"Acabemos con esto de una vez"
- ¿Eso importa, ahora? ¿Estás bien? – Le tendió la mano para ayudarla a levantarse y ella ni siquiera lo miró, se levantó y se alisó la falda, por un segundo pensó que ni siquiera lo miraría, pero se equivocó. Krista le lanzó auténticos dardos. El tenerla de nuevo tan cerca no le sirvió para nada, si acaso para descolocarlo en cuanto vio sus hermosos ojos oscuros, su boca rosa y ese cabello, siempre le fascinó su tono canela ¿Por qué rayos entre todas las mujeres, ella tenía que ser la que lo convirtiera en un idiota?
- Estoy perfectamente. Y repito... ¿Qué haces aquí? – Natalia que estaba detrás de él escogió ese momento para hablar.
- Vino a solicitar nuestros servicios. – Dijo con voz mordaz. Por un momento esas palabras paralizaron a Krista y algo se movió dentro de ella, sentimiento que la llenó de algo parecido al pánico. Verlo había sido todo un shock, y comprobar que no solo seguía siendo terriblemente apuesto sino que los años lo habían puesto mejor no contribuía a que tuviera el control de la situación.
- ¿Vas a casarte? – Se oyó preguntar con voz distante e indiferente.
- En realidad yo sí que voy hacerlo. – Dijo una tercera voz y se acercó a ellos un hombre alto y delgado de gafas. – Me llamo Julio, la vimos en televisión y bueno, aquí estamos.
- Que los atienda cualquiera del equipo de Paolo por favor Nat. Son excelentes se lo aseguro. – Le dijo a Julio.
- Te queremos a ti. – Intervino Luke con esa voz profunda que casi le puso los pelos de gallina. ¡Maldición!
- Y yo quiero viajar a la luna. – Nuevamente Nat imprimió acidez a su comentario.
- No es posible. Lo siento, estamos realmente desbordadas de tanto trabajo, estamos contratando más personal que tengo que supervisar y una larga lista de propuestas a realizar, es imposible. Lo siento. – Todo ello se lo dijo a Julio y no le dedicó esta vez ni una mirada a Luke.
- ¿Podrían salir un momento los dos, por favor? – Luke les dijo a Nat y a Julio, Natalia lo miró como si quisiera matarlo y Julio enseguida salió tratando de llevarse a Nat con él. Krista lo miraba como si se hubiera vuelto loco.
- ¡No voy a ninguna parte! – Explotó Natalia.
- Hazlo por favor. – Fue la petición de Krista que asombró a Nat y más a Luke que no esperaba que ella aceptara tan dócilmente. – Voy a acabar con esto de una vez por todas.
- Pareciera que hablas de mi muerte. – Le dijo Luke. Natalia salió y la puerta se cerró.
- Bien, tienes cinco minutos para decir lo que tengas que decir. – Le dijo a Luke quien bajó la vista hacia los pies de ella...
- Siempre me gustaron tus pies ¿sabes?
Tenía mucho que Krista no sabía lo que era sonrojarse y odió que él fuera el que lograra que ella se pusiera como un tomate. Enseguida fue hacia su asiento, se puso los zapatos y se sentó.
- Te quedan cuatro minutos.
- ¿Desde cuándo te volviste tan dura? – Por respuesta ella únicamente levantó una ceja y él prefirió no seguir por ese camino. – Ha pasado mucho tiempo. – Al ver que no decía nada, continuó. - Nunca me dejaste explicarte... - Eso la hizo levantarse de golpe.
- ¿Qué sentido tiene revolver el pasado? Nunca te pedí ninguna explicación, lo que vi era más que suficiente para saber que era lo que había pasado. Prefiero que todo quede como estaba, tú y yo lejos el uno del otro. Así soy feliz y es mi intención seguir siéndolo.
Nunca me permitiste decir que es lo que había ocurrido.
- Bueno, ver a Gema colgada de ti en ropa interior no daba margen a muchas explicaciones ¿O sí? si eso es todo, la salida ya la conoces.
- Somos un par de adultos ¿No es así? Creo que aún me quedan dos minutos y tengo todo el derecho del mundo a decirte que fue lo que pasó ¿O acaso te duele todavía que no puedes escucharlo? – Vio resurgir su ira, pero lo prefirió a su indiferencia, ella se sentó de nuevo y con un gesto le indicó que hablara.
- La noche en que tan amablemente me dijiste que te ibas, me fui a beber.
- Solución inteligente por lo visto. – Respondió mordaz. Él la ignoró.
- Fui caminando a tu casa al salir del bar donde trabajaba Johnny, en el camino me subí a la camioneta de Aldo. Él iba manejando pero en cuanto llegamos a tu casa, salió corriendo detrás de una chica. Así que bajé y empecé a gritarte, el escándalo seguro despertó a Gema y eligió el peor momento para salir, yo no tenía ni una maldita idea de que Aldo la llevaba en su camioneta. – Todo lo dijo calmadamente, pero eso no oscureció el hecho de que sus palabras estaban teñidas con la verdad.
