Capítulo 10 - Cada plan en su carpeta.


Cuando era niña solía soñar con tener una enorme habitación color rosa como la de una princesa; con un tocador lleno de perfumes, un enorme ropero lleno de vestidos hermosos, un baño con una tina etc. Hubiera podido tenerlo, mis padres lo habrían conseguido pero Will siempre me dijo que entre menos pidiera mejor. Ahora que por fin tengo una habitación digna de soñar, no la quiero, la quemaría si pudiera. No sabía si era por la forma en la que la había ganado porque estaba acostumbrada a tener poco.

Un millón de dólares, eso es lo que el señor Enzo había pagado por mi y aunque estaba feliz porque ahora mi deuda de 9 millones se había reducido trescientos treinta y tres mil trescientos treinta y tres punto treinta dólares, no me agradaba lo que tuve que hacer para conseguirlo... bueno, técnicamente yo no hice nada, los idiotas con los que trataba lo hicieron al aumentar tanto el precio en su pelea de machos pero al final el señor Enzo les enseñó quien era el hombre el problema era que ahora yo le pertenecía y no sabía por cuanto tiempo.

—¡Willa! —cantó Kenzie entrando a mi habitación. Sentí celos porque ella si podía vagar por la casa. En realidad todas podían menos yo. ¿Por qué? No tenía ni idea.

—Hola —la saludé desde la ventana por la que veía el paisaje de prostitución. ¡Ja! Literal veía a las chicas guión Barbies, ser usadas por los hombres y mujeres de aquí.

—Tengo un tiempito libre y quise venir a saludarte.

Lo apreciaba, hacía dos días que no hablaba con ella ni con nadie a excepción de Scar. Eran platicas cortas, creo que se aburría de tener que cuidarme. No es que tuviera que estar parado fuera de mi puerta pero sabía que siempre estaba cerca.

—¿Qué pasa?

—¿Qué pasa? —sonaba ofendida pero sabía que solo jugaba conmigo —Pasa que tu y yo necesitamos ponernos al tanto. Tenemos planes ¿recuerdas?

Oh si, los planes. Si era honesta, no había pensado en eso desde la fiesta. Mi mente estaba ocupada intentando adivinar quien era Enzo Bernabei; Respetado Italiano millonario que casualmente pasaba el rato en las fiestas de Michael Haas. Si hacía caso a mi experiencia en películas y series esto olía a la mafia italiana. Todos saben que no juegas con ellos y ganas. ¿Y si se volvía un obstáculo para mi?

—Si, la verdad es que no hice mucho sobre eso en la fiesta.

Se sentó en mi cama.

—Pues yo hice maravillas. Hay muchas personas que no quieren a Michael y a Richard, por celos sería mi apuesta.

—Eso es bueno.

En realidad eso no me ayudaba en nada.

—¡Lo es! Imagínate que logre que alguno de ellos se enemiste mas con Michael. La verdad estoy comenzando a pensar que la única forma de ser libres es matándolo a él y a Richard Reiss. Podríamos aprovechar el poco tiempo de sorpresa para huir.

—Nadie se atrevería a hacerlo, Kenzie. No solo es deshacerte de él, tiene 3 hijos que por obligación deben vengar su muerte y seguir con el negocio.

Si mi padre era asesinado dependía de Will y de mi vengar su muerte, aunque estaba bastante segura que Michael lo haría, podían odiarse pero eran amigos y de una forma muy extraña solo confiaban entre ellos.

—Willa, es tan fácil manipular a estos hombres, solo debes susurrarles cosas que hagan que sus egos crezcan para que se sientan invencibles.

Me volví hacia Kenzie y en realidad la miré. Lucía feliz y relajada, demasiado relajada. Recordé lo que Dylan me había dicho la noche de la fiesta. Rocco había sacado a Kenzie de un lugar terrible y eso hacía que se sintiera demasiado cómoda aquí. Su falta de miedo la podía hacer imprudente y descuidada y yo no necesitaba eso alrededor de mi, tenía suficiente conmigo, dios sabía que ya era bastante imprudente pero no descuidada con lo que decía.

