(𝟑𝟑) · 𝐄𝐥 𝐞𝐧𝐞𝐦𝐢𝐠𝐨 ·
—¿Y por qué tenemos que ir a ese sitio?
—Por seguridad.
Nyx escucha a su abuela con una ceja levantada. Están en el salón de su casa, preparados para salir. Augusta no les ha explicado demasiado a Neville y a ella, solo les ha dicho que hagan sus maletas para un par de semanas y que cojan lo imprescindible. Ellos pensaban que se volvían a Grecia con sus abuelos, pero Augusta les ha dicho que van a otro sitio y que ¡suficientes preguntas, par de entrometidos!
Sus nietos se agarran a ella y se preparan para aparecerse. Nyx ya tiene su licencia, pero no sabe a dónde van y no es seguro que se aparezca sin conocer el lugar de destino.
Aparecen en mitad de una calle de Londres, frente a una tira de edificios que no tienen nada fuera de lo común. Augusta les guía hacia una de las puertas, que tiene la pintura desconchada y el pomo oxidado. Algo en esa puerta le dice a Nyx que dentro viven magos, y no tiene nada que ver con el hecho de que la casa estuviera oculta con magia. Es algo en el aspecto de la fachada, en la sensación que se le queda al ver la puerta.
Es Remus quien les da la bienvenida. Nyx no es muy dada a las demostraciones de cariño, pero sabe que, si lo fuera, se acercaría a darle un fuerte abrazo. Pasó todo julio del año pasado junto a él, aprendiendo todo lo que podía y escuchándole hablar acerca de la Orden del Fénix, de sus padres y sus amigos. Sentía que era un viejo conocido y una especie de confidente, a pesar de que no hubiera vuelto a hablar con él desde entonces. A Nyx le caen bien todos los adultos que no tratan a los jóvenes con paternalismo ni condescendencia.
Remus parece cansado, pero Nyx sabe que no ha habido luna llena, así que es imposible que ella esté causando ese efecto en él.
No está cansado. Ha estado llorando.
Es fácil comprender por qué. Cuando entran por fin a la cocina, todos los comensales que hay alrededor de la mesa parecen estar pasando por el mismo proceso. Aún lloran la pérdida de Harry.
Nyx observa rápidamente a los presentes y casi no le importa que Fred esté ahí, con toda su familia, porque obviamente está pasando por algo duro, mucho más duro que cualquier resentimiento que ella pueda sentir por él. Ella sufre una angustia constante desde lo acontecido en el torneo, pero Harry era un amigo de su hermano. Para Fred, era prácticamente de su familia.
Es difícil odiarlo o recordar lo que le hizo cuando está intentando consolar a su hermana, que parece estar haciendo un esfuerzo muy grande por enjuagarse las lágrimas con la servilleta. Además de los Weasley, en la mesa también se sienta Sirius Black.
Nyx lo recuerda del año anterior, aunque la persona que tiene enfrente es ligeramente distinta. Se ha cortado las greñas y se ha lavado el pelo, y ahora que ha pasado un año comiendo de manera sana, parece un hombre de su edad y no un viejo al borde de la muerte. Es, incluso, atractivo, como el joven que sonreía con picardía en las fotos viejas de sus padres.
También parece muy triste por la muerte de Harry, aunque parece ser de esas personas que expresan el duelo con enfado, por cómo estruja el mantel entre sus manos. Sin embargo, al ver llegar a Nyx y a su familia, se gira para observarlos con curiosidad. Le lanza una escueta sonrisa a Nyx y luego le guiña un ojo a Neville.
—Los hijos de Frankie —los saluda—. Me alegro de volver a verte, muchacha. ¿Y cómo te llamas tú?
—Neville.
—Ah, ya recuerdo, sí. Me acuerdo de cuando naciste, por supuesto.
Y entonces su sonrisa amable se torna una mueca de amargura.
Neville nació un día antes que Harry.
—Hola chicos, me alegro de veros —saluda la señora Weasley, abrazando a Nyx y a Neville con afecto—. Augusta, ¿también te quedas a comer?
