XXXV. Maravillosa sensación.


Cerré los ojos mientras inspiraba el olor del café de la pequeña taza entre mis manos sentada en el sofá rodeada con una manta de lana, mientras oía los gritos de las peleas de Eleanor y Jack con los dos policías que habían llegado hace más de una hora. El marido de Eleanor, Victor, también estaba allí. Aunque no se encontraba de servicio se estaba encargando de mediar entre las dos partes.

Suspiré con fuerza con mis nervios casi bajo control. Jack se había encargado enseguida de llamar a la policía consiguiendo que en poco más de veinte minutos el pequeño apartamento se llenara de gente. Por su parte los oficiales se encargaron de tomarnos declaración a los dos. Eleanor como buena vecina enseguida vino a calmarme y a prepararme un café caliente.

Mis ojos se elevaron fijándose en Jack. Se encontraba alterado, hablaba con serenidad pero podía notarlo por como sus manos apretaban con fuerza sus brazos. Sus ojos también denotaban completa ira, sin embargo, parecía estar controlandola de alguna manera.

Traté de relajar los hombros llevándome la taza a los labios, a la vez que intentaba sin mucho éxito serenarme. Habían dicho que se trataba de un robo. Al parecer no era ni de lejos la primera vez, ocurrían muchos por el vecindario cada semana y tampoco era el primero en este edificio. Jack y Elanor se molestaron argumentando que aquello no era normal y de que era la segunda vez que entraban en mi apartamento. Yo simplemente me quedé en una esquina tratando decidida a mantener a raya mi pánico interno. No dejaron de repetir que no podían hacer nada más, que investigarían y tratarían de encontrar al ladrón, pero que en aquellos casos era difícil. Prácticamente nos habían dejado claro que era casi imposible. Eso molestó de sobremanera a Jack, él cual luchaba desde hacía un buen rato en controlar su temperamento.

Una hora después los policías se habían marchado, Eleanor también estaba a punto de hacerlo. Jack la acompañó hasta la puerta pero antes de cruzar le echo una mirada severa.

– Jack...

– Tranquila. – asintió sin necesidad de que dijera nada más. – Se quedará conmigo.

Ella movió la cabeza con gesto de entendimiento sin pedir más explicación y se marchó. Mis ojos volaron hasta él, aunque no me hizo falta preguntar y realmente tampoco pensaba discutir. ¿Acaso serviría de algo? Me encontraba completamente exhausta. Además... Mi mirada voló hacia mi puerta principal, la cual se encontraba en el suelo.

Otra vez.

– Si necesitas coger algo, yo esperaré aquí.

Asentí mientras me dirigía al dormitorio. No sabía exactamente lo que hacía, simplemente mi cuerpo se movía de manera automática. Sé que iba a dormir en el apartamento de Jack y debería estar nerviosa por eso. Sin embargo, no lo estaba; ciertamente en aquel momento aún no me había recuperado de lo que acababa de pasar, así que lo de dormir en casa de Jack no me parecía nada en comparación a todo lo que había ocurrido hace apenas unas horas.

Y es que si me detenía a pensarlo mi cuerpo era capaz de sentir aún el agarre de aquel extraño, el miedo que sentí cuando no pude gritar, la impotencia de no poder defenderme. Incluso llegar a pensar que él podría...

De repente, escuché un golpe proveniente de fuera. No sé que demonios fue, pero consiguió que un grito aterrorizado escapara de mi boca al instante. Me giré hacia la ventana de la habitación con el corazón a punto de salirse de mi pecho; eché un vistazo fuera con el cuerpo totalmente tenso, sin embargo, mi mirada no encontró nada cuando miraron a través de los cristales de la ventana.

–¡¿Kay?! – la voz de Jack retumbó cerca, seguida de pasos rápidos. Mi ojos lo vieron entrar con la preocupación transformando su rostro. – ¡¿Estás bien?!

Se acercó con rapidez hasta mí. No sabía si fue por el susto reciente o porque repentinamente él se encontraba demasiado cerca, pero mis nervios se dispararom sin aviso.

– Fue... un ruido de fuera, no sé que...

Me llevé las manos al rostro tratando de calmarme sintiéndome una completa estúpida en aquel momento. Notaba las lágrimas queriendo asomar por mis ojos y las retuve con fuerza. Lo último que quería hacer era ponerme a llorar y hacer más drama de todo aquello.

– No... no es nada. – musité respirando con fuerza.

Pasaron unos segundos en los que Jack no dijo nada. Entonces inesperadamente noté sus brazos rodeándome y acercándome a él con mucha delicadeza, como si esperara que algún momento pudiera rechazarlo. No lo hice, simplemente permití que me abrazara mientras seguía intentando controlarme.

– Tranquila, estás bien. – su mano se paseó por mi pelo y acercó mi rostro hasta su hombro dejando que lo ocultara. – Te juro que no permitiré que te pase nada.

Algo se movió dentro de mí después de que oír aquellas palabras de sus labios. Una calidez extraña se instauró en mi pecho, aunque las lágrimas habían comenzado a brotar en el momento en el que oculté mi rostro contra él, impensadamente ya no me encontraba tan asustada. Una pequeña parte de mí respiró con tranquilidad creyendo por completo en sus palabras.

Cerré los ojos y no me separé de él durante un largo rato.

.

.

.

Esa noche como vaticiné me quedé en casa de Jack. Fue extraño, raro, pero a la vez no lo fue. No sabía como explicarlo. Supongo que nuestra propia relación en si se había vuelto algo sin una explicación sencilla. No habíamos dejado de discutir desde que nos conocimos, pero luego nos besábamos como si no hubiese mañana. ¿Eso era algo normal?