—Oh no, ¿por qué esa cara?

—Kenzie, no... no me gusta tu plan. Yo no quiero que matemos a Michael ni a... Richard —es mi padre después de todo, no lo mataría —No quiero ni pensarlo ¿Sabes lo que nos harían? Ni siquiera deberías estar hablando con esos hombres aun, debes conocerlos, tener con que chantajearlo en caso de que las cosas salgan mal.

Regla número uno de mamá: Conócelos. Me tomaba muy en serio mis reglas.

—Willa...

—Siempre hay alguien que cede al miedo y cuenta todo.

Los ojos de Kenzie se estrecharon. Noté el cambio en ella.

—Si, porque jugar con los hijos del hombre al que yo quiero asesinar es mejor. Si alguien va a ir a llorar con papá son ellos.

—Es diferente —me crucé de brazos.

Yo no andaba por ahí diciéndoles que estaba planeando matar a su padre ni enemistándolos contra él. Lo único que ellos sabían es que quería pagar mi deuda e irme. No quería escapar, quería ser liberada. Además, teníamos cierta relación... ¿familiar? Iug, eso era grotesco pero es que no se me ocurre otra manera de explicarlo. Lo que quiero decir es que todos vivíamos lo mismo, éramos deudores y no éramos chismosos.

Ella río y se levantó de la cama —Hablemos de Andrew. Supe que saliste con el de la fiesta.

—No es tu asunto.

—Lo es, estamos en esto juntas quieras o no. Ahora yo se demasiado sobre ti y tus ambiciones y tu de las mías. ¿Tuviste sexo con él?

¿Qué tenía eso que ver? No contesté, simplemente la miré y la dejé hacer sus suposiciones que sonaban mas como acusaciones.

—Lo hiciste. ¿Le dijiste que ahora trabajas conmigo?

—No, no soy idiota, probablemente me golpearía y a ti te mataría.

—¿Te gusta?

—Kenzie, no veo como estas preguntas son de importancia.

—¡Lo son! Si te gusta quien dice que ese sentimiento no va a evolucionar y al final me traicionaras.

¿Evolucionar? No tenía sentimientos por Andrew.

—Que me guste tener sexo con el no significa que tenga sentimientos involucrados. Yo jamás voy a sentir algo por Andrew, ni la mas mínima muestra de afecto por él ni por nadie de este asqueroso mundo.

—Eso dices ahora, pero créeme. La vida te sorprende y de un momento a otro te encuentras haciendo cosas que no quieres por las personas que te importan.

Juro que si ella se había enamorado ya de algún idiota de por aquí iba a jalarle el cabello hasta que se le pasara. Su enamoramiento no iba a conseguir que me mataran, no lo permitiría.

—Si bueno, de momento eres la única persona a la que le tengo cariño y por eso debes mantenerte fuera de problemas.

En el fondo sabía que si debía elegir siempre iba a ir yo primero. Ni mi hermano, ni ella, ni mi padre... nadie iba primero que yo. Sonaba egoísta pero tenía un objetivo y no tenía tiempo para jugar a la salvadora, casi arruiné todo cuando intenté hacerlo por Will. Pero si podía llevarla conmigo lo haría.

La mirada de Kenzie se suavizó y sonrió de verdad —Hagamos algo ¿de acuerdo? Tú tienes tu plan y yo tengo el mío. Que cada quien juegue a su modo, nos ayudamos con información, a pensar y al final, quien logre su meta, saca a la otra de aquí.

Me parecía bien, así ella no iba a interferir con mi, según ella, ridículo plan.

—Si logro encontrar una manera de salir de esto, prometo llevarte conmigo.

Y volvíamos con los abrazos. Kenzie me apretó bien fuerte —Yo prometo lo mismo, no me iré de aquí sin ti.