Nyx se gira a mirar a su abuela, que asiente distraídamente mientras busca algo entre los presentes. Ella sigue su mirada hasta que cae en que está mirando sin parar en dirección a Fred y a George.
No, no, no, no, no.
Parecerá una estupidez. Algo del pasado.
Pero Nyx jamás le contó a su abuela que Fred cortó con ella. De hecho, no volvieron a hablar de su relación desde que Nyx le contó que estaban saliendo, hacía ya dos navidades. No le habló acerca de la ruptura porque, en primer lugar, en ese momento no le apetecía hablar del tema ni escuchar un sermón de su abuela acerca de cómo había tenido razón todo ese tiempo y tener novio tan joven no era buena idea. En segundo lugar, no se lo dijo porque después se fue a pasar el verano con sus otros abuelos, así que no tuvo tiempo de hacerlo.
Va a detenerla, pero tarda demasiado en pensar cómo desviar la atención de ellos y Augusta es demasiado rápida, a pesar de su edad:
—¿No vas a saludar a tu novio, niña?
Las caras de todos los presentes son dignas de enmarcar.
La mejor de todas es la de Neville, por supuesto, que es más expresivo que su hermana y parece responder por ella. Se atraganta con su propia saliva y se pone rojo, provocando que el señor Weasley se levante a darle unas fuertes palmadas en la espalda.
—¿Qué novio, Augusta?
La señora Weasley se seca las manos en el delantal y pone los brazos en jarras. Sabe que se trata de uno de sus hijos, por cómo la señora Weasley mira en dirección a los gemelos.
—Abuela, que no...
—¿Qué está pasando aquí?
—¡Pero si rompiste con Angelina hace unas semanas! —salta George, gritando en dirección a su hermano.
Nyx abre los ojos como platos, mirando a Fred con sorpresa y vergüenza. George se ha levantado de su asiento, alejándose de él tanto como puede.
—¿Cómo que Angelina? —inquiere la señora Weasley, que no da crédito a lo que escucha—. Y entonces, ¿quién es el novio de Nyx?
—¡Nadie! —se apresura a aclarar Nyx. Lo dice bien fuerte para que no quede duda—. Yo no salgo con nadie.
Fred le dedica una mirada de soslayo. Nyx piensa que va a ser de burla, como si se riera de su soltería, pero en realidad, la mira con vergüenza. Con arrepentimiento. La ha mirado así todo el curso. Tiene un vago recuerdo de él la noche de la muerte de Harry, intentando hacerla entrar en razón después de la aparición de Barty Crouch y la Marca Tenebrosa en el cielo. Sabe que fue a buscarla porque él era consciente de lo que significaba esa persona para ella.
Ella mira hacia su abuela, para intentar explicarle lo que está pasando.
—Abuela, ya no estamos juntos. Desde hace tiempo.
—¿Y por qué no lo habías dicho, niña?
Nyx quiere que termine ese suplicio, pero ahora la señora Weasley está gritándole a sus hijos; a Fred porque, aparentemente, va dejando novias por ahí. A George porque él le grita a su hermano algo acerca de Angelina antes de irse echando humos de la habitación.
La dejó hace unas semanas.
A final de curso, igual que a mí.
—Porque no era importante —masculla Nyx, sin mirar a Fred.
Ya no era importante, claro. Tenía por lo menos una lista de diez cosas más importantes que Fred Weasley. No le apetecía estar en el mismo lugar que él, claro, pero ya le daba igual su presencia.
—¿Y por qué ya no estáis juntos, eh? ¿Te hizo algo?
Augusta utiliza su bastón para señalar a Fred, que se encoge sobre sí mismo con miedo. Hace bien, porque Nyx ha visto a su abuela utilizar ese bastón y no se pondría delante de él ni por asomo. Es por eso que da unos pasos hacia delante e impulsa el palo de madera hacia abajo para apartarlo de la cara de Fred. Mira a su abuela con una reprimenda en su mirada.
—Déjalo estar, abuela, de verdad. No es para tanto, teníamos quince años y éramos tontos, eso es todo.
