Capitulo LI. "LAS INSEGURIDADES"
- Pa... —Dijo el bebé de dos meses balbuceando lo que aún no podía pronunciar bien las palabras siendo aún pequeño, lo llamaba aquel chico de cabellos lilas que estaba dormido abrazado acurrucado de una chica de cabellos verde limon, estando en medio con su manita golpeteaba el rostro de este. Lo que causó que abriera un ojo, observando al pequeño de pelos lilas le hablaba, una sonrisa se dibujo en sus labios.
- aún no se sostenía , lo que acabó abalanzandose y darle un beso con saliva al chico.—Buenos días Jorsh. - Al fin había encontrado un nombre perfecto Kanato para su hijo, del fallecido pingüino nombrandolo a su memoria.
- Ya despertó. -Dice somnoliento Siumiri, girando se y encontrándose al pequeño que estaba encima de su padre, gustoso recargado en su mejilla.
- Le encanta la luz del día como a su madre. -Kanato le da un beso en la frente, lo que le hace feliz tenerla a su lado junto a ellos.
Había pasado dos meses por los sucesos y la muerte de Zokami que aún se sentía la tristeza en la mansión no tenerla ahí, aconsenjandolo y ayudándolos, pero debían continuar su vida, lo que Ayato sus obligaciones como Rey de los vampiros, al igual que Reiji, estando en el mundo de los demonios haciendo sus deberes como Rey de los hilos, tenía demasiado trabajo lo que llevaba unos días por alla, Millouri, esperaba con ansias su regreso, pero no estaba sola, estaba acompañada de sus cuñados y sobrino hasta pingüino Kokona que cuidaba como un alcohon a Jorsh, que empezaba a moverse por si mismo y debían estar atentos.
- Debe ser difícil estar lejos de él. -Le comenta Siumiri que cargaba a su niño en brazos que veía las mariposa revolotean entre las rosas blancas.
- Si, pero me acostumbrare.-Contesta Millouri. - Estas ansiosa por su boda.
- Nerviosa, nunca imagine que este llegaría y eso me pone muy contenta pero triste a la vez. -Refiriéndose como su reino estaba siendo destruido por el malvado de su tío.
- Lo recuperaremos lo veras. - Dándole ánimos a su cuñada, lo que asiente.
- Nunca e sido fuerte, me acobardo al momento.
- Eso no es cierto, eres muy fuerte. -Le dice. -Preferistes callar y morir por salvar a las personas que amas.
-Aunque a mi padre no pude hacer nada para...
- Por lo que me dijo Jumieth, tu padre prefirió dar su vida, para que se salvarán, al final olvido su rivalidades con el Rey vampiro.
- Mientras quiera a su nieto, me conformo con eso. -La mariposa se posó en la nariz del pequeño haciendo ver que llevaba un antifaz, lo que rieron.
En la biblioteca, en silencio se paraba de punta para alcanzar un libro Kikuo, ponía notarse el cambió, su cabello comenzó a crecer hasta abajo de los hombros, quebradizo se le estaba haciendo, lo que llevaba sujeto de media cola, con un lazo azul. Se alzaba pero aún así no podía lo que una figura alta le ayudó a tomar el libro que necesitaba.
- Al pasar del tiempo la altura no a cambiado. - Una voz muy familiar hizo que voletara para reencontrarse con ese rostro masculina, cabellos castaños.
- Yuma... -Dijo en voz baja.-¿Que haces aqui?
- Vine a visitarte, no puedo.
- Sabes... que yo estoy casada.
- Eso lo sé, pero eso no me interesa que estés casada con ese señorito. - Le responde. -Aunque tu cuerpo haya sido de él, estos labios fueron míos. -Intentando tocarlos pero ella se interpuso quitando su mano antes que lo hiciera. - El ganado se pone difícil., podemos jugar el mismo juego. -Una sonrisa juguetona se dibujo intentando tomarla a la fuerza.
- Porque no te rindes y aceptas que a quien amo es...
- ¡Porque tu no entiendes! -Alzando un poco la voz. - Que conmigo podrías encontrar la felicidad y protegerte de quien sea. -Tomando de los brazos, sintiendo su aliento en su rostro.
-Porque te tercas tanto conmigo.
- No comprendes... mis sentimientos hacia a ti. -Acercandola a el, rodeando sus brazos a su cuerpo de la chica. -"Te amo" porque te es complicado entenderlo, aceptame y te prometo que nunca te dejaré sola.
