Capitulo XXIV

Notas de autora:

Espero que lo estén disfrutando como yo

18 de Octubre 1836

Los llantos de un bebe se hicieron presentes, alegre una niña corrió hacia los pasillos hiendo directo a la habitación intentando abrirlas pero no alcanzaba porque aun estaba muy pequeña para hacerlo inflando sus mejillas, a lo que apareció un hombre ante la pequeña, abriSiéndole las puertas, dirigiéndose a la cuna mientras las sirvientas haciendo reverencia ante las personas que entraron.

-Karl Heinz ya nació.-Dijo la mujer que posee cabello rubio con sombras naranjas recogidos en una coleta con largos filamentos que sobresalen en torno a su rostro, intensos ojos azulados de los cuales heredo el pequeño que estaba observando al asomarse al pararse de puntita con sus zapatillas negras.

-Es un niño mur fuerte verdad Luna.-Le dice a su hija mayor quien asiente con una sonrisa,que es correspondía de la misma manera con una dulce sonrisa por Rey de los Vampiros, la toma de la parte de la axilas, para alzarla y vea mejor al bebe que dormía.

-¡Oh! que lindo.-Dice con emoción.-Parece un ángel.-Se ríen los adultos.-Esta tan chiquito.

-Eres la hermana mayor cuida de el Luna-san.-Le dice Beatrix a la pequeña.

-Asiente.-Si.-continuando mirando.- Se que seras un gran hombre eso me cabe duda, te enseñare, te protegeré y te queré muchísimo.-Le platica sus planes al pequeño que sonríe.

[...]

11 marzo 1846

Desde el balcón estaban parados del barandal de metal dos pequeños niños.

-¡Señoritos bajen de ahí!-Decía la sirvienta que caminaba despacio junto otras cuatro.

-Apartensen o nos tiramos.-Comenta la pequeña con firmeza.

Mientras abajo observaba con detalle la escena una joven de cabellos oscuros y ojos verdes que se abanicaba al ver a su hermano menor y su pequeña prometida haciendo sus travesuras cuando las tres esposa y su padre salían a las reuniones del Consejo que solo eran fiesta aburridas detestaba y preferiría estar en casa con sus hermanos, observando desde arriba junto aun niño de cabellos oscuros.

-Que infantiles.-Dijo desviando la mirada con molestia.-Solo es un niño mimado que le encanta llamar la atencion.

-También te gusta llamar la atencion mi pequeño Reiji con cierta persona.-Se ruborizo sin quitar su expresión.

La pequeña mirando hacia atrás de lo alto que estaba recordó que le daba miedo las alturas sintiéndose mal que le estaba dando vueltas, su cuerpo comenzó a sentirse ligero como pluma,cayendo, lo que reacción al verla la tomo de la muñeca haciendo que el se fuera las sirvientas gritaron y cerraron los ojos,.

Sonriendo por el movimiento del primer hijo de Beatrix, al rescatar a su prometida, agarrándose del barandal intentando subir haciendo fuerza.

-¡¿Pero que esta pasando aqui?! -Dijo una furiosa mujer de cabellos cortos de anteojos en una oscura provocando miedo a las demás sirvientas.

-La señorita Kikuo, y señorito Shu, amenazaron en aventarse.

-Y porque no lo bajan.-Apartándolas y casi le daba algo al ver a su pequeño luchando en subir.

-Corriendo hacia ellos.-¡Están viendo y no hacen nada!-Las regaña casi matándola con la mirada, a lo que Luna y Reiji habían desaparecido del lugar sabiendo que seria regañados por no hacer nada.

