Capítulo 4 - Conócelos
Mi párpado derecho temblaba mientras veía a Michael Haas sonreír y mover sus manos al explicarle a mi padre mi excelente progreso.
Ya había pasado una semana desde que había llegado a este lugar. Todos los días pasaba por lo menos tres horas con Declan en la misma habitación de siempre. Creo que ya me había vuelto una experta en complacerlo, sabía exactamente como le gustaba y podía hacer que se viniera con tanta fuerza que mi boca se llenaba con su semen. Hubo un par de veces durante los seis días en que lo había conocido que me recostó sobre la cama, me besó y dejó que sus manos se volvieran locas sobre mi antes de comenzar con... con lo que yo hacía. Devolver el favor. Así es como el justificó lo que me hizo y la peor parte es que en realidad lo disfruté, lloraba mientras me tocaba pero lo disfrutaba.
Al parecer Rocco recibió de Declan, cada día un reporte sobre como lo iba haciendo. Que rápido aprendía y que tan buena era.
Aun no se le daba permiso de tener sexo conmigo. Me dijo varias veces lo mucho que le enfurecía pero que de momento debía parecer que era un activo obediente. También me dijo que era un soldado y que solo habían pasado dos meses desde que había regresado de su tercer gira. Tenía muchas dudas pero me daba miedo preguntar así que tomaba lo poco que el me daba.
-Tal vez un día decida acabar con este lugar y te lleve conmigo. -me dijo pero parecía que pensaba en voz alta mientras besaba mi cuello.
-¿Ah?
-No puedo tener suficiente de ti. Sería fácil ¿sabes? -me miró a los ojos -Tengo personas que hacen lo que yo les digo, amigos del ejercito que están aburridos y quieren un poco de sangre, sería una operación fácil.
Le conté a Kenzie sobre eso... mas o menos. Solo le dije que Declan hablaba mucho y ella respondió que era algo que todos los hombres hacían durante la intimidad y que yo debía prestar atención a todo por que no había nada mas valioso que la información. Tomé nota mental, tal vez el echo de que Declan no esté contento con Rocco y Michael me ayudaría en un futuro.
El resto del día limpiaba, cocinaba o ayudaba con otras tareas de la casa o club de campo como los demás llamaban a este lugar. Era ridículo ¿club de campo? Mas bien como club de abusos en el campo. Pude conocer mas de la propiedad. En la parte trasera de la casa había una enorme piscina, tumbonas, un bar, mesas, sombrillas. Era como un complejo turístico donde la gente con dinero venía a comprar sexo. Barbie dijo que había canchas de tenis y algunas otras casas mas pequeñas.
-Al parecer Rocco la asignó a Declan. -comentó Michael. Parecía que tanteaba el terreno con mi padre. Bea no dejaba de observar a mi padre desde detrás de su escritorio mientras el frotaba su barbilla. Hacía eso cada que pensaba en algo.
-¿Declan Price?
Michael sonríe y voltea a verme -pensé que deberíamos mantener los negocios dentro de la familia.
Papá y Bea también se giraron. Me sentí diminuta.
-¿Y?
-Aun no hemos dejado que avance mas, han estado practicando las habilidades... bucales y como ya te dije, a tu hija se le alaba en esa área.
-Un hombre la alaba -aclaró mi padre -Eso no la hace buena.
-No la hemos ofrecido a mas hombres porque no has dado el permiso de que la toquen -Intervino Bea con molestia.
-Tienen el permiso.
¿Qué? No. Una cosas es un hombre al que espeluznantemente ya me acostumbré y otra cosas son muchos otros hombres.
Hablaron otro rato sobre mi y en como iban a ofrecerme a otros hombres que mejor decidí dejar de escucharlo y comencé a cantar en mi cabeza. Había una canción que siempre me había feliz, mi novio Chad siempre me la cantaba cuando veía que estaba molesta o triste. No recuerdo de quien era pero la letra estaba grabada en mi cabeza.
Somebody once told me the world is gonna roll me
I ain't the sharpest tool in the shed
Casi sonrío. La dulce voz de Chad sonó en mi cabeza y casi podía imaginarlo junto a mi.
She was looking kind of dumb with her finger and her thumb
In the Shape of an "L" on her forehead
-Canta conmigo Willa -me diría y yo negaría con la cabeza. Estaría avergonzada pero sonreiría como una boba.
Canté la canción completa en mi cabeza dos veces hasta que por fin me prestaron atención.
-Entonces, Willa.
Michael se levantó y se sentó junto a mi con uno de sus brazos extendido sobre el respaldo.
-Has pasado mucho tiempo con Declan.
Asentí con la cabeza y vi a mi padre apretar su mandíbula. ¿Estaba enojado? Con miedo rápidamente añadí -Solo porque Rocco me dijo y tu me dijiste que obedeciera.
Mis ojos rápidamente se aguaron.
-Tranquila, hija. Haces bien en obedecer.
Asentí con la cabeza y llevé mis manos a mi regazo. Me explicaron que Declan y Finn eran dos soldados militares con los que llevaban un tiempo haciendo negocios. Claro que eso yo ya lo sabía pero no dije nada, en su lugar presté mucha atención.
-Ellos dos se encargan de resolver nuestros problemas y nosotros les pagamos.
Traducción: ellos matan por mi padre y Michael. No era algo difícil de suponer.
-Pero no confiamos en ellos.
-No confiamos en nadie -agregó Michael.
Bea se levantó y caminó por la habitación sin apartar su vista de mi. El sonido de sus tacones y el tic tac el reloj eran todo lo que escuchaba hasta que ella habló.
