Capitulo 6


—Entonces, solo para estar segura, ¿Qué vas a decir? —la de coletas con trenzas le preguntó a su compañero de cabellos blancos, como si le estuviese preparando para una charla.

—Saludar al entrar, responder cualquier pregunta, y no caerle mal. —enumeró todo, pero al final, terminó resumiendolo. El chico suspiró y solo siguió caminando.

Ambos se encontraban dirigiéndose a la mansión de Emma. Pasando por uno que otro obstáculo. Para que no considerase a Nero como un estorbo, Salem tuvo que traerlo para demostrarle lo contrario y prepararlo al menos lo suficiente, para dar una buena primera impresión.

El chico no tenía problema con eso, en especial si se lo pedía su compañera. También esperando a ver quién era la tal Emma, de la que tanto ha escuchado desde hace unos días. Más de la boca del trío demoniaco, quiénes le dijeron que ella era una persona muy cercana a ellos.

—No te preocupes por eso, ¿Está bien? —él la quiso tranquilizar con estas palabras. De reojo, pudo ver que ella se preocupaba un poco.

—Si, se que todo saldrá bien...Eso espero. —por fuera podría decirlo con total libertad, al contrario de lo que pensaba. Había un punto en dónde le daba miedo la versión hostil de Emma.

Salem tocó la puerta, esperando que Emma responda, y luego de haber escuchado un "adelante", ella entró.

—¿Y bien? ¿Lo has traído? —Emma se encontraba con un libro, cubriéndole la cabeza. Mientras sus brazos y piernas estaban cruzados.

—¡Si! ¡En persona! —ella le hace señas a Nero para que entrase.

Una vez el muchacho entró, Emma se quitó el libro de encima y lo vió de reojo. Acto seguido, sonrió de manera sutil, quitándose el libro de encima.

—Un gusto, joven Nero, soy Emma Swan.

—Si, había oído de usted últimamente. —el dijo, tratando de mantener un aura sería.

—No perdamos más tiempo, y iniciemos esto. Salem, tu te quedas afuera. Cualquier cosa, solo toca la puerta.

Salem tuvo que esperar afuera de la oficina, la conversación no le incumbe para nada. Sin embargo, ella esperaba que todo saliese bien.

Mientras tanto, Ragen y Kaege, se encontraban en auto, en dirección al local de Devil May Cry, con un propósito en mente. Sea cuál sea, Kaege no evitó hacer preguntas al respecto.

—¿A qué vamos exactamente?

—Estoy preocupado, y mis instintos no fallan. —hizo una breve pausa antes de seguir hablando, sin dejar de conducir.

—¿Es un plan B? ¿La estás apuñalando por la espalda? —Kaege lo vió sin parecer irritado, era una pregunta capciosa. Luego, fijó su vista al frente. La carretera no parecía tan concurrida está vez.

—Claro que no, ¿Por quién me tomas? —Ragen por un momento, también notó la carretera poco concurrida. —A estas horas, solían haber muchos autos...

Apenas se daba su tiempo para darse cuenta, sin embargo, fue interceptado por 4 autos, de esa carretera.

—¡¿Que caraj-?! —Ragen no pudo terminar de decir su grosería, 6 demonios estaban rodeándolo.

Las personas que conducían esos autos, resultaron ser demonios, Kaege, en el caso de ser necesario, quiso salir a acabar con ellos. Por otra parte, Ragen tuvo sus sospechas, por ende, lo detuvo.

—¡No! ¡Tu conduce, yo ataco! —le explicó de manera rápida.

Ambos rápidamente cambiaron de lugar, los demonios ya habían empezado a atacar el auto, en base a rasguños. Kaege pisó el acelerador y rápido salió de ahí. Mientras que los estaban persiguiendo.

De inmediato, Ragen invocó su arco demoniaco, de su mano hizo aparecer una flecha. Apuntó directamente hacia uno de los demonios y disparó, electrocutando a este último. Aunque las calles mostraban algunas piedras, que Kaege no podía esquivar.

—¡Conduce bien, idiota! ¡Estoy tratando de apuntarles!

—¡No es mi culpa que hayan piedras en el camino! 

A medida que avanzaban, los demonios no los dejaban ir tan rápido. El arquero volvió a apuntar y disparar, derrotando a dos demonios a base de fuego. Ahora solo quedaban 3 en pie.

