Capítulo 25 (final)

Estoy regalando pañuelos y papel para los que quieran QuQ es que yo chille mientras escribía así que por si alguno quiere QuQ🧻

Ahhh wey con la sola imagen quiero volver a chillar QuQ

Capítulo muy largo de una vez aviso ewe 

Elizabeth solo escuchaba todo desde la escalera, ya se había salido de su baño, ya estaba cambiada pero cuando estaba por gritarle a aquel maldito que se largara de su casa escucho la terrible razón por la que había vuelto y no supo que más pensar

—Se que aún así no debería de estar aquí, se que me merezco morir solo después de lo que hice pero me gustaría pasar mis últimos momentos a su lado— empezó diciendo este ante el shock de meliodas el cual se quedó tan estático que incluso disminuyó la fuerza con la que tenía tomado a el bebé, por un momento el pequeño estuvo apunto de caerse pero fue rápidamente tomado por su padre apenas salió de aquel shock — Yo me enteré hace unos meses—

—¿Cuanto tiempo?...—

—No mucho...— el rubio no sabía ni que pensar, ¿debería recibirlo? No podía, lo que hizo fue algo grave ya hora solo por eso quería volver sin embargo seguía queriendo a su hermano y estaba seguro de que se iba a arrepentir demasiado si no lo hacía —Ya te había dicho que no me quedaba tanto —

—¿Una fecha aproximada?—pregunto nuevamente meliodas con la voz quebrada acariciando el pequeño cabello de Tristán el cual solo se rio fuerte por esa caricia provocando las lágrimas en los ojos de Melia, era demasiado hermoso, tenía los ojos de Elizabeth con la diferencia de que tenía uno de sus ojos color verde opaco como él, quizá cuando fresca cambiaran pero por ahora era realmente hermoso 

—5 quizá 4 meses no lo sé...— 

—Mierda ¿Acaso no te diste cuenta antes?— 

—No creí un fuer algo tan grave!!! Y ya es demasiado tarde para tratarlo— susurro lo último escondiendo su mirada mientras se mordía el labio un poco por la impotencia une sentía, la ira guardada y la increíble depresión que agitaba su cabeza, según el médico esos síntomas eran normales en una persona con un tumor cerebral, habría días en los que no sabría ni quién era hasta que poco a poco al información llegaría a su cabeza, sería una muerte lenta y dolorosa, de migrañas que te arrancaran la cabeza, convulsiones, problemas en su vista y problemas para caminar, serian unos meses d e infierno con dolores musculares tan fuertes que sentiría que lo estaban partiendo cada uno de sus huesos lentamente —Yo...tengo miedo hermano, no quiero morir solo—

—Está bien...— al instante Melia levantó su mirada con sorpresa y aún lágrimas saliendo de sus ojos verdes opacos, no se imaginaba eso, no creía que lo recibieran después de loq ur hizo, merecía morir solo en la que alguna vez llamo hogar y sufrir eternamente por sus errores — No dejas de ser mi hermano y te quiero a pesar de todas las estupideces que hiciste Melia—

—Hermano!!!— ¿hace cuanto no se abrazaban de esa forma? Dejando a el pequeño bebé recostado en el sillón ambos gemelos se levantaron de sus lugares con rapidez para fundirse en un hermoso abrazo fuerte de puro apoyo, el amor de hermanos no importa cuanto tiempo pasara ni cuantos problemas siempre sería su querido hermano menor...por unos minutos claramente —Perdón!!! Se que no lo merezco pero aún así perdón!!!—

—No es a mi a él que debes pedirle perdón y lo sabes imbecil — comentó este acariciando los cabellos rubios de su gemelo sin dejar de llorar, meses, tenia meses para poder convivir con su familia como nunca antes lo había hecho, sabía que serían noches en vela, gritos, llanto y condiciones, lentamente aún llorando demasiado como cuando eran unos niños los rubios se separaron de aquel alcalino abrazo levantando la mirada para mirarse a los ojos y tras sonreír la atención de Melia fue directo a el pequeño bebé que jugaba con sus pies o lanzaba manotazos a el sillón 

