❛𝐓𝐇𝐄 𝐄𝐍𝐃 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐀𝐅𝐅𝐀𝐈𝐑❜
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Definitivamente Cassandra se dió cuenta de que no conocía ni un poco a su padre, luego de la revelación de Carol. Bill llevaba años asesinando y torturando vampiros junto a su familia, ya que para él eran abominaciones, unos monstruos que merecían simplemente morir.

Así que no le agradaba nada la idea de que su padre pensará que ella y Caroline, eran vampiros, porque sí bien quería creer que nunca haría algo para herirlas, también le asustaba que su repulsión por vampiros fuera más fuerte que su amor por ellas.

─¡Caroline! ─grita la rubia mientras entra a su casa rápidamente en busca de ella

─¡Caroline! ─grita Cassandra para luego comenzar a llamarla por teléfono y esté suena en el segundo piso

La rubia rápidamente sube las escaleras para ver que el teléfono y bolso de su hermana se encuentran tirados en medio del piso, por lo que comienza a alarmarse.

La Forbes rápidamente manda un mensaje de texto a su grupo de amigas, pidiéndoles que sí ven a Caroline se lo digan, ya que está podría encontrarse en peligro.

Cassandra rápidamente guarda su teléfono en el bolsillo de su pantalón para luego tomar un suéter y dirigirse a la salida de su casa, una vez pone un pie fuera de su casa siente como alguien pone un paño en su cara con una sustancia desagradable que no puede identificar.

La rubia trata de zafarse del agarre de su atacante pero poco a poco, comienza a desvanecerse para caer inconsciente al piso.

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─¡Caroline! ─grita Cassandra con la vista borrosa mientras comienza a despertar

─Cassandra, aquí estoy ─dice la recién nombrada que despertó hace tan solo unos minutos

─Estás bien ─dice la rubia más aliviada para luego percatarse que está amarrada a una silla─ ¿Qué está pasando? ¿Dónde estamos?

─Creo que esto le pertenece a los Lockwood ─dice la Forbes menor para mirar sus cadenas

─Lo dudo, no conozco este lugar ─espeta Cassandra mientras observa su alrededor

─¡Ayuda! ─grita la rubia

─No tiene caso, llevó unos minutos intentando pero creo que no hay nadie ─dice Caroline

Cassandra comienza a pensar en quién podría estar detrás de esto, por lo que piensa a unir los puntos respecto a todas las revelaciones que ha recibido está mañana: Sí Caroline supone que esté lugar es de los Lockwood, alguien está trabajando con ellos y la única persona que ella sabe que puede ser, sería su padre.

─Creo que ya se quién nos está haciendo esto ─admite Cassandra mientras que un ruido se escucha a través de la puerta

─¿Quién? ─pregunta Caroline preocupada pero su hermana parece estar en shock─ ¡Cass!

El dúo de rubias ve como la puerta de la celda en la que se encuentran se abre y aparece Bill.

─Hola hijas ─dice el con una expresión seria

─¿Papi? ─dice Caroline sorprendida

Cassandra solo miraba con decepción a su padre, sin duda su repulsión por los vampiros era mayor que el amor por ellas, su familia.

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─¡Papá! ─grita Caroline mientras Cassandra sigue en shock─ ¡Papi, ¿Estás ahí?!

─¿Por qué no me hablas? ─pregunta la menor tristemente

Mientras comienza a salir verbena en forma de gas por las ventilas y Caroline comienza a toser.

─¡Ya detente papá! ─exclama Cassandra al ver a su hermana

─Cómo lamento que ésto les pasará ─dice el entrando a la celda

─¿Por qué nos haces esto? ─cuestionó Caroline

─Necesito que me responda algunas preguntas, ¿Como caminan de día? ─inquiere él

─Déjanos ir, somos tus hijas ─espeta Cassandra

─Lindas miren, solo respondan y terminará todo ─asegura Bill

─¿Solo eso quieres saber? ─pregunta Caroline y el asiente

─¿Y sí te lo decimos nos dejarás ir? ─cuestionó Cassandra

─Claro, lo prometo ─asegura Bill

─No se lo digas, Caroline ─espeta Cassandra al ver que su padre evidentemente miente

─Es por mi anillo ─responde Caroline rendida y la rubia suspiró sin saber qué hacer