Augusta frunce los labios y baja el bastón, pero le dedica una mirada asesina a Fred que le hace saber que debe tener cuidado a partir de ahora. Que estará vigilándole, aunque no sabe si le hizo daño a su nieta o no.
—Fred, ¿por qué no vas con tu hermano, eh? —propone el señor Weasley, viendo que hay bastante tensión en el ambiente.
Fred se levanta de su asiento y trata de pegarse a la pared tanto como puede para no pasar cerca de Augusta, que tan solo le queda ladrarle para terminar de amenazarle del todo. Neville toma asiento junto a Ron, que sigue cabizbajo, y Nyx se ofrece a ayudar a la señora Weasley con la preparación de la comida, a pesar de que es muy mala cocinando. Solo quiere ponerse a hacer cualquier cosa para dejar de sentirse estúpida. Molly la mira de reojo, como si quisiera decirle algo, pero parece ser que decide que es mejor guardárselo para sí misma.
Comen todos juntos —también bajan los gemelos, aunque Fred procura sentarse lejos de los Longbottom—, y es una comida tranquila y casi silenciosa de no ser porque Ron apenas toca su plato y, en su lugar, se queda mirándolo con impasibilidad.
—Esta tarde llega Hermione, ¿verdad? —pregunta el señor Weasley para llamar su atención.
Él tan solo se encoge de hombros. No parece que sepa ni en qué día vive.
Nyx busca la mirada de su abuela. Quiere preguntarle qué demonios hacen allí en esa casa tan vieja con todos los Weasley, Remus y Sirius Black. No entiende absolutamente nada. Augusta nota que la está mirando, pero parece dispuesta a no decir nada hasta que termine la comida.
Ahí es cuando Nyx no aguanta más.
—Abuela, ¿las maletas son para que nos quedemos aquí?
—Espérate a que llegue Dumbledore. Él lo explicará mejor que yo.
—¿Dumbledore? —pregunta Neville, levantando la vista de su manzana—. ¿Va a venir el profesor Dumbledore?
Nyx entrecierra los ojos. Busca la mirada de Remus para ver si él es capaz de decirle algo, pero él parece estar teniendo una conversación silenciosa con Sirius, por cómo tiene la mirada fija en él.
Tiene una idea de lo que puede estar pasando justo cuando los ve mirándose así. Le suena esa mirada de una foto antigua.
—¿La Orden del Fénix se vuelve a juntar?
Augusta deja de llevar la cuchara hacia su boca y mira a Nyx con una ceja levantada.
—Tu abuela te tiene al tanto, ¿eh?
Sirius hace rato que ha dejado de comer. Apoya los codos en la mesa y mira a Nyx con una sonrisa.
—¿Qué es la Orden del Fénix? —pregunta Ginny. Los señores Weasley parecen incómodos.
—Es un... Un grupo formado por aquellos que nos enfrentamos a Voldemort en la guerra —explica Remus con paciencia, mirando al resto de adultos en busca de su aprobación—. Lo creó Dumbledore, y no pensamos que jamás tuviera que volver a juntarse pero...
—Pero es evidentemente necesario, ya que ha regresado —termina Sirius.
Eso establece un nuevo silencio en la mesa. Nyx mira a su alrededor para ver qué opinan los demás, ya que sabe, por lo que se dice en el periódico, que mucha gente no cree lo que dijo Cedric. Piensan que fue él quien lo mató, que fue un accidente o que fue Barty Crouch Junior quien orquestó todo aquello para hacer creer a todos que Voldemort había regresado.
Nyx quiere creer a Cedric. No le piensa capaz de inventarse algo así. Por cómo regresó del laberinto, sabe que lo que dice tiene que tener mucho de verdad, pero es muy difícil imaginárselo. Requiere una enorme prueba de fe.
Se lo cree un poco más porque Connor se coló en la enfermería a hablar con él y les contó que Cedric seguía igual de consternado, jurando una y otra vez que lo que había contado era real. A Nyx, en realidad, solo le falta escucharlo salir de sus labios. Necesita verlo y que él se lo cuente solo a ella.
