Capítulo 20

Vendo cuchillos y guantes de box para golpear ¿alguien quiere llevar uno antes de leer? >:/

Elizabeth no había dejado de llorar desde que se enteró de la notica, apenas ella gritó eso sus amigas trataron desesperadamente de calmarla diciéndole que solo era una probabilidad y en realidad no estaba embarazada de aquel rubio pues parecía que apenas los recuerdos y las cosas cayeron en su lugar de puso realmente mal, un hijo, un niño, estaba tan nerviosa y asustada que temblaba a pesar de estar envuelta entre las cobijas, un pequeño no era un juego necesitaba alimentarlo, amarlo, darle atenciones y por sobre todo educarlo ¿De verdad tenía la fuerza y compromiso para poder hacer eso? 

Debía ser positiva, Melia la amaba con el alma al igual que meliodas así que un niño seguro solo los unía aún más pero ¿Que hay de meliodas? Tendría que conformarse con ver cómo la mujer de su vida tenía hijos con su gemelo y lo dejaban de lado poco a poco, no quería que su pequeño dragón sufriera, no podía imaginarse su cara de dolor cuando le dijeran esa noticia pero bueno ya no había nada más por hacer, a menos que abordara a ese bebé y así nadie se enteraba de que en algún punto tuvo a el hijo de Melia en su interior pero...en parte no quería abortarlo, no quería perder esa oportunidad  de ser madre y poder tener en sus brazos a ese pequeño o pequeña que le alegraría la vida 

—Ya volví...— la voz de Diane la cual había salido inmates atrás a comprar rápido una prueba de embarazo para poder estar seguras, no había tardado mucho y por el sudor en su frente se podía ver que se la pasó corriendo para poder llegar rápido, la pequeña caja que contenía a una prueba plasmada en ella y una familia feliz abrazando a un bebé le día algo de esperanza de que todo saldría bien, si, Melia la amaba y adoraba seguro esa noticia le haría feliz —Te dejamos solas para que la hagas—

—Gracias chicas yo les avisaré de el resultado —aunque era más que obvio que el resultado era positivo más valía estar completamente seguros antes de ilusionar a Melia el cual ya había recibido el mensaje de Elaine la cual lo citó en su casa de inmediato, debía de admitir que ambos hermanos se sorprendieron de su repentina invitación pero pese a eso apenas la rubia mandó aquel texto Melia tomó sus llaves y partió hacia la casa de su prima de inmediato dejando a meliodas algo preocupada pues sentía algo en su interior que le decía que algo había pasado 

—Suerte Eli...— y sin deci más amabas amigas salieron de la habitación de Elizabeth con unas sonrisas y los nervios a flote como si fueran ellas las que estuvieran esperando un hijo y se adentraron escaleras abajo para llegar hasta la sala a esperar a el padre de esa criaturita quien ya estaba en camino, no había de que preocuparse, la amaba como a nadie nunca había amado así que todas estaban seguros de que ese bebé será la alegría de sus vidas

*

Melia ya estaba sentado en el sofá con al castaña y la rubia completamente preocupadas al ver que Elizabeth no bajaba desde que la habían dejado sola en la habitación, quizá la prueba había salido negativa y ahora estaba pensando en una excusa para la razón por la que habían citado a Melia en aquel lugar, si seguro solo era eso no habría otra explicación que no fuera esa, sus pensamientos se vieron interrumpido cuando la dueña de ese problema bajo las escaleras derramando lágrimas de sus ojos y aquella prueba entre sus manos, al parecer hasta apenas esos momentos se había sentido lista para poder darle cars a aquel rubio 

—Eli ¿que pasó?— musitó algo preocupado Melia al momento de ver cómo su cara estaba ligeramente roja y las lágrimas no dejaban de bajar por sus ojos bicolores como si fueran una catarata incapaz de detenerse —¿Te hicieron algo?—

—N-no es eso mel es que...es que yo— pero nada salió de su boca, Elizabeth solamente le dedico una mirada de auxilio a sus amigas las cuales captaron la señal a el instante y se pusieron a su lado para darle apoyos, eso no era algo tan simple de decir como uno se imaginaba o esperaba, no era fácil decirle a alguien que estabas embarazada con miedo a empezar una nueva etapa en tu vida diaria, una nueva rutina y un momento lleno de paz o dolor, su corazón palpitaba fuertemente contra su pecho como si fuera un tambor desesperado de que lo oyeran pedir auxilio desde su lugar alejado y cuando Melia no podía estar más confundido la albina sonrió plenamente feliz mirándolo a los ojos 

