Capítulo 17

Cuando Elizabeth volvió a abrir los ojos se encontró sola en aquel cuarto azul con paredes blancas, su cuerpo desnudó y seco estaba bajo las suaves y cálidas sabanas de el cuarto de meliodas mientras que a los pies de la cama podía ver bien cómo estaba su ropa, eran unas bragas blancas justo a un sostén de igual color, un jeans y una camisa roja de escote, bueno al menos las perversiones de Melia se notaron al final, soltó una risilla ante esto, cómo los amaba a ambos, no era capaz de escoger a uno y aunque solo llevaban días de relación no podía evitar sentir como si ya hubiera osado mucho, cómo si fueran los amores de su vida 

Malo para ella al no ser capaz de escoger solo a uno pies si llegará el caso prefería quedarse sola y sufrir a lastimar a alguno de ellos por no haberlo escogido, aún así no se preocupaba por eso, su relación era sólida por el moment9 y si iba así estaba segura de que lograrían vencer cada pizca de celos de Melia, inseguridades de meliodas e incluso miedos suelos pero lograrían salir adelante, solo sonrió ante esto levantándose de la cama con lentitud y estirándose después de el sueño que le dio aquel encuentro apasionado entre su amado y ella, ese meliodas ahora si que se había pasado pero ya se la cobraría después 

Camino aún completamente desnudó hacia los pies de la cama para poder tomar sus bragas entre sus manos colocándoselas a el instante, aunque algunos no le creyeran la sensación de ponerse su ropa interior era placentera para ella, se sentía protegida por una tela y después de la forma en la que su ex la había tratado era razonable que lo creyera así, solo sacudió su cabeza ante esto, no iba a permitir que los tormentosos recuerdos de el pasado hicieran que su relación se fuera a la mierda pues estaba demasiado bien como para revivir tantos traumas, la suciedad con la une la tomaba, la falta de amor con la que la tocaba y la velocidad dolorosa con la que la embestía, nuevamente negó con la cabeza no era prudente pensar en eso 

Apenas termino de vestirse por completo salió de la habitación solo para encontrarse sola en el lugar, estaban las llaves en la mesa junto a una pequeña nota y algo que parecía ser su almuerzo junto a todo eso, solo se acercó con cautela esperando que no fuera alguna mala broma de los hermanos que quisieran asustarla apenas tomara algo de loq une había ahí tomo aquella hoja entre sus manos mirando a su alrededor por si se les ocurría aparecer de la nada pero no sucedió, al leer las palabras en aquel papel supo la razón 

"Eli, lamentamos habernos ido pero ya se nos hacía tarde, Melia te dejo tú ropa para que puedas cambiarte, te prepare algo para que almuerces en el trabajo y te dejamos las llaves para que puedas salir de el departamento, te esperamos en el parque al salir, te amamos"

Eso tenía mucho sentido para ella, al parecer había dormido más de la cuenta y tuvieron que irse a su día laboral, nada nueva pero al menos alegraba que le hayan dicho por nota, ya estaba lista, aquel almuerzo podría llevárselo para comerlo allá y las llaves las tendría siempre en su bolsa para poder regresar en la noche o para entregárselas a alguno de los gemelos, solo se rio ante esto, incluso en una nota eran encantadores por igual, negó con la cabeza levemente tomando las llaves entre sus manos para guardarlas y llevándose su almuerzo, para su suerte ese día salían temprano 

*

Meliodas y Melia se encontraban nerviosos en aquel parque, el lugar era muy hermoso y en aquel lugar ambos habían pasado aventuras con su albina desde besos, abrazos e incluso fue en aquel lugar donde meliodas le pidió a Elizabeth ser su pareja, había un puesto de helados en una esquina, había juegos para niños en algún lugar y después de esos solo había puestos de comida chatarra y muchas áreas verdes por la cual podrían pasear o descansar, por un momento se pusieron realmente nerviosos debido a que quizá ella se molestó por haberla dejado sola e irse a trabajar, debieron de haberse quedado a su lado que idiotas 