—¿Cual es su nombre?—el pequeño murmullo de su reconciliado gemelo fue suficiente para que meliodas reaccionara, rápidamente cargó a su pequeño entre sus brazos permitiéndole que sus esferas bicolores quedaran sobre Melia para observarlo atentamente, se parecía mucho a su papá, tenía los mismos cabellos rubios, tenía unos ojos verdes con la única diferencia de que ese hombre se veía más decaído y cansado, completamente confundido creyendo que ese era su padre Tristán le extendió las manos a el instante a el enfermo Melia el cual solo sonrió con ternura 

—Se llama Tristán...—

—Upa upa!!!— no podía negarse a tan tierna y hermosa petición, como en un trance Melia tomó las pequeñas manos de aquel bebé sonriéndole plenamente dispuesto a tomarlo entre sus brazos, sin embargo antes de que pudiera hacerlo la furiosa madre de Tristán llegó a tiempo para tomarlo entre sus brazos y alejarlo de ambos rubio —Bada!!!—

—¿En que pensabas meliodas?— comentó la albina fulminando al instante con la mirada a su prometido causándole miedo a Melia incluso nel cuál solo retrocedió asustado de la apariencia de la mujer — y tú ¿Que haces aquí? Te quiero fuera de mi casa —

—Cariño mi hermano necesita ayuda él...—

—Si ya lo escuché un jodido tumor cerebral, eso no cambia el odio que le tengo— melia solo suspiro resignado, sabía que su odio hacia él iba a ser eterno pero para ser sincero no había estado ahí por ella, quería estar con su hermano, con su hijo o sobrino, lo que fuera de él pero estar con ese bebé y el amor de su vida, de Elizabeth solo quería su perdón o al menos que no le tuviera tanto rencor pero sabía que era prácticamente imposible —No te quiero en mi casa —

—Eli ellos se quedarán en el cuarto de invitados, quiero pasar los últimos meses al lado de mi hermano—

—Bien pero que no se acerque a mi bebe — ese tipo de comentarios por parte de la albina solo hacían que el ánimo de Melia bajará como nunca, bueno, se merecía eso y más, el corazón de la albina era de piedra para él así que no tenía por qué juzgarla, solo quería al menos una vez sostener entre sus manos a su hijo, o sobrino, el punto era que quería cargar a ese pequeño una vez 

—Elizabeth por favor, solo déjalo cargarlo—

—Dejalo así hermano, lo que menos quiero es ovacionar un problema entre ustedes— ese comentario tan maduro por parte e dos segundo rubio fue suficiente para que la pareja ahí abriera los ojos con sorpresa, el Melia de el pasado nunca habría dicho eso —vamos por las maletas cariño— 

—Claro mel...— el caminar lento de la pareja se llevaba el ambiente tenso a el instante pero apenas desaparecieron por la puerta meliodas ya Elizabeth se fulminaron con la mirada a el instante por lo que había sucedido 

—No quiero que se acerque a mi hijo meliodas—

—Nuestro hijo Elizabeth, te recuerdo aunque no lo haya procreado es mío también— en respuesta la albina solo frunció el ceño fuertemente desviando la mirada, conocía la razón por la que lo quería lejos de ella pero si no quería verlo en ese caso al menos que lo ignorara pero que no le dijera ni hiciera tanto —Si tú quieres ignóralo, no lo veas pero sigue siendo mi hermano —

—Meliodas sabes lo que me hizo—

—Y le tengo rencor por eso pero es mi familia, si tus padres vivieran ¿No harías eso por ellos?— justo en el clavo, cuando la albina dirigió su mirada de nuevo a las esmeraldas brillantes de su prometido solo pudo encontrar la verdad, tenía razón, al familia era la familia pasara lo que pasara pero no quería vivir de nuevo con ese maldito, seguro no había cambiado y no iba a permitir que perjudicara a su pequeño — Solo quiere cargarlo no se lo va a llevar, no lo va a alejar—

