Capítulo 10

Melia llegaba a casa de ban algo molesto pero no lo suficiente como para volver a pelearse o agarrar a golpes a su mejor amigo, al igual que su hermano ban era el confidente de ambos por o que sabía que podía confiar plenamente en él sin dudarlo en ningún momento, no tenía miedo solo rencor e ira contra meliodas debido a que Elaine lo había llevado a él, ¿por qué siempre se dejaban llevar por su cara de niño bueno? Maldecía tener una personalidad a la de su gemelo, a él no le gustaban las responsabilidades, no quería ser padre pero si quería casarse y la albina tenía un plan de vida tan bueno que por eso lo enamoró sin contar su bella figura 

Por su parte meliodas si quería tener hijos y eso lo molestaba solo serán unos críos que te quitarán todas tus noche de sexo, te untarán el tiempo al lado de la mujer que amas, escuchar sus gritos y berrinches toda la vida desde que amanece hasta que anochece, no entendía la razón por la que a la gente le encantaba tener bebés ¿que cosa buena traía un pequeño a tu vida? 

— Hola Melia...¿Que te pasó?— 

—Me pelee con meliodas— respondió este con simpleza sin contarle más detalles de lo que había sucedido hace unos momentos, al igual que a su hermano tenía un parche que cubría su cuenca hinchada y lastimada para que esta no se viera, para su buena suerte estaba frió por lo que le bajaba el dolor de tener su ojo morado e hinchado levemente al igual que su hermano, su jodido hermano...—No quiero tocar el tema ban, solo no quería ir a casa solo—

—¿solo? ¿Pues donde está el capitán?— Melia solo bufo fuertemente mientras se sentaba en el sillón de su amigo y se sobaba la sien con clara molestia, de verdad no quería tocar el tema pero si quería que su amigo estuviera al tanto de lo que sucedía necesitaba decirle la verdad, o al menos lo más importante 

— Elaine se lo llevo a su casa, creí que lo traería contigo pro no fue asi— 

—¡¿Que estupidez hicieron?!— Melia solo infló sus mejillas en señal de molestia claramente y acto seguido descanso su adolorido cuerpo sobre el sofá, a pesar de que ambos se veían como la mierda misma no habían sufrido daños graves así que técnicamente todo estaba bien, entre ambos solo esperaba que su madre no se enterara por qué sin duda les podría un regaño como nunca antes 

—Sientate, te lo contaré desde el inicio— 

*

Meliodas bajaba las escaleras por la noche escuchando como su prima le decía todo a sus padres con el lujo de el detalle desde cómo habían quedado ambos al pelearse, su pequeño juego y los sentimientos de ambos, pasear de estar detrás de el pilar alcanzaba a escuchar los fuertes gritos de su madre, los alaridos de su padre y una que otra maldición por parte de su hermano menor zeldris, era obvio que iba a enojarse después de todo nunca se imaginaron que ellos jugarían de tal forma con una chica tan hermosa como Elizabeth, su bello ángel, su diosa...dejo de pensar en eso al instante pues escucho como ella colgaba el teléfono y soltaba un suspiro, ese había sido el peor día de todos al mismo tiempo.

Elizabeth descubrió la verdad y ahora asesar de que lo abrazaba o le sonreía seguía realmente molesta con ambos a tal punto de que incluso él le pido que lo golpear para que soltara ese rencor, claramente ella no acepto, su prima tenía que hacerse cargo de ellos, Melia y él ya no tenían ese amor de hermanos y seguro ahora se tratarían como algo menos que solo extraños, se sentía mal por haber tratado así a su hermano, era su única compañía y ahora no lo eran más por que se habían enamorado de una chica, su respiración se agitó fuertemente, empezó a  sudar fruto y cuando el mundo le dio vueltas decidió salir de su escondite las pedir algo 

—¿Tiene un cigarro que puedan darme?— pregunto con nerviosismo jugando con sus manos y desviando la mirada, Elaine supo lo que le sucedía al instante 