Pasando los minutos Yuma salia del lugar estaba parado fuera de la biblioteca sentado en la barda de metal un joven de cabellos rubios ojos azules, que vestía una camisa blanca de vestir, arriba llevaba puesta un suéter color marrón oscuro, pantalón negro liso, zapatos oscuros.
Topándose sus miradas fijamente
- Pensé que el señorito estaba tan ocupado. -Dijo en un tono de burla.
- Creo que te había advertido, que te alejaras de mi mujer. -Dijo con firmeza y seriedad, caminando hacia el, metiendo sus manos a su bolsillo de su suéter.
- Me apartare de su lado cuando sea mía. -Diciendo en una advertencia, casi estando unos centímetros cercas.
- Eso nunca pasará, sólo que tengas que matarme.
- Lo que chasqueo la lengua con molestia el castaño, detestaba admitirlo ni estando fuera de este mundo Kikuo lo olvidaría. -Eso es imposible por desgracia , aún muerto seguías pegado en su mente. -Responde. -Pero no significa que me rendire tan fácilmente. -Dicho eso se desaparece.
Saliendo de la biblioteca Kikuo, llevaba en la mano el libro donde se sorprendió ver a su esposo parado ahí fuera.
- Shu... ¿Que haces aqui? -Le pregunto, lo que este volteo.
- Me comentaste que vendrías a la biblioteca y vine a recogerte. - Le contesta.
- Salistes temprano de la universidad.
- Sólo fui hacer unos exámenes, hacía que pensé porque tenía tiempo libre pasarla con mi mujer.
- Últimamente has estado ocupado más de normal.
- Lamento si te e dejado sola.
- Yo entiendo, solo que...-Hace una pausa.
-¿Que...?
- Se oye tonto decirlo, ya que antes me quejaba de eso, pero me gustaria volver a esos momentos cuando te podía ver más en el instituto.
- Es eso o es por otra cosa.
- Estas rodeada de chicas linda y atractivas, a lo que no negare que antes pasaba...
- La toma del mentón. -Yo te amo a ti, señorita celosa.
-Se pone roja el rostro. -¡¿Quien esta celosa?! -Le aparta la mano.- Ya no puedo uno decir nada, porque piensas que uno esta celosa. -Desviando la mirada. —Tu lo comentaste una vez que te gustaba los cuerpos bien formados de grande pechos y yo... -Mirándose sus pequeños pechos que apenas se notaban teniendo ya dieciséis años, su cuerpo parecía aún de una niña, hasta su apariencia.
Recargando su brazo en su cabeza de la chica.
- Hay Kikuo. -Tomando como una gracia lo que decía su esposa. - Aunque muchas mujeres se me acerquen la única persona que me interesa eres tú.
- Si como no, hasta debes de decir que eres casado.
- Yo soy sincero y lo saben que tengo una hermosa mujer esperándome en casa. -La abraza por atras rodeando sus brazos. -Aunque debo admitir que igual que tu, me siento de inseguro.
- Tu. -Dijo sorprendida. -¿Porque?
- No soy tonto me doy cuenta que ese Mukami, te anda acosando, y no un rato, si no, todo el tiempo cuando puede. -Lo que abrió los ojos Kikuo, queriendo ocultarlo para que no se preocupara, se acabó enterando.
- No quería preocuparte...
- No estoy enojado contigo, estoy furioso conmigo mismo, por no prestar te la atención suficiente y ese infeliz aprovecha la oportunidad cuando puede.
- Yo le e dicho que a quien amo es a ti.
- Eso lo sé muy bien, me lo a dicho. -Le contesta. - Pero eso no me ayuda mucho, sabiendo que un momento tanto que te deje más sola por la obligaciones, llegue que tu busques consuelo en... -No lo dejo terminar, porque le dio una fuerte bofetada al pensar que podría hacerle algo así.
-¡Tonto!-Grita furiosa. -No negare que me siento sola, pero nunca te cambiare, siempre te seré fiel, hasta la muerte. -Comenzando a llorar se cubre con sus manos su rostro.
- la abraza. - Perdoname.
- Tu si lo harías.
- Se que los vampiros no tenemos la mejor reputación de ser muy fieles en el amor, pero hay una cosa que te puedo asegurar, desde que me obligaron a casarme con otra mujer, la única que estaba en mi mente eras tu, aunque no estuviéramos juntos en un tiempo, hasta podría decirte que podría perdonarte una infidelidad. -Diciéndole con firmeza. -Te amo tanto Kikuo, eres mi vida entera.
- Shu, tonto. -Le dijo de nuevo mostrando su rostro lleno de lágrimas y casi el moco saliendose, no se veía muy sensual al ser como es.
