Capitulo XLVII

- Sería lindo tener un bebé. —Comentó Kamira con emoción a lo que Laito hacía aún lado las sábanas este no parecía contento.

-¿Es enserio ? Por favor. —Chasqueo la lengua de disgusto. —Venos, tu una niña inmadura que todo le parece color de rosa, yo soy un mujeriego de lo peor, que ni siquiera se si quiero estar a junto toda la vida.

-Porque dices esas cosas.—Apareciendo frente suyo, la toma de los brazos bruscamente.

- Porque es la verdad debes entender que este matrimonio es una farsa, yo no te amo, y nunca lo haré, solo eres una más en mi lista, solo lo hice por Ayato, me disgusta tu presencia, hasta tu modo de comportarte, no te tolero. —Zangoloteandola.

- Le dolía cada palabra que salía de su boca de Laito pero te ia un cariño así a él. — Aunque no me quieras, puedes darme un hijo, yo lo criare sola, lo prometo, no te molestarte en nada. —Se comienza a carcajear.

- Pensé que Kanato, estaba loco, pero tu más, ni siquiera puede cuidarte sola y quieres hacerlo con un bebé. —Bajando la mirada la chica.

- Entonces Subaru, el me lo dará. —Cambiando el tono de su voz como si alguien la poseerá.

-¡¿Que dijistes?! — Al mencionar al menor lo hice arder por dentro

- Si le pido a Subaru, me lo dará con gusto, así que opciones tengo para tener un hijo, sin necesidad de tu ayuda. —Cambiando su semblante como si fuera otra persona.

- Te atreves decírmelo en mi cara. —Dijo lleno de rabia cerrando su quijada, apretando su agarre.

-Sonríe llena de malicia. —Que sucede querido, te enfada que quiera un hijo de tu hermano o solo que sea mejor en la cama que tu. —Susurrando en cara, lo que la avienta a la cama con rudeza.

- Te enseñaré a respetar. —Se comienza a reír la chica.

- Que te pasa querido, necesitas el control para sentirte más hombre. —La sonrisa retadora, lo que acabo enloqueciendo a Laito, subiendo sobre de ella, para besarla apasionadamente.

Separándose el uno al otro.

- Te cumpliré tu deseó, te haré un hijo.

- Tan difícil era decir si a mis súplicas. —Acariciando su mejilla, lo que volvió unir sus labios con las de ella, lo que su lado Kamira volvió sin entender que estaba pasando, lo que lo aparta empujandolo. — ! Ya estoy harta!

- Quien te entiende no que quieres un hijo te estoy cumpliendo tu maldita petición. —Dijo con rabia, siendo rechazado.

- Pero tu dijiste que no.

- ¡El que está harto de esto soy yo! —Se levanta. —No puedo seguir con esto, hazlo lo que quieras. —Se sale de la habitación, dejando a Kamura sola.

Sin percatarse Laito, que Kanato estaba dando un pequeño paseo junto al bebé que bestia mameluco color marrón claro y gorrita con orejas de oso, estos habían visto y escuchado todo.

- Laito. —Le habla.

- Kanato ¿Que haces?

- No podía dormír el bebé, estaba muy inquietó. —El pequeño ponía una expresión de molestia a su tío. — ¿Tu que haces fuera de tu cuarto? —Le pregunta.

- Cosas de parejas. —Caminando aún lado se su hermano.

- Si no quieres a Kamura, porque no dejas que la tenga Subaru. —Una puñalada de su propia sangre.

-¡De quién lado estas!

-Suspira. —Te estás comportando como idiota. —Le dice.

- Todos actúan como si fuera el malo y mala influencia.

- Porque lo haces tan difícil, y aceptas en ser feliz.

- Mis hermanos cuando se comprometieron y la llegada de esa chiquilla, ahora tu con ese bebe, se comportan.

- ¿Diferentes?

- Exacto.

- Porque te tercas en vivir esa vida que no llevará a nada bueno.

- Tu respondeme esto... —Apuntando al bebé. — Como de la nada pudiste encariñarte tan rápido.

- Es complicado de explicar que ni yo mismo lo sé. —Le responde. —Pero algo si tengo claro Laito, no quiero que este niño sea como yo, o viva el mismo destino que tuvimos, quiero ser el padre que desee tener o Siumiri hubiera querido para nuestro hijo. - Le comenta su modo de ver las cosas. — Admito que Cordelia nunca fue la mejor madre del mundo, su crianza fue un asco, miranos en lo que nos convirtió, sirvió algo sus enseñanzas, mirate, eres el único que sigue estancado en esa sombra.

