Capitulo XXXI
-De acuerdo -Aunque le apeteciera negarse, estaba atado a esa mujer que solo le daba dolores de cabeza, solo de observar desde su lugar a esa joven que escuchaba atentamente a los dos hombres que debían poner de su parte a que el matrimonio funcionara y la alianza fuera más fácil para todos.
Un suplido salió de sus labios, al recordar esa escena con Kikuo, cuando se vieron por primera vez, aceptando las condiciones del compromiso arreglado, sin darse cuenta, de lo que ella era lo más importante, pero fue demasiado tarde al aferrarse a su pasado. Al término de la discusión, salió de esa habitación lo más pronto posible alejándose del lugar cuando se topó por el pasillo a Laito que estaba nada más recargado en la pared.
-Qué cara tienes, pareciera que te hubiera dado una paliza.—Se burló, a lo todo los ojos Shu.
-Ya te veré en mi misma situación a ver si piensas lo mismo.-Dice pasando a un lado pero este lo detuvo.
-Tú y yo no pasamos tiempos juntos, creo que es hora de hacer fuerte este lazo entre hermanos.-Con una sonrisa a lo que Shu, desconfió un poco pero acabó aceptando cuando escucho la puerta abrirse sabiendo de que pudiera tratarse de esa mujer.
-De acuerdo vamos.-Aceptando de mala gana, se desparecieron.
-¿Ya lo tenías planeado desde un principio verdad?
-Pienso que una salida entre hermanos nos hará bien.-Comenta Laito, a sus hermanos, a lo que Kanato chasqueo la lengua.
-Tus salidas son esos vulgares lugares donde hay chicas desnudas.-Hablo Subaru, quien no estaba de acuerdo pero acepto porque fue arrastrado junto a Kanato.
-Solo un par, pero no esta vez seré un poco compasivo con ustedes.-Dice.
En un rato llegando al bar donde si había chicas vestidas de maid y con orejas de conejo, servían los tragos a los hermanos y contento Laito, teniendo sentada a una de ellas casi entre coqueteos y besos llenos de lujuria, los cuatro estaban casi juntos , kanato con cara de incomodidad ni decirse de Subaru que solo observaba a los viejos riendo a carcajadas y aplaudiendo el show que hacia las mujeres al desnudarse frente aquel hombre, lo asqueada y deseaba salir lo más pronto posible , a lo que los mayores Reiji y Shu, tomaban sin problema
Sin previo aviso el segundo hijo de Beatrix se levantó de su asiento, dirigiéndose a la joven que parecía perdida y confundida y parecía un corderito asustadizo.
-Moe~ Reiji este era una salida de chicos.-Se quejó Laito a su hermano mayor, que le invitaba a sentarse en la silla en medio de ellos.
-Yo te daré tu salida pero al hospital.-Lo regaña Millouri.
-No quieres hacerle un show a mi hermanito también como esas chicas.-Le dice Laito haciéndole una seña hacia la mesa donde observaba hace unos segundo Subaru, a lo que se sonrojo la chica bajando su mirada y Reiji se ruborizo que tenía ganas de matar a su hermano menor pero no podía porque había mucha gente a su alrededor.
-Esas cosas se hacen en privado no en público.-Hablo Reiji en modo defensa, a lo que la chica sonrió al escuchar esas palabras.
-Lo miró, sin poder creerlo como su cambio de actitud de Reiji, cambiada cuando estaba cerca de Millouri.-Lo que hace el amor.-Menciona Kanato, a lo que dejo sorprendidos, y darse cuenta de lo que dijo.-Bue...no...yo digo no sé qué quieran que sepa yo de esas cosas...-Dice entre nervios.
[...]
La hora de asistir al instituto y tener una jornada muy agotadora en la mañana Kikuo seguía con su vida normal como estudiante, sus calificaciones mejoraron y seguir de nuevo una jornada, era agotador al principio pero luego de acostumbrarse era divertido se sentía en el aire al momento de respirar pero aun así, algo le faltaba a su perfecta vida, ya los estudios ya no le hacía feliz como usualmente lo hacía cuando estaba con su padre vivía. El poco animo se desvaneció completamente, apretando sus labios, entre caminando entre el parque se sentó en una butaca en medio del silencio. Cuando el sonido de las hojas moviéndose por el aire, hacía que el ambiente cambiara y se sintiera frio.
