༺ Dɪ ϙᴜᴇ Nᴏ ༻
—Ah estoy cansado. Esto ha sido mucho, pero valdrá la pena. Al fin está todo listo. —Taehyung se recostó en la silla, visiblemente cansado, pero satisfecho.
—¡Casi no lo logras! ¿Era necesario cambiar las flores y las cortinas siete veces? ¿O el pastel? Te odiaron, creo que eres su peor cliente —reprochaba Jimin mientras comía unas papitas.
—Tiene que ser perfecto. Aún siento que falta algo —suspiró—, pero ya no hay tiempo.
—Eres un quisquilloso. No sé cómo te soportan —ríe a carcajadas.
—Así es el amor, Jimin —le robó una papita—. Nos vemos después — salió del living. Necesita dormir un rato.
Taehyung da vueltas en su cama sin poder descansar. Está nervioso, mañana es un día importante y teme que no sea como espera. Se levantó, será mejor que intente ver algo de televisión. Cuando abrió la puerta de su habitación se sorprendió al ver a Hoseok ahí, estaba intentando tocarla.
—Hola, Tae —se rascó la cabeza por haber sido pillado— venía a preguntar sí... ¿Quieres salir conmigo un rato?
—¡Claro, hyung! No tengo más que hacer. Además necesito un relajo. Voy por mi chaqueta y salgo contigo.
—Te espero abajo.
Hoseok estaba nervioso. Era hoy o nunca. Lo vio bajar y correr hacia él con tal entusiasmo que sus manos sudaron.
—Estoy listo, hyung ¿Dónde me llevas? No piensas raptarme o algo así, ¿verdad? —sonrió coqueto.
Hoseok sabía que Taehyung solo bromeaba, no obstante, si pudiera, eso haría.
—No, solo quiero pasar un rato contigo y llevarte a un lugar especial para mí.
—¡Oh! Entonces vamos —dijo alegre, mostrando su hermosa sonrisa.
—Ayúdame a hacerlo menos difícil, no puedo si me sonríes así —quiso decir Hobi, mas guardó silencio.
El resto del camino se la pasaron riendo y bromeando como siempre lo hacen cuando están juntos.
Taehyung ama la conexión que tiene con su hyung, es como si supiera todo de él con solo mirarlo. Desde que tiene memoria, él ha sido su refugio en los tiempos difíciles. El único al que recurre cuando no puede conciliar el sueño. Aunque de un tiempo a esta parte se han tenido que distanciar, agradece estar compartiendo este momento con él.
Hoseok por su parte está intranquilo. Trata de concentrarse en el camino, en seguirle las bromas, pero su mente no lo deja. Sigue preguntándose si está haciendo lo correcto o no.
—Llegamos —dijo de pronto. Se bajaron del auto y miró a su alrededor, invitando a Taehyung a hacer lo mismo—. Adoro este lugar. Vengo aquí cuando necesito pensar. Es un lugar que me reconforta.
Taehyung estaba asombrado. Hoseok lo había llevado al parque de los cerezos en flor.
—¡Es hermoso! ¿Cómo es que no conocía esta parte? Siempre pasamos por fuera y no la había visto.
—Es el sector norte del parque. No es por donde siempre pasamos.
—Jungkook estaría feliz aquí. Las lámparas y el estero le dan un toque tan romántico. Aquí lo traeré cuando necesitemos reconciliarnos... ¡Gracias, hyung! —lo abrazó y justo en ese instante el corazón de Hoseok se rompió.
No pensó que el lugar pudiera servirle a Taehyung para estar junto a Jungkook. Era su lugar y muchas veces, estando ahí, se imaginaba caminando de la mano con el menor, riendo y besándose de vez en cuando. Sin embargo, ahora era precisamente Taehyung quien rompía esa ilusión. Sus ojos se aguaron, quería llorar e irse lejos de ahí.
—¡Ven, hyung! —No tuvo tiempo de huir, porque Taehyung lo cogió de la mano y lo llevó corriendo por el camino.
—Tae… Detente —pero Taehyung no paraba y más fuerte sostenía el agarre de Hobi, quien no sabía si el aire le faltaba por la carrera o por sentir sus manos juntas.
—¡A-quí! —antes de terminar de hablar, Taehyung tropezó y cayó, rodando por el suelo, zafando su agarre. Hoseok no pudo sostenerlo. Preocupado, se inclinó a ver cómo estaba, mientras le quitaba el par de hojas que se habían enredado en su pelo. ¡Se veía tan adorable!