-En el tiempo que has estado con él ¿ha dicho algo?
Finge y engaña me dijo mi madre. Nadie sabrá que mientes porque no te creerán capaz de hacerlo. Estúpida y valiente hace su aparición encerrando a Llorona y Cobarde.
Nadie sabrá que mientes porque no te creerán capaz de hacerlo.
-¿Algo como qué? -mi voz sonó mas infantil de lo normal y asustada. Intenté inclinar un poco mi cabeza hacia abajo y abrir mis ojos hacia mi padre.
-Algo que tu creas que debamos saber, cariño.
Cariño. El usos de ese sobrenombre me dijo que iba por buen camino. Se creía mi fachada de niña dulce. Gracias Rocco y tu estúpido tono dulce que me hiciste usar.
-Bueno -respiré -El dice muchas cosas pero no creo que sea algo que tu quieras saber.
Miré a Bea por unos momentos. Tenía sus ojos entrecerrados con desconfianza hacia mi, Sus brazos cruzados sobre su pecho y alzó ligeramente su ceja cuando me atrapo poniéndole atención. Tragué saliva y me concentré en no echar a perder lo que había comenzado.
-¿Qué te dice, Willa? Esto es importante, el es un hombre que por si solo es peligroso y tenemos la sospecha de que tiene hombres con él además de Finn.
Negué rápidamente con la cabeza. -El no me dice esas cosas, el habla sobre lo que quiere hacer conmigo.
Un poco de verdad con un poco de mentira.
Todos se quedaron callados y noté que no están complacidos con mi respuesta. Ellos esperaban que les dijera los secretos de Declan y aunque se algunos y podría decírselos no lo hago.
-Esperaba que el bajara la guardia. Tengo a Andrew investigando con Dylan pero pensé que con Willa estando tan cerca de la fuente tendríamos mejores resultados.
Mi padre mira a Michael -¿Finn ha dicho algo?
-Kenzie está en ello -dijo Bea sin dejar de observarme. Me estaba poniendo mas y mas nerviosa. Por las advertencias de mi madre ella no era alguien a quien quisiera de enemiga. -Finn en un fanfarrón, le gusta alardear sobre él y su trabajo.
¿Kenzie le pasaba información a Bea? No me dijo nada sobre eso.
-Willa, voy a venir en dos semanas, creo que eso es tiempo suficiente para conseguirnos algo mejor que solo lo que te quiere hacer.
El color subió por mis mejillas mientras asentía.
Continuaron hablando de sus cosas y cuando Michael dijo que era hora de que me fuera papá pidió hablar conmigo por unos minutos. Creo que solo lo pidió por respeto pero la verdad era que el no necesitaba pedir permiso para hablar conmigo. ¿Qué tan influyente era mi padre en todo esto? Sabía que Michael era el líder de toda la organización pero ¿y mi padre? Era su amigo y segundo al mando pero había más.
Salimos de la oficina y con una mano en mi espalda baja, papá me guió hasta la entrada principal de la casa. Metió su mano a su bolsillo y sacó una cajita de metal. La abrió y dentro había unos cuantos cigarros.
-Mira hacia fuera -me ordenó mientras encendía uno. -Tu madre te manda saludos. Quería venir a verte pero no es algo sensato por hacer.
Cerré mis ojos. Sabía por que no era seguro, mamá dijo que nadie podía saber que me quería. -Dile que yo también le mando saludos.
-Necesito información Willa. -Sopló el humo fuera. -Y se que tu puedes conseguirla.
-Yo no sé cómo. -mentí. Si mi madre tenía razón solo debía darle sexo a Declan para que hablara pero algo me decía que no era tan fácil como sonaba.
-Se que sabes, después de todo eres hija de Magda y una Reiss.
-De acuerdo, intentaré que Declan hable.
-Lo harás y cuando tengas información no se la vas a decir a Bea ¿de acuerdo?
-Pero Michael dijo...
-Tu eres mi hija, eres leal a mi.
Su tono era duro y firme pero su rostro era calmado. Era claro que no quería que nadie supiera que estábamos teniendo una conversación un poco intensa. Estaba entrando en un juego del que aun no sabía las reglas. Ya les había mentido a todos y el plan que mi mente estaba creando era peligroso.
-¿Entonces si ellos preguntan debo mentir?
-Si, se que puedes mentir, está en tu sangre hacerlo, después de todo eres hija de Magda y mía. -suspiró -Tu madre me va a matar por ponerte en medio de Michael y yo pero el no está siendo honesto con la información que la otra chica consigue de Finn así que yo no seré honesto con la que tu consigas. Declan es el líder de ellos dos por lo que tendré la ventaja por si algo sale mal.
¿Si algo sale mal? Si mi padre perdía el también y viceversa ¿cierto? Y también estaba el asunto de Kenzie. Era la favorita de Rocco y varias veces por la noche la escuché levantarse de su cama e ir hacia la puerta de la habitación de Rocco. Yo nunca había entrado ahí. Cristen una vez dijo que extrañaba el sabor del chocolate y que estaba considerando pedírselo a Rocco. Eso era a lo que el se refería cuando lo conocí. Yo no las toco a menos que me lo pidan. ¿Por qué alguien lo pediría? Ahora tenía sentido. Favores y justo como mi madre dijo, los hombres son criaturas simples. Una sonrisa intentó formarse en mis labios. Me estaba volviendo buena en esto.
-Papá, hay algo que tengo que decirte.