─¡Qué interesante! ─comenta el quitándoselo de la mano

─No papá, ¿qué estás haciendo? ─pregunta Caroline una vez el lo arroja

─Bien, ¿y cómo funciona para ti? ─pregunta Bill mirando a la mayor de sus hijas pero está se niega a hablar

─Supongo que tendré que descubrirlo, yo mismo ─dice él para quitarle los anillos que lleva en su mano y luego para tocar el collar que le había regalado Tyler

─Supongo que esté es ─dice Bill al ver como la expresión de su hija cambia cuando toca su collar

─Sus ancestros construyeron este lugar, se pensaba que era para controlar a los prisioneros pero tenían otras ideas: verbena en las ventilas para mantenerlos débiles, silla de contención de acero re-forjado… ─comienza a contar Bill

─Y eso ─dice él para mirar al techo y el dúo de rubias mira sin entender

─¿Qué haces? ─cuestiona Cassandra al ver como él se aleja y luego vuelve con unas bolsas de sangre

Venas aparecen bajo los ojos de Caroline, mientras que en Cassandra la bolsa no tiene absolutamente ningún efecto.

─La sangre te controla, pequeña ─indica Bill mirando a su hija menor

─¿Y tú? ¿Cómo haces para controlarlo? ─inquiere Bill acercando la bolsa aún más a su hija mayor

─Porque yo no soy un vampiro, papá ─espetó la rubia molesta y él niega

─No sé preocupen, me aseguraré de curarlas ─dice él para pasar por su lado y ponerse tras ellas

─¿Qué? ─pregunta Caroline sin entender y luego una ventanilla se abre dejando la luz del sol pasar

─¡Detente papá! ─grita Cassandra al ver como su hermana grita de dolor

Mientras en la residencia Forbes, Liz llegaba a casa y llamaba al teléfono de Cassandra.

─Cass, es mamá, estoy tomando un respiro después de muchas noches trabajando ─comenta la mayor─ ¿Quieres comer? Puedo preparar tú comida favorita mientras tú y Caroline me recuerdan porque no debo trabajar tanto

Una vez Liz cuelga el teléfono la puerta de su casa suena y Tyler está tras ella, nervioso.

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─¡No basta! ─grita Caroline llorando

─¡Papá ya, la lastimas! ─grita la Forbes

─No le hago daño a nadie, de verdad ─jura la menor─ Pregúntale a Cassandra

─Puedo contra el ansia, lo juro ─lloriquea Caroline

─Eso no es cierto, o sí no, no pasaría esto ─dice él acercando la sangre a ella y las venas bajo sus ojos vuelven a aparecer

─Lo lamento ─llora ella

─¿Qué vas a hacer papá? ¿matarla? ─inquiere Cassandra─ Ella no pidió ser un vampiro

─Lo sé, solo la prepararé para que asocié el vampirismo con dolor y después pensar en sangre humana te hará reprimir tus instintos de vampiro por completo ─explica Bill

─¿Y qué harás conmigo? ─cuestionó Cassandra

─Aún no sé, cómo lo escondes pero me aseguraré de descubrirlo ─responde Bill

─No escondo nada, yo no soy un vampiro ─exclama Cassandra

─Es verdad, ella no es cómo yo papi ─asegura Caroline─ Y es imposible que hagas eso, no puedes cambiar lo que soy

─Claro que sí, te vas a acordar de lo que duele ─asegura el para abrir nuevamente la ventana de la cueva para que entre la luz solar

─¡No! ─grita Caroline con dolor mientras Cassandra trata de romper sus cadenas

─Detente, ¿quieres saber como lo controló? ¿quieres saber cómo es que todo esto no me afecta? ─cuestionó la rubia y su padre la mira atentamente

─Cierra esa maldita ventanilla y te lo diré ─comenta Cassandra y su padre obedece para luego escucharla

─La razón por que la verbena y el sol no me afectan es porque no soy un vampiro, yo soy otra cosa ─comienza a decir la rubia

─¿De qué estás hablando? ─cuestionó Bill mirando a su hija sin entender

─¿Has escuchado hablar de los hombres lobos alguna vez? ─pregunta Cassandra

─Es imposible ─niega Bill

─No lo es, existen y yo soy uno de ellos ─asegura Cassandra─ ¿Quieres una demostración?

