Capítulo 22
El siguiente capítulo va a tener los recuerdo de meliodas y eli en el embarazo y un pequeño lemon así que disfruten UwU
Pd: me eh decido por hacer el final neutral/ triste así que esperen una muerte para el capítulo final y el epílogo (quizá el señor demon ya que tengo una mala costumbre de matarlo a él ;w;)
Elizabeth estaba mojada, con una pijama caliente que le hacía olvidar de el frío que sintió cuando Melia se largó diciéndole tantas cosas, sonriendo, con su cuerpo tapado por las sábanas y blancas y lo mejor de todo con ese rubio amoroso que le acariciaba su espalda sobre su ropa, la noche parecía querer llevarlos a un sueño profundo, ese baño caliente la había relajado mucho y aunque ahora debía cambiar algunas cosas de su rutina diaria con tal de que su bebé estuviera bien así lo haría
—¿Quieres comer algo?—a decir verdad Elizabeth si quería, tenia hambre no había comido pues vomito la lasaña y lo único que no había vomitado era la fruta que su amado prácticamente le obligó a comer
—Si...me gustaría algo de lasaña— meliodas solo sonrió con ternura por su tono de voz tan hermoso que había usado y tras ayudarla a levantarse pues ya estaba más dormida que despierta bajaron las escaleras con lentitud encontrándose a sus amigas, Diane buscaba en la computadora todos los cuidados y precauciones para una mujer embarazada anotando lo que se le hacía más importante haciendo caras extrañas y divertidas cada que encontraba algo sorprendente que no conocía sobre los embarazos mientras que Elaine estaba hablando por teléfono, apenas sus ojos ambarinos cruzaron con las esmeraldas de el rubio supo con quien hablaba
—Claro tía...si meliodas está aquí...no tía, no sabemos dónde está Melia y no nos contesta las llamadas...sip...bien no te preocupes haremos lo que podamos — el rubio simplemente trago en seco por el miedo que le dio saber que su prima hablaba con su madre rezando internamente por qué no le pidiera hablar con él, bueno no tenia por qué molestarse y gritarle ya que él no había cometido ni un solo error con lo que el bebé pero conociendo a su madre quizás le gritaría todo lo que no podría decirle a Melia— Si ella está bien...por supuesto...no apenas está en los dos meses...ya veo...claro tía hablamos después — al instante meliodas solo soltó el aire que había estado conteniendo por el susto que le dio el hecho de escuchar a su madre haciendo reír a la albina
—¿Que dijo mi madre?—
—Primero se enojó con ambos por haberla dejado luego se quedó en shock cuando supo que sería abuela, se volvió una fiera con lo de Meliá y se relajó cuando le dije que tú te harías cargo de tu mujer y el bebé — Meliodas solo sonrió algo nervioso de imaginarse a su bella madre completamente furiosa por lo que había sucedido en ese día, solo sacudió la cabeza recordando la razón por la que habían bajado en primer lugar, el rubio sentó a Elizabeth en una silla con cuidado ayudándola y luego como la otra vez solo le sirvió un poco de la comida de Elaine calentándola en el microondas y colocando el plato frente a su amada quien solo lo miro con una sonrisa, si que tenía hambre
—Dios...Elaine está deliciosa— la pequeña rubia simplemente sonrió completamente complacida de saber que su comida le había gustado a su mejor amiga y cómo si fuera una persona que no había comido en días Elizabeth se terminó cada pedazo de su comida quedando un poco manchada de salsa de tomate por la comisura de su labio enterneciendo a todos, sin duda tenia hambre o mas que hambre estaba realmente hambrienta después de ese día lleno de emociones — Yo...oigan gracias por todo lo hoy, no puedo imaginar que habría hecho sin ustedes— los presentes simplemente le sonrieron tomando su mano a el instante solo para después abrazarla entre todos, ella necesitaba más ayuda que nada en estos momentos y ellos serían su soporte para que disfrutara esa bella etapa en la vida de la mujer
*5 meses despues*
