Capitulo IX. Soledad

Con una expresión de temor caminaba en su mismo lugar parada frente a la puerta, de la habitación que le pertenecía a su padre, Liori, hija de Azusa, era una niña muy alegre, con gran energía y atrevida, amaba los riesgos, también romántica, que era la viva imagen de su madre que trabajaba como maquilladora profesional de modelos internacionales la veía muy poco, al igual que su padre aun cuando estaba trabajaba encerrándose en su oficina diseñando nuevos guardarropas, descuidaban a su tres hijos en cierta manera y quienes se encargaban de su educación y estar pendientes eran sus hermanos y cuñadas, aunque los hacían sentir amados no era suficientes, un hijo siempre necesitaría a sus padres a su lado.

Respirando hondo, y exhalando, toco...

-Estoy ocupado.-Dijo enseguida.

-Papa.-Lo llamo.

-¿Liori? Paso algo.-Pregunto sorprendido al oírla.

-Mañana estarás en el festival Sanno Matsuri quería saber si...-temblaban sus manos de los nervios que sentia por dentro, lo que se imaginaba la respuesta.-Podríamos ir juntos esta vez...-Esperando su respuesta.-¿Papa...?

-Lo siento Liori pero se me junto mucho trabajo.-dijo en un tono triste.-Prometo que iremos el próximo año, ¿de acuerdo...?

-Si no te preocupes.-Se va retirándose, sintiéndose derrotada, no pudo cumplir su misión.

Sin fijarse en donde caminaba chocando contra el brazo de uno de los chicos desde pasillo, que la vio con semblante oscuro como si se tratara de un alma perdida.

-¿Qué le  pasaba a Liori?-Preguntó Jason a Yeremias, quien se volteo observo a su hermana menor alejarse tristemente sabiendo de qué se trataba.

En su habitación recostada boca abajo, con su cara oculta entre la almohada, las lágrimas de su ojos azules resbalaban por sus mejillas. Tocan a su puerta a lo que rápido se limpia las lágrimas, para que no la viesen de esa manera, haciendo como si no pasara nada.

-Adelante.-disimulando su calma.

-Ya llegue.—Dice con emoción.

-¡Bienvenido hermano! -Dice con emoción hiendo hacia él, abrazándolo con mucho entusiasmo.

-¿Ya comiste?-Le pregunta mientras acariciaba su cabeza en modo paternal.

-No tengo hambre.-Responde, a lo que su expresión del mayor cambia.

-Debes de comer, te enfermaras.

-No pasara nada que no coma un día.-Suspira, sí que su hermana no sabía ocultarle las cosas.

-Se inca a su altura de la menor.- ¿Paso algo?

-Negó con la cabeza.-Estoy bien.-sonrio intentando aguantar las lagrimas que podria sentir estallar en cualquier segundo.

-¿Segura?-Le pregunta intentando conseguir alguna respuesta.

Su sonrisa podía mantenerse por un rato pero si la miraba de esa manera que solo el podia saber leer su mente como si estuviera conectados y fueron uno mismo, la conocía más que nadie como se sentía, fue cambiando cada segundo que la observaba de esa manera,  los labios le temblaban, lo que no resistió y se abalanzo hacia a su hermano, comenzando a llorar en su hombro, a lo que la abraza.

-Llora, te hará bien-Consolándola.

Las lágrimas cesaron haciendo que se agotara y quedara dormida junto a Yeremias , a su lado recostado, cuidándola, quedándose completamente dormido. Pasando las horas...un movimiento lo hizo que abriera los ojos con pesadez, mirándolo a los lados de que se tratase, a lo que venían del más pequeño Atsura, quien se fue acompañarlos a tomar la siesta, siendo abrazado por su hermana. Era duro verlos tan indefensos y sin saber cómo hacerlos sentirse felices a sus hermanos menores pero intentar convencer a su padre era una tarea difícil pronto se acercaría la pasarela que tendrían en Paris y su madre seguia de viaje con su tia Rusmeri.

Sin esperar más se levanta de la cama en modo de no despertarlo, retirando despacio sin hacer ruido, saliendo del cuarto...Dirigiéndose a la oficina de su padre que estaba media abierta.

-¿Quién anda ahí?-Percatándose la presencia de alguien.

-Soy yo papa.-Dice Yeremias.-Puedo pasar.

-Claro.-Entrando a la habitación, viendo un montón de rollos de telas de colores y papeleos de los diseños y otro pegados en la pared, que costaba caminar, en modo de no pisar.-¿sucede algo?-Pregunta Azusa, sin voltear a verlo, que estaba muy concentrado al cortar perfectamente el modelo.

-Sé que sonara egoísta de mi parte...-Tembloroso esperando tener éxito.- En cierta manera me siento solo.-Dicho eso hizo que se detuviera en lo que hacía dejándolo a un lado lo que hacia.