Kozami se convirtió en la nana de los hijos de las tres esposas criando desde que eran recién nacidos, cuidando con dedicación, a lo que era de esperarse tenia derechos que fueron dadas por el mismo Karl Heinz, a lo que castigaba a la servidumbre por no estar pendiente de los niños. Siendo en el pasado una persona dulce y inocente, tan joven fue cambiando sus actitudes a sádicos que le fue enseñando el Rey de los Vampiros, casi obligatorio si quería permanecer a lado de la pequeña, tomando esa decisión tan dura, sacrificios la maternidad nació cuando tuvo a Luna en sus brazos y ahora de los seis niños que llegaron a su mundo, era demasiado para detener sus malas acciones al tratar de la misma manera que le hicieron a ella, pidiendo disculpa a su madre de la horrible persona que se convirtió castigándose a si misma después pegándose en la espada con el foete en su habitación.

-Se puede saber porque hacen ese tipo de cosas cuando no están los señores.-Los regaña a los pequeños.

-Es divertido verlas como tiemblan como gallinas.-dice la pequeña.

-Su padre comento que debía comportarse como una señorita no como una loca.

-No seas aburrida Zokami-san sin travesuras no es divertido.-dijo una voz femenina llegando a la residencia, a lo que se acomoda los anteojos con sus dedos.

-Señorita...¡No le de ideas a los niños.-Comenta alterada, casi explotando.

-A lo que corren los niños hacia la joven de cabellos rubios ojos azules, para abrazarla.-Millouri-neechan.-Dice Shu.

-Le acaricia sus cabellos a ambos pequeños, para luego hincarse a su altura les susurra.-No le hagan caso ya saben que se esta haciendo vieja es natural.

-¡La escuche!-Se ríen los niños.

-Es broma tranquila.

-Bienvenida Millouri.-Le dice cerrando su abanico la joven de ojos verdes, que venia junto con el segundo hijo de la segunda esposa, que trago saliva de los nerviosa abrazando su libro.

Observo al pequeño que enseguida se escondió atrás de su hermana mayor.

-El gusto es mio.-Sonríe haciendo una reverencia.

-Reiji no vas a saludar.-Le pregunta volteando pero este se esconde mas.

-Tranquila .-Le dice.- Ya no me quieres.-Le comenta fingiendo tristeza.

-¡Te equivocas! Solo que no estoy presentable.-Dice huyendo rápido dejándolos sin palabras en la actitud del menor quien se comporta frio que comportaba mas raro de lo normal.

-Miro lo que haces a un niño.-Dice luna a su amiga.

-¿Yo...? que hice.-Sin entender nada, ambas mujeres suspiran por lo distraída que era.

Pasando el rato estaban tomando el te, junto a los cinco niños, kikuo y Zokami.

-Este aroma es delicioso.-Dijo millouri con delicadeza dejando hipnotizado a los trillizos, mientras Subaru tomaba en silencio y la parejita pequeña estaban conversando.

-Millouri-neechan, cuando sea mayor te haré mi mujer.-Habla Laito con una sonrisa juguetona.

-¿Eh?-Respondio sin entender que quiso decirle. Solo se oyó en golpe en la cabeza una castaña que estaba a lado al pequeño sabiendo que se refería con eso.

-¿Porque me pegas?-Dice quejándose para sobarse.

-Es una falta de respeto para una dama.

-¡Laito!-Dice a lo lejos un niño en un aura en llamas acercándose furioso apretando sus diente y manos.- Alejate de ella, porque ella ya tiene dueño y ese soy yo.-Dijo con firmeza haciendo que escupiera su te en el rostro de Kikuo, que no pudo contener la risa Shu.

-D...de que me perdí.-Pregunto Kanato inocencia comiendo las galletas mientras abrazaba su oso de felpa.

-Ore sama no entendió, de quien eres Oneechan.-Hablo Ayato mirando a sus dos hermanos.

-Reiji, solo esta jugando.-Le comenta Millouri.

-¡No lo es! .-Se enfurece caminando hacia el asiento de la chica.- Tu seras mi esposa.

-Lo mira con una sonrisa.-Escucha, eres muy pequeño para saber lo que quieres, tal vez cuando seas grande cambies de opinión después.-Lo acaricia la cabeza, apretando mas los dientes.