- ¡Hermanita! -Le hablo a lo lejos una muchacha de cabellos marrones, que venía junto a otra chica del mismo tono de pelo, pero más oscuros casi llegando a negro chocolate.
- ¿Orami? -Dijo parpadeando.
[...]
-Que alegría verlos. -Dijo con su helado en la mano, la otra pobre venía exhausta del cansancio a al correr.
- Veo que estas disfrutando las vacaciones. -Dice Kikuo, limpiando se las lágrimas con la mangas de su vestido oscuro.
- Hay que vivir al máximo. - Dice con entusiasmo.
-¿Como estado Shuki? -Preguntó Shu.
- Allá anda de novio.
-¡¿Que?! -Dijieron sosprendidos ambos.
-Conoció a una linda chica por el vecindario y esta contento. -Poniendo su mano en la cintura.
- Me da gusto por el. -Dice Shu con una sonrisa. -Saludame lo de mi parte.
- Claro.
-¿ Y esa chica quien es? -Preguntando por la joven que vestía un vestido holgado, suéter color beige y peina a de dos cometas bajas, llevando puesto unos anteojos con orbes.
- Que despistada soy. -Se pega con su puño cerrado en la cabeza y sacando la lengua. -Les presento a Rusmerie, yo creo que debe conocerla Shu a su hermana es muy conocida en el instituto por su rudeza con los hombres.
- ¿Rudeza?
- Hablas de Susumi, quien no la conocería si veían cada escena y con los profesores avetandolos con una fuerza hasta pareciera un Subaru. -Quedó impactada Kikuo al oírlo, como una humana podría tener una fuerza de esa magnitud y ide tica a la de su cuñado.
- Acércate Rusmerie que nadie te va a comer. -Lo que nerviosa la chica se acerca como un ratoncito. -Rusmerie, te presento a mi hermana Kikuo y a su esposo Shu, hermano mayor de Subaru Sakamaki.
-T-tu hermana y hermano de Subaru-niichan, es un gusto en conocerlos. -Se inclina haciendo una reverencia.
-Es un gusto conocerte. -Haciendo lo mismo la pareja.
-Me alegra verte mejor Orami.
- Debo superarlo algún día, somos dos chicas con el corazón roto. -Refiriéndose a Rusmerie. -¿Y que harán ?
-No lo sé establos viendo. -A lo que sonó el celular de Shu,sacándolo de su bolsillo del pantalón haciendo una seña que debía contestar.
- No les gustaría ir con nosotras al centro comercial será muy divertido.
- Sería maravilloso solo que... -Viendo que su esposo, cambió su faceta de su rostro. -Tal vez que seremos nosotras tres. -Le dice.
- Me tengo que ir, se me olvido que era la junta. - Le dice Shu a su esposa.
- No te preocupes no pasa nada iré con ellas no te importa.
- Tu diviértete y disculpame si no pasamos el tiempo suficiente.
- No pasa nada, ya será otro día. - La besa lleno de amor, lo que las dos chicas se dan la vuelta para no interrumpir y hacer que no veían.
-Nos vemos. -Le dice. -Fue un gusti verlas.
- A nosotras tambien cuñadito. - Le dice Orami, despidiéndose con la mano. -Que suerte tienes hermanita.
- Así es... -Dibujo con una sonrisa, viendo alejarse y después desapareciendo.
- Hoy no es para estar tristes y vamos a nuestro destino. -Dijo con entusiasmo, estirando su brazo a lo alto con su mano cerrado.
Las ruedas de la carriola llevando a un beso de cabellos lilas que movía al peluche de felpa que era teddy, a su lado estaba kokona dormiendo, junto atrás lo empujaban Kanato y Siumiri, que fueron a dar un paseo por el parque donde se notaban los botones de cerezo de los árboles, y hojas cambiando su color a naranja.
- Que hermoso es. - Dijo mirando el resplandeciente sol.
- Tengo calor. -Se quejo aun no se acostumbraba a las caminatas en la mañana.
-Sería lindo hacer un día de campo con toda la familia. -Le sugirió Siumiri a su novio.
- Estária bien, pero solo que seríamos pocos ya que mis hermanos están muy ocupados y los únicos disponibles son Laito y Subaru, aparte de mis cuñadas.
- Eso es cierto pero bueno ya será otro día que lo hagamos todos juntos.
- Si...
- Tengo sed.
- Quedensen aquí yo ire a comprarte una botella de agua. - Le dice señalando le la banca que tenía sombra entre los árboles.
-¿Estas seguro ? No sería mejor ir contigo.