Ragen volvió a apuntar, está vez era una flecha diferente. Pero, solo vió a dos demonios siguiéndolos, notando la ausencia de uno. El demonio faltante estaba casi al lado de Kaege. Pensó lo más rápido que pudo y, con una cuchilla de su antebrazo le cortó la cara, matándolo al instante. Todo sin desviar su atención de la carretera.

—¡Muy bien, solo quedan 2!

Volvió a apuntar y disparar, la flecha diferente derritió a los demonios faltantes con una especie de ácido demoníaco. Dado por concluido, el ataque sorpresa.

Algo no cuadraba para Kaege, estaban siendo atacados sin razón en plena luz del día. A no ser que hayan recibido órdenes de alguien más, no tenía sentido. Era plenamente consciente de su constancia en este mundo, pero era demasiado preciso.

—Menos mal.... —Ragen volvió a meter la cabeza en el auto, aún no deshizo su arco, en alerta de cualquier cosa. —Vamos a Devil May Cry, pero ya...

No tuvieron tiempo de seguir hablando, el auto, por extraño que parezca, explotó de la nada. Sin destruirse del todo, cayó con las ruedas arriba.

Ambos estaban más que confusos, a pesar de aún seguir con vida.

—Maldita sea... —Ragen tenía más que el brazo adolorido.

—Oye, sácanos de aquí... —El de pelos recogidos notó algo a la lejanía, a pesar del polvo y fuego generados, una silueta humanoide con un arma, dirigiéndose directamente hacia ellos.

—Sostente entonces. —A pesar de el dolor, disparó una flecha a la dirección opuesta.

Aquella silueta estaba más cerca, aparentemente se trataba de una mujer, tenía casi toda la cabeza tapada, exceptuando el cabello rubio oscuro trenzado. Llevaba un uniforme oscuro militar y el francotirador era lo que más destacaba.

Ya muy cerca del auto, estaba por dispararle a las ventanas. No obstante, se percató de que se fueron volando. A través de los goggles oscuros que tapaban sus ojos, pudo verlos antes de desaparecer en la lejanía.

Por otra parte, ya estaba por atardecer, y Emma ya finalizaba la lista de preguntas que tenía que hacerle al joven de cabellos blancos. Este último sintiendo que estaba en un interrogatorio que lo estaba aburriendo.

—Entonces, déjame ver si uno todos los puntos. Eres de Fortuna, eras parte de la Orden que adoraba a Sparda. Estos los engañaron y tenían los ojos en Salem para hacer funcionar su estatua. Junto con Dante, lograste derrotarlo y salvarla. Y ahora eres su guardaespaldas, a voluntad propia, también cazando demonios. —ella dejó algunos papeles que tenían toda la información recopilada que Nero le acaba de dar. —¿Todo correcto?

—Si. —el joven asintió. —¿Es todo?

—Aun hay algo que me causa mucha curiosidad. —ella señala a su brazo demoníaco. —Para ser un caballero de la Orden, diría que perdieron su mejor arma. ¿Cómo lo obtuviste?

—Fue en un ataque... —dijo, recordando cuando lo obtuvo. — Paso, hace más de un año.

Emma se levantó de dónde estaba sentada, y vió con detenimiento aquel brazo. Si bien, se notaba que era demoníaco, habían algunos huecos en la historia.

—«Una manifestación demoníaca, luego de eso no podría encontrar otra explicación. Pero, ¿Quién es exactamente este chico, y por qué siento que es muy cercano?» —Emma quiso preguntar más, pero al ver el rostro del muchacho, empezó a pensar que quizás ya fue suficiente. —De acuerdo, fueron muchas preguntas por hoy. Tampoco pienso en conocer hasta tus huellas. —ella comentó de manera irónica y sonríe de manera leve. —Bienvenido al equipo.

—¿Son un equipo? ¿Entonces por qué no estuvo presente en ese lío? —le cuestionó a la mujer, aún no le inspiraba tanta confianza.

—Tenia otras cosas que hacer. Además no es hasta hace poco, que me enteré sobre todo esto. De haberlo sabido, hubiera dado una vuelta por ahí. —ella se cruzó de brazos mientras se recargaba en su escritorio.