—Diane ¿Tienes cigarro y encendedor?— 

—Si— dijo esta con mucha indiferencia mirando a el lastimado rubio con rencor por lo que había hecho y tras escarbar ligeramente en su bolsa sacó un cigarro de su cajita con cuidado y luego le entrego un encendedor en forma de un martillo de guerra para dárselo a meliodas al instante— Toma...— 

—G-gracias — ya no dijo más por que se fue de ahí corriendo escaleras arriba lo más rápido que podía para escapar de la gente, cuando se ponía así era mejor estar solo hasta que se calmara o mejor que Elizabeth lo relajara sin embargo en esos momentos su bella dama estaba dormida por todo lo que había llorado en la tarde así que lo menos que podía hacer era dejarla dormir bien esa noche pues la tormenta que habían desatado en su interior era masiva, se adentró en su habitación caminando hacia la puerta y sentándose en esta al mismo tiempo que hacia una casita alrededor de el cigarro para que prendiera pues el aire estaba  fresco y podría apagarlo 

Apenas esté se encendió comenzando a  convertirse en ceniza meliodas le dio una pequeña fumada dejando que aquel humo ya conocido entrara a su cuerpo y lo relajara al instante solo para al momento en el que lo liberara su ansiedad también se largará con el viento, odiaba tener eso, odiaba que ambos hermanos hubieran nacido con algo, mientras que él batallaba con la ansiedad su hermanos peleaba con el asma, justo por esa razón es que eran hermanos que se apoyaban, hermanos que nunca se dejaban solos y de solo pensar en eso le hacía querer fumar más e ir corriendo hasta su hermano, abrazarlo y disculparse desde el fondo de su oscuro corazón solo para decirle que en realidad no lo odiaba y que perdonara todo lo que le dijo, así Melia lo rechazara no le importaría con tal de saber que al menos se disculpó 

Mientras tanto Elizabeth abrió los ojos con el ceño fruncido, podía percibir el amargo olor a un cigarro cerca de ella era a la vez lejos, como si el olor llegara hasta ella pero al instante la ventana lo absorbiera para que no interrumpiera su sueño, solo abrió los ojos levemente para acostumbrarse a la oscuridad y cuando sus ojos dejaron de mirar todo cansados fue cuando pudo verlo, estaba sentado en la ventana mirando hacia el infinito cielo estrellado de tal forma que las estrellas se reflejaban en su ojo esmeralda que no estaba lastimado pues el otro estaba por completo morado y lleno de moretones al igual que ligeramente hinchado, se imaginaba que su hermano estaría igual, mierda, necesitaba dar muchas disculpas 

—¿Mel?— el rubio se volteó al instante, solo sonrió levemente te al mirarla atentamente, soltó el humo hacia el exterior y le dio unos golpes a la base para que la ceniza cayera en la acera

—A mi me decían Meli y a Melia le decían Mel...fue por eso que cuando se hacía pasar por mi te pedía de favor que le dijeras mel — susurró este dándole nuevamente una fumada a el cigarro sin mirar a la albina, no se sentía cómodo con mirarla así de destrozada por su culpa y mucho menos se sentía cómodo con que le dijeran el apodo de su hermano —Asi que dime Meli o Meliodas ahora que sabes lo qué pasó es justo que te explique lo que quieras y te aclare algunas cosas — 

—¿Por qué lo hicieron?¿Por qué jugaron así conmigo?— Meliodas solo soltó un suspiro llevándose el cigarrro nuevamente a la boca y acto seguido liberando el humo hacia el aire

—Fue mi culpa Eli, Melia me propuso un trato el día que te conocimos, dijo que te quería para él pero yo también te quería para mi así que hicimos un trato, él se haría pasar por mi diferentes días y al final te diríamos la verdad a el hermano que escogieras sería el que se quedaría contigo mientras que el otro se quitaría de su camino...pero ninguno cumplimos — para ese momento Elizabeth ya estaba soltando lágrimas de nuevo de sus ojos bicolores haciendo que el rubio se sintiera aún más culpable e inhalara rápido su cigarro quemándose la garganta en el acto, era lo menos que se merecía — Con el pasar de el tiempo ambos nos dimos cuenta que no podíamos vivir sin ti y que estábamos tan enamorados que si no ganábamos no seríamos capaces de alejarnos como si nada, robaste nuestras almas y nuestro corazones Elizabeth— 