—¿Eli?...—

— Estoy embarazada...— fue como si le hubieran hachado un balde de agua helada sobre su cuerpo ¿escucho bien? Quizá solo había escuchado mal y todo era una mala broma por parte de la mujer de sus vidas o quizá una mala jugada por parte de el destino pero apenas esas palabras llegaron hasta sus oídos Melia frunció el ceño con fuerza y apretó los puños 

—¿Quien fue el idiota que lo hizo?— idiota era él por haber  preguntado eso, Elizabeth solo comenzó a reírse levemente por el comentario de celos que hizo aquel rubio de ojos opacos, se limpió las lágrimas aún sin dejar de reírse confundiendo aún más a aquel hombre y luego volvió a mirarlo con sus ojos deslumbrantes y una sonrisa brillante que le hizo perder todas las fuerzas a el instante mientras se dejaba acuernen la oscuridad 

—No mel, espero un hijo tuyo...— sus ojos opacos se abrieron con fuerza mientras se ponía de pie para admirar bien a la albina de arriba a abajo, era cierto, si la mirabas con atención tenía su vientre algo abultado indicando que no tenía mucho y esa sonrisa la hacía ver hermosa pero ¿Cuando un hijo era una buena noticia? Te quitaban la atención, te quitaban los momentos de sexo, te quitan el sueño y más que nada te quitan a tu pareja como los ladrones que eran y agacho la cabeza con la respiración, agitada...un hijo...un hijo bastardo que no quería —¿Mel?—

—¿Cuanto tiempo tienes?—

—Dos meses...— así que fue de aquella vez en la fiesta de ban, estaban tan concentrados y borrachos que en ningún momento se les vino a la mente el simple hecho de ponerse algún preservativo para poder protegerse de que aquello sucediera, maldita sea!!, había sido un jodido error que ahora le había arruinado la vida —¿Melia? ¿que te sucede?—

—¿Crees que puedes engañarme? Seguramente te acostaste con algún imbecil y solo quieres que yo me haga responsable — Elizabeth solo se quedo en shock ante esa declaración 

—No mel este hijo es tuyo y...—

—Mierda no!!!...yo no quiero un hijo Elizabeth — 

—Hubieras pensado en eso antes de haber tenido sexo conmigo sin protección —su corazón se estaba rompiendo en miles de pedazos mientras miraba la cara de ira que le dedicaba aquel rubio, estaba con vencida, lo que Melia sentía hacia ella no era más que una enferma obsesión

—Pues en ese caso no lo quiero, aún estamos a tiempo de que abortes puedo llevarte a el hospital y...—

—¡Pero yo no lo quiero abortar, yo quiero tenerlo melia! —

—¿Eres imbecil?— en ese momento fue Diane la que decidió interrumpir poniendo a la albina detrás de la protegiéndola con su alto cuerpo y se le quedó mirando con rencor a Melia el cual solo le regresó la mirada como un demonio sanguinario — Hay muchos riesgos si la llevas a abortar, fue culpa de ambos y ahora deberían de hacerse responsables  — el silencio que reino el lugar después de eso sofocaba a los presentes ahí, la tensión podría ser cortada con un par de tijeras debido a el ambiente oscuro que se había formado en aquel lugar y cuando les liencillo no podía ser más abrumados el rubio sonrió cínicamente y tomó sus llaves entre las manos 

—Pues espero que encuentres algún padre pare ese bastardo...—

—Melia...—

—No estoy listo para ser padre Elizabeth!!! Odio los niños y no quiero que mi vida se arruine por un pequeño mocoso!!!— para ese punto las lágrimas de la albina ya se habían hecho presentes nuevamente en sus ojos saliendo sin control alguno debido aquel dolor que sentía en su pecho como si alguien la hubiera golpeado justo en el corazón y la desesperación de saber que no contaba con el apoyo de ese hombre que decía amarla —Así que espero que algún tonto se haga cargo—

— ¡¿Que?! — 

—Yo no voy a mantener a ese maldito mocoso a ver de donde sacas a un imbecil que quiera cuidarlo— ya no dijo nada más, tras dedicarle una mirada fría a Elizabeth y a las demás chicas que lo observaban con odio Melia salió de ahí con rapidez asonando la puerta con fuerza causando un estruendo enorme que hizo saltar a la albina por les suyo e hizo reaccionar a las otras dos mujeres solo para fruncir el ceño 

