𝟶𝟸𝟶; 𝙳𝙾 𝙽𝙾𝚃 𝙶𝙾 𝙶𝙴𝙽𝚃𝙻𝙴

❛❛ 𝐃𝐎 𝐍𝐎𝐓 𝐆𝐎 𝐆𝐄𝐍𝐓𝐋𝐄 ❜❜
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─¿Dónde se supone que debo colgar esto? ─pregunta Cassandra, confundida, mientras sostiene el candelabro. 

─¿Sabes qué? Si Rebekah quería colgar esta monstruosidad, debió venir a hacerlo ella misma ─se queja Caroline, arrebatándole el candelabro. 

─Esto no va aquí ─indica Caroline, pasándole el objeto a otra de las chicas. 

─¿Qué están haciendo? ─pregunta la menor de las Forbes, mirando a Jeremy y Matt, quienes cuelgan las decoraciones de estrellas─ No solo deben colgarlas, debe parecer una cascada. 

─¿Cascada? ─ríe Matt, intercambiando una mirada con Jeremy. 

─Qué amigos ─señala Cassandra con una leve sonrisa al verlos. 

─Le pedí a Matt que ayudara a Jeremy; volvió a conseguir trabajo en el Grill ─comenta Elena, mientras acomoda unos adornos. 

─Qué amable de su parte ─responde Caroline con un tono de aprobación. 

─Jeremy está pasando por mucho. Todo esto de Alaric lo tiene muy estresado ─agrega Elena con preocupación. 

─¿Estás segura de que no tuvo algo que ver el verte con Damon, muy amorosa en un motel? ─cuestiona la menor de las Forbes, arqueando una ceja. 

─¡Caroline! ─la reprende Cassandra, sacudiendo la cabeza. 

─No te lo dije para que me tortures con eso ─dice Elena, señalando a la recién nombrada con el ceño fruncido. 

─¿Para qué están las amigas, entonces? ─se defiende Caroline, divertida. 

─¿Entonces con quién vendrás al baile? ─pregunta Cassandra, desviando el tema. 

─¿De qué hablas? Pensé que Bonnie, tú y yo vendríamos juntas ─responde Elena mientras juega distraída con unas bufandas de plumas. 

─Bonnie tiene una cita ─revela Cassandra, sorprendiendo a Elena─ Jamie la llamó porque quería verla, así que ella lo invitó. 

─Tengo una idea: ¿por qué no invitas a Stefan? ─sugiere Caroline, con una sonrisa que deja en evidencia su Salvatore preferido.

─No puedo hacerlo; acabo de besar a su hermano ─niega Elena, apartando la mirada. 

─Con mayor razón. Necesitas saber lo que quieres. Es exactamente lo que Stefan te pidió que hicieras ─anima Caroline, cruzando los brazos con confianza. 

Elena hace una leve mueca. ─Sí, pero… ─ 

─Nada de peros. He visto The Bachelor, y esto es lo justo. Es el turno de Stefan ─asegura Caroline.

─Tú no estás siendo para nada imparcial ─bromea Cassandra, rodando los ojos. 

─Lo siento, pero Stefan es su amor épico ─defiende Caroline. 

─Como digas ─cede Cassandra, encogiéndose de hombros. 

─¿Y tú con quién vendrás, Cass? ─pregunta Elena, curiosa. 

─Ella irá con Tyler, y yo con Matt ─se apresura Caroline a responder─ Así que tú debes invitar a Stefan. 

─¿Tú y Tyler están juntos otra vez? ─pregunta Elena, sorprendida. 

─No, de hecho, vendré con Madelyn ─miente Cassandra, lanzandole una mirada a su hermana menor. 

─Entonces, ¿quieres llamar a Stefan ahora? ─pregunta Caroline, extendiéndole su teléfono con una media sonrisa.

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Horas más tarde, Madelyn y Cassandra entraron animadamente a la pista de baile, con los brazos entrelazados. 

─¿Ponche? ─sugirió Madelyn, observando la mesa con bebidas. 

─Definitivamente sí ─respondió Cassandra con una sonrisa, y ambas se dirigieron hacia la mesa. 

─Esto es deprimente. Nos vemos increíbles esta noche, y estamos solas ─se quejó la Reed, fingiendo dramatismo. 

Cassandra rió levemente antes de hablar. ─Te ves perfecta. Estoy segura de que encontrarás a alguien en cualquier momento ─ 

─Tal vez, pero prefiero bailar con mi mejor amiga ─comentó la pelinegra, extendiéndole una mano. 