En otro lugar Ayato iba de la mano de Kamura hiendo con mucha calma, en medio de la noche era extraño caminar por esos lugares peligrosos pero para el vampiro no era nada fuera de lo normal ya que protegería a su hermana pequeña.
-Nos falta mucho.-Le pregunto con impaciencia.
-Apenas nos falta casi la gran mitad del camino para llegar al apartamento.-Le dice-Pero porque la impaciencia siempre quieres llegar lo menos posible a la casa.
-Es que tengo miedo.
-No tienes nada que temer, yo te cuidare.-Se abrazó del brazo del chico casi ocultando su rostro, como si presintiera que algo malo sucedería.
Pasando por el parque donde se encontraba solo una persona sentada solitaria, se quedaron en silencio cuando notaron la misma presciencia de ambos. Coincidencia.
-¿Kikuo?
-¿Ayato?
-Kamura.-Se dice a si misma tierna.
En la oscuridad penumbra se hacía presente una figura extraña de un hombre mayor cabello blanco, gabardina gris, y traje negro. Sacando de su bolsillo un diamante rojo que comenzó alumbrarse y comenzó hacer lo suyo. Provocando un fuerte dolor en ambos jóvenes, que gritaran con exasperación.
Kikuo sentía una presión en su cuello que le hacía faltarle el aire.
-Abuelito no le hagas daño.
-¡Cállate Kamura!
Retorciéndose de dolor gritando cayó al suelo, al poder que llevaba el viejo controlándolo solo las bestias de sangre fría.
-Acabare tu vida como lo hice con esa vulgar mujerzuela.-Dice, refiriéndose a la hermana mayor de Ayato, a lo que el chico se arrastraba en el suelo luchando por ponerse de pie pero, el cristal que llevaba en sus manos color carmesí bloqueaba los poderes de aquel vampiro.
A lo que Kamura, se abalanzo del viejo para quitárselo.
-No dejare que le hagas daño a Ayato-niichan.-Luchando contra él, hasta que fue aventada al suelo.
-Mocosa, te atreves enfrentarme cuando te acogí cuando nadie te quería y fuiste rechazada por todos y así me lo agradeces.
A lo que fue una buena oportunidad para el pelirrojo, y ponerse de pie rápidamente y abalanzarse y tirarlo, cayendo ambos, intentando arrebatarle aquel cristal de las manos.
-Tu especie debe morir tarde o temprano, no te gustaría acompañar a esa tipa desde el infierno.-Viniendo en sus pensamientos a esa bella mujer de cabellos oscuros y ojos verdes asomada en el balcón de su habitación, contemplando la noche llenas de estrellas.
-Pase lo que pase debes seguir viviendo...-Fueron las palabras de Luna Sakamaki hacia ese pequeño que se llamaba así mismo Oresama.
Entre si peleaban, el anciano aventó lejos al vampiro para transformarse y de su boca saco una gran espada y levantándose como humano, apuntando su arma directo hacia él y dando un salto, momento apuñalarlo. Sangre brotar hacia el suelo, sus ojos se abrieron dejándolo impactado. Sin poder creerlo.
Cuando sintió una presión en su espalda, al sentir como la espada atravesaba del otro lado de su pecho, los recuerdos de su vida la pasar como en cámara lenta, era como salido de una película. Escuchando gritos desgarradores de parte de Kikuo y Ayato que estaba en shock su hermano mayor lo había salvado de ser asesinado, sacrificando su propia vida, fue empujado, sacando la espada de su cuerpo.
-Sus ojos comenzaron a pesarle y solo podía escuchar su voz de la chica llamarlo.- ¡SHU!- Al ver como se desplomaba su cuerpo lentamente sin vida de su esposo hacia el suelo, dejando sin palabras a los presentes.
-¡Maldición!-Dijo Ayato con furia, mirándolo con repulsión y apunto de asesinar al monstruo que le quito la vida de su hermano mayor.
