Capítulo 23

El siguiente es el capítulo final ewe
Capítulo largo leer hasta el final ÚwÚ 

Meliodas te elizabeth estaban nerviosos, habían estado tan sumidos en su mundo de amor cuando la hermosa propuesta de Elizabeth llegó hasta los oídos de todos que cuando se encontraron enfrente de la puerta de la doctora les dio un pánico enorme entrar, esa acción solo hizo reír a sus amigos quienes los acompañaban, diane y king solo esperaban, elaine no dejaba de darle instrucciones a meliodas y Ban...él estaba haciendo otra cosa a espaldas de sus amigos y aunque estaba seguro de que lo matarían si es que se enteraba de lo que hacían, debía de admitir que se sentía sucio sin embargo conocía bien a el otro gemelo.

*

Melia estaba atento a el teléfono, había bloqueado los números de sus padres pues su madre siempre le llamaba y nunca contestaba, su hermano gemelo seguramente ya lo había bloqueado pues aunque quisiera decía que no podía mandarle mensajes a ese chat, a elizabeth la había borrado y a sus demás amigos no pero ya había recibido varias maldición por la mayoría menos de Ban

Estaba muy arrepentido de lo que había hecho, no sabía cómo se le pudo ocurrir algo tan idiota como decirle esas cosas y salir huyendo, era cierto que no estaba listo para ser padre pero ella tampoco estaba lista para ser madre, debió de haberle hecho caso a meliodas pero en vez de eso solo lo agredió y salió huyendo

Estaba en una disputa de lo ocurrido aquel día, por suerte había conocido a liz una chica ruda como él con la que ya llevaba meses de relación y compartían el mismo sueño de ser exitosos y no tener hijos aunque liz apoyaba mucho a las mujeres embarazadas por lo que aunque ella no quisiera hijos sabía que sí se enteraba de lo que hizo lo dejaría

Solo soltó un suspiro mirando el chat de su amigo Ban, le había pedido de favor que le mandara una foto de el bebe, ya no amaba a elizabeth ahora mas que nada estaba seguro de que era una obsesión pero le seguía teniendo cariño como amiga, conoció el verdadero amor con la pelirroja que estaba haciendo la comida en su departamento que pagaban los dos, le tenía cariño a la albina y quería que estuviera bien de salud al igual que ese hijo suyo...aunque a decir verdad ya no era suyo, él lo engendro pero fue meliodas el que lo atendió junto a elizabeth así que ahora el niño o niña era de su gemelo

Ban: acaban de entrar
les dirán el sexo de el bebe

Ese mensaje lo hizo sonreír levemente, ya se imaginaba como estría su hermano ante la idea de descubrir su sería niño o niña, se lo imagina rojo, jugando nerviosamente con sus dedos mucho más ansioso que elizabeth incluso, de río fuerte ante imaginarse a meliodas de esa forma, conoció a bien a su hermano y daría lo que fuera por ir a los viejos tiempos donde sólo eran ellos dos

—Melia cariño ya esta lista la comida!!! — el grito de su novia hizo que despegara la vista de el teléfono al instante solo para mirar hacia la puerta de la habitación, rápidamente cerró el chat no sin antes pedirle de favor a Ban que le mandara una foto de el bebe junto a su género y salió de su habitación con una sonrisa

—Ya voz cielo!!! —

*

—Bien ya sabes como es la dinámica, levanta tu vestido para poder ponerte la gel— no importa cuantas beses le dijera eso la doctora, elizabeth siempre terminaba muy sonrojada debido a la mirada pícara que le lanzaba su amado meliodas, la albina solo se levantó algo apenada ignorando como su novio la comía con la mirada siendo regañado por la doctora al instante permitiendo que elizabeth se levantará el vestido dejando libre sus bragas blancas y se recostar a en la camilla, el rubio solo soltó una risilla ante esto calmando sus pensamientos lujurioso a el instante solo para ponerse al lado de su prometida aunque aún no le diera el anillo para tomar su mano calmando su nervio —Empecemos—

—Kyaaa... —

—Nishishishi ¿Esta fría mi amor? —

—¿Tu que crees? — su respuesta irónica solo causó la risa tanto de la doctora como de la meliodas quien precio no aun más la mano de su mujer para darle seguridad, aquella gel azul rápidamente fue esparcida por el aparato con el que se transmitía todo lo que ocurría con ese pequeño ser lleno de luz y oscuridad por igual —¿como se encuentra? —