Pero no ha recibido ni una sola carta. Y su abuela no le ha dejado escribirle ninguna.
Desde que regresaron a casa del colegio, Augusta ha tapiado puertas y ventanas y ha sellado la casa con hechizos de protección. Nyx está preocupada por ella, porque piensa que sus traumas están regresando, pero sabe que hay poco que pueda hacer. Es por eso que la ha seguido hasta aquella casa sin rechistar, porque sabe que no le puede negar nada. Si ella se siente más segura vigilándose las espaldas y protegiéndolos con todos los hechizos que sabe, pues que así sea.
Lo de no escribirse con nadie sí que le parece extremo, y está pensando en el momento de escaparse para escribirle a Cedric y preguntarle cómo está.
Será raro, e incluso un poco incómodo, pero hasta Nyx sabe que tiene que dejar su estúpido orgullo de lado para saber algo acerca de él. Ha debido de sufrir mucho. La gente piensa que está loco.
¿Cómo voy a decirle lo que siento, besarle, y después no querer saber nada de él?
La llamada del timbre en ese momento rompe el silencio incómodo. La señora Weasley corre a abrir la puerta a quien sea que ha llegado, y Nyx aprovecha para ayudar al señor Weasley y a George a recoger los platos.
Cuando termina de apilarlos todos en el fregadero y se gira, encuentra a Hermione abrazada a Ron, que está esforzándose por no ponerse a llorar. Cuando termina, se abraza directamente a Neville, que le da unas reconfortantes caricias en la espalda. Dumbledore también está en la puerta, saludando en silencio a los demás adultos.
—Llegas en el momento indicado, Albus —saluda Sirius, indicando que se siente.
—Gracias por ofrecer tu casa como cuartel.
Nyx mira entonces a su alrededor. Esa es la casa de los Black, aunque, si no recuerda mal, no quedan demasiados actualmente. Que ella sepa, está Sirius y Bellatrix Lestrange, pero Bellatrix está en la cárcel. Por lo de sus padres.
También estaba Barty.
Nyx toma asiento mientras piensa en esa información. No sabe cómo no se lo ha planteado antes.
Si ha salido Barty, pueden salir también Bellatrix y su marido. Si Voldemort verdaderamente ha regresado, ¿cuánto tardará en sacar a sus secuaces de prisión?
¿Estamos ya en guerra y no me he dado cuenta porque estaba encerrada en casa?
—Chicos, id a vuestra habitación —demanda la señora Weasley en dirección a los más jóvenes—. Esta no es una conversación para vosotros.
—¿Cómo que no? —se queja Fred—. ¡Tenemos que enterarnos de lo que está pasando!
—Tenemos derecho a saberlo —exige su hermano, sin levantarse del asiento.
—Por mucho que os quejéis, no vais a conseguir nada —aclara su padre, gestualizando en dirección a la puerta—. Os contaremos lo que necesitéis saber, y nada más que eso.
Con un poco de insistencia, los más jóvenes se levantan de su asiento.
—Tú no, Neville.
La voz de Dumbledore hace que todas las cabezas se giren en su dirección. Nyx mira a su hermano en busca de una respuesta y luego sigue su mirada hacia Augusta, que asiente solemnemente.
—¿Por qué Neville sí que se puede quedar? —inquiere Ron, claramente molesto.
—Esto le atañe.
—Si esto tiene algo que ver con mi hermano, entonces también me quedo —sentencia Nyx, cruzándose de brazos.
La señora Weasley está a punto de decir algo, pero Augusta asiente otra vez más y no hay discusión. Ron se vuelve a quejar, pero la puerta se cierra ante sus narices y Remus se encarga de poner un hechizo para que no puedan escuchar nada.
Nyx traga saliva, todavía sorprendida de que le hayan hecho caso, y se sienta junto a su hermano. Se dan cuenta entonces de que esto debe ser aún más serio de lo que creían.
¿Y por qué demonios esto le concierne a mi hermano?
