Capítulo único

Chongqing, 2003

El carrusel giraba y giraba, él jugaba conmigo y me sonreía. Sus ojos completamente negros hacían contraste con su dulce sonrisa de niño y sus mejillas regordetas. Él era el único que me hacía compañía en mi soledad, el único que se preocupaba por mí; él me vió cuando nadie más lo hizo... Él me dió una prueba de su amor. Acunó mi rostro con sus manitas pequeñas y con su vocecita dulce me dijo: Acepta mi regalo, gege... Acepta mi marca y se mío para siempre... Y yo cerré mis ojos y acepté.

Beijing, 2008

Cinco años habían pasado y ya Xiao Zhan no era más un adolescente. Sus padres estaban preocupados, Zhan solía presentar episodios erráticos que iban desde la absoluta timidez, hasta la más explosivas de las irás.

Sus episodios lo llevaban a pasar de estar completamente aislado y retraído, a agredirse a sí mismo y a cualquiera a su alrededor. Los Xiao ya habían visitado a los mejores médicos y psiquiatras de toda China , pero nadie parecía tener una solución para ayudar a Zhan.

Desesperados, decidieron optar por su última opción, la iglesia.

El matrimonio Xiao no se caracterizaban por ser especialmente religiosos, pero habían agotado todos sus recursos en favor de ayudar a su único hijo, así que estaban dispuestos a lo que fuera con tal de ayudar a Xiao Zhan. Con el último episodio que había tenido el chico, habían quedado horrorizados y no querían que algo así sucediera de nuevo.

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Xiao Zhan se mecía sobre sí mismo, sentado sobre un montón  de pedazos de un espejo roto. Sus manos y pies tenían cortaduras por todas partes y parecía que había destrozado el espejo con sus propias manos desnudas, luego los llevó a su habitación y los colocó en el centro de la misma antes de sentarse sobre ellos.

Xiao Zhan cantaba una escalofriante canción de cuna, con una voz infantil que dejó helados a sus padres, al notar que ya no estaba solo, giró su cabeza completamente hacia atrás para poder mirar a sus "padres", el sonido de las vértebras quebrándose con ese movimiento inhumano, fué como una puñalada para el corazón de  Xiao SuYing. No cabía duda de que su precioso bebé estaba poseído por una entidad infernal que buscaba acabar con su vida.

Trató de acercarse a su hijo, pero Xiao Zhan con tan sólo un movimiento de su mano logró lanzarla por el aire. Su padre, Xiao Tong, corrió a socorrer a su esposa mientras Zhan seguía con la mirada cada uno de sus movimientos, haciendo que su cabeza girará grotescamente sobre su cuello.

—Oops... Creo que a ZhanZhan no le gustó que yo le pegara a su mami —se burló el demonio mientras comenzaba a apuñalarse con un pedazo de espejo roto que estaba en el suelo.

SuYing lloraba desconsolada, no entendía qué habían hecho mal para que su hijo tuviera que sufrir de esa manera. Siempre habían sido buenos padres y su Zhan era el chico más inocente y tierno del mundo.

—¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres de mi hijo? ¿Acaso no puedes dejarlo en paz?

—Podría, pero no quiero —respondió el demonio, aún con esa vocecita infantil que hacía temblar a los padres de Xiao Zhan. —Su hijo le pertenece al infierno, aceptó el regalo y la marca ¿Por qué vienes a reclamar algo que no te pertenece, mujer?

—¿Qué? ¿Quién eres? No importa, sólo déjalo en paz.

SuYing lloraba mientras le imploraba al demonio que abandonara el cuerpo de su hijo.

—¿Que quién soy? Por qué le diría mi nombre a una sucia mortal? No te daré poder sobre mí, asquerosa. Ustedes los humanos son tan repugnantes, ambiciosos, tan insignificantes y aún así el creador les dió el poder de controlarnos si saben nuestros nombres... Por supuesto que no te lo voy a decir.

El demonio despotricó contra la mujer, dejando atrás su voz aniñada, ahora se escuchaba siseante y gutural. Como si varias voces hablaran al mismo tiempo.

SuYing y Xiao Tong tuvieron que correr fuera, Zhan los atacó lanzandoles todo lo que había en la habitación. Una vez fuera de peligro, SuYing se lanzó a llorar en los brazos de su marido

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—¿Cuánto tardará en llegar ese sacerdote? Se suponía que ya debía estar aquí. —SuYing se quejó por tercera vez desde que había pasado la hora a la que se suponía que debía llegar el sacerdote que la iglesia había enviado.