Los mese no habían sido complicados pero si estaban fuera de sus rutinas, en el tercer mes le dijeron a Eli que ya tenían el tiempo aproximado para que naciera aún así había posibilidades de que el bebé se adelantara y si empezaba a sentir contracciones en los últimos días de su embarazo era mejor ir con la doctora y hacer la cesaría pues ya estaban seguros de que la albina podría desmayarse en medio de el parto o algo peor, para ese momento la albina ya tenía un bello vientre de embarazo esperando la hora para poder ir a su cita y descubrir el género de su pequeño o pequeña
—Uy volvió a moverse!!!— dijo meliodas algo emocionado y sorprendido al momento de recargar su cabeza en el vientre de embarazo de su bella dama solo para sentir como su hijo o hija le daba una patada — Haber de nuevo —
—Ay Meli...—
—Se ah movido de nuevo!!!...— murmuró nuevamente alzando su mano para acariciar la enorme barriga de su mujer con cariño recibiendo un movimiento más por parte de aquel bebé, al parecer sería muy hiperactivo cuando naciera finalmente, el gran momento solo hacía que meliodas se pusiera mucho más nervioso que antes, tenía miedo, él entraría a la cesaría con ella pero aunque sería el primero en cargar a su hijo o hija tenía mucho miedo de que saliera algo mal, que su pequeño no respirara, que Elizabeth perdiera sangre o que el bebé naciera con alguna enfermedad aunque técnicamente no tendría por qué pues esos meses él la había alimentado muy bien y sanamente —No se cansa de patearme—
—Quizá no quiere que me toques...—ellos simplemente comenzaron a reírse por ese comentario hecho ya que podía que fuera verdad como simplemente el bebé se incomodara ¿Quien era Melia? ¿que era de ellos? No lo recordaban o quizá simplemente no quería hacerlo, las primeras semanas de que se largó Eli estaba muy deprimida, sonreía cada que meliodas le compraba cosas, cada que llegaba de el trabajo con un par de conjuntos blanco o amarillos de recién nacido o cuando era tan torpe que tropezaba y se a resbalaba, su vientre crecía cada vez más, cada día parecía aumentar de tamaño y aunque Elizabeth se sentía insegura con su cuerpo para meliodas se veía cada día más hermosa que nunca, su apodo de diosa no era ningún juego
—¿Crees que sea Niño o Niña?—
—No lo se...pero lo amaré sea lo que sea— meliodas solo suspiro con ternura volviendo a acariciar eso vientre grande que le pertenecía, entre más había de ella más dichoso se sentía de saber que todo eso era solo suyo, siempre lo sería, sentía orgullo masculino cuando su bebé se movía y cuando su bella albina se cambiaba de ropa agradecía poder observarla, había vendido su antiguo departamento por lo que ahora tenía dinero para comprarse alguna casa pues vivían con Diane y Elaine, ellas dos le impidieron rotundamente mudarse mientras Eli estuviera embarazada, no la iban a dejar al menos hasta que se recuperara de su cesárea y el pequeño o pequeña bebe estuviera un poco más grande
Había muchas cosas que comprar, la cuna, la ropa, los pañales y toallas junto a sus biberones, chupones y la leche en polvo para cuando dejara de ser amamantado, meliodas tenía que admitir que ese pensamiento lo excitaba levemente, su bella mujer con uno de sus pecho de fuera dándole de cómeme a su hijo, sus senos habían crecido y también estaban más sensibles por el hecho de que se estaban preparando para amamantar a su pequeño bebé y eso la volvía más receptiva, solo sacudió su cabeza ante esa clase pensamientos, no podía tenerlo al menos no hasta que su pequeño naciera pues no quería molestarla en tener sexo durante su embarazo sabiendo que después de lo de Melia ella no se sentía lista y sus amigas seguro los detendrían apenas iniciaran
—Si yo también lo amaré...—
—Meli...—la suave voz de Elizabeth llena de ternura fueron suficientes para que meliodas separara su cabeza de el abultado estómago de la albina solo para mirarla a los ojos, tenía la mirada brillante, una sonrisa iluminadora y más que otra cosa estaba ligeramente sonrosada mientras jugaba nerviosamente con sus dedos, sin embargo esa idea que la tenía tan ilusionada simplemente pareció hacer que se arrepintiera de inmediato, solo soltó un suspiro extendiendo sus manos para acariciarlo y antes de que meliodas pudiera protestar para pedirle que le dijera ese secreto sintió como sus manos empezaban a acariciar sus rubios cabellos con delicadeza