La señora Weasley sirve té para todos y se sienta a escuchar. Nyx busca la mano de Neville bajo la mesa para infundirle tranquilidad, pues sabe que debe estar muy nervioso por lo que sea que van a decir.
Comienzan hablando sobre las últimas noticias, sobre lo que dice el Ministerio y sobre personas que Nyx no conoce. Escucha que mencionan al padre de Asher, que también era parte de la Orden original, pero no dicen nada que verdaderamente le dé una pista a Nyx sobre lo que está ocurriendo.
—Bueno, Neville, te preguntarás por qué queríamos que te quedaras aquí.
Neville asiente lentamente. Cuando traga saliva, toda la mesa lo escucha.
—¿He hecho algo malo? —pregunta muy despacio, temiendo la respuesta.
—Claro que no —espeta la abuela, con un chasquido—. Escucha a Dumbledore, niño. Esto es importante.
Nyx sospecha que su abuela lo sabe ya. Que por eso ha estado siempre tan paranoica. El ambiente es tan tenso que casi parece que pesa por encima de sus cabezas.
—Lo que voy a decir a continuación no debe salir de aquí, y esto podéis tomarlo como una orden, si así os es más fácil cumplirlo —comienza Dumbledore, mirando a todos los presentes con precaución—. Tampoco se lo podéis contar a vuestros amigos.
Neville y Nyx asienten. Ella casi nota el corazón retumbándole contra los oídos.
—No fue arbitrario que Tom Ryddle atacara la casa de los Potter ese día. No iba a por ellos por pertenecer a la Orden, no de manera exclusiva.
Nyx mira de reojo a Remus y a Sirius, que apartan la mirada en ese mismo instante. Remus lleva la suya hacia sus manos, y parece ocupado buscando algo bajo la mesa. Nyx comprende en ese momento que busca el apoyo de Sirius.
—Había una profecía —cuenta Dumbledore, mirando atentamente a Neville. Nyx sospecha que es la primera vez que el director le presta verdadera atención al chico—. Una profecía que señalaba a un niño nacido a finales de julio, hijo de unos magos que le habían desafiado tres veces, como su verdadero enemigo. ¿Te suena de algo, Neville?
El aliento de Nyx se queda atrapado en su garganta. Su mente empieza a trabajar. Se da cuenta de que lleva dormida desde el veinticuatro de junio y ahora por fin está empezando a esforzarse de verdad.
—Se parece a ti —dice Dumbledore, cuando ve que Neville está demasiado asustado para hablar—. Es exactamente igual a ti, de hecho.
—También era igual que Harry —musita Sirius, con la voz enronquecida.
—Exacto. Tom llegó a la misma conclusión —explica Dumbledore, volviendo a prestar su atención en Neville. Mira un segundo hacia Nyx antes de retomar su historia—. Tenía que elegir a uno de los dos niños, y...
—¿Para qué? —pregunta Nyx, con impaciencia. Siente que falta información—. ¿Qué decía la profecía exactamente?
Los ojos de Dumbledore brillan un segundo. Nyx vuelve a pensar lo mismo.
Es la primera vez que me ha mirado. En toda su vida.
—Le señalaba como su enemigo —repite Dumbledore—. Así que Tom quiso terminar con él, y por eso tuvo que marcar a uno de los dos niños como su igual.
—Y escogió a Harry —musita Neville, volviendo a tragar saliva.
—¿Por eso fueron los mortífagos a por mis padres después de la derrota de Voldemort? —pregunta Nyx, empezando a encajar las piezas—. ¿Venían a por Neville?
Su mirada se dirige a su abuela, que por primera vez en su vida parece encogerse, como si quisiera desaparecer de la escena.
Lo sabía. La abuela lo sabía.
—Honestamente, no creo que Tom le contara a nadie lo de la profecía. Seguramente, tan sediento de poder como estaba, quería deshacerse de su enemigo sin que nadie supiera de su existencia. Podrían haberlo usado contra él —explica, encogiéndose de hombros—. Es una suposición, claro.
—En mi recuerdo... —Nyx lo dice casi en un susurro. Prefiere que nadie le pregunte de dónde ha sacado ese recuerdo. Su abuela la mira con severidad—. En mi recuerdo preguntaban dónde estaba Voldemort, no Neville...
