Capitulo especial
{Advertencia: Este especial es medio canon en el fic.}
El invierno había llegado a la ciudad. Las ventiscas eran algo fuertes, las calles casi cubiertas de nieve y sobre todo, las bajas temperaturas.
Una mujer de cabello rubio se encontraba paseando por la calle nevada. No se trataba de nadie más que de Emma, pero con lentes. Llevaba un abrigo rojo y bufanda de rayas rojas y amarillas, aparte del gorro de color carmesí. En una de sus manos, se encontraba su bastón de combate de acero.
Había notado que la ventisca era algo fuerte. Lo suficiente como para que su bufanda casi salga volando, aunque estuviese bien sujeta a su cuello. Con algo de delicadeza, atrapó algunos copos de nieve que caían, con su otra mano enguantada, y los miró por un momento. Acto seguido, cambió su rumbo hacia otra dirección.
Se dirigió a un local, el cual tenía algunas letras neón de color rojas, que decían "Devil May Cry". Con mucha seguridad, entró y una campanilla sonó al ingresar.
Adentro, había un hombre peliblanco que estaba algo ocupado en su billar. Cuando entra la fémina, a pesar de no voltear, supo exactamente de quién se trataba.
—Hace semanas que no te veía, preciosa. ¿Que te trae por aquí? —cuestionó mientras se preparaba para su próximo tiro.
Emma pasó de largo y colocó su arma, al lado de Rebellion, para luego, verlo.
—Tambien es un gusto verte, señor Dante. Tenia algo de tiempo libre, así que, fui a dar un pequeño paseo. Hasta que me topé, con algo muy interesante. —ella se acerca a la mesa de billar y pone un puñado de nieve ahí, la cuál, tenía cierto brillo de tonalidades azules.
El hombre miró de reojo al puñado de nieve, para luego continuar su tiro.
—¿Así que insinuas que, un demonio de la nieve, está causando todo el frío afuera? Y yo que creí que ya eran fiestas.
—Y lo es, pero por lo que veo, la nieve de este tipo, contiene energía demoniaca. Lo cuál, llevaría consecuencias si lo tocas sin protección alguna. —ella se recostó levemente en el borde de la mesa de billar. —Entonces...¿Que dices? ¿Cuál es tu sentencia, señor de la pizza? —sonrie levemente mientras lo ve.
Al hombre le causó algo de gracia que ella lo llamase así, por ende, la vió de manera divertida.
—¿Señor de la pizza? Es demasiado pronto para eso.
—Tu me llamas "preciosa" desde el primer momento en que me viste, y sin embargo te lo permito. —argumentó en su defensa.
—Vale, tu ganas...preciosa. —dice mientras hace otro tiro, haciendo que la bola ruede directo hacia el agujero. —Y respecto al demonio, iré a cazarlo. Aunque, un poco de compañía no me vendría nada mal. —dijo, refiriéndose a si la fémina lo acompañará o no.
Emma lo vió y aunque lo pensó, ella también quería ir, sobre todo por qué está caza sería interesante.
—De acuerdo, luego puede que vayamos por una pizza.
No fue hasta que en ese instante, entraron dos individuos. Se trataban de Kaege y Ragen, a lo cual, el de pelo rubio cenizo habló primero.
—Disculpen la intromisión, el clima allá afuera es demoniaco, si es que saben a qué me refiero.
—¿Que hacen aquí? —cuestionó la mujer, de brazos cruzados. —¿También saben lo que pasa afuera?
Ambos asienten. Por su parte, Dante parecía concentrado en su juego de billar, aunque no pasaba por alto las dos presencias demoníacas atrás de él.
—Sabemos en dónde está, o al menos, en dónde puede estar. —ahora, el que tomaba la palabra, era el de cabellos oscuros. —No muy lejos de aquí, hay un pequeño tornado, según nuestra informante, ahí es donde la energía demoniaca está concentrada.
—¡Nos ahorraron el 90% del trabajo! —comenta Dante, ahora sí viéndolos con una sonrisa burlona. —Entonces dejen que vayamos y asunto resuelto. —dijo mientras se aferraba un poco a Emma. —Lo resolveremos para antes de medianoche.
—Yo no haría esos cálculos, pero si es correcto, contigo tardaríamos unos cuantos minutos. —la fémina lo vio con una sonrisa ladina.
Kaege se medio enojó internamente, cuando el peliblanco se le estaba acercando demasiado a Emma. Su compañero notó esto, así que, antes de que Kaege suelte un comentario que lleve todo esto al abismo, decidió sacrificarse y decir lo siguiente.