—P-pero...—

—Baba!!!— antes de que la albina siguiera con su pequeña discusión el llanto de Tristán llamando desesperadamente a meliodas los hizo voltear algo alarmados, al parecer sin darse cuenta todo ese rato el pequeño bebé quiso ir hacia el rubio al que consideraba su padre sin embargo siempre estuvo sujetado por el brazo de Elizabeth, ya en un acto desesperado le gritó extendiéndole sus pequeñas manos mientras las lágrimas salían de sus pequeños ojos bicolores—Baba upa!!!— 

—Calma, ven con papá mi cielo— el tono suave con el que había hablado fue suficiente para que Elizabeth se pusiera roja y su corazón empezara a latir con fuerza, no dejaba de ser el amor de su vida a pesar de todos los problemas o las desconfianzas, a pesar de los dolores o los arrepentimientos ese amor en su corazón por meliodas no iba a desaparecer ni en 3000 años —Shhh calma calma — para su suerte Tristán ya había dejado de llorar solo para empezar a sollozar un poco calmando su estado y cerrando sus ojitos dejando que su padre lo arrullara con suavidad, si, de verdad adoraba a meliodas 

—Yo...perdón Meli pero de verdad le tengo mucho rencor —

—Yo también mi amor pero...es mi hermano— dijo esto último sin notar como sus visitantes ya se encontraban adentro mirando esa escena con una sonrisa — podemos posponer la boda para unos meses después de esto—

—Si...pero no seré amable con él sabes que lo me hizo fue...—

—Imperdonable— tanto meliodas como Elizabeth voltearon al instante solo para mirar a Melia en la sala con la misma maleta que se llevó al marcharse, había completado la frase por ella con la mirada gacha —Calma se que me odias pero yo nunca deje de ver por mi hermano y por ti—

—¿Que?—

—Le pedi a ban muchas veces que me permitiera verlos, a ustedes y a el bebé, su salud de los tres, sus planes e incluso el nacimiento de Tristán— para ese punto incluso la pelirroja estaba sorprendida, solo estaba enterada de lo de el nacimiento pero no de más formas, debía admitir que se sentía un poco celosa debido a eso pero estaba segura de que él la amaba así que no tenía nada que perder—Me di cuenta que lo que sentía por ti era una obsesión,pero aún te tengo cariño por los buenos tiempos, te considero una amiga aunque me odies —

—Bien...—

—Les mostrare su habitación — meliodas ya no dijo nada más, solo empezó a guiar a Melia junto a Liz por aquella casa que ellos habían rentado ya que tenía todo incluido, era demasiado hermosa con muebles color marrón que quedaban muy bien con el estilo de la casa...meses, son meses los que cambiarían su forma de vivir

*

Ya era de noche, la mañana y tarde se pasó rápido entre el acomodo entre sus ahora invitados para poder guardar sus cosas e instalarse en aquella habitación, entre el guardado de ropa a el rubio de ojos opacos se le cayó el papel donde estaban sus resultados trayendo consigo la verdad y nada más que la verdad, su tumor, la forma en la que ya no había nada más por hacer  solo esperar a que llegará el momento con miedo a que cualquier día de esos él ya no despertará 

—Lamento lo de hoy cariño pero es mi hermano  —

—Tranquilo Meli yo se que aún lo quieres aunque le tengas rencor aparte...si yo hubiera sabido que mis padres iban a morir ese día me la hubiera pasado con ellos cada minuto—meliodas solo soltó un suspiro, Tristán ya se había dormido, estaba demasiado tranquilo roncando levemente entre su pequeña cuna enterneciendo a sus padres, la noche era demasiado hermosa y hermética, tanto que no pudo resistirse, una de sus manos fría bajo hasta el comienzo de su camino y la empezó a subir lentamente acariciando su suave piel hasta presionar suavemente uno de sus grandes senos con cariño, aún estaba amamantando por lo que estaban algo sensibles —M-meliodas...—

