Capitulo XXXVII
-Nos alegra mucho que seas parte de la familia Reiji-san. -Dijo la mujer de cabellos rubios quien se trataba de la Rey, padre de Millouri.
- Lamentamos mucho su pérdida de su hermano Shu.
- Agradezco mucho su apoyo y condolencia. -Dice. -Debo admitir que aunque no tenía un gran lazo con mi hermano mayor, nunca imagine ver tan vacía esa casa sin su presencia tan molesta de ese aragan que tanto desprecie desde niño, pero yo...
-Reiji. - Pone su mano en la suya de su prometido mirando con tristeza.
- Discúlpeme me dej llevar.
-No tienes de que disculpar te entendemos que no fue fácil para ti, conocemos como fue Beatrix, en el modo de criarlos y competir con Cordelia.
-Aunque nos damos cuenta que ahora Ayato-kun tomó el puesto de Shu.
-Así es...
- Debe estar bailando de alegría Cordelia, al saber que su hijo es el sucesor de Karlheinz.
- Admito que Ayato tienes su pros, y contra pero confío que podrá hacer su mejor esfuerzo como Rey de los vampiros.
- Cuando perdemos alguien nos damos cuenta lo valioso que es en la vida no lo cree. -Habla el Rey tiritero.
-Exacto. -mirando su taza de té, reflejando en el.
- Esperamos con ansias su boda.
-Nosotros igual madre.
- Hablando de esa parte. -Dijo el hombre, hablando con seriedad.
-¿Que sucede padre?
- Lo hemos pensado muchísimo y tomamos una dura decisión.
- ¿Decisión? -Dijo Reiji.
- Sabiendo lo duro que fue su pérdida, no podemos separarlos de la noche en la mañana de sus hermano así que tome sus obligación como tal viniendo y regresando.
-¿No comprendo?
- Que siga en su mundo a lado de sus hermanos. -Dice la Reina.-Aparte hemos visto a Millouri, decaída.
-Conocemos a nuestra hija cuando algo tiene y se nota el gran aprecio que les tiene.
-Padre, Madre...
- Solo queremos que estén bien ambos y sean feliz, será mejor que esten donde pertenecen.
- Gracias por su comprensión. -Les agradece el Sakamaki, sintiendo un alivio en su pecho, sabiendo como esta la situación en la mansión con sus hermanos.
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Al abrir sus ojos Shuki se encontraba en otro sitio lleno de árboles a lo que se puso de pie topandose con la luna rojo carmesí. Observando a su alredor, escuchando susurro que lo llamaban, camino guiandose por esas voces, hasta ver a lo lejos una figura de un chico dándole la espalda, que lenta mente se voltea mostrando esos ojos azules y mirada seria, que podía ser como un reflejo suyo se podría decir un parecido entre el.
-¿Quién eres?
- No tienes una idea.
- Lo siento pero no. -Le responde.
Comienza a caminar hacia al joven que estaba parado, y de unos segundos se tele transportó a lado de él, dejando impactado por esas habilidades tan extraño esto no era nada normal.
- Tu y yo somos uno mismo.
-¿Que quiere decir con eso?
- Tu eres yo Shu, la pareja de Kikuo. -Abrió sus ojos en par no lo podría creerlo debía estar bromeando. - También como tú fue difícil de entenderlo, al igual que Kikuo es una resurrección de mi antigua esposa, aún así siguen siendo la misma como veamos.
- Esto debe ser una locura yo no puedo ser su...
- Lo eres, haci que hasme un favor... -Susurrandole al oído. -" Vive"
- Es imposible que yo prometa eso que siga viviendo. -Se aparta.
- Yo te ayudare.
- ¿Como lo harás si tu estas muerto?-Dijo alterado.
- Haré lo posible para que tu cuerpo aguanté y despierte la siguiente puerta, solo tenemos dos oportunidades para resurgir, así que nos atacan de nuevo, moriremos y no podremos volver.
- Ahorita no lo entiendas, pero lo harás algún día. - Se retira.
- Espera...
- Se que tu la harás más feliz de lo que yo lo hice. -Desapareciendo en la neblina.
- ¡Shu! -Grita despertando se en su habitación con su brazos estirado y exte dida su palma hacia arriba, mirando el techo oscuro.
Se acomoda para sentarse sobre la cama, cubriéndose con las sábanas.
- Entonce ese tipo de sensaciones hacia Kikuo, son fragmentos de mi anterior yo. - Poniendo su mano a su pecho. -Ahora que haré...al saber la verdad. -Se dijo así mismo. -Aún así no tengo un sentimiento hacia a ella. -Recordando las palabras de Kikuo. -Es inevitable no tenerlos pero será que podré sentir algo por mí mismo o por mi otro yo. - Su cabeza daba vuelta para responderse era un misterio para saberlo ahora. -Recostandose nuevamente para dejar claro sus ideas de que haría en adelante.