—Les propongo una apuesta. —dijo sin titubear.
Dante volteó a verlo, la idea de una apuesta le llamaba mucho la atención. Por su parte, la mujer lo vió, esperando a ver qué cosa se le había ocurrido.
—Nosotros; Kaege, Salem y yo; nos encargaremos de este demonio, mientras ustedes se quedan aquí. Hasta la medianoche, si no llegamos, les debemos cualquier favor.
—Interesante propuesta, flechitas locas. —dijo Dante, encontrándose algo más emocionado por el rumbo de la apuesta. Si bien, él y Emma podrían encargarse en cuestión de minutos, quería ver qué tan capaces era el grupito de demonios.
—¿Y si lo logran, regresarán a tiempo? Creo que eso no bastaría para aumentar la credibilidad, traigan algo de ese demonio. —Ella no estaba en contra de dicha apuesta, se veía también levemente interesada.
—Eso también entra en vigencia.
Kaege, por su parte, estaba más que de acuerdo con esto, iba a bajarle los humos al peliblanco y demostrar que también es lo suficientemente capaz.
—Si ya terminaron de negociar, vámonos, antes que el desgraciado se vaya. —dijo en un tono serio, mientras se iba de la oficina.
—Volveremos, de eso no hay duda.
—Y no se olviden de la evidencia. —sonrie levemente la rubia.
—¡Anotado! —exclamó el de pelo cenizo al salir.
En la oficina, solo quedaban Emma y Dante, ella simplemente miro hacia otro lado, encontrando en que pensar. Si bien, la apuesta incluía que se debían de quedar ahí, no sabía que hacer en una oficina hasta medianoche. Por su parte, él ya tenía algunas ideas en mente para pasar la noche.
—Bueno, bueno, ahora solo somos tu y yo, preciosa. —dijo mientras se le acercaba, con una mirada y sonrisa que lo decían todo.
—¡¿Jugamos cartas?! —Emma sugirió de manera rápida y abrupta, volteandolo a ver con una sonrisa medio forzada, y un rubor que no pasaba desapercibido. Ante su repentina respuesta, se aclaró la garganta y intentó hacer su pregunta más formal. —Quiero decir...¿Se te apetece jugar al póker?
El peliblanco solo se rió un poco de sus nervios. Le pareció adorable ver cómo ella evadía cualquier momento intenso. Así que solo le quedó aceptar.
—Esta bien, veamos quién se queda con el dinero de quién.
—Descuida, no planeo quedarme con tu dinero, será una partida amistosa.
Mientras tanto, el trío demoniaco, más un integrante, se encontraban a unos cuantos metros del tornado que se veía desde el cielo.
—Pueden repetirme, ¿Para que lo trajimos? —cuestiona el de cabellos oscuros, refiriéndose al chico de cabellos blancos cortos que se unió.
—Por que es mi guardaespaldas, gruñón. —dice Salem con una sonrisa leve. —Pero nos va a ayudar en mucho, ¿Cierto Nero? —ella lo ve.
—Claro, dijeron que todo esto antes de medianoche ¿No? Ya que no está Dante, hagámoslo en la mitad de tiempo. —dijo algo serio, aunque por dentro se preguntaba cómo llegaron a hacer una apuesta así, sabiendo que a Dante le gustaba toda la diversión.
—A todo esto, ¿Tu brazo nos da algún indicio? —dijo Ragen, refiriéndose al brazo derecho de Nero, el cuál era demoniaco. Pero en más énfasis a que estaba empezando a parpadear de manera anormal.
En ese instante, el chico miró su brazo, lo cuál hizo que se preocupara de más. Puesto que nunca antes había visto que brillase de esa intensidad, ni siquiera con demonios.
En eso, el tornado dejo de ser visible, para luego, escuchar unas cuantas risas en el aire. Haciendo que los presentes, estén en total alerta.
—¡Vaya, vaya, vaya! No pensé encontrarme con 3 demonios humanoides y un híbrido hoy. —la voz sonaba como la de un joven con tono agudo.
Acto seguido, cayeron copos de nieve de un tono azulejo.
—Muestrate y ahorrate los trucos, ¿Quieres? —dijo Kaege, sospechando totalmente de el sujeto que les hablaba.
—No seas aburrido, no hay motivo para enojarse, por una cálida bienvenida. —el individuo apareció al frente de todos, su cabello era blanco en su totalidad, su tez blanca como la nieve, y vestía un ropaje marrón y azulejo. Lo más destacable era el cetro de hielo que tenía a su costado. Los miraba mientras parecía pararse en el aire, como si nada.