—No lo sé. Supongo que tardará lo que tenga que tardar... Baobei... ¿Tú en realidad crees que funcionará? ¿Crees que ese sacerdote podrá devolvernos a nuestro ZhanZhan?

—Tiene que funcionar, A-Tong... Tiene que funcionar porque ya no soporto un minuto más ver a mi hijo así. Sé que nuestro ZhanZhan está ahí en algún lugar, deseando ser liberado. Somos sus padres, tenemos que ayudarlo.

Xiao Tong asintió y abrazó a su esposa. El sonido de la puerta principal siendo golpeada, rompió el momento y ambos se separaron para ir a abrir la puerta, encontrándose con un hombre joven y atractivo que vestía una sotana.

Xiao Tong estaba visiblemente decepcionado, el hombre en su puerta no era exactamente lo que esperaba.

—Buenas noches —el recién llegado habló— ustedes deben ser los Xiao —el joven clérigo continuó hablando para romper el incómodo silencio.

—Así es —confirmó Xiao Tong— ¿Y usted es?

—Soy el padre Wang, soy el exorcista enviado por la iglesia para ayudarlos.

—¿No es usted muy joven, padre Wang? —preguntó Xiao Tong, no pudiendo esconder más su escepticismo— disculpe si le ofendo, no es mi intención. Es sólo que el caso de nuestro hijo es... Complicado.

El clérigo rió sin humor.

—Créame, señor Xiao... En este tipo de trabajo la edad es sólo un número. No se preocupe, sé lo que estoy haciendo y no soy tan frágil para ofenderme por unas pocas palabras.

La mujer entre los tres sólo escuchaba sin interferir, le preocupaba más el silencio sepulcral en el que estaba envuelta la casa desde la llegada del sacerdote, que la apariencia del mismo.

—A-Tong —llamó a su marido y tiró de su camisa para que le prestara atención— No es normal —dijo y se quedó callada.

—¿De qué estás hablando, mujer? —respondió Xiao Tong un tanto molesto por la interrupción, de alguna manera sentía que no debía quitarle los ojos de encima al sacerdote.

—El silencio... No es normal. No es usual que ZhanZhan no haga ruido, desde que esa cosa tomó control absoluto de él, nunca había permanecido quieto por tanto tiempo.

La mujer estaba aterrada, temía lo peor. Tenía miedo de que por fin el demonio hubiera matado a su hijo.

—No te preocupes, no debe de ser nada. Quizás sintió la presencia del padre Wang y se fué antes de que el padre lo sacara. —Xiao Tong no sonaba convencido de sus propias palabras, parecía que trataba de convencerse a sí mismo primero, pero SuYing asintió esperanzada a sus palabras.

—No se ha ido —el padre Wang habló— pero definitivamente me está esperando... Llévame con él.

El padre Wang podía sentir cada vello de su cuerpo erizarse a medida que se acercaban a la habitación de Xiao Zhan. Podía sentir el sabor del aire viciado que rodeaba el entorno y por un breve momento, sonrió.

La entidad que había poseído a Xiao Zhan no era más que un demonio menor, tampoco había sido una posesión al azar y el padre lo sabía muy bien... El chico había sido entregado a voluntad.

El demonio sólo se quiso aprovechar del alma marcada de Xiao Zhan y robarsela a su verdadero dueño.

—Señores Xiao —el clérigo los llamó— no es mi intención ofenderlos, sin embargo necesito que sean sinceros conmigo y me digan... ¿Quién de ustedes vendió el alma de su hijo?

Ambos padres parecían escandalizados.

—¿De qué está usted hablando, ha perdido la cabeza? ¿Por quién nos está tomando, padre Wang? Amamos a nuestro hijo —Xiao Tong gritó, obviamente ofendido, por otro lado su esposa desvió la mirada, se veía culpable y mortificada. Gesto que no pasó desapercibido para el padre.

—No tengo dudas de que aman a su hijo, pero eso no fué lo que pregunté.

El sacerdote se giró a la mujer, quien intentaba esconderse detrás de su esposo.

—Fué usted, verdad —fué más una afirmación que una pregunta y la mujer lloró con amargura ante la mirada atónita de su esposo.

