Capítulo 12 - Trabajos


Antes

—¡idiota! Te dije que la lleváramos de regreso al club.

—Ella va a estar bien... solo está en shock.

—Eso no es estar en Shock, Andrew. ¡Ella no reacciona!

El momento en que Andrew disparaba su arma contra ambas personas no se dejaba de repetir en mi cabeza. Era lo único que podía ver; como la bala entraba en sus cabezas y la sangre me salpicaba en la cara. Sentía que movían mi cuerpo y los escuchaba hablar pero no podía enfocarme en nada mas que lo que sucedía mi cabeza.

—Va a reaccionar, lo sé. Pásame algo de papel, tiene sangre en los labios.

Debí apartarme cuando Dylan me lo pidió pero tenía miedo de molestar a Andrew y que decidiera dispararme en su lugar por lo que lo ignoré y me quedé justo donde me habían dicho. La zorra, que al parecer se llamaba Karina, también trabaja para la policía o el FBI, no recuerdo bien pero se mencionó a ambos durante sus últimos momentos vivos. Ella lloró y me suplicó que la ayudara. No lo hice, intentar ayudarla significaban cosas malas para mi y ya había tenido suficiente de eso, además, una parte de mi quería verla llorando, no había pasado mucho tiempo desde que había deseado que Andrew se volviera loco con ella. Supongo que si debo tener cuidado con lo que deseo.

—Princesa, necesito que hables para saber que estas bien.

Esto no puede ser bueno. Siento como están sacudiendo mi cuerpo pero no veo nada y sus voces parecen estar en lo profundo de mi cerebro. Se escuchan tan lejanas.

—¡Andrew! ¿Qué vamos a hacer?

—Ella va a estar bien, no es la primera vez que ve a alguien morir.

¿No era la primera vez que veía a alguien morir? No, no lo era pero era la primera vez que una parte de mi lo deseó y no se como lidiar con eso. Yo no era una asesina y no quería convertirme en una pero estaba guardando demasiado odio y dolor en mi.

—Princesa, mírame. —mis mejillas fueron acunadas —Si no reaccionas juro por todo lo que esta mal en mi que voy a...

—¿Matarme? —respondí con una voz que no reconocí. Era tan... infantil.

Parpadeé varias veces en lo que mi vista se enfocaba y cuando por fin todo fue claro lo único que veía era la sonrisa victoriosa de Andrew.

—Ahí estas —bajó sus manos a mis brazos y los frotó para darme calor. —Sabía que no ibas a perderte. Te dije que me iba a encargar de Karina ¿cierto?

Medio le sonreí. —Lo dijiste.

Estaba sentada en el asiento trasero de la camioneta pero mis piernas daban hacia la puerta abierta. Detrás de Andrew estaba Dylan con las manos sobre su cabello. Lucía aliviado y enojado al mismo tiempo.

—¿Y Scar?

—Fue a conseguir un poco de agua para ti.

Dylan se acercó —Creo que es mejor que yo la lleve de regreso, mi auto es mas rápido y ya lleva mucho tiempo fuera.

Me miró y casi saltó de la camioneta para irme con él, un tiempo sin los juegos de Andrew me vendría bien, hasta que recordé que debía mantenerme en la camioneta. Aquí estaba el celular, lo necesitaba. Ahora mas que nunca quería hablar con Chad, el me mantendría siendo... pues siendo yo.

—Ah... quiero... quiero quedarme con Andrew.

Ahora

Apliqué mi brillo labial con sabor a uva y sonreí. Hoy estaba particularmente emocionada, por fin vería a mi madre. Hoy iba a ir a una cena con la familia Haas y mi familia. Al parecer la hacían cada año y como esta vez ya estaba dentro del negocio yo también podría ir. Además de que Michael quería hablarme un poco sobre Lorenzo Bernabei que vendría en una semana por mi.

—¿Por qué te invitan a la cena si no eres familia? —dijo Declan desde el sofá de mi habitación.

—Tal vez es el entretenimiento —se burló Finn desde la ventana. Probablemente estaba viendo como Kenzie trabajaba. Mi ventana daba directo al área de la piscina y a ella le encantaba tomar el sol y usar bikinis.

—No —le di una mirada de muerte y el sonrió —No se por que me invitaron, solo se que iré y disfrutaré de la buena comida.

—No me gusta esto, pastelito. Hay algo mal en todo esto.

Bueno, obviamente les faltaba un montón de información básica como que yo era la hija de Richard.

—No va a pasar nada —me giré para verlo —Solo es una cena.

Y Andrew no iba a dejar que me pasara nada, estaba completamente obsesionado conmigo y con que mi cuerpo no sufriera ningún daño. Desde aquella noche donde... donde el me mostro lo que le pasa a las personas que le mienten ha estado de buen humor conmigo al punto en que no dejó de sonreír sin importar que dijera.