—Esto de cálido no tiene nada. —dijo Nero, y le apuntaba con una revólver de dos tiros a la vez.
—Como siempre acudiendo a la violencia. —cuando vió el brazo de Nero y los patrones demoníacos en él, le sonrió de lado y puso los pies en el suelo. —Soy Jack Frost, un gusto conocerlos.
—Si, un gusto también conocerte, ¿Eres el demonio que hace todo esto? Por qué, si es así, lo que haces daña a los humanos que tocan tu nieve. —le reprochó ligeramente Salem.
—Oh, perdone, linda señorita. Mi nieve es demoniaca y esa es su función. —parecia echarle una mirada coqueta a Salem, la cual no captaba ni el coqueteo. Ante esto, Nero le siguió apuntando y estaba por dispararle.
—Tu nieve es venenosa, ¿Y aún así te burlas de ello? No pareces un demonio, pareces un niñato engreído. —le contestó con clara furia.
—¿Quien dijo que debería parecer un demonio? Ah, si, se me olvidan los cuernos. —pasa una mano por su cabello, haciendo aparecer cuernos de hielo brillantes. —¿Ahora parezco un demonio?
—Demasiado. —contestó Nero, para acto siguiente, dispararle. Pensó que la bala le iba a dar, pero la bala se congeló, al instante de casi tocar al demonio en frente de ellos. —¿Pero que?...
El de cuernos se rió de manera leve, y con golpear su bastón en el suelo, hizo que 4 prisiones de hielo se alzen en cada uno. Para acto seguido, hacer flotar dichas celdas con ellos dentro. Así no dejándoles contraatacar.
—Es una lástima que los demonios, no sepan aprovechar al máximo sus habilidades. De no ser así, ya hubieran acabado con los hijos de Sparda... —Jack lo decía con un tono medio serio y burlón a la vez, mientras se ponía al centro de todas esas prisiones flotantes.
Ragen, quién se encontraba con su arco y flecha, apuntandolee, y tratando de no perder el equilibrio en esa prisión flotante, le cuestionó lo siguiente.
—Entonces conoces la leyenda de Sparda... Si, definitivamente eres un demonio... Pero, que bueno que la mayoría de demonios no sepan aprovechar su potencial...es más fácil matarlos. —dijo para acto seguido, dispararle dicha flecha.
Jack Frost la detuvo con solo congelarla, a lo cuál, solo lo vió, como si quisiese decir: "¿Es encerio?". Pero en eso, oye un ruido por detrás, la celda en la que estaba Kaege, se había roto y con cuchillas en sus antebrazos, se lanzó a atacarlo a una velocidad increíble. El de cuernos azules, solo le quedó bloquear dicho ataque.
—Bien, Kaege lo distraerá. ¡Nero! ¿Puedes echarnos una ayuda? —dijo Salem, viéndolo.
El peliblanco de pelo corto, asiente mientras saca su espada de la espalda.
Mientras pasaba todo esto, faltaban tres horas para la medianoche. En el local de Devil May Cry, Emma y Dante terminaban su 5ta partida de poker.
—Y...flor imperial. Gané. —dijo la rubia, poniendo las cartas sobre la mesa, para posteriormente, cruzarse de brazos.
—Empiezo a creer que tienes cartas escondidas. —comentó algo molesto el peliblanco, mientras también arrojaba las cartas sobre la mesa, con algo de frustración.
—¿Me creerías capaz de hacer eso? —sonríe de manera ligera. —No caería tan bajo como para hacer trampa.
—¿Viniendo de una señorita refinada como tú? No es tan imposible.
—En cierto modo...Lo haría si hay motivos detrás. Pero, no tendría sentido hacerlo contra ti. —dijo con un toque de burla en lo último.
—Claro, búrlate del hombre humilde y trabajador, niña privilegiada. —le contestó en broma.
Ella rió de manera leve, disfrutando de la conversación que tenían. Agarró un par de cartas y las ordenó con cuidado, bajo la atenta mirada de Dante. Aunque este último, estaba más atento en el rostro de Emma que en las cartas.
Emma notó ligeramente que la atención del peliblanco estaba centrada en ella, así que barajeó una vez más las cartas y le preguntó.
—¿Otra ronda?
—¿Qué? ¿Me quieres humillar más?
—No tiene nada de malo seguir intentándolo. —menciona ella mientras reparte las cartas. —Esta vez, si lo deseas, podemos apostar.