Dumbledore asiente en su dirección, antes de volver hacia Neville.
—Siempre he sospechado que escogió al hijo de los Potter porque tenía sangre mestiza, igual que él —musita Dumbledore, pasándose la mano por la barba—. No había ninguna otra explicación...
—Nosotros tenemos sangre mestiza —vuelve a hablar Nyx. Neville se gira rápidamente—. Por parte de madre. Nuestro tatarabuelo era muggle.
Los ojos de Dumbledore se abren tanto que Nyx puede percibir por primera vez que son de un azul apagado. Él también está haciendo trabajar su mente. Encajando piezas.
—¿Estás segura de eso? —pregunta el anciano, entrecerrando los ojos—. Que supiera...
—Me lo dijo mi abuela el verano pasado, pero no creo que sea algo que le cuente a todo el mundo.
No quiere decir que le parece que los griegos son un poco clasistas con ese tipo de cosas, porque sabe que a su abuela no le haría ninguna gracia ese comentario.
—No me jodas... —masculla Sirius, apretando de nuevo el mantel—. No me jodas que James y Lily murieron por nada.
—Sirius... —asevera Remus, mirándole con advertencia—. Ahora no.
—¿Soy yo el de la profecía? —musita Neville. Se puede notar el pánico inundando su voz, por cómo la voz se le rompe al final de la pregunta.
Nyx pasa una mano por delante del cuerpo de su hermano, protegiéndolo.
—¿Voldemort lo sabe? —inquiere Nyx, mirándole con desafío.
—Para ello tendríamos que aceptar que ha regresado —responde Dumbledore, de nuevo calmado.
¿Cómo puede estar calmado después de soltar una bomba como esta?
¿Acaso está loco de remate?
—¿No lo crees, Albus? —pregunta Remus, con desconfianza—. ¿No dijiste que...?
—Es la palabra de Cedric Diggory —explica Dumbledore, entrecerrando los ojos en dirección a Nyx, provocando que ella apoye la espalda en la silla con nerviosismo—. Él está convencido. Volvió con el cuerpo del chico y todas las pruebas apuntan a que dijo la verdad.
—También dijo que le había matado un hechizo y había revivido —comenta la señora Weasley. Lo dice y al instante se le llenan los ojos de lágrimas. Seguramente, se esté debatiendo entre el resentimiento y la impotencia.
—Yo creo a Cedric —determina Nyx—. Él no se inventaría algo así.
—¿Cómo lo sabes? —le reta su abuela.
—Yo...
El timbre suena una vez más. La señora Weasley se levanta a abrir, pero Dumbledore deja caer su mano sobre la mesa para llamar su atención.
—Será mejor que no mencionemos nada. Hasta que estemos seguros.
—¿Y qué pasa? ¿Tenemos que esperar a que Voldemort venga a por mi hermano? —pregunta Nyx.
—Por eso estáis aquí, niña —sisea su abuela, regañándola por responderle así a Dumbledore—. En esta casa estaréis seguros, con la Orden.
¿Como lo estaban mamá y papá?
—Reunión zanjada —anuncia Molly antes de abrir la puerta.
George, Fred, Ginny, Ron y Hermione están en el pasillo, absortos. Claramente, han intentando escuchar a través, pero no ha servido de mucho.
Molly los aparta a codazos y gritos, riñéndoles por espiar, y se hace paso hacia la puerta de la entrada. Nyx no se queda a mirar quién ha llegado, porque está dándole un medio abrazo a su hermano para intentar calmarle.
—Nyx... —musita Neville. Está temblando.
—No te va a pasar nada, Nev. No dejaré que te pase nada.
—¿Diggory?
La voz de George anuncia la llegada de Cedric al nuevo cuartel de la Orden del Fénix.
Nyx se gira ante la mención de su nombre, entreviendo su silueta apresurada avanzar por el pasillo. Molly le sigue detrás, intentando correr para ponerse al mismo nivel que sus zancadas.