-Estamos a mano mocoso.-Dijo el líder del clan, un viejo lobo oscuro, ojos color ámbar, tosiendo sangre.
-Maldito, te matare.-Sin pensarlo se dirigió hacia él, con rapidez, de darle su mejor golpe, pero en eso se interpuso de la que menos imaginaria.- ¿Luna?
-Quítate, no sabes lo que haces.-Le dice el viejo licántropo que apenas podía mantenerse de pie.
-No lo hare.-Contesto con firmeza.
-Porque defiendes a este monstruo, no estás viendo lo que acaba de hacer.-Le dice Ayato lleno de enojo y rabia, al ver como su mujer que le estaba dando la espalda.
-¡Ya Detente, Ayato!-Apretando sus dientes y sus manos, dando una faceta de rudeza a la que nunca le había mostrado el tiempo que han vivido juntos, Kamura, sin entender estaba tan confundida sobre esta situación incómoda.
-¿Por qué estas actuando de esa manera? Esa no eres tu...-Agachando la cabeza la joven quedando en silencio unos segundos.
-Creo que debí decírtelo antes.
-¿Decirme que?
-Y...Yo...-Sus labios temblaban por los nervios de lo que estaba punto de revelarle la persona que amaba.
-"¡¿Qué? Habla di una vez maldita sea!?"-Desesperado por la intriga.
Sin dejarle otra opción, se comenzó a transformar a la luz de luna, cambiando su apariencia, dejando impactados hasta Kamura, viendo cómo se convertía en un lobo blanco ojos ámbar, mirada penetrante, a lo que Ayato, se dejó caer de rodillas.
-Tu...
-Así es Ayato soy a lo que llaman tu especie, un monstruo.
-Porque me lo ocultaste este tiempo.
-Seguirías amándome cuando te revelara la verdad.
-¡Que estupidez dices!-Le grita.-Yo lo hubiera aceptado.-Le responde rompiéndose en mil pedazos por dentro, del dolor que le causaba la persona que confió ciegamente.
-También si sabias de quien fui en el pasado.
-No me hubiera importado.
-Si eso te revelara que yo...
-¿Qué...?
-Yo estuve cuando mi clan invadió tu hogar y matamos sin compasión a tu hermana.-Esto fue como le clavaran una estaca en el pecho, a lo que muchas emociones le invadieron por su ser, que su actuar, cegado, tele transportándose, la tomo del cuello levantándola con brusquedad hizo un sonido de dolor.
-Déjala maldito monstruo de sangre fría.-Dijo el anciano intentando atacarlo pero llevado por el odio haciendo el mismo movimiento le rompe el cuello acabando con su vida y aventándolo lejos.
Lagrimas derramaba de sus ojos de la chica que se dirigió al viejo lobo
-Que se siente perder a tu familiar frente a ti.-Dice entre risas como un maniático, mientras Kikuo, tomaba el cuerpo entre sus brazos.
-Si quieres matar a alguien es a mí.-Dijo Luna, luchando de volverlo en sí pero era imposible.
-No me hagas reír, si eso hubieras querido, lo había dicho la primera vez que nos conocimos, pero solo pensaste egoístamente en ti, así que no creo que te afecte acabe con su vida.-Su mirada se dirige a Kamura.
-Ayato, no lo hagas, detente, no hagas una tontería.-Le suplica que no le hiciera daño a un ser que no tiene la culpa de sus pecados.
Al presenciar su presencia cerca, alzando su mirada, esta aquel vampiro que consideraba como su hermano, sin saber lo que sucedía este tenía una mirada diferente a lo que usual tenia al verla. Su mano acercaba y alterada Luna se zangoloteaba intentando zafarse del agarre luchando, sus ojos lagrimeados al solo observar que su mentira le costaría la misma experiencia del karma.
-Ayato-niichan, estás triste verdad.-Su mano casi cerca del muchacho, se detuvo por aquellas palabras de la menor, quien no se le veía miedo.-Si eso es el medio que te hará sentir mejor, no me negare.-Sus emociones explotaban pero por esa dulce inocencia que daría todo por hacerlo sentir mejor sin importarle que eso fuera la muerte.