—Andrew va a estar ahí así que no estoy muy seguro de que no pase nada, es inestable.

Rodé mis ojos.

—También va a estar Dylan, Ian, los Reiss y Michael que al parecer es la única persona que tiene un ligero control sobre él ¿no?

Eso debió llamar la atención de Finn porque se apartó de la ventana y comenzó a caminar por la habitación. —Si, todos estarán ahí, es una buena noche para conseguirnos algo que pueda servir.

—¿Algo como qué?

—Hay un tipo, su nombre es Gael. La última vez que supimos de él se iba a encontrar con Andrew y eso fue hace mas de cuatro días. Nadie lo ha visto desde entonces.

Intenté no hacer expresiones faciales. Ellos lo observaban todo y si yo fallaba podrían descubrir que yo les miento. Necesitaba tiempo para pensar en que iba a decirles sobre Gael. Lo habría pensado antes pero no sabía que lo conocían.

—¿Es su amigo o algo?

Iba a seguir el consejo que Kenzie me había dado. Usa el sexo como distracción siempre que necesites desviar la atención. Me acerqué a Declan y quité el celular que sostenía en sus manos.

—Mas como un conocido, dijo que debía decirnos algo importante. —Me dijo Declan mientras seguía mis movimientos como un halcón. —Pero como dijo Finn, está desaparecido.

—Voy a ver que puedo escuchar —sonreí. Me senté a horcajadas sobre su regazo. Una media sonrisa se formó en sus labios y nos levantó a ambos del sofá.

—¿En serio? Estábamos en algo importante. —se quejó Finn.

Declan se dejó en la cama conmigo sobre él. —Ya dijo que verá que escucha.

—¿Y qué pasa con lo que le íbamos a preguntar?

Detuvo sus manos que viajaban lentamente hacia mi trasero y nos giró. Mi cabello se revolvió, quedó todo sobre mi cara y algunos cabellos se pegaron al brillo en mis labios.

—¿Cuál es tu relación con Dylan Haas? —preguntó mientras descubría mi cara.

—No sabía que tuviera una relación con él.

Mi plan estaba funcionando tan bien. De ahora en adelante intentaría no estar en la misma habitación con ambos. Finn mantenía a Declan con la cabeza fría. Preguntaban mucho y yo no era tan buena mentirosa, si lo permitía me podían descubrir.

—Te vimos en la fiesta, linda. Lucían muy amistosos hasta que Andrew interfirió.

Piensa rápido Willa. Deslicé mis manos lentamente por sus brazos hasta llegar a su cuello. —Al parecer es amigo de mi hermano, Will. Tenía un mensaje para mi.

—¿Y el mensaje era? —preguntó Finn. Declan estaba mas interesado en observar mis labios.

—Cosas familiares. —bajé el rostro de Declan y rocé mis labios con los suyos. Y eso fue todo lo que pudo resistir. De un momento nos estábamos besando y moviendo sobre la cama. Mis manos fueron a su cabello y las suyas a mis piernas para envolverlas en su cintura.

—¡Grandioso! Me iré a otra parte.

Lo escuchamos salir y ni diez segundos después volvió a entrar en la habitación.

—Andrew viene subiendo las escaleras con Miles.

¡Qué! Empujé a Declan y creo que el también estaba algo sorprendido porque no puso mucha resistencia. No perdí el tiempo me levanté y acomodé mi vestido.

—Tienen que irse. —corrí al espejo y limpié mi boca. Mi brillo labial se había corrido por toda mi boca. —¡Ahora!

—No sé por qué tanto alboroto.

—Al armario, métanse al armario.

Dios, que idiota había sido. Sabía que ya casi era hora de que me fuera, aun faltaban horas para la cena pero Andrew quería hablar conmigo, además Scar siempre andaba cerca.

Declan rió mientras se levantaba pero Finn ya estaba en camino.

—Escucha Declan, no se que problemas tienen tú y Andrew y honestamente no me interesan —mentira, me interesaban completamente. Alisé la cama. —pero yo no voy a recibir una bala en la cabeza solo por su ego de machos, así que entra al armario antes de que llegue aquí.

—no dejaría que pusiera una bala en tu cabeza. —caminó hasta donde le había dicho. —No se porque le tienes tanto miedo pero recuerda que ahora trabajas para nosotros.

—Si, no vamos a dejar que nada te pase —complementó Finn.

Les sonreí con nerviosismo —No salgan, por favor.

Volví al tocador y tomé de nuevo el brillo labial. Mis mejillas estaban sonrojadas y mis labios un poco hinchados. Diablos, necesito mas perfume. La puerta se abrió al mismo tiempo que yo regresaba el perfume a su lugar y abría el botecito de brillo.

—Te lo digo, hombre, viene casi todos los días.

Detuvieron su charla al verme.

—¿ya es hora? —Valiente y Estúpida aplaudió en mi cabeza por el echo de que mi voz no tembló.