-¡Te voy a demostrar que no lo haré!.-Afirmando la jala del cuello de la camisa para darle un beso, que los tomo por sorpresa, mientras se limpiaba con una servilleta la niña la cara quedo boca abierta y Shu se ruborizo de su hermano menor, Subaru se tapo el rostro con sus manos.

Abriendo sus ojos muy grande como un pequeño podía comportarse como si fuera mayor, pero sin malicia se lo daba, separándose sus labios.

- Te quiero a ti.-Le susurra, dejando callados a los presentes.

[...]

Pasando las horas el pequeño de cabellos rubios se encontraba estudiando en su habitación muy atento leía que había en el libro, al mismo tiempo escribía sobre en el papel blanco con una pluma que tintaba en el frasco de madera que estaba la tinta.

Desde los pasillo caminaba entre buscando como era de esperarse se había perdido hasta encontrar una de los cuartos medio abierto, acercándose rápido, se asomo en la puerta, lo vio como era siempre muy atento en sus estudios, una sonrisa se dibujo en sus labios como si fuese hacer una travesura, medio abrió en modo que no la escuchase, gateando en modo de no hacer un ruido, arrastrándose hasta la cama, se asoma de nuevo esperando que continuara en lo suyo, observando que seguía ahí. Sentándose sobre sus piernas sacando entre sus bolsillos de su pantalón, tomando para sacarlos y después, para prepararse para aventárselo al niño, que le cayendo directo en la cabeza. Escondiéndose para que lo viese y intentando no reírse, Shu, se sobo, volteo viendo que había nadie arqueando la ceja, volvió en lo que estaba haciendo, a lo que haciendo de nuevo la misma acción repetidamente haciendo que perdiera la paciencia el pequeño, con desesperación buscando que era lo que le había pegado cuando miro la pequeña piedra sobre su escritorio, tomándolo se quedo viéndolo unos segundos, disimulando que hacia su tareas, viendo fijándose por el cristal de agua la pequeña figura escondida atrás de la cama, sabiendo de quien se trataba, a lo que no paso un rato para jugar su mismo juego. Se asoma y ya no estaba, a lo que estaba buscando por los lados , cuando una mano se acercaba a su hombro tocándole el hombro, ella lo quitaba, sin percatarse de la presencia extraña.

-¿A quien estas buscando?

-Aun tonto pero creo que ya se fue.-Responde, para poder darse cuenta de algo. Se gira lentamente, para toparse con la figura de un niño en aura oscura.

-¡Kikuo! ¡Déjame estudiar!-Dijo enfadado, que se escucho en la mansión.

-Cuando el pequeño Shu, pierde la paciencia.-Dice Millouri tomando te en la habitación de la joven de cabellos oscuros.

-¡Aaaaah....!-Se quejo la niña pataleando, haciendo sus berrinches cuando era sacada por su prometido de su habitación, pero no la ayudaba mucho al poner resistencia poniendo fuerza al pisar, hasta que la alza y sin tener opción la avienta fuera, cerrando de golpe, para poner con llave para que no entrara. La niña se para enseguida para pegar en la puerta.-¡Déjame entrar!-Chillo.

-¡No quiero verte ahora! ¡Es una orden!-Le dice.

Deteniéndose al oír al niño molesto, agachando la cabeza se va sin hacer mas escándalo, transcurriendo el día, haciéndose de noche.

-Tocando la puerta.-Shu, ¿te traje la cena, puedo pasar?-Le pregunta Luna a su hermano menor, que no espera respuesta pero si un ruido para luego abrirse dejándole paso.-Se nota que te andas esforzando mucho.-Lo alaga.

-Si no lo hago madre se enojara conmigo por hacer mis deberes.-Le dice con seriedad.

-No te esfuerces mucho que no sera bueno para tu salud.-Poniendo sobre su escritorio la bandeja con la comida.

-¿Y kikuo?-Le pregunta.

-Ya se fue.

