Capitulo LV . Recuerdos Robados Parte Dos

Las risas de una pequeña se escuchaban al cerrar sus ojos, manitas pequeñas se estiraban queriendo ser cargada en sus brazos, este la tomo con delicadeza, lo que deseaba era oír el sonido de su corazón al latir, y sentirse protegida.

-Papá. —la voz de un pequeño llamándolo, tirándolo de la camiseta.

La figura de un muchacho que no era visible ver, pero estaba recostado en el sofá.

-A que horas piensa ponerte a estudiar. —Le dice, lo que este no podía ni escucharlo por los auriculares que llevaba su viva imagen era idéntica a...

-Shu... —Volviendo a la realidad cuando le habla Ayato, varias veces, lo que este vuelve en si. —Hey! ¿qué te sucede?

-Nada, solo estaba teniendo un sueño raro nada que preocuparse. —Responde como si nada.

-Hoy tenemos demasiado trabajo.—Le dice, lo que no presto mucha atención en que decía su hermano menor, seguía buscando alguba respuesta de aquel sueño, es como su corazón le dijera algo.

Orami se encontraba abriendo y cerrando la cajita de música, de una muñequita de bailarina, al venir a su mente esa imagen de una chica de aproximadamente de doce años.

-Sabes dentro de poco será mi presentación vendrás.—Dijo animada.

-Lo siento hija pero por el momento tengo mucho trabajo y es difícil que me den permisos cuando son estas ocasiones. —Desanimada sabía que sucedería.

-Deacuerdo. —Responde ocultando sus sentimientos. —Ya será la para la próxima.

-Orami-chan. —Hablo una voz masculina con una lentitud.

-¡¿Azusa...?! —Dijo sorprendida al verlo en su habitación.—Se puede saber que haces aquí. —Le pregunta fingiendo molestia

-Estaba preocupado por ti.

-Estoy bien, no tienes nada que preocuparte. —Dibujandose una media sonrisa.

-No me mientas. —Le dice con seriedad. —Se que ese tipo te vino aver.

-Si ya sabes, para que me preguntas. —Responde molesta desviando la miras a, pero siente sus brazos rodear a su cuerpo.

-Orami. —Acercándose a su oido. — No podemos seguir con esto.—Le comenta.

-Y que quieres que hagamos. —Agachando la mirada. — No podemos enfrentarnos nosotros solos, si no seguimos con esto acabará con la vida de los demás.

-Lo se... pero debemos buscar una solución .

-Ya no sigas con esto mejor. —Le dice evitando tener esta conversación.

-Orami...

-Estoy exhausta y solo quiero dormir.

Azusa, buscaba una solución pero sería posible, mirando por la ventana.

El sol ocultándose y saliendo la noche recostada en la cama cerro los ojos Kikuo.

-Sabes hice un historia y me gustaría que lo leyeras .—La imagen no era visible pero estaba a lado de una mujer adulta qué se encontraba sentada en una en un sillón.

-No tengo tiempo para verlo.—Le dice, lo que el pequeño aprieta las hojas de que se trataba de su libro que había inventado.

-Tu nunca tienes tiempo. —Retirándose.

-¿Quien ese niño? —Se pregunto a si misma. —Es como si dentro de mi supiera de quien se tratara, pero donde escuchado esa voz ¿donde? —Se repitió.

Los llantos de un bebé se hicieron presente.

-Es una hermosa niña. —Una sala blanca con dos enfermeras y un doctor atendiendo, lo que S trataba de un parto, mostró la pequeño cuerpo de la criatura de cabellos castaños claros, piel rosada lloraba sin cesar.

-La a visto Kikuo-san, es una sana niña.

-¿Acaba decir Kikuo? —Preparando a la bebé las enfermeras, para que pudiera verla por primera vez.

-Es preciosa, se parece bastante a usted y una pizca de su apuesto esposo. —Le comenta la enfermera llevando en sus brazos a la Pequeña para ponérsela a lado recostada.

-Olvidates a tu propia hija mamá. —Dijo una voz ronca y tenebrosa qué al voltear la mira era figura pequeña de un niño de cabellos oscuros ropas oscuras, estando en la esquina. —  recuerdas como empezó esto... —Susurrando a su oído.

-¿Como empezó, a que te refieres? —Pregunto y cuando vio a su lado ya no está el bebé, solo una sabana.

-Recuerdas como se llamaba el título del libro.

-¿Titulo?

-Solo deseaba tu atención y ustedes causaron este caos prometieron qué no volvería a suceder y mira donde esta ahora y como termianara ahora.

-¿Terminar qué... ?

-La historia —Susurros por aleredor

-¿Cual historia? —Pregunto.

-Solo ustedes pueden destruirla.

-Kikuo, recuerda quien eres... —La voz femenina qué provenía solamente de Zokami.

-No entiendo que me quiere decir.—Dijo frustandose. —Soy la Reina de los cuervos.

-Eres más que eso.

-Esto es confuso. —Tirándose al suelo.

- Un deseo.

-Un escrito.

-Causó esto, y solo ustedes podrán acabar con esta historia.

-Porque repiten una historia.