Poco a poco zafo su agarre dejando libre a Luna, para que se dirigiera a Kamura para rodear sus brazos en un abrazo.
-Perdóname.-Rompiéndose en llanto frente a la menor, que le juro protegerla de todo peligro, pero nunca imagino que seria que de quien defendiera fuera de sí mismo estaba cometiendo una estupidez muy grande.
-Ayato-niichan.
-Pero que lindo momento tan familiar, son tan patéticos.-La voz femenina se hizo presente cuando la neblina apareció repentino.
[...]
-¿Qué es esto?-Dijo Subaru, quien se detuvo cuando la neblina los rodeaba a los tres.
-Que significa este suceso.-Pregunto Reiji a Millouri.
-Solo que provenga de... ¿No puede que sea?-abriendo sus ojos en par.-Debemos darnos prisa antes que sea demasiado tarde.-dicho esto se apresuraron.
-Pobre Kikuo debe ser horrible perder volver a vivir lo mismo hace décadas, como lo presencio ahora tú.-Dijo entre burlas.
-¡¿Quién eres?! Porque me torturas de esa manera.-dijo entre sollozos abrazándose en el cuerpo del Sakamaki.
-Quieres que te recuerde por qué.-Esparciendo su poder con una brisa fuerte alrededor.
-¿Quién esa tipa?- Dijo el pelirrojo aferrándose de la menor que no fuera llevada por la fuerza del viento que cada vez aumentaba. Luna se había transformado en su apariencia humana.
-¡Jumieth!-La llamo la joven de cabello verdes que venía junto a un muchacho de cabellos lilas.- ¡No lo hagas!-Le imploro pero la escucho sus palabras.
-Acabare contigo como la última vez.-Dijo haciendo un ataque con sus manos que aparecieran atrás suyos cristales rotos que se apuntaban a Kikuo, sin pensarlo contrataco hiendo directos a ella, que podía escucharse gritos desgarradores.
-Que fue eso.-Kamura apretó sus manos en el suéter de Ayato, era la primera vez que sentía esa sensación a la que llamaban "miedo".
-No temas yo te protegeré.-Le dice para calmarla un poco.
-¿Esos gritos fueron de?-Hablo Reiji.
-¿O, no? Esta ahí...-Dijo Millouri con temor a lo que se apresuraron los mas rápido.
Siendo cortada por el ataque de Jumieth, sin compasión desgarraba la piel profundamente, a lo que la joven se aferraba al cuerpo de aquel vampiro, que no le importaba morir, si eso pudiera estar a su lado de nuevo. Sin ver que no se caía, camino hacia ella, resonando sus tacones de sus zapatillas, dirigiéndose lentamente, percibiendo su aroma con su olfato, hasta poder verla a lo lejos tirada, llena de heridas profundas que brotaba la sangre color carmesí.
-Que escena tan grotesca, ahora de verte morir nuevamente será un placer.-Saliendo de su espalda su arma que estaba echo de su columna, con un arco puntiagudo grande que podía cortar a la mitad al instante.
-Si eso te satisface puedes hacerlo, no me importa nada, lo que tenía ya no está.-Con llena de amargura y tristeza, apretando sus labios, sus lágrimas brotaban sin detenerse implorando su muerte.
-Cerrando su quijada de rabia.-¡Esto no debía ser de esa manera!
-La Reina de los cuervos, deseando su muerte... es algo nuevo.-Dijo una voz masculina que provenía de un pingüino azul con un mechón de pelo parado en punta y cicatriz del lado de su ojo izquierdo.-No suena interesante matarla si lo desea, o que crees Jumieth.
-Maldita, ¡porque arruinas mis planes!-Dijo con exasperación, cuando una mano se posa en su hombro.
-Es mejor irnos.-Le sugiere otra voz masculina a lo que baja la mirada y asiente obedeciéndole.
-Esto no se acabado.-Dijo bajando su voz con suavidad.-La próxima te hare que suplique clemencia.
La bruma se va desapareciendo dejando ver a su alrededor, que cuando pasaba un gran choque entre dos chicas se golpearon frente con frente.