Ella estaba acariciando su cabello en movimientos calmantes que relajaron su cuerpo poco a poco hacerlo entre cerrar los ojos debido a la sensación de sueño que le daban sus manos mágicas, la forma en la que sus uñas rozaban su cuero cabelludo y sus dedos comenzaban a tocar algún punto erógeno en su cabeza que comenzaba a relajarlo, solo apretó los labios en una línea fina para evitar gemir ante el sensual contacto y cuando al fin sus manos blancas se separaron se sus hebras doradas abrió los ojos para mirarla, el momento era cálido y muy exótico, eran como un iman completamente necesitados de el cuerpo contrario, se deseaban tanto que en medio de ese trance comenzaron a restregarse contra sus cuerpos
A pesar de su condición Elizabeth se mantuvo sobre el rubio sin dejar de mirar a sus ojos profundamente esmeralda comenzaron a mover sus caderas y restregarse contra el pantalón de meliodas de la misma forma que él alzaba las caderas para empezar a frotarse con la intimidad de su chica, los jadeos no tardaron en aparecer, sus alientos se mezclaban, sus ojos no se separaron en ningún momento formando una bella pradera a la orilla de el mar absortos en su propio mundo
—Mngh Eli...d-deténte no podemos ah— meliodas fue el primero en salir de aquel trance erotico que los desvió rápidamente, la mirada de esos ojos bicolores profundos que lo incitaban a caer en la tentación deteniendo esos vaivenes hacia arriba gruñendo al sentir su miembro ya algo erecto y parando los movimientos de caderas que de su amada —Por favor nena hasta que nazca el bebé no...—
—Por favor meliodas te necesito—
—N-no Eli — ella simplemente le dedicó una mirada triste cubriendo un poco su cuerpo desviando la mirada por fin de sus ojos esmeralda y asintiendo con la cabeza, meliodas puso entenderlo de inmediato, creía que ese avergonzaba de su cuerpo, sentía que no quería estar con ella por el simple hecho a su cambio de peso y figura cuando la verdad era otra, a decir verdad le daba miedo lastimarla si es que iba muy rápido o equivocarse de posición y penetrarla demasiado profundo, solo tomo aire frunciendo el ceño para controlar su inquietud y sin esperar más atrajo su rostro con sus manos y pegó sus labios en un beso feroz
Intenso desde el inicio saboreando ese extraño pero delicioso sabor a cereza y fresa desde los labios de su amada metiendo la lengua sin pedirle permiso iniciando un beso de le guías que los dejo borrachos de la pasión, sus mentes volaban completamente desesperados por unirse una ves más, en sonido de chupon por la intensidad de la que comían de sus labios los hacían desesperarse de no tener lo que deseaban y por ese momento a Elizabeth le dieron los característicos antojos de el embarazo...solo que no era comida lo que quería, se separaron por la falta de aire para mirarse fijamente
—Meliodas por favor te deseo...—
—No quiero lastimarte— susurro este comenzando a pasar sus manos por el redondo vientre de embarazo de la albina tocando cada una se sus extensiones y subiendo lentamente dandole deliciosos escalofríos, su cuerpo era más sensible que antes por lo que ahora era completamente capaz de sentir más placentero las manos de su amado sobre su piel —No quiero pasarme y lastimar a el bebé —
—Por favor meli te necesito— ya no pudo soportarlo mas, el rubio simplemente asintió con la cabeza dando a su bella embarazada sentada sobre la cama ya muy mojada después de lo que había pasado y tras asegurarse de que Elaine y diane estaban abajo ignorándolos cerró la puerta de el cuarto, le puso seguro y se volteó para mirarla, estaba a punto de cumplir una de las fantasías que empezó a tener desde que su vientre de notó por completo, era bella, frágil y tan receptiva que se sentía loco por ella con la diferencia de que tendría que ser muy dulce y delicado para no lastimarla y a media hora de irse a su cita médica también tendría que hacerlo rápido para hacerla disfrutar y tener tiempo de volver a arreglarse