—¿Estás bien? —Taehyung no respondió, en su lugar se echó a reír como un loco, contagiando a Hoseok.
—Debiste afirmarme, hyung malo. ¡No te rías!
—Es que te hubieras visto rodar. No iba a detener eso —reía Hobi.
—¿Así? Ya verás, ¡me las pagarás! —Tae se incorporó y se abalanzó sobre el mayor, haciéndolo caer—. Hyung malo, ahora morirás en una guerra de cosquillas —dice mientras ataca el estómago de Hoseok, quien no para de reír.
—Me rindo —más risas se oyen—, me duele el estómago —sonríe. Estaba tan inmerso en detener las cosquillas que no se percató que Taehyung estaba encima de él hasta que las risas cesaron y sus ojos se encontraron.
El tiempo se detuvo por segundos y dos corazones dejaron de latir. Uno por la cercanía de quién amaba y el otro, por verse descubierto.
Un sonido familiar los sacó de ese momento y ambos lo agradecieron en silencio.
—¿Quieres una manzana? —Taehyung lo miró, de pronto el recuerdo de Londres vino a su mente.
—¿Una manzana?
—Sí, una manzana confitada —dijo al incorporarse— es lo que están vendiendo —señaló al carro de donde provenía el sonido que los alertó.
—Ah, esa manzana —sonríe entusiasmado—. Sí, por qué no.
Compraron las manzanas y se sentaron a orillas del estero. Las comieron en silencio.
La noche estaba llegando y con ello el momento de marcharse. La oportunidad de Hoseok se acababa y él no hablaba. Fue Taehyung quien lo hizo.
—Gracias, hyung, necesitaba esto antes de mañana —se recostó en las piernas de Hoseok y mirándolo desde esa posición le tomó una mano, la llevó a su corazón y cerró sus ojos —¿lo sientes? Está tranquilo, gracias a ti. No sé cómo lo logras, pero lo haces. Ni Jungkook puede —suspiró.
Hoseok acariciaba el pelo de Tae con su mano libre, pero al escuchar otra vez el nombre de Jungkook un nudo se le instaló en la garganta. La realidad le golpeaba una vez más en la cara y no aguantó.
—No lo hagas... —dijo sin más.
—¿Hacer qué cosa? —Taehyung abrió sus ojos y vio a Hoseok con la cabeza agachada con una expresión de pesar.
—No te cases —las primeras lágrimas cayeron.
—Hobi, ¿por qué dices eso? —Se sentó, quedando su rostro cerca del mayor.
Hoseok lo miró a los ojos y respondió:
—Porque yo... Te amo —sin pensarlo mucho, tomó el rostro de Taehyung entre sus manos y lo besó en los labios.
Durante años había sido un cobarde por no decirle la verdad respecto a sus sentimientos, calló incluso cuando creyó que el menor sentía lo mismo por él. Ahora intenta ser valiente y demostrarle en ese beso todo el amor que por él siente, aunque fuera tarde. Lo besó con ternura y con desesperación, porque será la única vez que tendrá esa oportunidad.
Taehyung fue tomado por sorpresa, aún así correspondió el beso. Él ama a Jungkook y nunca se atrevería a engañarlo a conciencia, menos el día antes de su boda, sin embargo, no pudo negarse, algo en él se lo impidió.
Cuando el beso acabó, juntaron sus frentes. Hoseok seguía sosteniendo el rostro de Taehyung entre sus manos.
—Solo sé feliz —le dió un beso en su cabeza y lo soltó—. Será mejor que te vayas. Debes descansar para mañana —le entregó sus llaves.
—¿Qué hay de ti? —no quería dejarlo solo.
—Yo estaré bien, iré más tarde a casa —dijo aún con lágrimas en sus ojos—. Tae —lo llamó bajito, aún así él contrario lo escuchó—, hagamos como que esto nunca pasó… Por favor.
Taehyung también lloraba y no entendía por qué. Cogió las llaves y se marchó con la sensación de que perdía algo importante, quizás lo más importante.
༺.༻
Al día siguiente en la iglesia todo era un caos. Se sentía en el aire el nerviosismo de los presentes por el gran acontecimiento. Aunque ninguno lo estaba más que Taehyung, quien no dejaba de mirar la entrada.