La Forbes sonrió ladina, tomó su mano y juntas volvieron a la pista de baile, dejándose llevar por el ritmo de la música. 

─Odio preguntarte esto, pero… ¿no has descubierto nada sobre esa tal Abigail? ─preguntó Cassandra con cautela. 

Abigail era supuestamente una antepasada de Madelyn, quien había sido novia de Finn. La pelinegra había pasado algo de tiempo con el vampiro original, quien le reveló ese dato, pero ya era demasiado tarde para hacerle más preguntas. Finn estaba muerto. 

Sus amigos lo habían matado, y Cassandra tenía el presentimiento de que ese hecho había afectado el estado de ánimo de su amiga, aunque no sabía exactamente por qué. 

─No. Finn está muerto. Mi hermana dice no saber nada, así que no tengo más información ─respondió Madelyn con evidente decepción. 

─Lo siento, no debí mencionarlo. Esta noche debemos divertirnos ─aseguró Cassandra antes de girar a su amiga, haciendo que esta sonriera ampliamente. 

─Gracias por venir conmigo ─dijo la pelinegra, agradecida─ En especial porque confirmé una hora antes del baile. 

─Eres mi mejor amiga, no tienes que agradecerme ─respondió Cassandra con sinceridad─ Además, no iba a conseguir un mejor acompañante que tú. 

Madelyn frunció el ceño de repente y señaló detrás de su amiga. ─Tyler ─

─¿Qué? ─preguntó Cassandra, confundida. 

─¿Qué hace él aquí? ─cuestionó Madelyn, mirando fijamente al Lockwood. 

Cassandra se giró y observó a su exnovio con el ceño fruncido. ─No tengo idea… Dame un momento, por favor ─

─¿Qué haces aquí? ¿Te volviste loco? ─preguntó Cassandra, acercándose rápidamente a él─ Si Klaus te ve aquí… 

─¿Qué hará? ¿Hacerte otro dibujo? ─respondió Tyler, con una sonrisa burlona. 

─Tyler, no estoy bromeando ─negó la rubia, cruzándose de brazos. 

─Puedo fingir lealtad si es necesario, pero no me voy a esconder mientras él te coquetea ─aseguró el Lockwood con firmeza. 

─Te aseguro que no tienes por qué estar celoso de Klaus ─replicó Cassandra, suspirando. 

─Pues sí lo estoy, y también soy competitivo, así que sujétate ─advirtió Tyler con una sonrisa desafiante. 

Antes de que Cassandra pudiera reaccionar, Klaus entró al gimnasio. Sus ojos recorrieron rápidamente las decoraciones hasta encontrar a Cassandra, justo cuando Tyler la levantaba en brazos. 

─Voy a hacerte volar ─anunció Tyler, alzándola, mientras Cassandra soltaba una risa nerviosa pero emocionada. 

Desde lejos, Klaus observó en silencio. No le agradaba la escena, pero decidió esperar el momento adecuado para intervenir. 

En la pista de baile, Tyler y Cassandra disfrutaban de la música animada. Por un momento, él se permitió sonreír, recordando cómo solía ser todo antes: antes de Klaus, antes de la maldición. Por un instante, solo eran ellos dos, divirtiéndose como en los viejos tiempos. 

La música cambió a un ritmo más lento, interrumpiendo sus pensamientos. 

─¿Me permites? ─preguntó Tyler, extendiéndole una mano. 

Cassandra asintió en silencio, tomando su mano. Se acercaron, casi pegando sus cuerpos, y ella no pudo evitar sonreír con nostalgia. 

Y ese era justo el momento que Klaus estaba esperando. 

─Nuestros amigos parecen estar felices ─comentó Tyler, observando a su alrededor. 

Cassandra miró a Bonnie bailando con Jamie, a Caroline con Matt y a Madelyn con Jeremy. Todos parecían disfrutar la fiesta. 

─Se lo merecen, después de tanto caos ─aseguró Cassandra. 

De repente, Tyler retiró sus manos de la cintura de Cassandra. 

─¿Qué ocurre? ─preguntó ella, confundida. 

─¿Dónde estabas, amigo? ─interrumpió la inconfundible voz de Klaus tras ella. 

─Acabo de volver ─respondió Tyler. 

─Qué gracioso, no recuerdo haberte dado permiso para marcharte ─señaló Klaus, claramente molesto, mientras avanzaba un paso hacia ellos─ Supongo que no te molestará si interrumpo. 