—Hmm...me convenciste. —sonrie ligeramente, mientras toma la mano de cartas que le tocó.
—Bien, si yo gano, me deberás un café. —dice, al mismo tiempo que toma su mano de cartas.
—Y si yo gano, tendrás que besarme.
Eso último, dejó a la rubia un tanto ruborizada, que le reprochó con la mirada. Haciendo que Dante se ría de su reacción.
—Vale vale, es broma, me deberías dinero. El local no se mantiene solo.
—Me sorprende que el dinero te falte, ¿Hacen falta demonios?
—¡Hacen falta misiones divertidas!
Emma ríe ligeramente mientras ve su mano de cartas. En cierto modo, eso le traía algunos recuerdos.
—¿Que te parece esto? Esta será la última ronda, y luego vamos con los suicidas a salvarles el trasero.
—Dales tiempo...estoy segura que volverán antes de medianoche. Aparte, se pueden manejar solos.
Volviendo a la pelea en medio de la ciudad.
—¡Definitivamente no podremos solos! —exclama Salem, corriendo a esconderse detrás de un escombro, para que una lanza de hielo no le dé directamente.
La pelea se estaba intensificando, Jack lanzaba ataques de hielo que parecían potentes. Espinas de hielo crecían del suelo, a causa del cetro que portaba el peliblanco. A este paso, solo les quedaba bloquear ataques o evadirlos y no acercarse mucho.
Nero intentaba acertarle, aunque sea algo de daño con su espada, que funcionaba a motor. Pero, habían ráfagas de viento heladas, lo cual hacían retroceder de manera abrupta.
—¡Agh! ¡Menudo cabrón! —el de cabellos blancos cortos se hallaba algo frustrado, no podía darle ni un balazo. Así que se colocó junto a Salem, para evadir, unas cuantas lanzas de hielo más.
—Si seguimos así, nos matará. ¡Hay que llamar a Dante y Emma!
—¿Y dejar que se burle de que no pudimos contra un niñato? ¡De ninguna forma!
La de trenzas, sacudió ligeramente la cabeza un poco confundida. Pues que ella sepa, Emma no sería capaz de hacerlo, ella usaría palabras más sofisticadas para decir que no pudieron contra un demonio.
—¿Entonces que sugieres? —habló Kaege, una vez aterrizó cerca de ellos, sus cuchillas con restos de hielo y nieve que había cortado.
—Yo tengo una idea. —Ragen se hallaba cerca, volando mientras esquivaba las ráfagas y trozos de hielo punzantes. —Pero, necesito que los tres ataquemos a la vez. Y así, darle la oportunidad a Nero, para que se acerque y le dé el golpe de gracia.
Los demás parecieron de acuerdo con lo propuesto.
Volviendo a Devil May Cry, una vez más, Emma había ganado dicha partida. Ahora Dante le tendría que deber un café.
—No me digas que quieres un café sofisticado, por que se aleja del presupuesto, y no es que sea un presupuesto enorme, preciosa. —le aclara Dante, mientras la ve.
—Descuida, tengo gustos refinados, si. Pero no te voy a pedir comida hecha de diamantes. —ella guardaba las cartas mientras le hablaba. —Con que sea café me basta.
—Entonces a una cafetería será.
Ahora se encontraban en la misma situación de antes, no sabían que hacer debido a falta de actividades dentro de la oficina. Al menos eso pensaba Emma.
—¿Sabes que hacen un hombre y una mujer, cuando no se les ocurre que hacer? —cuestiona, aunque dentro de si mismo, sabe la respuesta. Por ende, le da a Emma una mirada coqueta.
—¿Pues...contar ovejas? —dijo ella, tratando de ocultar su rubor. Decidió no dejarse llevar por los nerviosismos y habló un tanto confiada. —Vale, ¿Y si charlamos un poco? —esto lo sugirió, mientras se sacaba su abrigo y su bufanda. Revelando que debajo, tenía su traje de cazadora de demonios.
—Asi que, ¿Siempre lista para la acción, no?
—En este mundo en el que vivimos, los demonios pueden aparecerse en cualquier esquina. No está de más ir preparada. —dice ella, mientras se sentaba en el sofá que tenía Dante, en la oficina.
—Si, pero, ¿Y tú palito de metal? —cuestionó Dante, mientras no veía rastros del bastón de combate de Emma, en su persona.
—Junto a Rebellion, creí que podría poner ahí mi arma para identificarlo más rápido.