—¿Hum?— murmuró este en voz baja dirigiendo su boca directo a su cuello para repartir besaos, su aliento cálido acariciaba la suave piel y ante ese delicioso escalofrío los labios de cereza de aquel rubio empezaron a posarse sobre su cuello para empezar a besarlo con intensidad como si quisiera succionarla 

—Ahh...cariño tenemos visitas—

—No creo que nos escuchen si lo hacemos rápido— susurro este contra su oído para después pasará la lengua por este lentamente, cálido y húmedo, causando un efecto inmediato en el corazón y la intimidad de la albina, justo cuando estaba apuntó de dejarse llevar por el delicioso placer que le daba su prometido el sonido de un llanto interrumpió sus intenciones, pero no era el llanto de Tristán 

—Melia!!! Calma por favor iré por tu medicamento— 

—Melia...— olvidando toda clase sensación en su caliente cuerpo ambos adultos se levantaron a el instante solo para ir corriendo hacia la habitación vecina encontrándose en el camino a la pelirroja la cual bajo las escaleras con rapidez yendo hacia una bolsa donde traían el medicamento de aquel enfermo, fue evidente la razón por la que había ido corriendo, inclinado en el baño de aquella habitación de encontraba Melia más pálido que de costumbre, tosía fuertemente y sin parar como si se estuviera ahogando pero alacercarse más se podía ver lo que hacía, había sangre ahí, estaba tosiendo y escupiendo sangre mientras tenía lagrima en sus ojos y se abrazaba a su mismo por el dolor muscular — Hermano...— ante aquel llamado este solo se volteó con lentitud para mirar mirar a los ojos a meliodas, su labio inferior estaba manchado al igual que sus pulcros dientes, sus mejillas estaban rojas de la vergüenza mientras las lágrimas parecían luchar por salir 

—Ve cariño ya la tengo aquí, solo enjuágate la boca para que no te sepa a sangre al tomarlas — el contacto no tardo mucho pues al instante la pelirroja llego también a nada de llorar con cada uno de los medicamentos para el enfermo ayudándolo a ponerse de pie para caminar hacia el lavaba, su respiración estaba agitada por la forma tan frenética en la que estaba tosiendo mientras las ojeras parecían hacerse más evidentes, ahora ya sabía por qué no dormía bien 

—¿Para que las medicinas?—

—Para que no sufra...— esas palabras por parte de el amor de Melia fueron suficientes para que el corazón se les partiera a todos ahí —Antes no eran tan necesarias como ahora, nos advirtieron que en los últimos momentos empeoraría, así que estos medicamentos controlarán su dolor muscular, su migraña y la tos, no quiero que se la pase retorciéndose de dolor antes de morir— susurro lo último Liz para mirar a la pareja que los había recibido con seriedad, ese tipo de casos no eran un simple juego, apenas , la boca de Melia estuvo por completo lavada su novia lo ayudó a ir hacia la cama para poder sentarlo y entregarle el agua y las pastillas necesarias, se podía ver en su cara que no quería ser una carga, que odiaba que cuiden de él sin embargo no había nada más que hacer ¿Era tan difícil querer irse en paz?

—AHHHHHHH!!!— el grito de el rubio nuevamente llamó la atención de todos, se estaba retorciendo entre la cama mordiendo su labio, tenía un dolor horrible en cada parte de su cuerpo, como si le estuvieran arrancando sus extremidades y luego volviendo a armarlo, daba vueltas por aquella cámara soltando aún más lágrimas mientras intentaba hacer que ese dolor cesara, era insoportable 

—Tranquilo cariño esta es la de el dolor— por lo que estaba pasando incluso le arrebató la pastilla y se la tomo a él instante sin necesidad de agua haciéndose bolita en la cama con el dolor que lo mataba —En un momento va a disminuir mi amor — susurro liz mientras abrazaba a el rubio de la misma forma que la albina abrazaba a meliodas, sus corazones dolían de solo ver la forma en al que sufría 

