Capítulo XXX

En las sala de música se encontraba sentado en unos de los asientos del aula, recostado en sus brazos sobre la mesa , teniendo su mirada hacia la ventana. Poco a poco sus parpados e iba decayendo lentamente hasta cerrarlos dejándose llevar por el cansancio esperando la tranquilidad del silencio.

-Sabia que te encontrarías aqui.-Se escucho el portazo de la puerta al ser recorrida para abrirse, a lo que salio un suspiro pesado del parte del muchacho que se negaba en voltear, ya que podía saber de quien se trataba.-¡Hey! me escuchaste.-Caminando hacia el haciendo resonar con esos tacones que golpeteaba en el suelo fuertemente.

-Eres una molestia.-Respondió.

-Como puedes hablarme de esa manera tan fría soy tu mujer.

Se incorporo no quedándole otra opción,  sentándose correctamente , para luego tenia su mirada hacia la joven de cabellos largos, tono lila, ojos marrones, cuerpo delgado, cintura pequeña y pechos grandes que resaltaba una gran belleza. Cruzo los brazos y faceta seria y molesta que notaba a simple vista.

- Fue un matrimonio arreglado, aunque vengas de una familia de gran prestigio de demonios, eso no te hace importante, y menos ahora por estar casada conmigo te hace tomarte derechos que no te corresponde no olvides cual sigue siendo tu posición.

-Hay querido te guste o no soy tu esposa por derechos.-Le dice tomándolo del mentón

-La toma de la muñeca con un leve apretón que provoco un quejido de dolor y jalándola hacia el.-Sale una pequeña risilla de sus labios.- Tu nunca vas a tomar el lugar de la primera esposa no se te olvide, y cuando la encuentre cambiara y tu te iras de mi vida para siempre nunca volver.-Para luego soltarla.

-¡Debes aceptar tu realidad y conformarte conmigo querido!- Apretando sus manos formando un puño.

- Mas bien aceptar migajas de lo que dejo la otra , pero a diferencia de ella nunca se acostó con uno de mis hermanos.-Se quedo en silencio.-Crees que nunca me enteraría de tu infidelidad, solo ten cuidado de no quedar embarazada, sabes que sucedería si suele pasar, y conociendo a Laito, lo negaría todo y te botaría como lo que eres, nada.-Se levanta de su asiento, para caminar, lado suyo ignorándola, para luego retirarse dejándola ahí.

-Me lo pagaras muy caro Kikuo.-Mordiéndose el labio inferior.

-Si eres lista podrás obtener el cariño del Sakamaki a manos llenas, solo déjame ayudarte.-Dice una voz apareciendo de la nada.

-Te habías tardado mucho, ¿Donde estabas?-Le pregunta, dándose la vuelta para toparse  con una figura que estaba oculta en una túnica oscura y gorro que le cubría la mitad del rostro.

-Tuve que arreglar unos asuntos, pero aqui estoy dime cual es tu deseo hermana mía.

 -Encuentra a esa maldita y acaba con ella Jumieth.-Dijo con rabia.

- Seria aumentar mas la cosa y peor seria fácil que la olvide.

-¡Entonces haz algo maldita sea!-Le ordeno.

-La toma del cuello , haciendo presión.- No se te olvide, que por protegerte y hacerte caso fui castigada por tus estúpidos caprichos.

-Ju...mieth.... me lastimas.

-Recuerda que por cumplir tus ordenes, acabe con la vida de la reina de los cuervos para que tuvieras la oportunidad de desposarte con el hijo del Rey de los Vampiros , y pides mi ayuda de nuevo para que acabe con su vida de nuevamente, se nota que no puedes con una simple resurrección que no tiene mínimo poder sobrehumano, quien te viera lo patética que eres.-La suelta bruscamente.

-Tosiendo y tocándose el cuello.-Ayu...dame hermana , no puedo esto sin ti.

-La deuda esta aumentando y sabes cual sera el precio.

-No me importa el costo, quiere que se fije en mi.

-Serias capas de aparentar ser ella, aunque por dentro eso te purgue y asquee.

-Si lo haré.-Acariciando la mejilla de la muchacha le concedió su deseo, para luego irse, tele -transportándose afuera del instituto donde en el tronco del árbol se encontraba estaba recargado un chico mirando el libro que llevaba en su mano derecha.

-Que fácil fue.-Comento cerrando el libro de golpe.

-Sabia que aceptaría.-Dijo bajándose la gorra mostrándose su apariencia, esos ojos color carmesin el tono de la sangre.

-En cierta manera pensé que la habías perdonado por todo lo que te e hizo.


-Se comienza a reír.-Ese era el plan Ruki, no por eso me hice pasar durante años que seguía siendo su fiel y ingenuo peón.-dijo con una mirada perdida en el cielo.-Siendo yo la elegida del poder de mi antepasado, escogieron a mi hermana para ser nuestra gobernante, haciéndome mi su protectora, un guardián entre la sombras, castigada por cada error, que no se cumpliera por caprichos de mi hermana , sin piedad alguna.-Unos brazos rodearon a su cuello por atrás, acercándose lentamente.

-Buscaremos la manera de quitarte la maldición te lo prometo.

-Pensé que durante estos años seguías odiándome.

-Recuerda que la me alejo fuiste tu.

-Eso es verdad porque intentaba protegerte de...-La silencio callándola poniendose su dedo en los labios de la chica quien la hizo que se girarse y mirarse a los ojos.

-No digas nada , no arruinemos esto.-Recarga su frente a la suya.

-Pase lo que pase, no te apartes de mi lado.

-No lo haré, me quedare contigo hasta al final, si eso debo dar mi vida o traicionar a los míos.


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