—Muy bien, está sano, sus brazos y piernas ya están bien desarrollados— cabía recalcar que en esos momentos la albina tenía siete meses de embarazo, ya que a los cinco cuando querían saber su género resultó que aquel testarudo bebé no quería dejarse ver, estaba de espaldas y por lo que dijo la doctora al parecer no quería ser visto por nadie aún por lo que les dieron la cita a los siete meses y ahora si podía verse bien— Y para su suerte en esta ocasión si quiere verse—en respuesta elizabeth solo sonrió completamente feliz de poder ver a su pequeño cosa que no fue pasado por alto ya que apenas esa so risa se formó en su rostro una pequeña sonrisa apareció en el rostro de aquel bebe— y parece que está de buen humor —

—No imagine verlo sonreír—

—Los bebés sonríen cuando la madre sonríe — esa respuesta sólo hizo que lágrimas se juntaran en los ojos bicolores de la albina quien solo siguió sonriendo viendo aquella figura de su bebé en blanco y negro siendo revisado por la doctora perfectamente—Se ve bien, para estar en los últimos meses esta muy bien desarrollado—

—Eso me tranquiliza—

—Me alegro y...uhh— todo el lugar se quedó en silencio cuando la doctora se quedó atenta a la pantalla que reflejaba a el bebé tranquilo en el interior de la albina y al instante se puso algo sería comenzando a mover ese aparato por el alto y bajo de el vientre de elizabeth preocupando demasiado a los futuros padres

—¿Q-que sucede doctora? — la extrema seriedad que portaba la femenina fue suficiente para que meliodas se pudiera realmente nervioso, llevaba meses sin sufrir una ataque de ansiedad pero el miedo de pensar que ese bebé quizá tenía algo malo era suficiente para sacarlo de sus casillas

—Vaya no me esperaba esto...—

—¿Esta todo bien? —

—Esta todo en orden solo que note algo que sobresalía— al instante ambos padres se le quedaron viendo algo raro por su comentario pues no entendieron a la primera, la joven mujer al notar al instante que ninguno de los dos entendió sólo empezó a reírse a carcajadas como nunca antes y los miró directamente a los ojos dejándolos más que aturdidos, sin duda amaba su trabajo más cuando eran parejas tan emocionadas como ellos —Es un niño— ese momento iluminó sus miradas, sus lágrimas empezaron a salir de sus ojos de diferente color y se miraron intensamente

Era un niño, un pequeño bebé que les alegraría la vida como nunca antes, lo que parecieron sueños destruidos ahora eran una eterna fantasía que los acompañaría de por vida, parecía que aquella sonrisa podría partir los a la mitad pero la verdad era que no por obvias razones pero aún así no podían evitar sentirse tan llenos de felicidad pura por aquella noticia esperada desde meses atrás

—Un niño... — susurro meliodas suavemente apretando la manos de su albina con poca fuerza, sentía que si no se sostenía fuerte de ella lo perdería todo en un momento, sentía que si llegaba a soltarla despertaría de aquel hermoso sueño desilucionandose de saber que en realidad nada de esa realidad llena de felicidad era cierta —Tendremos un niño —

—Así es cariño es un niño—

—Te amo...te amo, te amo!!!— estaban demasiado absortos en su mundo de amor que sin importarles la presencia de la doctora se lanzaron a los labios de su contrario iniciando un beso pasional y delicioso que les hizo perder el control de sus mentes y cuerpos olvidando completamente que estaban en un consultorio

La doctora simplemente se rio internamente y comenzó a retirarse de ahí para darles un momento y que disfrutarán de aquella noticia yendo directo a su computadora para imprimir algunas imágenes de el bebe y darle la nueva cita a la albina, aunque bueno, la siguiente cita ya sería para hacer la cesárea por lo que eso la ponía más emocionada que nada, le gustaba mucho recibir a los bebés a este mundo mucho más cuando le tocaban padres que se veía que de verdad los adoraban

—Tu siguiente cita sería en dos meses linda— dijo esta llamando la atención de elizabeth al instante solo para reírse por su feroz sonrojo al separarse de aquel beso candente, la doctora se hizo la que no miró nada riendo por la actitud de esos amantes apasionados y tras escribir en su computadora la siguiente cita los miró con seriedad — necesito que vengas con ropa para el bebé, ropa para ti y lista para el parto —