*

¿Cuanto tiempo habían hecho esto? ¿Cuantas veces habían compartido un té mientras miraban el cielo? ¿Cuantas veces habían jugado con Tristán ignorando el interminable dolor que tenía Melia? ¿Cuantas noches habían llorado en silencio por lo que sucedía? ¿Cuantas veces se levanto más temprano que nadie para permitirle a su hermano despertar y asegurarse que no había muerto dormido? La verdad era que no tenían ni la menor idea de cuánto había pasado, bueno, para los que estaban ignorando todo había pasado una eternidad pero para los que estaban plantados en la realidad sabían que ya habían pasado 5 meses desde que Melia se quedaba con ellos , pero había una buena noticia dentro de ese mundo de dolor, era el cumpleaños número uno de el pequeño bebé que se había ganado el corazón de todos, el cumpleañero se encontraba en el patio sentado en la pierna de su tío, o al menos así lo habían hablado y habían quedado en que Tristán nunca sabría el hecho de que Melia fue su padre

—¿Que quieres de regalo campeón? ¿Un juguete? ¿Una sonaja? Perdón no soy bueno con los bebés —

—Baaaa...bedia!!!— sus pequeños balbuceos eran suficientes para calmar el dolor emocionar que tenía aquel rubio, ese día casi no lograba levantarse de la cama por el dolor en sus músculos, no había dormido bien y lo único que ansiaba era morirse ya, quería dormir y quedarse profundamente perdido en el sueño eterno, quería descansar sin que los problemas pasado lo atormentaran en la noche, se sentía tan impórtente al ver que hacían todo por él, había comenzado a caminar con un bastón pues ya no podía caminar sin sostenerse, lloraba en brazos de su hermano, en el regazo de su novia o simplemente se la pasaba sentado en el suave manto verde con el bebé — upa upa...—

—Sabes eres demasiado tierno, que idiota fui al dejarte — murmuro lo último confundiendo mucho a Tristán el cual no entendía casi nada de lo que decía — Tienes una vida muy larga por delante Tristán, aprovecha que tú llegarás lejos—

—bedia...—

—La gente cómo yo solo estamos para hacer sufrir y luego llorar es por eso que nos vamos antes para no arruinarle la vida a ángeles con tu pequeñín — al mismo tiempo que decía eso el rubio señaló el pequeño cuerpo de Tristán con una mini sonrisa ignorando cómo sus ojeras negras asustaban a el bebé— tú en cambio tendrás una larga vida para hacer todos tus sueños realidad, cada uno de ellos y te prometo que desde donde este esta vez si te voy a cuidar — susurro lo último abrazando a aquel pequeño que era su hijo contra su pecho aún confundiendo más a Tristán el cual a pesar de no comprender nada y tenerle algo de miedo por sus ojeras y apariencia lúgubre le devolvió el abrazo a Melia cerrando sus ojitos disfrutando de ese calor familia igual a él que le transmitía su padre, aquel moribundo no pudo evitarlo más solo empezó a llorar contra el cuerpo de aquel bebé, le gustaba saber que aunque nunca supiera que en realidad es su padre al menos tendría u lugar en su corazón como su tío 

—Hermano ya llegaron los invitados!!!— el grito de meliodas el cual llegaba algo rápido al ya no escuchar las risas de su bebé hizo que su gemelo volteara con lágrimas en los ojos y asintiera, algo estaba ocultando y eso hacía que un fuerte dolor en el pecho se instalará para no dejarlo ir —¿Melia?—

—Hermano, Tristán tiene un gran futuro por delante, prométeme que lo vas a apoyar en cada uno de sus sueños...— susurro el de ojos opacos ya sin poder contener las lágrimas y extendiéndole el bebé a su mayor solo para después pararse con mucha lentitud y tomar su bastón —Tienes que apoyarlo —

—Hermano ¿Por que?—

—Prometelo meliodas!!! Quiero que cumpla todos sus sueños y no cometa mis mismos errores — el segundo rubio simplemente trago en seco mirando directamente a los ojos llorosos de su gemelo y a cuando parecía que lloraría más si no aceptaba asintió con la cabeza acariciando la espalda de el dormido Tristán 