La vida ha sido dura desdé que mamá se fue de casa papá y yo; nos costó acoplarnos a nuestra vida solos, ya que aun en ese tiempo era muy pequeña, de tan solo con cuatro años, tuve que aprender hacerme responsable con los deberes del hogar y papá trabajaba más duro de lo normal en una agencia, donde lo mataban con muchos papeleos y un jefe que lo trataba peor que a un peón.

Así era nuestro mundo, cada día, cuando le tocaba los turnos de noche no tenía opción que quedarme sola en casa, sin ver los peligros que pasaba a mi alrededor, había a veces que salía para ir al supermercado para hacer las compras buscando que alimentarme, en cuanto entraba, algún lugar, las se me quedaba observando como si se tratase de un fenómeno o algo en el estilo. al principio no comprendía el porqué, hasta que una conversación llamo mi atención fue la causa a que yo empezara a ver todo diferente.

-De nuevo esa niña está comprando sola.-Yo miraba atentamente a esa dos mujeres, quienes murmuraban en voz alta, que casi podía escucharlas claramente.

-Pobrecita, debe ser tan difícil que su madre los haya abandonado.-Decía la otra mujer, viéndome con lástima, enseguida me aleje para irme a otro pasillo, me recargue en el mueble, abrazando mi bolsa sobre mi pecho, aunque me doliera, era verdad lo que decían esas mujeres, aunque mi papa negara y dijera que mama volvería a casa con nosotros para ser una familia de nuevo, pero debíamos ser realistas, eso nunca pasaría, "¡Jamás!"


Con el tiempo me volví más fría de lo normal, era distante con la gente, hasta con mi padre, empecé a encargarme a preparar la comida por mí cuenta, al principio todo lo que hacía sabia asqueroso, y tirarlo no era una opción no estábamos para desperdiciar así que hacia un esfuerzo en comérmelo, el dinero que le daban a mi padre no era suficiente, él decía que estaba delicioso pero solo lo hacía para no hacerme sentir mal o tal vez no , pasando los años comencé a mejorar incluyendo otras cosas como mi educación, los deportes nunca han sido mi fuerte, pero mis modales estaban dando los frutos de mis esfuerzos se podía será que era la chica perfecta...

-Pero si es tan contando mi vida. —Dijo escuchando las voces.

-¿Estas segura de eso Kikuo?

-¡Claro que lo estoy! ¿Porque lo dudaria?

-Tu también abandonaste casi a tu familia. —De nuevo los susurro. —Dejastes a tus hijos a su suerte por una maldición.

-Dijiste que cambiarian.

-Tu esposo cometió el mismo error que su madre que futuro iba a obtené esos niños.

-Solo un deseo causó esa desgracia gracias a ustedes.

-Gracias a nosotros, pero porque repiten nosotros.

-Los a olvidado. —Dijo una voz femenina.

-Es una lástima, más que se olvide de ellos, desaparecen lentamente su existencia.

-¿Existencia?

-Recuerdas esto.

-Te puedo cumplir cualquier deseo que tu desees querida. —Dijo un hombro de traje y sombrero de copa poneindos una mano en su hombro.

-¡Yuki! —Llamándola a lo lejos. —Alejate de el.

-Entonces que me dices, qué deseas.

-Yuki esto y aquello, siempre son regaños o llamadas de atención. —Dijo abrumada. —Nunca una palabra d e amor. —Furiosa apretó ese libro que había hecho con tanta dedicación. —¡Prometieron qué cambiarian y no lo han hecho!

-Yuki, alejate de el. —Le dice la mujer de cabellos oscuros.

-¡Me hubiera gustado nunca haber nacido! —Los deseo de una pequeña de ocho años con el corazón roto.

-Esto debe sentirse mal mi majestad al qué un hijo vuestro se sienta tan infeliz, por eso el futuro de su hermana acabo así o de su madre en la locura llevándola al suicidó. —Dijo entre risa. —No queremos que su hija tenga el mismo destino.

-¡Callate tu no sabe nada de mi familia!. —Dice enfadada. —Yuki escuchame.

- ¡Estoy harta de esto, mi deseo es que su historia sea muy diferente a la que conocemos! —Dijo exaltada. —Y que nuestra existencia sea el olvido, si mis hermanos llegáramos a reencarnar qué  no sea con ustedes.

-Deseo cumplido. —Dijo tronando los dedos.

-¡No Yuki!

-Ahora lo recuerdas. —Le dice la Pequeña voz. —Lo más chistoso es que están dentro de la historia que hizo tu propio hija “Mi pequeña Dama”

-Cambiaron mucha cosas dentro de la historia.

-Como acabará esto.

-El olvido.

-¡No! —Dijo a grito qué acabo despertandose con sudor en la frente.—Yuki. —Sus ojos se llenaban de lágrimas.

Orami estaba sentada sobre su cama mirando por el ventanal abrazando sus piernas.

-Si hubiéramos puesto más atencion en nuestro hijos esto no pasaría. —Ella sabía cómo pasaron las cosas, pero decirla sería mas doloroso qué destrozaba el alma. — El único que sabe como va la historia es una persona pero si no recuerda, no sirve de nada, si no que seguir la historia... —Dijo tristemente. —Yuki, el único que eras más cercanos eran a tus tíos pero si ellos no te recuerdan es difícil encontrarte, e buscado durante este tiempo y parece como si te hubieras esfumado, solo necesito una pista.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top