—Lo es.

Ambos entraron a la habitación. Vi como Scar inspeccionaba el lugar a detalle y fruncía su ceño mientras que Andrew solo me observaba a mi. Mi corazón estaba latiendo como loco y mis manos habían comenzado a sudar.

—Bien, solo aplico mi brillo y nos vamos.

—Llévalo al auto, quiero irme antes de que Bea sepa que estoy aquí.

Mejor para mi. Apreté el botecito en mis manos y comencé a irme.

—¿Puedo preguntar?

Andrew suspiró cansado. —¿Recuerdas nuestra primera conversación?

Asentí.

—No están bien las cosas, está enfadada porque no la dejo hacer dinero contigo y en represalia está arruinando mis negocios.

Bea era quien le conseguía algunos tratos con estas personas. Sabía que sacaba buen dinero de aquí.

—Si me enseñas como, yo puedo hacer su trabajo, con tal de hacerla menos útil haría lo que fuera.

Y no mentía. Entre mas rápido ella se fuera mas feliz estaría yo. Mi odio por ella era el único que no podía ignorar. Cada que la veía quería saltar sobre ella y hacerle las mismas cosas que me había echo a mi.

Sonrió de nuevo y mi estomago cosquilleó ¡Que diablos!

—Ya veremos. ¿No vienes? —Le preguntó a Scar.

—Mas tarde los alcanzo, olvidé que debo arreglar algunos asuntos.

Sin dudar o sospechar nada, Andrew dejó a Scar en mi habitación. El sabía que ellos estaban ahí.

El viaje fue tranquilo. Yo fingí estarme arreglando frente al mini espejo del auto y el se limitó a conducir y decirme un par de veces que ya estaba perfecta, sonreí a eso cada que me lo dijo aunque tenía la breve sospecha de que no era algo muy bueno por como se oscurecía su mirada ligeramente después de decirlo.

—¿Voy a conocer tu habitación? —pregunté mientras nos dirigíamos a la cocina de su casa.

—No, vamos a ir a donde siempre vas cada que vienes. Tenemos negocios que atender.

Que decepción mas grande era esa. Tenía la esperanza de conocer su habitación, ver como es y esas cosas. Una vez leí que una habitación dice mucho de una persona y yo necesitaba conocer mas a Andrew fuera de los negocios, encontrar alguna debilidad que pudiera usar a mi favor.

Entramos a la cocina. Los empleados se movían por todos lados, apurados pero no estresados. Parecía que tenían una especie de rutina porque nadie chocaba con nadie ni gritaban. Estaban cocinando ya la cena, eso lo sabía y olía de maravilla. Andrew como cualquier dueño se dirigió sin pedir permiso hasta la nevera. Sacó dos bebidas y buscó con la mirada a alguien.

—¿Dónde está Minni?

Una señora bajita y regordeta se paró detrás de Andrew y puso sus manos en sus caderas. Era muy cómica la escena pero no me reí.

—Detrás de ti, Andy.

Tosí una risa. Bien, eso si era gracioso. Le quitaba muchos punto de maldad ante mis ojos si una señora lo estaba llamando así.

—¿Por qué estas en mi cocina cuando tenemos muchas cosas que hacer?

Andrew esbozó una media sonrisa —Solo quería algo de beber y de comer, mi invitada no ha comido nada.

La señora ni se molestó en mirarme. Llevó a Andrew hasta la entrada junto conmigo —Si, si. Ya te llevó en un rato. Deja hago espacio.

—Gracias Minni.

—¿Quién es ella? —pregunté una vez que estábamos fuera y a una distancia considerable. No sabía que las sirvientas por así decirlo fueran tan confianzudas. En mi casa ninguna nos hablaba.

—Minni, es nuestra ama de llaves. Ella se hace cargo de todo por aquí.

—¿Y porque dejas que te hable así?

Mi madre nunca dejó que nadie del servicio de la casa se tomara libertades que no le correspondían.

Se encogió de hombros —La conozco desde siempre, ella fue la mujer que me dio clases.

Entonces no fue a la escuela como yo. Creo que fui la única tonta que se arriesgó a aumentar su deuda para ir a clases.

—¿Entonces no puedo ir a tu habitación?

Me colgué de su brazo y le hice ojitos. Algo que descubrí es que le encantaba que no tuviera miedo de acercarme a él. Entre mas confianza tuviera a su alrededor mas alegre estaba.

—No.

—Que mal —hice que mi voz decayera —Solo conozco la de Dylan, pero supongo que no importa, estoy bien con ir a su sala de hombres.

Andrew se tensó pero no dejó de caminar. —Creo que no pasa nada si te llevó a mi habitación, solo no hagas mucho desorden.