Las promesas son solo palabras, pastelito. Casi podía ver a Declan parado detrás de Kenzie diciéndomelo.

—Ven, vamos a sacarte de aquí.

—No puedo —me soltó y tomó mi mano. —Kenzie, de verdad no puedo salir.

—Shh, solo va a ser un poco, no es justo que debas quedarte todo el día.

Suspiré, sabía que no era justo pero así eran las cosas.

—Es Bea arruinando mas vidas. Es demasiado infantil.

Salimos de la habitación y fuimos hacia las escaleras.

—¿No crees que tenga algo que ver el hecho de que cuestas una fortuna?

—¿Qué?

—Willa, nosotras estamos fuera pero porque pagan por nuestros servicios pero tú, eres la manzana de oro, tu precio es de cien mil dólares. Nadie aquí vale tanto.

Bueno, tal vez eso era cierto. Entonces estaba feliz con quedarme en mi habitación. Miré por mi hombro para ver si no estaba Scar siguiéndome, se supone que debe saber donde estoy todo el tiempo.

Pasamos por la recepción. Kenzie me llevaba a la zona de la piscina. Hoy no había muchas gente alrededor, lo que me hacía estar mas tranquila.

—Ahí está, necesitabas un poco de sol, estas perdiendo tu lindo color.

Me reí. No estaba perdiendo color pero si era cierto que necesitaba sol, extrañaba sentir el calor natural recorrer mi cuerpo. Cerré mis ojos por unos momentos y disfruté de los rayos del sol dando directo en mi rostro. Por un momento me olvidé de donde estaba y con quienes estaba. No importaba que alrededor estuvieran dos señoras con dos chicos... espera. Abrí mis ojos y miré a las señoras. Ambas eran rubias y tenían el rostro con botox. Estaban sentadas en unas tumbonas y con ellas habían dos chicos en sus veintes con rostros finos y perfectos; esos que tienen piel de bebe, suave y limpia. Aquí había hombres trabajando ¿desde cuando?

—Ellos son Marlon y Oziel, las bellezas sexys de la casa.

No. Hice una mueca, eran demasiado... bonitos y perfectos. Recordé a Dylan, el era perfecto, guapo y un poco bonito pero eso se debía a su edad, por lo que sabía tenía diecinueve, pero mantenía esa parte masculina atractiva que hacía que tus piernas temblaran.

—Parecen niñas con cabello corto.

Y de verdad así lucían, sus rasgos eran tan perfectos que los comparé con los de un ángel. 

—¡Retráctate! —se burló —No todos los hombres pueden ser tan masculinos como Andrew Haas.

El hombre que me hacía perder la cabeza.

—O como Finn —Kenzie Suspiró —Ese si es un hombre.

Cualquier rastro de diversión que estaba sintiendo se esfumó con la mención de ese hombre.

—Solo debes verlo sin camisa y ¡Wow! Babeas sin parar.

—No gracias.

No era Finn con quien tenía el problema, era Declan. Lo odiaba, en verdad lo hacía. Fue el primero en tomar algo que no le pertenecía y que yo no quería dar a pesar de lo que mi cuerpo estuviera sintiendo.

—No es tan malo, en realidad él y Declan son muy divertidos.

¿Qué?

—Ellos no son divertidos —mi voz sonó tan dura y profunda como pretendí —Nadie aquí lo es.

Un par de minutos con Lenin la harían ver eso o tal vez una sesión con Declan enfadado. Era verdaderamente estúpido... a quien engaño, yo no soy mejor, ahí estoy con mi enamoramiento adolescente con Dylan que seguro no es mejor que nadie y esta cosa rara con Andrew. Estaba molesta, quería regresar a mi estúpida habitación.

—Willa, ellos no son tan malos, los he conocido por más tiempo que tú y...

—Olvidas...