Se giró hacia mi y arqueó su ceja. Bajo el cigarro que sostenía entre sus dedos y esperó. Tal vez esto no era la mejor idea pero como dijeron antes "No confiamos en nadie" y yo tampoco voy a hacerlo.
-Kenzie, la chica que mmm trabaja con Finn.
-¿Qué hay con ella?
-Ella es cercana a mi, puedo intentar convencerla de que me cuente lo que él le diga.
Una comisura de sus labios tembló por levantarse y casi me sentí feliz. Papá tiró su cigarro al suelo y se recargó en el arco de la puerta. -No le digas quien eres y no te encariñes con ella.
-No, lo prometo. Le dije que era hija de un adicto que me había vendido.
-Muy bien. No me decepciones, Willa.
Me despedí de mi padre y casi daba brincos al caminar. Debía volver a la guarida blanca pero quería disfrutar de mi emoción un poquito más. Di la vuelta por el pasillo en camino a la puerta fea y choqué con alguien. Casi me desmayo del pánico al pensar que había chocado con miembro cuando reconocí el cabello rojo de Kenzie.
-Hey, ¿qué haces fuera? -pregunté. Solo podíamos salir si teníamos una tarea.
-Bea me llamó para preguntarme algo.
Ah si, ella y Bea tenían una especie de relación.
-¿Con quien hablabas en la entrada?
¿Me estaba observando?
-Un hombre llamado Reiss.
-Pensé que estabas con Declan -su ceño se frunció.
-Estuve pero ya no. -No sabía que le habían dicho que iba a ver a Declan. Piensa rápido Willa. -Rocco me pidió que hablara con él por un rato.
-Escucha Willa, ese no era un simple miembro, era Richard Reiss, uno de los dueños de este lugar.
¿Ah si? Me hice la que no sabía y abrí mis ojos con sorpresa fingida.
-¿Qué significa eso?
-No tengo idea pero no puedes confiar en él ¿te dijo algo?
-No, solo me preguntó si me gustaba el lugar. Obvio le dije que si, pensé que no debía quejarme de los abusos con un miembro.
-¿Estas bien? No suenas como tu.
-¿Y como sueno yo?
-Siempre estas asustada y seria, me cuesta trabajo que converses conmigo -sus manos fueron a su cadera -¿Te ofreció algo?
¡Upsi! Fui demasiado. Un rastro de desconfianza me recorrió. ¿Me estaba interrogando?
-No, solo que estaba disfrutando de poder estar solo por unos minutos.
Su cuerpo se relajó con mi respuestas pero su rostro seguía serio. -No podemos confiar en estas personas Willa. Tengo que contarte algo.
Tomó mi brazo y me llevó hasta debajo de las escaleras, justo donde estaba la entrada de la guarida blanca.
-Bea me pidió que le sacara información a Finn y creo que ese hombre Reiss va a pedirte que hagas lo mismo con Declan.
-¿Por qué lo haría?
-No sé, aun no llego a esa parte pero creo que ellos saben y Bea y ese otro hombre quieren saber que es o algo así.
O era muy buena mentirosa o de verdad estaba algo desesperada.
-¡Nos están usando, Willa!
Salté.
-Siempre nos están usando.
-No, eso es sexo, estoy de acuerdo con eso porque no va a costarme la vida pero se que Finn es peligroso y no quiero estar dentro de la pelea que se va a desatar.
-Tranquila -tomé su mano. Después de todo, ella se había convertido en mi amiga -Solo dile a Bea que no sabes nada.
-No puedo, ella me da miedo, mas que Finn.
Suspiré. No sabía que decirle. Podía intentar confiar en ella y ella podría confiar en mi, compartiríamos algunos secretos, ella mas que yo, claro. Necesitaba lo que ella sabía para dárselo a mi padre y al mismo tiempo la apoyaría, estaría a su lado. Espera, volvamos con Bea. Kenzie trabaja con Bea, es casi imposible que no sepa que Richard es mi padre. ¡Está manipulándome! Solté su mano y retrocedí.
-Mientes.
Al momento en que lo dije, su mascara de niña en pánico se cayó.
-Tu también mientes -replicó y también retrocedió un paso. Nos retamos con la mirada pero al final cedí mi valentía no era ilimitada.
-¿Por qué me interrogabas?
-Se me ordenó hacerlo, Bea quiere saber sobre que hablabas con el señor Reiss y para ser honestas yo también. ¿Desde cuando te relacionas con hombres tan poderosos?
Ella no sabía que él era mi padre. La tienen trabajando con información incompleta y en eso yo tengo la ventaja. De todos nosotros soy la que mas sabe.
-El quiere lo que me dijiste, que yo le saqué información a Declan pero yo no sé hacerlo. Tiemblo con solo verlo ¿Cómo se supone que investigue?
Kenzie miró hacia el techo y suspiró. Estaba pensando en algo y esperaba que no fuera algo malo para mi porque algunas veces ella me recordaba a Bea. Son mujeres que siempre están alerta y no tienen miedo. Lideres naturales.
-Mira, debemos hacer un plan ¿de acuerdo?
¿Otro plan? Ya estoy dentro de tres. El de Michael, el de mi padre y el mío.
-Nos tenemos que contar todo Willa, si no nos cuidamos entre nosotras nadie lo hará. Vamos a juntar la información que tengamos y vamos a escoger que decir. Así no estaremos ni de un lado ni del otro.
-Pero ¿cómo haré que Declan me hable?
-Me dijiste que él ya lo hacia.
-Si, pero no sobre sus negocios. Habla sobre lo mucho que me desea y como Rocco no lo deja tenerme.