Aplaudí en mi cerebro. Dato numero dos, el tenía una intensa rivalidad con Dylan. No fue difícil adivinarlo. De las pocas veces que los había visto juntos, Andrew siempre intentaba hacer menos a Dylan o fanfarroneaba frente a él.

—Lo prometo.

Pasamos por la que era la puerta de la habitación de Dylan y dos puertas mas adelante estaba la de Andrew. Saco sus llaves y escogió una color dorado del llavero para abrir su puerta. Estaba algo nerviosa. Por alguna razón, imaginaba que abría cabezas rodando, frascos con sangre y un muro de armas. Pero no. En realidad podría decir que su habitación era muy normal y definitivamente masculina.

Entré primero que Andrew y el cerró la puerta con seguro detrás de nosotros. Caminé un poco alrededor. Todo estaba demasiado limpio. Juro que no había ni un poquito de polvo y no había nada fuera de su lugar.

—¿Eres como un obsesivo del orden o algo?

No me quería ni mover de tan impecable que estaba todo, hasta sentía que mi presencia lo ensuciaba.

—Soy obsesivo con muchas cosas, a ti incluyéndote. —dijo detrás de mi, deslizando sus manos por mis costados. —¿Puedes quitar tus zapatos? Tienen tierra y todo eso.

Me quité mis zapatillas y bajé unos cuantos centímetros. Mi frente ahora quedaba justo en su barbilla. Me giré para verlo y sonreí. —Te juro que me bañé, así que estoy limpia.

Ya no llevaba en sus manos las bebidas de antes.

—Hoy estas muy animada —Me levantó en sus brazos y me devolvió la sonrisa pero una vez mas, su humor había cambiado. Estaba menos animado que antes. —Pero no me arriesgaré a que ensucies todo.

Me dejó sobre la cama y regresó por las bebidas. Una eran dos latas de Coca-Cola, solo que una era de fresa. Esperaba que la de fresa fuera para mi. Rocco no nos dejaba nada que no fuera agua natural.

—¿Por qué estas tan animada?

Miré su espalda y me recargué sobre mis manos. Mis pies colaban felizmente de la cama.

—Hoy veré a mi familia, mi madre, Will. Eso me pone de buen humor.

Se giró y extendió la lata de fresa para mi. Agradecida la tomé. Ya estaba abierta.

Andrew ladeó su cabeza algo confundido y curioso. —¿Los quieres?

En este mundo si amas a alguien lo usan contra ti. Las palabras de mi madre vinieron a mi como una bomba en mi cabeza. A veces me ponía demasiado cómoda.

—No —mentí con confianza. —Pero son mi familia, pasaba mucho tiempo con ellos antes.

—¿No los quieres?

—¿Debería? Es su culpa que yo esté metida en todo esto.

—Cuando le pregunté eso a tu hermano dijo otras cosas. Eres muy importante para él.

—Tan importante que no se atreve a hacer nada por mi. Pero como dije, es mi familia, soy una Reiss.

Mentira. No odiaba a mi hermano por no dar un paso al frente por mi. Lo entendía, yo... creo que tampoco lo haría por él y mis padres, bueno, es imposible no quererlos, aun cuando papá me haya apuntado con arma.

—¿Tu quieres a tus padres?

Podía decir que no quería a su padre, pero lo respetaba mucho. ¿Pero su madre? Nunca la había visto ni había escuchado que alguien la mencionara. Era como si la señora Haas no existiera.

La pregunta tomó por sorpresa a Andrew porque sus cejas se alzaron repentinamente. En segundos su mirada se endureció —No. Los mataría si quisiera y no sentiría ni una pizca de dolor.

No le creí.

—Hablemos de negocios. Tengo un par de cosas que enseñarte.

Crucé mis piernas en flor de loto con cuidado de no maltratar mucho la cama y esperé. Andrew caminó hasta su armario y sacó una maletita negra. No era muy grande pero tampoco era chica, más como el tamaño de una mochila escolar.

—¿Qué es?

La dejó caer junto a mi.

—Tu dinero, princesa. Hicimos un trato ¿no?

¡Ah! Mi dinero. Que tonta era, ya no me acordaba de esa parte.

—Estaba esperando que lo cobraras —me regañó con su mirada y yo me sonrojé. Supongo que no era tan buena en los negocios como me hice creer.

—Lo olvidé.

—Por suerte para ti, me tienes a mi.

—Que suertuda soy —abrí la mochila y estaba llena de dinero. Abrí mis ojos tanto como pude y solté el aire. —Oh mi dios. ¿Cuánto es esto?

¿Qué había echo que mereciera tanto dinero?

—Unos cien, algo así. —Me quitó la lata y la llevó a la mesa que estaba con unos sofás. —Te los ganaste. Gael estaba trabajando para la policía pero era un criminal igual que nosotros, fui a su casa y tenía unos pocos cientos. 

—¿Por qué?

No podía dejar de ver el dinero. Era demasiado. Era lo que yo valía en el club.