—Bien pero harás todo lo que te diga—Elizabeth simplemente asintió cómo niña pequeña apuntó de recibir un regalo y tras ver cómo su amado se acercaba hasta ella cerró sus ojos y empezó a sentir como él bajaba su vestido hasta tal punto que sus grandes senos quedaron a su cara, eran más perfectos de lo que ya lo eran antes, más grandes, más sensibles, la albina solo abrió los ojos apenas dejó de sentir sus manos
—Toca...— meliodas trago en seco ante esa petición, tenía mucho miedo de lastimarla pero por lo que investigo era que sus senos al ser más sensibles en esa etapa facilitarían su excitacion permitiéndole entrar sin complicación alguna, el corazón le palpitaba en el pecho como nunca antes y el sonrojo en sus mejillas solo hacía que Elizabeth sintiera ternura de él, el rubio no tardó en hacerle caso, alzo una de sus cálidas manos hasta el pecho de su amada temblando ligeramente y apenas está todo la suave piel la miro a los ojos
—N-no te duele...—
—Mmm no...se siente bien— eso solo ayudaba para despertar aún más el miembro de meliodas, debía tratar sus lechos con cariño, debía de acariciarlos y pasar su lengua sin excederse, justamente eso fue lo que hizo, acuno sus dos grandes pechos entre sus manos con cuidado acariciandolos en movimientos sensuales mirando embobado cómo sus pezones se ponían duros al instante invitándolo a probarlos, pasó la yema de sus dedos por lo largo y ancho de esto y cuando no pudo soportarlo más los apretó con muy poca fuerza para no lastimarla —Ahhh mmm meliodas...— sus gemidos solo fueron la melodía de ángeles que necesitaba escuchar para poder seguir adelante, veía su sonrojo, miraba como abría la boca para poder soltar más de esos sonidos celestiales
—Segura que no te lastimo...—susurro este contra su oído en ese tono ronco sensual aumentando la forma en la que ella se perdía en sus caricias, jugaba en círculos con sus pezones, se relamía los labios al ver cómo su rizado botón parecía explotar de lo duro que estaba y luego con la misma calma y pasión con la que habían iniciado todo eso agachó ligeramente para abrir la boca sobre ese caramelo
—No me lastimas meliodas se siente demasiado bien...ahhh— apenas terminó de decir esto el rubio se llevó a la boca su pezon duro con intensidad succionándolo como lo hacía siempre, fuerte, esperando ansioso para saber si algo salía de ahí, apenas recordó la condición en la que estaba tuvo que obligarse a si mismo a no seguir de la misma forma para no tener que lastimarla, de todas formas lo único que necesitaba era poder hacer que ella estuviera húmeda y no lastimarla, conocía la posición perfecta para poder satisfacer al fin sus deseos carnales —Mmm ahh si así ahhh—
—Meliodas Elizabeth!!!! ¿Ya están listos? Están tardando mucho!!!— el grito de Diane desde abajo fue suficiente para que el rubio se separara con rapidez de su pecho haciéndole la señal de silencio con su dedo y luego si apartar la mirada de sus ojos comenzó a recostarla sobre la cama de lado confundiendo mucho a Elizabeth, estaba sobre su lado derecho como si fuera a dormir
—Ya vamos Eli aún no está lista !!!—
—Bien pero no tarden tanto tenemos que encontrar lugar!!!— con cada palabra que salía de su boca el rubio meliodas actuaba rápido para poder darle control a su mujer, ya no estaban para detenerse, su miembro estaba tan duro y erecto que no podría controlarlo sin contar hacia ya mucho tiempo que no se sentía en su interior, se desabrochó el botón de se pantalón mirando como ella se lo comía en con la mirada relamiéndose los labios, se veía tan hermosa, su vientre use contenía a su hijo...su hijo, sus senos de fuera con las puntas completamente endurecidas y algo de saliva más aparte sus labios hincados por la presión de los besos, para cuando termino de admirarla ya se encontraba sin pantalones ni bóxer dejando libre su gran erección ante los excitados ojos de la albina