-¿No te has acostado con el?
-No.
Podía darle un poquito de información.
-¿Por qué? A mi Rocco me ordenó que lo hiciera el segundo día.
Me encogí de hombros y fingí no saber. Me molestaba no poder confiar del todo en ella pero era lo mejor. No podía arriesgar mi vida por ella, apenas la conocía y sabía que si no cumplía mi padre no sería muy comprensivo al respecto.
-Lo resolveremos, lo prometo, Willa.
-Tengo miedo.
Eso era verdad.
-Yo voy a protegerte, ahora vamos -entrelazó mi mano con la suya y abrió la puerta de la guarida blanca -Debemos bajar, ya nos arriesgamos mucho con esta platica, si Rocco nos encuentra nos irá mal.
*****
Entré a la habitación de mis pesadillas y Declan ya estaba ahí esperándome pero algo era diferente en él. Había algo en su forma de verme que estaba mal. La necesidad de recordar algo se hizo presente en mi pero nada llegó a mi cerebro. Alenté mi caminar hacia el y lo miré con desconfianza. Antes, cuando entraba aquí siempre estaba esa mirada cargada de deseo pero esta vez era diferente y no sabía como interpretarlo.
-Siéntate en la cama. -me ordenó y eso hice sin replicar o dudar. -Me gusta tu vestido de hoy.
Claro que le gustaba, era mas corto de lo usual y de color azul marino.
-Gracias -respondí con mi odiosa voz dulce.
Declan sonrió y se quitó su playera blanca. Tragué saliva y aparté la mirada. Me avergonzaba de lo que el hacia sentir. Le echaba la culpa a mis hormonas adolescentes y a que no era difícil sentirse atraída por el, era muy atractivo de una forma ruda y tenía un cuerpo muy... muy nada, el es el enemigo.
-Quita tus zapatos y muévete al centro de la cama.
Mientras seguía sus ordenes el también se deshizo de sus zapatos y desabrochó su cinturón. Me alarmé un poco. Se subió a la cama y se cernió sobre mi cuerpo obligándome a acostarme. Me dio una sonrisa mientras recargaba su peso sobre uno de sus brazos y deslizaba su mano libre por mi pierna.
Esto es normal, completamente norma. El me va a tocar un poco y después voy a complacerlo con mi boca un par de veces.
-Flexiona un poco tus piernas y ábrelas más.
Mi vestido ya no cubría nada de mi parte inferior pero era normal, el siempre hacía esto. Se acomodó bien entre mis piernas y continuó acariciándome, su manó subía y bajaba por toda mi pierna. Una lagrima se deslizó por el costado de mi rostro y el sonrió.
-No sé porque haces eso. No está mal disfrutar de un par de caricias.
-No disfruto nada.
Sus ojos brillaron con travesura y presionó su entrepierna contra mi. Pude sentir su erección a través de su pantalón y casi gemí pero lo controlé.
-Lo haces, pastelito. Disfrutas cada cosa que te hago y eso me vuelve loco porque se que esto es contra tu voluntad pero aun así lo quieres, quieres que yo te toqué.
-No.
Bajó su boca a mis labios y me besó. Fue solo un lento y sensual beso que involucró un poco de lengua. Mi cabeza se alzó contra mi voluntad buscando por más. -¿No?
-No -susurré.
-Entonces -Declan se movió un poco hasta quedar ligeramente de lado. La mano que acariciaba mi pierna ahora estaba sobre mi ropa interior -Si te tocó aquí -presionó -No te va a gustar.
-No.
-Pastelito -chasqueó su lengua -Siempre retándome. Me gusta.
-No puedes tocarme -añadí rápidamente cuando comenzó a meter su mano dentro de mi ropa interior.
-¿No te lo dijeron? Tengo pasé libre para hacer lo que yo quiera. Al parecer debo darte clases sobre sexo, volverte una experta.
No. Eso era lo que debía recordar, mi padre le dijo ayer a Bea que ya podían tocarme. Idiota, soy una idiota que tranquilamente se subió a esta cama. Mis manos fueron a sus hombros para empujarlo pero sin darme cuenta, su mano entró en mi ropa y su dedo se deslizó por mi clítoris.
-Ah -gemí.
¡Apártalo! ¡Joder apártalo! Grité en mi mente pero mi cuerpo tenía otras ideas porque mis manos en lugar de golpearlo lejos se apretaron en sus hombros.
-Eres tan sensible, apenas te estoy tocando y ya siento tu humedad en el centro.
¡Apártalo, Willa! No podía disfrutar esto pero lo hacía. Mi espalda se arqueó cuando continuó deslizando su dedo por mis pliegues.
-Para, por favor. -lloré. Una pelea estaba siendo llevaba dentro de mi. Mi cerebro decía que no pero mi cuerpo gritaba que si. Gritaba muy fuerte.
-Apártame, pastelito -introdujo un dedo y lo movió dentro de mi -Si no quieres esto, empújame lejos.
¡Maldición! No podía concentrarme en nada mientras el siguiera haciendo eso con su dedo. Estaba... el estaba tocando ese punto que me volvía débil y necesitada por más.
-Tienes cinco segundos.
¡Apártalo! Repetí en mi cabeza.
-Cuatro
Introdujo otro dedo. Mis ojos se cerraron mi mis dientes mordieron mi labio inferior. Mis caderas en lugar de alejarse se movieron en busca de mas.
-Tres.
Los sacó y los metió.
-Dos.
Su pulgar se movió sobre mi clítoris uniéndose a la tortura.