—Hola!!! Lamento llegar tarde—la voz de su bella diosa hizo que ambos alzaran la cabeza al instante con sonrisas en sus rostros dejándola ver, se veía realmente hermosa con la ropa que Melia había escogido para ella, esa sonrisa, su cabello recogido en una coleta alta con un moño que al parecer se hizo en el trabajo y esa característica sonrisa de ángel que ponía sus corazones a latir con fuerza —El jefe me regañó por llegar tarde pero aún así me dejo salir —

—Que bueno que ya estás aquí—la ropa de meliodas no sabía si era hermosa o adorne, llevaba unos pantalones azul marino y una playera de coloro más aparte una sudadera de cuadros rojos y negro que lo hacían ver hermoso (imagen de multimedia) mientras que por su parte Meliá llevaba el mismo conjunto con la única diferencia de que su sudadera era con cuadros azules y cuadros negros tan iguales y tan diferentes a la vez,sonrisas iguales pero con intenciones diferentes y ojos diferentes pero con el mismo sentimiento, amor, no podía evitar sentirse en un cuento de hadas, tenía dos principies uno celestial y uno demoniaco que la hacían sentir más que amada y dichosa, estaba peleando contra sus miedo para que ella fuera feliz solo eso y eso la ponía como una tonta enamorada — ¿Empezamos nuestra cita?—musitó meliodas extendiéndole su mano para que la tomara 

—¿Cita?—

—Nos gustaría estar contigo en una cita antes de tener algunas por separado— la explicación de ambos hermanos sólo hicieron que su corazón se acelerara con más fuerza, perfumados, con sonrisas, pitándosela mutuamente, si es que estaba dormida que por favor alguien la despertara antes de que se ilusionara y terminara desilusionada — Entonces ¿Aceptas cariño?—de la misma forma que su gemelo Melia le extendió una de sus manos con una sonrisa esperando para tomarla, Elizabeth solo sonrió aún más contenta de lo que ya estaba tomando ambas manos a el mismo tiempo iluminando la mirada de los hermanos  

—Claro que si!!!—ya no esperaron más tiempo y solo empezaron a caminar por el enorme lugar sin quitar las sonrisas de sus caras, la mano de Elizabeth señalaba los juegos para niños yendo hasta ellos como una niña pequeña de cinco años para conseguir un columpio libre, pasaba sus piernas de enfrente hacia atrás solo para impulsarse, el cabello volando a el compás de el viento y ella como una pequeña hacía que los hermanos solo la observaran con ternura mientras ella se reía y les pedía que la empujaran para ir más rápido 

En otra ocasión le compraron un algodón de azúcar que compartieron entre los tres mientras platicaban y esta vez decían la verdad, cada cosa une alía de sus bocas eran experiencias de vida desde la primera vez en la que cada uno fue atacado por sus enfermedades hasta cuando protegían a su hermano menor, Elizabeth tenía la mala suerte de enamorarse de gemelos pero eso no le importaba en absoluto, ellos eran realmente increíbles y sin duda eran los amores de su vida 

—Hubo una ocasión en la que Melia golpeó a un niño que compró las últimas gomitas de la tienda— el mencionado simplemente se sonrojó con fuerza al recordar lo que hizo de pequeño que sin querer empezó una pelea con todo el salón, esa vez terminó con un ojo morado y una sonrisa mientras comía sus gomitas favoritas —Debiste de ver como lo regañaron —

—Oye no te burles!!!—

—Nishishishi— si...parece que todo iba a estar bien después de todo,  risas, gruñidos de molestia cada que alguno de ellos se acusaba entre ellos, tomadas de manos, besos abrazos y antes de que se dieran cuenta la noche los cubría con su bello manto estrellado mientras ellos admiraban cada destello de aquellas esferas de luz que les sonreían desde el espacio 

—¿Creen que todo esté bien entonces?— los hermanos rápidamente la abrazaron solo para darle un beso en la mejilla que la dejo con sus pómulos rosados perdiendo el frío que pudiera provocarle la fría oscuridad 

—Totalmente Eli, todo estará bien a partir de ahora —hería creer en eso y para su mala suerte lo hizo, creyó en lo que salió de los labios de Melia ignorando la mirada preocupada de meliodas y simplemente siguió viendo el cielo disfrutando de la calidez que ambos de sus amados le daban 