—Claro que lo haré hermano—

—Gracias meliodas—un pequeño abrazo más y ambos entraron a la casa solo para ser recibidos con abrazos por parte de todos, sus amigos abrazaron a Melia intentando no llorar al ver su apariencia desgastada mientras que en cambio su familia si lloró a mares, el dolor interno de aquella madre al ver cómo su joven hijo estaba en su lecho de muerte los hizo llorar a toda, lágrimas tras lágrimas, dolor en el pecho como si le clavaran siete dagas que los hacia volver a la realidad, incluso para aquel pelinegro con el que no se llenaba sintió ese vacío de pérdida al mirarlo 

¿Donde había quedado aquel rubio egocéntrico que lo molestaba? ¿Donde estaba ese demonio que lo protegía? ¿En donde había quedado su hermano? El que estaba parado frente a él no podía ser Melia, esa sonrisa cálida pero llena de dolor, ese andar lento como si fuera un anciano, su incapacidad de caminar sin el bastón y esos ojos que luchaban por apagarse en cualquier momento 

—No estamos en un funeral aún, así que es mejor festejar a el bebé de la casa!!! — dijo este en voz baja tratando de enfocar bien donde estaba su asiento, ya no podía ver bien incluso, aquel comentario sarcástico  por parte de el enfermo causó la sonora risa de cada uno de ellos, era cierto, él quería irse feliz sin necesidad alguna lastima o pena, quería irse riendo y rodeado de los que más apreciaba, esa era la forma en la une quería morir —Cariño ¿me ayudas?—

—Claro mel —

*

—Que bonita estuvo la fiesta ¿verdad cariño?—

—Si...señorita Liz ¿Que hace aquí? Creí que la había dejado en su casa — al día siguiente Melia ya no había logrado levantarse ni con el bastón, se encontraba completamente recostado en la cama que compartió durante muchos veces al lado de el amor de su vida pero aora sorpresa de todos, estaba delirando, contaba cosas que no pasaron, no reconocía a liz ni a Elizabeth, solo a meliodas y muy poco a Tristán —¿Donde está mi hermano? Salió por su ventana y no ha vuelto— dijo este señalando hacia una pared en la que no había ninguna ventana, cómo lo suponían, ya estaba tan afectado su cerebro que ya estaba delirando —Sabe señorita liz yo siempre quise dormir rodeado de rosas, las rojas eran mis favoritas —la pelirroja solo se sonrojó mientras sonreía y le acariciaba esos cabellos rubios alborotados, cuando aún estaba cuerdo le gustaba decirle rosa roja ya que era muy hermosa pero aveces lo lastimaba mucho 

—¿De verdad mel?—

—Si, también me gustan las blancas pero prefieren las rojas sinceramente— contesto sin mucha gana desviando la mirada hacia la pared que estaba de el otro lado sin saber que afuera de la habitación tanto su padre madre y hermanos miraban todo con tristeza —Mi hermano no ha vuelto —

—Dijo que iría por zeldris y compraría algo para Tristán— 

—Ah ¿para mi hijo?— esa respuesta hizo que todos se quedaran callado para mirar fijamente a el rubio que parecía abrazarse por el dolor en el cuerpo que no había parado — ese pequeño torbellino, da buenos consejos —

—¿Que te dice?— 

—Hum...no lo sé!!! Pero da buenos consejos — añadió Melia riendo como si eso fuera lo más normal de el mundo, sin dudas para ser sus últimos momentos luchaba por tratar dejar de delirar o al menos estar cuerdo cuando el momento llegara 

—Hermano ya volví —

—Meliodas!!! Que bueno que llegas hermano yo...lo lamento por todo lo que te hice —

—Tranquilo hermano todo esta bien—murmuro el rubio sentándose en la cama a los pies de su gemelo el cual solo sonrió plenamente al verlo a su lado y cerro los ojos unos momentos para tomar aire algo hondo al sentir como la albina llegaba cargando a el bebé entregándoselo en brazos a Melia el cual solo se sentó ante esto para poder mirarlo 