-Uno.
Susurró en mi oído. Era oficial, era una vergüenza para todas las mujeres del mundo. Lloré al mismo tiempo en que me corrí. Mi cuerpo temblaba mientras mi orgasmo me abrumaba y mi labio sangraba por la fuerza con la que lo mordí.
-Cero -sacó su mano de mi. Llevó sus dedos a su boca y los chupó sin apartar la vista de mi. Después se inclinó y lamió la sangre de mi labio como si fuera la mejor cosa del mundo. Apenas me estaba recuperando de lo anterior como para apartar mi cara. Mi corazón latía con fuerza y mi pecho subía y bajaba muy rápido.
-¿Ya habías tenido un orgasmo?
No respondí pero el vio la verdad en mi.
-Ah -sonrió -mi pastelito no es virgen, no lo hubiera adivinado. Estas muy apretada.
Cerré mis ojos.
-¿Me creerías si te dijera que no me hace feliz que no seas virgen?
Negué con la cabeza. ¿Que le importaba a él eso? A los hombres les gustaban las mujeres con experiencia, esas a las que no debes de llevarlas de la mano por todo el camino.
-Estoy molesto por no ser el primero en tocarte.
-Y no serás el último. -espeté. -Todo lo que tu me enseñes yo voy a ir a aplicarlo en otros hombres.
El brillo divertido en sus ojos se desvaneció. Sus ojos se estrecharon y el musculo de su mandíbula tembló. Debía callarme, hasta ahorita el no me había golpeado o lastimado mas allá de cuando se forzaba a entrar en mi boca pero podía hacerlo, un golpe suyo podría matarme.
-Y de un momento a otro no recordaré nada que tu me hagas.
Llorona y Cobarde le aplaudió a Valiente y estúpida en mi mente y se sentó a ver el show.
-Tenías que hacerme enojar ¿verdad?
Mis ojos se abrieron de par en par ¿Qué hice? Declan se movió y en un rápido y brusco movimiento me puso sobre mi estomago.
-Es como si quisieras que te lastimara.
-No lo quiero -respondí rápidamente.
Acomodó mi vestido sobre mi cintura y deslizó mi ropa interior por mis piernas hasta quitármelas. Me revolví sobre la cama pero su mano en mi espalda me impedía quitarme.
-Espera, Declan. ¿Qué haces?
Tomó mis manos y las sostuvo en mi espalda mientras se colocada a horcajadas sobre mi. -¿Sabes lo que es el sexo anal, pastelito?
No, no, no y no. Pataleé y peleé para zafarme. Eso no me estaba pasando hoy ¡pero me estaba pasando! Me había dolido cuando Dylan me tomó por la parte normal, sentí como me abría de formas en las que no estaba lista y eventualmente se volvió bueno pero ¿por atrás? Eso no era bueno, nada bueno y menos con alguien que tenía un pene monstruoso.
-Si no te relajas esto va dolerte mas de lo que tengo planeado.
-No, por favor no lo hagas -lloré pero Declan no me respondía. El maldito estaba mas concentrado en apretar mi trasero entre sus enormes manos que escuchar mis suplicas. -¡Declan! Para, lo siento. No pretendía molestarte.
-Sabes, esto pudo haber sido algo muy bueno para ti. Te prepararía para poder tomarme pero esa boquita tuya sabe como meterte en problemas.
Escuché como desabrochada sus pantalones. Miré a mi alrededor lo mejor pude para buscar algo con que defenderme pero no había nada, las mesitas junto a la cama no tenían nada encima, ni una mísera lámpara con la que pudiera golpear la cabeza de Declan. "Solo es sexo, Willa" me había dicho Kenzie como si no fuera algo importante pero lo era, era muy importante y aterrador. Una forma mas de tortura y destrucción psicológica. El cómo iba a mantenerme cuerda para salir de aquí era algo que ya no sabía más. Mamá estaría avergonzada de mi, seguro que ella preferiría que Kenzie fuera su hija. De nosotras dos ella era la que iba a escapar de este maldito lugar y yo me transformaría en solo un juguete para los hombres sin pensamientos, todo lo que planeé ayer con mi padre se iba a ir... ¡Los planes!
La punta del pene de Declan jugó con mis pliegues haciéndome estremecer para luego presionarse contra la entrada de mi culo.
-Declan.
Envolvió mi cabello en su mano y jaló mi cabello hacia atrás.
-Solo cállate.
-Espera, podemos negociar esto.
Ideas desesperadas para momentos desesperados.
-Pastelito -río -Que puedes tener tu que yo quiera.
-Se cosas, cosas sobre Michael Haas y Richard Reiss.
Mi rostro se estampó con la almohada cuando soltó mi cabello y su pene dejó de ejercer presión sobre mi entrada. Se revolvió sobre mi y en cuestión de segundos estaba siendo levantada de la cama y empujada contra la pared con una mano estrujando mi cuello.
-¿Qué mierda podría saber una puta como tu que podría ser de mi interés? -Gruñó en mi cara. Su mano comenzó a ejercer presión haciendo me costara respirar. Los lados de mi cuello dolían demasiado bajo su mano y mis ojos ardían con mis lagrimas.
-Yo... -intenté que me soltara. Rasguñe sus manos y sus brazos pero o no le importaba el dolor o realmente no lo sentía. -Declan.
-Habla de una vez, pastelito porque estoy considerando ponerte de rodillas y romper este precioso y frágil cuello tuyo.
-No respiro... Declan.