* 3 meses después * 

Fue como si la vida se les hubiera ido en un simple abrir y cerrar de ojos, aún podía recordar su segunda cita, se habían reído hasta que el estómago les doliera por tanta risa causada en sus pláticas, habían contado experiencias reales tanto de miedo como cómicas de los tres sin quitar de lado las perversiones de ambos, una mano sobre su pierna, algún apretón de sus senos por parte de los dos sin que el otro se diera cuenta y claramente momentos íntimos con ambos, tomaban sus precauciones como el condon o las pastillas anticonceptivas o algunas otras más urgentes de hacer pues al olvidarse de protegerse recurrían a terminar afuera, no querían una bendición de nueve meses y aunque la albino lo añoraba sabía que ninguno de los rubios quería ser padre 

Eso la desilusionaba pero no los iba a obligar, aún recordaba la platica con su madre donde Melia le había presionado algo fuerte su muslo al momento de tocar el tema de los bebés, aún así ella tampoco se sentía lista por ahora solo quería disfrutar de lo que era ese calor que sentía en aquel momento, estaba recostada en la cama de meliodas, con las piernas abiertas y sus pechos de fuera, el rubio había aprovechado aquella oportunidad de soledad para poder tener un momento íntimo a su lado, masajeaba su respondes como si fueran una clase de desestresante mientra su lengua solo pasaba por su rosado botón como si fuera un gato mimado.

No se lo llevaba a la boca ni se ponía a hacer más cosas que acariciarla, apretaba el pecho que no estaba usando, pasaba la lengua por aquel que le llamaba la atención y por último término con acariciar aquella híper sensible área rosada sobre las bragas blancas de su bella mujer, gemía, jadeaba, acariciaba su cabello mientras él solo se entretenía en hacerla disfrutar y torturarla de el placer 

—Mngh...ah meliodas— El rubio simplemente rio levemente mientras alzaba la mirada para observarla, ojos cerrados debido a el placer, su piel de gallina por cada sensación prohibida terminando con aquel hermoso color rosado en sus mejillas que cubría su cara, ella era tan hermosa que su alma le pertenecía por completo todo de él le pertenecía cada gota de sus lágrimas hasta la mínima sonrisa le pertenecían a la mujer de su vida, decidió darle todo a cambio de algo de amor y recibió hasta más de lo que quería en realidad —Mmm meli  — sus dedos se resbalaban por la tela como si estuvieran en el agua, sentía como aquella prenda cada vez se sentía más húmeda y la desesperación de la mujer que amaba se volvía más grande al igual que otra cosa 

Sentían como la pasión llegaba hasta su punto límite como si quiera quemar sus cuerpos enteros si no consumían su acto, las manos de Elizabeth acariciaban cada parte de la esa plata desnuda de meliodas pasando de vez en cuando a sus cabellos para revolverlos aún más y gemir por la suavidad que tenía ¿como es posible que un hombre fuera tan demoniaco y tierno a la vez? No lo sabía pero sin dos por algo eran gemelos, al parecer esa era la única cosa en la que se la recitan ambos

—Ahhh ahh meliodas—

—Mngh mmm— ya no pudo aguantarlo más, el rubio tan sólo se llevó aquel botón rosado a la boca con fuerza como si no hubiera un mañana comenzando a succionarlo cual pequeño bebé haciendo a un lado sus bragas para dejar ante la vestía aquella flor rosada húmeda lista para recibirlo, la sensación de ser tocada con más intensidad que antes rompió toda la cordura de Elizabeth, no podía conformarse solo con pequeños toques o succiones, necesitaba sentirlo de verdad, como en realidad era, rudo, violento pero un experto en el sexo, no le tenía miedo a ese lado animal que era capaz de mostrar 

Meliodas pareció leer sus pensamientos pues al instante abrió los ojos para mirarla encontrándose con unos ojos aún más opacos que los de Melia, su lengua daba vueltas a su aureola, su boca succionaba su pezon como un verdadero hambriento y sus caricias sobre su sexo se volvieron más fuertes y rápidos, parecía que dudaba entre sí meter los dedos o no pero eso no quita a que la hiciera retorcer con sus simples caricias, Elizabeth solo pudo hacer la cabeza para atrás por la insaciable sed de sentirlo más en su cuerpo, se había vuelto una adiccion para ella, ambos hermanos se habían vuelto su adición, sus cuerpos iguales pero diferentes, sus olores masculinos tam distintos entre sí y los ojos con los que la miraban al tocarla o besarla 