En el instante en que él estaba explicándoselo sintió algo apretándole el pecho, la camioneta no era de él, eso lo sabía, pero era un pequeño gran detalle que había pasado por alto. Sabía que Aldo era el Don Juan del pueblo, la versión masculina de Gema y esos dos siempre se habían entendido, eran "amiguitos con derecho" desde el colegio. Pero todo eso ya no importaba, ya no. Incluso si decía la verdad ¿Qué caso tenía? Él había ido para por fin aclarar las cosas, Luke siempre había sido un hombre decidido que no dejaba cabos sueltos y eso eran ella y el horrendo incidente de esa noche, cabos sueltos. Bueno, ahora ya no lo eran, fin de la historia.
- Aldo y Gema están casados. – Añadió Luke.
- ¿Qué?
- Desde hace dos años. Descubrieron que no pueden estar lejos el uno del otro, tienen un niño.
- No he vuelto al pueblo con regularidad. No sabía.
- Lo sé. Y es mi culpa ¿no?
- No. He estado demasiado ocupada.
- Sigues sin creerme ¿verdad? No busco nada más que el hecho de que aceptes de que me juzgaste mal esa vez. Medio pueblo me odió y la otra mitad me alabó, siempre que regreso el maldito asunto sale a colación.
Así que ella estaba en lo cierto, solo quería dejar en claro su inocencia. Nada más. Bueno, ¿Qué carajo esperaba ella? ¡Nada!
- ¿Me culpas por haber mal interpretado las cosas? ¡Saltó encima de ti medio desnuda!
- Sí, pero debiste haberme escuchado. No me permitiste acercarme, desapareciste y sin dejar rastro. Me sentí la peor escoria de la tierra.
- ¿Y cómo crees que me sentí yo? Mira, que el pasado se quede atrás. Hace mucho que te perdoné y si lo que dices es cierto, lamento no haber tenido más fe en ti, pero acepta que no era fácil.
- ¿El tener fe en mí?
- Luke, las chicas del pueblo andaban detrás de tuyo, sabía que en la ciudad pasaba lo mismo, sí, me lo decían. Sentía que era cuestión de tiempo que te cansaras de mí, te aburrieras de Krista la pueblerina y te divirtieras con otras.
- Y por eso fue tan fácil creer lo que viste.
- Sí. – Aceptó con voz triste.
- Puedo llamar a Aldo y a Gema, ellos pueden decirte lo que pasó ese día. – Insistió él.
- No. No es necesario.
- Entonces.... – Inició él con cautela...- ¿Me crees?
- Después de cinco años, no veo por qué alguien insistiría en su inocencia en un asunto como este, en general creo que sí dices la verdad.
- ¿Amigos? – Él extendió la mano y ella se sintió más triste todavía, no sabía que habría sido de los dos si hubieran seguido juntos, pero si sabía que el único hombre que había amado lo tenía ahora enfrente de ella y que habían perdido cinco años.
Pero eso ya no importaba, había sacado algo bueno de todo lo malo, tenía Miss. Love, ella era Krista Love y eran un éxito. Así que, todo seguía estando bien ¿no? Extendió su mano y él la tomó, la apretó y a su pesar volvió a sentir que algo le apretaba el pecho. Se soltó. – No podemos volver atrás. – Dijo él entonces. – Pero, siempre fuimos buenos amigos, ¿Intentamos serlo de nuevo?
Campanas de alarma resonaron en la cabeza de Krista, ellos habían sido amigos sí, pero al mismo tiempo habían sido amantes.
Una semana después...
- Deja de inventar excusas, a estas alturas se dará cuenta de que lo evades y deducirá que es porque todavía te afecta, cosa que no es cierta... - Natalia se detuvo al no obtener respuesta de Krista. - ¿Verdad que no? – Silencio... - ¡Oh por Dios! No me digas que...
- No he dicho nada.
- Tu silencio lo dice todo.
- Él era inocente Nat.
- ¿Y eso que?
- Como que y eso qué... eso lo cambia todo ¡Todo!
- Han pasado cinco años Kris, no se trata de borrar lo que ocurrió y retomarlo.
- Lo sé, no soy tonta. Pero desde que lo volví a ver y desde que sé que todo fue un equívoco no me lo puedo sacar de la cabeza.
- Sal con él entonces y así te acuerdas de por qué lo dejaste en primer lugar.
- Yo no lo dejé.
- ¡Claro que sí! Me dijiste que él no te amaba como tú a él y que era mejor para ti el irte del pueblo para olvidarle y no dejar que siguiera triturando tu corazón.
- Es cierto. – Krista suspiró y recordó cuanto le dolía ser el pasatiempo de fin de semana de Luke, aunque él le había propuesto matrimonio, borracho a más no poder ¿Eso significaba que en realidad sentía algo más? Tenía que dejar el asunto por la paz, saldrían y recordaría que era encantador, carismático, de excelente humor aparte de guapísimo y por supuesto recordaría lo que le quitaría las estupideces de la cabeza: Luke era un grandísimo Don Juan y seguramente a pesar del tiempo transcurrido seguía siéndolo. Habían sido novios, pero todo el tiempo la sacó de quicio su actitud coqueta y abierta con las demás chicas ¡Oh si, como odiaba eso! Bien, empezaba a recordar. Perfecto.