-¿Como que se fue?-Respondió extrañado.-No se supone que se quedaría una semana.

-Eso mismo pensé yo, pero dijo que prefería irse a su casa.-Le dice, mirando al pequeño que su expresión cambio a una triste.-Debes aprender a controlar tu temperamento.-Se acerca a el para poner sus manos en hombros del niño que la mira.

-Pero solo le dije que me dejara estudiar, no se porque hace berrinche por todo.

-Lo se, pero no se trata de eso, si no, en el tono como se lo dijiste.-Le explica.-Yo entiendo que ahora la vez como una hermana menor.

-Es que hay momentos que me siento raro estando a su lado.

-¿Raro en que sentido?

-Me agrada tener su compañía, pero cuando no la veo me siento triste.-Sonríe la mayor sabiendo porque sus actitudes del menor a lo que le abraza.

-Hay mi Shu, como estas creciendo, es natural sentirse de esa manera.

-¡Pero yo no me quiero sentir así!.-Dice alzando sus voz.-Me duele.-Temblando sus labios para luego apretarlos resbalando una gota por sus mejillas.

-No te forzare solo piensa bien lo que dije.-Sin soltarlo estuvo hasta verlo mas calmado.

A la mañana siguiente en la dimensión de las almas la pequeña andaba mirando el lago mientras estaba sentada en el césped, cuando era observada por una mujer de cabellos rojizos, y en eso se acerca un hombre de cabellos oscuros.

-¿Sucede algo?-Le pregunta a la mujer.

-Desde que regreso de la mansión Sakamaki, a estado rara.

-Nuestra hija siempre comporta rara ¿eso no es extrañarse?.-Le responde.

-Pero mas de lo costumbre solo se sienta viendo el lago, no a hecho ninguna de sus travesuras.-Le menciona.

-¿Quieres que les pregunte?-

-Mejor lo haré yo, tu debes ir a una reunión con el consejo así me llevo a la niña conmigo.

-Esta bien.

Un par de minutos pasaron al estar lista para irse al mundo de los humanos, se dirigió la reina a donde se encontraba su hija.

-kikuo.-La llama.

-Mande madre.-Le contesta con seriedad a lo que le sorprende ya que siempre la llamaba por su nombre, a lo que sabia que algo no estaba bien.

-Levantate hija que iremos a la "Mansión Sakamaki".-La niña abre los ojos en par.

-Lo siento madre pero me niego en ir a ese lugar.

-¿Que? pero porque si a ti te gustaba ir, no quieres jugar Shu.

-¡Ya dije que no! ¡No iré y no puedes obligarme!-Responde muy molesta que sale corriendo.

-¡Kikuo!-Le habla pero esta no le hace caso.

Mas tarde se encontraba una mujer cabellos rojizos en la sala tomando te mientras esperaba.

-La señorita ahora viene.-Le comenta una de las sirvientes.

-Gracias.-Soltando un ligero suspiro en medio del silencio.

Hasta aparecer la joven de quince años ante la reina.

-Que gusto verla su majestad-Haciendo una inclinación.

-Lo mismo digo.

-¿Sucedió algo?

-Pues...quería preguntarle sobre mi hija.-En la conversación bajaba un pequeño de cabellos rubios a los escalones cuando escucho que hablaban de pequeña prometida a lo que se detuvo.

-Sobre kikuo.

-Últimamente se estado comportando mas extraño de lo normal, solo se quedo en silencio ya ni siquiera hace sus travesuras, hasta decirte que me hablo con tanta formalidad.

-Si ya es para preocuparse mi señora Meik.-Dice sorprendida por las actitudes de su pequeña cuñada.

-No es no esperaba que mi hija se comportara mas educada pero no así.

-Si mi memoria no me falla.-Dijo pensativa.-Fue cuando Shu la corrió de su habitación.

-¿Fue por eso?-quedando atónita.-Esperaba algo mas grave.