Cedric llega por fin a la estancia y hace un rapidísimo recorrido. Su mirada se posa sobre Nyx durante tres segundos. Reúne el valor para alargar la mano y colocarla sobre su hombro, a modo de saludo, antes de fijar la vista en Dumbledore.
—¿Cómo sabías que estábamos aquí? —escupe Ron, con desconfianza.
—Me... me lo ha dicho Sturgis Podmore, el padre de Asher, que es amigo de Connor, mi mejor amigo.
Nyx pestañea muy rápidamente, asimilando esa información. Los adultos se miran entre sí, diciéndose algo con la mirada que solo ellos saben.
Nyx observa a Cedric, que intenta coger aire.
Está demacrado. Tiene aspecto cansado y dos enormes ojeras oscuras bajo los ojos. La última vez que lo vio, gritaba y lloraba abrazado a su madre en el campo de Quidditch. Nyx quiere llevárselo de ahí y gritarle por interrumpir una reunión como esa. También quiere gritarle para intentar entender qué demonios está ocurriendo. Quiere gritarle hasta que Cedric le diga que todo está bien, de esa manera tan calmada y repelente que tanto la frustra y la atrae a partes iguales.
—No deberías estar aquí —ataca Ron, con los puños apretados. Hermione se coloca frente a él y lo empuja hacia el pasillo, intentando calmarlo.
—Un Pensadero —resuelve Cedric, mirando a su alrededor en busca de apoyo—. Podéis ver mi recuerdo en un Pensadero, lo tengo aquí.
Saca un frasco pequeño del bolsillo de su chaqueta y lo deja sobre la mesa. Cae demasiado fuerte, y comienza a rodar sobre el mantel, pero no se rompe. Por la manera en la que le tiembla la ceja cuando dice eso, Nyx tiene un poco de miedo.
Igual sí que se ha vuelto un poco loco.
—No tengo nada que esconder —masculla Cedric, al ver que todos lo miran con desconfianza—. Podéis pensar que se me ha ido la pinza o que miento, pero mis recuerdos no van a mentir.
—Cedric... —Remus, como siempre, parece ser la voz de la razón. Se levanta con ambas manos extendidas, intentando calmarle—. No hace falta que...
—¡Sí hace falta! ¡Hace falta que todos estéis de acuerdo conmigo en que pasó algo esa noche! ¡Que morí y resucité y sujeté la varita de Harry mientras él se moría!
Eso también resucita las amenazas de Ron al fondo del pasillo. Sirius parece a punto de unirse a Ron. Nyx se levanta, sin soltar el brazo de Neville, y se acerca a Cedric para calmarlo.
—Cedric, eh. Mírame.
Cedric mira con seriedad a su alrededor antes de buscar a Nyx. Le tiembla el labio cuando lo hace. Nyx le suplica con los ojos que se tranquilice. Que pare. Que todo deje de ser una locura.
—Necesito que me creáis —solloza Cedric. No le salen lágrimas, pero parece enormemente compungido—. No estoy loco.
—No lo estás —susurra Nyx. Coloca una mano sobre el pecho de Cedric y él se tranquiliza al instante, colocando su mano sobre la de ella—. Te creemos.
Cedric mira hacia atrás, buscando a Ron y a Hermione. Está intentando llamar su atención.
Nyx no entiende nada, hasta que Cedric mete la mano en su bolsillo y saca una varita de ella.
Nyx la mira, pensando que va a hacer alguna locura, pero entonces se fija en que no es su varita. La conoce porque la usó en alguna ocasión el curso anterior. Esta es distinta, más tosca y oscura. Ligeramente curvada.
—Es la varita de Harry —anuncia Hermione, mirándolo con angustia.
Cedric asiente, apremiándola.
—Sí, es su varita. La utilizamos juntos y volví del cementerio sujetándola —continúa él, sin dejar de mirar a su alrededor—. Harry murió sujetándola.
—Bueno, ya está bien —anuncia Sirius, lanzándose a por él.
Es Augusta quien lo frena, colocando el bastón entre los dos y provocando que Sirius dé un brinco hacia atrás al tocar la madera.