—Te has portado bien — se acostó en la cama, que por cierto, olía muy bien; a limpio y a Andrew. —Sigue así y mas como eso vendrá.

—Seguiré haciendo nada, en ese caso. —Cerré la mochila y la empujé al suelo. —donde se supone que guarde esto. No es como que tengo total privacidad en la mansión, Rocco ordena mi closet todo el tiempo. ¿Andrew?

Volteé a verlo. Tenía sus brazos detrás de su cabeza y sus ojos estaban cerrados. Sus labios estaban entre abiertos y respiraba con lentitud. Me acerqué con cuidado. Dormido, sus facciones se relajaban haciéndolo ver mas joven, casi como Dylan. Pasé la punta de mis dedos por todo el contorno de su mandíbula. Nunca lo había visto ni con una sombra de barba y ahora que lo pensaba su habitación no era lo único limpio. Aunque no vestía trajes como nuestros padres e Ian, siempre estaba impecable, justo como su habitación. Mis dedos rozaron su labio inferior. Una sonrisa peleó por salir y eso me asustó.

—No dejes de hacer eso —murmuró. Aparté mi mano como si hubiera fuego en su rostro.

—No estaba haciendo nada.

—Si claro —sonrió con pereza. Envolvió sus brazos alrededor de mi cintura y me tiró en la cama. —Un día vas a aceptar que te gusto tanto como tu me gustas a mi. —me abrazó y llevo su rostro a la curva de mi cuello.

No lo entendía. Este no se suponía que era él. Debería asustarme no hacerme sonreír. Debería golpearme, no abrazarme.

—¿Yo te gusto?

—Mucho. Ya te lo dije, estoy obsesionado contigo.

—¿Qué pasa si te digo que me gusta que estés obsesionado conmigo?

Andrew gruñó con aprobación y besó mi cuello. —Tengo otro trabajo para ti.

—¿Aja?

Estaba mas concentrada en lo que sus labios hacían que en lo que decía.

—Es sobre mi querido hermano mayor.

*****

Andrew y yo nos quedamos dormidos después de que me dijo cuál era mi siguiente trabajo. No estaba muy de acuerdo pero al final acepté. Cuando despertamos le pregunté porque estaba tan cansado y solo dijo que no había dormido mucho el día anterior, que estuvo fuera. Una parte en mi cabeza se preguntó si había estado con alguien. Nos levantamos cuando Minni, la ama de llaves tocó la puerta para avisarnos que nos esperaban abajo. Había algo raro en esa mujer. Entró a la habitación como si nada y cuando me vio en la cama con Andrew alias Andy para ella, rodó sus ojos.

Entramos a la sala y ahí estaba mamá sentada en medio de papá y Will. Todos vestían muy elegantes, bueno, todos menos Andrew, que lucía sus sexys Jean negros con su playera de manga larga negra sin vergüenza alguna. Su cabello estaba algo desordenado y cuando todos nos observaron el calor invadió mi rostro.

—Por fin se dignan a unírsenos. —dijo mi madre con molestia y disgusto. ¿Estaría fingiendo? Como fuera, me hizo sentir muy mal.

—Estábamos ocupados —soltó Andrew sin pena alguna ni miedo a la mirada que nos dirigía mi madre y mi hermano. Mi padre por otro lado estaba mas entretenido leyendo unos papeles.

Andrew tomó mi mano y nos llevó hasta uno de los sofás. Se sentó el primero en seguida me sentó sobre sus piernas. Debíamos trabajar en su discreción porque no solo era mi madre la que nos estaba matando en su mente, Dylan no tenía una cara mejor.

—Muy bien —Michael apenas nos prestó atención. —Ya que estamos todos aquí y la cena aun no está, quiero tratar el tema de Lorenzo Bernabei.

Quité la mano inquieta de Andrew de mi pierna y puse atención.

—Por primera vez tendremos a alguien de completa confianza dentro de su organización.

Papá seguía leyendo unos papeles.

—No creo que haga falta recordarte que no debes arruinarlo, Willa.

—Ella lo hará bien, si le dicen que es lo que irá a hacer. No se puede preparar si no lo sabe.

Will se rió pero sin humor —¿Eres el abogado de mi hermanita ahora?

—Alguien tiene que serlo y ya que su hermano mayor no lo hace asumí que el puesto de abogado estaba libre.

No debí decirle lo de mi hermano. Llevé mis manos a mi regazó y traté de no mirar a nadie. Lucir demasiado confiada haría que malinterpretaran todo, podrían pensar que estoy manipulando a Andrew, cosa que aun no hago esto es todo de él.

Discutieron por otro rato hasta que mi padre despegó la mirada de sus papeles y frunció su ceño. Algunas arrugas se formaron alrededor de sus ojos y su frente.

—Andrew tiene razón, deberíamos decirle a Willa que es lo que esperamos de ella, así no habrás espacio para errores.