-Pero lo fue mi hermano no debió hablarle de esa manera siendo ella mas joven, es normal que quiera pasar tiempo jugando, pero ya sabe...-Ríe nerviosa.

-Es entendible tiene sus deberes y mi hija debe entender eso.-suspirando de alivio.-Yo hablare con ella.

-No sea muy dura, es pequeña y solo quiere divertirse.

-Como la futura Reina, debe comprender que no siempre habrá tiempo para ese tipo de cosas.-Dice con seriedad.-Pero eso cambiara.-Afirmando.

-Es que no se debe a los deberes si no a los sentimientos.-Intentando remendar su error por no saber explicar la situación.

-¿Sentimientos?

-Lo que pasa es que mi hermano esta comenzando a sentir algo por mi pequeña cuñadita.

-A lo que se ríe, dejándola confundida.-Perdón, perdón, pero solo son niños, que saben ellos de amor...

- Pues mucho hace poco mi hermano pequeño Reiji, le confeso a la Reina Millouri que la quería.

-Bueno ya no si tomarlo como una broma o una locura respecto a la situación, pero dejando aun lado esto, creo que es buena señal.- Shu, escuchaba la conversación de la princesa y la reina.

-Prométeme que no la regañara.

-No lo haré,  solo que si debe ser mas comprensible con Shu en que tiene cosas que hacer y no solo puede estar jugando.

-Gracias, me deja mas tranquila.-Le agradece.

[...]

-Ya me dijeron lo que paso.-Tallando su cabello de la niña que estaba en silencio en la bañera.-No es posible que hagas un berrinche por eso.

-¡Me aventó!-Responde a su defensa.

-Pues muy merecido te lo merecías.-Le contesta.-Te e dicho que no interrumpas cuando hacen sus deberes, lo mismo te dije con lo de tu hermano.

- Pero me grito.

-Otra cosa que no te gustes estudiar a ti a lo que me esta haciendo pensar seriamente si no te comportas.

-Pero mama.

-Mama, nada, kikuo, sabias que Beatrix es muy estricta con Shu, afortunada debes sentirte que no haga lo mismo pero eso me pasa por consentirte, como castigo te quedaras dos meses.

-¡Que!....Pero mama no puedes hacerme esto.

-Si puedo, haber si aprendes a ser mas comprensiva con tu futuro esposo, lo que debe lidiar contigo por tus actitudes infantiles.-Inflando los cachetes y cruzando los brazos.-Y no solos eso le comente a Kozami que este al pendiente de tus estudios a lo que tendrás tus clase haya.

-¡Eh! eso no es un castigo, ¡Es tortura!.-Se quejo a casi gritos.

-No quiero verte que te regresaras porque te lo aumento.

-¡No!.-Chillo.

-Ya hable con Karl y Beatrix de tu hospedada así que quiero que te comportes.

-Esta bien.

Los sirvientes llevaban las maletas de la pequeña que estab con una cara de enojo pateando las piedras del suelo con la punta de su zapato, cuando los Reyes platicaban entre risas, y shu estaba parado sin decir nada.

-La cuidaremos bien no se preocupen.-Le dice El rey de los vampiros a los padres de Kikuo.

-Espero que no les de problemas, si pasa avisenos lo antes posible.-Comenta la reina.

-kikuo es un amor, y es gusto tenerla aqui. —Comento la segunda esposa.

- Bueno kikuo pórtate bien , no hagas travesuras.—Le dice el Rey de los cuervos tomando de las axilas, alzandolo para darle beso en la frente, para luego bajarla.

- Cuídate amor.—Acáriciando su cabeza, para retirarse, se gira para ve como se van en el portal que abre el mismo Rey, despidiéndose con la mano a lo que hace lo mismo viendo cómo desaparecen de su vista.

- No te preocupes Kikuo haremos que te hagas sentir en casa.—Le dice Beatriz, poniéndose atrás de ella, solo asiente.

Estando adentró,  se va a su habitación donde se quedaba a dormir, cerrando la puerta en la cara a su prometido, olvidándose del pequeño detalle de que se puede tele transportar.