—Yo no olvido nada. Por cierto, debemos dejar de interrumpirnos porque jamás nos entenderemos. —Puso sus manos en mis hombros y me miró directo a los ojos —No olvido lo que Declan te hizo pero si lo conocieras mejor verías que no es su único lado y que tal vez ellos son nuestro pasaje fuera de aquí.

Sabía que ellos podían ser un pasaje pero no considerándolos mis amigos, mas bien como objetos, medios necesarios para lograr mis propósitos.

—¿Por qué nunca podemos estar de acuerdo en nada?

—Porque eres muy testaruda, no aceptas que algunas cosas no son como tu piensas. Créeme cuando te digo que hay mas detrás de esos dos y si accedieras a confiar en ellos descubrirías muchas cosas. Si Andrew alias psicópata empedernido es digno de tu confianza, Declan y Finn deberían también.

—No.

—Muy tarde porque ellos están caminando hacia nosotras y tu vas a fingir que no los odias. Los necesito.

Maldita sea.

—¡Finn! Cariño, me tienes muy abandonada.

Vi todo el show de amor entre Finn y Kenzie. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y se besaron lenta y apasionadamente. Mi ceja se arqueó. Cambié mi peso de pie y esperé a que terminaran. Podía ser menor que Kenzie por 5 años pero aun así era mas madura y por lo visto mas inteligente.

Me negué a mirar a Declan.

—Parece que alguien está molesta.

No iba a responder.

—Vamos pastelito, no seguirás enojada por lo que pasó en nuestro último tiempo juntos ¿verdad?

Asco. Ellos seguían besándose.

—Estaba preocupado por ti.

¿Qué? Tuve que voltear a verlo porque su tono era demasiado sincero y esa era una ventana de vulnerabilidad.

—Desapareciste de un día al otro, nadie me decía donde estabas y un día cualquiera te veo casi muerta en brazos de la pequeña mierda Haas. No es alguien que quieras como amigo.

—¿Y tu si lo eres?

—Soy la persona por la que menos deberías preocuparte.

—Si bueno, eres la segunda persona que mas daño me ha hecho. Discúlpame si cada que te veo siento la necesidad se salir corriendo.

Como no veía que Kenzie y Finn fueran a terminar su festival de lenguas enredadas me di la vuelta y comencé a alejarme. No tenía nada que hacer ahí. Fue estúpido salir de mi habitación, sabía que Declan andaba alrededor.

—Ya sé que te lastimé pero tuve mis razones.

Me tomó del brazo y me hizo detenerme. Declan miró a su alrededor y cuando se dio cuenta de que no había nadie nos empujó al espacio debajo de las escaleras; justo frente a la fea puerta de Madera que daba a la guarida blanca de Rocco.

—¿Sabías que hay cámaras en las habitaciones?

Mis cejas se alzaron con sorpresa. Eso no me los esperaba y voy a decir que fue la sorpresa lo que hizo que no empujara lejos su cuerpo. Su pecho tocaba el mío y con enorme cuerpo me cubría de cualquier posible espectador .

—No... no lo sabía.

—Pues las hay, por lo que debo mantener mi actuación de hijo de puta todo el maldito tiempo cuando estoy dentro de una. Para tu mala suerte te tocó estar encerrada conmigo.

Pero si eso era cierto entonces ya todos sabían de su plan, las cosas que me dijo y todo sabrían del mío con Kenzie porque lo hablamos hacía solo unos minutos.

—Pero... pero...

No podía pensar en lo que el me decía. Estaba tan jodida, iba a morir, Kenzie iba a morir de la peor forma por decir que quería a Michael y a mi padre muerto.

—¿Pastelito?

—Yo dije cosas... y tu cosas.

Recargué mi cabeza sobre la pared y dejé de respirar. Estaba entrando en pánico. No era solo el miedo a morir, mi peor miedo era el como iba a morir o mejor dicho: ser asesinada.