—Dylan, porque no nos haces el honor, es tu área después de todo. —dijo su padre pero no había burla. En realidad siempre que Michael miraba a Dylan era orgullo y precaución lo que había en sus ojos.

—Si lo que dijo Enzo es cierto, el te quiere para su hijo. —respiró —Su nombre es Alessio y bueno... se dice que es gay. No hace falta decir que ser gay en este mundo no es algo apropiado.

—Pero he visto en el club a hombres que... que están con otros hombres.

No mentía, el otro día vi a Oziel con un tipo de unos cuarenta.

—Ellos no son parte de nuestro mundo, Willa. En familias como los Bernabei, los Reiss, Haas, Kozlov, los clubs MC...

—En ningún grupo criminal vas a encontrar gente gay, Willa. No tenemos nada en contra de quienes lo sean mientras no sean de nuestra familia. —complementó mi hermano.

—El punto es que Enzo cree que puede cambiar a su hijo. Dijo que eras muy niña, que necesitaba a alguien con mas experiencia. Supongo que vernos a todos ofertando por ti lo hizo cambiar de opinión.

—Entonces debo hacer que un chico al que le gustan los chicos dejen de gustarle los chicos.

Estaba perdida, ese iba a ser mi funeral. Si, era guapa, incluso puedo decir que soy hermosa y por alguna razón que desconozco soy atractiva pero no soy Afrodita, si le gustan los chicos no hay nada que yo pueda hacer.

—Vas a tener que ser muy persuasiva, Willa. —Dylan me miró —No solo se va a tratar de que utilices tu cuerpo, si el está enamorado de otro tipo es tu trabajo cambiar eso. No tienes que hacer que le gusten las mujeres de un principio, comienza por gustarle tu y solo tu.

—Pero... —tragué saliva —¿Qué pasa si el no cambia?

Ian aclaró su garganta —Entonces Lorenzo Bernabei va a estar muy decepcionado y...

—Y nada, el no te va a tocar un solo cabello, princesa. Conozco a Alessio y conozco a su novio; Es un imbécil defensor de ballenas llamado Joel. Si no se olvida de él por las buenas lo vamos a obligar a hacerlo.

Dylan rodó sus ojos —Tu puedes hacerlo Willa, si tienes a mi hermano el psicópata todo embelesado, Alessio debería ser pan comido. Es imposible que no se sienta atraído por ti o que cuando estés con el no sienta excitación. El cuerpo responde a los estímulos. Lo difícil es la parte mental.

La parte mental. Ser persuasiva. Gustarle. Como si no tuviera mayores problemas y otros planes ahora debía ir con un chico italiano a convencerlo que soy mejor que su novio.

—Dylan tiene razón, hija. Ve poco a poco con Alessio, al final estará a tus pies.

Hombres arrodillados frente a ti. Las palabras de Andrew siempre llegaban a resonar en mi cabeza. Cuando Andrew se arrodilló frente a mi tuve una inexplicable sensación de poder, sabía que el era el que tenía el poder pero el simple echo de pensar en el de nuevo arrodillado frente a mi me hacía sentir emocionada. Supongo que Alessio podía ser mi sujeto de pruebas, ver que tan buena puedo ser en esto y si un chico hay cae, no veo porque los demás no puedan o, siempre está el plan marca Willa; volverme su amiga y sacar el mayor provecho de esa relación.

—Y como siempre, pequeña Reiss. Cualquier tipo de información, así sea mínima.

—Es para ti y mi padre —terminé por Michael y el sonrió complacido.

—Señor, la cena está lista.

Todos nos levantamos. Andrew pasó su brazo por mis hombros pero mi madre me apartó no muy amablemente de él.

—Tengo que hablar con mi hija... en privado.

Andrew sonrió burlonamente y se apartó. —Magda, cualquier cosa que le digas va a contármela.

Se pavoneó fuera de la sala.

—Pequeña mocosa. ¿Qué crees que estas haciendo?

Mamá apretó mi muñeca con su mano y me apartó hasta la pared.

—¿De qué hablas?

Intenté soltarme pero me tenía bien agarrada. Mamá era fuerte y en este momento me asustaba. Su ceño fruncido, labios apretados en una fina línea, ojos oscurecidos.

—¿Andrew? ¡En serio! ¿Qué está mal en tu cabeza?

—Nada, mamá me lastimas.

—Esta loco, Willa. ¡Dios! Tu padre va a tener que responder por muchas cosas.

Estaba comenzando a molestarme uno: que me cuestionaran las cosas que hacía. Digo, si me equivoco soy yo la que pagará las consecuencias y dos: que llamaran a Andrew loco. Yo lo hacía pero no era lo mismo, no lo hacía con la intención de ofenderlo y para ser honestos el había sido la única persona en apoyarme y dar un paso al frente por mi.

—Andrew, el si está algo loco pero esta de mi lado.

