Capitulo XLV. El Destino


Pensando que todo sería fácil y sencillo lo que no lo fue para este joven vampiro, no teni paciencia con el pequeño recién llegado mientras Ayato, se encargaría en hablar con su padre, el tenía la tarea de cuidar y criarlo sólo le estaba siendo un martirio llevaban tres horas juntos y ambos lloraban.

-¡Sabía que no debía haber aceptado! -Grito desconsolado tirado en el suelo, lo que el bebé recién nacido sollozaba.

Lo que los miembros de la familia oían las quejas de Kanato, Reiji les pidió casi una orden que no se metieran y lo dejaran sólo.

- Estas loco y si lo mata. -El primero en hablar fue Subaru, que estaba furioso, esa experiencia lo había vivido con su madre en el pasado y no quería eso para su sobrino.

- No lo hará. -Comentó Shu que estaba sentado en el sofá, cruzando los brazos que estaba a la do Kikuo que solo observaban entre Millouri, Kamura y Luna, que solo se quedaban en silencio.

- No es que me quiera interponer. -Dice Laito.

-Pero lo harás o no. -Dijo Reiji.

- Se han dado cuenta que Kanato es como un niño.

-Estoy de acuerdo contigo. -Responde el albino. - Un niño cuidando de un infante es una locura.

- Sabemos que nuestro hermano no tiene la paciencia suficiente. -Contesta Reiji acomodándose los anteojos.

- Pero al final, no quiere que se lo lleven, lo vieron hace unos minutos. -Les recordó Shu Asus hermanos que se quedaron serios, mientras estaban en la sala.

- ¿No tendrá hambre, los bebés lloran por eso o no? -Hablo Luna rompiendo este incomoda situación.

Kanato, calmando su histeria, recuperando la compostura, se puso de pie, para dirigirse a la cama done esta su hijo que lloraba, tomándolo en brazos, comenzó a mecerlo.

-Todo estará bien. -Le dice con su cambio repentino de ánimo. -Pa... pa ... solo tuvo un arranque pero haré mi mejor esfuerzo de cambiarlo para que no nos traiga problemas en el futuro. -Lo que el pequeño sentía el alivio, abrió poco a poco mostrando sus ojos lilas, topando su mirada hacia ese joven de ojeras oscuras, cabellos del mismo tono que de el.

Tocaron la puerta lo que el chico no responde, esta se abre, dejando paso a una mujer de cabellos castaños, que traía un biberon que contenía leche.

- Debe tener hambre, quiere lo haga o usted lo hace. -Le pregunta Zokami.

- Yo lo haré, es mi responsabilidad este niño. -Dice en tono molesto.

- No lo vea como una responsabilidad. -Lo corrije. - Los bebés percatan el estado de ánimo de las personas ven más allá, gracias a la inocencia que llevan dentro, es como si le leyeran la mente de uno.

- Y como quieres que lo vea.

- Un acto de amor, porque es su padre y sólo lo tiene a usted, para que lo cuide, proteja, lo ame, le enseñe de la vida.

-Te estás escuchando las tonterías que dices Zokami-san.

- Amo a su madre no es así.

- Si. -Contesta cambiando su semblante.

-No cometa los mismo errores que sus padres y sea la versión que hubiera querido para usted, esa atención que anhelaba se lo puede dar a ese pequeño que es una parte de sí mismo.

- Yo no se como criar a un hijo y no se si tome la mejor decisión en quedarmelo, solo fracasar como lo hice con Siumiri. -Dijo con tristeza.

- poniendo sus manos en los hombre del chico. -Yo confío que lo hará muy bien, sabe porque, nadie nace sabiendo, igual me costó en criarlos y aquí sigo no es así.

-Apretó la quijada. - Si soy peor que mi madre y acabe peor que yo.-Mirando el pequeño que se estaba quedando dormido entre sus brazos, acurtucandose en su pecho.

- No sucederá, porque muy en el fondo no lo permitiria, sabe lo que es estar solo, el dolor.

- Jumieth, y los Mukamis, le darían una mejor vida a lo que yo puedo ofrecerle.

- Solo pregúntese esto, porque no dejo que se lo llevarán cuando se lo preguntaron si estaba seguro en quedarselo. -Le dice, lo que volvió con las lágrimas. - Yo le diré, al tener entre sus brazos sintió esa conexión, viéndose a los dos en ese bebé, aún esta seguro en que no quiere que esté a su lado.

-¡Es mi bebe! ¡De Siumiri y mío! -Respondiendo rompiéndose en mil pedazos.- ¡Tengo miedo!

-Lo sé, pero aquí estaremos a su lado.

- ¡ Si fallo como su padre, me odiara y se ira como Siumiri y... ! -Exaltado se repudiaba al haberla dejado ir ese día, tal vez ella estaría viva.

- Aún desconocemos las razones, pero poco a poco los secretos salen a la luz y sabrá el porqué pasaron las cosas.

- Fui malo con ella, nunca se lo demostré y le dije cuanto la amaba...

- Pero puede. -Tocando la cabezita del pequeño, lo que Kanato, fijama su mirada en su hijo. - Los fallos que tuvo, hay remedios para una segunda oportunidad que le dio, con este niño. -Le da un beso en la cabeza de Kanato, entregándole el biberon en sus mano lo que lo tomó con la izquierda y la derecha lo sostenía.

[... ]

-No se si tome la mejor decisión. -Dice Jumieth al pingüino que tenía una cicatriz en el ojo derecho.