─Los hombres lobos tienen una fuerza sobrehumana ─comienza a decir la rubia para romper una de las cadenas de sus manos

─Detente ─pide Bill pero su hija rompe la otra cadena que estaba en su mano

─Supongo que también tendré que buscar una manera para arreglarte ─dice el acercándose a la rubia mayor lentamente con una aguja

─La verbena no funciona en mí ─le recuerda Cassandra tratando de romper las cadenas de sus pies

─Pues ésto no es verbena ─dice Bill para pasar tras ella, sujetarla y enterrar la aguja en el brazo de su hija

Una vez el líquido ingresa en el sistema de Cassandra, rápidamente comienza a sentirse cansada y sus ojos poco a poco comienzan a cerrarse.

─¿Qué era eso? ─balbucea Cassandra para quedar completamente dormida

─¿Qué le hiciste? ─pregunta Caroline mirando a su hermana preocupada

─Le dí una fuerte dosis de sedante ─responde Bill saliendo de la celda en busca de cadenas más grandes para su hija

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Las horas comenzaban a pasar y para suerte de las hermanas ya comenzaba a oscurecer por lo que Bill ya no podía lastimar a Caroline.

─Quiero que sepan que cuando Carol Lockwood me llamó y me dijo esto, me senté a llorar ─cuenta Bill

─Y luego de llorar, tú pensamiento fue “debo torturar a mis hijas, solo así las arreglaré” ¿no? ─pregunta Cassandra con molestia y su padre niega con la cabeza

─Papá estoy bien, me sé adaptar ─asegura Caroline─ No necesito que me arreglen, esto no se puede mejorar

─Siempre les enseñe que se esforzarán, así que Caroline necesito que hagas un esfuerzo ─pide Bill acercando la bolsa de sangre a su cara

─No puedo ─niega la rubia menor

─Ves, lo estás haciendo ─anima Bill mientras acerca la bolsa de sangre aún más Caroline

─Papi no puedo ─niega Caroline comenzando a desear la sangre

─Enfrenta tu ansia ─ordena Bill

─Tengo hambre, no seas cruel ─indica Caroline

─Yo sé que sí, pero intenta ─pide su progenitor

─¿Por qué haces esto? ─cuestiona Cassandra─ Sabes que ésto nunca funcionará, no puedes curar el vampirismo

─Tiene que funcionar, es la única opción ─asegura él

─¿Por qué tratas de arreglarme? ─cuestionó Caroline

─Para no tener que matarte ─admite él y las venas de los ojos de Caroline finalmente aparecen

─Lo lamento ─se disculpó la menor de las Forbes

Cassandra estaba impactada por las palabras de su papá, ¿realmente mataría a Caroline sí no la lograba cambiar? ¿Y cuáles serían los métodos de tortura que utilizaría con ella ahora que sabe su secreto?

─Ya cayó la noche, seguiremos intentando mañana ─comenta el

─E investigare sobre tú licantropía, Cassandra, prometo que puedo ayudarte a ti también hija ─dice él para cerrar la celda

─¡Déjame salir! ─grita Cassandra mientras sigue forcejeando con sus cadenas─ ¡No podrás curarme nunca papá!

─Hola Bill ─saluda Liz apareciendo para apuntarle con su arma a su exesposo

─Baja el arma, Liz ─pide él─ Yo sé lo que hago

─Ellas son nuestras hijas Bill, te admiran y te aman ─comenta la Sheriff

─Y confía que haré lo correcto, no porque son unos monstruos, sí no porque las amamos ─promete Bill

─Mamá está aquí ─susurra Caroline mirando a su hermana

─¡Mamá! ─comienza a gritar Cassandra─ ¡Mamá, sácanos de aquí!

─¡Tyler! ─llama Liz al moreno quien aparece tras ella

─No vas a entrar ahí ─aclara Bill deteniendolo y Liz dispara cerca de él

─Adelante ─dice la mayor y el abre la celda para ver a su novia atada a una silla

─Tyler ─dice Cassandra aliviada de que él esté aquí

─Tranquila, te sacaré de aquí ─dice él para romper las cadenas

Una vez que Cassandra puede salir de la silla rápidamente ayuda a Tyler a soltar a su hermana

─Mi anillo ─pide Caroline

Cassandra toma la joyería de ella y de su hermana que se encontraban en el piso, para luego poner el anillo de protección del sol en la mano de Caroline.