—Pero ¿por qué dices que fue tu culpa? Fue Melia el que te propuso todo es el que creo ese juego— dijo esta con la voz entra cortada sentándose en la cama al instante sin apartar la mirada d el cigarro de meliodas, él en vez de calmarse parecía ganar más ansiedad y para su mala suerte aquel tubo pequeño ya se estaba acabando 

—Por qué fui yo quien acepte — comentó meliodas riéndose irónicamente al mismo tiempo que el humo tóxico y negro que tenía en la boca se liberara con su risa la cual pasaba cada vez a una un poco más histérica mientras miraba hacia abajo — Estaba enojado de lo que había dicho, me puse realmente furioso, trate de no aceptar por qué yo se que tú no eres un juego y aún así decidí  darle la mano y empezar toda esta mierda...es culpa mía Elizabeth perdón— la albina se quedo anonadada, pero sabía que meliodas no era el culpable de todo eso, quieran o no los culpables era ambos!!!, uno por aceptar y el otro por proponer una idea tan idiota, ambos eran los culpables así que no se podía ir por alguno cuando ambos eran los verdaderos maestros de eso, Melia se hizo pasar por su hermano solo para coger con ella y en el acto se enamoró sin embargo fue su culpa por que abrió la boca, meliodas se enamoró de ella y vio más oportunidades de ganar que su hermano sin embargo él aceptó así que ambos te iban desventajas solo que a diferencia de Melia meliodas las aceptaba sin rechistar 

—Meliodas no es tu culpa— 

—Si lo es Eli...— al mismo tiempo que decía eso el rubio aventó la colilla de el cigarro hacia el piso mirando como el fuego se extinguía y solo humo de lo que alguna vez fue se alejaba dándolo perdido en el aire — Por lo regular uno es suficiente, iré a pedirle otro a Diane— pero no le fue posible avanzar por qué al instante fue lanzado con fuerza a la cama algo confundido solo para después sentir a alguien sobre él, la albina se le había montado observándolo directamente a los ojos con una sonrisa sincera y acto seguido bajo su cabeza para empezar a besar su cuello, el tacto de aquellos húmedos labios sobre su piel fue gloriosa, pero antes de dejarse ir por el placer la separó con rapidez sentándose en la cama aún con ella encima— Elizabeth no... —

—Por favor meliodas — 

—No Eli, te hice demasiado daño no merezco que hagamos esto, tal vez hasta que haya reparado  mi error podamos...— fue callado al instante por un beso en los labios, ese beso sabía a amor, sabía a dolor y por supuesto sabía a cigarro cosa que solo hizo que Elizabeth se sintiera aún más loca de amor por él, ella tenía el control en ese beso chupando su labios lastimados, lamiendo el labios inferior con lentitud de tal forma que se sentía muy rico solo para terminar en morderle con fuerza y hacer que abriera la boca —Ahhh— puede que le gustara use la besara y que le diera placer pero en esos momentos escuchar su gemido fue realmente hermoso, parecía solo un pequeño niño lastimado y al recordar escupo que no podía ser tan brusca— Eli...— 

—Quiero que esta noche vuelvas a ser mío, ya arreglaremos todo mañana pero al menso déjame estar con el original, con el único meliodas que existe — susurro está contra sus labios acariciando con delicadeza los moretones de su cara, acariciando su labios partidos y finalizando con quitarle aquel parche que cubría su ojo para besarlo con delicadeza, pasando sus labios por aquel lugar lastimado de una forma dulce para no lastimarlo —Por favor...— 