- ¡Es estúpido! —Gruño. — ¡¿Donde quedó ese Kanato que conozco ?!

- Aquí estoy, solo que mi prioridad es mi hijo y debo buscar lo mejor para el y para mi y corregir mis errores, no seré perfecto pero si haré mi mejor esfuerzo de mejorar. —Se da la vuelta, dándole la espalda.

- Se les olvidó a ti y Ayato que esas mujeres mataron a nuestra hermana.

- No olvidado a nuestra hermana, pero ellas no tuvieron nada que ver, fueron sus familiares quienes lo hicieron, porque culpar las de algo que no hicieron. —Le contesta. —O eso decía Luna cuando eramos niños.

- ¡Los odio a todos! —Se desaparece.

Acariciando los pequeños cabellitos de su hijo.

- Perdona a Laito por su comportamiento. —Cómo si el pequeño entendiera lo que decía lo que su expresion comenzó a relajarse. — Será mejor dejarlo solo. —Preguntando aquel pelirrojo que salía de su escondite, escuchando la conversación y discusión.

- En cierta manera es mi culpa que actúe asi, yo lo obligue a casarse. - Dice arrepentido Ayato.

-Estaba consiente, no es ningún niño, así que nadie lo obligó al contraer matrimonio.

- Me sorprende en escucharte hablar así.

- Fue gracias a su apoyó, y a él. —abrazando a su hijo con ternura. — No digo que a sido una tarea fácil, aun sigo aprendiendo a ser un padre.

- Y lo serás mejor que fueron ellos. —revolviendo sus cabellos lilas. —Esperemos que Laito entre en razón.

[... ]

La noche era larga y profunda acabo siendo objeto de saciar  su sed, en ciertas ocasiones.

- ¡Ah~! — Un suave gemido salió de los labios de la chica a tal sensación ambos lo necesitaban olvidar, creyendo que el seco sería la solución de todos los problemas, apenas los colmillos clavo en su cuello.

- Eres la mejor en sacarme. — Le dijo, separándose de su cuello, las indiduras de sus labios mostraban el carmesí de la sangre, fijado en el rostro y mejillas rojas.

- Enserio y porque me has tenido tan abandonado Laito~kun. —Le pregunto acariciando su brazo.

-Será porque me cambiaste por ese Mukami. —Dijo acercándose a su oído susurrandole.

-Ni me lo menciones. —Desviando su mirada con enojo. —Hablando de cambiar. —Dicho eso. —¿Tu estas casado con la hermana de Luna? —Haciendo que el ambiente cambiará.

- Ni me la nombres a esa mocosa. - Gruño, acomodándose para sentarse a la orilla de la cama y tomar del mueble la cajetilla de cigarrillo a lado estaba el encendedor.

- ¿Desde cuando fumas?

-Desde ahora. - Teniendo el cigarro el boca, intentando prenderlo, lo que se le quedó mirando unos segundos viendo los fallos de hacerlo, lo que parecía una pelea sin tener fin.

- Te ayudó. —Se lo quita de la boca al igual que el encendedor, prendiendo lo,, para luego sacar de sus boca el humo. Se lo da. —Listo genio.

-Gracias. —Intentando aspirar el humo y sacarlo lo que acabo ahogándose, dándole pequeño
golpecito a la espalda la chica.

- Porque estas molesto.

-Yo no estoy... Olvidalo. —Le dice.

Amarrandose sus cabellos marrones con la liga de pelo.

- Sabes lo que tienes tu.

-¿Que?-Mirándola de reojo.

- Que te estás enamorando y te da miedo.

- Eso no es verdad. —Le contesta inmediato.

- Si lo es, pero te cuesta admitirlo y sabes de quien.

-¡Callate! —Se tapa los oídos con sus manos.

- Te estas enamorando nada menos que de Kamura.

-¡No!

- Porque te es difícil decir que es cierto.

-¡Porque no debo!

- ¡¿Porque no?!

- ¡Ella quiere un futuro conmigo!

- Y eso te da miedo.

- Mira que reputación tengo Orami. —Le dice. —Mira donde estoy, lo que acabo de hacer, tiene razón Kanato, prefiero estar estancado en mi mundo, soy una mala influencia.

-Escucha bien, lo que tuvimos tu y yo en el pasado fue solo sexo, no significa nada, aparte ni siquiera llegamos hacerlo, porque te lo impidió hacerlo por tus sentimientos le pertenecen a otra persona al igual que los míos.

- Eso me hará sentir mejor.