—Espera idiota no puedes hacer esto!!!— pero para cuando Elaine salió a la calle ya no había rastro alguno de el que alguna vez fue el hombre que Elizabeth amo

*

Melia había llegado completamente molesto a su casa anotando la puerta principal asustando a su gemelo de inmediato y caminando a paso rápido hasta su habitación sin quitar esa cara pálida y frívola con la que había llegado a su hogar, estaba furioso, enojado y muy frustrado, no podía entender cómo había arruinado así su vida por un jodido descuido y ahora aquella mujer le pedía que cuidara a su bastarse, no lo haría, no iba a desperdiciar su vida en un Niño que al final lo dejaría sin nada 

—Hermano ¿Que sucedió? ¿Elizabeth está bien?— escuchar el nombre de la albina en los labios de su gemelo hicieron que su ira aumentara incontrolablemente, sentía su cuerpo arder en llamas pero de pasión o lujuria, su mente divagando en el recuerdo en el que cometió aquel grave error y sus ojos en ubicar alguna maleta en medio de aquella negrura, estaba dispuesto a o hacerse cargo y eso haría aunque el precio fuera irse lejos —O-oye ¿Que estás haciendo? ¿Que está pasando?—

— Mierda pasa que necesito irme de aquí rápido —

—¿Que? Espera hermano no puedes irte!!! Ni siquiera tienes algún hotel reservado, lugar, boletos, ropa para poder...—

—Callate joder!!! No tengo tiempo para estar estupideces— meliodas no sabía si le confundía aún más los gritos de su gemelos el cual tomaba con rapidez algo de su ropa para aventarla a su maleta improvisada o los sonidos de llamada de su teléfono el cual no dejaba de sonar y apenas el pequeño pitido se acababa volvía a iniciar con más incistencia que  antes 

—¿Que fue lo qué hiciste?—

—No es de tu incumbencia...—

—Melia dime que carajos sucedió!!!— grito ya molesto meliodas tomando la muñeca de su gemelo con fuerza impidiéndole que cerrara esa maleta y haciendo que su ceño se frunciera más, con rapidez Melia solo se soltó de un tirón retando a meliodas con la mirad quien no tardó en regresarle esos ojos de furia con más intensidad que él— ¿Que hiciste? ¡¿Que pasó con Elizabeth?!—

—¿Quieres saber? Bien te lo dire...Elizabeth está embarazada ¡¿contento?!— el rubio solo se quedó en shock al igual que su gemelo cuando le dijeron la noticia, un niño, un pequeño bebé que traía alegría a todos, pero por cómo lo había dicho su hermano lidia saber bien que se pequeño no era suyo sino de Melia, sintió como un dolor casi físico en el pecho le subía desde su estómago obligándolo a sentarse en la cama de su gemelo tragando duro para tratar de deshacer el nudo que se había formado en su garganta debido a la sorpresa y el dolor...fue como si sus sueños se hubieran ido a la mierda con eso, él deseaba esa familia con su bella albina sin embargo había sido su hermano el que la había conseguí, se sentía vulnerable, adolorido y con los sueños por los suelos 

Solo dejo que varias lágrimas salieran de sus ojos esmeraldas brillantes agachando la cabeza debido a la sorpresa de saber que su gemelo la había dejado embarazada, quizá debería de hacerse a un lado y dejar que Melia disfrutara de esa felicidad de estar con ella, no podía regresar en el tiempo para detener que eso sucediera y si eso era lo que a Elizabeth la hacía feliz en ese caso la apoyaría en lo que fuera, no pudo soportarlo más, mirando como su gemelo sacaba algunos zapatos de su armario meliodas solo escondió el rostro entre sus manos temblorosas y empezó an llorar de verdad

Sus lágrimas de diamante se escurrían entre sus ojos como si siempre hubieran deseado salir desde mucho tiempo antes, tenía dolor en su pecho y en el alma al saber que la mujer de sus sueños en realidad no era suya y al final resultó que el ganador de aquella apuesta que inició esa aventura había sido Melia...su hermano, cayó en cuenta de él cuando lo miró salir de la habitación mirando su celular y llamando a algún número desconocido sin dejar de fruncir el ceño 