—Andrew Haas solo está del lado de Andrew Haas. Vas a conseguir que te maten, Willa. —soltó mi muñeca y fue a acunar mis mejillas de una forma muy maternal. —Te dije que buscaras una salida no una prisión.

—Andrew no es mi prisión, mamá. El me está ayudando.

Mamá rodó sus ojos —Sabía que eras boba. ¡Vamos! No quiero que sospechen nada y no quiero que le digas nada de esto a Andrew. —Nos llevó al comedor donde todos nos esperaban. —Si necesitas algo, lo que sea, Bart es la fuente, el me lo dirá todo.

La cena fue sin problemas. Los únicos que hablaban constantemente eran mi padre, Michael y mi madre. Los demás nos limitamos a contestar cuando se nos hacía una pregunta directa. Yo me senté junto a mi hermano y tenía a Dylan frente a mi. De vez en cuando Andrew me miraba y me sonreía. No pude evitar sonreírle de regreso pero de una forma mas discreta, después me sentiría mal porque Dylan observaba todo lo que hacía y era obvio para cualquiera que no estaba feliz al respecto. Había visto solo dos emociones en Dylan desde que lo conocía... bueno tres: Enojo, preocupación y excitación, el resto del tiempo no había nada en sus ojos.

Me despedí de mi familia, incluyendo a Will que debía ir a un lugar que no me podía decir. Mi madre miró mal a Andrew... de nuevo y cuando creyó que nadie la veía estuvo hablando muy misteriosamente con Dylan. Papá, sorpresivamente me abrazó, cosa que no hacía desde que tenía como 5 años y dijo que esperaba a mi madre en el auto. Cada vez entendía menos la relación de mi padre y Michael. Se trataban como familia pero no lo era y a veces incluso desconfiaban del otro pero algo me decía que al final si tuvieran que escoger ambos se apoyarían.

Andrew y yo volvimos a la sala porque Michael quería hablar conmigo en secreto. O sea, era un gran no le digas a tu padre. Esta vez si pude tomar mi propio asiento en el sillón pero como era de esperar, Andrew estaba junto a mi. En secreto me gustaba que estuviera siendo tan protector conmigo, se sentía bien saber que tenía a alguien de mi lado.

—Te lastimó. —dijo mientras inspeccionaba la muñeca que mi madre había apretado. Me sorprendió que estuviera un poco rojo porque tampoco fue como que me hubiera apretado por mucho tiempo.

—No duele, solo se puso algo intensa, así es ella.

—¿Qué fue lo que dijo?

Sonreí mirando mi muñeca —¿Qué estas loco?

No tenía ¿Ganas? De ocultarle mi conversación, no era nada malo en si. Claro que no le iba a decir lo de Bart pero por lo demás no veía el problema.

—Lo estoy, pero eso tu ya lo sabías —llevó mi mano a sus labios y besó donde aun estaba rojo.

—Dijo que tu solo estas de tu lado y que vas a conseguir que me maten.

—¿Le crees?

—No —admití y eso lo sorprendió —Creo que de momento si estas de mi lado y eso me gusta. Hace rato que... bueno, que hablaste por mi, nunca nadie lo había hecho. Gracias.

—Te dije que te iba a cuidar. —formó una sonrisa chulesca y quise rodar mis ojos.

—¿Pero por qué?

—No lo sé —me soltó la manó y se apoyó en el respaldo del sillón. Su brazo quedaba detrás de mi —Solo lo hago. No me pregunto mucho esas cosas porque normalmente no tengo una respuesta para ellas. Si quiero hacer algo, lo hago y ya. Como tu, tengo este instinto de cuidarte y lo hago, no me interesa lo que los demás piensen.

—Bueno, pues gracias. Voy a empezar a cuidarte también.

Una expresión rara se formó en su rostro. Quería preguntar pero ya había sido muy molesta y no quería enfadarlo. Esperamos en silencio a que Michael llegara a la sala y me contara el misterioso secreto que ya sabía porque Andrew me lo había dicho cuando estábamos en su habitación. Lo que no sabía era como Andrew lo sabía.

—Dije que tenía que hablar con Willa, no contigo.

Andrew se recostó mas y sonrió —Padre, creo que aclaramos antes que ahora soy su abogado.

Tal vez, molestar a su padre no era la mejor idea. Michael suspiró con frustración y algo cansado pero no volvió a decirle nada a Andrew. Ian entró unos minutos después absorbiendo la comodidad de la sala.

—Willa, en dos días Ian asistirá a un evento. Va a resolver unos negocios ahí y necesito que vayas con el.

Fingí estar confundida.

—¿Yo?

—Si, el necesita arreglar unas cosas y a este tipo de eventos nadie va solo. Quien lleve el traje mas caro, la mujer mas hermosa, el reloj mas grande, todo ese tipo de cosas es quien demuestra mas poder. Los Haas siempre demostramos mas poder. No solo nos temen, niña, las personas nos respetan.