- Lo que quiero decir, que hagas lo correcto.

-¡Y que es lo correcto! No meterme con mujeres, beber de otras y olvidar esa vida.

-Exacto, deja de estar entre sábanas y comparte un solo cuerpo que te pertenezca a ti y no de otros. —Lo hace que lo mire fijamente.

- Le dije cosas horribles, no me lo perdonará esta vez.

- Si lo hará, la conozco bien y es una gran chica, solo con un corazón muy grande, se que no es fácil comprenderla pero con el paso de los años lo harás, ten paciencia. - Dándole ánimos.

-¡Quiere hijos! ¡Conmigo!

-Con quien más quiere que los tenga con Subaru.

-¡Ni lo menciones! —Poniéndose de pie.

- Ahí está tu respuesta, estas celoso.

- No lo... —Restregando su mano a su rostro.

- Puedo preguntarte algo.

-Dime...

-Conociste a la mujer de mi hermano.

- A Siumiri.

-Si.

-La conocí en un pasado muy lejano pero no tengo muchos recuerdos de ella.

- Lo poco que recuerdas como era, me refiero su forma de ser.

- Es como una version de Kamura, pero unos años mayor que ella, bondadosa, inocente, sensible, cariñosa, no veía la malicia de los demás aún cuantas veces la dañara, siempre están ahí, sin perder las esperanzas que podría ayudarte a salir de la oscuridad.

- Por eso Kanato...

- Tu hermano esta remediando su error. —Le responde. —O que, ¿también cambiaras cuando le pase lo mismo a Kamura?

- Que te refieres con lo mismo.

- Sabes de que hablo, a que muera. —Lo que lo dejo atónito. —Podrías vivir con solo un recuerdo, ya que tu y ella no haya nada que los una, no quisiste un hijo con ella, lo que pasara es que no puedas soportarlo y te envuelva en la locura.

-Yo no quiero...

- Ponte en el lugar de tus hermanos, te quejas que  cambiaron, sabes que fue el amor, que hubieras hecho lo mismo, pero eres tan orgulloso que no puedes admitir tus sentimientos, prefieres tu vida galante, a ser feliz.

- ¡YA BASTA!

- ¡Dilo Laito!

-¡No!

-¡DILO!

- ¡Esta bien, siento algo por Kamura! Y no se como actuar con ella - Se desploma en suelo quedando arrodillado, esta se levanta y se acerca hacia a él, para hincharse, después abrazarlo.

- El primer paso es admitirlo.

- El acto de amor para un vampiro es la muerte. —La abraza.

- Sabes cual es el acto de amor de un demonio.

- Mi hermana decía que el acto de amor que más le gustaba eran de los demonios, que eran tan fieles, y solos se enamoraba una vez en la vida.

-Así es. —Le responde. — Los demonios cuando se entregan por amor sólo viven por una persona, y cuando fallece su pareja.

- Viven con el recuerdo hasta el día que llegué la hora de su muerte, su alma se va junto a lado de su amado(a) . — Terminando la frase.

- Yo no se si podré hacer lo mismo.

- Si la amas lo harás.

Cuando Laito regresó a la mansión en medio de la noche, teletransportandose a su habitación, lo esperaba sentada Kamura desde la cama.

- Si no quieres que tengamos un hijo, ya no lo diré más. - Levantándose se dirigió hacia al chico. —Prometo ser una buena esposa, solo no me dejes. - Le dice abrazandolo suplicando le en en lo más profundo de su corazón.

- Tu  eres una buena esposa, aquí el que esta fracasando soy yo. —Rodeando sus brazos a su cuerpo de la chica. — Doy asco como persona, y te mereces algo mejor, por eso pienso que Subaru sería la mejor opción para ti.

- Pero yo no quiero estar con alguien más si no es contigo.

- Porque te aferras tanto a mi, escuchaste lo que dije.

- Algo me dice muy al fondo que no lo hiciste con esa intención de lastimarme, si no que tenias miedo. - Alzando su mirada, topandose con esos color esmeralda que no se cansaba de verlos.

- Quiero sentirte mía.

- Pero soy tuya. —No pudo evitar ruborizarse, se alegraba que la oscuridad lo ayudaba en ocultarlo.

-Entonces prometeme una cosa.

-Dime...

- Que no me dejarás y estarás a mi lado.

-No puedo prometertelo. —Es como si un balde agua le cayera por encima.

- Entiendo.

- Kamura, no se ira a ningún lado, porque pernetece aquí, junto a Laito. —Acurucandose a su pecho con ternura.

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