El parto...meliodas se te nos al instante al momento en el que nombraron aquel hecho a nada de llegar, tenía mucho miedo y eso que él solo iba a entrar para mirarlo todo, sabía que elizabeth estaría despierta pero como le iban a bloquer para que no sintiera no le preocupaba

—C-Claro doctora—

*
Melia seguía con la vista en su teléfono sonriendo como bobo mientras era observado raro por liz, estaban viendo una película después de haber tenido algo de intimidad con protección claramente y apenas su celular sonó lo tomó como si fuera lo más importante y se quedó ahí, el rubio solo miraba las fotos que Ban le había mandado en secreto, era un pequeño bebé fuerte y sano, niño por lo que le había dicho y ver la sonrisa en la cara de su gemelo y la albina lo ponía demasiado feliz

Estaba contento de saber que al final ellos dos estaban siendo felices después d ella estupidez que había provocado pero ya no había marcha atrás, si es que llegaba a volver sería por que vencería su miedo a recibir varios golpes por parte de todos aunque los tenía bien merecidos después de lo que había hecho

—¿Qué tanto vez mel? — le habló la pelirroja ya algo harta de esa sonrisa tan iluminador a que pocas veces veía en su rostro

—No es nada cariño...— respondió este cerrando la conversación al instante solo para colocarle la contraseña y volteo a ver a su novia quien no parecía muy contenta al no saber la verdad — Quizá te lo diga en algún momento—

—No me gustan los secretos melia—el rubio de ojos opacos simplemente comenzó a reírse nerviosamente, su mujer daba miedo cuando estaba enojada, solo le tomó la mano descubriendo su pecho desnudo con la sabana y poniéndole pausa a la película

—Ya te lo diré en algún momento ahora...tenemos que aprovechar que estamos así — ya no pudieron decir nada más pues al instante se lanzo a besarla ferozmente con la imagen de aquel pequeño ser en su memoria dando vueltas como lo único en lo que podía pensar

*

—Ban ¿Que haces? Te esperamos— el grito de su rubia hizo que el albino rápidamente guardará las fotos nuevamente en la bolsa de elizabeth y guardará su celular solo para lanzarse a una silla con rapidez pegandose en la cabeza cosa que lo hizo caer a el suelo justo cuando elaine entró a la cocina —¿Qué haces ahí tirado? —

—Aquí abrazando a el suelo ¿Y tu mi amor? — respondió el de ojos rojos irónico dedicándole una sonrisa a elaine mientras se revolcaba en el suelo por el dolor de la caída y el golpe, tomaría eso como el karma a hacer eso por melia a las espaldas de todos sus amigos y compañeros

—Ay cariño ¿Por que tardaba te estábamos esperando? —

—Y-yo eh...solo revisaba los correos de mi trabajo — elaine simplemente se le quedó mirando con aquellos ojos miel brillando de la desconfianza y tras soltar un suspiro solo se acercó hasta su amado para extenderle la mano y ayudarlo a levantarse de él suelo sobando su cabeza justo donde el le indico el golpe y riendo levemente

—Bien, fijamos que te creo ahora vayamos con los demas— Ban le dedico una de esas sonrisas de zorro astuto que conocía tan bien y luego la abrazo por los hombros recogiendo sus cosas y saliendo de aquel lugar, por poco era descubierto y estaba seguro de que le iría muy mal si llegaban a enterarse

* dos meses despues*

Elizabeth guardaba lo último de la ropa de su bebé en la maleta, tenía la cita en unos minutos, ya tenían la cuna junto a algunos juguetes pero cuando el día inicio noto a meliodas más nervioso que de costumbre, llevaba esos meses sin tomar un cigarro y justo cuando ella terminó su maleta iniciando la de el bebe salió a el patio prendiendo aquel tubo tóxico a el instante, incluso si se asomaba a la ventana podría ver como tenía un tic en la pierna, como dejaba salir el humo buscando calmarse cuando no podía hacerlo y la forma en la que jalaba sus cabellos con desesperación

Estaba ansiosos de al fin poder ver a aquel bebé y cargarlo entre sus brazos pero a la vez estaban tan nerviosos de que ocurriera algo mal que simplente ya no podían hacer nada, el día al fin ya había llegado, ya no había marcha atrás y no era una de esas situaciones donde si tu lo decididas podías esperar un día, dos o quizás hasta semanas, estaban hablando de la vida de su pequeño y eso los tenía muy nervioso a todos