- Para nada, no tardare.
- Esta bien. - Dijo aceptando, sentándose en la banquita, y alado la carriola, con el bebe, al ver apartarse Kanato, Siumiri disfruta la bonita vista.
Dos sujetos aparecieron caminando como si nada en el parque al ver sola a la chica una sonrisa burlona llena de malas intenciones, se acercaron. Siumiri que estaba tan metida en sus pensamientos obseevo unas sombras muy cerca lo que alzó la mirada.
- Que hermosa chica?
-Porque tan sola hermosura. -Tomando un mechón de cabello.
- Con temor no supo cómo reaccionar. -Por favor aparten sen. -Se los pidió.
- Ven con nosotros nos divertiremos. -Agarrandola de la muñeca, forcegeando, lo que Siumiri, se hacía atrás como pudo.
-¡No! -Pensando en su bebé intentando no asustarlo que no sabía que sucedía y kokona dormida sin poder protegerla ni enterada.
- Vamos muñeca te gustara. -Cargando la por atrás.
-¡Por favor no! ¡Mi bebe!
-No le pasará nada a tu hijo si desapareces un rato. -Susurrando le al oído.
- Ya les dijo que no. -Tronando los huesos de sus nudillos.
-¿Que? -Dijo volteando aquel hombre de melena, haciendo una mueca de molestia.
- No te metas en este asunto. -Le dice el sujeto de cuerpo robusto y calvo.-O acabarás muy mal.
- Yo debería decir lo mismo. -Una sonrisa burlona lo que provocó a lso sujetos que soltara a Siumiri y fuera atacar a la otra.
-¡Ten cuidado!
- No te preocupes esto se acabara en unos segundos.
- Ya veras estúpida. -Dando el primer golpe hacia ella, lo que esquivo con facilidad y le dio un rodillaso, haciendo que se saliera el aire de la boca.
- Ya veras mocosa como te irá. -Haciendo el mismo movimiento, esta aventó al otro como fuera tan ligero con la pierna haciendo que cayera sobre de el hasta el suelo.
Acercándose muy autoritaria, Tronando sus nudillos y cuello, hasta llegar de esos tipos.
- Pagaras... - Pero un golpe de lado que dejó una marca, dejó perplejo al otro, esta fuerza sobrehumana no era normal, lo miro aterrorizado el semblante oscura y de asco de la joven de cabellos castaños.
- Les daré una advertencia infelices, vuelven a molestar alguien más o los veo, los are añicos entendieron. -Tragando saliva ambos, se fueron como cobardes de ahí, Siumiri, comenzó a llorar a lo que espanto a Jorsh y sollozo haciendo que Kokoana despertara somnolienta.
- Está bien, no te hicieron nada malo.
- No. -Dijo asustada tomando a su bebé, lo que kokona se puso en modo muñeco. -Gracias. -Le agradeció.
-¡Siumiri! -Escuchando se la voz de Kanato a lo lejos, viniendo como loco.
- Todo estará bien. - La consuela abrazando la, esta se deja consolar.
- ¡¿Que le haces a mi mujer?! - Dijo Kanato echo una furia creyendo que era un chico por su vestimenta, pero al estar cerca, y volteandose, noto que se trataba de una mujer y no de cualquiera que se quedó atónito como roca.
- K-kanato-kun. -Lo llama Siumiri, lo que olvidó y volvió en sí.
- ¿Que sucedió? -Le pregunta, acercándose a su mujer y hijo.
-La agradecieron unos sujetos.
-¡Que!
- Pero gracias a esta chica, no dejó que pasara a mayores.
- Es mi culpa, no debí dejarlos solos. -La abraza para consolarlo. —G-gracias... Susumi. —Le agradezco con algo de trabajo, no era el tipo de dar gracias
- No fue nada, solo la próxima tengan más cuidado y no dejarla en lugares solos. -Se despide retirándose.
- ¡Espera! -La detiene. -Salvastes mi vida, te gustaría ir a comer a la casa. -Le dice invitándolo lo que Kanato no sabía que decir.
- No le molestara al niño psicópata que vaya. -Refiriéndose a Kanato.
- Te molesta Kanato, si la invitamos a la casa. - Le pregunta esperando su aprobación.
- Su mala experiencia con la chica en el pasado, pero gracias a ese carácter y fuerza salvo a su familia, lo que estaba endeudado ya que no tenía precio. -Para mi esta bien. -Dijo resignado.
-Dijo que si. -Ya un poco tranquila.
- Bueno encantada de ir, no tengo nada que hacer.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top