—Hey —acunó mis mejillas y guió mi mirada a la suya —Las cámaras no tienen sonido, pueden vernos pero no escucharnos.

Eso no tenía sentido. Por qué Michael Haas con todos sus millones sucios tendría cámaras sin sonido, era ridículo.

—Explícate, pero te recuerdo que tu tiempo y el mío es limitado.

La comisura de sus labios se curvearon y bajó sus manos a mis hombros.

—No voy a negar que disfruté estar contigo. Así soy, Pastelito. Estoy jodido de la cabeza pero no era mi intención serlo contigo. En realidad estaba feliz, frustrado pero feliz con el hecho de que no me dejaran tocarte porque me mantenía dentro del límite pero luego me pidieron...

—Te dijeron. —corregí. Le dijeron que tenía el pase libre.

—No, me pidieron que te hiciera sufrir y yo... no puedo desobedecer, lo arruinaría todo.

—¿Quién te pidió que lo hicieras? —pregunté pero en el momento que lo hice lo supe. —Olvídalo, se que fue Bea.

—No le agradas. En fin, yo planeaba hacerlo mas fácil para ti pero me hiciste enojar y perdí el control.

—¡Eso es todo! ¿Perdiste el control?

—Como te dije, estoy jodido de la cabeza. Cuando pases siete años en el ejercito y cuatro años con los Haas comprenderás que algunos traumas y aficiones se crean en tu mente. Antes de entrar a este mundo ni siquiera te habría mirado, digo, te doblo la edad, literal.

—¿Tienes treinta?

Me golpeé mentalmente por esa estúpida pregunta. Sabía que andaba en sus treinta pero esa no era razón para estar haciendo esa clase de preguntas, no era el momento.

—Si —río un poco.

—No... no estuvo bien lo que hiciste, me lastimaste y no solo físicamente.

—Lo sé y lo siento si sirve de algo pero debo mantener mi fachada aquí dentro si quiero salir vivo, si me dicen que haga algo yo pregunto cómo al igual que tú.

Sin darme cuenta una lagrima se escapó de mi ojo derecho y se deslizó por mi mejilla. La mirada de Declan se inundó con arrepentimiento.

—Escucha, solo quiero que sepas que no soy tu enemigo, por el contrario, si me ayudas voy a sacarte, puedo hacerlo. Finn ha estado hablando con Kenzie sobre eso, la quiere abordo también pero yo no confío mucho en ella por lo que prefiero mantener nuestros asunto privados.

—Si claro, por que yo quiero cambiar de una prisión a otra. No soy Kenzie y no pienso como ella.

Ella podía estar bien con el hecho de seguir bajo el mando de un hombre pero yo no. Si me iba era para siempre de este mundo y sin nadie que me tuviera atada de ninguna forma. ¿Y qué pasa con Kenzie? Estaba haciendo planes sin mi e iba a conseguir que la mataran si no era mas discreta con sus pensamientos. No tenía duda alguna de que le había dicho a Finn sus deseos de matar a Michael y a mi padre. ¿Pero por qué? ¡Oh no! ella no podía romper la regla mas importante de todo esto. No te enamores.

—No, serás libre para irte a donde quieras.

Mis ojos se estrecharon. Esta era mi oportunidad, mi plan B se estaba resolviendo solo. Todavía no comenzaba y el ya estaba diciendo que me sacaría de aquí, pero no debía parecer tan fácil, en realidad no podía ser tan fácil. ¿Cómo es que Declan iba a lograr liberarme?

—¿Y si no te ayudo?

Encogió sus hombros —Igual voy a sacarte aquí —su rostro bajó al mío y su sonrisa se formó tan cerca de mis labios que sentí el movimiento —Por qué es lo correcto y también lo incorrecto, si eso tiene algún sentido.

No lo tenía pero una parte muy mala de mi lo comprendía. Mi boca se secó de repente, tuve que pasar mi lengua por mis labios para humedecerlos y el proceso toqué los suyos. Declan respiró con fuerza y bajo sus manos a las mías. ¿Por qué me sigo metiendo en situaciones que no puedo controlar?