********
Ella ya había llegado, Luke lo sentía en el aire ¡Dios, siempre había sido así! Se puso rígido con tal de no voltear a ver, pero fue imposible sobre todo cuando los que ocupaban la mesa adyacente miraron con interés hacia la entrada del restaurante, claro que era ella. Su cabeza giró por sí sola y la vio, iba con un precioso vestido color lila, sencillo y elegante al mismo tiempo, su precioso cabello suelto, casi nada de maquillaje, era la viva imagen de la frescura y la femineidad, tan bella... ella llegó a su lado, apenas le dedicó una sonrisa, los de la mesa de al lado no dejaban de verla, quiso golpearles, en serio ¿Qué rayos...? Allí iba él de nuevo con su obsesión por Kris.
- Hola.
- Hola. – Repitió él casi tontamente. Cielos, olía divino.
- ¿Cómo te ha ido? El tráfico por poco me hace llegar más tarde ¿Te pasó lo mismo? Por poco me paso un alto. – Río quedamente, su risa, no sabía cuánto había extrañado esos pequeños detalles de ella, la manera en que se recogía el pelo detrás de la oreja, como hacía gestos y ademanes explicando sus palabras, el brillo de sus ojos... Delante de ella casi se ponía a escribir una poesía, cosa más cursi y ridícula, pero con ella, todo eso siempre con ella, casi le hacía querer borrarla al completo de su memoria, casi. La tenía tan grabada dentro de él que le afectaba como si fuera un adolescente. – Luke... ¡Luke! – la voz de Krista lo sacó de sus pensamientos.
- Perdona, ¿Qué decías?
- ¿En qué planeta estabas?
¡Dios! Ese ligero morro de impaciencia que ella solía poner, antes él se lo borraba con un beso, tosió para ver si eso ayudaba en algo a controlarse.
- Lo siento, pensaba en que...- En ti, como un soberano idiota.
- ¿Qué?
- En si aún te gusta la pasta.
- Claro. – Esta vez la sonrisa de Krista hacia él fue totalmente luminosa y él sintió que se perdía de nuevo, carraspeó ¿Qué era? ¿Un chiquillo de dieciséis?
- La comida sigue poniéndote de buen humor ¿eh?
- Eso nunca lo dudes.
Así que verlo era buena idea ¿no? Menuda tonta que era. Desde que entró al restaurante siguió como un rastro invisible y llegó hasta él sin indicación alguna ¿cómo se le llamaba a eso? No sabía. Apenas pudo sonreír pues estaba rígida del esfuerzo para no acercarse y plantarle el acostumbrado beso de antaño. Se puso nerviosa como una colegiala y empezó a parlotear sin sentido mientras él la miraba con esa mirada intensa que siempre le ponía todos los pelos de punta. En cuanto él mencionó comida, se relajó un poco.
Al poco rato charlaban como lo que deberían ser, lo único que deberían ser, viejos amigos. Aunque esa ligera tensión se sentía, no era tan intensa como al principio.
Me han ofrecido un segmento en el noticiero de la mañana. –Le comentaba ella.
- ¿Sobre cómo proponer matrimonio a la persona amada?
- No, en realidad daré algunos tips de cómo dar sorpresas románticas, pero nada sobre propuestas matrimoniales, no tiene sentido que sepan hacerlo por sí mismos, me quedaré sin clientes. No quería hacerlo, pero Natalia me dijo que sería excelente como publicidad y Carlos también insistió.
- ¿Carlos?
- Sí, el conductor del programa, ha sido muy amable.
- Claro... - Casi lo dijo gruñendo.
- ¿Decías?
- ¿Te refieres a ese conductor que le apodan Casanova?
- El mismo. – Ella sonrió traviesa, se apoyó en la mesa y tomó su copa de vino. - ¿Estás preocupado por mí? – Dio un sorbo.
- Estoy preocupado por él. – Ella río de nuevo.
- Nunca he sido una Casanova, en todo caso si he tratado con los de su clase, así que él y yo estamos a salvo.
- Intentará conquistarte, lo sabes.
- ¿Y que tal y soy yo la que lo intenta?
- ¡¿Desde cuando eres así?! – Alzó la voz ligeramente y eso provocó risas descontroladas por parte de Krista, quiso estrangularla.
- Han pasado cinco años Luke, ya no creo que la luna es de queso.
- ¿Eso qué significa?
- Que soy una mujer muy diferente a la que conociste. ¿Qué hay de ti? ¿Sigues siendo el eterno enamorado del género femenino?
- Hace cinco años solo estaba enamorado de ti. – Vio con satisfacción como le borraba la expresión divertida y burlona de hacía un instante.
- ¿Sí? Es extraño que me entere cinco años después.
- ¿Nunca te diste cuenta acaso?
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