-¿ Sigues molesta por lo que pasó?—Le pregunta esperando una respuesta pero está aprieta sus manos, volteando a ver con esos ojos de enojo.

- Por tu culpa me voy a quedar un mes.—Acercandose a el muy amanezante haciendo que se haga hacia atrás estapandose contra la pared.

- ¿Mi culpa?.

- Si.

- Espera pero yo ningún momento te dije que fueras, así que la culpable que te castigarán fuistes tu, por hacer berrinches.—Apretando sus labios lo saco a patadas del cuarto pero de la manera más brusca.

- ¡ La próxima vez toca la puerta!—Cerrando la puerta.

Se pone de pie.

- Mujeres, nunca acabaré de entenderlas.—Retirandose.

En medio de la noche una gran tormenta se avecina y como era de esperarse los truenos se hicieron presentes despertando a la pequeña, se cubrió con las sábanas, pero lo hacía peor, escuchándolo más fuertes, tapándose los oídos con sus manos.

- Mal momento para llover.—Se reprochó a si misma, consolandose, pero parecía no detenerse un fuerte estruendo se aproximaba más.— Como me gustaría por lo menos....—Se pauso con un lagrimeo que estaba saliendo en sus ojos oscuros.

Sintiendo un movimiento en el colchón, y ser rodeada por unos brazos pequeños, quedándose callada sin hacer una queja, cerrando los ojos lentamente.

Removiendo de entre las sábanas mientras dormía, una mano entre se metía en el camisón de tela delgada desde la parte baja haciendo que está se lo apartará, pero este continuaba haciéndolo.

- Déjame dormir.— Le dice, manteniendo sus ojos cerrados.

9 de enero 1852

Sin hacerle caso seguí metiendo con más fuerza, aferrándose.

- Te dije que no.

- No te estoy preguntando.—Deslizando sus manos hacia arriba hasta llegar a sus bragas que tomo de una parte para jalarlos, bajandolas pero interviniendo sus mano de la joven para que no lo hiciera.

- Necio.—Lo intento apartar pero este con su brazo dónde la tenía abrazada desde su cadera hizo con más fuerza

- No será la primera vez que te tocó.

- ¡Idiota!—Se ruborizó.— No te tomes la libertad solo porque nos casaron desde que éramos niños.

- Es hora que cumplas tus deberes como mi mujer.— Retirandoselos de un jalón, rompiendo sus bragas, dándole la oportunidad su cometido, dándole paso más fácil de hacerlo ya estando preparado, a lo que se sobresalto al sentirlo.

- Retira esa cosa de mi.—Dice reteniendose, empujándome, hasta llegar a los golpes.

- No sigas, sabes que se pondrá peor.—Haciendo más de fuerza volteandola para subir sobre de ella.

- ¡No, Shu!—Le imploraba que no lo hiciera moviéndose como loca.

A pasado muchas cosas y cambiando desde la muerte de su hermana mayor Shu cambio bastante al igual que Kikuo, teniendo sus deberes tan joven, pero cumplir sus deberes de esposa le era difícil aún cuando no vivían aún juntos hasta cumplir la mayoría de edad. Negándose al estar con Shu, porque le daba vapor y no era nada delicado con ella, pues se ponía más grave la cosa.

- Quédate quieta.—Acomodandose  para poder entrar rozando con la punta de su miembro, a lo que la joven le entró la locura de rodarse hasta caer de la cama cayendo hasta el suelo, cada cosa que sacaba para zafarse, al lograrlo salió gateando hasta que la detuvo tomando del tobillo.— Aun no hemos terminado—Perdiendo la paciencia, para estar lidiando con una mocosa que no cooperaba en nada.

- ¡Pero yo si!—Comento luchando a perder su pureza de esa manera tan fría.