Nero vió por un segundo al arma que poseía Emma, aquel bastón plateado. Lo cuál le hizo levantar algunas sospechas respecto a esa mujer, la cuál hasta ahora le parece una persona con muchos esqueletos en el armario.

Estaba por decir algo más, pero sintió que algo no andaba bien, miró detrás de él, específicamente a la ventana. Y notó como dos individuos se acercaban a casi toda velocidad para aterrizar.

Rápidamente se hizo a un lado y la ventana se rompió, dejando ver a Kaege y Ragen con algunas heridas. Estos cayeron justo frente a Emma, la cuál, de lo más tranquila, bebió una taza de café.

—¡Oigan! ¿Ambos están bien? —El joven se acercó a ver el estado de sus compañeros. No tenían heridas graves, para la suerte de ambos.

—Mierda, eso dolió... —Ragen dijo algo adolorido y se levantó.

—Nos andan siguiendo. —Kaege miró a Emma, esperando algún plan de contingencia de su parte.

Emma dejó su taza de café a un lado, estaba a punto de decir algo, sin embargo, notó que otro demonio iba a entrar por la ventana rota. Rápidamente tomó su bastón de combate y lo lanzó hacia dicho demonio, matandolo por empalamiento. El bastón volvió a ella y dijo lo siguiente.

—Hay que atacar, hasta que los infelices no sigan apareciendo. 

Inmediatamente luego de esa orden, Salem tocó la puerta y entró, inmediatamente cerrándola detrás de ella.

—¡Hay demonios en toda la mansión! —su expresión lo decía todo, estaba muy preocupada.

Rápidamente Emma se dió cuenta que era una emboscada, por consecuente, cambió las palabras de su orden.

—Cambio de planes. Van a abarcar toda la mansión. Yo veré de dónde vienen...—ella dijo, mientras reposaba su bastón de combate en su hombro. —Ah, y... No destruyan mucho. —dicho esto, ella se fue directo a afuera.

Los demás sabían que hacer, y tomarían zonas distintas. Afuera de la mansión, estaba anocheciendo, y habían varios demonios rodeando el perímetro.

8:50 pm, 6 de Agosto, dentro de la mansión

Salem y Nero se dirigían a los pasadizos de la mansión, en dónde posiblemente estarían los demonios. Salem se guiaba por su olfato, mientras que Nero la seguía a la par.

—Wow, hace tiempo que no cazabamos demonios, ¿Eh? —ella le sonríe con algo de entusiasmo y para aligerar el ambiente.

—Unas 5 semanas, para ser más exactos. —respondió mientras miraba a los alrededores.

—¿5 semanas? ¡Creí que había sido más tiempo! —ella se sorprendió bastante que su percepción del tiempo sea tan alterada. Juraría que habían pasado unos meses, antes de que Salem lo convenciera de convertirse en cazademonios.

Pasaron unos momentos de silencio, antes que el peliblanco dijiese algo.

—No me da buena espina tu amiga...

—¿A qué te refieres? —ella lo ve un tanto confundida, pues no pensaba que Emma caería tan mal. —¿Fueron las preguntas?

—Me refiero a que, tiene pinta de que hizo algo muy malo.

Ambos se detuvieron a la mitad del camino, algunos demonios se les atravesaron. Estos tenían 6 brazos y dos patas y sus apariencias eran casi humanoides.

—Ya era hora... —dijo el joven, con una leve sonrisa. La emoción ya lo estaba invadiendo, mientras sacaba su espada, la cuál funcionaba como un motor.

—¿Listo? —ella le cuestionó, mientras señalaba a los demonios con dos de sus dedos. Cuchillas demoníacas carmesí aparecían a sus costados.

—Claro que sí.

Ambos empezaron a atacar de manera sincronizada a los demonios. Está vez, estas criaturas eran normales, por lo tanto, no representarían problemas mayores. Mientras Nero usaba su espada y su pistola de dos balas, Salem usaba sus cuchillas rojizas flotantes, a veces sirviendo de escudo.

Una vez ambos terminaron con la horda de demonios, vinieron muchos más detrás de ellos. Sin embargo, todos ellos fueron descuartizados en cuestión de segundos, por un destello rojizo que pasó muy rápido entre ellos.