Puntos negros aparecieron frente a mi y mi pecho comenzó a doler. Necesitaba respirar. Intenté hablar mas pero cada vez me era mas difícil. La mirada de Declan era la de un asesino pero algo estaba mal. Creo que se debatía si soltarme o terminar con lo que había empezado.
-¡Joder! -me soltó y caí al suelo. Al instante intenté tomar una bocanada de aire pero me ahogué en el proceso y comencé a toser como un anciano con asma. -Sabes como tocar los botones de las personas, pastelito y eso no siempre es bueno.
Se paseo por la habitación con su torso desnudo mientras yo intentaba recuperarme. Mi idea no había salido tan bien como planeé hace unos minutos.
-Habla -me ordenó cuando por fin se detuvo frente a mi.
Pero yo aun no había terminado de ser estúpida.
-No a menos que me prometas que mi culo está fuera de tu maldito menú pervertido.
Quisiera decir que soné fuerte y decidida pero mentiría porque mi voz en realidad fue rasposa y asustada.
-No estas en posición de negociar...
-Entonces mátame -no me mates dije en mi mente -Termina lo que empezaste porque amenos que me lo prometas yo no hablaré.
Su mano fue hacia la parte trasera de mi cabeza y con mi desordenado cabello en su puño inclinó mi cabeza hacia atrás. Estaba comenzando a odiar mi cabello.
-Bien, lo prometo.
Podía arriesgarme a decirle todo pero no confiaba en el, no podía. Podría estar mirándome con seguridad pero su mano apretada en un puño tan fuerte que sus nudillos comenzaban a poner blancos me decía que no estaba calmado. Yo lo había alterado y lo había echo perder el control que siempre tenía sobre mi.
Michael, mi padre, Kenzie, Bea y ahora Declan. Todos querían algo que yo tenía y debía sacar ventaja de eso.
-Ellos me preguntaron sobre ti, querían saber si me habías dicho cosas que pudieran ponerte en una mala posición con ellos.
Y él lo había echo. El comentario sobre tener gente con él, amigos y demás sería muy malo porque por lo que entendí sería una amenaza contra Michael y el no tomaba por la ligera las amenazas.
Declan pensaba. Sus ojos se estrecharon hacia mi mientras repasaba mentalmente todo lo que me había dicho. Supe el momento en que se dio cuenta de su error porque me levantó jalándome del cabello y una vez mas, estaba presionada contra la pared. Mi cabello estaba por todo mi rostro. Ya no estaba lacio, ahora parecía el nido de algún pájaro.
-¿Qué mierda dijiste?
Su puño se estampó en la pared junto a mi rostro. Ahogué un grito.
-¡Joder, niña! Habla ya.
Ya no era pastelito. Casi sonrío pero me asustó que quisiera hacerlo ¿En que me estaba convirtiendo? Y solo llevaba siete días aquí.
-No les dije nada. Ellos preguntaron pero yo no les dije nada. -respondí rápidamente.
Me miró por lo que parecieron horas hasta que se apartó y sacó un celular del bolsillo de su pantalón. Tecleó sobre él y después volvió a guardarlo.
-¿Cuántos años me dijiste que tenías?
-15.
-No tiene sentido -dijo mas para él que para mi.
Ya no sabía que estaba pasando.
Me movió de la pared aun con la mano en mi cabello. Iba a cortarlo en la primer oportunidad que tuviera. Caminamos rápidamente hasta el sillón y dobló sobre el reposa brazos dejando mi trasero expuesto una vez más.
-Declan, lo prometiste.
El maldito cierre de sus pantalones, ese maldito sonido se estaba convirtiendo en lo peor que pudiera escuchar.
-La promesas son solo palabras, pastelito. Ahora mismo estoy excitado. No puedo tener una erección cuando Finn llegue.
-¿Finn?
Declan fue rápido en sus preparativos. Apenas veía con todo mi cabello sobre mi rostro. Mi corazón latía tan fuerte que lo sentía en mis oídos y el aire se sentía tan pesado y caliente a mi alrededor.
Masajeó mi trasero y abrió mis piernas. Mi estomago se aplastaba contra el reposa brazos y lastimaba mis costillas.
-me hiciste enojar mucho, pastelito.
-Lo siento.
-Me gustas mas cuando estas tan asustada que no puedes hablar.
Me seguí rebelando como una loca, intentando que me soltara pero fue inútil y solo lo ponía mas duro porque lo sentía creciendo entre mis piernas.
-Lo siento -sollocé.
-Lo sentirás.
Se apretó contra mi, su erección caliente y dura entre mis piernas, jugando una vez mas conmigo, deslizándola entre mis pliegues y haciendo que mis piernas temblaran. Lloré. Estaba herida, asustada, avergonzada y que dios me perdone estaba excitada.
-Relájate o lo harás peor.
Me tensé mas.
Nunca me había sentido así. Valiente y estúpida se había ido a un rincón para llorar por su plan fallido y llorona y cobarde estaba paralizada. Mi mente no se sentía bien.
¿Qué tan malo sería simplemente dejarme llevar, darme ese permiso por le que mi cuerpo ruega mientras es estimulado? ¡No! esa no era una parte de la que los hombres pudieran disfrutar, ya había entregado una y estaba mal que tuviera que entregar otra.
-Un día voy a matarte -susurré con mi frente presionada contra un cojín.
-Tal vez un día tengas la oportunidad de intentarlo.
Traspaso con su pene mi entrada y embistió. Mi espalda se arqueó ante la dolorosa intrusión y mis dientes se apretaron al mismo tiempo que el jadeaba. Fue presionando dentro de mi lentamente. Tenía una de sus manos sobre la curva de mi espalda y la otra en mi cadera.