- Es tu culpa por obedecer las órdenes de ese tipo.

- Jorsh, porque no lo llamas por su nombre.

-Nunca. -Negándose desvío la mirada. - Por culpa de uno mi Siumiri, falleció de la manera más cruel. -Dijo con furia y tristeza.

- Tarde o temprano pasaría no lo crees. -Viendo por el ventana de la habitación de Ruki.

- Porque se debió embarazar de ese tipo.

- Se enamoro, y lo amaba por eso defendió y protegió ambos eso no hablo, no me tiene duda que lo hizo por esa razon, por eso no dijo nada, hasta a mi. -Le comenta. -Tu más que nadie lo sabe bien. - Aún me tiene preocupaba por el paradero de Kokona.

- Si no fuera por ella, nunca te hubieras enterado lo que estába pasando.

- Como lo haces.

-¿Que?

- Estar muy tranquilo sin saber de Kokona.

- La experiencia, me enseñó que debemos aprender a ser fuerte a cada situación.

- Kokona, es tu mujer, aun así sigues manteniéndose firme y como si nada.

- Si no lo hago me iré hacia abajo y acabare destruido, aparte aun me queda un amo que debo proteger, mi deber es cuidar sin duda a ese niño, aunque en sus venas recorra la sangre de ese vampiro, pero la mitad es de Siumiri.

Recordando ese día que se sentía impotente al ver su rostro llena de miedos inundados, escuchaba desde su mente sus ruegos de ama, que no lo hiciera y que los cuidara, estando a lado de la persona que ama, nunca se apartará de su lado, pasara lo que pasara.

Se maldecia al haber aceptado, pero tenía opciones, estaba siendo asesinada, sus súplicas lo hicieron tomar esa dura decisión.

- ¿Y...? -Dice Jumieth.

-¿Que?

- Cuando te iras.

- ¡ Estas viendo como ando y tu me
andas corriendo!

- Fueron los últimos deseos de mi hermana, a lo que no puedes negarte ¿o si?

- ¡Claro que no!-Todo eufórico. - Cuando me convertí en su guardián jure lealtad y proteger a toda descendencia, hasta... -Le temblaba la boca sin poder terminar la frase. -su pareja, aunque este sea un vampiro.

- Porque odias tanto a los vampiros.

- No los odio, solo que no son de mi agradó.

- Pues debe acostumbrarte porque sabes que aunque Siumiri, no este casada con ese tonto, se pasa convirtiendo en tu nuevo amo.

-Echo una furia el pingüino casi sacando fuego. - ¡No atrevas a decirlo de nuevo!

- Tu amo... -Lo dice en tono burlon.

-¡ Que tenía en la cabeza al escoger alguien así!

- Ni modo aunque el bebé crezca es tu deber estar a su lado.

- Ese tipo y yo nunca nos llevaremos bien, ni por ese niño lo haremos.

- Tienen opciones ambos, lo harán, ambos querían mucho a Siumiri y ahora por mi sobrino lo tendrán que hacerlo. -Bufo el pingüino cruzando sus aletas.

En el profundo sueño quedaron ambos rendidos, el bebé se había acabado todo su leche del biberon, dejándolo en el mueble, fueron aropados con las cobijas. Reiji, acaricio los cabellos lilas de su hermano menor que tenía en brazos aún su hijo, que este se aferraba con sus manita agarrado de su suéter de su uniforme.

-Sería malo despertarlo. -Le comenta Shu apareciendo en la habitación.

- Tuvo un día difícil. -Era la primera vez que veía su rostro tranquilo lleno de paz, lo que sus labios salieron el nombre de la chica "Siumiri" dijo con tanto amor, que se aferro más al niño rozando su mejilla con la suya, y este una sonrisa se dibujo.

- Esperemos que no tengan el mismo genio. -Habla Laito.

- Eso no lo sabremos dentro un tiempo. -Contesta Subaru recragdo en la pared y cruzando los brazos.

- Lo único que sabemos que ese niño tendrá un destino diferente al nuestro. -Dice Ayato con firmeza.

-¿ Que dijo ese hombre?-Pregunto de inmediato Subaru, refiriéndose a su padre.

- No están de acuerdo Karl Heinz y el consejo en que criémos este niño, por tener sangre enemiga.

- Y que quieren que hagamos, que lo regresemos. -Dijo Shu, enfadado.

- Les respondí que eso no sucedería al fin acabo ese niño tiene sangre de vampiro eso lo hace parte de nuestro Clan.

- Conociendo el consejo te amenazaron que no eras el indicado para ser Rey.

- Así es. -Contesta. - Les dije que no me importaba si eso pasaba, pero no permitiría que lo apartaran de su lado a su hijo de mi hermano -Cerrando los ojos.

- Y no lo harán. -Respondió este despertandose.

-Kanato. -Dijeron al unísono.

- El único que tomará una decisión con mi hijo seré yo, ni un estúpido Consejo me dirá que hacer ni mi propio padre. -Dijo con dureza y firmeza.

- Nuestro pequeño esta creciendo. -Dijo Laito en tomo de burla.

- Idiota.

- Se que no seremos los mejores hermanos y hemos tenido nuestras pro y contras, pero este tiempo hemos vivido tantas cosa que no dimos cuenta de algo. -Dice Reiji. - Que también podemos cambiar nuestra historia si queremos, será difícil pero lograremos juntos.-Una sonrisa se dibujo en los seis hermanos Sakamaki, en medio de la oscuridad de la habitación.

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