Incluso diane y elaine estaban realmente nerviosas, no dejaban de guardarle cosas a ella y a él bebé, de hervir y guardar chupones en pequeños topers para mantenerlos calientes y limpios, llevar mantas para el pequeño, gorros, mamelucos y playeritas aparte de llevar un paquete de pañales de recién nacido, justo cuando al fin el cierre de la segunda maleta estuvo finalmente cerrado el sonido de el rubio entrando a la casa llamó la atención de todos

—¿Todo esta listo? — susurro este lo duficientemente audible para que las mujeres lo escucharán

—Si...ya hay que irnos—

—Bien—ya no dijo nada más, el ambiente estaba cargado de el terror de aquel momento esperado durante esos nueve meses, el enorme vientre de la albina era realmente hermoso y aunque a meliodas le costaba despedirse de esos momentos hablándole a su barriga, acariciando y recibiendo patadas o incluso haciendo el amor en ese estado sabía que al final ambos tendrían una recompensa magnífica, el de ojos jade sólo soltó un suspiro fuerte mirando directamente a los ojos a su bella dama mirando como luchaba por no llorar y le dedico una bella sonrisa desviando sus ojos hacia el hermoso anillo de compromiso que tenía en su dedo anular

Meliodas avanzó a paso lento hasta elizabeth siendo observado por los presentes con ternura, la tomó de la cintura sin dejar de sonreírle y le deposito un suave beso en los labios para tratar de calmarla, aunque era más que claro que la más nerviosa ahí era ella, en el exterior se podía ver bien como ban los estaba esperando fumando de igual manera ya que él era el único que tenía auto por el momento y los llevaría para que no les costará caminar con las maletas

—Tranquila ¿si? No me voy a separar de tu lado en ningún momento— esas palabras fueron suficientes para que ella empezará a llorar fuertemente y lo abrazara dejando su cara recargada entre sus grandes senos —Calma nena todo estará bien—

—T-Tengo mucho miedo meliodas—

—Shhh yo no te dejaré en ningún momento siempre me veras a tu lado— solo de esa forma ella pareció perder un poco el miedo, sus corazones latian a gran velocidad por lo que iba a suceder, elizabeth sintió como si una energía mágica de alguna diosa entrará a su cuerpo dándole valentía para enfrentar ese gran momento en la vida ambos, solo tomó aire fuerte separándose de su abrazo con lentitud y tras acariciar su enorme vientre con una sonrisa se limpio las lágrimas y miró a todos a los ojos

—Estoy lista—

*
Ese momento podría estar ahí en sus vidas por toda la eternidad, la albina estaba de rodillas cerrando sus ojos por el dolor que le estaba dando la inyección en su espalda para que pudieran hacerle la cesárea mientras sus manos eran tomadas y fuertemente sujetadas por meliodas, ambos ya tenían las batas de el hospital con la que les permitirían entrar a el quirofano, sus cabellos estaban recogidos por aquella gorra de cirujano como un método de higiene

—Aquí estoy linda, sigo aquí —elizabeth solo sonrió abriendo los ojos al instante para mirarlo a sus esmeraldas brillantes, sentía que podría morir mirando esos ojos tan deslumbrantes, sentía que podría simplemente perderse en la forma en la que esos ojos la adoraban y la tranquilizaban con tanta insistencia, fueron minutos que le parecieron solo segundos, se sentía adormecida mientras era recostada en la camilla con la mascarilla de oxígeno en su boca, podía ver bien como meliodas le sostenía la mano mirándola directamente a sus ojos sonriendole con aquel cubrebocas que ocultaba un poco esa expresión tierna

No supo cuando ni cómo pero cuando al fina parpadeo y volvió a la realidad se dio cuenta de que ya estaba en aquel cuarto completamente rodeada de médicos cirujanos y su querida doctora que la acompañó en aquel viaje de su embarazo a el lado tranqulizandola, sentía como aquellas personas pasaban las manos por su redondo vientre, sentía ardor ante la piel expuesta pero no sentía nada de dolor y con los dulces susurros por parte de su enamorado lograban perderla de aquella sensación de ardor debido a que literalmente le estaban abriendo el estómago para poder tener a su bebé, para su suerte eso era mucho menos doloroso a un parto natural