-Mierda -salió y volvió a entrar.
Mil agujas. Eso era lo que pensaba mientras el se forzaba dentro de mi. Se sentía como una eternidad. Quería reírme y festejar que me estaba doliendo, que en realidad esto era malo y no lo estaba disfrutando pero podía ser que eso lo molestara mas y volviéramos a los de estrangularme.
Sus caderas golpearon mi culo y ahí supe que ya había entrado por completo.
-Estar dentro de ti es la mejor cosa del mundo.
Acaricio mis pechos y se inclino hacia mi hasta que su pecho se presionaba contra mi espalda. Besó mi hombro y chupo mi cuello mordiéndolo ligeramente.
Dejé de pelear porque ya no tenía caso hacerlo, estaba dentro de mi tan profundo que dolía y cerré los ojos mientras me acariciaba y besaba. Un poco de placer dentro de una montaña de dolor. Eso es lo que mi tiempo con Declan era.
Y entonces me folló. Lo que no quería que pasará al final terminó pasando. Yo gimiendo y corriéndome al mismo tiempo que él.
Cuando dejó de empujar dentro de mi se derrumbo por unos segundo encima de mi hasta que su respiración se controló lo suficiente.
La puerta se abrió sin previo aviso.
-Lo siento, no podía librarme de Kenzie y Ro... ¡Joder! Después de todo no me esperabas con tanta urgencia.
-Cierra la boca Finn.
Declan se quitó de encima y gemí una vez que estuvo fuera.
-Pensé que te tenían prohibido tocarla.
La voz de Finn aunque sonaba como la de alguien burlándose de alguien también tenía cierta dureza y acusación en ella.
-No más.
Sentí que algo comenzó a escurrir fuera de mi y mi atención dejó a esos dos, en ese momento estaba mas preocupada por mi que por su intercambio raro de miradas. Me moví con cuidado y llevé mi mano entre mis piernas. Ya sabía que era su semen pero no esperaba que también hubiera sangre.
-Genial, tu patético trasero sacará su frustración y dejarás de estar tan tenso.
Me aparté del sillón e intenté caminar pero mis piernas se sentían débiles por lo que decidí arrodillarme sobre el suelo por un rato. Limpié mi mano en mi vestido y en mi mente casi podía escuchar a Rocco regañándome por no lucir perfecta.
-¿Está bien? -preguntó Finn.
-¿Pastelito? Si, ella y yo solo estábamos aclarando algunas cosas. De echo, está por contarte algo.
¿Ah si?
-Dile lo que me dijiste, pastelito.
No hablé. Me quedé de rodillas con la mirada agachada hacia el suelo y mi cabello como una cortina sobre mi rostro.
-Pastelito -advirtió pero yo estaba en automático.
Chad nunca me hubiera echo esto. El era muy lindo y sus manos siempre fueron suaves conmigo. Tomaba mi mano, acariciaba mi mejilla antes de besarme, me decía que era bonita.
-Bueno, esa fue una interesante platica -se burló Finn.
Dylan. El no fue dulce como Chad pero tampoco me lastimó, no intencionalmente, yo sabía que las primeras veces dolían. Pero él, él me toco duro pero suave.
-Tal vez deje que te diviertas con ella si no reacciona...
Mi cabeza se alzó al instante y tomé control de mi mente una vez más.
-No.
-Ahí estas -Declan ya estaba vestido de nuevo y la única evidencia de lo sucedido anteriormente eran sus nudillos raspados de cuando golpeó la pared.
-Michael quiere que los espíe.
-¿Por qué Michael confiaría en una niña? -preguntó Finn.
-Lo mismo me pregunté hace un rato hasta que la vi, en serio la vi. ¿No te recuerda a alguien?
-A un animal salvaje que ha sido herido.
-Mírala bien.
Mis ojos debían estar hinchados y rojos. Como ya había dicho, mi cabello era un desastre y como Finn dijo, yo era igual a un animal salvaje que había sido herido.
Ambos hombres me miraban y mientras Declan escondía una sonrisa, Finn estaba serio, tan serio que pensé que se había congelado.
-Se parece a Will.
-¡Es el maldito Will! Finn -se giró hacia su amigo y lo tomó de los hombros -Voy a apostar que esta o es la hija perdida de Will o su hermana pequeña.
¡Maldición! Esto se estaba yendo en picada demasiado rápido. Debía pensar, pensar mas rápido pero mis amigas mentales se habían retirado por el día.
-Ese hijo de perra, ahora podemos ponerlo de nuestro lado.
-Tómale una foto y mándasela, no va a negarse a deshacerse de Andrew, ahora.
Mi hermano. ¿Por qué quieren que mi hermano mate al psicópata de Andrew?
-Mira a la cámara, pastelito. Tu hermano probablemente quiere verte.
Mi hermano quiere verme. Alcé la mirada y los dejé tomar la foto. Algo me decía que no sabían que Will era hijo de Richard y por ende tampoco lo sabrían de mi. Aun tenía la ventaja y ellos seguían hablando sobre sus cosas.
-Si me están investigando a mi, voy a suponer que a ti también.
-Kenzie -murmuro Finn. -Pero eso tiene mas sentido, ella es... ¡Wow! Definitivamente me dan ganas de contarle mis secretos cuando esta sobre mi y...
-Concéntrate.
-A lo que voy es ¿pastelito? Ella que puede lograr ¿ha intentado preguntarte algo?