─De hecho, sí molesta ─intervino Cassandra, cruzando los brazos y fulminando a Klaus con la mirada. 

Klaus ignoró su respuesta y clavó los ojos en Tyler, quien obligadamente retrocedió, dejando un poco de espacio entre él y Cassandra. 

─No, está bien ─aceptó el moreno de mala gana. 

─¿Por qué siempre tienes que demostrar que eres el macho alfa? ─inquirió Cassandra, claramente molesta. 

─No tengo que demostrar nada, cariño. Soy el macho alfa ─replicó el híbrido con una sonrisa, provocando que ella bufara. 

─Vamos, solo un baile ─pidió Klaus, extendiendo su mano hacia ella. 

─No muerdo ─añadió con tono burlón.

Cassandra niega, tratando de alejarse de ambos, pero Klaus se interpone frente a ella.

─No me hagas suplicarte, Cassandra. Solo será un baile ─insistió con una sonrisa ladina.

Cassandra lanzó una mirada de disculpa hacia Tyler antes de girarse hacia Klaus, claramente irritada. 

─Pues deberías suplicarme, soy una excelente bailarina ─asegura la rubia para tomar su mano a regañadientes.

Klaus sonrió, satisfecho, y la llevó al centro de la pista, lejos de Tyler, asegurándose de que la tuviera solo para él, aunque fuera por unos instantes. 

Desde la distancia, el Lockwood observó cómo Klaus sostenía una de las manos de la rubia y la otra la pasaba por su cintura, acercándola más él. Una cercanía que para su gusto era totalmente innecesaria.

Klaus, notando su mirada, le dedicó una sonrisa que hizo que Tyler apretará la mandíbula con fuerza. 

─Hubieras amado la década de los 20 ─comentó Klaus mientras la hacía girar suavemente─ Chicas atrevidas, sexys, divertidas… Literalmente bailaban hasta desmayarse. 

─Supongo que eso era algo que solo les ocurría a tus parejas ─replicó Cassandra, con una sonrisa falsa. 

Klaus soltó una leve carcajada. ─Deberías ser más amable conmigo, mañana me marcho ─

Cassandra lo miró sorprendida y Klaus incluso puede detectar algo de decepción en su rostro.

─Te invitaría a venir conmigo, pero ambos sabemos que rechazarías mi oferta ─añadió el híbrido, observándola con intensidad. 

─Tal vez algún día, en un año o incluso en una década, aparecerás en mi puerta, y entonces te mostraré lo que el mundo puede ofrecerte ─asegura él.

─¿Y qué es exactamente lo que tú y el mundo pueden ofrecerme? ─preguntó Cassandra, con la mirada fija en él.

─El mundo puede ofrecerte paisajes y aventuras inimaginables ─respondió Klaus, mientras la acercaba más a él─ Pero yo… yo puedo ofrecerte todo eso y más. Lo que sea que imagines, puedo dártelo. 

Cassandra soltó una risa incrédula, dando un paso atrás para distanciarse un poco. 

─¿Qué te hace pensar que no puedo darme yo misma todo lo que imaginó y más? ─contestó ella mirándolo con atención. 

Klaus se inclinó ligeramente hacia ella, antes de susurrar ─Recuérdalo: un chico de pueblo y una vida de pueblo nunca serán suficientes para ti ─

Dicho esto, Klaus retiró su mano de la cintura de Cassandra y se alejó con calma, dejándola allí, inmóvil, procesando sus palabras. 

A pesar de su evidente molestia, Cassandra no pudo ignorar cómo había sentido algo extraño, casi reconfortante, en los brazos de Klaus. Era una mezcla de seguridad, miedo y adrenalina.

Él era peligroso, lo sabía, pero en ese momento había algo inquietantemente atrayente en él que no podía negar. 

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El baile se había convertido en la oportunidad perfecta para que Esther hiciera de las suyas. Nadie sabía con exactitud qué planeaba la bruja original, pero había logrado encerrar a todos los seres sobrenaturales de Mystic Falls en la escuela gracias a su poderoso hechizo. 

─Están en el viejo cementerio. Jeremy, Matt y Madelyn van en camino ─anunció Stefan con seriedad. 

─¿Los dejaste ir? ─preguntó Cassandra, visiblemente preocupada─ Son humanos, los asesinarán. 

