Tortillas

Sugar, quién en ese entonces estaba algo rellenita y usando un precioso vestido de holanes, se encontraba de camino a comprar tortillas para acompañar la comida que había hecho hace pocos minutos para cuando llegara su marido del trabajo.
Tenía una preciosa sonrisa en rostro aunque claro con un poco de merengue entre sus labios por un arranque de hambre durante el trayecto.

— ¡Fiu Fiu Mamasita! ¿A que hora sales por las tortillas? ~

— ¿¡Ah?!

Sugar desvío su mirada a dónde provenía esa voz para encontrarse con su marido quién seguía vestido de traje y con un ramo de rosas entre manos.

— ¿Arkel querido ahora que chingados estás haciendo? ¿No se supone estabas trabajando?

— hmhm lo sé lo sé pero quería venir a verte linda, ¿Oh es que no puedo venir a ver a mi mujer?

Sugar rió un poco y se acercó a su marido, ambos saludándose de beso y ella recibiendo el ramo de rosas con total alegría.

— Claro que si puedes tontito pero debes ir a trabajar.

— Meh, cuando eres el jefe de toda la empresa puedes hacer lo que quieras y sin regaños.
Además, tenemos que ir a tus chequeos con el doctor en media hora, ¿Recuerdas? —

— Ah, cierto lo había olvidado
Bueno entonces si no vas a trabajar vamos de una vez —

La pareja se tomó de la mano y caminó tranquilamente por el andador, la clínica no quedaba muy lejos afortunadamente.

— ¿¡AH?! ¡ARKEL! —

— hahahaha, lo siento bebé no pude evitarlo —

Una nalgada era sencilla, pero esa tarde el cornudo tuvo otro castigo por parte de su mujer.

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