supone que Cedric y ella no son nada, pero tampoco es como si fuera a escucharla nadie.
—La bailé con un... ammmmi... Bueno, con un chico —le susurra a Alice, acariciándole la mano con distracción.
Lo dice en voz baja como si no quisiera que Frank se enterara, lo cual hace que le surja una pregunta: ¿cómo sería Frank de estar cuerdo? ¿Sería un padre protector, como lo es la abuela? ¿O sería más relajado, como el padre de Fred?
—Se llama Cedric —continúa. Ha decidido que Alice, que era de la Hermandad e hija de Thea, sin duda no era protectora en lo absoluto—. Va a mi curso y es Hufflepuff como yo. Siempre me ha caído fatal, la verdad, creo que te conté que fue él quien se inventó lo de Flatbottom.
Mira de reojo a Alice como si fuera a reaccionar. Tiene un chicle en la boca y lo mastica de manera distraída, sin dejar de mirar la barra que protege los pies de la cama.
—Honestamente, no se lo he vuelto a oír decir desde entonces. Pensaba que no me soportaba, igual que yo a él, pero... —Nyx pestañea. Nunca ha hablado en voz alta de algo así, más que con Hina, y con ella no había sido tan honesta—. Bueno, también pensaba que no me dormía por las noches porque estaba mal de la cabeza, no sabía que tenía que ver con la luna.
Alice pestañea tres veces justo en ese instante. Nyx frunce el ceño.
—La luna.
Otra vez.
No hace nada más, pero Nyx nota que se le aceleran los latidos porque la tiene tomada de la muñeca. Sonríe ligeramente.
—Ocurrió algo con él bajo la luna —ahora lo susurra aún más para que Frank no se entere de eso de verdad—. Y le puse algún tipo de protección... No sé. Creo que la luna supo que es especial para mí y quiso ayudarlo.
Especial para mí.
—Ugh. Hagamos como que no he dicho eso.
Seguidamente, cierra los ojos y apoya la cabeza junto a la de Alice. Se acuerda inevitablemente de la noche del Baile, cuando él le pidió bailar esa canción porque sabía que era especial para ella. Nyx ya se ha dado cuenta de que Cedric nunca la fuerza a hablar de sus problemas, ni siquiera los menciona. Supo que le apenaba lo de sus padres y quiso reemplazar su tristeza con un baile muy ligero a las tres de la mañana. En su mente, lo recuerda con la toalla envolviendo sus caderas y las mejillas tan rojas que le hacían parecer más pequeño de lo que es.
Me gustas desde hace tiempo. Si te digo desde hace cuánto, no me creerás.
Nyx no sabe en qué momento le empezó a gustar Cedric. Solo sabe que, cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde. También sabe que le pareció sumamente aterrador.
—Tenemos que encontrar la forma de proteger también a Nev. Seguro que tú sabías cómo, así que espero que lo dejaras escrito en algún sitio, ¿eh? Espero que no seas un desastre como Nev y como yo. Espero que eso lo hayamos sacado de papá.
Cuando abre los ojos, observa la silueta de alguien en la puerta. Sabe que no son su abuela ni Neville porque reconoce perfectamente sus figuras, así que se levanta de la cama y se acerca a comprobarlo por sí misma.
Una persona que no hubiera pasado por más de un susto, no habría pensado nada de la presencia de una persona al otro lado de la puerta, pero Nyx lleva todo el verano esperando a que ocurra algo terrible, a que vengan a por Neville y a por Cedric.
Así que saca la varita y piensa lo peor.
Piensa que esa persona que está al otro lado es Bartemius Crouch Junior y viene a terminar lo que empezó. No soporta el hecho de que uno de los atacantes de sus padres esté por ahí suelto y nadie sepa dónde está, pero sobre todo no aguanta que todo el mundo le diga que no se preocupe por eso. Piensa que todos se están volviendo locos y le están quitando la gravedad al asunto y... Siente que buscan a Voldemort porque mató a los Potter y ahora ha matado a su hijo, como si Barty Crouch no tuviera tanta culpa como él porque a los Longbottom no los mataron. Nyx siente que así fue, y que aquel hombre debe pagar por lo que hizo.
Abre la puerta, todavía sujetando la varita entre sus manos, lista para lanzar un hechizo de ataque. Pero quien está ahí no es su peor pesadilla.
Es un hombre alto, rubio y fornido. Le recuerda mucho a su mejor amigo.
—Tú debes de ser Nyx.
—Señor Podmore.