Se trataba de Kaege, quien había usado su velocidad y cuchillas de su antebrazo, para cortar a dichos demonios. Detrás de él, venía Ragen, aliviado de encontrar a los dos restantes.

—¡Hey, Nero! —lo llamó, quería saludarlo adecuadamente, ya que el anterior encuentro fue un tanto grotesco. Había pasado algo de tiempo desde la última vez que lo vió.

—Ragen... —él devolvió el saludo. —Pasó algo de tiempo.

—Si, te había dejado a cargo de mi hermana, y lo hiciste bastante bien. —dijo con una sonrisa mientras le daba pequeñas palmaditas a la cabeza de Salem, verla más fortalecida que antes lo hizo sentirse orgulloso. Ella reaccionó con una sonrisa alegre. —Muchas gracias.

—Aprende muy bien todo lo que le enseño, soy un buen maestro. —el bromeó al respecto, guardando su pistola. —¿Y como se metieron en este lío?

—Ibamos al local de Dante, y durante el camino, nos interceptaron unos demonios. —Kaege ahora tomó la palabra. —Pero, no solo nos atacaron demonios...una persona también estuvo involucrada.

—¿Una persona? —no era la primera vez que veía a personas trabajar con fuerzas demoniacas, Nero lo sabía de sobra.

—Una mujer que usaba armas. Ni idea de quién es, pero fue la que nos atacó. Y seguramente lidera a esos demonios en este momento. —informa Ragen, mientras miraba algunos cadáveres de demonios, los cuales ya se habían empezado a desintegrar.

—¿Y para qué iban a Devil May Cry? —les cuestiona Salem, un tanto preocupada.

—Solo para asegurarnos... —Ragen respondió, luego suspiró y continúa con la explicación. —Escuchen, Emma ahora no tiene la mejor de las situaciones. Hace unos días manifestó otra versión de si misma. La cuál interfirió bastante con el plan que teníamos inicialmente. Nuestro cometido, era avisarle a Dante sobre esto y que la proteja si es necesario. Aún si la propia Emma no estuviese de acuerdo.

Nero ahora estaba más que intrigado, la cercana de los tres demonios tenía bastante que ocultar.

—Pero claro, eso no fue posible, nos interceptaron a medio camino. Cómo si no quisiéramos que nos acerquemos a Dante...

—¿Quiénes? —cuestionó Nero.

—El clan Campbell. —le respondió Ragen, no tenía dudas al respecto. —Se enteraron de que estamos haciendo y ya están actuando...Requerimos un nuevo plan si esto sigue así. —el dijo eso último un tanto preocupado.

Salem al oír eso, pudo recordar el incidente con ese Liam. Pudo sentir que fue culpa suya al no poder detenerla a tiempo.

—¿A esos cabrones no les bastó con causar problemas en Fortuna? —el de cabellos blancos frunció el ceño al escuchar quienes fueron los responsables. Si bien, no los enfrentó directamente, también fue culpa de ellos el querer secuestrar a Salem esa vez. El miró a la chica y vió lo cabizbaja que estaba, le habló en tono suave. —Oye, descuida...—la agarró de los hombros, para reconfortarla. —Vamos a acabar con esos malnacidos.

—Lo sé... —ella asiente, evitó sentirse culpable ya que eso no ayudaría a seguir con el objetivo. Alzó su mirada y lo vió un poco más tranquila. —Estoy bien, descuida. —le sonrió amenamente.

—Oigan... —Kaege los llamó, notó que unos demonios iban en una dirección que no era la de ellos. —¿A dónde van estos?...

9:01 pm, 6 de Agosto, afuera de la mansión

Emma se había dirigido al patio, su arma reposaba en su hombro, mientras veía los alrededores, en busca de demonios y el posible origen de la emboscada.

Vio lo que eran sus jardines, y tres perros Doberman con collares dorados, mordian los cadáveres de los demonios. Ella al ver esto, sonrió con ligereza.

—¡Muy bien! ¡Ya tienen premio asegurado! —ella dijo mientras dirigía su vista a la entrada de la mansión, dónde se aproximaban más demonios.

Las puertas estaban abiertas, sin embargo, pudo notar que fue a la fuerza. Ella sabía que dejó pasar a Salem, cuando trajo al tal Nero. Por lo tanto, abrirla de manera abrupta no fue necesario.