-¡Porque no te fijas!-Al mismo tiempo dijeron, solo ori su voz pudieron saber de quién trataba.-Eres tu.-Se apuntaron Millouri y Orami, que venían atrás Reiji, Subaru, del otro Kou y Azusa.
Al dejar ver los árboles y la alumbrada farol, que iluminaba a la pareja que estaba tirada, dejando atónitos, y más a una persona que nunca imagino que reaccionara de esa manera, corriendo hacia ellos, Reiji y Millouri, mientras Subaru vio a Ayato que abrazaba a un joven que se aferraba a él, a su lado una joven de cabellos oscuros, y su hermano Kanato estaba a lado de una chica, ¿pero qué estaba pasando aquí?
-Ruki-kun.-Hablo Kou, observando su hermano alejarse pero al oír la voz del presente.- ¿Qué está pasando aquí?-Le pregunto buscando respuesta.
-Esto no les incumbe.-Sin mirarlos y dándoles la espalda ambos hermanos Mukamis.
-Cómo puedes decir algo así Ruki, ¡Eres nuestro hermano, somos una familia!
-Lo éramos, porque desde ahora tomare mi camino.-Dijo tomando de la mano de Jumieth.
-Hermana.-Dice Siumiri apretando sus manos hacia su pecho.
-Siumiri, quiero que escuches bien, porque no pienso repetirlo.-Con mucha atención escuchando sus palabras.- Desde ahora en adelante no tendré compasión con nadie y menos contigo así que prepárate porque seremos enemigas.
-Porque me dices eso hermana, si yo te quiero.
-Tu como esa mujer están muertas, siendo mi pariente cercana permitiste que me exiliaran de lo que a mí me correspondía, callaste ¡No me protegiste! Así te hace igual o peor que ellos.
-Tienes razón...-Sin poder parar rompió en sollozo.- ¡Perdóname! Fui una cobarde no te protegí como era mi deber y merezco morir.
-¡Déjate de humillarte de esa manera!-La regaño Kanato lleno de enojo, miró fijamente a la joven de ojos rojizos.- Actúas como la víctima, si tú misma mataste el reino de mi hermano hace décadas o me equivoco.
-Que listo, pensando que solo servías solamente en hablar con ese patético oso de felpa.
-Maldita.
-Shu...-Lo llamo Reiji, tomándolo en sus brazos, pero al ver que no hacia ninguna reacción al movimiento, esa sensación inexplicable hizo que se detuviera el tiempo.- ¡Despierta maldito haragán!-Bruscamente lo zangoloteo con desesperación.
Ayato, se quedó en silencio ocultando su rostro en el hombro de la chica, a lo que Subaru entendió muy bien esa expresión, apretó sus manos formando en puño.
-Es hora de irnos.-Dijo el pingüino, a lo que desaparecieron por una ráfaga color violeta.
-¡Ruki!- Kou no podía creer como su hermano se iba ante sus ojos y que tal no lo volvería a ver.
-¡SHU!-Exclamo Reiji.
Sonidos del alarma resonar, su mano acerco hacia el mueble, entre buscando para apagar aquel ruido molesto, al hacerlo, volvió a lo suyo acurrucándose entre las sabanas. En segundo pasos se aproximaban por los pasillos dirigiéndose hacia la habitación, abriendo la puerta de golpe.
-¡Shuki! Cuanto tiempo continuaras en esa cama.-Dice desde la puerta parada una voz femenina que vestía un vestido fiusha y mandil blanco y llevaba un cucharon en la mano derecha y pantuflas de figurita de ojos saltones.
-Lo que sea posible.-Dice cubriéndose la cabeza.
-Deja de ser un haragán y levántate ahora.-Le dice acercándose y tomando de las sabanas para arrebatárselas pero este no se lo permitía.
-Déjame dormir mama.
-Siempre es lo mismo contigo, cuando sea el día que actúes con madures.
-Porque tengo la sensación que había escuchado esto en alguna parte.-Entre sus pensamientos, entre cerro sus ojos recordando esa imagen de esa chica de cabellos oscuros llorando, y entre los movimientos de sus labios parecía llamarlo, a lo que esa le provocaba un dolor en el pecho.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top