—Esta bien...pero yo no haré nada — 

—¿Eh?— 

— Te hice mucho daño como para poder tocarte ahora, lo maximo qué haré será besarte — Apesar de haber afeitado le daba a entender que él no la tocaría por más ganas que tenga de estrujarla entre sus brazos y lo maximo que hará sería besarla, quizá abalanzarla o seguirle la corriente, tendría a el hombre de su vida para ella sola y él se comportaría como un sumiso, esa idea fue suficiente para que sonriera coquetamente y asintiera contenta de lo que iba a pasar, tan solo siguió con su camino de besos por la cara de el más bajo haciéndolo reír levemente solo para acto seguido bajar sus besos hasta aquel fuerte cuello pasando sus labios por todo lo alto y bajo de este sintiendo como meliodas se relajaba y destensaba en cuerpo entre su agarre—mmm— 

—Quiero que me toques...por favor toca en quiero sentirte— susurro contra su cuello pasando la lengua por este y generándole un escalofrío a el de ojos jade, simplemente no podía, una vez ya se había dejado ir por la cabeza y terminó por casi perder a la albina, en esos momentos su corazón le decía que no lo hiciera por qué e había hecho daño pero su cabeza le rogaba que la tocara, que la reclamara como suya una vez más, la amaba con locura pero no se sentía a gusto tocando a alguien a quien le había hecho daño — Por favor meliodas, al menos aquí — susurro está bajando sus labios aún más, sus manos pálidas habían tomado la de meliodas solo para que sintiera cómo ella no traía sostén por debajo de su camisa de pijama, no podía simplemente no podía 

—Eli por favor...no puedo hacerlo— 

—Solo hoy meliodas, te lo ruego — ya no podía negarlo mas, tan sólo cerró los ojos desviando la mirada para que las lágrimas no salieran y apenas apretó levemente su pecho ella le gimió en el oído dándole un escalofrío y haciendo un efecto inmediato en el pantalón de el más bajo, ¿por que simplemente no podía resistirse a ella?  

—¿Por qué no puedo resistirme a ti? ¿Por qué tomaste mi alma y la usaste a tu voluntad?—

—Meli...— ya no espero ni un momento, el rubio se lanzó hasta sus labios rosados para devorarlos como si fuera un hambriento que apenas encuentra comida y le dio la vuelta para que ella quedara sobre la cama a metiendo la mano por debajo de su camisa tocando su pecho desnudó y apretándolo en el acto creando un bello sonrojo en las mejillas de ambos—Ahhh meliodas— 


 La sensación fue tan ardiente que no pudieron evitar besarse otra vez juntando sus lenguas nuevamente  con sus pieles ardiendo intensamente de el fuego que los cubrís, era como si la casa entera estuviera en llamas de una pasión que no era posible apagar, una que ni en tres mil años podría convertirse en cenizas que olvidará su amor, eran el uno para el otro y nunca negarían ese ámbito pero había tantos retos por superar que estaban en la cuerda floja 

—Meliodas...— escuchar su nombre susurrado era la mejor bendición que le pusieran dar a el de ojos jade, sentir esa piel pálida contra su mano, sentir como su rosado botón se ponía duro solo para él, o al menos era suya por ese momento, pero que imbecil, no lo era, mierda tenía que dejar de pensar cómo si fuera un objeto, ella no era suya era solamente la mujer de su vida y ella iba a decidir si quería ser suya o no, pero él no tenía ningún derecho a llamarse su dueño —Ahhh ngh Meli— 

—Elizabeth...quiero que tú me tomes, por favor quiero que seas tú la que lo haga!!— suplico en un tono ronco besando el cuello de su bella amada subiendo su camisa aún más solo para dejar sus dos suaves colinas ante sus ojos, quería poner sus labios sobre aquel punto rozado, quería pasar su lengua por toda esa bella palidez y quería apretarlas solo para gemir mientras se deleitaba con la suavidad, para suerte de ambos las amigas de la albina seguían abajo mirando la televisión pero más que nada estaban hablando con sus parejas solo no tenían que hacer tanto ruido—Móntame por favor —