—Gracias Eli— al parecer ya había dejado de delirar pues apenas aquel pequeño bebé de un año acomodó sus pequeñas manos en la cara desgastada de su contrario este empezó a llorar de verdad, cómo lo había hecho en tanto tiempo, sus lágrimas salían sin control alguno mientras besaba la pequeña frente de aquel bebé pequeño quien trataba de mimarlo pero no podía, cuando sabías que en cualquier momento te ibas a air no podías dejar de llorar —Perdón Elizabeth, te abandoné cuando mas necesitaste, te deje sola con un niño al cual cuidar y aunque no merezco tu perdón quiero decírtelo —

—Mel...—

—Y tú pequeñín lamento no poder estar contigo más tiempo, lamento que tengas un padre bueno para nada que te dejo, pero recuerda lo que hablamos ayer ¿si?—

—Bedia...— el pequeño gritan ya no pudo decir nada más por que al instante sintió como aquel hombre que siempre lo tenía cargado lo soltaba para ser tomado por su padre el cual solo lloraba mirando cada acción que hacía su gemelo, estaba pálido como muerto, cómo si su mismo cuerpo supiera que ya era su momento de irse para siempre, no tenía brillo en sus ojos ni en su sonrisa, su cabello amarillo era como ver hacia el vacío de la desesperación, estaba más delgado que cuando llegó debido a que ya no comía tanto, temblaba con fuerza a pesar de estar cobijado y a pesar de eso estaba bañado y perfumado, ya no tenía esa facha de conquistador empedernido que era en el pasado, ahora solo parecía un verdadero moribundo que buscaba con fuerza algo de calor en su lecho de muerte 

—Liz cariño...te amo como nunca eh amado a alguien antes así que por favor cuando muera vete lejos y olvídate de mi — ante esas palabras la pelirroja solo negó fuertemente abrazándose a su cuerpo con fuerza mientras seguía llorando sin control alguno —Por favor hermosa cumple tus sueños y olvídate de este idiota—

—N-no Mel yo te amo, no puedo olvidarte!!!—

—Te amo cielo — murmuro este en voz baja solo para recostarse en la cama una vez más tomando sin fuerza el mentón de la mujer a su lado para verla intensamente a los ojos, esa sería la última vez que vería sus esferas opacas abiertas para ella —¿Podrías besarme?— luz no dudo ni un segundo en hacerlo, solo se lanzó con fuerza hacia la boca contraria para succionar sus labios con todo el cariño y amor que e tenía, como si en ese beso esperaba darle algo de su tiempo de vida para que no se fuera tan pronto de sus brazos 

—Hermano...— Melia solo se separó de aquel beso para mirar a su gemelo, no pudo evitar sentir como su corazón se rompía al verlo, meliodas tenía esa misma apariencia que de niños, cuando lo golpeaban y solo él lo defendía, ambos terminaban con el ojo morado pero siempre estaban juntos —Hermano no te mueras!!! Te necesito en mi vida Melia no me dejes solo!!!—

—¿Que pasa dragón de peluche? ¿Te acobardas ahora? Yo ya me quiero morir hermano, no tienes idea de el dolor que tengo pero vive por mi, cuida a ese pequeño torbellino —

—No puedo...no sin ti hermano!!! No quiero que mi compañero de por vida se vaya!!! Hermano quédate conmigo!!!—

—Ya quiero irme meliodas, no quiero seguir sufriendo más ...pero te prometo que te cuidare como en los viejos tiempos — los viejos tiempos, ellos dos contra el mundo, hermanos antes que chicas, abrazos, cumpleaños, peleas y regalos juntos, siempre estuvieron juntos contra el mundo y ahora estaban juntaos contra la muerte — ven acá —el rubio no lo dudo ni un solo segundo, solo le entrego a el bebé a su amada albina y sin pensarlo abrazo a su hermano gemelo con fuerza, como si ese abrazado le impidiera a la calada arrancarlo de su lado —Déjame ir—