—Tiempo establecido, 2 minutos. —se recordó a si misma, mientras de una maniobra, preparó su bastón para atacar.

Los demonios, ya lo suficientemente cerca, saltaron sobre ella. Sin embargo, Emma se ajustó los lentes y atacó, asegurándose de darles en el punto débil, el cuál vendría siendo la cabeza. Fue cuestión de unas cuantas maniobras con su bastón, para acertarles a varios a la vez.

No necesitó de patadas, más que unas pocas veces. Al recargar suficiente daño o golpe recibido por Silver Strike, aprovechó para hacer un ataque devastador al siguiente grupo de demonios.

De una sola voltereta con Silver Strike en horizontal, todas las cabezas de los demonios explotaron, con la onda expansiva que liberaba. Tenía una tonalidad morada.

—Dos minutos, terminados. —ella sonrie levemente, al haber acabado en el tiempo establecido por si misma. Luego de eso, sale de la mansión, dispuesta a buscar de dónde venían los demonios.

Justo en ese instante, una bala vino sin previo aviso. Pudo desviarla a tiempo con su bastón de combate, siendo que este, volvía a recargar energía del impacto. Miró a todas partes, en ningún lado pudo ver desde dónde le apuntaban.

Al ver que más balas se dirigían a ella de distintas direcciones. Se aseguró de detenerlas todas con el movimiento de Silver Strike, no le resultó de mayor dificultad, aunque se le notaba ligeramente enojada.

—Quién sea que esté disparando, realmente no se cansa... Y me está cabreando un poco. —siguió observando los alrededores, por si lograba ver al atacante.

Las balas seguían, ella no tenía problemas en protegerse de eso, pero lo que más la molestaba era el hecho de que esté nuevo atacante, no dé la cara.

Momentos después, sin poder predecirlo, sintió un dolor proveniente del brazo. Cuando miró, supo que había recibido un roce del balazo.

—No jodas... —le dolía, sin embargo, aún seguía manteniéndose de pie. Las balas cesaron y por un momento pudo ver a la atacante en el techo de un edificio cercano. Y al ser detectada, se dispuso a irse.

Emma no la iba a dejar escaparse tan fácilmente. Con todo y dolor de brazo, fue a perseguirla.

Ya encima del edificio, se dispuso a seguirla, corriendo y saltando de edificio en edificio. La misteriosa atacante no se quedaba atrás, era más rápida, tanto como Emma.

Una vez lo suficientemente cerca de su rango de alcance, Emma usó a Silver Strike y le lanzó en horizontal, esperando a que la empalase. Pero, no contaba con que aquella mujer lo atrapase a tiempo.

De una patada, le devolvió el Silver Strike de la misma manera que la de lentes se lo lanzó, sin embargo, está se hizo a un lado y lo atrapó. Estaba bastante extrañada, puesto que nadie antes había atrapado su arma de manera tan sencilla. No...nadie lo pudo manejar de esa manera, además de la propia Emma.

Al volver a ver a la atacante, ya no la vió en ningún lugar. Ahora se encontraba en la misma situación de antes, no sabía si volvería a atacar en ese mismo instante. Aunque después de unos segundos, decidió volver a la mansión, sin bajar la guardia, por si volvía a atacar.

9:05 pm, 6 de agosto, en el patio trasero de la mansión.

El grupo siguió a los demonios, sin que estos les prestase atención. Fueron directamente a la parte trasera de la mansión, en lo que parecía ser el sótano. Los cuatro se quedaron bastante intrigados.

—Algo los atrajo... —dedució Salem, su sentido del olfato detectaba algo inusual en aquel lugar. Estaba por ir a ver pero Nero la detuvo.

—Dejame esto a mi... —dijo para luego ir a ver, sin alertar a los demonios de su presencia. Bajó las escaleras y sin hacer el más mínimo ruido, se asomó un poco.

La escena que vió, lo dejó sin palabras. Los demonios estaban comiendo los restos de cadáveres humanos. Justo en el sótano de la mansión que pertenecía a Emma.

—¿Que carajos le pasa a esa mujer?... —murmuró para sí mismo. El horror y la incertidumbre era lo único que podía sentir internamente. Ya tenía una vaga idea de por qué Emma le daba mala espina.

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