—Por Merlín. Solo Sturgis, por favor.
En la sala de espera, que se observa desde la puerta, Nyx puede ver a Asher y a Astrid conversando entre ellos. Hina está sentada en los asientos de enfrente con la mirada perdida entre las páginas de un libro, y Connor da vueltas por la sala, pues nunca fue demasiado bueno estando sentado demasiadas horas.
—No sabía que vendríais...
—Tu abuela avisó a la Orden de que necesitabais acudir al Callejón Diagón a por material nuevo, así que realizaremos una pequeña excursión, ¿eh?
—¿Es seguro? —pregunta Nyx, ligeramente incómoda. Es la primera vez que cualquiera de sus amigos acude al hospital. Le habría gustado que alguien la avisara.
—No hay razones para atacaros, ¿no? Igual que en tu viaje a Grecia —se encogió de hombros—. El otro chico, Cedric, él se ha quedado en casa, eso sí.
Nyx asiente con alivio. Es mejor que Cedric esté tan protegido como sea posible.
—Astrid y Connor se encargarán de sus libros, ya sabes.
—De acuerdo —concede Nyx, con un carraspeo—. Me despido de mis padres y... Y ya estoy.
—Sin prisa.
Nyx cierra la puerta y apoya la cabeza sobre la madera. Ahora que ha terminado la conversación, se permite mostrarse tan nerviosa como se siente. Que la persona tras la puerta fuera Sturgis Podmore y no Bartemius la ha tranquilizado, por su puesto, pero su cuerpo ya se había puesto en modo de alerta por si acaso, y es complicado salir de ahí.
Se acerca a Frank y le toma de la mano con cuidado.
—Te prometo que voy a sacar notas muy buenas para...
¿Para qué?
Ni siquiera sabe si podrá ser Aurora si al final Voldemort decide aparecer y declarar una guerra. Sin embargo, no quiere ensombrecer el momento.
—Para ser Aurora, como tú.
Deposita un beso en su mejilla y apaga la radio con una disculpa suave. Lo hace siempre. Después, se gira hacia su madre y le da otro beso antes de arreglarle un poco el peinado con las manos. Alice está mordiéndose las uñas ahora, y Nyx le retira las manos con cuidado.
—No te las muerdas, que luego te quedan feas como a mí —la regaña maternalmente. Se acerca y le da un beso en la mejilla a ella también—. Descubriré todo sobre la luna. Sé que te gustaría. Te contaré más la próxima vez que venga.
No sabe cuándo será la próxima vez que los vea. En navidad, si todo va bien. No puede prometer que vaya a ser así.
Salen de Ollivanders con una varita nueva para Neville. Nyx está orgullosa de su abuela por la decisión que ha tomado de adquirir una varita que verdaderamente le responda a su hermano. Sabe lo importante que es que su varita sea suya de verdad. Cuesta un poco convencer a Augusta, pero finalmente el grupo de jóvenes puede disfrutar de un helado en Fortescue, solo porque Sturgis y Augusta están en la mesa de la entrada, vigilando por si acaso.
En realidad, están intentando hacer como que Connor y Viktor no están a unas cuantas mesas más alejadas, tomando un helado frente a todos. Nadie pensaría que son pareja; no se tocan en absoluto y sus sillas están separadas por completo. Además, es tan raro ver a Viktor sonreír que parece que ni siquiera esté pasándoselo bien.
—Me sigue pareciendo impresionante —susurra Asher, mirándoles de reojo.
—A mí me parece que hacen buena pareja —rebate Astrid, lamiendo el helado de la cucharilla de plástico.
—No es eso, es solo que... —Asher parece nervioso, como si tuviera miedo de decir algo que se malinterprete—. ¡Viktor Krum! Connor dijo que lo conseguiría y ahí está. Impresionante.
Nyx sonríe también. No ha visto a Connor tan feliz y seguro de sí mismo en toda su vida. Luego dirige la mirada hacia Asher, con el brazo alrededor de la silla de Astrid, y sonríe también. Hina ni siquiera se da cuenta de que sus amigos están embelesados con sus respectivas parejas, porque está dándole vueltas a su helado de moras para que se derrita y luego bebérselo como si fuera un batido. Tampoco se da cuenta de Philip, en la mesa de al lado junto a Todd, mirándola con una sonrisa tímida.
Falta Cedric.