—Espera hermano no puedes irte!!! No puedes dejarla!!!—

—Pues mírame hacerlo...— musitó este entre la desesperación maldiciendo en voz baja cuando el número de el taxi no le había respondido solo abriendo la puerta con rapidez y saliendo de el departamento sin molestarse en volver a cerrarlo percatándose de cómo su gemelo lo seguía de cerca, meliodas tenía que detenerlo, por más que le doliera el corazón y su alma por saber aquello no podía permitir que Elizabeth sufriera por ese idiota, no podía permitirlo nunca, meliodas solo fundió el ceño mirando la determinación de su gemelo al estar ya casi afuera y sin esperar más tiempo tomó el otro extremo de aquella maleta improvisada jalándola de inmediato impidiéndole seguir a Melia

—No puedes hacerlo...vas a tener un hijo hermano tienes que hacerte responsable — dijo este jalando la maleta con fuerza haciendo que el de ojos oscuros perdiera levemente el control al sentir cómo su cuerpo era jalado nuevamente a el interior de el edificio 

—Pues no quiero hacerme responsable!!!— grito Melia jalando sus cosas para poder sobrevivir fuera de la ciudad haciendo que meliodas perdiera un poco el equilibrio pero que no soltara aquel objeto lleno de ropa y zapatos de su hermano gemelo —Yo no quiero a ese maldito bastardo—

—Es tu hijo hermano, amas a Elizabeth no puedes dejarla!!!—

—Pues en ese caso ya no la amo!!!...— ahora lo comprendía todo, no era rencor o culpa lo que sentía, Melia tenía miedo de ser padre y arruinar su propia vida, quería huir como el cobarde que siempre fue para poder dejar el pasado y los errores atrás como si nunca los hubiera conocido, se estaba comportando como un cobarde poco hombre mientras lágrimas amenizaban con salir de sus ojos — No puedo... simplemente no puedo!!!—

—¡¿Y crees que ella si?! ¿crees que Elizabeth puede ser madre? Ella también tiene miedo y seguro tenia la esperanza de que la apoyaras pero no lo hiciste —

—¿Y que querías que hiciera? Que cuidará a ese niño, que lo amara sabiendo que me había arruinado la vida—

—Tu solo te arruinaste siendo así!!!— ya no pudo aportarlo mas, el miedo y la desesperación crearon un huracán de emociones extremas en el pecho de Melia llenándolo de recuerdos hermosos con su bella albina, besos, abrazos, sonrisas, momentos de pasión y mucho amor, pero no odia, simplemente no odia hacerse caso de ese mocoso, de ese error de esa abominación y no quería que ese Niño tuviera un padre como él...cobarde, melia solo cerró los ojos con fuerza dejando que varias lágrimas traicioneras bajaran por sus mejillas y luego sin importarle nada tiro con demasiada fuerza de la maleta haciendo que meliodas perdiera el equilibrio y cayera a el suelo hacia adelante apenas metiendo las manos para poder sostenerse —Hermano no...—

—Lo siento...— Y sin decir nada más aquel rubio que en algún momento fue un Niño feliz que reía sin parar entre las aventuras con su gemelo salió corriendo de aquel edificio sin mirar en ningún momento atrás buscando desesperadamente un taxi que lo llevara a la central de autobuses, podía comprar el boleto ahí, irse de la ciudad y nunca volver por que estaba seguro que después de todas las idioteces que le había dicho a Elizabeth ella no iba  querer verlo jamás 

*

El timbre de la casa de las amigas sonó con insistencia una y otra vez desesperándolas un poco, estaban arriba tratando de controlar a Elizabeth quien solo lloraba y gritaba levemente debido a la desesperación y temor que sentía, se sentía tan pequeña y sola en aquel mundo de depredadores donde sería comida si se los permitía haciéndose bolita en su cama 

—Eli ya no llores le hará daño a el bebé — susurro Diane tratando de ignorar cómo el timbre de su casa sonaba y soñaba con insistencia como si fuera alguna situación de vida o muerte la que llevaba a aquella persona a tocar y timbrar como demente— Todo estará bien nosotras te ayudaremos con el pequeño...—

—No quiero...No lo quiero Diane...no lo quiero ¿Que haré sola? Yo no puedo con esto sola, no me mal entiendas, quiero tenerlo pero yo sola... — 

—No estás sola linda nosotras estamos para...—

—Elizabeth!!!— esa voz hizo que todo el lugar se quedara en completo silencio haciendo que sus ojos se abrieran con rapidez reconociendo a el portador de ese llanto enorme que pedía a gritos hablar con la mujer que reposaba sobre la cama —Abran la puerta por favor necesito verla!!!—