—Mel...— meliodas solo gruñó antes esto, ya le había dejado en claro que ese era el apodo de su hermano gemelo y pese a lo culpable que se sentía no pudo evitar enojarse al escuchar eso, solo tomo aire desviando la mirada al instante, hacia su pecho nuevamente,  por un momento Elizabeth pensó que le cubriría la boca con brusquedad como lo hizo Melia, si es que había sido Melia el de la mañana, todo ese asunto la confundía mucho—Ahhh!!— tuvo que dejar de pensar en eso por que al instante sintió como él apretaba su cremoso seno con algo más de fuerza entre sus manos e iniciaba nuevamente un beso de lenguas, su mente estaba en blanco, solo podía pensar en la mano de meliodas sobre ella y en la forma en la que sus labios se comían mutuamente mientras que el rubio observaba atento su expresión, ella estaba realmente disfrutándolo todo 


Sus manos viajaron hasta la a camisa de el más bajo tratando torpemente de quitar los botones de esta, ella prácticamente estaba semidesnuda mientras que meliodas aún tenía ropa, eso no era justo, bajo sus manos hasta poder quitarle definitivamente todos los botones blancos que tenían su cuerpo escondido y al instante se separó de el beso solo para mirarlo, tenía moretones en los costados que volvían esa pálida piel en un color morado fuerte casi negro, en su pecho había un moretón negro que en el mínimo roce gruñía por el dolor que le causaba y para terminar miro uno en su vientre bajo, o bueno, miro la mitad de ese pues la otra mitad estaba cubierta aún por su pantalón

Con una fuerza inmensa de la que no sabía que era capaz, Elizabeth se subió sobre él dejándolo sentado sobre la cama testigo de aquel encuentro y sin esperarlo puso los labios justo sobre su corazón, luego los bajo un poco más besando aquel moretón para calmar su dolor terminando su camino se besos en el costado donde estaba la segunda mancha morsa sobre el escultural cuerpo de meliodas, pasó la lengua por su abdomen bien formado reteniéndose en el acto sin poder dejar de lamento, era simplemente adictivo 

—Mmm ahhh Elizabeth...Elizabeth— si corazón se sentía desfallecer de aquellos sonidos tan bellos que hacia meliodas para ella, solo para ella y siempre serían solo de ella, se sentía poderosa, como si una simple diosa tuviera a el demonio más temido gimiendo entre sus manos bajando sus defensas y dejándolo ver como en realidad era, se sentía una mujer empoderada al tener a el amor de su vida gimiendo su nombre en volumen bajo para no ser descubiertos, bajo su lengua solo para lamer la mitad de aquel moretón y finalizó besándolo al mismo tiempo que quitaba el botón de su pantalón y bajaba el cierre dejando su miembro ya duro atrapado entre la tela de su ropa interior — Eli...Ngh ahhhhh...ahhhh!!!— no sabía si lo que la tenía más loca era el hecho de tener su miembro entre sus manos masajeándolo levemente o el hecho de que él estaba gimiendo sin control alguno, tenía lágrimas saliendo de sus ojos esmeralda debido a las  sensaciones mientras que lidia sintió bien como su largura palpitaba contra su amarre —Eli solo hazlo ya— susurro esté en una súplica tentativa que fue aceptada de inmediato, de todas formas la albina está tan excitaba que solo necesitaba sentirlo 

Estaban teniendo contacto, poco más que unas suaves caricias y besos ardientes que quedaban tatuados en sus pieles, Elizabeth se quitó su pantalón de inmediato bajando en el acto sus pantaletas blancas con moño las cueles fueron justo las que meliodas robo la vez pasada, el simple hecho de poder verlas de nuevo con la diferencia de que ahora las tenía puestas le dio tanta risa que cuando ella se le montó encima la tomó de la cintura besando sus labios sin quitar esa sonrisa divertida de ellos, simplemente le traía unos recuerdo bueno y eso le subió el ánimo en un segundo