Aunque tiene a Neville al lado, intentando entender el libro de sudokus que le ha dejado Hina, siente que falta Cedric porque ha pasado los dos meses de verano cerca de él. No le parece justo que él no pueda disfrutar de un helado como ellos o darse un paseo por el Callejón Diagón. Se pregunta si eso también va a ser así a partir de ahora.
Sigue sin parecerle bien. Quiere ir y pedirle a la chica tras el mostrador que le dé una bola de helado de los que no se derriten, pero se da cuenta de que no sabe cuál es el helado favorito de Cedric, igual que no sabe muchas otras cosas. También se da cuenta de que es un gesto completamente dulce y desinteresado; algo que Nyx solo hace por sus amigos y que, una vez, habría hecho por Fred.
Le da demasiada vergüenza levantarse y admitir que está pensando en Cedric, porque eso solo dará pie a preguntas incómodas, así que no lo va a hacer. Mira la carta de helados, pensando cuál habría pedido, sintiéndose estúpida. Y entonces, Astrid se acerca a ella y susurra:
—Avellanas. Ya se lo pido yo.
Se levanta de su asiento y Asher la ve irse con una media sonrisa. Nyx observa a la chica, apoyándose sobre el mostrador. Su falda es bastante corta y deja muchos centímetros de muslo al descubierto, y aun así, le queda de escándalo. Nyx sabe que, si ella llevara una prenda así, se pasaría el día pensando en lo fea que se ve su piel paliducha y lo mucho que odia la forma de sus rodillas, pero a Astrid esas cosas le dan igual.
Si a mí me quedara así de bien, también me daría igual.
Pero Astrid, es Astrid, y no es tan segura de sí misma en vano. Tiene una belleza natural que acompaña a su autoestima, y su pelo negro y rizado está constantemente limpio y con olor a champú de frutos del bosque. Nyx se retuerce un mechón de pelo mientras la mira con los labios apretados.
Cedric salió con ella.
—¿Te puedo preguntar una cosa?
Asher frunce el ceño, puesto que Nyx no es de hacer preguntas, y mucho menos de pedir permiso, pero asiente. Por suerte, Hina y Neville están a lo suyo y no se enteran de la conversación.
—¿Alguna vez... sientes celos?
—¿Con ella?
Nyx asiente, consciente de que se está ruborizando en contra de su voluntad. Se dedica a limpiar las gotas de helado de la mesa con una servilleta para intentar quitarle peso a su pregunta.
—¿Porque estuvo con Diggory?
Nyx se encoge de hombros. No quería decirlo, pero sí.
—¿Los sientes tú?
Eso se gana un pisotón de Nyx bajo la mesa, provocando que Asher se eche a reír. Nyx se mete un poco de helado de chocolate en la boca y deja que se disuelva sobre su lengua. En su mente suena algo parecido a "nosotros no estamos juntos, esa pregunta no aplica a mí".
Pero siente que sí lo hace. Hace un par de noches, se cruzaron de camino al cuarto de baño y Cedric la besó en la mejilla. Cuando regresó de Grecia, durmieron juntos. No son novios, pero Nyx, desde luego, no lo considera solo su amigo.
¿Tengo celos de Astrid porque es guapa y simpática y se lleva muy bien con él?
—No —decide cuando ya no le queda nada—. La verdad es que no. Se nota que son amigos que se aprecian y... se nota que ella está enamorada de ti.
Asher se pone rojo como un tomate al escuchar eso, y su mirada va a parar de nuevo hacia Astrid.
—Yo tampoco. No es como si nunca me hubiera dado cuenta de que a Diggory le gustabas tú, claro. Nunca me pareció que tuviera una oportunidad, pero me equivoqué, supongo.
—¿Crees que esto es lo normal?
—¿Que te guste Diggory? No mucho.
Otro pisotón.
—No tener celos. ¿Crees que...? ¿Es normal tener unos pocos? ¿Que si no los tengo es porque no me importa lo suficiente?
Asher carraspea mientras piensa eso. Nyx es consciente de que Astrid es su primera novia. Ni siquiera le ha visto con ninguna otra chica antes de ella, no parecía demasiado interesado en nadie. Se arrepiente de haber hecho esa pregunta, porque comprende perfectamente de dónde viene, y es abrirse el pecho y mostrarse vulnerable. Casi igual de vulnerable que pensando en llevarle un helado a Cedric.
—No lo sé, pero yo no los tengo y te puedo asegurar que Astrid me importa mucho —responde él con seriedad, mientras la mira de reojo—. Supongo que, si confías en la otra persona, no tiene ningún sentido tener celos porque sabes que jamás te traicionaría de ese modo. También creo que tiene un poco que ver con lo seguro que estés de ti mismo.