─No tenemos otra opción, Cassandra. Estamos atrapados aquí ─le recordó el Salvatore, dejando ver su estrés. 

─Elena estará bien. Siempre encuentra la manera de salir de estas situaciones ─intentó tranquilizarla la rubia, aunque seguía preocupada.

─Sí, pero me preocupa lo que Esther está tramando ─admitió Stefan─ Trajo a Klaus aquí por un motivo. Si consigue lo que quiere... 

─Klaus morirá ─intervino Tyler─ Y yo moriré con él. 

─Nadie va a morir ─aseguró Cassandra.

─Cassandra tiene razón ─apoyó Stefan─ Bonnie sigue trabajando para romper la barrera. Aún no es tarde. 

Sin más, el Salvatore se retiró del gimnasio, dejando a Cassandra y Tyler solos nuevamente. 

─En el mejor de los escenarios: Bonnie nos libera, Klaus huye a Tombuctú, y tú eres libre ─bromeó Cassandra, tratando de aliviar la tensión entre ellos. 

─O dejamos que Esther lo mate ─replicó Tyler, con simpleza y sin mirarla.

─Eso no es un buen escenario, ni siquiera es remotamente aceptable ─negó Cassandra sin creer sus palabras─ ¿O acaso tú lo crees? 

─Para mí es una opción ─respondió él─ Tú estarías a salvo, y él desaparecería para siempre. 

─¿Por qué dices eso? ─preguntó Cassandra, incrédula, mientras se sentaba a su lado en una de las gradas. 

─Porque estoy furioso. Porque lo aborrezco ─espetó Tyler, molestó─ Nunca debí dejar que bailara contigo. 

─¿Y qué esperabas hacer? ─replicó Cassandra, confusa─ Él no puede saber que ya no es tu señor. 

─Tyler, no importa cuántas veces baile con él. Él no significa nada para mí ─le aseguró la rubia, aunque su corazón parecía decir lo contrario.

─Yo te quiero a ti ─añadió ella, con una leve sonrisa, mirándolo directamente a los ojos─ Confía en mí. 

Cassandra tomó la mano de Tyler con suavidad, buscando transmitirle algo de calma. ─Él no es nadie para mí

Tyler no dijo nada. En lugar de responder, acercó su rostro al de ella y apoyó su frente contra la suya. Cerró los ojos por un momento, dejando escapar un leve suspiro. Finalmente, una pequeña sonrisa cruzó su rostro, sintiendo por primera vez en esa noche algo de tranquilidad. 

La velada había terminado de la peor manera imaginable. Esther había decidido transformar a Alaric en un vampiro, pero no cualquier vampiro, sino uno destinado a cazar a los de su propia especie, igual que su esposo, Mikael. 

Sin embargo, Alaric tomó la decisión de no completar la transición, un acto que causó un impacto en el grupo de adolescentes. Para ellos, Alaric había sido mucho más que un simple maestro; era una figura de apoyo, guía y, en muchos casos, un amigo. 

Cassandra tenía sentimientos encontrados. Él había matado a su padre, pero no podía odiarlo. Sabía que ese acto no había sido culpa de Alaric, sino del anillo que lo manipulaba bajo sus efectos oscuros. 

A pesar de todo, Alaric siempre había sido una buena persona para ella. 

─¿Estás bien? ─preguntó Cassandra, sentándose en la cama de su mejor amiga, quien lucía inmersa en sus pensamientos. 

─Sí, solo me pregunto... ¿cuándo dejarán de morir todos los que nos rodean? ─respondió Madelyn, con una mueca de frustración y tristeza. 

─Me encantaría saber la respuesta ─concordó la rubia con una sonrisa triste.

─Quisiera saber cuándo esto se detendrá o si hay algo que podamos hacer para cambiar lo que pasa ─añadió Cassandra, dejando salir un suspiro. 

─¿Qué cambiarías? ─preguntó la pelinegra, curiosa por las palabras de su amiga. 

Esa era una buena pregunta. ¿Qué cambiaría ella? ¿Que su padre no hubiera muerto? ¿Que su verdadero padre no la hubiera abandonado? ¿No haber heredado el gen licántropo? Había tantas cosas que podrían haber sido diferentes, pero no estaba segura de cuál deseaba más. 

Cassandra se quedó en silencio, perdida en sus propios pensamientos mientras las posibilidades se amontonaban en su mente. 

Voten y comenten que les pareció esté capítulo, ya que me motiva mucho a actualizar 🤍 ✨

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