—No!!! Hermano no te vayas, no podré hacer esto solo!!! Te necesito— Melia solo se mordió el labio ante esas palabras y apretó aquel abrazo aún más para sentir esa calidez que su hermano le daba quitándole el frío, sus lágrimas aumentaron ante esto, él tampoco quería dejar solo a ese idiota de su gemelo que corría con lágrimas cuando lo molestaban, ni tampoco quería dejar a aquel celebrity que lo hacía entrar en razón o lo apoyaba en todo —Por favor no me dejes hermano—

—Te quiero mucho hermanito...a pesar de ser el mayor siempre fuiste un llorón—añadió este con burla mientras soltaba lentamente a meliodas el cual se aferraba como nunca antes a el pequeño cuerpo de si gemelo para mirarlo directamente a los ojos y sonreírle plenamente, el rubio se seguía aferrando a el cuerpo de su hermano como junta antes, pero aunque no quería este lo obligó a soltarlo solo para ponerse de lado, dedicarle una mirada a su familia y amigos los cuales estaban afuera mirando todo sin poder dejar de llorar 

¿Que se sentía morir? Melia no lo sabía y tenía miedo de descubrirlo sin embargo solo quería dormir un rato, sentía sus ojos tremendamente pesados como para seguir teniendolos abiertos, solo quería dormir un rato de todas formas ya no pida levantarse y no quería que lo trataran como un inválido, solo pudo soltar un suave suspiro al escuchar los balbuceos de el pequeño Tristán llamándolo, sentía tanta paz como si no hubiera ningún problema un resolver, sonrió cuando sintió que Liz acariciaba sus cabello rubio y se hizo bolita cuando sintió como la albina acariciaba su mano mientras su hermano tenía a el bebé cargado, no supo cuándo ni en e que momento pero ante las caricias y las palabras dulce aquel rubio por fin se quedó dormido entrando en el sueño eterno dejando salir su último suspiro justo frente a las personas que más quería 

—Hermano...hermano despierta!!! Melia!!!— no hubo respuesta alguna, cuando este no respondió ante los llamados los gritos de la madre de ambos rubios se escucharon desde afuera, el llanto de sus amigos y familiares aumentó mientras que adentro de la habitación la pelirroja se aferró a su cuerpo llorando desconsoladamente en su regazo mientras meliodas solo dejaba en brazos de su madre a aquel bebé albino saliendo de la habitación para llorar en brazos de su familia los cuales ya tenían un vacío en el corazón que no sanaría nunca, la pérdida de un ser querido importante nunca dejaría de doler

—Papá...— antes de que el llanto de los demás siguiera todos se quedaron en silencio ante aquella pequeña voz, era evidente lo que sucedía, Tristán había hablado al mismo tiempo en el que gateaba fuera de el agarre de su madre hacia llegar a la cara de ese rubio que había muerto con una sonrisa—Papá...papá!!!papá!!! — al mismo tiempo de que trataba de moverlo para despertarlo las lágrimas de aquel pequeño ser empezaron a salir sin control alguno gritando la primera palabra de su vida, puede que lo haya confundido como si fuera su padre debido a ser gemelos pero aún así esa voz solo aumentó el llanto de todos

Ese día a las 12:40 de la tarde Melia demon falleció por tumor cerebral rodeado de la gente a la une más apreciaba en aquel mundo, pero por otras cosas el rubio murio con una sonrisa en sus labios fríos y pálidos sintiendo como el calor llenaba su cuerpo y cada gota de ese dolor insoportable que sufría abandonaba su cuerpo dándole al fin el tan ansiado descanso que añoraba con toda su alma 

...

Verga estoy llorando, lamento si a ustedes no les dolió o no les hizo llorar pero yo si chille por que un familiar mío murio de cancer 

Hacia lo mismo que Melia deliraba, ya no podía caminar sin un bastón, tosía demasiado, lloraba de el dolor en su cabeza y cuerpo...es bien feo la neta 

Si les ha gustado voten y comenten, saben que adoro leer sus comentarios y nos veremos en el epílogo, no todo tiene que ser malo ya verán que el epílogo será algo muy bonito que creo que les gustará mucho ^w^

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