—Meliodas ¿Sabes que te amo verdad?— 

—Yo también Eli y mucho— una sonrisa.fue necesaria solo una sonrisa por parte de el más bajo para que Elizabeth enrojeciera en el acto y bajara sus caderas absorbiendo en su interior cada parte de la largura de su amado rubio, el de ojos esmeralda solo hizo la cabeza hacia atrás dejando que sus largos y despeinados cabellos rubios calleran levemente hacia atrás acariciando su boca y parte de su espalda, el caló que sentían en ese momento hizo que el rubio terminara de quitarse la camisa blanca que llevaba en los brazos, sujetara fuerte de las caderas a Elizabeth y le sonriera alto evitando que esos sonidos lujuriosos salieran de su boca— Nunca dudes que te amo — 

—Meliodas...— Elizabeth solo le hecho los brazos a el cuello abrazándolo y acercándolo lo suficiente a ambos, sus rostros estaban sonrojados en exceso y la sensación de sentir sus pieles juntas y sus intimidades fusionaras causaba un efecto en sus corazones que nunca dejaba de latir, la sangre rugía en sus oídos, la sensación d e moverse tomaba sus cuerpos pero less a todo siguieron abrazados dejando que sus almas sanaran lo que tuvieran que sanar 


Los mi I mientas de cadera no tardaron en aparecer, Elizabeth inició un lento vaivén comenzando a experimentar esa sensación de calor en su vientre y de no poder mantener la boca cerrada, jadeaban entre ese abrazo, sus ojos seguían cerrados inhalando los olores de el otro para dejarlos por completo borrachos de felicidad, meliodas tenía ese olor varonil a colonia masculina, quizá café dulce y algo de cigarro mientras que Elizabeth tenía un olor a frutas delicioso, fresa, cereza y rosas rojas que intoxicaban a el de ojos jade, los vaivenes no eran suficientes, sus lujurias habían crecido aún más de la cuenta y cuando al fin abrieron los ojos para mirarse fue como si meliodas no estuviera lastimado en ningún momento, abrió la boca para besar uno de los senos de la albina y cuando sus labios al fin se separaron dijo una mísera palabra que aumentó la pasión en sus cuerpos

— Más...— susurró este con sus ojos brillando por la lujuria, le estaba pidiendo que fuera más rápido intercambiando los papeles, ahora no era ella la que gemía sin control y rogaba por que le dieran más duro sino él, su rubio tierno, aquel que realmente era su pareja y aquel que tenía los ojos brillantes le estaba pidiendo que fuera más rápido en sus movimientos, así que eso hizo, Elizabeth se aferró fuertemente a sus hombros sintiendo como su amado se llevaba uno de sus rozados botones a la boca para evitar gemir alto y al instante ella comenzó a mover sus caderas más rápido, de adelante hacia atrás, dando ligeros saltos donde metía y sacaba su miembro de su interior, uno donde con cada salto tocaba el punto más dulce entre sus piernas y los ojos le brillaban como miles de estrellas recién nacidas —Ahhh ah grrr Eli— sus gruñido eran bajos pero lo suficientemente fuertes como para que ella los escuchara, Elizabeths e sentía avergonzada y muy exacta da por lo que tratando de evitar esa mirada que no dejaba de asombrarla con su brillo apartó los ojos gimiendo 

—Ahhh meliodas, mmmm estás muy duro— 

—Solo tú me pones así grr ahhhh — meliodas necesitaba verla, no quería que alargara la mirada pro vergüenza o algo por el estilo, quería ver sus emociones reflejadas en esos ojos bicolores mientras sus lechos no dejaban de rebotar con cada golpe d cadera, la tomo on fuerza de el mentón obligándola a mirarlo y acto seguido apretó su seno izquierdo con fuerza y brusquedad—Mirame Elizabeth, quiero que mires todo el rato— 

—ahhh!!!— era una petición difícil de cumplir pues las lágrimas se desbordaban de los ojos de ambos debido a la sensación de placer, Elizabeth absorbía aquel intro en su interior mientras meliodas sentía que rompía en garras de esa diosa, su miembro palpitaba fuertemente, apretó ambos senos de la chica con fuerza y cuando dejó de hacerlo la tomó fuerte de la cintura solo para comenzar a hacer las caderas hacia arriba follandose mutuamente — Ahhh ahh ah meliodas, meliodas!!!—