- Ya me harté.— La jala hacia el, arrastrándola, y se aferraba encajando sus uñas en el suelo pero era imposible, girandola quedando sobre de ella, a lo que sonrió haciendo un impulso a su pierna para dar su último ataque, quedando en silencio.

Poniéndose de pie se sacudió su camisón y miró con seriedad al muchacho que se retorcía de dolor.

- La próxima piénsalo dos veces querido.

-Mal...ditá mocosa.—Haciendo una nueva de dolor.

Ya era tarde y el sol se estaba ocultándose caminaba por los pasillos muy tranquila cuando alguien la jala a una habitación, cerrando la puerta, la terquedad fue logrando su cometido, con ayuda de los consejos de los padres de la joven que se cubría con las sábanas su cuerpo desnudó y le daba miradas de odio.

- Si hubieras comprado como te dije desde un princio , esto no estaría sucediendo.

- Pues si ya estás satisfecho, ¡Sea la última vez que me tocas!

- Para mi perfecto.—Le contesta.—Quien quisiera lidiar con una mocosa como esposa inesperta y inútil

- ¡Genial! Ten tantas amantes que quieras porque yo también los tendré y mejores que sepan satisfacer a una mujer, mejor que tú.—Haciendo que está la vuelva a tomar.—¡Déjame!

- Te enseñaré que me respetes mocosa.

- ¡Inútil bueno para nada! No que no querías meterte conmigo.

Transcurriendo los minutos de críticas y insultos acabaron de rendirse aceptando que sentían algo por el uno al otro entregándose entre caricias y besos haciendo de la mejor manera.

- Te quiero Shu...—Moviendo sus labios, a lo que despertó la actual Kikuo, sobresaltandose, con el corazón acelerado se limpio el sudor de su frente, mirando a los lados que no estaba los mayores sakamakis solo Millorui que dormía a lado, recostando se en el suelo de lado derecho, mirando sus manos pequeñas y tocar su vientre y sentir las palpitaciones del corazón de la criatura que crecía esa sensación.

- Recuerdo quien era antes y quién soy ahora.—Se dijo a si misma .—Como es posible eso, debe ser un mal sueño.

- Muere.— Viniendo a su mente la imagen la voz de esa mujer quemando el castillo y ella en un escudo haciendo el conjuro para poder mantener viva su alma aún cuando su cuerpo muera, siguiera convida como la última de descendiente con la llave del portal para abrir la dimensión.

- Pero yo debía despertar cuando Shu, bebiera de mi sangre, como fue posible, esto no tenía que pasar.

- Hija mía, te e dado una segunda oportunidad para enmendar tu error.—Apqreciendo la imagen de una mujer de túnica blanca.

-Usted es la madre, creadora de las dices dimensiones.

- Aunque tus recuerdos regresen, no te confíes hija, tú debes empezar como el principio, al igual que los sentimientos, no olvides que ya no eres Hiromi, eres Akisha, a lo que debe crearse una historia, ver cómo termina, si el amor puede con los obstáculos y si es verdadero.

- Entonces soy una humana.

- Por ahora, pero cuando despierte a la mayoría de edad, tus poderes regresen para abrir la puerta a tu mundo .

- Entonces eso significa que Shu y yo.

- Una cosa importante no debes decirle nada.

-¿Porque?

- Deja que lo descubra poco a poco y también haga su lucha, como dije eres Akisha, debe enamorar a esta versión tuya no a la otra, sería triste que a manos llenas no lo hagas que se esfuerce.

-Creo que tiene razón en lo que dice madre.

- A las flores deben regarse cada dia para que florescan.—Dicho eso, se esfuma como el viento.

- No sé cómo tomarlo, pero me siento celosa conmigo misma.—Susurrando bajando el tono de su voz.— Quiero que me quiera pero no como Hiromi si no como está que soy, sin chiste, débil, temerosa y con este bebé que creçe de nuevo, esta vez te protegeré cómo debió ser, no dejaré que mi egoísmo salga lastimado por mis acciones.—acariciando su vientre con ternura.

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