—¿Y yo seré su acompañante?

—Lo serás.

—No que yo te haya escogido —dijo Ian con recelo.

—Willa. Has demostrado ser un imán de hombres, necesito eso esa noche con mi hijo. Debes ser la mujer mas agradable del mundo y hacer que todos se acerquen a ustedes. Vas a hacerlos reír, vas a hacerlos desearte y querer ser Ian.

—¿Qué va a ganar Willa de todo esto? —pregunto Andrew medio en broma.

Su padre no dudó en contestar e Ian en resoplar. —Lo que ella quiera que sea razonable.

¿Lo que yo quiera?

—Willa acepta el trato pero va a pensar en lo que quiere y te lo informará después.

Miré a Andrew que sonreía como todo un niño ganador. —Ah... si, supongo que acepto el trato. No es como si tuviera otra opción así que prefiero hacerlo por las buenas.

¿Qué podía pedir? O mas bien ¿qué me haría pedir Andrew?

Se discutieron algunos detalles mas pero eran mas sobre lo que Ian haría. Andrew fastidió a todos un poco mas pero yo solo podía pensar en cuál era mi verdadera misión de la noche.

Horas antes

—¿Yo te gusto?

—Mucho. Ya te lo dije, estoy obsesionado contigo.

—¿Qué pasa si te digo que me gusta que estés obsesionado conmigo?

Andrew gruñó con aprobación y besó mi cuello. —Tengo otro trabajo para ti.

—¿Aja?

Estaba mas concentrada en lo que sus labios hacían que en lo que decía.

—Es sobre mi querido hermano mayor.

Aparté mi rostro —¿Qué hay con él?

—Mi padre va a pedirte que lo acompañes a un evento, vas a ser el trofeo que cuelgue de su brazo, el imán de hombres.

—Yo no quiero ir a ningún lado con tu hermano, el me odia ¿has visto como me mira?

—Pero yo quiero que vayas con el —insistió. La punta de sus dedos viajaron por toda mi pierna.

—¿Por qué?

Me estaba distrayendo con sexo y la peor parte era que funcionaba.

—Mi padre solo te va a pedir que luzcas hermosa y seas una mujer agradable, el centro de atención de la noche. Vas a tener que pisotear al resto de las mujeres que vayan.

—Y porque yo soy esa clase de persona. —cerré mis ojos cuando su mano llegó al comienzo de mi ropa interior. —Yo soy a la que pisotean, no pisoteo a nadie.

—Vas a interpretar un papel, princesa. De todas formas, eso no me interesa a mi. Mi objetivo, que a la vez es tu objetivo es Ian. Vas a estar hasta muy tarde con el y yo haré que deban quedarse en un hotel, necesito que lo seduzcas...

Bien. Que pare el carro aquí. Me levanté sobre mis codos y lo miré incrédula —¿Me estas ofreciendo a tu hermano? Si apenas soportas que Dylan me vea.

Rodó sus ojos —Es diferente, todos siempre prefieren a mi hermano, por eso te mantengo lejos de él pero ¿Ian? No te agrada y aunque le gustes demasiado no le agradas tampoco, no hay peligro ahí.

—No voy a seducir a Ian.

—Hay un gran premio para ti, princesa, el doble de lo que hay en esa mochila si logras llevarlo a la cama.

Bien, ahora si me lo estaba pensado. Eso era mucho dinero.

—¿Y que ganas tu? —vi su cara y lo supe —No soy buena sacando información, Andrew. ¡Dios! Ya estoy harta de que todo mundo me pida eso.

—Es porque los hombres hablan alrededor de las mujeres que no son sus esposas, Willa. Pero yo quiero algo en específico. Quiero saber sobre su arreglo de la deuda.

—Estas loco.

—Lo estoy —me besó suave y breve en los labios —¿Lo harás?

—¿Tengo opción? —hice mala cara.

—Si, yo no voy a obligarte a hacer nada, nunca. Si no quieres buscaré otra forma pero aquí ganas mas tu que yo.

¿Tener sexo con Ian? Me estremecí. Ni siquiera le gustaba, seguro que esa noche ofertó por mi solo por pelear con sus hermanos. Pero era mucho dinero lo que me ofrecía.

Suspiré. —Bien. Lo haré pero no prometo nada, haré mi mayor esfuerzo.

—Es todo lo que pido.

—Pides mucho.

—Y apenas estoy comenzando

Ahora.

Andrew me levantó del sofá y volví a la realidad. ¿Cuánto tiempo había pasado? Seguro que solo minutos.

—Nadie la toca, hermano. Si me entero de que alguno de esos imbéciles le puso una mano encima habrá consecuencias para ti.

Wow. ¿Qué estaba pasando?

—No hagas promesas que no vas a mantener, hermanito. 

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