Nyx traga saliva al escuchar aquello. Tiene sentido. No sabe si tiene confianza o seguridad en sí misma, y sus antecedentes tendrían que obligarla a no fiarse de Cedric ni de ninguna otra persona, pero aun así, lo hace. Se fía de él ciegamente, y es aterrador.
—¿Debería tener celos porque tú también te besaste con mi novia? —bromea Asher, que entiende por qué su amiga parece tan taciturna. Nyx se ríe de lado.
—Igual sí —bromea, guiñándole el ojo. Asher deja escapar otra carcajada.
Como es la última noche antes de la vuelta a clase, todos los amigos de Nyx y Cedric duermen en Grimmauld Place, para asegurarse de que acuden en grupo a la estación y todo transcurre sin problemas.
El grupo que ha ido de compras por el Callejón Diagón llega a la casa cansado, pero Cedric los espera pacientemente, haciendo como que le interesan de verdad los libros y materiales que le han comprado. Lo que le ocurre es que necesita cualquier cosa para distraerse, y ojear el nuevo libro de Pociones parece una actividad más entretenida que mirar la grieta del techo o intentar mantener una conversación con Sirius y Remus.
Remus le parece un hombre excepcional, en realidad. En Hogwarts siempre lo observó de lejos, como a todos sus profesores, pero siempre lo admiró por lo bueno que era en su trabajo. Con Sirius le ocurre algo que le pasa muy a menudo a Cedric. Sirius no parece completamente encantado con su presencia y eso le genera una enorme ansiedad, pues siempre intenta gustar a todo el mundo y se obsesiona cuando una sola persona no le hace caso.
Como le pasó con Nyx.
Así que intenta con demasiado ímpetu encontrar cosas en común con Sirius, y no es que Sirius no ponga de su parte, pero la existencia de Cedric le recuerda que Harry ya no está, y además, tiene ese aire de niño pijo que a Sirius siempre jura que le repugna, aunque eso no se lo ha dicho al pobre chico. O aunque Remus le recuerda que él siempre fue, también, un niño pijo.
Tras la cena, los jóvenes suben a la habitación donde duerme Cedric para darle ánimos. Mientras los demás recogen la mesa y se ponen el pijama, Astrid busca a Nyx y le da el helado, que se ha mantenido intacto y no parece que se vaya a derretir en algún momento próximo.
—Dáselo tú —le dice Astrid, tendiéndoselo con ambas manos.
—Qué vergüenza, que no...
—¿Tú sabes lo contento que se va a poner? —insiste la chica—. Le vas a alegrar la noche si sabe que has pensado en él, ya lo verás.
—Pero...
—Necesita una alegría, Nyx. Lo veo muy decaído y mañana va a ser un día complicado.
Nyx rechista un poco más, pero finalmente lo acepta y sube a regañadientes a la habitación de Cedric, suplicando por que no haya llegado nadie antes que ella. Querría decirle a Astrid que Cedric ya es muy consciente de que ella piensa en él, y que de vez en cuando le da alguna alegría, como cuando se cuela en su habitación por la noche y se quitan poco a poco a la ropa, pero se ha mordido la lengua porque Astrid parece el tipo de persona que se guardaría esa información para usarla más adelante y molestar a Cedric.
Nyx toca la puerta con los nudillos e inclina la cabeza para ver a través de la rendija abierta. Cedric no lleva la camiseta porque, para ser honestos, hace un calor terrible, así que cuando Nyx se abre paso, las mejillas sonrojadas no sabe si son por el helado, la temperatura o lo que ve frente a ella.
—Hola, Nyx —saluda él, buscando su camiseta rápidamente.
—No pasa nada, hace mucho calor.
Igualmente, Cedric se coloca la camiseta encima y luego carraspea para mirarla. Ella se ha quedado parada, sujetando el helado.
—¿Y eso? —pregunta, señalándolo.
Nyx baja por fin la mirada y se da cuenta de lo evidente.
—Hemos pensado que te apetecería.
Hemos.
Bien hecho, Nyx.
—Bueno, he pensado que querrías uno, porque todos hemos comido y...
La mirada de Cedric se ilumina al escuchar aquello. Lo acepta y pronto se lleva la cucharilla a los labios para disfrutar el sabor.
—Muchas gracias.