—Deja hablar al chico.
Cedric parece sorprendido ante el comportamiento de la abuela, pero no pierde la oportunidad de seguir con su historia.
—Sé que esto es una completa locura y no me vais a creer porque creo que solo lo veo yo. Desde luego, Todd no lo veía.
—¿Todd? —pregunta Nyx, sin entender nada.
Cedric la mira. Le ruega con la mirada que le crea cuando diga lo que va a decir, porque si ella no le cree, nadie lo hará. No tiene un solo amigo en esa casa.
—Harry está vivo. Dentro de su varita.
—¿Tú eres imbécil? —grita Fred, dando varias zancadas hacia él—. ¿Te divierte la situación, acaso? ¿No te das cuenta del sufrimiento de esta familia o tienes el cerebro demasiado enano para comprenderlo?
—Aléjate —amenaza Nyx, levantando un solo dedo en dirección a Fred. Se gira para mirar a Cedric con enfado, puesto que piensa que se está burlando, y le reta—. ¿Qué has dicho?
La mandíbula de Cedric tiembla cuando habla.
—Anoche utilicé la varita de Harry —comienza, aspirando fuertemente porque eso no se gana tampoco la simpatía de los demás—. Y lo vi.
—¿Como un recuerdo? —pregunta Dumbledore, que parece verdaderamente interesado—. ¿Como viste a sus padres en el cementerio?
—¿Como que a sus padres? —espeta Sirius, incrédulo.
—No, es un poco más nítido. No tiene esa luz azulada —musita Cedric—. No sé explicarlo, joder, pero es Harry. Es como si estuviera aquí.
La cocina estalla en improperios y amenazas, Nyx intenta frenar a todos, alzando las manos a su alrededor para alejarlos de Cedric, y entonces él hace salir un rayo de luz de la punta de su varita.
Todos se quedan en silencio, como si esperaran ver a Harry, pero nada ocurre.
Cedric traga saliva y mira a un punto perdido del salón. Suspira de puro alivio.
—Está aquí. Harry, están aquí todos tus amigos, los Weasley, y el profesor Lupin y... Sirius Black.
—Vete de mi casa —exige Sirius, que no puede más—. Esto no es una broma, ya hemos tenido suficiente.
—Harry dice que se alegra de verte, Canuto.
Sirius frena un solo segundo. Nyx no entiende qué ocurre para que de repente observe a Cedric con atención.
Cedric respira muy fuerte antes de continuar.
—Dice que... Dice que agradece a los señores Weasley todo lo que hicieron por él. Dice que su Patronus tiene forma de ciervo gracias a Remus y que...
Cedric se gira en dirección a Hermione.
—Dice que espera que atraparas al escarabajo.
Hermione ahoga un grito. Se lleva las manos a los labios, a punto de sollozar.
—Ron —llama Cedric. Ron se está marchando, porque no quiere saber nada de eso. Cedric tiene que alzar la voz—. Ron, Harry dice que la capa es toda tuya, y también su escoba. Y... también la túnica de gala. Para que dejes de oler como tu tía abuela Tessie.
Me han quedado tremendas biblias estos capítulos, son larguísimos y me disculpo.
Quiero aclarar que no me he leído otras historias de Neville siendo the chosen one, entonces no sé cómo lo han llevado otrxs autorxs. También quiero decir que no esperéis que el orden de los sucesos sea igual o similar al canon, porque... No lo será.
Also CEDRYX. Ha sido mínimo, pero AAAAAAAAAh.
La semana que viene no habrá capítulo como tal, habrá un especial. En esta segunda parte, habrá un especial cada 3 capítulos en lugar de 5 :)
Este capítulo, que es el 33, me lo dedico a mí misma JAJAJAJA porque el 3 es mi número fav, porque aquí está como una gran parte de la trama concentrado y porque UF llevo un mes horrible super agobiada y de bajona, así que me lo merezco oye. <3<3 viva yo JAJAJA.
Gracias como siempre por leer y votar. 7k son impresionantes. Os aprecio millones 💙
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