-No -respondió Declan.
Esperé el momento en que le dijera que se le había ido la lengua conmigo pero no lo hizo.
-Iremos esta noche a casa de Haas y hablaremos con Will.
-¿Qué hay de Dylan? Ese mocoso es listo y ha estado aprendiendo de Andrew, Rick me dijo que se han estado volviendo locos con la basura que Michael deja detrás.
-Solo necesitamos a una mujer que pague lo suficiente para mantenerlo ocupado y en esta casa tenemos a una decenas de ellas.
Esta noche. Ellos irán con mi hermano esta noche.
-No es buena idea -tosí -No es seguro ir esta noche.
Y existo de nuevo.
-¿A qué te refieres? -Finn se arrodilló frente a mi y peinó mi cabello con tanta dulzura que me revolvió el estomago.
-Finn -advirtió Declan.
-Ahora tengo una extrema curiosidad con ella -dijo en voz baja pero todos escuchamos -Te la cambio por Kenzie, solo un día.
-Si la tocas voy a dejar que Andrew cumpla su mayor fantasía y de paso tendré a Michael una vez mas de mi lado.
-¿Dejarías que ese imbécil me pusiera una bala en mi cabeza? -se burló -Por una niña.
-No, pero en serio, déjala, la estas asustando mas y aun debemos arreglar asuntos con ella.
-Yo la asusto -una carcajada salió de el que me dejó oler su aliento. Whisky. -Tu eres el que la puso en este estado.
-A ella le gusta... cuando yo lo hago.
-¿Cuándo debes reportarte?
-En dos semanas
-¿Y por qué o debería ir esta noche a casa de los Haas?
-Porque hoy Richard Reiss irá.
Recuerdos de cuando yo fui a esa casa se hacen presentes. Íbamos acompañados de las personas de confianza de mi padre, todos armados y esperando afuera. El podría ser amigo de Michael pero siempre estaba protegido por su propia gente.
-¿Y?
-Siempre va acompañado por su gente. Una vez estuve ahí con mi hermano Will y eran muchos. El señor Haas podrá no tener gente a su alrededor pero Reiss si.
Todo una mentira pero ellos jamás lo sabrían porque yo soy solo una niña. Debatieron si era prudente escucharme. No pasaba nada si esperaban un día, pero yo solo necesitaba unas horas para advertirle a alguien. Intenté sentarme porque mis rodillas comenzaban a doler pero mi culo dolía 5 veces más.
-¿Por qué nos ayudas? -preguntó Finn.
Era extraño. Papá había dicho que Declan era el líder entre ellos dos pero no parecía así, era Finn quien me hablaba y quien parecía hacer los planes.
Alcé la mirada hacia de Declan y un sollozo se escapó de mi. La sonrisa que Finn ya tenía desde que entró a la habitación creció de oreja a oreja y silbó.
-Parece que la pequeña espía esta enamorada de ti, Dec. Pero no tenemos tiempo para profundizar en esta retorcida cabecita tuya -me golpeó en la sien con sus dedos. -Vas a decirle a Michael lo que te digamos ¿de acuerdo? De principio a Finn, tu nos ayudarás.
-Esta bien.
Me dijeron que hacer y decir. Iba a llenar a Michael con mentiras así ellos podrían llevar sus planes secretos acabo. Eran muy cuidadosos sobre no revelar nada pero ya sabía lo suficiente. Alguien tocó la puerta y segundos después fue abierta. Bea entró enfundada en un sexy vestido negro que la hacía parecer una ejecutiva. Bart estaba detrás de ella luciendo tan imperturbable como siempre. Sus ojos vagaron por la habitación hasta que llegaron a mi.
-¿Qué está pasando aquí?
-Bea, querida, Declan solo me estaba enseñando algunas cosas que a pastelito le gusta que le hagan.
-A ella le gusta que la golpeé.
-Nadie la ha golpeado -respondió Finn parándose frente a su amigo.
Declan volteó a verme y por un momento creí haber visto arrepentimiento en sus ojos pero eso no era posible, solo estaba cansada.
-Bart -pronunció Bea y el al instante caminó hacia mi. -Llévala abajo.
-A pastelito le gusta rudo, Bea.
-¿Eso es cierto?
Apenas me estaba levantado del suelo con ayuda de Bart cuando todos me miraron esperando mi respuesta.
-contesta -me susurró Bart al oído.
-Si, me gusta rudo, aquí no pasó nada que yo no quisiera.
Sus ojos se estrecharon pero no dijo más. Se quedó parada en el marco de la puerta hasta que yo salí de ahí. A mis espaldas escuché la puerta siendo azotada.
Me dolía caminar y aun mas bajar las escaleras. Mis músculos estaban cansados y mi cuello y garganta ardían.
Cuando estuvimos lo suficientemente lejos me solté del agarré de Bart y me paré frente a él.
-No te conozco y no sé nada sobre ti pero algo me dice que tu conoces bien a mi padre.
-Willa.
-Necesito hablar con él. Es urgente.
-Habla con Bea...
-No, necesito a mi padre o a Michael, no me interesa realmente cuál de los dos sea.
Si mi padre se enteraba había compartido información con su mejor amigo estaría muy molesto pero esto era sobre mi hermano, no iba a dejar que nadie lo convirtiera en un asesino y menos de un Haas, sería cavar su propia tumba.
-¡Maldición! -murmuró. -Veré que tu madre le de el mensaje a tu padre.
-¿Mi madre?
-Trabajo para ella.
Y todo se volvió negro de un segundo a otro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top