Nyx advierte que la forma de agradecer el regalo de Cedric va a ser inclinarse y besarla, pero entonces alguien abre la puerta y pronto entran todos los amigos en tropel. Si se dan cuenta de que Cedric tiene el helado y piensan que se lo ha dado Nyx, no dicen absolutamente nada, lo cual hace a Nyx pensar que, o saben que ocurre algo entre ellos, o simplemente, nadie piensa en ella tanto como ella piensa que lo hacen.
Intentan llevar la conversación sobre el próximo curso de la mejor manera posible, comentando aspectos que normalmente hablarían de no ser por las circunstancias verdaderas. No hace falta mencionar que a ninguno le apetece volver y que, con toda seguridad, el ambiente sea muy distinto al curso anterior. En lugar de eso, hablan de las asignaturas y los profesores y los próximos prefectos.
—Mi padre es el nuevo profesor de Defensa —confiesa Asher.
—¡ALELUYA!
Hina se ha levantado de la cama de un salto. Se acerca a Asher y lo agarra de la camiseta.
—¡¿Por qué no lo has dicho antes?!
Asher se encoge de hombros, con clara molestia. Aparta a Hina entre codazos de broma, preguntándole qué es lo que le pasa para ponerse tan contenta, y entonces abre los ojos y la mira suplicando que no sea cierto.
La sonrisa malévola de Hina indica lo contrario.
—Tu padre es un claro tilf.
—¿Qué es un tilf?
Connor se echa a reír con ganas.
—Hina siempre se obsesiona con un adulto que tenga algo de autoridad. Si te digo los dos anteriores, tendría que...
—Snape y Lupin —resuelve Hina, que no tiene ningún reparo en contarlo.
Nyx sabe que le pidió disculpas a Remus en cuanto lo volvió a ver, y en teoría todo se ha resuelto, pero es consciente de cuánto sufrió Hina en su momento. Que puedan estar en la misma mesa cenando sin que sea incómodo le parece de lo más extraordinario.
Astrid está fingiendo que vomita porque ha escuchado lo de Snape, y George parece igual de ultrajado ante esa información, pero a Fred le parece de lo más divertido escuchar eso. Cuando mira a Nyx, ella vuelve a experimentar algo que había olvidado junto a Fred; esa capacidad de decirse las cosas sin palabras. Ahora sabe que se está acordando de cuando ella se disfrazó de Snape y él no paró de bromear con ello en toda la noche.
Desvía la mirada justo después, porque no está preparada para esa complicidad. Mira sin querer a Cedric, como si se sintiera culpable, pero él ni siquiera se ha dado cuenta de lo que ha pasado. Parece demasiado concentrado en sacar los últimos restos de helado de la tarrina.
Nyx lo mira de reojo, completamente ajena a la conversación que están teniendo sus amigos, y aprecia la forma de sus cejas y cómo se mueve su nuez cada vez que traga. Sigue igual de feliz por haber recibido el helado ahora, aunque se le haya terminado. Astrid tenía razón con aquello de que se pondría contento.
Como casi todos los chicos y Astrid, que va en sujetador, se han quitado la camisa, Cedric decide que sí hace demasiado calor, sobre todo teniendo en cuenta lo concurrida que se encuentra esa habitación, así que se quita la camiseta y a Nyx no le da tiempo a retirar la vista.
Una de las cosas estúpidas que siempre ha odiado de sí misma es que encuentra algo muy atractivo en la forma en la que los chicos se quitan la camiseta. No sabe explicar lo que es, pero cuando observa cómo el gesto despeina a Cedric por completo, no puede frenarse a sí misma, y su brazo se extiende para peinarle por instinto el cabello con los dedos, con una sonrisa de lado porque le gusta siempre tocarle el pelo.
Solo se da cuenta de que lo ha hecho porque la conversación ha parecido detenerse en ese mismo instante, y cuando dirige la mirada hacia los demás, todos los miran con curiosidad. Incluso Cedric la mira, tan ruborizado que no hay forma de ocultarlo, así que Nyx hace la única cosa que se le ocurre y es, aprovechando que tiene la mano en su pelo, se lo despeina por completo.
—Presumido.
El grupo se queda en silencio un segundo que a Nyx se le hace eterno. Mira a Hina para que le cubra las espaldas o diga cualquier cosa que desvíe la atención de lo que acaba de ocurrir. Ella carraspea muy rápidamente y mira a su alrededor.
—¿Qué nombre le vas a poner a tu varita, Neville?