Alguien aplaudió fuerte y lento. El cuerpo de Declan se tensó pero se recuperó con rapidez.

—Declan, ¿algún día me dirás porque siempre te metes con las cosas de Andrew?

Diablos, diablos, diablos. Scar.

Declan rió entre dientes y miró sobre su hombro. Sus manos ya estaban en mis caderas y aproximándose a mi trasero. Se notaba el cambio.

—No sabía que Pastelito perteneciera a una sola persona.

Idiota.

—No lo hace, pero da la casualidad que eres la única persona que no puede tocarla.

El sonido de un arma siento cargada se escuchó de un segundo a otro pero Declan no se apartó.

—Baja eso Miles, no vas a dispararme.

¿Miles? Contuve mi risa, no era el momento para burlas pero mas tarde le diría que le quedaba mejor Scar.

—Lo haré si no la sueltas. Mis instrucciones son: Nadie la toca hasta que Andrew no de el permiso y tu mi amigo, no lo tienes.

—¿Desde cuando trabajas para él? No te he visto alrededor.

Declan se giró pero aun así cubría mi cuerpo con el suyo. Incliné mi cabeza hacia un lado para poder ver la escena. Mi curiosidad podía mas que yo.

—Andrew me paga bien —admitió —Me pidió que mantuviera un perfil bajo por aquí y fue fácil hasta que el pastelito detrás de ti decidió salir de su habitación sin permiso.

Una mirada acusadora fue dirigida hacia mi y sin poder evitarlo el color recorrió mi cara. Me sentía como cuando mi madre me regañaba por escaparme pasar tiempo con Chad.

—Bueno, suerte para íi que no sea buena siguiendo las reglas.

Yo si seguía las reglas... a veces. Esto es culpa de Kenzie.

—Vamos Declan, no me hagas dispararte. Muévete.

—Baja el arma y lo haré, no quiero que por accidente la lastimes.

Unos momentos pasaron hasta que Scar/Miles bajó el arma y la guardó. Con un suspiro, arqueó sus cejas esperando que ahora Declan cumpliera con su parte.

—Debes tener cuidado con quienes te relacionas. —advirtió Declan a Scar.

—Lo mismo digo. Pastelito, ven aquí.

No había tiempo para dudas y miedo. Su tono no dejaba espació para la desobediencia. Salí de detrás de Declan y caminé hacia él lentamente. Tal vez si no lo molestaba más el guardaría el secreto de haberme visto con Declan. Mi estomago se apretaba al pensar lo que Andrew me haría si supiera que le oculté mi relación con él. Debía mantener mis asuntos con cada uno lejos del otro.

—Yo estoy del lado ganador, Scar.

Al instante, Scar me tomó del brazo y comenzó a llevarnos lejos.

—¿Vas a decírselo?

Scar no se detuvo pero si le contestó —¿Importa?

—Quiero saber si estaré recibiendo la visita de Andrew durante las próximas horas.

Subimos las escaleras y desde el borde Scar contestó.

—Serían minutos, Declan. El estaría aquí en menos de una hora y pondría una bala en tu cabeza. Deja de intentar llevarlo al borde. Estos días no hace mucho caso a su padre. —Suspiró —No se lo diré por esta vez porque te considero mi amigo pero no tientes tu suerte.  

¿Amigos? ¡Oh chico! Aquí había un buen secreto que tal vez un día me podía servir con Andrew. Tiene trabajando para el a un amigo del hombre al que odia. Si era buena en esto de conseguir información. Siguiente objetivo: Descubrir mas sobre Scar y Declan.

Le di una última y pequeña sonrisa a Declan, haciéndole saber que estaba perdonado. El rencor no me iba a traer nada bueno. Cuando fuera libre lo odiaría todo lo que quisiera. 

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