—Ya casi linda solo un poco más —¿Cuanto tiempo llevaba ahí? No lo sabía pero de lo que estaba segura era de que cada vez se sentía más ligera, la cara de meliodas llenaba cada parte de su mente, esos ojos, esa piel, ese contacto sobre su mano mientras ella parecía solo querer dormir, seguro era parte de la anestesia que la hacía querer cerrar los ojos en lo que le sacaban a su bebé, el silencio era ensordecedor, solo se podía escuchar los materiales quirúrgicos siendo dejados en la charola de metal  o tomados nuevamente

Meliodas sentía que sudaba frío, temblaba bajo la mano de su bella amada quien solo hacía pequeñas muecas por la incomodidad de el ardor o le sonreía con ternura, se podía ver en sus ojos que estaba demasiado sedada, miraba todo a su alrededor como si le diera vueltas, todo menos lo que le hacían a ella claramente, sus mentes se sumergieron en la luz cuando escucharon el sonido más antiguo que el hombre pudo haber escuchado jamás, era el llanto de un bebé

Meliodas volteo a el instante apretando más la mano de su bella mujer, era un hermoso niño que lloraba mientras movía sus manos y piernas, estaba sucio claramente pero para el rubio era la cosa más hermosa de el mundo, su fragilidad, su suave y tierno llanto, la forma en la que parecía desesperado de estar en brazos de su madre y no en el de los doctores, cuando las lágrimas al fin se salieron de sus ojos esmeralda la doctora tomó rápidamente a el bebé llevándolo a algún lugar alejado para cortarle el cordón umbilical y limpiarlo para envolverlo en toallas médicas mientras los cirujanos cerraban a la albina

—Esta en buen estado y sano— el susurro de la doctora la cual ya traía consigo a aquel pequeño bebé lo hizo llorar aún más de alegría, meliodas no dudo ni un segundo en tomarlo entre sus brazos, tan chiquito y frágil, derramando lágrimas de sus ojos aún cerrados removiendo se incómodo entre sus brazos, puede que no fuera su hijo pero lo amaba como si de verdad lo fuera...no...de verdad lo era, ese pequeño bebé era su hijo, puede que no lo hubiera engendrado pero lo iba a educar y cuidar como si de verdad lo fuera, apenas reaccionó empezó a arrullarlo entre sus brazos bajando lo un poco para que la desorbitada albina lo pudiera ver

Sus ojos bicolores se posaron en su hijo al instante, como si de verdad supiera con quien estaba aquel pequeño empezó a sollozar suavemente cada vez menos hasta el punto de solo estar callado moviendo su labio inferior un poco debido a las lágrimas, elizabeth sólo pudo llorar de la misma forma que meliodas sin notar que los cirujanos ya habían acabado todo el proceso finamente dejándola a ella fuera de peligro y mirando aquella escena completamente felices y complacidos

—Hola chiquito...—

—Buaaaa— al instante el pequeño bebé empezó a llorar a el instante, no de tristeza o dolor sino de felicidad, escuchar la voz de tu madre apenas eres traído a este mundo era una sensación demasiado hermosa

—Bienvenido a el mundo mi amor— susurro meliodas al instante dándole un pequeño beso en su frente para intentar calmarlo

*
Ya había pasado mucho tiempo, no tanto pero si algo, cuando al fin se aseguraron que elizabeth estaba fuera de peligro y ella reaccionó por completo saliendo de la anestesia y el bloqueo se le pasó la llevaron a el área de maternidad donde la dejaron en su cierto de hospital y se llevaron a el bebé para ponerle el pañal, cambiarlo y después entregárselo a la madre para que le diera de comer por primera vez a aquel pequeño ser

Apenas sus amigos vieron como elizabeth ya regresaba en la camilla con meliodas a su lado empezaron a llorar de la alegría debido a que todo había salido bien y cuando ella estuvo bien al estada en su habitación entraron con rapidez esperando ansiosos a que el bebé llegara, claramente no tardo en hacerlo


—Es hermoso meli—

—Tiene tu belleza cariño— la albina solo se sonrojo con fuerza desviando su mirada a su hijo, ahora comprendía bien las palabras que sus padres le decían de pequeña sobre que el amor de madre y padre no tenía límites, para su mala suerte ellos murieron muy de pequeña por lo que no sabía ser madre pero por lo bueno es que tenía a meliodas a su lado y a su suegra para que la apoyarán