Uno con la lujurias otro con la pasión, uno con el amor y el otro con la obsesión pero aveces estaba tan sumida en sus caricias que no recordaba quien la miraba de cada manera, su cabeza daba vueltas al sentirse como una bomba a nada de explotar mientras su mente era tomada por una neblina morada como si aquel demonio tratara de meterse en su cabeza aún más de lo que ya estaba 

—Ahhh mngh Meli— por esos momentos el tiempo se volvió algo irrelevantes Lara ellos, solo aprovecharon cada momento para tocarse, pasar la mano por cada área inhabitada de su cuerpo, una apretaba firmemente su trasero la otra jalaba su nuca para profundizar aquel beso candente que se estaban dando mientras él mismo entraba en ella con lentitud evitando lastimarla, estaba bien que llegara a pasarse pero no por esa razón la iba a lastimar

Cambiaron de posición a el poco tiempo, Elizabeth estaba sobre él dando saltos frenéticos contra su grande e I'm ro montándolo entre algo intermedio a el placer y el dolor, besos, lamidas, saliva y sudor se estaban combinando en la danza ancestral que sus cuerpos estaba consumiendo como si no hubiera un mañana

—Ahhh Elizabeth más...mgh más Elizabeth!!!!—

—Ahhhhh ahhhhh Ngh ahhh!!!— la pasión era un fuego que no odia apagarse y bien sabían entre ellos que esa llama incontrolable que luchaba con destruir su bosque no iba a desaparecer aunque miles de personas trataran de apagarlo con agua — Agh ahhh!!! Mmm!! Kyaaaa—

—Elizabeth...Elizabeth!!!—

Sus caderas chocaban como si fuera la primera y última vez que iba a a hacer el amor, sus orgasmos se sentían cerca , el fuego en sus vientres era tan intenso que por un momento sintieron que podrían morir de amor, las sensaciones eran tan extremas que por un momento vieron varios dejavú de momentos así, se veían  ambos en un lago en el bosque cogiendo de la misma forma, dos pares de celestiales alas blancas decoraban la espalda desnuda de su albina mientras él trataba de cubrir su cuerpo con unas alas de materia negra, se vieron en lo más alto de una castillo sobre varias telas cubriendo su encuentro llorando de felicidad por algo que no sabían que era, podía verla con el fleco corto, sonriendo y entre la oscuridad de aquel reino se unían en un beso que traía consigo su orgasmo, hubo incluso visiones más oscuras, podían verse sobre un tronco tomándola de forma salvaje amarrando su cuerpo con aquella materia oscura mientras se reía como un desquiciado demonio cada que ella gritaba de el placer y doblaba sus alas por ese dolor tan delicioso que le provocaba 

—Mierda aléjate de ella!!!— aquel grito lleno de ira fue suficiente para que todas esas visones divinas y oscuras e terminaran, como si la luz que les mostraba cada proyección se hubiera apagado de la nada devolviéndolos a la realidad en un instante que pareció eterno, antes de que pudieran reaccionar meliodas sintió como alguien tiraba fuertemente de su Elizabeth a pocos minutos de consumar su acto y por instinto se abrazó a su cuerpo metiendo la cara entre sus senos a mirar a aquella persona — Meliodas suéltala!!!— el rubio reconoció la voz a el instante, tan solo levanto la cara suavemente para mirar cómo Elizabeth se encontraba soltando lágrimas de sus ojos y solo le acarició sus mejillas mientras la recostaba suavemente en la cama y salía de ella...ninguno de ellos había llegado a el orgasmo y eso los frustraba pero no podían hacer más — Mierda te odio!!!—

Antes de que pusieran reaccionar Melia se aventó justo sobre su hermano aventándolo de la cama golpeando su cara con furia, Elizabeth no supo ni como interpretar eso, Melia no dejaba de golpearlo sin embargo su rubio solo se cubría y no se defendía, no iba a devolverle los golpes a su gemelo pero ¿por qué? La desesperación en el pecho de la albina fue tanto que no pudo soportarlo más, tan sólo frunció el ceño para dose de la cama ignorando cómo su interinidad dolía debido a no haber llegado hasta su liberación y sin dudarlo aventó a melia lejos de el rubio de ojos brillantes y se hincó para poder abrazarlo y soñar su cara lastimada 