—Perdóname... Perdóname por favor —lloró más fuerte— No sabía lo que hacía, no sabía en lo que me estaba metiendo. En ese momento estaba desesperada.

Intentó tocar a su marido y este se apartó asqueado, eso le rompió el corazón a la mujer.

—Tú no encontrabas trabajo, apenas teníamos para comer y esa mujer dijo que nos ayudaría a cambio de un pequeño pago.

—¿Nuestro hijo te parece un pequeño pago? ¿Vender el alma de nuestro único hijo era un precio tan insignificante para tí?

—¡Ni siquiera pensábamos en tener hijos! En lo único que podía pensar era en lo que íbamos a comer ese día o si sobreviviríamos la maldita semana.

El hombre no contestó y SuYing lo tomó como una oportunidad para continuar hablando. El sacerdote los miraba sin expresión visible en su rostro.

—Me dió unos números y me dijo que esos números cambiarían nuestras vidas. Sólo tuve que hacer un estúpido ritual una noche...

—¿Números? Los números de la lotería que me diste...

—Sí. A cambio debía ofrecer a nuestro primer hijo, consagrarlo a su señor... Lo que sea que eso significara. No le dí importancia porque ninguno queríamos hijos en ese momento.

—¿Así que pensaste que serías capaz de engañar a un demonio? —el padre habló, su voz era en extremo calmada y suave... Casi siseante.

—En ese momento no me importó, no tenía intenciones de tener hijos. ¿Por qué me preocuparía por alguien que no pensaba tener?

—Humanos tontos —murmuró el sacerdote entre los dientes.

Se detuvieron en la puerta de la habitación de Zhan, los ruidos que se habían detenido al llegar el padre, se escuchaban de nuevo y la puerta de la habitación se abrió de repente.

Xiao Zhan estaba sentado de forma extraña en la cama y justo cuando vió a sus padres y al sacerdote entrar, estalló en risas histéricas y saltó, cayendo justo frente a su madre y la golpeó.
El golpe fué tan fuerte que la hizo chocar contra la pared más cercana.

—¿Buscaron a un sacerdote? Que lindos.

la voz distorsionada que salía de la boca de Xiao Zhan, había causado que Xiao Tong se orinara en sus pantalones mientras su esposa yacía tirada en el suelo, en una posición extraña y con sangre saliendo de su oído derecho.

—Que desperdicio —se quejó el demonio— era realmente bonita a pesar de ser vieja.

—¿Q-qué le hiciste a mi esposa?

Xiao Tong corrió a socorrer a su mujer. El padre Wang observaba todo con una calma escalofriante, sin intervenir ni moverse de donde estaba.

El sacerdote caminó hacia el ventanal y lo abrió, la luna se observaba claramente... Estaba en su cénit.

El demonio en el cuerpo de Zhan le prestó atención por primera vez y se relamió los labios. La impureza que manaba a borbotones del padre era como una droga para él. ¿A quién se le había ocurrido mandar a un clérigo que era más pecador que el mismísimo Satanás para que lo exorcise? Se preguntó el demonio menor.

—Padre... Oh, padre —su voz volvió a cambiar a la de una niña— ¿Qué va a hacerme, padre? ¿Va a sacarme de este cuerpo delicioso y mandarme al Averno?

El padre lo observaba sin decir una palabra, se acercó más al ventanal permitiendo que la luz de la luna lo bañara por completo. Le estaba dando la espalda tanto a Zhan como al padre de este.

—Deberías irte —Le habló al demonio— No tienes nada que hacer aquí, esa alma ni siquiera es tuya. No fué ofrendada a ti en primer lugar.

El demonio rió más fuerte.

—Lo siento padrecito, no puedo hacer eso. No puedo llegar al Averno sin una alma, me castigarían. ¿por qué mejor no viene y jugamos un poco con este cuerpo?

El demonio comenzó a hacer sonidos grotescos y gemía, mientras hacía movimientos lascivos con las caderas y lengua de Xiao Zhan.

—Ven, padre... Ven y exorcisame con tu gran verga cristiana.

—Deberías irte antes de que pierda la paciencia y te castigue de una manera que haga parecer a las torturas del infierno como un juego de niños, Baal.