—Shhh nos van a escuchar Eli Ngh...mas, Elizabeth mas— quería hacer más cosas, sus caderas empezaron a ir en un ritmo frenético subiendo y bajando con in te sudas, sentía como palpitaba en su interior con fuerza como si temiera romperse, podía sentir como sus paredes lo apretaban con una gran fuerza como si no quisieran dejarlo ir jamás, y oro sobre otras cosas podía sentir como su miembro erecto se hacía cada vez más grande por la deliciosa sensación de estar entrando en ella o más bien que ella estuviera haciendo que entrara en él —Ahhh Ngh ahh Elizabeth, Elizabeth!!!,—

—Shhh nos pueden escuchar querido ah— meliodas solo sonrió debido a su comentario pues eso fue lo que él mismo le había dicho unos segundos atrás pero la sensación y la rapidez en la que iban era impresionante que no podía evitar gemir alto, la cama se sacudía levemente por el terremoto que tenían ahi con sus cuerpos chocando, los pechos de Elizabeth no dejaban de rebotar cada vez con más rapidez dándole a meliodas una hermosa vista, sus cabellos estaban revueltos, sus cuerpos estaban empapados en una fina capa de sudor por todo lo que habían hecho pero a pesar de todo eso lo único que les importaba era su encuentro, los ojos de meliodas brillaban mientras admiraba el cuerpo de la mujer que lo estaba montando, sus esmeraldas brillaban entre la oscuridad de la había ración y Elizabeth no podía dejar de acariciar esa mata de cabello rubio sedoso entre sus dedos—Ahhh ahhhh kyaaaa!!!— 

—Elizabeth!!!!— su orgasmo estaba más que ceca, podían ver en sus ojos cómo la sensación de el fuego en su vientre se extendía por todo su cuerpo, sus jadeos inundaban sus oídos, los gemidos movían sus almas mientras que los roces de sus dedos hacían bailar sus corazones en medio de la negrura de la noche —Eli yo...yo!!!— 

—Déjalo así...mmm...de todas formas te sigo amando y por eso me odio— meliodas solo abrió sus ojos con fuerza ante aquella dolorosa revelación, tomó aquel rojo rostro entre sus manos acercándola a él y después a pesar de que el comento estaba lleno de lujurias le dio un hermoso beso en los labios de forma dulce y tranquila calmando ese pensamiento al instante 

—Odiame a mi pero no odies a alguien tan hermosa como tú— 

—Ahhhhhhh!!!— y de esa forma ambos llegaron a  el orgasmo, con suma rapidez apenas reaccionó meliodas levantó las caderas de su amada corriéndose fuera y manchando levemente su trasero de su blanca leche mientras ella lo mojaba con fuerza por lo intenso de su venida, por lo cansada que estaba Elizabeth se dejó caer sobre el pecho de el de estatura baja sintiendo como meliodas acariciaba sus cabello albinos con delicadeza y tarareaba una canción suave que relajó su corazón y calmo su respiración —Meli...¿Que haces?—

—Mi madre nos cantaba esta canción cuando Melia y yo éramos pequeños, solo quiero que duermas mañana hablaremos de lo sucedido 

Lo se muy largo y quizá el lemon me salió todo chafa, quería que fuera tanto bonito como intenso pero simplemente no puedo dejar de pensar en química , estoy literalmente a 10 minutos de empezar el pinché examen y no tengo ni la menor idea de cómo hacer ácidos y la nomenclatura UIQPA...ESO QUE CHINGADO ES?!

Mierda quiero llorar de el puto estrés...

en fin, espero le haya gustado aunque no me haya salido el lemon, ya tratare de arreglarlo después y los próximos capítulos los haré mejor, lo prometo y disculpen faltas de ortografía sinceramente en estos momentos no me preocupe por que saliera perfecto, al menos espero que fuera pasable 

No tengo mucho tiempo, solo díganme que les pareció y nos veremos después 

Pd: yo que ustedes no me encariñaba con Melia...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top