—Meliodas...— Elaine solo pudo salir corriendo escaleras abajo como si estuviera en un marathon para salvar la vida de alguien y con las manos temblorosas y sudadas tomó las llaves correctas solo para meterlas en la cerradura y abrir la puerta de madera, apenas una pequeña abertura de dejo ver el rubio empujó la puerta entrando en el interior empapado entre sudor y lágrimas amargas saliendo de sus esmeraldas iluminadas corriendo aphasia arriba, sabía bien donde estaba ella por lo que no necesitaban decirle por donde tenía que ir, sus pies se movían como los de una clase de asesino dispuesto a acabar rápido con su víctima tan rápido que incluso se tropezó varias veces por las escaleras para poder verla 

Sus ojos se abrieron de par en par al ver bien su panorama, su bella mujer estaba tendida sobre su cama llorando sin control alguno y abrazando su almohada para poder tapar su cara apenas vio cómo él se adentraba en su habitación frunciendo el ceño, no quería verlo esa era la respuesta a su acción 

—Nena...—

—Largo de aquí meliodas!!!—

—P-pero Eli ¿por qué?—

—Por que tu cara es idéntica a la de él...— grito está tapándose con las cobijas hasta la cabeza y dejando a meliodas aún más destrizado de lo que ya estaba, a pesar de venir con buenas intenciones Elizabeth le gritaba que se largara cuando no podía hacerlo, no podía dejarla en esa situación menos embarazada, eso ponía en riesgo a el bebé que se retorcía en su interior el cual no tenía la culpa de el padre que le había tocado —Lárgate no quiero que me lo recuerdes!!!—

—No me iré!!! Yo no soy él Eli por favor déjame ayudarte— 

—No puedes ayúdarme...—Susurro lo último haciéndose bolita aún más contra la cama para poder sentirse al menos más segura en esos momentos por que su miedo e inseguridad estaban a unos niveles críticos —Al menos dime qué es lo que estaba haciendo antes de que vinieras —Meliodas simplemente suspiro con tristeza haciéndole una seña a Diane para que los dejara solos y aunque esta no quería hacerlo solo se alejó lentamente bajando las escaleras para encontrarse con Elaine, meliodas no tardo ni un segundo en sentarse en la cama para acariciar su cabeza por encima de la tela tratando de darle un consuelo que era imposible de darse 

—Empezó a empacar cosas como loco y se largo...trate de alcanzarlo pero el taxi ya se lo había llevado — el llanto de Elizabeth solo aumentó aún más ante esa declaración, claro, ¿Por que no se le ocurrió antes? Era obvio que como un cobarde Melia tratará de huir de los problemas y las responsabilidades de todas formas siempre le tuvo miedo a el compromiso y ahora que en verdad tenia uno fuerte no quería tomarlo o reclamarlo como suyo —No se a donde irá —

—¿Por que? Decía amarme, cuidarme y hacer todo por mi ¿Por que me abandona como si fuera un juguete a él que pudiera desechar?— su dolor era algo que meliodas no podría entender ni en mil años, lo que ella sentía en esos momentos no eran comparados a el dolor y la frustración que él sentía debido a la noticia que le cayó tan de repente pues mientras ella sufría por la soledad él sufriría por el simple hecho de saber que sus sueños terminaron siendo cumplidos por alguien más...solo sacudió su cabeza noté esto, no era tiempo de pensar en eso solo necesitaba ayudarla de alguna manera, que dejara de sentirse sola y sintiera que tenía en él un apoyo para la situación...solo abrió los ojos como platos cuando una deja cruzó su cabeza, tembló ligeramente ante el pensamiento causando que la albina se destapara un peón para poder verlo a los ojos y cuando azul y verde chocaron finalmente meliodas estiró una de sus manos temblorosas hasta tocar el vientre plano de la albina 

—Yo seré el padre para tu hijo...—

Amonos triple capítulo por que aún me faltan 6 problemas de balanceos químicos y yo no entiendo ni madres XD

Ok no en realidad si entiendo pero ke da flojera estar sacando cada el entelo y luego darle el balanceo ;w;

En fin...ahora si pueden darle de puntazos, gritarle, escupirle y odiar a Melia por que lo que hice en este capítulo ni tiene perdón >:c

¿que les pareció el capítulo? ¿Les gusto? Espero que si por que lo sentimental y dolorosa no es mucho lo mío como sabrán pero espero al menos que les haya dolido un poco o los haya hecho enojar :'3

Sin más que decir nos veremos en otro capítulo 

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