—¿Dormiste bien? Porque te ves fatal. En vez de tu boda, parece tu funeral.
—Estoy bien, Mochi, solo estoy nervioso.
—Deja de mirar con impaciencia la entrada. Jungkook ya aparecerá.
Pero no era a Jungkook a quien esperaba.
—Por cierto, ¿dónde está Hoseok? Lo llamo y no me responde —Taehyung dirigió su mirada a Yoongi, él se preguntaba lo mismo.
—Ya vendrá, Yoongi, debe estar arreglándose. Sabes lo pretencioso que es.
—Te equivocas, Namjoon. Yo lo vi salir muy temprano hoy.
—¿En serio, Jin?
Taehyung se acercó al grupo. Estaba visiblemente angustiado por la ausencia de su Hyung.
—Tranquilo Tae, ya aparecerá. Sabes lo mucho que los adora. No se perdería este momento por nada del mundo —intenta calmarlo Seokjin.
Saber que Hoseok no vendrá, le afirma que lo que le dijo ayer era cierto, pero ¿por qué el corazón le dolía? ¿Cómo podía hacer que ese beso nunca pasó?
—¡Ahí viene Jungkook! —gritó de pronto Jimin— todos a sus puestos... Y Tae —se dirigió a su amigo— disfruta tu día. Seguramente Hobi ya vendrá y les pedirá mil disculpas por llegar atrasado.
Taehyung asintió. Se giró para ver entrar a su amado. Jungkook se acerca feliz al altar, llevando un ramo de flor tigre, sus preferidas.
No podía negar que se veía hermoso, en ese traje blanco con encajes que hacían relucir aún más el brillo de su mirada. Sin embargo, no era lo que esperaba.
El sacerdote comenzó la ceremonia que los uniría en matrimonio frente a Dios. Los asistentes escuchaban atentamente la prédica del sacerdote sobre el amor verdadero, la fidelidad y la verdad. Taehyung de vez en cuando mira de reojo hacia la entrada, cuya puerta permanece cerrada y luego mira a Jungkook, quien le responde con su característica sonrisa de conejo. Se siente fatal.
—Así que no vendrás. Quiero que aparezcas para estar seguro que es lo correcto. ¿Por qué no vienes? Esto duele... —Taehyung llevó una mano a su pecho y la angustia subió hasta sus ojos.
—No te cases.... Porque ¡te amo! —agachó la cabeza. No podía negarlo más.
—También yo te amo —y las lágrimas salieron.
—Amor, ¿estás bien? —Jungkook vio la aflicción de su novio. Se acercó con cautela— ¿Por qué lloras, tan emocionado estás? —Jungkook acarició su hombro y sonrió. Taehyung seguía en silencio, llorando.
—L-lo sien-to —levantó al fin sus ojos—. No puedo hacerlo —limpió sus lágrimas.
—Amor, ¿Qué dices? ¡Es nuestra boda! Trabajaste duro para hacerla perfecta. No digas eso —Jungkook intentó abrazarlo, pero Taehyung lo alejó.
—No, no lo es.
—Bebé, está todo bien. Quizás las flores no combinen con el color de la iglesia, qué más da.
—No lo entiendes, Jungkook. No lo es, porque ya no te amo —retrocedió—. Así que no puedo casarme contigo... Lo siento —agachó la cabeza, no quería haber llegado hasta este punto para reconocer que ya no sentía lo mismo por él.
Jungkook no daba crédito a lo que escuchaba. Jin y Nam se acercaron a la pareja por el alboroto que estaban armando. El cura había dejado de hablar.
—Tae, ¿cómo que no me amas? —dijo con voz temblorosa.
Taehyung mantenía la mirada en el suelo.
—No sé cuándo dejé de hacerlo, pero seguí a tu lado, porque pensé que así se sentía el amor con los años. Rutinario, distante y cálido a veces, por eso nunca me lo cuestioné… —lo miró a los ojos— Hasta ayer.
—¿Qué pasó ayer? —preguntó impaciente. Seokjin lo sostuvo de los hombros, tenía el presentimiento que en cualquier momento caería.
—Comprendí que amo a alguien más —volvió a llorar.
Jungkook también se quebró.
—¡Qué mierdas dices, Taehyung! —Yoongi se acercó dispuesto a atacarlo—. Tú amas a Jungkook y él te ama a ti. ¡No seas estúpido!