En cuanto entramos en su piso me sorprendí, aunque no sé realmente que me esperaba encontrar. Quizás con puertas destrozadas de sus anteriores vecinos, no lo sé. Su apartamento tenía la misma distribución que el mío, con un pequeño salón junto a la cocina separada por la pequeña isla. A diferencia de mi piso que había decorado con colores alegres, el de Jack predominaban los colores oscuros. Sofás marrones de tela, una alfombra negra con marcas en tonos grises y una gran tele de plasma que se veía desde la entrada. No había demasiada decoración, salvo por unos cuantos cuadros de lo que parecían ser paisajes de montañas. Lo único que llamaba la atención era un extraño jarrón de color rojo junto a la ventana con lo que parecía ser una especie de dragón rodeando los bordes.

No dije nada mientras Jack me explicaba que podía coger lo que quisiera de la nevera y que dormiría en la pequeña habitación que había al lado de la suya. Yo asentía sin más cuando él hablaba sin pensar demasiado, mi cabeza aún no asumía todo lo que pasaba, por lo que simplemente me dejaba guiar por él.

Debió entender el estado en el que estaba, así que en vez de decirme mucho más apoyó sus dedos en la parte baja de mi espalda y me guió hacia la habitación.

– Intenta dormir. – se llevó un mano a la cabeza pasándosela nerviosa por el pelo. – Yo estaré fuera.

Asentí una vez más, pero mis ojos ya no estaban puestos en él, más bien en una fotografía junto a la cama. Di unos pasos y cogí el marco con curiosidad. Aparecía un niño pequeño abrazado a una mujer rubia en mitad de lo que parecía ser un gran bosque.

– ¿Eres tú?

Noté su presencia detrás enseguida, pero no me alejé.

– Sí. – giré el rostro hasta él para ver como una pequeña sonrisa se había apoderado de sus labios. – Tenía ocho años en esa foto. Mi madre nos había llevado de vacaciones a Escocia. – su mirada se posó en mi rostro. – ¿Te ha sorprendido? Aunque te cueste creerlo yo también he pasado la etapa de niño inocente.

– Tenías cara de demonio. – solté volviendo a observar la fotografía.

Soltó una carcajada y sin aviso las comisuras de mis labios también se elevaron.

– Viniendo de ti me lo tomaré como un cumplido. – respondió aún riendo.

– No lo era en realidad. – reconocí volviendo mi vista hacia él de nuevo.

– Para mí, sí.

Sonreía con nostalgia mientras sus ojos estaban puesto en la fotografía. Su mirada se había tornado brillante, pero al mismo tiempo una pequeña mancha de penumbra se había instaurado en sus ojos. No quise preguntar más. Una de las veces en las que había hablado con Sasha sobre él me había comentado que su madre había muerto hace unos años.

– ¿A esa edad también ibas destrozando puertas?

Rió de nuevo mientras se separaba de mí y daba unos pasos deteniéndose en mitad de la habitación.

– Ya te he dicho que la pienso arreglar. – agregó sin eliminar del todo la sonrisa de su rostro.

Me crucé de brazos después de devolver el retrato a su sitio.

– ¿Aguantara más esta vez? – cuestioné alzando las cejas.

– No prometo nada.

Se quedó mirándome durante unos segundos más hasta que súbitamente su mirada se volvió seria. Dio un paso sin quitarme los ojos se encima.

– Deberías dormir. – echó un vistazo hacia la ventana. – Dejaré las ventanas cerradas, yo me quedaré fuera. Solo tienes que llamarme si ocurre algo.

Asentí sin decir nada. Debió ver algo en mi rostro porque ese momento se acercó hasta mí.

– Aquí estás segura. – afirmó con voz grave. Entonces noté su mano posándose en mi mejilla y subí el rostro conectando mi mirada con la suya. No dije nada, en vez de eso temblé involuntariamente. – No dejaré que te pase nada.

Apreté los labios sintiendo aquel extraño calor en el pecho. No supe que decir, así que simplemente dejé que mi rostro bajara ligeramente con gesto de entendimiento. Me miró durante unos segundos más y antes de marcharse acercó su rostro al mío. Sentí sus labios cálidos en mi frente haciendo que un pequeño suspiro escapara de mis labios. Cerré los ojos concentrándome en aquel gesto, reparando que el sentimiento en mi pecho se iba agrandando.

Solté el aire despacio, notando una sensación completamente nueva.

Y para mi sorpresa, completamente maravillosa.

.

.

La tormenta continuará.


Holi cuties! 🧡❤ 

ATENCIÓN

Tengo que decir algo importante antes de nada y es que... ¡ESTOY SUBIENDO UNA NOVELA NUEVA A WATTPAD!  Se llama: Susurros perdidos. Lo anuncié por instagram, así que si no me seguís por ahí aún ir corriendo a hacerlo. Pero eso, que he comenzado a subir un nuevo libro a wattpad y me haría mucha ilusión si le echáis un vistazo. Por ahora aún tiene muy pocos capítulos pero espero que la sigáis y os emocionéis con ella tanto como con DT.

Vuestro apoyo significa muchísimo para mi ❤

Y bueno, espero que os haya encantado este capítulo.  ¿Creíais que Jack solo sabía derribar puertas? Por supuesto que no, también puede ser un amor cuando quiere. Me da que las defensas de Kay no van a seguir resistiendo mucho más. ¿Que pensáis?

Os deseo un bien fin de semana, mucha gracias por seguir apoyándome con esta novela y con futuros proyectos.

Os adoro. ❤

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top