Él solo avanzó a paso rápido pues ya estaba desesperado por poseer a su bella dama, se puso a su lado de ella bajando las bragas que llevaba puestas pero si quitárselas y luego como en cámara lenta levantó su pierna dejando su entrada ya muy mojada libre para él
—¿Lista linda?—
—Si...solo hazlo por favor, solo hazme tuya—
—Si te lastimo dímelo...— ya no dijo nada más, tan solo se adentró en su interior con le Titus hecha do la cabeza hacia atrás cuando tocó su punto y sintiendo como sus paredes loa prestaban, estaba más húmedo, más caliente más exquisito, al momento en el que abrió los ojos colocó su mano sobre su vientre abultado para acariciarlo y empezar las embestidas, pero no eran lentas sino rápidas, lo hacía rápido pero sin llegar a lo profundo pues eso podría afectar a su bebé, la sensación era delicioso y simplemente indescriptible, de adentro hacia afuera sintiendo como con cada embestida ella se mojaba más y más —Agh Ngh Elizabeth!!!—
—Ahhh ahhh mmm meliodas ahhh más más!!!—
—Grrr estás tan apretada ahhh mngh se siente más rico así ahh— ella no hacía esfuerzo alguno solo disfrutaba, sus lechos rebotaban con cada embestida, sus ojos parecían reflejar el cielo azul más hermoso que meliodas haya visto y su rosada boca estaba abierta para gemir su no,bre, lo que siempre quiso y tendría siempre aunque también tendrían que asegurarse de que no los escucharan— Ahhh ahhh ngh —
—Meliodas...ahhh mi amor voy a...—
—Trata de no gritar ngh — él también lo sentía, habían empezado tan rápido que ahora su orgasmo se sentía cerca, el conocido fuego en sus cuerpos, las lágrimas de placer saliendo de sus ojos, se mordían los labios para evitar gemir más fuerte de lo que querían hacerlo y cuando el choque de sus cuerpos era frenético e inundaba sus oídos en aquella habitación se dejaron ir en un orgasmo explosivo que les robo hasta el alma, la venida de Elizabeth había sido tan fuerte que incluso él se corrió al sentir como sus paredes lo apretaban con fuerza, era la primera vez que se venía en su interior y le encantaba la sensación, al menos no debía de preocuparse pues ya estaba embarazada y si ella lo quería le daría un hijo, uno que fuera suyo, dos o tres, solo quería verla feliz y claramente complacida
Apenas sus respiraciones se controlaron meliodas le depositó un beso en su nuca haciéndola reír con ternura y tras salir de su interior le subió las bragas nuevamente levantándose de la cama para poder volverse a colocar su ropa interior y su pantalón sintiendo la mirada bicolor de su Elizabeth siguiéndolo a cada rato
—Si así serán tus orgasmos entonces te pediré hacer el amor siempre —
—M-meliodas —
—Nishishishi— apenas estuvieron relativamente decentes nuevamente meliodas ayudó a su amada a levantarse pues tenía un ligero malestar en sus caderas y seguía cansado por ese sexo rápido que habían tenido, los doraba, amaba a meliodas más que a su vida y aunque le dijeran loca era el hombre de sus sueños, ahora más que nada lo sabía y estaba decidida a tenerlo a su lado por toda su vida
—Meli...—
—¿Que sucede cielo?—
—¿y si nos casamos?— meliodas dejo de bajar las escaleras solo para mirarla con los ojos relucientes por las lágrimas contenidas y la emoción de sentir su corazón agitado ante esa delicada y bella propuesta, Elizabeth se mordía el labio nervioso de lo que le había pedido mientras sus ojos relucían de querer llorar de la vergüenza y la pena, no pudo soportarlo más y la besó intensamente en los labios quitándole el aire que llevaba en sus pulmones
—Me encantaría casarme contigo cariño—
Lo se el lemon es demasiado corto pero ya se los recompensare con uno más corto e el futuro y lágrimas para derramar >:'3
Si les ha gustado voten y comenten, saben que adoro leer sus comentarios, disculpen las faltas de ortografía y nos veremos luego ^w^/
Faltan aproximadamente 2 capítulos para la muerte ewe
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