A la mañana ambos caminaban en medio vecindario con una llovizna que parecía no detenerse, con sus sombrilla cada quien. Iban directo al instituto.
- Espero que no comience la lluvia fuerte o se nos hará complicado llegar secos. -Habló Kikuo rompiendo la te Sión entre ellos.
- Si.
- Desde la mañana has actuado raro conmigo, hice algo que te incomodara.
- Para nada. - Moviendo la cabeza a los lados. -Soy yo que actuado insenble soloue esta pensando en algo.
-¿En que si se podría saber ?
- Kikuo no se como lo tomes. -Se detiene a lo que la chica hace lo mismo volteandose. -Parecerá extraño que lo diga pero yo soy...
Al momento de quería decirlo se oye un fuerte estruendo, donde estaban.
- Pero que casualidad tenerla su majestad. -Dice un hombre de vestimenta oriental camisa larga que le llegaba hasta las rodilla pantalones de tela delgada color verde metálico con diseños de dragones bordados en blanco, melena color marrón ojos oscuros.
-¿Quien es usted? -Pregunta Kikuo.
- Es verdad, pero donde quedan mis modales, en su vida anterior era aliados pero después de la guerras de las dimensiones al morir, nuestro reino fue destruido por la incompetencia de su esposo. -Dicho esto observa bien al chico que estaba a su lado.
- Pero que tierna escena parecer también está aquí.
- ¿Pero que dice? -Shuki apretó las manos.
- Su esposo el Rey Shu Sakamaki ha resurgido del mundo de muertos, en otro cuerpo no es así. -No lo podía creerlo, estaba tan impactada todo este tiempo tenía a su lado.
-¡Mentira! Mi esposo esta muerto así que no diga tonterías.
-Kikuo, lo que dice este hombre es cierto-Habla Shuki temblando sus manos. - Yo soy la resurrección de "Shu Sakamaki" - firmen te aclaro lo que dejo en shock.
- No digas eso por favor. -Brotaba las lágrimas de sus ojos oscuros. - Tu no puede ser...
- Yo igual que tu estoy confundido es dificil asimilar que fui tu pareja en un pasado.
- Basta de hablaría es hora que tome sus vidas. -Dijo atacando los directamente a lo Shuki se fue hacia ella empujando la cayendo encima, a lo que pudo hacerle un rasguño en su brazo.
- Shuki estas bien. -Le pregunto preocupada.
- Estoy bien.
- Siendo simples humanos me siguen dando problemas, porque no hacen favor y acabemos con esto. -Hiendo de nuevo lanzando su siguiente golpe de torbellino que su esquivando por una joven de cabellos castaños.
- Si crees que te dejaré que la toques estas muy equivocado. -Dijo con una voz chillona y risilla que le fue familiar.
- Orami...
- Es mejor que huyan o se pondrá feo esto.
- No pienso dejarte con este tipo. -Dijo mirándolo.
- En tu estado no puede ayudarme de mucho Kikuo, no podría perdonarme si algo le pasa a mi hermana pequeña.
- Orami...
- ¡ Basta de hablaría acabemos esto di una vez! -Recibiendo un fuerte poder de una ráfaga de luz provocando que electrificara a la castaña completamente gritando a gritos de dolor.
-¡Orami ! -Su única acción era habertarle su maleta hacia el, con fuerza, haciendo que se detuviera y cayera al suelo la chica.
- Niña tonta, crees que podrás detenerme. -Apareciendo frente a ella, la toma del cuello y alzandola.
- Dejala. -Lo golpea pero esto no le hace daño.
- Que se siente ser un simple humana sin poder de vampiro, ni demonio. -Agarrando le del rostro. - Será divertido ver agonizar lentamente ex-príncipe hijo de Karlheinz.
- Maldito. - Se escucha la voz femenina a lo lejos haciendo un ataque de hilos que como agujas clavaron hacia el suelo de cemento, soltando sólo a Kikuo . -Estas bien. -Le pregunta.
-Millouri... pensé que no volveríamos a vernos.
- Tonta somos amigas despues de todo o no. -Asiente con una sonrisa.
-Ese tipo tiene Shuki, hay que ayudarlo.
- No te preocupes ese sujeto no sabe lo que le espera.
- Que sucede mi majestad se canso.
- Yo no, pero alguien te dará tu merecido. -Diciendo esos un golpe desprevenido recibió en modo que soltara al fin a Shuki, quien cayó en brazos de alguien que lo mirada con preocupación.
Alzando su mirada, y viendo fijamente el rostro del muchacho, ojos rojizos, anteojos, cabello oscuro se le hacía una sensación familiar, a lo que no pudo evitar salirse de sus labios.
- Reiji....
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