El peliblanco volteó a ver a su mítica espada, y se encontró con una escena un tanto graciosa. Pues, un extremo del bastón de combate estaba apegado al mango de su espada. Lo cuál lo hizo reír un poco.
—Bueno, alguien se divierte mejor que yo. —comentó con burla, mientras se sentaba en la silla de su escritorio.
En eso, y sin precio aviso, entraron Ragen y Kaege, con un cuerno de hielo. Y justo antes de medianoche, al parecer ganaron la apuesta.
—¡Lo lograron! Vaya equipo que son ustedes. —los felicitó Dante, pues pensaba que no podrían hasta la medianoche. Pero esto, demostró lo contrario.
—Y trajeron el cuerno del demonio. —Emma visualizó el cuerno de hielo, ligeramente sorprendida. —¿Puedo preguntar cómo lo hicieron?
Ambos demonios se miraron de reojo, recordando cómo exactamente vencieron al tal Jack Frost.
Flashback
El demonio del hielo, se encontraba caminando en la nieve, rastreando a los demonios y al híbrido.
—¿Con que quieren jugar a las escondidas, eh? Vale, juguemos... —su tono era medio burlón, pero serio al mismo tiempo.
En ese momento, aparecieron ambos detrás de él. Ragen disparándole múltiples flechas demoníacas, mientras que Kaege, intentando rebanar los escudos de hielo, que Jack empezó a hacer.
—Buen intento... —dijo mientras detenía una flecha con su mano, congelandola al instante.
—¡Cuida tus espaldas, chico frívolo! —varias cuchillas demoníacas, de ligero brillo rojo, vinieron rápidamente hacia la espalda de Jack, explotando para aturdirlo. —¡Ahora Nero!
Nero vino por detrás, justo después de las cuchillas demoníacas recién explotadas. Usando su espada, la cual desataba ataques ardientes, mediante el sistema de inyección de combustible, estuvo a nada de cortarle el cuello a Jack Frost.
Sin embargo, este demonio esquivo el corte, así en vez de darle en el cuello, le dió en uno de sus cuernos. Dejándolo así, con un cuerno roto.
—¡Wow! —Jack Frost se hizo a un lado, alejándose unos cuantos metros lejos de ellos. —Fuimos demasiado lejos. —sonrie levemente, dejando de atacarlos.
—¿Te vas a rendir? ¿Acaso tienes miedo? —dice Ragen, apuntándole con tres flechas demoníacas.
Los demás se pusieron en guardia, listos para bloquear o contraatacar ataques. Pero, para el demonio del frío, no había ninguna intención de atacar.
—Esto duele... —dijo agarrándose su cuerno roto, aunque no había ninguna señal de dolor en su rostro.
En eso, levantó levemente su brazo, con un pergamino en mano. Sin ver el objeto, lo dejo caer en la nieve.
—Me tendré que recuperar, nos veremos luego... —estaba por irse, con el cetro de hielo en mano, pero dijo algo más. —¡Ah! ¡Mandenle saludos de mi parte a Emma Swan!
Y sin más, se fue volando, no sin antes, patear un poco la nieve. Lo cuál, hizo que la nieve volviera a la normalidad.
Esto los dejó consternados, lo único que dejó aquel individuo, era un pergamino.
Fin del flashback
—Tortugas... —Kaege le lanza el cuerno, y el pergamino.
La rubia atrapó ambas cosas, al cuerno le restó poca importancia, pero el pergamino era importante para ella. Lo abrió y leyó, para luego sonreír levemente.
—¿Me puedo quedar con el cuerno? —cuestionó Dante, levemente interesado en aquel objeto demoniaco.
—¿Y que dice? —le cuestionó Ragen, mientras ve a Emma y dicho pergamino.
—Son un montón de insultos, nada importante. —respondió de manera casual, mientras cerraba el pergamino. —Bien, ¿Vamos a lo del café?
—Si, pero recuerda, nada de gastar mi presupuesto. —dijo Dante, estirándose al levantarse.
—Hey, yo también quiero algo de comer.
—...Si, definitivamente mi presupuesto irá más lejos. —dijo Dante, llendo hacia la salida de su oficina, siendo seguido por Ragen.
—¿Segura que solo era eso? —Kaege vió a Emma, no muy convencido de su respuesta.
La rubia solo se encogió de brazos y siguió a Dante y Ragen. El de cabellos oscuros se quedó viendo dicho pergamino, dispuesto a abrirlo. Aunque decidió no ser tan paranoico, y seguir a los demás, pues también tenía hambre.
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