El chico está tan contrariado como estaban los amigos de Nyx cuando escucharon esa pregunta la primera vez. Hina explica con fingida paciencia lo importante que es ponerle nombre a las varitas, enseñando a la suya, Sailor Moon.
—Nunca me dijiste qué nombre le pusiste a la tuya, Nyx.
Nyx mira de reojo a Fred, como si acaso él fuera a saber que, si no le puso nombre a la varita aquella vez, fue porque estaba llorando por su culpa. Fred, por supuesto, no tiene ni idea. Está mirando su propia varita y pensando un nombre original.
—Le puse Celia —susurra Nyx.
No le apetece explicar por qué. Con saberlo a ella, le basta.
—¡Yo también quiero ponerle nombre a la mía! ¡Dime algo en japonés, Murakami! —pide Todd, zarandeando su varita frente a sus ojos.
Hina le quita la varita y se queda mirándola, antes de devolvérsela con una sonrisa traviesa.
—Tanuki.
—Tanuki... Suena feroz. ¿Qué quiere decir?
—Es un machape—anuncia Hina con una sonrisa amplia. Connor corrige su pronunciación, pero ella hace un gesto con la mano para quitarle importancia—. Lo representamos con unos testículos enormes siempre. ¡Me recuerda a ti!
El grupo se ríe, entre ellos Todd, que promete que no son solo los testículos. Hina le dice que los Tanuki traen buena suerte, así que no ha sido tan mala como podría haber sido.
—¿Y no hay algo más divertido? En plan... ¡Tsunami!
Hina hace una mueca.
—No, no te queda bien. Tanuki mejor.
Comienza una discusión por cómo todos quieren bautizar sus varitas. Hermione primero parece completamente aburrida, pero incluso ella está dándole vueltas, pensando un nombre verdaderamente digno. Nyx aprovecha para inclinarse ligeramente hacia atrás, y Cedric la imita.
—Bonito, Celia. Lo he pillado.
Nyx se sonroja muy ligeramente. Le parece ver, de reojo, que Neville está mirándoles.
—¿No bautizas a la tuya?
—Es de Harry. Creo que es algo que le corresponde a él.
Nyx asiente. Su mano está estirada hacia atrás para apoyarse en el suelo, así que Cedric, aprovechando que todos están ocupados, coloca su mochila entre los dos para que ejerza de muro de las miradas de los demás y luego toma su mano.
—Mañana va a ser un día horrible —musita. Se atreve a ser más vulnerable que de costumbre porque, la verdad, tiene miedo de lo que pueda ocurrir.
—Ya ves, me toca tenerte en clase otra vez. No se me ocurre nada peor.
Cedric sonríe de lado y se permite mirarla. Decide que, si ella va a estar ahí, entonces, no tiene por qué ser tan horrible.
—Gracias.
—¿Por el helado?
—No.
Nyx pone la vista en blanco. No quiere sonrojarse ahora, con todos a su alrededor.
—Deberías llamarla Harry, y ya.
Cedric observa su varita, tendida en el suelo. Al lado de la de Nyx.
—Al fin y al cabo, si está la varita, está él, ¿no?
Igual que mi varita honra a mi madre y a su varita que rompí.
Cedric alza la vista y mira a Ron, que se recoge las piernas con los brazos y observa también su varita. Parece que estaba pendiente de la conversación. Cuando cruza la mirada con Cedric, Ron asiente.
—Harry.
AVISO:Basándome en los votos y lecturas del especial anterior y, bueno, de todos los especiales, me da la sensación de que hay lectorxs que se lo dejan sin leer y aviso que es un gran ERROR porque la trama avanza en ellos también y si no están leídos no se entenderán cosas 🤙🏼 Gracias por su atención jeje.
Sé que este es un dato que no le importa absolutamente a nadie pero yo creo que el término milf, dilf etc. se popularizó con American Pie y eso en 1995 aún no había salido, pero vamos a fingir que sí porque es que me hace gracia que Hina tenga ese kink.
Vuelven al colegio que vio morir a Harry ups. Se viene un curso movidito y por favor sabed que he intentado desviarme del canon todo lo posible jeje. Por mí, me habría desviado aún más, pero honestamente no tengo tanta imaginación.
Gracias por esperarme a pesar de que tarde tanto en subir. Estoy organizando cosillas de la trama y me quedan como solo 8 capítulos por escribir o sea que deseadme suerte porque, si todo va bien, la tendremos lista dentro de poco.
No subo la semana que viene porque me voy de viaje ole ole ole. Gracias por leer <3
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