Casandra y Tyler ayudan a la Forbes menor a ponerse de pie y salir de ahí, mientras que Bill mira la escena con desapruebo.

─Y ni siquiera te esfuerces en buscar una cura para mí licantropía papá, porque no la quiero, prefiero que me odies a que me tortures por ser lo que soy ─espetó la rubia observando dolida a su padre

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Una vez en casa, Cassandra se encuentra acostada mientras que Liz la observa tristemente.

─¿Así que una loba? ─pregunta su madre aún confundida y la rubia asiente─ Siempre supe que de alguna manera estabas adentrada en este mundo sobrenatural solo que no sabía el cómo

─Debí decírtelo, solo estaba asustada de que no me aceptarás ─admite Cassandra─ Ya debe ser difícil tener una hija que sea vampiro, así que tener otra y que sea una mujer lobo, debe ser…

─¿Algo loco? ─cuestiona su progenitora y ella asiente─ Yo te acepto Cassandra de la manera que sea y siendo lo que seas, sí logré aceptar a tú hermana ¿porque no podría hacer lo mismo contigo?

─No lo sé, solo estaba asustada ─indica la rubia─ Aunque sí tú puedes aceptarme, ¿porque él no lo hace?

─Sé que no soy su hija biológica como Caroline, pero yo lo amaba como sí fuera mi padre ─asegura la rubia con lágrimas en sus ojos

─Y pensé que él me quería como una hija, entonces ¿por qué no puede aceptarme tal y como soy? ─cuestionó Cassandra tratando de no llorar

─¿porque está dispuesto a torturarme para arreglarme? ¿porque quiere arreglar algo que ya no tiene reparación? ─dice Cassandra con la voz quebrada

Elizabeth Forbes no podía negar que en estos momentos estaba odiando a su ex esposo, por la manera en que lastimó a sus hijas está noche, pero sin duda lo que más le dolía era ver a Cassandra cuestionando porque el hombre que consideraba su padre no la aceptaba.

─Cariño ésto no se trata de quién sea su hija biológica o no, el las ama mucho ambas y siempre las considerará sus hijas ─asegura Liz con los ojos llorosos

─Tú padre, nuestras familias tienen creencias que vienen de muchas generaciones ─comenta su progenitora─ Nos enseñaron a no alejarnos de ellas

─Pero tú sí lo hiciste ─señala la rubia

─Porque tú y tú hermana me enseñaron a ver las cosas desde una perspectiva diferente ─asegura la mayor

─Yo creí que él entendería, después de todo somos sus hijas ─dice Cassandra decepcionada

─Así será, el también logrará entender, pero necesita tiempo ─indica Elizabeth para acariciar la mano de su hija

─Mamá, gracias por aceptarme ─dice la rubia honestamente

─Siempre ─asegura la mayor para abrazarla

─Gracias ─dice Cassandra con los ojos cristalizados una vez se separaron del abrazo

─Iré a ver a tú hermana ─comenta Liz una vez vé a Tyler en el marco de la puerta de su hija

─Supongo que es un mal momento para decirte que las llamadas que mí mamá le hizo a tú papá para detenerlo, no funcionaron ─comenta Tyler acercándose a ella

─El nunca se detendrá, sin importar quién se lo diga ─dice Cassandra─ Está decepcionado

─No digas eso ─niega Tyler recostandose a su lado

─Se siente decepcionado de mí, de Caroline ─asegura la rubia─ Para el ya no somos sus inocentes hijas

─Debiste verlo Tyler, cuando el nos observa lo único que había en su mirada era decepción ─cuenta Cassandra

─Tal vez necesita tiempo para aceptarlo, deben darle algo de espacio ─dice el Lockwood tratando de ser optimista

─Nunca me aceptará ─niega la rubia con los ojos llorosos

─Él me odia, mi padre me odia ─asegura Cassandra finalmente dejando caer sus lágrimas

─Encontraremos una solución, él te aceptará ─asegura el moreno mientras consuela a su novia en un abrazo

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