-Yeremias todo lo que hacemos tu mama y yo es por ustedes.—Azusa no captaba el mensaje, pensaba que era por etapa que pasaba por la pubertad y se le pasaría en cualquier momento, lo que se le olvido lo que era sentirse de esa manera, al convertirse en demonio su vida fue cambiando dejando algun lado su mundo de vampiro y beber sangre, los años lo hicieron madurar incluyendo a causa de este nuevo poder que conllevaba mucha responsabilida llevaba ocultar su vida pasada como "Azusa mukami" y convertirse "Atsura Kanachi" el disdeñador mas famoso de Japon es como si su lado hubiera muerto para proteger a su familia, que no se daba cuenta que aislarse y meterse tanto en su papale Azusa como Orami olvidaron lo mas importa sus hijos creyendo que hacian lo mejor y que algun dia entenderia sus esfuerzos o porque lo hacian en ser tan distantes.

-Eso lo sé pero...-Siendo interrumpido.

-Tal vez no lo entiendan ahora, pero cuando crezcan lo entenderán...Pero porque te sientes solo tienes a tus primos y tus tíos.

-Lo se.-Responde, sabia que conversacion no llevaria a ningun lado.

-Es mejor que descanses, mañana tienes escuela.-dice con una dulce sonrisa. Saliendo de ahí sin ninguna victoria, siempre era lo mismo con sus padres, suspiro resignado.

-De nuevo no tuviste éxito.-La voz de Khorny lo saco de sus pensamientos.-El primogenitor de Kou vivia una peor situacion que Yeremias a lo que decia que era hijo adoptivo de su tio Ruki quien lo a criado desde pequeño dandole la mejor educacion que puede estar al tanto de cinco hijos de Kou y rusmeria aunque no era una tarea facil.

-Debes creer que soy patético.-se comienza a reír de sí mismo rascándose la cabeza.

-En lo absoluto pienso que es muy valiente de tu parte intentar que tu papa te haga caso por lo menos unos segundos.

-Pero no logre nada, al contrario salí con las manos vacías.

-Te entiendo muy bien cómo te sientes, no es fácil ver a tus hermanos sufriendo, en busca de un poco atención de tu padres.

-Discúlpame, sabiendo que estas en  la misma situación de ustedes.

-Ya estoy acostumbrado no ver a mi padre, por lo menos mi madre intenta vernos cinco veces por mes a diferencia de él, lo veo solo dos veces por año.

-Pero no están solos nos tienes a nosotros.-dice.

-Sé que no lo estoy, me siento bendecido en tenerlos a nuestro lado, igual tú debes decirle lo mismo a esa pequeña remolino.-Dándole ánimos asiente alegremente.

Yuki, caminando hacia la habitación de Kamura, que se sentía más fresco, ya que su cuarto aun cuando mantenía las ventana abierta parecía un horno que no sabía el porqué, y con el suéter puesto se acaloraba peor, sus mejillas rojas...ya estaba harta, se lo quito creyendo que estas horas casi nadie salía, pero sus cálculos fallaron caminando muy tranquila sin percatarse choco haciendo que se cayera al suelo.

-¡Pero eres idiota!-dijo furiosa.

-Tu mocosa porque no vez donde caminas.-dice el castaño regañándola cuando vio algo extraño en sus brazos.

Incorporándose, levantándose por sí misma, la toman de la muñeca.

-¿Pero qué haces?-Le pregunta alarmada.

-¿Qué te paso?-fijándose muy de cerca los grandes moretones que no se trataban de cualquier cosa.

-Me caí.-Le arrebata su brazos para intentar salir corriendo pero fue detenido.

-Me crees imbécil.-Lo miraba con una expresión fría y seria.-Se diferenciar  eso, y no se tratan de cualquier moretón, me dices por las buenas quien fue o si no es por las malas, le diré a mis tíos sobre esto.-En un tono amenazador que Yuki se sentía rodeado, se maldijo, con quien fue a toparse, sabía que Kay, como "El demonio de la muerte" en su instituto por mandar a su compañeros casi al hospital con graves heridas, de milagro no era arrestado porque los que eran agredidos confesaban lo que le hacían sus agresores, pero estos niños tenían armas y no quería que le pasara su primo, no se perdonaría nunca, ya era demasiado tarde.

-no es nada , no hay nada que preocuparsxe....- dijo sonriéndole disimuladamente a lo que no le creyó para nada.

-No estoy para juegos y dime quienes son.

-N...no puedo...-Tenía miedo, eso no lo negaba, pensaba también en Negar y Kamura.

-¿Por qué? Te están amenazando.-Lo toma de los hombros.

-Asiente entre cerrando los ojos, ya no podía con esto.- No quiero que les hagan daño.-intentando las ganas de llorar.

-Eso no sucederá tranquila.-Lo abraza, intentando confortarla, sabía que Yuki, le costaba demostrar sus emociones y hablar, era como casi como el, se guardaba las cosas para incomodar con sus problemas, resolviéndolos por sí mismo.

-No quiero que lastimen a Negar y Kamura.

-¿Qué dices?-Enterándose que no era la única que sufría esta situación tan grave, pero quien se metía con su familia se la veía con ellos y no tendría piedad.

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