—¿Como lo llamaremos?—

—Tristan... — los ojos de la albina brillaron ante aquel hermoso nombre mientras sonreía de par en par sin poder evitar soltar algunas lágrimas de diamante mientras admiraba como si hijo respiraba calmado sonriendo levemente —¿Te gusta? —

—Me parece perfecto amor mio—

*

Melia miraba el teléfono con una sonrisa, Ban le acababa de mandar una hermosa foto donde estaba la albina cargando a aquel bebé que estúpidamente decidió abandonar con su hermano gemelo al lado sonriendo, le mando otra donde estaba meliodas distraído cargando a el bebé sonriendo como un bobo enamorado haciendo que el corazón de melia se acelerará de la felicidad y por último le mando una donde estaba solo elizabeth cargando a su bebé y llorando de felicidad

Seguía tan hermosa como el día en el que la dejó, seguía igual de bella, esos pensamientos sólo le hicieron arrepentirse aún más de lo que había hecho, pero consiguió cosas buenas, se enamoro verdaderamente, aprendió sobre la vida, maduro demasiado y ahora más que nada podía reconocer sus errores sin dudar

—¿¡Me estas engañando!? — antes de que incluso pudiera reaccionar su teléfono le fue arrebatado por la pelirroja en aquel bar en el que trabajaban la cual empezó a revisar sus fotos y conversaciones, las fotos de la albina con el bebé, las conversaciones donde le pedía a Ban información sobre cómo están todos por allá, las de el bebe...todo salió a la luz dejándolo con miedo pero ya no podía seguro lo ocultando —¿¡Que mierda es esto!? —

—Calma liz te lo explicaré todo—

—¿¡Explicarme que!? —

—Explicarte la razón por la que me fui!!! — ante ese grito la de cabello rojo solo se quedó muda mirando hacia los ojos oscuros de el hombre de su vida el cual parecía más débil desde que lo había conocido— Era un imbecil, tenía miedo y por accidente deje embarazada a esa mujer que yo creía amar, solo era una maldita obsesión!!! —Sus ojos estaban desorbitados mientras escuchaba cada parte de la historia ignorando las miradas de los clientes y cocineros— tuve miedo de ser padre y a comprometerme así que decidí huir y la abandone, ahora que ya se el error que cometí mi hermano gemelo... —

—¿¡Tienes un gemelo!? —

—Si y él de verdad ama a elizabeth por lo que decido cuidarla y justo hoy dio a luz a el que se supone que es mi hijo!!!! — esa declaración na dejó con el corazón roto y una enorme furia en su pecho— No...es el hijo de mi hermano ahora y te puedo jurar que yo ya no siento nad a por ella solo le tengo cariño y culpa por lo que hice, por eso le preguntaba a mi amigo para que me dijera como están a ambos—

—¿¡Como se te ocurrió hacer semejante idiotez!? — grito liz furiosa de haberse enterado de eso dándole una fuerte cachetada a el rubio quien solo bufo molesto, aún así se merecía esos golpes y más por su error

—No lo sé!!! Tenía mucho miedo y... — él ya no pudo responder pues al instante sintió un agudo dolor de cabeza y un cinchaso en la cabeza, era un martirio, un dolor que ya había sentido desde muchos meses antes pero que decidio ignorar, todo le dio vueltas y tras mirar los ojos de temor de el amor de su vida se dejó caer en la oscuridad de la enfermedad y el arrepentimiento, desde hacía mucho ya se sentía muy mal como para poder pararse, cada día se sentía más débil pero le parecía normal por su asma y el hecho de que hacía ejercicio, lastima que no fuera eso y lo último que recordaría sería los gritos de su novia y el dolor seco de haberse estrellado contra el suelo

Era increíble como el tiempo de vida se te era arrebatado tan de repente, una molestia que debió ser atendida, una punzada que no era un simple estrés, era irónica la forma en la que un tumor cerebral avanzado te hacía ver las cosas de forma diferente...la muerte podía caerle de sorpresa a la persona menos esperada

...

¿Que les pareció? ¿Les gustó? Espero que si por que yo ya estoy sintiendo una punzada en mi corazón de dolor

Como ven tristan ya esta con nosotros UwU y lo veremos seguido por aquí

Disculpen las faltas de ortografía

No puedo decirles mucho, el próximo capitulo es el final y después el epílogo

Me imagino que ya saben quien morirá ¿no?

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