capítulo cuatro
CAPÍTULO CUATRO. ORGULLO
— Me está matando el orgullo, Brianna.
La morena permanecía sentada sobre su silla metalizada, expectante. No había manera
alguna que sacase al jugador psicópata de
sus pensamientos. Su cerebro y su cuerpo cortocircuitaban cada vez que sentían la
figura del moreno a escasos centímetros.
— Esto está mal, Jude. No podemos hacer esto,
de ninguna manera. — continuaba con la mirada fija en su cuaderno, revisando su diagnóstico.
Habían pasado semanas desde su último encuentro. Brianna decidió tomarse un
descanso por un corto período de tiempo. Necesitaba aclarar su mente y sacar de su
cabeza al moreno de pelo rizado y oscura
mirada.
Al parecer, Jude poseía una patología derivada
de la psicosis provocada durante el partido.
Su conducta agresiva y hostil, sin embargo, aparecía en escasos momentos cuando se encontraba con ella. Hecho que desconcertaba a la terapeuta y a todos los trabajadores del centro que conocían del caso.
— Te detesto, señorita Santos. Es odiosa y maniática. Pero de alguna manera todas las emociones y sentidos de mi cuerpo despiertan cuando estoy cerca suya. Puedo sentirlas ahora mismo.
Jude tomó la mano de Brianna y la puso sobre
su pecho. Con su toque frágil sobre su piel, pudo sentir los fuertes latidos de su corazón bombear con fuerza.
— En mi cuerpo despierta una inalterable obsesión con usted, señorita. Y mi corazón
puede notarlo.
Brianna alzó la mirada hacia el moreno, contemplándolo con una sensación extraña
en su pecho. Lo odiaba con toda su alma, de eso
estaba completamente segura. Pero al mismo tiempo, ese odio se estaba convirtiendo en una
inesperada atracción. Atracción que crecía y crecía cada día que pasaba junto a él.
— Tú me necesitas, morena.
Sus labios pronunciaron aquellas palabras
con aparente deseo y desesperación. La extraña sensación que poseía la morena dentro de ella aumentaba cada vez más.
— Jude, yo...
Brianna quitó la mano que se encontraba posada sobre el pecho del moreno. Pero aquella acción fue en vano, pues Jude alcanzó a tomar su mano con fuerza, tensando las venas de sus brazos.
— No digas ni una sola palabra. — ordenó.
Jude tomó a la morena por sorpresa de su delicada cintura, acorralándola contra la pared.
Podía sentir el frío invadir toda su columna vertebral, estremeciéndose ante el tacto.
El moreno alzó los brazos de la fémina, posándolos a la altura de sus hombros mientras sostenía con fuerza de sus finas muñecas.
Brianna tragó en seco. Haber desactivado las corrientes eléctricas del dispositivo de seguridad de la pierna de Jude había sido un gran y gravísimo error. Intentó deshacerse de su
agarre pero fue en vano, se encontraba totalmente dispuesta a él.
— Suplícame. — aclamaba con sus oscuros ojos puestos en sus labios.
— Jude... — aclamaba.
El moreno decidió aventurarse por el cuello de Brianna, posando sus labios sobre éste. Podía sentir su aliento cálido sobre su piel, haciéndola temblar.
— Qué bien sabes, morena. Me encanta tu jodido sabor en mis labios.
Brianna apretó los párpados, cerrándolos
con fuerza y dejándose llevar por todas las sensaciones que recorrían su cuerpo.
— Jude, detente, por favor.
Dejó de devorar su cuello para mirarla a los ojos.
— ¿De verdad quieres que pare? — volvió a acercar sus labios, esta vez sobre su lóbulo, mordisqueándolo con sutileza.
La respiración de Brianna cada vez era más agitada, sumándose a los roncos suspiros que emanaban de los labios de Jude.
Su mano viajó de su muñeca derecha hacia sus pechos, apretándolos con fiereza y exasperación.
Fue descendiendo su toque hasta llegar a su cintura, apretándola más contra él.
Brianna podía sentir la inminente erección de su pantalón de chándal gris. Aquello sumado con las caricias y mordisqueos del moreno, la hacían delirar y llevar su mente a lugares recónditos e inexplorados.
— Joder, Jude. Te odio. — maldecía.
— Repítelo, vamos, hazlo. — ordenaba el mayor.
— Te odio, Jude Bellingham.
Aquello fue el detonante que hizo estallar
todos y cada uno de los sentidos del moreno, apretando aún más el cuerpo de la morena
contra el suyo. Sus labios viajaron hasta su
boca, mordiendo el labio inferior con furia y desprecio, provocando su leve hinchazón.
Aquel beso lleno de odio despertó la lujuria que ambos habían estado escondiendo todo este tiempo. Se odiaban a muerte pero estaban obsesionados el uno con el otro.
Tomó la mandíbula de la joven con fiereza mientras las manos de ésta bajaron hacia su cabello, tirando de sus rizos con fuerza.
Gemidos salían de sus bocas entre beso y beso. Jude lamía el labio inferior de la morena, mirándola como un depredador admiraba a
su presa antes de ser devorada.
Cada parte de su cuerpo la deseaba, la anhelaba
con todas sus jodidas fuerzas. Se odiaba a sí mismo por poseer aquella inexplicable atracción hacia la terapeuta. Le sacaba de quicio siquiera pensar de esa manera. Pero el deseo lascivo lo dominaba sobre todas las cosas.
Brianna se maldecía a sí misma por sucumbir a sus encantos y a esa sonrisa cínica. El odio que albergaban ambos era inexpugnable pero el deseo que poseían era profundamente sublime.
¿Cómo habían terminado ambos en tal
vulnerable situación?
— Yo te odio mucho más, Brianna.
omg me encanta cómo ha quedado el capítulo. algo mas corto de lo usual pero espero que os guste tanto como yo he disfrutado escribiéndolo e imaginándome toda la escena en mi cabeza, un besazo!
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