—Maldita sea Melia ¡¿Por qué mierda hiciste eso?!— 

—¿¡Por que!? Por qué me muero de los celos, desde hace tres meses muero de los celos de cómo lo miras, cómo lo tocas cómo le sonríes y ahora ver cómo te lo coges como una maldita perra!!!—elizabeth solo abrió los ojos como platos soltando mas lágrimas y sintiendo como meliodas la abrazaba por la cintura fulminando con la mirada a su gemelo 

—Hermano no le hables así a Elizabeth—

—Tu no hables maldito traidor!!!—dijo este completamente rojo de la ira señalando a su hermano quien solo frunció aún más el ceño ante aquella acusación— Mierda como te odio!!!—

—Basta ya!!! Tenía fe en que esto funcionara pero veo que no...— el grito de Elizabeth hizo que Melia se quedara por completo callado y helado al momento de reaccionar, pudo ver cómo aquella hermosa mujer desnuda ayudaba a meliodas a levantarse sentándolo en la cama con una sonrisa y acto seguido se aproximó hasta él para estampar la palma de su mano en su mejilla, aquel dolor y el sonido de chasquido los dejó mudos a todos —Esto no va a funcionar nunca por tus estupidos celos!!!— 

—E-Eli espera yo no...—

—Silencio!!! No puedo escoger solo a uno así que creo que lo mejor sea que ya no nos veamos —

—¡¿Que?!— musitaron los dos al mismo tiempo quedando perplejos por las palabras de aquella mujer, Elizabeth simple te se dio la vuelta comenzando a vestirse nuevamente sin dudar ni mirar los sentimientos destruidos en los ojos de ambos, sabía bien que si llegaba  verlos a ambos se arrepentiría de esa decisión tan precipitada —Eli por favor no nos dejes—

—Lo lamento pero no puedo con esto!!! Hasta aquí llego esto!!!— 

—Elizabeth!!!— pero aquel grito se quedó perdido cuando la mujer albina solo cerró los ojos pasando al lado de los gemelos y salió corriendo de aquel lugar dejándolos destrozados y completamente rotos por dentro, tan bien que iban las cosas como para un maldito sentimiento rencoroso lo rompiera a el instante—Meliodas yo...—

—Ve por ella hermano...—

—¿Que...?— se esperaba un golpe, un grito por haberlos interrumpido o unas palabras de odio por haberlo arruinado todo sin embargo no fue así, meliodas tenía una sonrisa iluminadora mientras tomaba su ropa y comenzaba  caminar a el baño para tomar una ducha y calmar sus emociones destruidas 

— Yo se que sobre tú odio hacia mi...se que todo este tiempo estuviste celoso a pesar de que ella te demostraba amor así que ve por ella hermano— ya no tuvo je decirlo nuevamente Meliá salió corriendo en dirección a aquella bella albina quien corría por la calle entre llanto y completamente furiosa por lo que había sucedido segura de que es decisión era la correcta— Ve por ella antes de que sea yo él que la recupere...— susurro esté mirando como su gemelo ya iba detrás de la mujer de sus vidas comenzando a llorar de verdad mientras el agua fría caía por su cuerpo como si fuera un castigo por haberla hecho sufrir 

...

Y eso que vamos empezando 0v0 

No es la gran cosa lo se pero calma que esto apenas es el inicio de la verdadera tormenta y el momento en le que van a odiar a Melia se acerca por que esto que hizo comparado a lo que hará no es nada UnU

Quiero aclarar que la experiencia de Melia donde agarro a golpes a un niño por gomitas fue una experiencia propia en realidad XD...para no hacerlo más largo resultó que yo amo las pastillas de las paleta inspireka y un día en primaria un Niño compro los últimos y me lo madree ;w; se que fue injusto y malo de mi parte pero no pude evitarlo...ay que bonitos recuerdos QuQ

Si les ha gustado voten y comenten, saben que adoro leer sus comentarios y nos veremos luego 


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