—Tranquilízate, hyung —Jimin lo detuvo antes que agrediera a Taehyung por la rabia que brotaba de él—. Esto es entre Tae y Jungkook.
Taehyung lo ignoró.
—Dime Kookie, ¿aún soy tu lugar seguro? —miró al menor con compasión, necesitaba que entendiera que el tiempo los había cambiado y con ello sus sentimientos—. ¿Aún soy quien logra hacerte sonreír cuando nadie más puede?
Jungkook, miró un momento a Taehyung, luego a Yoongi y regresó la mirada a Taehyung, pero ninguna palabra pronunció.
—Sé lo entiendes, Jungkook —se acercó a tomar sus manos, el menor seguía llorando en silencio—, ninguno se dio cuenta.
Yoongi odiaba ver a Jungkook llorar de esa manera. Quería consolarlo, estar en el lugar de Taehyung, sosteniendo sus manos y abrazándolo; quería ser quien lo amara. Pero él no era tan valiente.
Taehyung soltó a Jungkook, le hizo una seña a Jin para que volviera a protegerlo en su abrazo como el buen hermano mayor que es.
—Lo siento de verdad, espero puedas perdonarme. —Se giró para marcharse y cuando se encontró con Yoongi agregó: —Cuídalo, hazlo mejor que yo.
༺.༻
Hoseok sabía que venía tarde, pero ¿cómo decirle a sus pies que caminen al lugar donde el amor de su vida se casaría con otro? Al llegar a la iglesia comprendió que no podía ser testigo de ese momento, así que huyó de ahí.
Sus pies lo llevaron al parque de los cerezos, pero esta vez era diferente.
El viento le trajo el aroma de Taehyung de la noche anterior y el roce de las flores al caer, la suavidad de sus labios. Era tan doloroso saber que de esa iglesia saldría siendo el esposo de alguien más.
—Tae, Tae, Tae —lloraba su nombre, porque lo había perdido y el recuerdo de ese beso, lo quemaba por dentro. Se sentó en un banco cerca del estero.
—Di que no, por favor, di que no y regresa aquí —se abrazaba llorando, las lágrimas caían sin control y la opresión del pecho no lo dejaba respirar—. Di que no —repetía sin cesar.
—¿Cómo decir que sí cuando sé que me amas?
Su desdicha lo había llevado a otro nivel. Escuchaba la voz de Taehyung ahí, lo que era imposible.
—¿No vas a responder?
Hoseok abrió los ojos. ¡No podía ser cierto! Se levantó del banco, estaba a un paso suyo.
—Pero tú... No puedes estar aquí —se talló los ojos, seguía creyendo que estaba soñando.
Taehyung sonrió. Se acercó a él para limpiar sus lágrimas.
—Dije que no.
Hoseok seguía sin comprender.
—Nunca fueron las flores, las cortinas del salón o el pastel las causas de mi disconformidad... Eras tú. Tú me faltabas para hacer ese momento perfecto. Tú, que me comprendes mejor que cualquiera, tú que calmas mis angustias y le das esperanza y alegría a mi vida... Eras tú —acarició su rostro con ternura.
—Pero y ¿Jungkook? —tomó esa mano que le acariciaba el rostro y así cerciorarse que era real y no producto de su imaginación.
—Jungkook era ese amor que era más un juego de niños que amor —dijo mirándolo a los ojos—. Empezamos de tan pequeños a estar juntos, que no nos dimos cuenta cuando dejamos de amarnos, si es que alguna vez lo hicimos y confundimos el sentirse bien con alguien con amor. Pensé que así era hasta que me besaste, ahí comprendí todas las emociones que siento por ti cada vez que te tengo cerca —envuelve sus manos con las suyas—. Comprendí que yo también te amo y así no podía decir que sí.
El corazón de Hoseok latió sin control. Taehyung estaba ahí diciéndole lo que tantas veces soñó y esperó.
—¿Vas a seguir sin responder?
Hoseok lo miró a los ojos, con una mirada llena de amor. Abrazándolo del cuello, se apegó a su cuerpo y besó sus labios con calma y pasión. Exploró sin vergüenza cada parte de esa deliciosa boca que ahora era suya y sonrió.
—Te amo Kim. Me alegro que hayas dicho que no.
FIN.
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