El padre se giró lentamente, dejándose ver completamente a la luz de la luna. El demonio menor pudo ver claramente sus uñas negras y sus ojos antes de un bonito color chocolate, ahora brillaban rojos como dos piedras carmesí y el sello del contrato con SuYing era visible en la palma de su mano derecha y el contrato con Zhan en la mano izquierda.

—¿Has estado vagando tanto tiempo en la tierra que no reconoces a tu propio amo, Baal?

El demonio menor chilló, frente a él se encontraba uno de los siete príncipes del infierno, el más poderoso de todos ellos.

Xiao Tong observaba todo sin poder emitir una palabra, el padre Wang, el hombre al que la iglesia había enviado para ayudar a su hijo, para liberarlo. Ese mismo hombre estaba parado frente a él, haciendo temblar de miedo al demonio que había tomado posesión de Zhan... ¿Quién era el padre Wang?

—¿Quién eres?

—¿Yo? Un sacerdote... En realidad tengo muchos nombres, eso depende de la cultura, aunque la mayoría de esos nombres son despectivos... Tú llámame, YiBo. Wang YiBo.

—¿Qué es lo que quieres de mi familia? Deja a mi hijo en paz.

—No puedo. Su esposa hizo un trato conmigo, me prometió el alma y cuerpo de su primer hijo o hija a cambio de riquezas y éxitos. Cumplí mi parte del trato, sólo reclamo lo que es mío. Puede que ella haya olvidado su parte del trato, pero yo no lo hice. Los demonios no olvidamos y sabemos esperar.

—Es demasiado joven para morir... Te entrego mi alma a cambio de la suya.

—¿Y yo para qué querría un alma vieja y no la de él.

—Es un alma ¿No? Al fin y al cabo es lo que quieres. Una vida por una vida, un alma a cambio de salvar otra. Además estoy seguro que tomaste el alma de mi esposa para ti, puedes tomar ambas y dejar a nuestro hijo en paz.

Luego de meditarlo por un momento, YiBo sonrió de lado y le dió a Baal la orden de abandonar el cuerpo de Zhan, no sin antes sanar cualquier herida que pudiera comprometer su salud. Cuando el demonio menor salió del joven, el cuerpo cayó al suelo inconsciente.

Antes que que Xiao Tong pudiera reaccionar, YiBo ya estaba frente a él.
La mano de YiBo convertida en una garra de uñas largas y filosas, atravesó el pecho de Xiao Tong y le arrancó el corazón. El órgano aún palpitaba en su mano cuando lo devoró y el cuerpo de Xiao Tong cayó al suelo, aún con el rictus de dolor en su rostro.

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La policía encontró el cuerpo herido e inconsciente de Xiao Zhan y a los cadáveres de sus padres, nadie tiene idea de lo que realmente pasó y Xiao Zhan no es capaz de recordar nada. El caso se archivó con un caso imposible de resolver.

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6 años después.

—¡Zhange, estoy en casa!

La alegre y enérgica voz de su precioso novio, logró sacar a Xiao Zhan de su ensimismamiento. Justo se cumplían 6 años desde la muerte de sus padres y nunca se puso resolver nada. Estaba esperando a YiBo, como todos los años lo acompañaría a llevarle flores al cementerio.

YiBo ayudó a Xiao Zhan a arreglarse la bufanda y a ponerse unos guantes... El día estaba frío.
Ese día, como todos los años, en el día del aniversario luctuoso de los padres de Xiao Zhan, llovía.

Por otro lado, en la noche... En la noche salía la luna en todo su esplendor, como si nunca hubiera llovido, como si el cielo no hubiera estado nublado todo el día. Ese día era agotador para Xiao Zhan.

Zhan dormía de forma placentera luego de hacer el amor por segunda vez en la noche. Las caricias calmantes de YiBo lo habían hecho caer en el sopor y el sueño y la oscuridad no le permitían ver como unos dedos con uñas negras desenredaban sus hebras de ébano y unos ojos rojos lo miraban dormir.

Porque es cuando sale la luna en su máximo esplendor, que las criaturas del Averno quedan al descubierto. Es cuando sale la luna que se revela la verdadera maldad y podemos ver el rostro del demonio a través del glamour.

Y recuerda mortal... Los demonios siempre mienten.

Fin.


Holiiiiiiiiii, llegó la spooky season y quería subir este y sacarmelo de encima. Díganme qué les parece 😘
Nos vemos, besos en la cola para todas.

Cualquier error o dedazo... Ya saben qué hacer.

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